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Un bello poema chino

MARY ANDERSON
Ex-Vice Presidente internacional de la Sociedad Teosófica

El bello poema chino que doy a continuación fue escrito por Seng-
Ts’an:

El camino perfecto es difícil sólo

para quienes seleccionan y eligen;

Que no te guste o te disguste y

todo se aclarará.

Una pequeña diferencia, y el cielo

y la tierra se separan;

Si deseas ver claramente la verdad

frente a ti, nunca estés a favor o

en contra.

La lucha entre ‘a favor’ y ‘en contra’

es la peor enfermedad del espíritu.

Mientras no comprendamos

el profundo significado,

Es inútil pensar sobre la paz.

Vacío y sin límites como el espacio,


sin muy poco y sin mucho.

Sólo porque aceptemos y rechacemos,

esto no parece así.

La verdad final respecto a ambos

extremos es que son el vacío.

En este vacío los dos ya

no se diferencian.

Cada uno contiene solo dentro de sí

las diez mil cosas.

El más grande es el más pequeño

cuando los contornos no son visibles.

El ser es un aspecto del no-ser,

el no-ser es un aspecto del ser.

Y cuando esto no es así,

en esas regiones de pensamiento,

el espíritu no debería permanecer.

El Uno no es nada más que el Todo,

el Todo no es nada más que el Uno.

Toma esto como tu posición y el resto

se dará naturalmente.

Confiar en el corazón (la naturaleza búdica

fundamental de cada uno) es

la no-dualidad; la no-dualidad es

confiar en el corazón.

He hablado pero en vano, porque

¿qué pueden decir las palabras sobre

cosas que no tienen ayer, mañana ni hoy?


Podemos considerar este poema línea por línea y reflexionar sobre lo
que dice.

El camino perfecto es difícil sólo

para quienes seleccionan y eligen;

¿Qué es ‘el camino perfecto’? Lo que llamamos el Sendero Espiritual,


el Camino de la Santidad, aunque sea un sendero o camino, es sólo un
símbolo. El sendero espiritual también es el filo de la navaja, debemos
mantener equilibrio, sin desviarnos. Un proverbio Zen expresa: “¡Camina
o detente, pero no te tambalees!”

Aquí se dice que el camino perfecto es difícil sólo para quienes


seleccionan y eligen. Al seleccionar y elegir, ¿en qué nos basamos? ¿No
elegimos con las emociones, basados en nuestros gustos y aversiones?
La mente también participa en nuestra elección, pero a menudo es la
mente calculadora basada también en nuestras emociones, en nuestros
gustos y aversiones. Incluso cuando pensamos que somos sensibles y
razonables, es la mente dualista la que está involucrada, la mente que ve
dos opuestos, que elige uno y rechaza el otro, porque elegir implica
también rechazar, incluye algo emocional. Esto sin embargo, no debería
significar que nunca deberíamos elegir, por ejemplo, una línea de acción
que nos puede parecer mejor por motivos razonables. Es el factor
emocional, el apego y el rechazo violento lo que nos lastima a nosotros y
al mundo.

Que no te guste o te disguste y

todo se aclarará.

Entonces, si podemos hacer caso omiso a nuestros gustos y


aversiones, o mejor aún, si no tenemos gustos y aversiones
emocionales, veremos más claramente. Entonces podemos juzgar
objetivamente. Los gustos y las aversiones son como las cataratas en los
ojos, que impiden o distorsionan nuestra visión.

Una pequeña diferencia, y el cielo

y la tierra se separan;

Si el cielo y la tierra, o Nirvâna y Samsâra, se separan y vivimos sobre


la tierra, es decir en Samsâra, entonces no podemos estar en el cielo o
en Nirvâna al mismo tiempo, por lo menos no en conciencia. Sin
embargo, en un sentido más profundo se dice que Samsâra es Nirvâna y
Nirvâna es Samsâra, porque esencialmente todo es uno, todo es
Nirvâna; estamos en Nirvâna pero no somos conscientes de estar en
Nirvâna, porque nuestra consciencia está en el nivel de Samsâra, de la
ilusión. Aquí dice que existe una pequeña diferencia.

En algunas cosmologías el comienzo del universo se describe como la


separación del cielo y la tierra, que originalmente eran uno. Sin embargo,
la tierra siempre está dentro del Cielo. Siempre estamos dentro del cielo,
dentro de Nirvâna. Nuestro verdadero ser está en Nirvâna, pero nuestra
consciencia se ha deslizado dentro de Samsâra. ¿Cuál es el modo de
superar esta ilusión? ¿Nos da la respuesta la próxima línea del poema?

Si deseas ver claramente

la verdad frente a ti,

nunca estés a favor o

en contra.

Por supuesto, vemos distinciones y sabemos qué evitar. Pero lo que


nos impide ver la verdad es estar “a favor”, es decir el apego por una
parte, y estar “en contra”, es decir enemistad por la otra. Esto nos impide
ver la verdad, de modo que no podemos verla claramente frente a
nosotros. Y si fuera posible verla “frente a nosotros”, significaría que está
allí constantemente.
La lucha entre “a favor” y “en contra”

es la peor enfermedad del espíritu.

