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Cada vez más organizaciones lo tienen claro: el trabajador optimista rinde más. Los
empleados felices permanecen el doble de tiempo en sus tareas, tienen un 65% más de
energía y su vinculación a la empresa es mayor, según un estudio del IOpener Institute
de Oxford. Por eso aumentan las empresas que deciden medir su felicidad. Una
tendencia incipiente –son una minoría todavía las compañías que invierten en ello-,
pero que poco a poco va calando en la conciencia de las corporaciones.
“Las empresas empiezan a darse cuenta que tienen que cambiar totalmente de
hábitos”, declara Rafael Peiró, gerente de Créetelo, consultora que enseña a líderes y
empleados a mejorar el compromiso con la empresa, la cohesión, el trabajo en equipo,
la empatía y el buen humor –“que nada tiene que ver con la juerga y el cachondeo”,
matiza Peiró-.“Es rentable y productivo”, sentencia.
“Son técnicas muy sencillas de aplicar que no cuestan dinero y aportan mucha
rentabilidad”, sostiene Peiró, que fundó la compañía, con sede en la localidad
valenciana de Alboraya, hace cuatro años. Desde entonces una docena de empresas
han parado la producción con el objetivo de aprender nuevas habilidades que les
ayuden a tener una plantilla motivada.
“Un trabajador feliz es amable, sabe trabajar en equipo y antepone los intereses de los
compañeros a los suyos”
RAFAEL PEIRÓ
Gerente de la consultora Créetelo
Trabajos saludables
Un referente en este sentido es el equipo Wont, dirigido por Marisa Salanova, en la
Universidad Jaume I que combina la investigación y el desarrollo de novedosos
protocolos para implementar intervenciones que ayuden a crear organizaciones
“saludable y resilientes”. Belén Varela, que también es profesora de la Universidad de
A Coruña, aclara que los estudios científicos sobre esta cuestión, más allá de centrarse
en emociones y estados de ánimo, analizan sobre todo la forma de afrontar la vida en
general de cada miembro de una organización.
“¿Cuánto tiempo pierdes yendo al trabajo cada día? Sería más productivo dedicarlo a
trabajar”
MANUEL ALBARRÁN
Director de Desarrollo de Dinsa
“Conozco muchas empresas que trabajan muy bien la motivación”, asegura Varela. La
autora del libro La Rebelión de las Moscas (Ediciones B) pone como ejemplo
a Cyberclick Group, la mejor empresa para trabajar en España, según el prestigioso
galardón Best Workplace España en su edición de 2014. La compañía, especializada en
la optimización de campañas de marketing y publicidad digital, valora sobre todo la
actitud personal y los valores del trabajador por encima del currículum.
Empresas flexibles
Un común denominador en muchas de estas corporaciones es la flexibilidad de
horarios ya que el objetivo no es trabajar unas determinadas horas sino conseguir
determinadas metas. Así es como funciona, por ejemplo, la mitad de la plantilla de
Dinsa, que recientemente ha lanzado al mercado un escritorio virtual, Libework, desde
el que acceder a aplicaciones y recursos de forma segura desde cualquier lugar.
“Tenemos un puesto de trabajo móvil, más que un puesto fijo”, comenta el director de
Desarrollo de la compañía, Manuel Albarrán.
La empresa, fundada en 1977 y afincada en Madrid, decidió hace cinco años ser
congruente con el tipo de productos que estaba vendiendo y ofrecer a perfiles
administrativos, desarrolladores y directores de área la posibilidad de trabajar fuera de
la oficina. Según Albarrán, esto ha tenido una repercusión positiva en la cuenta de
resultados de la compañía y también en la calidad de vida de la plantilla ya que les ha
permitido, asegura, conciliar mejor su vida familiar y laboral.
- La confianza en los propios recursos para hacer frente a los desafíos, que se obtiene
principalmente a través del conocimiento y el reconocimiento de las fortalezas y
capacidades de cada persona y de la propia organización en su conjunto.
- El buen empresario respeta a sus trabajadores, los escucha y los valora. Es jovial y
amable.
- Sonreír y saludar al equipo. Hay directivos que no se dan cuenta del estado de ánimo
con el que entran a la empresa –no saludan ni sonríen-, lo que genera en algunas
personas un clima de desasosiego.
“A menudo las empresas que intentan amplificar la iniciativa castigan el error sin darse
cuenta de que equivocarse forma parte de ella”
JUAN PEDRO SÁNCHEZ
Experto en Psicología del Trabajo
- Un jefe que cree buen ambiente debe aprender a felicitar, algo que no es habitual ya
que se suelen resaltar más las cosas malhechas, e intentar solucionar los errores en
equipo y no centrar la culpa en una sola persona.
- Celebrar los hitos de un proyecto, también las metas intermedias, por ejemplo, yendo
a la cafetería de la empresa e invitar a merendar al equipo, organizar una comida o
simplemente dedicar diez minutos a comunicar el éxito y disfrutarlo en equipo.
- Al corregir un error, el líder debe explicitar lo que quiere corregir, pero también cómo
quiere que se haga porque muchas veces se suele señalar el error sin explicitar qué es
lo que se espera del empleado.
Sin embargo, según los expertos, el positivismo laboral también es sensible a los
factores ambientales y a los cambios en el estilo de dirección.
“Las empresas no son conscientes del impacto que tienen sus políticas, sus prácticas o
sus estilos de dirección en el ambiente laboral”
BELÉN VARELA
Especialista en Organizaciones positivas
El principal error que impide que los trabajadores se sientan felices en sus puestos de
trabajo es el estilo directivo. Según ha podido comprobar Varela a lo largo de su
experiencia en el asesoramiento a organizaciones, aspectos como la falta de
reconocimiento, la presión excesiva o, incluso, la dejadez o la sobreprotección pueden
mermar el ánimo de cualquier persona.
Sobrevivir al ‘trepa’
Otra de las cosas que a menudo enrarece el ambiente laboral es la presencia del
empleado que no duda en hacer la zancadilla a un compañero para desprestigiar su
trabajo o colgarse las medallas de los logros del equipo. Los especialistas en
organizaciones optimistas aconsejan alejarse de relaciones negativas o poner el foco
en personas o cosas que muestren qué hacemos y qué somos capaces de hacer.
Si bien todas las empresas son susceptibles de poder aplicar estos principios y técnicas,
siempre puede haber una oveja negra en la plantilla, tal como recuerda la especialista
en organizaciones positivas Belen Varela: “El optimismo no es una varita mágica, no
podemos hacer desaparecer al trepa ni cualquier otra circunstancia adversa”. Pero de
lo que algo están seguros los expertos es que con buena cara, el trabajo sale mucho
mejor.