Sunteți pe pagina 1din 3

Iglesia y Ministerio


Cómo era Jesús por


Publius Lentullus y
Poncio Pilato
Por admin, 29 abril, 2014

El aspecto físico de cómo era Jesús por Publius Lentullus y Poncio Pilato en el
tiempo del Imperio Romano, nos trae una referencia válida por lo antiguo de los
escritos.
Según Publius Lentullus

“Apareció en estos nuestros días un hombre, de la nación judía, de gran virtud,


llamado Yeshua [Jesús], que aún vive entre nosotros, y que entre los gentiles lo aceptan
como un profeta de la verdad, pero lo llaman el Hijo de Dios sus propios discípulos, Él
cura toda clase de enfermedades y resucita a los muertos.
Un hombre algo alto y atractivo, con un porte de reverencia, y los que lo observan pueden
(inducirles) tanto el amor y al miedo, con el pelo de (el color de) la castaña, madura por
completo, (teniéndolo) despejado para sus oídos, de donde baja más orientado y
enredado y vacilante sobre sus hombros.
En medio de su cabeza hay una costura o una partición en su cabello, a la manera de los
nazarenos. Su frente es clara y muy delicada, su rostro sin mancha ni arruga,
embellecidos con un rojo precioso; su nariz y boca es bien formada y nada puede ser
reprendido; Su barba espesa, de color como su pelo, no muy larga, pero en forma de
horquilla, Su mirada madura e inocente: Sus ojos son grises claros, rápidos en la
hipocresía reprobar, terrible al amonestar, justo y cortés al hablar; agradable en la
conversación, mezclada con la gravedad.
No se puede olvidar que alguno le ha visto reír, pero muchos le han visto llorar. La
proporción del cuerpo, es excelente; Sus manos y brazos delicados para la vista. Al
hablar, muy templado, modesto y sabio. Un hombre, por su singular belleza, superando a
los hijos de los hombres”
Cómo era Jesús por Publius Lentullus y Poncio Pilato según la carta de este último a
Tiberio César
Esto es una reimpresión de una carta de Poncio Pilato a Tiberio César donde describe la
apariencia física de Jesús. Las copias están en la Biblioteca del Congreso en Washington,
DC. Y el original se encontraría en la Biblioteca Vaticana en Roma.
“A Tiberio César:

Un joven apareció en Galilea predicando con humilde unción, una nueva ley en el nombre
del Dios que lo había enviado. Al principio estaba un poco aprensivo que su propuest era
para despertar al pueblo contra los romanos, pero mis temores pronto se disiparon. Jesús
de Nazaret habló más bien como un amigo de los romanos que de los judíos. Un día
observé en medio de un grupo de personas a un joven que estaba apoyado contra un
árbol, frente a la multitud con calma.
Me dijeron que era Jesús. (Con) Esto podría haber sospechado la gran diferencia entre él
y los que le escuchaban. Su pelo era de color dorado y la barba tenía apariencia de un
aspecto celestial. Parecía tener unos 30 años de edad. Nunca he visto un rostro más
dulce o más sereno. ¡Qué contraste entre Él y Sus portadores con sus barbas negras y
complexiones aleonadas!
No dispuesto a interrumpirle con mi presencia, continué mi paseo pero diciéndole a
mi secretario que se una al grupo y escuche. Más tarde, mi secretario me informó que
nunca había visto en las obras de todos los filósofos algo que en comparación con las
enseñanzas de Jesús.
Él me dijo que Jesús no era ni sedicioso ni rebelde, así que extendió a Él nuestra
protección. Él estaba en libertad de actuar, de hablar, de reunirse y hacer frente a la
gente. Esta ilimitada libertad fue una provocación a los Judíos – no los pobres, pero a
poderosos y ricos.
Posteriormente, escribí a Jesús pidiéndole tener una entrevista en el pretorio. Él vino.
Cuando hizo su aparición el Nazareno estaba teniendo mi paseo por la mañana y como
yo lo enfrenté mis pies parecían sujetos con una mano de hierro sobre el pavimento de
mármol y yo temblaba de pies a cabeza como un culpable… a pesar de que estaba en
calma. Desde hace algún tiempo me quedé admirando de este extraordinario hombre. No
había nada en él que estaba rechazando, ni en su carácter, sin embargo, me sentí
sobrecogido en su presencia.
Le dije que había una simplicidad magnética sobre él y su personalidad que lo elevó
muy por encima de los filósofos y maestros de su época.
Ahora, Noble Soberano, estos son los hechos acerca de Jesús de Nazaret y he tomado el
tiempo de escribir en detalle sobre estas cuestiones. Yo digo que un hombre que podía
convertir el agua en vino, cambiar la muerte a la vida, la enfermedad en la salud; calmar
los mares tormentosos, no es culpable de ningún delito y, como otros han dicho, debemos
estar de acuerdo – realmente éste es el Hijo de Dios.
Tu siervo más obediente,

Poncio Pilato

S-ar putea să vă placă și