Es este apego y esta enemistad lo que constituyen la peor enfermedad


del espíritu. Esa “lucha entre una y otra actitud” conduce a la división en
las familias, en la vecindad, en ciudades, entre los seguidores de
diferentes religiones, diferentes ideologías, diferentes partidos políticos,
incluso diferentes filosofías; esto ciertamente lleva a guerras locales e
internacionales, como vemos en Irak entre Sunnis y Shias, a veces y
lamentablemente también en India entre hindúes y musulmanes (en
Irlanda del Norte, en el pasado, entre católicos y protestantes).

La próxima línea de nuestro poema toma el tema de la paz:

Mientras no comprendamos

el profundo significado,

Es inútil pensar sobre la paz.

¿Qué es “el profundo significado”? Tal vez quiera decir “el significado
de la vida”. “La búsqueda de significado” a veces preocupa a los jóvenes
por una parte y a los filósofos por la otra. A menudo decimos que la
Teosofía le da significado a la vida, y la doctrina fundamental de la
Teosofía es la Unidad inherente en todo y por lo tanto fundamentalmente
la no-dualidad. La percepción de esto conduce a la paz en nuestros
corazones, y la paz en nuestros corazones y en muchos otros corazones
debe finalmente conducir a la paz mundial. El desarrollo o la evolución
ocurre de adentro hacia fuera. No podemos forzarla desde afuera.

Vacío y sin límites como el espacio,

sin muy poco y sin mucho.

El espacio es un aspecto de la Divinidad, plena y vacía al mismo


tiempo.
Sólo porque aceptemos y rechacemos,

esto no parece así.

Nuestras emociones, que nos hacen aceptar y rechazar, nos ciegan al


Espacio Divino, sin muy poco y sin mucho.

La verdad final respecto a ambos

extremos es que son el vacío.

En este vacío los dos ya

no se diferencian.

Entonces, finalmente, los extremos u opuestos no tienen significado. Si


dos opuestos regresan a su origen, nuevamente son uno, porque son los
dos extremos de la misma cosa. La luz y la oscuridad relativas que
conocemos son opuestos extremos de la Gran Luz que también, a su
vez, es la Gran Oscuridad.

Cada uno (de los dos extremos) contiene

solo dentro de sí las diez mil cosas.

Las “diez mil cosas” es una expresión que significa todo. Si los dos
extremos provienen de un origen, cada uno refleja ese origen. Cada uno
de ellos contiene dentro de sí las diez mil cosas.

El más grande es el más pequeño

cuando los contornos no son visibles.


¿Qué hace parecer a una cosa grande o pequeña? Sus bordes, que
son a su vez sus límites. Si no existen los bordes, no hay límites, todo se
ve como uno.

El ser es un aspecto del no-ser,

el no-ser es un aspecto del ser.

Cuando escuchamos la expresión “un lado de”, podemos pensar en


una moneda. Una moneda no puede tener sólo un lado. Debe tener dos
lados. El no-ser no tiene sentido excepto que también tenga el ser, y
¿tiene sentido el ser sin el no-ser? Tal vez se resuelven y unen en lo que
HPB denomina la “Seidad”.

Y cuando esto no es así,

en esas regiones de pensamiento,

el espíritu no debería permanecer.

“Cuando esto no es así”, es decir, cuando el ser y el no-ser no son


como los dos lados de una moneda, sino que parecen ser opuestos, no
deberíamos permanecer allí.

Podemos recordar las palabras de La Voz del Silencio: “Si pretendes


cruzar sano y salvo el segundo (significa el segundo Vestíbulo, el mundo
psíquico), no te detengas a aspirar el aletargador perfume de sus
flores…”(v.29) porque en ese Vestíbulo “encontrará tu alma las flores de
vida, pero debajo de cada flor una serpiente enroscada.” (v.26).
Nuevamente tenemos la dualidad: la placentera fragancia de las flores de
la vida y la serpiente enroscada debajo de ellas, lista para mordernos con
su mortal veneno, el que obstaculiza la espiritualidad.

El Uno no es nada más que el Todo,

el Todo no es nada más que el Uno.


Desde nuestro punto de vista limitado, el Uno y el Todo son opuestos.
La visión del místico, el vidente verdadero, es diferente. Dios, dicen los
místicos, es a la vez el vacío, la vacuidad, y la totalidad o el pleno,
simbolizado por el cero y el infinito respectivamente, que son sin
embargo reflejos mutuos, dos formas de ver la misma cosa, que
presentan de este modo una imagen total y no dos alternativas
exclusivas.

Toma esto como tu posición y el resto

se dará naturalmente.

