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LAS BIENAVENTURANZAS:

Corazón del Proyecto de Jesús de Nazareth


I. “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los
cielos.” (Mateo 5, 3)
 Los pobres felicitados por Jesús son aquellos que viven una realidad social muy sufrida,
y no querida por Dios, esto por la explotación, marginación y las injusticias que se les hace
a los pobres, por parte de un grupo de personas que ostentan el poder socio-económico y
que busca quedarse en esta situación. La opción creyente conlleva todo un proceso de
liberación que hay que construir día a día con el explotado y marginado. Jesús al decir
felices a los pobres, no está queriendo tapar una realidad interpelante; sino, que se refiere a
una actitud real, asumida con ánimo, con un espíritu de discípulo que acoge el Reino y que
tienen su confianza puesta solamente en Dios.
Los pobres saben que sin Dios no son nada. Pero no son, sin más, los desgraciados de la
historia, sino los que, aún dentro de una situación de desgracia y desde ella, creen, confían,
viven y actúan, según el Espíritu del Dios liberador, de los pobres y justos por excelencia.
Por eso mismo, se desprende con facilidad de lo que tienen, y en último caso les da lo
mismo tener o no tener dado que lo único que les importa es tener a Dios.

 El ¨pobre¨ para Jesús, no es aquél que no tiene cosas, sino más bien aquél que no tiene
su corazón puesto en las cosas.
 Fíjate la diferencia: Puedes ser una persona que no tenga cosas materiales pero que no
más estás pensando en lo que no tienes y en lo que quieres tener. Entonces no eres pobre de
corazón. En cambio puedes ser una persona que sí tenga cosas pero que tu mente está
puesta en agradar a Dios, en trabajar por El, en ayudar a otros, en dar tu tiempo y compartir
tus bienes.
 Cuando no vives ocupado de lo que tienes, cuando no eres ambicioso, envidioso,
presumido, cuando confías en Dios y no en el dinero, entonces ¡ eres LIBRE, eres FELIZ !
 Examen de Conciencia en base a la I Bienaventuranza:
¿Reconozco mis limitaciones delante de Dios? ¿... delante de otras personas?
¿Busco vivir en solidaridad con los que realmente son pobres? ¿o más bien evito el contacto
con ellos?
¿Considero todo lo que tengo como un don recibido de Dios?
¿Utilizo mi tiempo, mis talentos y posesiones para servir a Dios y al prójimo o más bien para
satisfacer mis propios gustos, sin pensar en Dios? ¿Los uso en conformidad con su voluntad?
¿Comparto mis bienes con otros, sabiendo que todo es de Dios?
¿Soy egoísta, ... individualista, ... interesado, ... comodón, ... tacaño, ... ingrato, ...satisfecho de
mí mismo ... o lleno de amor propio?
¿Estoy apegado a mis propias opiniones, o los de mi grupo?
¿Estoy dispuesto a aprender de otras personas? ¿Permito a otros corregirme?
¿Permito a Dios formar mis ideas, actitudes y valores? ¿O más bien resisto ser educado por
Dios?
¿Reconozco mi pobreza espiritual delante de Dios, aceptando y deseando ser formado por su
Palabra y por su Espíritu, por su modo de pensar y actuar?
¿Soy materialista, apegado a las posesiones materiales?
¿Me dejo llevar fácilmente por los impulsos a consumir más?
¿Mi obsesión consumista me lleva a excesos en el comer y beber?
¿Tengo envidia de los demás? ¿Codicio los bienes ajenos?
¿Mis deseos desordenados me llevan a robar y engañar?
¿Deseo con ansia la riqueza, la fama, el poder, la autoridad o una situación elevada o
privilegiada?

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¿Recurro a la adivinación o el espiritismo, con el afán desordenado de conocer todo y controlar
todo?
¿Tengo, quizás, otros "dioses" o ídolos (como pueden ser el afán por el tener siempre más
dinero, poder, o placer sexual fuera del matrimonio) es decir, cosas que toman las veces de
Dios en mi vida por las que me preocupo y en las que confío más que en Dios?
¿Valoro el trabajo como una participación en la obra de Dios?
¿Respeto la integridad de la creación, buscando contribuir a la limpieza y belleza de los lugares
públicos, o más bien soy indiferente a las consecuencias ecológicas de mis acciones egoístas y
consumistas?
¿Realmente valoro la pobreza como camino para ser semejante a Jesús y para seguirlo más de
cerca?

