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DIFICULTADES DE APRENDIZAJE
INTEGRANTES: Jonathan
INTRODUCCION
Antes de seguir, vale recordar como escenario existencial que circunda las
evaluaciones psicológicas, que todo proceso de medición deja huellas
transcendentales en la vida de las personas. Puede resultar en consecuencias
nefastas, la utilización incorrecta de los test en el destino de las personas evaluadas.
Por ejemplo: un Psico diagnóstico que no refleje su problemática, el no ingreso a un
colegio, la mala escogencia de una carrera, la imposibilidad de conseguir un empleo,
desarrollo dentro de una organización, etc.
Tal vez este sea el momento adecuado para recordar que fuera del contexto clínico, el
social y algunos contextos educativos, las evaluaciones obedecen básicamente a
escenarios capitalistas donde hay mayor oferta que demanda y surge la necesidad de
seleccionar y filtrar las oportunidades. La medición psicológica entonces, favorecerá
que tales procesos sean realizados de manera transparente, con ausencia de
favoritismos, fundamentados en cualidades y conocimientos, proporcionando una
recopilación objetiva de información, una comunicación más eficiente y detallada de
resultados, promoviendo mayor agilidad y equidad en la toma de decisiones.
Finalmente, la medición psicológica organizacional, ofrece una excelente relación
costo/beneficio. La economía en tiempo y dinero es significativa para la cantidad y
profundidad del material recopilado.
Lo obvio de sus beneficios, no quita la gran cantidad de controversia que genera y que
intentaremos enunciar a continuación y que paralelamente sugiera un comportamiento
profesional que no amenice.
La validez es la utilidad que un test tiene para medir una variable que
necesitamosconocer, siempre y cuando la prueba mida lo que dice medir y no otra
cosa. “Indudablemente, la pregunta más importante que se debe hacersobre cualquier
test psicológico se refiere a su validez, es decir, el grado en queaquel mide realmente
lo que pretende medir” (Anastasi, 1980).
Si bien hoy día podemos encontrar un buen material para cada variable que se quiera
evaluar, se hace un llamado de atención a la necesidad obsesiva de someter a los
sujetos a demasiadas herramientas y a descalificar el valor evaluativo y diagnostico de
una entrevista profunda, de un análisis de discurso, del lenguaje no verbal u otras
herramientas menos estructuradas que también pueden generar información
importante en un proceso.
Como afirma Anastasi, (1980), “el puntaje que una persona obtiene en los tests
psicológicos puede predecir aproximadamente cuál será su conducta en ciertas
situaciones de la vida real”. Por lo tanto, el profesional deberá acudir, a otra serie de
herramientas en pro de tener una visión más global del sujeto evaluado, que permita
validaciones internas de la información recopilada y apelar a la validez de las
herramientas escogidas con gran criterio y rigor.
Otro tipo de dificultad relacionada con los errores en los procesos de evaluación
psicológica está más relacionada con el profesional que con sus herramientas. Por
ejemplo, la mala escogencia de la herramienta, la mala aplicación, la mala
interpretación y la mala integración de los instrumentos utilizados, tales el caso de la
pretensión de validar resultados de una prueba psicométrica con una proyectiva, hecho
epistemológicamente imposible. Desconocer que la entrevista es técnica blanda y
dejarse seducir por la inteligencia verbal y la personalidad seductora de un candidato,
descalificando los resultados de los test.
Otro factor que facilita el error en procesos de medición tiene que ver con la presión del
propio psicólogo para dar resultados, que lo apremia a tener candidatos aptos en pro
de llenar las vacantes en los tiempos requeridos. Siendo así, realiza procesos donde ve
lo que quisiera ver, y descalifica señales importantes que afectarían los resultados
positivos.
En segundo lugar, ¿cómo definir un objeto y tener la claridad de lo que se investiga sin
un marco conceptual que lo acoja?. ¿Cómo buscar niveles de motivación, sin el
conocimiento de Maslow o McLelland, sin la posibilidad de ponderar el impacto de una
dinámica de personalidad o de una situación existencial en los niveles de la variable
medida?
Finalmente, ¿cómo ser empático, valorar el rapport, dar atención al vínculo generado
con el evaluado sin conocer que la defensa básica de todo ser humano es la represión
y las consecuencias de este mecanismo defensivo en una prueba proyectiva?.