Si podemos ver las cosas de este modo, ver los opuestos aparentes
como complementarios, el resto seguirá naturalmente. ¿Qué se dará
naturalmente? Intentémoslo, por lo menos meditemos seriamente sobre
esto y veamos qué puede suceder, aunque sólo sea por un segundo.

Confiar en el corazón (la naturaleza búdica

fundamental de cada uno) es

la no-dualidad; la no-dualidad es

confiar en el corazón.

¿Qué nos dice nuestro corazón? No el corazón que es sentimental,


sino el corazón que es las profundidades de nuestro ser. Pero, según un
artículo de Edi Bilimoria en Holistic Science and Human Values (Ciencia
holística y valores humanos), incluso nuestro corazón físico refleja
nuestro corazón en su significado simbólico. Cito de ese artículo:

El cráneo (es decir, lo que protege al cerebro), puede ser el órgano más inteligente, pero
cuando hablamos de magnetismo, la materia gris en la cabeza puede tener cierta competencia.
Según la nueva ciencia de la neuro-cardiología, tenemos un SEGUNDO CEREBRO, con la
forma de un racimo denso de NEURONAS en el CORAZÓN, y su campo electromagnético es
cinco mil veces más fuerte que el cerebro. De modo que no se sorprendan si la próxima
persona que les diga ‘siga su corazón’ es su médico.
Cuando se dice “Confiar en el corazón (la naturaleza búdica
fundamental de cada uno) es la no-dualidad, la no-dualidad es confiar en
el corazón”, tenemos un indicio sobre cómo podemos proceder. O
confiamos en nuestro corazón, es decir comenzamos a partir de lo mejor
de nuestros sentimientos, nuestras emociones (podríamos decir que
empezamos del amor), llegamos a alguna percepción de unidad detrás
de la aparente dualidad, y nos reconocemos como “uno con todo lo
demás” (este podría ser el sendero del místico) o tratamos de concebir la
no-dualidad, comprender con la razón, tal vez con la intuición, con
sabiduría, comprender que detrás de la dualidad debe haber un origen
común de dos opuestos aparentes y llegar a confiar en el corazón, que
podría ser el camino del ocultista. La próxima línea del poema dice esto:
“La no-dualidad es confiar en el corazón”. El corazón no significa
sentimentalismo, emoción, sino ese amor profundo que también es
Sabiduría.

He hablado pero en vano, porque

¿qué pueden decir las palabras sobre

cosas que no tienen ayer, mañana ni hoy?

El poeta es conciente de las limitaciones de las meras palabras, de su


inhabilidad para expresar lo inexpresable. Citando Las Cartas de los
Mahatmas, tratar de describir lo indescriptible es como usar un hacha
para hacer una talla fina.

Lo que el poeta se esfuerza en trasmitir no tiene ayer, mañana ni hoy.


Es eterno. Las palabras pertenecen al tiempo y la mente cotidiana piensa
en términos de tiempo, en términos de palabras. Las palabras hablan de
una mente a otra, de un pensamiento a otro, y no pueden describir lo que
está más allá del pensamiento, más allá de la mente. Las palabras son
prisioneras del tiempo. Necesitan tiempo para ser expresadas, y
necesitan tiempo para ser comprendidas.

Sin embargo, en esta forma tan poética, las palabras pueden trasmitir
algo a quienes tienen ojos para ver y oídos para oír. Regresando a la
primera línea del poema: “El camino perfecto es difícil sólo para quienes
seleccionan y eligen.” Mencionamos que el camino perfecto podría
significar el sendero espiritual, y ese sendero también conduce por el filo
de la navaja. Es como caminar sobre la cuerda floja. Exige un delicado
equilibrio, que no acepta ni rechaza emocionalmente, o caeremos de un
lado o del otro de la cuerda. Caminar sobre esa cuerda exige constante
vigilancia, auto-observación, auto-conocimiento, no de modo auto-
centrado sino observándonos a nosotros mismos, como observaríamos
nuestros pasos al caminar sobre la cuerda floja, al mantener un delicado
equilibrio.

El Camino Perfecto también ha sido llamado en el Budismo, el Sendero


del Medio, que evita los dos extremos. Esto no significa que mezcla los
dos extremos de modo pasivo, o que vamos de un extremo al otro. Pero
podría significar que nos elevamos sobre los opuestos, hacia lo Absoluto,
esa Unidad que emanó de sí misma en dos para producir el mundo
relativo, el mundo de la dualidad en la que vivimos, el mundo de la luz y
la oscuridad relativas, calor y frío, bien y mal, el mundo de la ilusión
relativa.

Para escapar de la dualidad o elevarse sobre ella (esos opuestos que


los poetas chinos nos advierte evitar), debemos elevarnos sobre ambos
opuestos hacia su origen en la Unidad. La luz relativa que conocemos y
la oscuridad relativa que conocemos, ambas se originan en esa Luz
Absoluta que nuestros ojos mortales no pueden ver porque los cegaría, y
la Oscuridad Absoluta, siempre invisible a nuestros ojos mortales, según
somos ahora.

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