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El aspecto físico de cómo era Jesús por Publius Lentullus y Poncio Pilato en el
tiempo del Imperio Romano, nos trae una referencia válida por lo antiguo de los
escritos.
Según Publius Lentullus
Un joven apareció en Galilea predicando con humilde unción, una nueva ley en el nombre
del Dios que lo había enviado. Al principio estaba un poco aprensivo que su propuest era
para despertar al pueblo contra los romanos, pero mis temores pronto se disiparon. Jesús
de Nazaret habló más bien como un amigo de los romanos que de los judíos. Un día
observé en medio de un grupo de personas a un joven que estaba apoyado contra un
árbol, frente a la multitud con calma.
Me dijeron que era Jesús. (Con) Esto podría haber sospechado la gran diferencia entre él
y los que le escuchaban. Su pelo era de color dorado y la barba tenía apariencia de un
aspecto celestial. Parecía tener unos 30 años de edad. Nunca he visto un rostro más
dulce o más sereno. ¡Qué contraste entre Él y Sus portadores con sus barbas negras y
complexiones aleonadas!
No dispuesto a interrumpirle con mi presencia, continué mi paseo pero diciéndole a
mi secretario que se una al grupo y escuche. Más tarde, mi secretario me informó que
nunca había visto en las obras de todos los filósofos algo que en comparación con las
enseñanzas de Jesús.
Él me dijo que Jesús no era ni sedicioso ni rebelde, así que extendió a Él nuestra
protección. Él estaba en libertad de actuar, de hablar, de reunirse y hacer frente a la
gente. Esta ilimitada libertad fue una provocación a los Judíos – no los pobres, pero a
poderosos y ricos.
Posteriormente, escribí a Jesús pidiéndole tener una entrevista en el pretorio. Él vino.
Cuando hizo su aparición el Nazareno estaba teniendo mi paseo por la mañana y como
yo lo enfrenté mis pies parecían sujetos con una mano de hierro sobre el pavimento de
mármol y yo temblaba de pies a cabeza como un culpable… a pesar de que estaba en
calma. Desde hace algún tiempo me quedé admirando de este extraordinario hombre. No
había nada en él que estaba rechazando, ni en su carácter, sin embargo, me sentí
sobrecogido en su presencia.
Le dije que había una simplicidad magnética sobre él y su personalidad que lo elevó
muy por encima de los filósofos y maestros de su época.
Ahora, Noble Soberano, estos son los hechos acerca de Jesús de Nazaret y he tomado el
tiempo de escribir en detalle sobre estas cuestiones. Yo digo que un hombre que podía
convertir el agua en vino, cambiar la muerte a la vida, la enfermedad en la salud; calmar
los mares tormentosos, no es culpable de ningún delito y, como otros han dicho, debemos
estar de acuerdo – realmente éste es el Hijo de Dios.
Tu siervo más obediente,
Poncio Pilato