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Charagua

Armisticio de cese de hostilidad


Introducción.- Charagua es una localidad y municipio boliviano de la Provincia
Cordillera, ubicada en el departamento de Santa Cruz, situada la zona
geográfica del Chaco.

Charagua es uno de los municipios de Bolivia que cuenta con el mayor número
de población Guaraní, estos tienen tres demandas de Territorios Indígenas
consolidados.

En la Guerra del Chaco, las tropas paraguayas tomaron Charagua entre el 18 y


20 de abril de 1935. Como reconocimiento a los actos heroicos y contribución a
la defensa del territorio boliviano de esta localidad durante la guerra del Chaco,
la ciudad de Charagua fue declarada “Ciudad Benemérita de la Patria”
mediante Decreto Supremo del 11 de agosto de 1971 y elevado a rango de ley
(Nº 977) del 4 de marzo de 1998.

Batalla de Villamontes

El nombre genérico1 de Batalla de Villamontes comprende los combates


finales de la Guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay, desde enero a junio
de 1935, en la zona comprendida entre el río Parapetí, al norte; la serranía del
Aguaragüe al oeste; el río Pilcomayo al sur, a la altura de Villamontes; y las
zonas bajas desde Huirapitindí a Capirendá al este. Este territorio pertenece
actualmente a Bolivia y se reparte entre los departamentos de Tarija,
Chuquisaca y Santa Cruz de la Sierra.

Avances indirectos hacia Villa Montes


Caída de Capirendá

Después de la batalla de El Carmen, durante el mes de diciembre, el Primer


Cuerpo de Ejército paraguayo mantuvo la persecución de las fuerzas bolivianas
en retirada rumbo a Capirendá. La falta de camiones, combustibles, la
necesidad de abrir nuevos caminos y las lluvias frenaron la velocidad del
avance. Capirendá, a 50 km al noreste de Villa Montes, era uno de los tres
pasos para atravesar la primera cadena de serranías del contrafuerte andino
rumbo a esa localidad. Los otros dos eran Ybybobo, al sureste, y Carandaitý, al
norte.

Después de varios días de profusos patrullajes, a principios de enero de 1935,


el Primer Cuerpo de Ejército paraguayo (CE-1), al mando del coronel Carlos
Fernández (1.ª, 2.ª y 7.ª División) en su marcha de aproximación desde el
noreste, sobre el eje Capirendá-Palma Sola-Agua Blanca-Villa Montes, localizó
a la 3.ª División boliviana al mando del coronel Ángel Ayoroa en Capirendá, en
la extrema izquierda del sector sur. El Informe de Situación del nuevo alto
mando boliviano (Peñaranda-Toro) decía:

“La actividad del enemigo en los últimos días no ha sido posible definirla
exactamente pero, por el tráfico de camiones y algunos trabajos, se puede
desprender que su acción principal se llevará a efecto en el sector Capirendá,
combinando al mismo tiempo sobre el ala izquierda de la 1.ª División y ala
derecha de las tropas de Carandaitý por Ñaguapuá”. Informe de Situación del
alto mando boliviano en (Rolón, 1963, p. 313)

La 3.ª División boliviana, que cubría un frente de 3 km de extensión, defendía el


sector con dos regimientos, el RI-47 “Parapetí” y el RI-16 “Beni”,colocados a
unos 2-3 km delante de Capirendá. El resto de sus fuerzas estaban distribuidas
en profundidad detrás de Capirendá, en una extensión de 10 km, siguiendo la
nueva táctica diseñada por el coronel Toro denominada “defensa móvil
escalonada” sin considerar que esta modalidad táctica requiere de tropas
veteranas para su ejecución.2 Estas fuerzas, ubicadas a caballo sobre el
camino hacia Palma Sola-Agua Blanca, habían extendido sus defensas hacia el
ala sur, no existiendo trabajos sobre el ala norte.

Temiendo un doble envolvimiento de esa división, el general Carlos Quintanilla,


vuelto a la guerra después de su alejamiento en octubre de 1932, ahora como
comandante general del Sector Central, movió importantes fuerzas sobre el ala
izquierda de la 3.ª División. A pesar de eso, la 7.ª División paraguaya logró
aislar delante de Capirendá al RI-47. Los regimientos RI-16 "Beni" y RI-
33 "Chorolque" acudieron en su ayuda pero no lograron sacarla del cerco. El
RI-47 intentó hacerlo por su cuenta sufriendo el aniquilamiento de 532
soldados, entre prisioneros, muertos y desaparecidos. Capirendá cayó el 11 de
enero de 1935. El dubitativo contraataque de las “fuerzas móviles” de la
3.ª División boliviana no logró liberar a la fuerza cercada. El 16 de enero, la
3.ª División boliviana, debido a la creciente actividad enemiga en sus flancos
realizadas por la 2.ª y 1.ª División, se retiró 20 km hacia Palma Sola.

