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DESMANTELANDO EL SISTEMA / A LOS BUSCADORES DE LA VERDAD
EL RELOJ GALÁCTICO (3º parte – Matriz Espacio‐Tiempo)
La Gran Mente Universal se manifiesta con sus RESPIRACIONES que consisten en la
polarización de lo que es llamado PARTIKI, hacia PARTIKA o antipartículas y PARTICUM
o partículas.
El Partika son emanaciones tonales proyectadas desde una fuente central como un
pulso de expansión y forman las transmisiones eléctricas de base sobre las cuales el
Universo está perpetuamente alimentado de energía en la forma de impulso eléctrico.
El Particum es también un impulso tonal de la fuente pero lleva un pulso de contracción a
través del cual la energía del Partika es devuelta a la fuente aproximadamente a la mitad
de la velocidad que es proyectada hacia afuera por el Partika.
El proceso de expansión de la energía desde el punto central del campo de origen es la tasa
de oscilación. El proceso de contracción de la energía de vuelta hacia su punto central de
origen es la tasa de vibración.
La combinación de ambos, el patrón de vibración (contracción) y la oscilación (expansión),
es lo que determina el índice de frecuencia de toda la energía y de todas las cosas.
Estos conceptos hay que tenerlos claros.
Ese proceso combinado es un código matemático bidimensional de base‐12 que gira
continuamente en sus frecuencias eléctricas en el sentido de las agujas del reloj y en sus
frecuencias magnéticas en sentido contrario a las agujas del reloj, dentro de la esfera de
rotación.
Este proceso se irradia en paralelo con un campo de frecuencias electromagnéticas que se
hacen girar de la misma manera, pero en un campo de realidad antipartícula paralelo.
De aquí deriva la dualidad partícula/antipartícula.
Como se manifiesta en el kybalion:
“Todo es dual, todo tiene dos polos, todo tiene su par de opuestos, los semejantes y los
antagónicos son lo mismo, los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en
grado….”.
Aquí tenemos una clara explicación de la dualidad partícula/antipartícula. Pero hablamos
de materia, no de anti‐materia.
Hagamos una aclaración:
El plano físico (materia) consta de 12 dimensiones, cada una de ellas con 12 sub‐
frecuencias, lo que supone 144 planos frecuenciales.
La materia, por lo tanto, forma parte de las 12 dimensiones del plano físico, con diferentes
niveles de densidad.
Las dimensiones 1‐2‐3 configuran materia bruta (Carbono).
Las dimensiones 4‐5‐6 configuran materia semietérica (Carbono y Silicio).
Las dimensiones 7‐8‐9 configuran materia etérica (Silicio).
Las dimensiones 10‐11‐12 configuran la premateria (Luz líquida).
Dentro de este plano físico dimensional, como voy a explicar en este artículo, todo campo
de manifestación de partículas tiene su paralelo de antipartículas.
Esto configura la plantilla física basada en materia, pero esta creación virtual se base en
dos planos diferenciados: por un lado el plano físico con sus 12 dimensiones y por otra el
plano astral.
Dicho plano astral está configurado de anti‐materia. Ambas plantillas (materia y
antimateria) se conectan a través de las dimensiones 12 y 13, respectivamente.
Los campos Merkaba es un conjunto de campos electromagnéticos en contra‐rotación que
rodean y están dentro de todo lo que vemos. Desde una brizna de hierba hasta el cuerpo
humano, desde un lápiz a un planeta, todo en lo físico tiene un Merkaba.
En la Estrella de David vemos dos triángulos, uno vertical y otro invertido, superpuestos
uno sobre el otro. El triángulo con el punto en la parte superior se compone de una espiral
eléctrica antipartículas, en rotación en sentido de las agujas del reloj, se considera una
espiral de energía masculina.
El triángulo con el punto en la parte inferior se compone de una espiral magnética de
partículas, en rotación en sentido contrario a las agujas del reloj, se considera una espiral
de energía femenina.
La conjunción de ambas espirales crea una manifestación dual. En el caso de la Tierra, la
Tierra de partículas (en la que estamos), y su doble‐dual antipartículas.