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Corazón del Proyecto de Jesús de Nazareth
II. “Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en herencia la tierra.”
(Mateo 5, 4)
 A los pobres se los puede llamar también “pacientes” o “mansos”, porque son los que
no recurren a la fuerza física, no son violentos ni vengativos. No pretenden imponerse
ni dominar. Los pacientes son pobres porque tampoco confían en la fuerza y violencia.
Su única fuerza es Dios, y en las manos de Dios dejan la defensa de sus derechos.
 - No es fácil entender como Cristo te pide que seas MANSO, cuando el mundo es violento, cuando
para los hombres, el importante es el más fuerte, el más poderoso.- Ser MANSO
significa ser bondadoso, tranquilo, paciente y humilde. Ser manso no es ser menso, el
manso es suave por afuera pero fuerte en lo que cree por dentro.- ¨ Poseerán la tierra ¨ quiere
decir que poseerán la ¨tierra prometida¨ que es el Cielo, o sea que llegarán al cielo.
 Examen de Conciencia en base a la II Bienaventuranza:
¿Acepto ser paciente y manso con la mansedumbre de Jesús?
¿Soy manso en el sentido de devolver el bien por el mal?
¿Valorizo el amor humilde, la verdad y la entrega valiente y perseverante como las únicas armas
en la lucha contra el pecado y en los conflictos con la gente que yo considero pecadora?
¿Prefiero recurrir a la fuerza, las presiones, la intimidación, o el uso de la autoridad ciega para
imponer mi voluntad a los demás?
¿Domino sobre los demás en mi casa, en el trabajo o en el trato con los demás en otras
situaciones?
¿Bendigo a los que me maldicen, oro por los que me injurian, hago el bien a los que me odian y
busco acercarme a los que me evitan y hablar con ellos?
¿Busco reconciliarme con mis enemigos?
¿Perdono a los que me ofenden?
¿Busco ser servido o más bien prefiero servir a los demás?
Cuando experimento problemas inesperados o contratiempos, ¿me vuelvo impaciente o aún
abusivo con otras personas, aún las inocentes?
¿Valoro el camino de la mansedumbre como modo privilegiado de progresar en el seguimiento
de Jesús?

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III. “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”
(Mateo 5, 5)
 Cuando los profetas hablaban de “los que lloran”, se referían a los que hacían
penitencia por los pecados del pueblo. Estos también eran “pobres”: se solidarizaban
con los pecadores, lloraban y hacían penitencia por ellos. No se contentaban con
quedarse a un lado o con criticar lo que hacían los demás. “Los que lloran” son los que
están afligidos por todo lo que anda mal en el mundo, y lo tratan de cambiar según el
plan de Dios.

 Examen de Conciencia en base a la III Bienaventuranza:


¿Soy capaz de sentir pena, o soy demasiado duro o indiferente, frente al sufrimiento de los
demás?
¿Me inquietan los problemas humanos experimentados en la Iglesia, en la sociedad, en las
familias y dentro de mi comunidad?
¿Soy capaz de sufrir con los que sufren de la pobreza, de la violencia, de las injusticias y del
pecado?
¿Me aflige la condición de los enfermos, de las víctimas de los desastres y de la violencia y de
los que mueren trágicamente?
¿O asumo más bien una "actitud realista", que realmente es dureza de corazón y falta de
compasión?
¿Tengo compasión de los marginados, los niños de las calles y los mendigos, o más bien
considero su presencia como una molestia, o como un problema que otros deben resolver?
¿Soy capaz de mirar sin juicios ni espíritu de superioridad a los drogadictos, los alcohólicos, las
prostitutas, otras víctimas de vicios y los demás considerados pecadores o desgraciados?
¿Ofrezco mis sufrimientos en unión con el sacrificio de Jesús, para el perdón de mis pecados y
los del mundo entero, para que yo me acerque más a Jesús y para que todos sean atraídos hacia
él?
¿Me entristecen los pecados y las faltas de los demás?
¿O más bien asumo una actitud de risa, de satisfacción baja o exultación maligna con
respecto a aquello que entristece a Jesús, y que un verdadero cristiano sólo puede llorar?

