El aprendizaje basado en problemas (ABP) corresponde a un método de enseñanza-aprendizaje, en el cual el
estudiante adquiere conocimiento, habilidades y actitudes a través de presentaciones de distintas problemáticas. De manera tradicional, se expone una información y posteriormente se busca su aplicación en la resolución de un problema. Con esto, en un curso centrado solamente en el contenido, el estudiante es un sujeto pasivo del grupo que solo recibe la información por medio de lecturas y de la exposición del profesor, y en algunos casos de sus compañeros. Como respuesta a ese método tradicional de aprendizaje – que aún es vigente hasta el día de hoy – es que surge el ABP. En este modelo de enseñanza-aprendizaje, es el estudiante quien busca el conocimiento que considera necesario para resolver los problemas que se le plantean, de esta forma la característica más innovadora del ABP es la concepción del estudiante como protagonista de la gestión de su propio aprendizaje. La metodología del ABP se ha establecido en una serie de pasos o etapas según las distintas instituciones en las cuales se imparte. Por ejemplo, tenemos el método de los siete saltos de la Universidad de Lindburg, en Maastricht, Holanda o el plan de los nueve eventos del ABP, de la Academia de Ciencias de Illinois. Sea cual sea la institución, el modelo del aprendizaje basado en problemas se puede resumir en cuatro grandes pasos: - Se presenta el problema, ya sea diseñado o seleccionado. - Se identifican las necesidades de aprendizaje. - Se da el aprendizaje de la información. - Se resuelve el problema o se identifican problemas nuevos y se repite el ciclo. Con esta metodología se obtienen una serie de ventajas: se fomenta a que el estudiante relacione la información nueva con la que ya posee; permite estructurar actividades abiertas sobre cualquier tema desde diversos enfoques y en distintos contextos; fomenta la autonomía al basarse en un aprendizaje activo que mejora la toma de decisiones, y principalmente, prepara para el futuro, ya que además de usarse como un método escolar, puede utilizarse para el día a día como adulto. También es importante mencionar que, durante el recorrido del planteamiento del problema hasta su solución, se trabaja de manera colaborativa y activa en pequeños grupos, lo que permite compartir la experiencia de aprendizaje, impulsa el trabajo multidisciplinario, fomenta la responsabilidad, promueve la equidad y la amistad. Finalmente, cabe destacar que el papel de los educadores está dirigido principalmente a ser un rol de orientador o tutor activo, cuya función principal es la de asegurar que los estudiantes progresen de manera adecuada hacia el logro de los objetivos de aprendizaje, ayudar a generar pensamiento crítico por medio de preguntas y ser un catalizador de la investigación y del descubrimiento.