Para todo lo anterior y todos los aspectos que siguen al proceso mismo de aplicación
de pruebas, como la calidad y profundidad de la interpretación, la posibilidad de
retroalimentar asertivamente al evaluado y a la organización, será indispensable la
formación académica que solo se adquiere el profesional formado en Psicología.
Todo perfil contiene unos requerimientos básicos de edad, sexo, formación académica,
experiencia, que a través de un análisis cuidadoso de hoja de vida, se realiza un primer
gran filtro. Si éste análisis es juicioso y se está atento a las lagunas, inconsistencias y
contradicciones de información se podrá filtrar con mayor rigor.
De ahí, que la sugerencia sea la de seguir el proceso con los tests de potencial y
habilidades de carácter psicométrico, que posibilitan una evaluación cuantitativa, con
software que agilizan la transformación de datos cuantitativos en cualitativos, y así en
los filtrados de esta etapa quede solo el evaluar los recursos emocionales y las
competencias. Si bien el proceso así, se divide en dos o tres días, también los grupos
van disminuyendo, de manera que el proceso se vuelve menos masivo, y las pruebas
proyectivas, los inventarios de personalidad o las técnicas de simulación que requieren
más tiempo /psicólogo para su interpretación, estarán enfocadas a candidatos que
cuentan con los requerimientos básicos imprescindibles para el ejercicio del cargo en
cuestión. Aquí queda la sugerencia de revisión del flujograma de proceso de selección
y valoración de los filtros de pre selección.
El Psicólogo debería tener la libertad de escoger las herramientas que considera son
adecuados para evaluar los aspectos requeridos en sus contextos. Actualmente vemos
empresas que diseñan su batería de pruebas acorde a la moda, a falsas ofertas
publicitarias, obligando al psicólogo a usar herramientas elegidas con criterios blandos
y comerciales. La propuesta ideal es que el profesional en psicología asesore a la
organización a diseñar su batería, no lo contrario. Esta, dependerá de la cultura
organizacional, los valores de la empresa, el carácter misional del negocio, el nicho de
población que emplea, los aspectos a evaluar en general y para cada cargo, entre
otras.
El psicólogo debe recordar que ejerce un rol técnico en las organizaciones, como se ha
dicho anteriormente, con un saber especifico, que si es bien empleado, debe ofrecer
información importante sobre personas y procesos humanos que faciliten la toma de
decisiones. EL psicólogo es el profesional llamado a defender el humanismo en las
empresas, a hacer valer el manejo ético de la información de los sujetos evaluados, a
defender procesos de selección más rigurosos pero más humanos, a salvaguardar la
información obtenida de las pruebas bajo una confidencialidad ética.
Es claro que las oportunidades laborales son escasas y que la necesidad puede llevar
que terminemos trabajando en empresas cuya cultura no es cien por ciento sintónica
con nuestras propuestas, pero ¿quién mejor que nosotros para promover procesos de
cambio?, ¿quién mejor que nosotros conoce el impacto que genera el conocimiento y el
rigor científico?.
Es claro que el tema de la Gestión del Talento Humano ha permeado a varias carreras
como la Administración, la Ingeniería Industrial y el Derecho. Nada malo si se delimita
el qué hacer de cada carrera en la contribución del tema para la organización. Las
dificultades surgen cuando los demás profesionales solicitan conocimientos específicos
de la Psicología, en temas propios de nuestro objeto de estudio, lo anterior en la
mayoría de las veces tiene que ver con los procesos evaluativos. Desean dominar el
tema de las pruebas, quieren participar en capacitaciones del tema, y frente a la
imposibilidad de hacerlo, terminan por descalificar las entrevistas de carácter más
profundo, terminan prefiriendo estilos psicométricos de evaluación frente a lo
proyectivo, y van intentando dominar el tema reduciéndolo a sus mínimas expresiones
y quitándole todo el marco conceptual que requiere su manejo.
Vale resaltar que no hay nada malo con el desarrollo de competencias gerenciales y el
desarrollo de un psicólogo en una organización donde ejerza roles más directivos que
técnicos. El problema reside en el psicólogo, contratado como profesional, que se
mecaniza en las entrevistas, que aplica pruebas de manera autómata, que decora unos
folletos, que ya no realiza análisis profundos, que deja de cultivarse académicamente
en Psicología, que se olvida que teje en sus manos hilos del destino de muchas
personas diariamente.
Es frecuente que los formatos de entrevista, los test, las pruebas proyectivas, el
informe psicológico, sean almacenados en el archivo hoja de vida del empleado, junto
con su contrato laboral, afiliaciones a Seguridad Social, copias de documentación, etc.