Estas plantillas se expresan mediante lo que se ha denominado la Divina Trinidad de carga
positiva, negativa y neutra, o lo que podríamos percibir como masculino, negativo y unión.
La forma en que la energía circula a lo largo de toda esta creación opera como
encendiendo y apagando sus bloques, piezas o cimientos desde:
hacia lo,
*magnético / negativo / femenino / dirección en sentido contrario del reloj / contracción /
desmanifestación / baja espiral del merkaba.
El juego de estas fuerzas es literalmente lo que nos hace marcar el tic‐tac y el movimiento
en la realidad virtual.
La estructura que genera la matriz de espacio‐tiempo de la Tierra es un ICOSAEDRO.
Este sólido platónico gira sobre su eje vertical de simetría, al mismo tiempo que sigue un
ligero movimiento cíclico de traslación y experimenta una cierta pulsación.
Geometricamente tiene unos límites esferoidales. Tanto las zonas ecuatoriales como las
correspondientes a los polos (áreas donde la superficie pasa del interior al exterior y
viceversa, experimentando al hacerlo una vuelta del revés), tienen contacto con el
esferoide. Esto tendrá su importancia más adelante en otros artículos de esta serie sobre
el reloj galáctico.
Esta estructura tiene una doble presentación formal, girando hacia la derecha y hacia la
izquierda. Así, por un lado la partícula puede considerarse positiva al ser fuente de donde
la energía surge y por otro lado negativa en tanto dicha energía desaparece por ella.
Esta estructura genera un dual (icosaedro‐dodecaedro). Hay que tener en cuenta que los
cinco poliedros regulares están interrelacionados entre sí, formando una red o matriz
dentro de la cual se puede pasar de un poliedro a otro.
En el caso del icosaedro‐dodecaedro (Tierra partículas / Tierra antipartículas), la
prolongación de las aristas del icosaedro da origen al dodecaedro.
Una vez obtenido el dodecaedro a partir del icosaedro se puede repetir la operación de
prolongar sus aristas de forma que ahora el resultado es el icosaedro mayor. Son poliedros
duales.
El dual del Tetraedro es otro Tetraedro.
El dual del Cubo es un Octaedro.
El dual del Icosaedro es el Dodecaedro.
Vamos a analizar el símbolo PHI.
Fijaos en su forma de dos medias esferas divididas por una sección central. Esto significa
que un planeta tendrá un lado opuesto o paralelo el cual puede estar habitado. Es creado
simultáneamente como parte de una onda oscilante de energía en la cual una mitad de la
onda crea, digamos, la Tierra y el lado opuesto de la onda crea la Tierra paralela.
El lado de partícula (nuestra holografía) tiene la característica de lo magnético, y por ello
la energía femenina, por otro lado, el lado de antipartículas (la holografía de la Tierra
paralela) tiene la energía eléctrica y masculina.
Nuestra partícula Tierra puede tener partículas y antipartículas, y similarmente la Tierra
antipartícula puede tener partículas y antipartículas.
En términos simples se puede afirmar que la polaridad de la población masculina /
femenina existe dentro de cada uno de los planetas. Es decir, sobre, digamos la Tierra
antipartícula, están la masculina y la femenina, pero la polaridad corre sobre la polaridad
más básica de la holografía.
Así el aspecto más básico de la Tierra antipartícula (eléctrico / masculino) o Tierra de
partícula (magnético / femenino) se impone sobre la población.
Existe una matriz de tiempo en el centro entre ambas Tierras. Esto configura el Mundo
Interno o Interior.
Ellos (los mundos internos) reciben la energía primero y luego polarizan (más allá) en
nuestra matriz y la matriz paralela.
El nexo de unión entre ambas Tierras es el Mundo Interno.
Pero no debemos de olvidar que todo son holografías.