El fracaso de la primera acción del coronel Toro, en su calidad de nuevo Jefe


de Estado Mayor, cargo que parecía un premio a su desastrosa conducción en
Picuiba-Yrendagüé, provocó la búsqueda de un chivo expiatorio: el mayor
Ricardo G. Monge, jefe del RI-47 “Parapetí”, que fue dado de baja.3 La caída
de Capirendá cortó la comunicación Villamontes-Carandaitý y produjo un gran
malestar en el pueblo boliviano. El general Peñaranda se vio obligado a emitir
un sesgado parte abierto a La Paz el 16 de enero donde mencionaba que las
fuerzas paraguayas habían sido diezmadas y huían en desbandada. El coronel
Toro le manifestó a Vergara Vicuña que la situación era "afligidísima" porque si
la 3.ª División no lograba escapar de la presión paraguaya difícilmente se
podría sostener Villamontes.4

La 7.ª División persiguió al resto de la División boliviana, que pese a estar


fracturada en varios núcleos, pudo continuar su retirada ordenadamente y
estableció nuevas líneas defensivas en Palma Sola, a unos 25 km antes de
Villa Montes. La 2.ª División paraguaya se dirigió hacia la zona del puesto
ganadero “El Mirador” al sureste de Capirendá, defendido por la 8.ª División
boliviana, al mando del coronel Ángel Rivollo, mientras que la 1.ª División
paraguaya buscó envolver a las fuerzas bolivianas en Tapucú.

Caída de Santa Fe y Amboró

Avance del Destacamento Caballero Irala (diciembre de 1934 al 18 de enero de


1935).
Rojo = Fuerzas bolivianas.
Azul = Fuerzas paraguayas.

Después de la retirada desde Picuiba-El Cruce, del 9 al 11 diciembre de 1934,


las fuerzas al mando del coronel Toro se dividieron en dos núcleos:

1. La 7.ª División boliviana, que en relativo buen estado logró retirarse


rumbo a Carandaitý sin ser interceptada por las fuerzas paraguayas que
avanzaban desde Yrendagüé.
2. Los restos de las diezmadas dos Divisiones de Caballería bolivianas que
escaparon dramáticamente hacia el noreste, al fortín “27 de Noviembre”.

Estas dos últimas Divisiones, luego de ser desalojadas nuevamente de ese


fortín, giraron en su retirada hacia el oeste, rumbo al río Parapetí. Mientras la
1.ª División de Caballería fue enviada en camiones a Carandaitý, la 2.ª División
de Caballería, al mando del teniente coronel Tabera, se dirigió hacia Santa Fe.

El coronel Franco formó un Destacamento al mando del mayor de ingenieros


Basiliano Caballero Irala, integrado por el RI-14 “Cerro Corá” y RZ-2 “General
Genes”, aproximadamente unos 1100 hombres, para perseguir a las fuerzas
bolivianas en su retirada hacia la zona Huirapitindí-Santa Fe. Esta operación de
penetración profunda que realizó Franco se apoyó en el cansancio, baja moral
y desorientación del comando enemigo luego de la batalla de Yrendagüé ya
que el destacamento de Caballero Irala carecía de artillería, reservas y un
apropiado sistema logístico.5

Entre el 16 y 19 de diciembre, Caballero Irala avanzó unos 70 km desde “27 de


Noviembre” capturando restos dispersos del RI-18 boliviano “Junín”, entre ellos
al capitán Raúl Santa Cruz junto con 19 soldados.

El coronel boliviano Luis Añez, a cargo del sector Parapetí, planeó la defensa
de Santa Fe con el RC-4 “Ingavi”, el RC-1 “Abaroa”, el RC-20 “Cochabamba”,
el RI-18 “Junín”, un Regimiento de Reserva y el Escuadrón de Exploración
Germán Parada. Estas fuerzas, al mando del teniente coronel Tabera, tenían
como misión no solo defender Santa Fe sino realizar un posterior contraataque
para destruir a las escasas fuerzas paraguayas o empujarlas de vuelta a “27 de
Noviembre”.

Tabera fijó su línea defensiva, de 12 km de extensión, a 20 km delante de


Santa Fe. Entre el 17 y el 31 de diciembre, el mayor Caballero Irala lanzó una
serie de reconocimientos de fuerza para fijar las posiciones bolivianas. El 2 de
enero comenzó la maniobra de aferramiento. En comunicación con el coronel
Franco, Caballero Irala solicitó:

"Nuestras tropas no comen desde ayer […] nafta que viene Destacamento no
llega sino la mitad […] Deseo saber día acción decisiva sobre Carandaitý para
atacar enemigo en nuestro sector". Mayor paraguayo Caballero Irala en
(Tabera, 1979, p. 427)

Pese a las dificultades logísticas por tener su centro de abastecimiento en "27


de Noviembre", a casi 100 km de distancia, su escaso número de efectivos y la
total carencia de artillería, el destacamento paraguayo se preparó para atacar
el 15 de enero. Al mismo tiempo, el alto mando boliviano, dando más
importancia a la defensa de Carandaitý, ordenó al coronel Anze que trasladara
las fuerzas de la DC-2, desde Santa Fe hacia esa zona. El teniente coronel
Tabera advirtió a Anze sobre el peligro que implicaba esa decisión pues Santa
Fe iba a quedar protegida solamente por el Escuadrón Parada y el RI-
18 “Junín” que se estaba

“reorganizando con los “cupos” de indígenas que enviaban los latifundistas del
Altiplano”. Teniente coronel Félix Tabera (1979, p. 427)

Estas fuerzas estaban al mando del teniente coronel Donato Vázquez que ya
presentía el “sombrío destino” que le esperaba. 6 Cuando comenzó el ataque
paraguayo, Tabera tuvo que volver rápidamente desde Casa Alta con el RC-
4 “Ingavi”, un batallón del RI-47 “Parapetí” y un batallón del RI-5 “Campero”
para socorrer a Vázquez. El 15 de enero, a las 05:00 horas, las fuerzas
paraguayas atacaron por el flanco sur, penetraron por varios sectores,
dispersaron a las reservas, a una sección de artillería, y fracturaron al RI-
18 “Junín”. El día 16 a las 03:00 horas los paraguayos salieron en la
retaguardia del RC-4 "Ingavi" que se retiró a 20 km de Santa Fe. A las
04:00 horas del día siguiente fueron aniquilados los últimos restos del "Ingavi"
siendo capturado su jefe, el mayor Roberto Mercado, varios oficiales (capitán
Humberto Salinas, teniente Gibert), gran parte de sus fuerzas, 2 cañones y
numerosos camiones. El batallón del “Campero” también quedó aislado y se
dispersó por los montes cercanos al fortín.7 Las otras unidades que envió
Tabera tampoco pudieron contener el ataque paraguayo en el kilómetro 8.

