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El Universo como información cuántica

¿Son las unidades de información las que edifican la realidad última, en lugar de las
unidades de materia o de energı́a?

Esta cuestión, que podrı́amos encontrar bastante controvertida, es la propuesta del célebre
fı́sico de la universidad de Oxford Vlatko Vedral. En su libro Descodificando la Realidad
argumenta (en un formato totalmente divulgativo) esta idea incipiente en el campo de la
información cuántica, discutiendo preguntas como: ¿Cuánta información posee el universo?
¿De qué está compuesta nuestra realidad?

Serı́a razonable proponer que la información que poseemos está de algun modo relacionada
con la ’cantidad’ de universo con la que somos capaces de interactuar. La teorı́a más acep-
tada de la gravedad es la relatividad general de Einstein, donde la fuerza de atracción se
puede interpretar como una curvatura del espacio-tiempo causada por una masa. ¿Podemos
buscar una conexión entre la geometrı́a del espacio curvo y el concepto de entropı́a? Si esto
fuera posible nos llevarı́a a una cantidad de información asociada a la propia geometrı́a del
espacio. Veamos cómo lo plantea el autor.

Supongamos un universo dividido en dos partes, una de las cuales es una molécula y la otra,
el resto del universo. La información cuántica mutua entre la molécula y el resto del uni-
verso corresponde a la entropı́a de la propia molécula, pero este es un concepto que no puede
definirse prescindiendo de la correlación entre ambas partes. La entropı́a dependerá entonces
del elemento que relaciona a la molécula con el resto del universo, y esto no es más que su
superficie. Contrariamente a lo que nos dictarı́a el sentido común, hemos deducido que lo
que nos proporciona información es el área, no el volumen. En este formalismo, el universo
en su totalidad contendrı́a cero información (porque se define como no correlacionado con
nada fuera del propio universo) y las particiones que hiciésemos de él serı́an nuestra única
fuente de conocimiento. Dividir incrementa según esto la cantidad de información.

Esta supuesta relación entre la entropı́a y el área se conoce como principio holográfico y
nos lleva a darnos cuenta de que toda la información de un volumen tridimensional está
codificada en su frontera bidimensional. ¿Puede la relación energı́a-curvatura que vemos en
la gravedad ser derivada de la teorı́a de la información cuántica? La respuesta del autor es
sı́. Un objeto más masivo, de acuerdo con la termodinámica, produce una mayor entropı́a.
Sin embargo hemos visto que el pricipio holográfico la atribuye al área que rodea dicho ob-
jeto. Imaginemos un universo sin materia donde la luz viaja sin interaccionar con nada. Si
introducimos un objeto masivo, la termodinámica nos dice que la entropı́a variará, lo cual
por el principio holográfico provocará cambios en el área en la cual la luz viaja, que nos lleva
también a un cambio en la geometrı́a (de forma semejante a como se observa en un agujero
negro). Este argumento pone en relación la teorı́a de la gravedad y la mecánica cuántica a
través de la teorı́a de la información cuántica.

Conociendo las dimensiones del universo se podrı́a estimar la cantidad de información en bits
que contiene y parece innecesario decir que es muchı́sima. En cualquier caso, y sin entrar en
detalles sobre el cálculo, se ha abierto una vı́a hacia la respuesta de la primera pregunta que
nos planteabamos al comienzo.

Pero, ¿y qué pasa con su composición? Vedral comienza proponiendo: Se ha descubierto que
muchos procesos biológicos tienen un funcionamiento parecido al de un ordenador cuántico.
Es el caso de la fotosı́ntesis, por ejemplo. Esto explica su alta eficiencia en comparación con
la de las placas fotovoltaicas. Ahora bien, para comprender la diferencia hay que describir la
realidad en términos de información. Ası́ pues es necesario preguntarse: ¿De dónde procede
la información? Y la respuesta, según el autor, viene dada por la concepción de un universo
puramente digital. Según esta propuesta el universo estarı́a compuesto por una cantidad
abrumadora de información codificada, que el ser humano decodifica y transforma en lo que
conocemos como leyes fı́sicas. O dicho de otra forma, el universo es un enorme computador
cuántico.

Según la mecánica cuántica, no hay conocimiento previo a la medida, solo obtenemos in-
formación sobre un evento al interactuar con el medio. En el caso de una partı́cula por
ejemplo, no conocemos su posición hasta que esta interacciona con un detector. Suponemos
la partı́cula en un estado de superposición, pero Vedral nos hace notar que en realidad no
sabemos si esta existe o no y que lo único que la convierte en una partı́cula real es la in-
formación que nos proporciona su interacción con el medio. Se retoma ası́ el concepto de
información mutua que se trató anteriormente. Para el autor, esta forma de interpretar la
teorı́a de la mecánica cuántica lleva asociada un importante salto conceptual: nuestra reali-
dad está compuesta de información, y esta se crea de la nada cuando interactuamos.

Para concluir, esgrimimos algunas objeciones a la tesis de Vedral, esto es, que la información
fı́sica es más fundamental que la materia o la energı́a. En primer lugar, si toda estructura
existente está constituida en última instancia por información y admitimos que esta posee
un carácter discreto, estas estructuras habrı́an de ser igualmente discontinuas. Sin embargo,
actualmente no está aceptado por la comunidad cientı́fica general que el espaciotiempo tenga
naturaleza discreta (si bien algunas teorı́as en desarrollo, como loop quantum gravity, ası́ lo
conciben). Lo mismo puede decirse de las simetrı́as de Lorentz, Poincaré, gauge, etc. esen-
ciales en las teorı́as modernas de las interacciones elementales. En segundo lugar, Vedral se
inspira en la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica, según la cual la medición
materializa todo aquello que percibimos. Lo cierto es que la interpretación de Copenhague
tiene cada vez más detractores, y las interpretaciones alternativas están adquiriendo popu-
laridad, entre ellas, por ejemplo, la llamada mecánica bohmiana, en la que el colapso de la
función de onda no existe como tal y las partı́culas poseen trayectorias bien definidas con
independiencia de la medida. Es evidente que, de erigirse dicha interpretación en un futuro,
la materı́a recuperarı́a su estatus de entidad fundamental.

Autores - 21025005S, 75925270Q, 32730298X, L5HMHT9F8 (pasaporte).

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