Esta costumbre difiere de los hábitos europeos y de otros países de América Latina,
donde Selección tiene un archivo confidencial de todas las evaluaciones realizadas,
que estará a la orden para consultas, por intermediación de los psicólogos en los casos
requeridos. No es ético, porque no respecta la esencia del ser, colocar pruebas
psicológicas en manos de personas que no comprenden la información, y pueden
hacer un mal uso de la misma.
Por lo tanto, nuevamente el psicólogo está invitado a no dejarse consumir por las
ofertas comerciales, a no distanciarse de su sentido crítico, su criterio basado en
pautas científicas, a procurar alternativas que estén validadas a nivel conceptual,
aunque comercialmente sean menos conocidas.
Este sujeto, ha desarrollado una serie de mecanismos adaptativos, exitosos o no, para
sobrellevar sus indicadores clínicos. Se encuentra en un estado de fragilidad emocional
importante donde una información que requeriría mayor apoyo de carácter clínico, solo
lo desequilibraría en su frágil ajuste yoico, incrementando niveles de angustia desde la
Todos, con mayor razón un sujeto que arroja indicadores clínicos, merecerá
comprender que no se ajusta a una función, sin juicios de valor. El no ajuste a un
cargo, no implica en que no podrá ejercer otras funciones u otras labores.
La verdad es que el psicólogo aquí está invitado a cuestionarse, quien cree que puede
trabajar, que es la normalidad, que busca un ajuste a un cargo a nivel de recursos
emocionales, ¿ser normal es lo mejor para determinados perfiles?, ¿ser médico
forense no requerirá de unas características algo tanáticas, y ser un paracaidista no
requerirá de una tendencia depresiva para ser exitoso?
Una de las funciones del profesional psicólogo, tal vez incluso una de las que es
considerada más típica del quehacer del psicólogo, es la de efectuar diagnósticos
psicológicos.
MEDIR
Por otra parte, hablamos en este contexto de numerales y no números, porque los
símbolos gráficos utilizados no representan necesariamente números. El número es un
concepto matemático que implica tres propiedades: identidad, ordinalidad y
cardinalidad, es decir, el 1 es siempre idéntico al 1 y distinto de cualquier otro número;
el 1 antecede al 2, el cual a su vez antecede al 3, y así sucesivamente; y cada número
tiene además un valor de cantidad, de modo que 2 es el doble de 1, o 4 el doble de 2, y
3 la misma cantidad que tres veces 1, etc.
Por otra parte, puesto que el 1 o el 2 han sido asignados a los sujetos según una regla
(1 a quienes pertenecen al género femenino y 2 a quienes pertenecen al género
masculino), este proceso efectivamente constituye una medición.
En este punto es necesario preguntarse cuál es el nivel que alcanzan las mediciones
de las variables psicológicas. La respuesta puede ser decepcionante, pero ni aún el
más perfecto de nuestros test o prueba psicológica supera la medición del nivel ordinal.
Medimos y expresamos numéricamente, por ejemplo, el CI. Sin embargo, no podemos
decir que la diferencia en inteligencia entre dos individuos, uno con CI = 70 y otro con
CI = 80, sea la misma que entre otros dos individuos, uno con CI = 115 y otro con CI =
125. En ambos casos la diferencia es de 10 puntos de CI, pero, si somos rigurosos, no
podemos afirmar que la diferencia en inteligencia sea la misma, como tampoco
podemos afirmar que una persona con CI = 100 tiene “el doble de inteligencia” que otra
con CI = 50.
Sin embargo, gracias a que la mayoría de las variables psicológicas presentan una
distribución normal en la población, se puede tratar a estas variables “como si” fuesen
variables medidas a nivel de intervalo. Esto es posible porque en la medida que la
distribución de la variable se ajusta o coincide con la forma de la curva de distribución
normal, se le pueden aplicar las propiedades matemáticas conocidas de esa curva y
que fueron definidas en forma independiente por los matemáticos C. Gauss (alemán,
1777–1855) y P. S. Laplace (francés, 1749 – 1827). Gracias a este hecho tratamos
algunas de las mediciones psicológicas como si fuesen mediciones intervalares, aun
cuando ello no corresponde exactamente a la realidad o naturaleza de la medición
hecha.