"El batallón del RI-47 […] después de salir mal parado y sin armas del
“corralito” de Capirendá, estaba en condiciones deplorables y no se podía
emplear sin antes organizarlo y rearmarlo […] pero se tuvo que echar mano de
dicho batallón, de dudosa moral y disciplina, desplegándolo en el kilómetro 8,
donde, como se había previsto, no opuso ninguna resistencia al adversario y
fue necesario contenerlo a bala para evitar su vergonzosa fuga […] y lo peor,
que una fracción que quedaba como único saldo del Regimiento Junín, se
contagió también del mismo pánico […]". Teniente coronel Félix Tabera (1979,
p. 433)

El coronel Anze ordenó entonces el incendio y el abandono de Santa Fe y el


pasaje del resto de sus tropas hacia el lado occidental de río. El 16 de enero un
batallón del RI-14 paraguayo, sin encontrar resistencia, ocupó Amboró, ubicado
sobre el río Parapetí, a unos 35 km al noreste de Santa Fe. El 18 de enero las
tropas del RZ-2 paraguayo entraron en Santa Fe. Al recibir estas noticias el
general Estigarribia se sintió plenamente satisfecho de que fuera el ejército
bajo su mando el que alcanzara el río Parapetí, accidente geográfico que
tradicionalmente el Paraguay había considerado como su límite histórico con
Bolivia hacia el noroeste.8

Caída de Carandaitý

Avance directo e indirecto del CE-2 paraguayo hacia Carandaitý y retirada


boliviana hacia Boyuibe en enero de 1935.
Rojo = Fuerzas bolivianas.
Azul = Fuerzas paraguayas.

Luego de la batalla de Yrendagüé, el Segundo Cuerpo de Ejército (CE-2)


paraguayo se dirigió nuevamente hacia el oeste recorriendo, por tercera vez
desde agosto de 1934, el inhóspito desierto entre Picuiba y Carandaitý. El 17
de diciembre, la 6.ª División (DI-6) paraguaya desalojó de Algodonal a fuerzas
dispersas de la 1.ª División de Caballería (DC-1) boliviana. Algodonal era una
posición difícil de defender debido a la amplitud del frente y las picadas que la
rodeaban por el norte y el sur.9 En ese punto la División de Reserva
General (DRG) paraguaya tomó la delantera en el avance. Desde su nuevo
puesto de mando en Algodonal, el coronel Franco se dio cuenta de la
imposibilidad de tomar directamente Carandaitý, ante un enemigo que había
tenido tiempo de posicionarse, por lo que realizó una aproximación indirecta a
esa posición hasta tanto el Destacamento Caballero Irala, luego de tomar
Santa Fe, pudiera amenazar Boyuibe viniendo desde Santa Fe-Casa Alta.

Franco dividió sus fuerzas en 3 columnas: La 8.ª División (DI-8), al mando del
coronel Garay, avanzó sobre el camino Algodonal-Carandaitý para girar luego
hacia el sur y cortar los caminos que unen Carandaitý con Capirendá y
Macharatí. En esta operación se pidió la colaboración de las fuerzas del
coronel Fernández desde la zona de Capirendá para que asegurara el flanco
sur de la DI-8. Por el centro, la DRG presionó directamente sobre el camino
que viene desde Picuiba limpiando de enemigos el eje de avance hasta llegar a
Carandaitý. Por el norte, la DI-6 maniobró siguiendo el camino Ybamirante-La
Victoria. El Grupo de Artillería 3 (GA-3) se ubicó detrás de la DRG. Esta
operación de doble envolvimiento comenzó a ejecutarse el 23 de diciembre con
la captura de Ysyporendá ubicado a unos 25 km al noreste de Carandaitý.10

Coordinando el ataque a Carandaitý con el que el Destacamento Caballero


Irala haría sobre Santa Fe, se fijó el 15 de enero como día “D”. El día 10 de
enero, debido a la creciente presión que realizaba la DRG, el coronel Toro,
flamante Jefe de Estado Mayor Superior, movió a la 2.ª División de
Caballería (DC-2), al mando del teniente coronel Tabera, desde Santa Fe para
reforzar Carandaitý. Tabera intentó convencer a su superior, el coronel Anze,
que esta peligrosa decisión debilitaba el sector Santa Fe-Huirapitindí. En su
desplazamiento hacia Carandaitý, en Casa Alta, Tabera se encontró con el
general Quintanilla, encargado del sector Carandaitý, quien le manifestó que
desconocía las razones que tenía el alto mando para ordenar el traslado de su
unidad.11