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Corazón del Proyecto de Jesús de Nazareth
IV. “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados” (Mateo 5, 6)
 Otro nombre de los pobres es “los que tienen hambre y sed de Justicia”. El Evangelio
dice que San José, el padre terreno de Jesús, era un “Varón Justo” (Mt. 1, 19). Un Varón
Justo es aquel que ajusta su voluntad a la voluntad de Dios. Los que tienen hambre y
sed de justicia son aquellos que anhelan con todo su ser se cumpla la voluntad de Dios
en todas partes, para el bien de todos; que se les dé a todos el justo valor, que es nada
menos que, ser hijos de Dios.
 Examen de Conciencia en base a la IV Bienaventuranza:
Nota: En la Biblia, la palabra "justicia" [a veces equivalente a "santidad"] quiere decir no
sólo la vigencia de los derechos humanos. Significa primeramente el orden que Dios desea
hacer reinar en el mundo. El aspecto fundamental es netamente religioso: nuestra relación con
Dios mismo. Esta relación con Dios transforma nuestras relaciones con otros seres humanos y
con toda la creación. Por supuesto la justicia del Reino exige las rectas relaciones sociales,
pero ella no se reduce a éstas.

¿Tengo yo "hambre y sed" de lo que agrada a Dios?


¿Busco nutrirme con lo que me hace crecer en la vida de Dios, en el seguimiento de Cristo?
¿Tengo hambre y sed de la Palabra de Dios, de aquella verdadera santidad que es el don gratuito
de Dios?
¿Me importa crecer en el conocimiento de Dios y de sus designios?
¿Quién es Dios para mí? ¿Es el Dios revelado en Jesucristo y proclamado por la Iglesia
cristiana, o más bien una divinidad costumbrista que sirve para resolver mis problemas y
necesidades?
¿Qué hago para corregir mi idea de Dios y conocerlo mejor?
¿Tengo aquel grado de conocimiento de la doctrina cristiana que corresponda a mi edad, a mis
responsabilidades y a mi nivel de educación para que yo sea testigo fiel de Cristo en el
mundo?
¿Leo la Biblia y otros libros que me ayudan a conocer a Cristo, a amarlo y seguirlo como
discípulo en la comunidad de la Iglesia?
¿Participo en programas de mi comunidad, parroquia o diócesis que me ayudan a madurar en la
fe?
¿La oración es realmente un aspecto importante en mi vida?
¿Mi oración es una verdadera conversación con Dios o la mera repetición de palabras?
¿Doy el tiempo adecuado a la oración o sólo el mínimo?
¿Considero la oración como el medio privilegiado para aprender lo que Dios desea de mí, o más
bien la uso para dar instrucciones o órdenes a Dios?
Nota: La escucha de la Palabra de Dios, la oración y la vivencia de las virtudes cristianas
educan nuestro "apetito espiritual" para que adquiramos el "gusto" por las cosas de Dios;
según la tradición bíblica, la abstinencia de cosas legítimas y placenteras es otro camino para
adquirir el hambre y sed de Dios y de la justicia de su Reino.
¿El ayuno, la abstinencia de comidas ricas y otros sacrificios voluntarios son parte de mi vida
cristiana?
¿Me esfuerzo para adquirir buenas costumbres y para librarme de las malas para poder servir a
Dios con mayor libertad y gozo?
¿Frecuento el culto cristiano dominical, reconociendo la necesidad de nutrir mi fe al menos
semanalmente con la oración en comunidad, con la escucha de la Palabra de Dios y la
participación en la Cena del Señor?

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¿O pienso más bien que llevo una vida ya bastante buena, y que no necesito expresar mi fe
cristiana mediante formas externas y comunitarias?
¿En mi vida cristiana, aprecio los sacramentos instituidos por Jesús o más bien soy indiferente a
ellos?
¿Busco comprender mejor el significado de los sacramentos y de las ordenanzas de la Iglesia
cristiana?
Si soy padre o madre, ¿he enseñado a mis hijos a orar y a conocer la fe cristiana? ¿Les ayudo a
crecer en su conocimiento de Jesús, en su amor hacia él y en su seguimiento? ¿Les enseño
esto nos sólo por mis palabras sino también por mi testimonio de vida?
¿Me dedico al servicio de mis hermanos y hermanas mediante algún apostolado en la Iglesia,
mi inserción en el mundo social y en el mundo del trabajo?
¿Mi religiosidad me orienta hacia el servicio a mis hermanos y hermanas en el amor y en la
justicia o más bien asume formas alienantes que impiden el compromiso social?
¿Mi amor a Dios se traduce al amor sincero por los demás?