EVALUAR
DIAGNOSTICO PSICOLÓGICO
Visto de este modo, tenemos que un test psicológico no es otra cosa que un conjunto
de estímulos utilizados para provocar en el sujeto una respuesta, respuesta que es en
sí misma una forma de conducta. Las conductas específicas que se hacen manifiestas
en la situación de examen psicológico como respuesta a los estímulos que constituyen
el test que se está utilizando, se supone que son un indicador del aspecto o variable
psicológica que se desea diagnosticar. Para esto no es necesario que la conducta
provocada por el test se parezca a la conducta o fenómeno psicológico que se desea
diagnosticar. Sólo se requiere que exista una correspondencia empírica demostrada
entre las dos. (Revisar a este respecto los conceptos de validez aparente, validez
predictiva y validez de contenido). El test psicológico no hace sino medir una conducta.
Sólo es posible determinar por la experiencia que dicha conducta puede servir como
índice efectivo de otra. En este sentido, la predicción se entiende aquí no sólo en el
sentido de deducir de un rendimiento actual una conducta futura, sino también en el
sentido que el diagnóstico de una condición presente significa una predicción del
comportamiento del individuo en situaciones distintas a las del test.
“el estudio teórico y práctico de los diversos procedimientos que sirven para el
diagnóstico o conocimiento de las características de un individuo o grupo de
individuos”.
(Dorsch, 1976)
Esto último es una constante cuya importancia conviene precisar y que nos lleva de
vuelta al tema de los test o pruebas psicológicas. Es cierto que los test son
instrumentos muy útiles y necesarios, a veces incluso imprescindibles, pero el
psicodiagnóstico no se reduce a la aplicación de uno u otro test para luego dejar
constancia de sus resultados. Tampoco debemos pensar que los test son una especie
de bola de cristal con la cual podemos develar o averiguar cualquier cosa que
deseamos saber del sujeto. No. Los test no son más que estímulos ante los cuales
esperamos que el sujeto reacciones, para obtener así una muestra de su conducta.
Con base en estas muestras conductuales hacemos luego predicciones de un
comportamiento presente y futuro. A veces, también concluimos respecto de hechos
pasados. Si nos detenemos en este punto, advertimos de inmediato la complejidad y a
la vez las limitaciones del psicodiagnóstico. Es complejo porque la conducta de un
sujeto, en este caso sus respuestas al test, está determinada simultáneamente por
muchas variables, todas las cuales no podemos controlar. La limitación deriva de este
mismo hecho: en la medida que no podemos afirmar en forma taxativa cuáles han sido
las determinantes de la conducta, nuestras conclusiones serán siempre tentativas, y lo
serán no sólo por esta razón, sino también por todas aquellas señaladas anteriormente.
¿Significa esto que debemos desestimar el psicodiagnóstico? No. Sólo que debemos
tener clara conciencia de lo que es y de lo que no es.
Resumiendo, tenemosque:
Otro punto que es importante tener claro respecto del psicodiagnóstico es que no
busca explicar. Con frecuencia cometemos el error de considerar los resultados o las
conclusiones obtenidas, como explicaciones de ciertos hechos. Un sujeto presenta
alucinaciones. Se le hace un examen psicológico y resulta diagnosticado como
esquizofrénico. Decimos entonces que presenta alucinaciones porque es
esquizofrénico.
para nuestro enfoque predictivo como para las medidas correctivas. Sin embargo, los
diagnósticos la mayoría de las veces son apenas descriptivos o clasificatorios. No
debemos desalentarnos por esto, puesto que la descripción es el primer paso para la
explicación, y la explicación, sibien es un requisito de la ciencia, no es siempre
imprescindible
Por otra parte, la clasificación de los fenómenos en estudio ha resultado siempre útil a
la ciencia, por cuanto es un modo simple de analizar y sintetizar los problemas. Desde
luego, un sistema taxonómico no es una teoría, pero representa un sistema de
conceptos que puede conllevar un conjunto de hipótesis asociadas.
CONCLUSIONES
Los profesionales se han olvidado que a mayor modernización, mayor patología, “Si el
desarrollo cultural presenta tan amplia semejanza con el del individuo y trabaja con los
mismos medios, ¿no se está justificado en diagnosticar que muchas culturas - o épocas
culturales-, y aun posiblemente la humanidad toda, han devenido neuróticas bajo el
influjo de las aspiraciones culturales?”, (Freud, 1030). Por lo tanto, personas
enfrentadas a grandes demandas de ajuste social, presentará mayores dificultades
psicológicas. Por lo tanto, es necesario calibrar los parámetros de adecuación,
adaptación, normalidad, salud mental y emocional, antes de proceder a evaluar.