“En el sector sur nuestra situación no ha variado. El sector [norte] Santa Fe


sólo esta protegido por el RI-19, el RC-4 y un escuadrón Divisionario. Por los
informes recogidos se sabe que el enemigo prepara la continuaron de su
ofensiva, aunque se ignora la dirección que tomará ella”. General boliviano
Quintanilla en (Vergara Vicuña, 1944, p. 662 vol 6)

Cuando cayó Santa Fe y las fuerzas de Caballero Irala comenzaron a


desplazarse hacia el sur siguiendo el margen oriental del Parapetí, el alto
mando boliviano llegó a la conclusión de que las divisiones que defendían
Carandaitý corrían el peligro de ser cercadas por un movimiento mucho más
amplio que el doble envolvimiento que estaba ejecutando el coronel Franco. El
20 de enero, el general Quintanilla, desde su puesto de mando ubicado en
Macharetí, ordenó la retirada de las divisiones hacia "sectores independientes
de la serranía".12 La artillería se trasladó detrás de Itiyuro mientras el parque de
municiones se sacaba de Boyuibe.12 El avance de Caballero Irala sobre Casa
Alta, sobre el lado sur del río, no solo aisló a las fuerzas del teniente coronel
Añez separándolo del río Parapetí sino que además cortó la ruta Charagua-
Boyuibe.13 Desde Casa Alta las fuerzas paraguayas se dirigieron hacia
Cambeití, a unos 17 km al sur, con lo cual amenazaron a Boyuibe, ubicado a
unos 37 km hacia el suroeste.

El 23 de enero de 1935, la DRG paraguaya, desde la misma zona donde se


había llegado en el avance relámpago realizado en agosto de 1934, inició el
ataque y al medio día Carandaitý cayó en su poder. Las fuerzas bolivianas
retrocedieron hacia Boyuibe distante unos 46 km hacia el noroeste.

“La ocupación de Casa Alta por nuestras tropas y la aparición de nuestras


patrullas en Cambeití, efectuadas por la orden del Comando del Segundo
Cuerpo de Ejército, provocaron la caída de Carandaitý, abandonado por el
enemigo temeroso de ver comprometido su camino de retirada a Boyuibé”.
Mayor paraguayo Caballero Irala en (Vergara Vicuña, 1944, p. 117 vol 7)

Ñancorainza
La batalla de Ñancorainza, librada entre el 6 y el 11 de febrero de 1935, fue la
primera actuación del ejército paraguayo en un teatro de operaciones
completamente diferente a la llanura chaqueña.

Una vez que el Destacamento paraguayo Caballero Irala ocupó la ribera


oriental del río Parapetí, desde Amboró a Casa Alta, y el CE-2 ingresó en
Carandaitý, el CE-2 boliviano, a cargo del sector central, presionado desde el
norte y sureste, tuvo que abandonar también Boyuibe y se refugió en la
serranía del Aguaragüe. Esta retirada se hizo para ganar tiempo hasta que
terminara la reconstrucción del Tercer Ejército boliviano.

El alto mando paraguayo mantuvo la iniciativa con ataques de baja intensidad y


gran impacto político y moral dirigidos a aislar Villa Montes, poner en peligro la
zona petrolífera boliviana hacia el oeste y Santa Cruz de la Sierra hacia el
norte.

Ñancorainza, a unos 35 km al suroeste de Boyuibe, se encuentra dentro de la


sierra del Aguaragüe, que corre de sur a norte y que asciende bruscamente a
partir del llano hasta llegar a unos 600-800 metros de altura. Constituye un
excelente obstáculo para detener a un ejército que intente avanzar hacia el
oeste. La defensa del sector, a cargo del CE-2 boliviano al mando del general
Quintanilla, se había encomendado al RI-12 “Manchego” cuya misión
específica era custodiar las instalaciones petrolíferas que la Standard Oil
poseía en la zona, uno de los objetivos del ataque paraguayo.

El 7 de febrero, tres regimientos paraguayos penetraron en la sierra aferrando


al regimiento RI-12 “Manchego” e infiltrándose hacia su retaguardia por una
senda no custodiada. El regimiento boliviano perdió su parque de municiones y
su equipo sanitario cayendo en poder del enemigo un cirujano, doce
enfermeras y medicamentos.14 El movimiento de cerco cortó además la senda
de comunicación del regimiento con Ipatí. El general Quintanilla envió
apresuradamente desde Ipatí a los regimientos RC-3 “Chuquisaca”, RC-
7 “Chichas”, 1 escuadrón del RC-6 “Castrillo” y artillería del GA-7 del capitán
José Quiroga con la misión de detener la incursión paraguaya en la retaguardia
del regimiento boliviano y lanzar sobre la misma un ataque desde dos frentes. 15
El día 11 pudo restablecerse el contacto con el regimiento “Manchego” que
pudo así escapar del cerco aunque bastante maltrecho. Los regimientos
paraguayos, ante la presión boliviana apoyada eficazmente por la artillería
fueron desalojados desde las alturas y no tuvieron otra opción que retirarse
nuevamente hacia Boyuibe.16

Este resultado poco favorable puso en claro al comando paraguayo que las
operaciones en la sierra dificultaba la sorpresa debido a los puntos de
observación naturales existentes permitiendo detectar fácilmente los
movimientos del enemigo. Por otra parte, los obstáculos topográficos
(desfiladeros, arroyos, senderos obligatorios, etc.) aunque no fueran
insalvables, dificultaban la rapidez del desplazamiento operacional o lo hacían
predecible, neutralizando dos de los factores tácticos que utilizaba el ejército
paraguayo: la veloz concentración de fuerzas en un punto determinado y la
sorpresa. La cualidad tridimensional del nuevo teatro de operaciones exigía a
su vez un exhaustivo conocimiento del terreno o mapas más rigurosos,
elementos que los paraguayos no tenían y que debían relevarlos a medida que
avanzaban.