Debemos tener en cuenta que hay polaridades dentro de polaridades. Imaginemos un
subibaja, un tablón en un punto de apoyo con la persona A en un extremo y la persona B
en el otro. Cuando uno sube, el otro baja….son como opuestos, una analogía de partículas /
antipartículas, nuestra Tierra / Tierra paralela, nuestra matriz / matriz paralela…etc
Este subibaja ilustra una polaridad, el punto de apoyo es el punto central y en efecto, la
unidad de los opuestos que contiene la polaridad unificada a ese nivel.
Como un breve resumen de lo que significa esta analogía del subibaja, imaginemos que
estamos en la Tierra de partícula y a un lado de la tabla del sube y baja tenemos la Tierra
antipartículas. En el centro, donde está el punto de apoyo, tenemos a la Tierra Interior o
Tierra Media. Es evidente que esta no tiene la polaridad que tiene nuestra Tierra y la
paralela en el otro lado. Así, para eliminar esta polaridad, hay que ascender a la Tierra
Media o Interna. Pero, por supuesto, sabemos que este balancín, o subibaja, está en el
extremo de uno más grande.
La Tierra Interna, por lo tanto, tiene una polaridad a este nivel. Una vez más, se asciende al
“punto de apoyo” de este sube y baja y se elimina esta segunda polaridad, que a su vez se
convierte en parte de la polaridad de orden superior, y así sucesivamente.
Vamos a ver cómo se ejecuta la holografía dual.
Imaginemos la esfera en su totalidad en 3D, desde esta perspectiva la esfera es realmente
una esfera, viendo sus tres dimensiones de forma simultánea, su diámetro, un círculo de “x
grados” y una dimensión, será percibido como una media esfera de 2D, cuya cara plana
podrá estar formada, según la geometría euclidiana por 360 grados que representan su
circunferencia.
Si de cada grado parte una línea, supuestamente recta en 1D, éstas concluirán en un punto
0º en la cara opuesta de la media esfera en 2D. De esta manera tenemos 360 partes de
una media esfera, que mirada desde 4D serían 360 partes de una esfera en 3D, 360
grados de arco.
El movimiento de esos 360 grados desde nuestro punto de observación (360 círculos)
sería percibido como tiempo.
El llamado tiempo 13:20 es el basado en los ritmos del planeta Tierra y su satélite la Luna.
Como el común denominador es el tiempo, y éste indefectiblemente forma parte de
nuestra existencia, tomaremos como constante el año lunar y su ciclo de 28 días.
Si tomamos las 360 partes del círculo 2D y lo dividimos por los 28 días lunares, nos dará:
360÷28=12,85714285714286,
intervalo en el que se respetan las tríadas de la secuencia de las octavas en 3D (142857)
pero en distinto orden, siendo los decimales la secuencia, y el entero, en este caso, las
notas de la dodecava.
Este proceso se repite en la otra semiesfera, dando una imagen fantasma de otras 12 notas
o imagen paralela, de esta forma tenemos una octava de 24 notas o dos dodecavas
trabajando en tándem, una para un lado del péndulo, y otra para otro, dando sustento a la
dualidad de los opuestos de esta realidad.
Estas holografías se encuentran separadas por una serie de zonas de vacío que funcionan
como sellos que mantienen los campos morfogenéticos y las partículas y antipartículas de
cada holografía separadas unas de otras.
Cada uno de los campos de partículas y de realidad antipartículas se hacen girar a razón de
45 grados en un campo de realidad vertical. Otro conjunto de partículas giran juntos para
crean el campo de realidad horizontal. Juntos crean 180 grados de campo de la realidad.
Ese campo de la realidad entonces se divide en campos de más rápido movimiento
creando campos de radiación de plasma, gamma, rayos x, luz invisible, luz visible, luz
infrarroja….en una esfera de luz de 360 grados. Todo basado en esferas de luz que giran
con una relación perfecta para crear capas de ángulos de 45 grados de rotación.
Como forma manifiesta las partículas de luz y de sonido se cristalizan en ondas fijas
multidimensionales reteniendo frecuencias (planos holográficos).
La plantilla de manifestación principal de la estructura holográfica se encuentra en la 12ª
dimensión y se compone de vórtices organizados de ondas de luz‐sonido multidimensional
líquidos. El movimiento de esta plantilla implica muchos niveles de activación, integración
y actualización o fusión de la energía cambiando conscientemente el estado de la materia.