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LAS BIENAVENTURANZAS:
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V. “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.”
(Mateo 5, 7)
 Ser misericordioso es otra forma de ser pobre, es aquel que mira con amor desde su
corazón la miseria del otro/a. El misericordioso es el que imita a Dios en su rapidez para
perdonar. Los orgullosos –los que no son pobres- son rencorosos, inflexibles ante el prójimo
que los ofende. En cambio, el que es humilde, conoce su propia miseria, sabe por
experiencia propia, cuál es la debilidad humana y la disculpan, la perdonan con facilidad
porque la miran con Amor.
 Examen de Conciencia en base a la V Bienaventuranza:
¿Soy misericordioso con los demás?
¿Perdono a los que me ofenden?
¿Busco comprender a los que son de diferente carácter, de otro grupo social, de otra cultura o
raza?
¿Me da gusto o placer el juzgar y condenar a los demás?
¿Hablo mal de los demás? ¿Me gusta oír o propagar los chismes?
¿Digo cosas, tal vez verídicas, pero que son necesarias decirse, y que sólo sirven para injuriar o
afectar la fama de otros?
¿Hice sufrir a otra persona: física, económica o moralmente?
¿Respeto la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural?
¿Ofendí a otro con mis actitudes, palabras, acciones u omisiones?
¿Me regocijo en el mal que otros sufren?
¿He deseado o procurado la muerte de otro ser humano (un niño no nacido, un anciano, un
"antisocial"...)?
¿Soy legalista? ¿Valoro más la letra de la ley que el Espíritu?
¿Busco calmar las situaciones problemáticas y encubrir las ofensas o más bien busco agitar los
sentimientos, condenando a otros?
¿Me gusta revelar o comentar las faltas de los demás?
¿Soy mezquino e irritable en el trato con los demás?
¿He calumniado o avergonzado a otro? ¿Prejuzgo a los demás?
¿Cultivo prejuicios raciales, culturales o clasistas?
¿Saco conclusiones sin informarme sobre los hechos, en base a opiniones formadas de
antemano?
¿Prefiero efectivamente el juicio estricto a la misericordia?

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VI. “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.” (Mateo 5,
8)
 Jesús retó a los fariseos que se fijaron tanto en la pureza exterior, lavando cada rato sus
manos, los vasos, los jarros y las bandejas. No son ellos los puros. Jesús declara felices a
“los que tienen el corazón puro”. La “pureza del corazón” significa la sencillez,
sinceridad, y la pureza de intención con que se vive y se hace las cosas. Es la actitud del
pobre que no se conforma con el cumplimiento exterior de sus deberes religiosos. Busca,
ante todo, la pureza interior, la pureza de corazón.
Explicó Jesús: “Lo que sale del Ser Humano, eso lo hace impuro, pues del corazón de las
personas salen las malas intenciones; inmoralidad sexual, robos asesinatos, infidelidad
matrimonial, codicia, vida viciosa, envidia, injurias, orgullo y falta de sentido moral. Todas
estas maldades salen de dentro y hacen impuro al hombre” (Marco 7, 20b – 23).

 Examen de Conciencia en base a la VI Bienaventuranza:


¿Amo lo que es puro, moralmente sano, e íntegro?
¿Está teñida mi mente con pensamientos perversos y prejuicios?
¿O estoy más bien puro en mi apertura a todo lo que es bueno?
¿Son puras y sinceras mis intenciones y acciones, o son éstas siempre teñidos con motivos
ocultos?
¿Soy fiel y digno de confianza, o más bien inconstante y sin fe?
¿Confío en los demás, o más bien los sospecho siempre?
¿Me contaminan deseos, palabras, acciones o relaciones impuras?
¿He profanado mi cuerpo, consagrado al servicio del Señor en el bautismo, con la sensualidad y
la lujuria?
¿He instrumentalizado a otra persona para satisfacer mis propios placeres, para extender mi
dominio, o para enriquecerme?
¿Respeto la dignidad de las personas del otro sexo?
¿Me dejo llevar por alguna pasión: el comer, el beber, el fumar, el dormir, el placer sexual, la
diversión, el trabajo o cualquier otra cosa? ¿Dejo alguna cosa controlar a mí, más que yo a
ella?
¿Hay en mí alguna impureza o opacidad que me ciegue y que obstaculice relacionarme libre,
gozosa e íntegramente con Dios?