Ocupación de Charagua

En enero de 1935, el mayor Caballero Irala y el coronel Rafael Franco


propusieron al general Estigarribia lanzar una ofensiva que cruzara el río
Parapetí y se dirigiera hacia Charagua, en la serranía de Aguaragüe, a 40 km
al noroeste de Santa Fe. El objetivo era cortar la ruta Boyuibe-Santa Cruz de la
Sierra y amenazar las instalaciones petrolíferas de Camiri al suroeste y la
localidad de Santa Cruz hacia el norte. Pero recién en el mes de marzo,
después de los fracasados ataques sobre Villamontes y Boyuibe, Estigarribia
autorizó esa operación en el extremo norte del sistema defensivo boliviano.

Sin embargo, para marzo, dos hechos habían modificado la situación


estratégica existente al mes de enero:

 La construcción de un camino por las sierras que realizaron los


bolivianos para eliminar parte del aislamiento estratégico existente entre
sus distintos núcleos defensivos. Este camino, casi terminado a fines de
marzo, unía Villamontes con la zona de Boyuibe, lo que permitía mover
fuerzas y recursos entre la zona sur y la zona central y,
 el aumento y reestructuración permanente, en hombres y armas, que
durante esos meses realizó el ejército boliviano y que a fines de marzo
de 1935 lo había transformado en la fuerza más poderosa que existiera
en el Chaco desde el inicio de la guerra. Si en marzo de 1934, el
Segundo Ejército boliviano había contado con 18 regimientos, en marzo
de 1935, el Tercer Ejército boliviano duplicaba esas fuerzas.

Para la realización de esta operación sobre Charagua, el coronel Franco formó


un Destacamento constituido con la 2.ª División (DI-2), proveniente de la zona
de Villamontes, unidad que reforzó al Segundo Cuerpo de Ejército (CE-2). Esta
División, de 3 regimientos, fue puesta al mando de teniente coronel Caballero
Irala. A esta se sumó el Destacamento “Parapetí”, al mando del mayor Antonio
E. González con 2 regimientos. Estos 5 regimientos, con un total de 2600
hombres se pusieron al mando del veterano coronel Eugenio Garay. 17

Las fuerzas bolivianas encargadas de defender la extensa línea apoyada sobre


el lado occidental del río Parapetí, desde Casa Alta hasta Coperé, era el
Segundo Cuerpo de Ejército al mando del coronel José E. Anze, cuyo jefe de
Estado Mayor era el teniente coronel J. Luis Añez, siendo el Jefe de la Sección
III, “Operaciones”, el mercenario chileno mayor Pablo Barrientos. Esta unidad
comprendía las siguientes divisiones:

 2.ª División (DI-2) con 3 regimientos, una sección montada, una


compañía de transportes, una de enlaces y un grupo de artillería con 10
cañones.
 3.ª División de caballería (DC-3) con 5 regimientos, un batallón de
caballería, y un escuadrón divisionario.

Estas dos Divisiones con un total de 8 regimientos totalizaban unos 5000


combatientes más unidades de servicios.

La primera acción paraguaya sobre el poblado de Charagua fue un bombardeo


aéreo que afectó depósitos, talleres, instalaciones telegráficas y camiones del
ejército boliviano.

Después de recopilar una detallada información sobre el enemigo proveniente


de patrullas, prisioneros y pobladores locales de origen guaraní, el 5 de abril de
1935, la DI-2 paraguaya cruzó el río Parapetí por Ñacunday, el punto más
débil, al sur de Coperé. Los mejores 200 nadadores de esa unidad cruzaron el
río con sus armas y aseguraron la cabecera de playa por donde se infiltró la DI-
2 paraguaya. El regimiento boliviano RC-3 "Chuquisaca", a cargo de la defensa
del sector, fue sorprendido por esta acción y se dispersó hacia el oeste.

“[...]la amplitud de la zona y las ventajas del terreno, impidieron el


aniquilamiento del RC-3 enemigo, pero deshecho y disperso, sus hombres
vagaron enloquecidos en el vasto arenal sin agua durante muchos días, hasta
que alcanzaron el camino a Santa Cruz de la Sierra, a 60 km al oeste del río,
donde el Regimiento se reorganizó penosamente". Mayor paraguayo Antonio E.
González en (Vergara Vicuña, 1944, p. 194 vol.7)

Resultó evidente que la defensa boliviana era demasiado extensa y rala y que
la misma carecía, en la zona de ruptura, de reservas que pudieran acudir a
cerrar la brecha. Los partes bolivianos del 6 de abril eran confusos ya que el
comando de la DC-3 había perdido el contacto con los regimientos RC-
3 "Chuquisaca"", al mando del Cap. Román Urdininea y el RC-10 "Cazadores
de Yacuma", al mando del teniente coronel Florián Montán. A su vez, el
repliegue del regimiento "Yacuma" dejó al descubierto el flanco izquierdo del
RC-4 "Ingavi", ubicado en la zona de Santa Fe, que tuvo que doblar sus
defensas para impedir ser atacado desde el norte por fuerzas enemigas que
avanzaran por el lado occidental del río Parapetí.18

El 8 de abril, los regimientos bolivianos RI-40 "Oruro" (al mando del mayor
Armando Téllez), el RC-10 "Cazadores de Yacuma" y fracciones dispersas del
RC-3 "Chuquisaca" fueron desalojados de Amboró y tuvieron que retirarse
hacia San Lorenzo.