A nivel matemático los números 124875 forman la estructura física, mientras que la
oscilación entre el 36 muestra la dimensión tiempo, que es un campo magnético
tridimensional.
El circuito 3‐9‐6 se produce con el número 9 como control. De hecho el YinYang no es una
dualidad, sino un trinario. Esto se debe a que los números 36 representan a cada lado del
YinYang y el 9 es la “S” entre ellos.
El número nueve es la energía que se manifiesta en cada evento singular en nuestro
mundo físico de creación. Es único porque es el centro focal, ya que es el único número que
se identifica con el eje vertical o punto de emanación. Es la singularidad o el Punto
Primordial de la Unidad. El número nueve se alinea con el centro del símbolo del infinito.
La simetría bilateral del sistema decimal resulta en pares de números polares que tienen
paridad por ser espejos perfectos el uno del otro. Los números espejo creadores de
SIMETRÍAS son el 1‐8, el 2‐7, el 4‐5 y el 3‐6. El número 9 siempre lleva a sí mismo, es la
línea recta en una realidad que se curva. En otras palabras los números tienen simetría
bilateral o de espejo y se alinean en capas estratificadas de planos horizontales.
El eje 9 crea el circuito de duplicación y es a través de este punto donde la materia
converge y se separa o se expande. Así, los números de pares polares son espejos entre sí,
ambos fluyendo en direcciones opuestas desde el eje central. Hay una simetría perfecta
envuelta alrededor de un único punto en espiral en la forma en que los pétalos están
envueltos en una rosa, o en la espiral de una concha nautilus.
Existen unas emanaciones lineales de cuasi‐masa / energía, que se desplazan en línea
recta desde el centro de la masa hacia el exterior. Esta rarefacción se extiende sobre la piel
del toroide diseñando circuitos de duplicación y vórtices anidados. Estas emanaciones son
responsables de toda forma y movimiento. Son la fuente de todos los campos magnéticos.
Toda la masa se curva alrededor de estas emanaciones e imparten el giro a los electrones,
al igual que determinan las propiedades angulares de la estructura molecular y física.
Estas emanaciones provienen del número 9.
Lo interesante de todo este circuito toroidal es que cada distancia individual cubierta tiene
un predeterminado "horizonte de sucesos", es decir, un ciclo de vida completo. Y al final
de cada horizonte de sucesos, la energía natural vuelve a su extremo opuesto de su vida
útil, al igual que una piedra lanzada en el aire llega al punto en que la energía que se gasta
para tirar hacia arriba se agota y en ese momento, se convierte de nuevo en dirección
opuesta para regresar de donde vino y completar su ciclo.
Vamos a poner como ejemplo al planeta de partículas en el que nos encontramos como
Tierra (A), y a su paralelo antipartículas como Tierra (B).
Cuando se produce una salida de ciclo se efectúa un cambio de roles de la Tierra de
partículas (A), que es un Icosaedro, con su paralelo Tierra antipartículas (B), que es un
Dodecaedro.
Esto significa que mediante reversiones electromagnéticas y el desplazamiento de la
rotación angular del espín de las partículas, ambas Tierras (A‐B) se intercambian.
Cuando la materia de la Tierra está en el ciclo de antipartícula, cualquiera de las
creaciones físicas, como edificios… se componen de antipartículas. Esto es lo mismo para
la Tierra paralela antipartícula cuando entra en el ciclo de partículas en el cual todas las
creaciones físicas estarían compuestas de materia de partículas.
De este modo, cuando la Tierra de partículas se mueve de nuevo al ciclo de antipartículas
algunos restos / evidencias de un planeta permanecerán en la base física del otro planeta.
Solo podemos descubrir totalmente los restos de la civilización, cuando la Tierra, sea la A o
la B, regresen de nuevo al ciclo anterior (partícula/antipartícula) en la cual las creaciones
físicas fueran originalmente creados.
Continúa en la 4ª parte.