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LAS BIENAVENTURANZAS:
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VII. “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados
hijos de Dios.” (Mateo 5, 9)

 “Los que trabajan por la paz” tratan de reconciliar a los que están enemistados.
Quienes trabajan por la paz entre los seres humanos actúan como Dios mismo, porque El es
el Dios de la paz (cfr. Romanos 15, 33; 16, 20). Así como los misioneros perdonan a sus
enemigos, éstos trabajan para que no existan enemigos.
 Examen de Conciencia en base a la VII Bienaventuranza:
¿Amo y promuevo la paz, la reconciliación y la comunión con Dios y con otros seres humanos?
¿Sinceramente busco a promover la paz en mi familia, en mi trabajo, en mi vecindad, en la
comunidad de la Iglesia, en la vida de la sociedad, en el país y en el mundo?
¿O más bien soy iracundo e impaciente? ¿Busco la venganza?
¿Busco peleas y discusiones? ¿Provoco la ira en otros?
¿Creo que es mejor "presentar la otra mejilla" al que me abofetea?
¿O más bien prefiero resistirle recurriendo al uso de la fuerza?
¿Me gusta la violencia? ¿Rindo culto a la agresión y al poder?
¿Busco aquella paz interior que es la base de la paz más amplia?

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VIII. A) “Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos
es el Reino de los Cielos.” (Mateo 5, 10)
 No es de extrañar que los que tratan de vivir según el Espíritu de Jesús, sean
“perseguidos por practicar la justicia”. Son un espejo en el que los injustos ven su
injusticia. Por eso, los malvados tratarán de anular a los que obran bien para que no sigan
molestando a su conciencia.
Los profetas trazaron el retrato del “justo perseguido”. Jesús cumplió hasta el último detalle
este anuncio profético. Y él nos dice: “Ustedes no son del mundo, sino que yo les elegí de
en medio del mundo; por eso el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: el servidor
no es más que su patrón; si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes.” (Juan
15, 20). El discípulo de Jesús tendrá que sufrir como “pobre”, sin recurrir a la violencia.
Dejarán su defensa en las manos de Dios.
 Examen de Conciencia en base a la VIII, A) Bienaventuranza:
¿He sido perseguido alguna vez por lo que es recto?
¿Estoy dispuesto a sufrir y aún dar mi vida por la verdad?
¿Participo en buenas actividades que otros podrán criticar?
¿O más bien tomo el camino más fácil de no comprometerme en los asuntos familiares, sociales,
laborales y eclesiales?
¿Acepto que hayan injusticias debido a mi actitud de miedo, de cobardía, de indiferencia o de
flojera?
¿Evito asumir algunas responsabilidades que debo asumir?
¿Rindo culto a la seguridad y la comodidad?
¿Defiendo mis pequeñeces en contradicción a lo que Dios desea?
¿De hecho, me avergüenzo de Cristo y de su camino?

B) “Bienaventurados serán cuando les injurien y les persigan y digan con mentira toda
clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su
recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los
profetas anteriores a ustedes” (Mateo 5, 11)
 Jesús lo pone todo cabeza abajo. No solamente aquí, en el sermón de la montaña, sino
en otros muchos lugares: “dichosos el que llora”, “Dichoso el que sufre”, “Feliz el que da”,
“El más pequeño es el más grande” (cfr. Lucas 9, 28); “Los primeros son los últimos” (cfr.
Marcos 10, 31); “El que pierde gana” (Mateo 16, 25). Jesús habla en serio. No es cuestión
de palabras. Entonces, ¿quién está cabeza abajo? ¿Nuestro mundo como lo hemos hecho los
Seres humanos, o el mundo como lo propone y quiere Jesucristo?
 Examen de Conciencia en base a la VIII, B) Bienaventuranza:
¿Mi gozo y felicidad están radicados en Dios, o más bien en este mundo con sus pasiones,
poderes, posesiones y alabanzas?
¿Soy mezquino, celoso, caprichoso y de mal humor?
¿Vivo sin esperanza? ¿Soy pesimista, perturbado y ansioso?
¿Siempre me quejo, extendiendo mi obscuridad e irritabilidad a los demás?
¿Influye mi fe de algún modo en los acontecimientos de la vida?
¿Realmente miro "las aves del cielo" y "las flores del campo", confiando en Dios y alegrándome
en esta confianza?
¿Dónde está mi "tesoro"? ¿En Dios, en mí mismo, en las cosas?
¿Está mi vida "oculta con Cristo en Dios en el cielo" o soy más bien una persona cuyas
perspectivas y cuya vitalidad de cuerpo, mente y espíritu estén limitadas a las de este mundo
que pasa?

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¿Experimento en mi vida la alegría de la fe en Cristo?

Bibliografía y Página Web:

 http://foro.univision.com/t5/V%C3%ADrgen-de-Guadalupe/Explicacion-de-las-
Bienaventuranzas/m-p/168201288 http://foro.univision.com/t5/V%C3%ADrgen-de-
Guadalupe/Explicacion-de-las-Bienaventuranzas/m-p/168201288

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