Los días siguientes las fuerzas paraguayas fueron ocupando progresivamente


los dos márgenes del río Parapetí hasta Ibarendá. El repliegue boliviano hacia
Charagua intentó fijar una nueva línea defensiva que partiendo de Timboy al
sur de Charagua se extendía hasta el "km 5", ubicado delante de
Itaguazurendá, a unos 8,5 km al este de Charagua.

"La libertad de acción que disfrutaban los paraguayos ciertamente les permitía
una facilidad de maniobra y de reagrupamiento que prácticamente los haría
más fuertes en cada punto y momento decisivo [pese a la inferioridad de
medios], siendo ésta la característica más saliente de esta breve campaña que
llevó adelante el ejército paraguayo hasta Charagua". Teniente coronel Vergara
Vicuña (1944, p. 197 vol. 7)

El 12 de abril la DI-2 boliviana extendía sus posiciones defensivas en una línea


que partía de San Francisco y se dirigía hacia el noreste pasando por
Itaguazurendá y Carandaitý Mozá con la misión de frenar el avance paraguayo
desde el noreste. La DC-3 trató de impedir el envolvimiento que desde el norte
de Carandaitý Mozá intentaban realizar las fuerzas paraguayas utilizando para
ello a los regimientos RC-3 y RC-10 que habían soportado el ataque enemigo
desde el inicio de la ofensiva y que estaban muy deteriorados por el acoso y la
retirada permanente. La única reserva disponible era el RC-4 "Ingavi", ubicado
detrás del ala izquierda de la DI-2 boliviana.19

El coronel Franco, cambiando sorpresivamente el centro de gravedad de la


ofensiva, puso en acción a la 8.ª División (DI-8), al mando del mayor Lorenzo
Medina. Esta unidad, reforzada por el Destacamento Duarte Sosa, cruzó el río
Parapetí por Casa Alta y avanzó rápidamente hacia norte y el 15 de abril, a las
18:00 horas, ocupó Machipó, ubicado a sólo 9 km al sur de Charagua donde
desarticuló al regimiento boliviano RI-47 "Parapetí".20 El 16 de abril, la DI-8
ingresó a Charagua conjuntamente con fuerzas del RI-10 "Sauce"
perteneciente al Destacamento González que provenían desde el norte.
Charagua ya había sido evacuada por las fuerzas bolivianas días antes
trasladando los servicios sanitarios, talleres, municiones y pobladores hacia el
oeste.21

La propaganda paraguaya dio gran importancia al resultado de esta ofensiva, lo


que influyó en el gobierno y alto mando bolivianos que se vieron obligados a
dar inicio, apresuradamente, a la largamente planeada contraofensiva
boliviana. Pero lo cierto fue que el avance paraguayo sobre Charagua no logró
destruir a las divisiones del coronel Anze que, aunque maltrechas, lograron
mantener su capacidad operativa.22 Afectaron este resultado circunstancias de
tipo organizativo como el hecho de que la DI-8 paraguaya no estuviera al
mando del coronel Garay sino del CE-2 perdiéndose así la unidad de mando.23
Pero lo que realmente incidió en el resultado no fue la superioridad en hombres
y recursos que tenían los bolivianos sino el tamaño del teatro de operaciones
en función del número de soldados paraguayos empleados, lo que produjo una
densidad tan baja (menos de 2 soldados por km²) que permitía el escurrimiento
y la dispersión del enemigo hacia zonas no controladas.

Ofensiva boliviana en el Sector Central y Parapetí


Mientras se completaba la movilización general decretada por el presidente
Tejada Sorzano hasta completar 36 regimientos, cuatro unidades de
zapadores, 3 batallones de ametralladoras pesadas, 17 baterías de artillería,
más algunos escuadrones divisionarios y una unidad de comunicaciones, el
alto mando boliviano preparó un plan para desalojar a las fuerzas paraguayas
que habían ocupado, desde enero de 1935, el valle que se extiende, de norte a
sur, entre la serranía del Aguaragüe y la de Ibybobo-Capirendá-Carandaitý. En
su elaboración participaron los generales Guillén, Sanjinés y Placek, este
último jefe de la misión checoslovaca que asesoraba al alto mando boliviano.
Este plan fue presentado posteriormente a Peñaranda, quien, con la
colaboración de los coroneles David Toro, Ángel Rodríguez y Germán Busch,
realizaron algunas correcciones menores.2425

Etapas (1-2-3) en que se dividía el plan de la ofensiva boliviana lanzada en


abril de 1935.

El plan estratégico

El plan dividía la ofensiva en 3 etapas:

1. En la primera etapa, el ejército boliviano debía irrumpir en el sector


central (zona de Boyuibe) para cortar en dos al ejército paraguayo y
atacarlo posteriormente por separado. Esta operación estaría
coordinada con un fuerte aferramiento en el sector de Villamontes para
fijar a las fuerzas enemigas allí estacionadas e impedir que pudieran
ayudar a la otra parte.
2. En la segunda etapa, se avanzaría hacia el norte para ocupar las
márgenes del río Parapetí, el fortín “27 de Noviembre” al este y el
estratégico Carandaitý. En el norte se iniciarían acciones ofensivas
desde Roboré-Ravelo con dirección a Ingavi y al sur, en Villamontes, se
continuaría aferrando a las fuerzas paraguayas existentes en esa zona.
3. En la tercera etapa, las fuerzas bolivianas avanzarían desde Carandaitý
hacia el sur capturando Capirendá e Ybybobo con dirección general a
Ybybobo-El Carmen desalojando a las fuerzas enemigas concentradas
sobre Villamontes.

El avance paraguayo sobre Charagua (amenazando Camiri-Santa Cruz de la


Sierra) realizado a partir de comienzos de abril determinó que el alto mando
pusiera en marcha anticipadamente este plan, que coincidió con la ocupación
paraguaya de Charagua.
Si se compara, en este ambicioso plan, los recursos operativos disponibles con
lo que fue la resolución, rapidez y energía en la conducción de los
comandantes bolivianos, este no guardó relación con los objetivos ni las
brillantes oportunidades que tuvieron las armas bolivianas frente al ejército
paraguayo, peligrosamente alejado de sus bases, inferior en número y
elementos, en lo desarticulado de su despliegue y que además combatía en un
terreno divorciado de sus hábitos y peculiar idiosincrasia. Sin embargo, el
ejército de Estigarribia tenía a su favor el factor anímico cosa que distaba de
poder asistir a los bolivianos y, como consecuencia de esto, un espíritu
ofensivo más despierto y eficaz.26

Primera etapa

El 16 de abril, dos poderosas Divisiones bolivianas, con un total de 8


regimientos y apoyo de artillería, irrumpieron en la zona de Boyuibe rompiendo
las débiles defensas de la 3.ª División paraguaya. Esta División había llegado a
Carandaitý en el mes de marzo proveniente de Bahía Negra (alto Paraguay) y
estaba integrada por 2 regimientos, el RI-26 "Cerro León" y el RC-8 "Gral.
Pedro Duarte", con poca experiencia en combate. La División de Reserva
General (DRG) intentó detener el avance boliviano hacia Mandeyapecuá, a
30 km al este de Boyuibe, pero, rebalsada e infiltrada por todos lados, tuvo que
retroceder hacia las sierras de Carandaitý para defender esa estratégica
posición. La primera etapa de la ofensiva boliviana se cumplió así
satisfactoriamente.

La reacción paraguaya fue inmediata. La 8.ª División volvió desde Charagua a


Casa Alta y desde allí hacia la zona de Boyuibe. El destacamento Garay,
compuesto por la 2.ª División y el Destacamento González, unos 2200
soldados, quedó en el triángulo Charagua-Coperé-Casa Alta para contener a
los 4500 hombres del CE-2 boliviano, 2.ª División y 3.ª División de caballería,
que al mando del coronel Anze, una vez iniciada la segunda etapa de la
ofensiva boliviana en el sector central, debía atacar a las fuerzas paraguayas
en su sector con el objetivo de lograr su encierro estratégico contra el río
Parapetí.

La sorpresiva aparición de la 8.ª División y el Destacamento Duarte Sosa


paraguayos en la zona de Cambeití frenó el ímpetu de la ofensiva boliviana.
Con su clásico estilo de conducción, el coronel paraguayo Rafael Franco tomó
medidas algo riesgosas para asegurar la estratégica posición de Carandaitý.27
Estas fuerzas, desproporcionadamente inferiores, enfrentaron activamente a
las dos poderosas divisiones DI-7 y DC-1 bolivianas que las rodearon en
Cambeití. Durante cuatro días, del 23 al 27 de abril, la expectativa sobre los
resultados de esta maniobra paralizó la atención del ejército, gobierno y pueblo
bolivianos. Nuevamente y casi como un calco de los estereotipados cercos
realizados por el comando boliviano en el pasado, la experimentada unidad
paraguaya, aprovechando su capacidad de movimiento y reagrupamiento,
rompió las líneas en el lugar menos esperado, es decir donde las fuerzas
bolivianas eran más fuertes, aprovechando las fisuras que estas creaban al
abandonar posiciones mejor enlazadas para ir apretando progresivamente el
anillo.28 La 8.ª División y el Destacamento Duarte Sosa se retiraron a través de
la laberíntica serranía de Cambeití con rumbo al río Parapetí demostrando la
creciente adaptación que iban logrando las fuerzas paraguayas a las nuevas
condiciones del teatro de operaciones. Resultó incomprensible para todos el
fracaso del cerco boliviano. El coronel Toro envió al jefe de la DI-7 el siguiente
parte:

"P.C. Sector Central. A: 7ª. División. "Jefe Esmasup [Jefe de E.M. Superior]
manifiesta que es increíble que después de 3 días de cerco a enemigo éste se
salga no obstante haberse estrechado cerco y contar con reservas". Mensaje
del coronel Toro al coronel Demetrio Ramos en (Vergara Vicuña, 1944, p. 315
vol. 7)

El entonces teniente coronel chileno Vergara Vicuña, al servicio de Bolivia,


comenta:

"Naturalmente que el futuro de las operaciones bolivianas [...] y el ritmo a


imprimir al avance, dependía de infligirle al ejército paraguayo un golpe recio
que lo hubiera paralizado traumaticamente [...]. Y el pensamiento militar
boliviano y las ansias del país todo, se afincaron en el cerco de Cambeiti, en el
cual, durante cuatro días, se mantuvo en suspenso una febril incógnita. Grande
debió ser el desencanto cuando el Comando Superior boliviano [...] en un
comunicado de fecha 28 de abril concluía con las esperanzas, muy factibles
por cierto, que se habían forjado en torno al, hasta hacia poco, bien anillado
cerco del sector central norte". Alcides Vergara Vicuña (1944, p. 327 vol. 7)

Los días perdidos sin alcanzar con claridad los objetivos previstos, sin realizar
los cercos hipotéticos ni concretar el aniquilamiento del único agrupamiento
verdaderamente cercado le permitieron al ejército paraguayo acomodar sus
reservas y disponer sus fuerzas en zonas más favorables.

Segunda etapa

Al este de Charagua, el CE-2 boliviano, con sus 9 regimientos, libró fuertes


combates contra la 2.ª División paraguaya al mando del coronel Caballero Irala
que con sus 3 regimientos y el Destacamento González retrocedían lentamente
hacia el Parapetí ofreciendo fuerte resistencia. Desde el 21 de abril, Carandaitý
Mozá cambió de manos varias veces. Con gran esfuerzo, bajas y sacrificio, las
fuerzas del coronel Anze alcanzaron finalmente el margen occidental del
Parapetí el 28 de abril (entre San Antonio e Ibarendá) obligando a la División
paraguaya a cruzar al otro lado del río. El mayor chileno Pablo Barrientos, Jefe
de Operaciones del CE-2 boliviano, comentando las acciones de esos días,
dice:

“¿Es que alguna vez se considera el carácter de los comandantes, el cansancio


de la tropa, la zozobra de los comandos cuando la munición no basta o cuando
se sabe que no ha de llegar y las unidades empiezan a pedirla
angustiosamente, las cavilaciones cuando se interrumpen las comunicaciones
o cuando durante todo el día no llegan noticias de alguna de las unidades y las
bajas que se experimentan diariamente van reduciendo los regimientos a
simples batallones?” Mayor Pablo Barrientos en (Querejazu Calvo, 1981,
p. 434)

El alto mando boliviano se apartó del plan estratégico previsto cuando


consideró que la 7.ª División (5 regimientos que totalizaban 5500 hombres), al
mando del coronel Demetrio Ramos, tenía el poder suficiente para perseguir a
la 8.ª División paraguaya en retirada y ocupar la orilla oriental del río Parapetí
con dirección a Santa Fe.29 La 1.ª División de Caballería, que según el plan
debía acompañarla en esta importante maniobra, fue destinada a proteger el
ala norte de la 3.ª División, a la altura de quebrada de Cuevo. Esto debilitó el
centro de gravedad de las operaciones sobre el Parapetí. El coronel Ramos
avanzó en dos columnas con sus tropas agotadas por tantos días de marchas,
contramarchas y combates hacia Casa Alta pero una de ellas quedó paralizada
al chocar con el Destacamento paraguayo "González" que venía de Charagua
y había cruzado el Parapetí y que ahora maniobraba hacia el sur. Este
encuentro sorpresivo hizo que su comandante, el capitán Antonio E. González,
se escalonara en profundidad logrando, con sus escasas fuerzas, detener a la
División boliviana desde el 29 de abril al 5 de mayo. Las fuerzas bolivianas
ocuparon nuevamente Santa Fe y tras fuertes combates capturaron Ibarendá, a
9 km al este, pero no pudieron seguir avanzando por la fuerte resistencia que el
coronel Garay opuso desde posiciones favorables en la zona de Huirapitindí. El
control paraguayo de este cruce de caminos creó así un peligroso punto de
partida para recuperar Santa Fe que ya estaba en los planes del coronel
Franco al momento de producirse el armisticio. Del agotado CE-2 boliviano,
que sufrió casi 1000 bajas en esta ofensiva, se sacaron 9 regimientos hacia el
sector central para equilibrar allí las operaciones que se realizaban en esa zona
quedando reducido a un mínimo. Así, sin poder completar la segunda etapa,
terminó la ofensiva boliviana tras 40 días de permanentes y agotadores
combates.

Conclusiones

Influyeron en los resultados de esta ofensiva, de por sí limitada en sus


objetivos, el rumor de que la guerra iba a terminar en cualquier momento y el
complejo de inferioridad que dominó al comando boliviano desde las batallas
de El Carmen e Yrendagüé. Esto se manifestó en la lentitud y la excesiva
prudencia del comando boliviano en el desarrollo de las operaciones, lo que no
impidió que se cometieran los mismos errores de conducción del pasado. El
coronel boliviano Anze desaprovechó la oportunidad de repetir la misma
maniobra que había realizado su oponente, el coronel Garay, es decir, reforzar
su ala izquierda y avanzar hacia Amboró, cruzar el río por ese lugar y atacar
directamente hacia Huirapitindí con la intención de unirse con las fuerzas que
avanzaban desde Casa Alta. Con esta maniobra indirecta habría logrado sumar
a la ofensiva las fuerzas bolivianas de Izozog y casi sin esfuerzo, hacer
retroceder rápidamente a Garay hacia el este obligándolo a cruzar el río
Parapetí. Las fuerzas paraguayas, por su escaso número, no estaban en
condiciones de dispersar sus unidades para sostener Amboró y correr el riesgo
de quedar aisladas a uno u otro lado del río. Sin embargo, el coronel Anze, en
lugar de estirar el frente, lo concentró conservadoramente sobre el
Destacamento Garay quien de esta manera eligió la dirección general de su
retirada y donde y cuando librar los combates.

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