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Platón nació en Atenas cerca del año 427 antes de Cristo, filósofo griego, de familia noble.

Frecuentó los círculos militares y poéticos, pero ante su falta de éxito siguió la enseñanza de
Sócrates. Fundó en Atenas la Academia De origen aristocrático, entendía que el poder debía
entregarse a los más sabios, consideró natural que la profesión filosófica llevase a la política y
al gobierno de la ciudad. Es el primer pensador griego cuya obra se ha conservado
íntegramente. Primero en institucionalizar filosofía, primer pensador occidental en criticar
democracia

El pensamiento de Platón surge en una época de crisis política de Atenas, tras la guerra del
Peloponeso y la derrota frente a Esparta; y es la democracia que sigue a los treinta tiranos la
que condena a Sócrates, el justo; además la caída de los tradicionales valores religiosos y
morales da paso al relativismo ético de los sofistas y al debate sobre la base convencional o
natural de la ley. Platón busca una respuesta a tales problemas. Sale en defensa de la
memoria de Sócrates, elabora la teoría de las ideas (hay, pues, valores y virtudes en sí, más
allá de toda convencionalidad), establece la justicia “en sí” como fundamento del orden
socio-político, eleva el eros a categoría ideal, presenta la figura del filósofo (crítico para con la
realidad, situado por encima de intereses mezquinos y preparado para la muerte) como
modelo del ser humano y el único capaz de regir la polis, y se afana por hallar un prototipo de
la misma.

LIBRO 1

Socrates pregunta que es la justicia lo que abre una discusión al respecto. Todas las
definiciones de Justicia son dadas como no válidas.

 CEFALO dar a cada quien lo que se debe


 POLEMARCO hacer bien a los amigos y mal a los enemigos
 TRASIMACO lo que conviene al mas fuerte

La discusión queda inconclusa pero se descartan varias concepciones de justicia falsas.


Concluyen que la justicia es un principio de organización, tanto de una ciudad como de un
individuo, que permite que sean prósperas y felices.

LIBRO 2

Continua la discusión, trasimaco se retira

Glaucón le plantea dos objeciones a la idea de que lo justo es mejor en todo sentido que lo
injusto:

a) En primer lugar, Existen tres tipos de bienes


 los que deseamos por sí mismos como la felicidad,
 los que deseamos por sí mismos y por lo que de ellos se genera como la comprensión,
la vista y la salud,
 los que siendo penosos los deseamos por los beneficios que procuran como la
gimnasia, el trabajo o el tratamiento médico.

La justicia habría de pertenecer a la mejor clase de fines, aquellos que sólo se quieren por sí
mismos pero la mayoría opina lo contrario: considera que la justicia pertenece al tercer tipo, es
algo penoso que deseamos con vistas a obtener un salario y una buena reputación.
b) La mayoría no cultiva la justicia voluntariamente sino por “impotencia para cometer
injusticias”. Para ilustrar esta tesis Glaucón cuenta el mito del anillo de Giges, un anillo
que vuelve invisibles a las personas. ¿Qué haría la mayoría si tuviese ese anillo en su
poder? ¿Respetar las normas o lo contrario? El hombre justo en nada es diferente del
injusto: simplemente el justo está forzado a respetar las normas.

Adimanto, hermano de Glaucón, argumenta que cuando los padres alaban la justicia, no lo
hacen por sí misma sino porque el parecer justo otorga buena reputación.

Para responder a los argumentos de Glaucón y Adimanto, Sócrates elabora un plan que ha
de determinar el resto del diálogo: para distinguir si la vida justa es mejor o no que la
injusta es necesario investigarlo en algo mucho mayor como el Estado. Una vez que
sepamos cómo es la justicia en el Estado aplicaremos lo aprendido a los individuos.
Comienza, por tanto, Sócrates su larga exposición sobre el Estado.

ORIGEN: individuos incapaces de autoabastecerse. La función del Estado es unir las


capacidades de muchos para satisfacer las necesidades de todos: comida, vestido,
vivienda siendo necesaria la guerra a otras ciudades para expandir su territorio. Para
hacer la guerra se necesitaría una clase especial de ciudadanos: los guardianes quienes
deben ser fieros con el enemigo y mansos con sus vecinos.

EDUCACION: Empezaríamos con la gimnasia y la música. Primero, la música, los mitos.


Pero habría que ser cuidadoso con el tipo de mitos que se cuenta a los niños. No se les
deben contar mitos, aunque pertenezcan a Homero y Hesíodo. La educación de los niños
deberá realizarse con mitos que cumplan dos pautas básicas:

a) “…el dios no es causa de todas las cosas sino sólo de las buenas”

b) Al Dios le corresponde la perfección, la inmutabilidad y la verdad.

LIBRO 3

Continúa Sócrates dictando las normas que deben cumplir los mitos que se cuenten a los
niños que vayan a ser futuros guardianes. En primer lugar, debe eliminarse el Hades, el lugar
terrible al que van las almas tras la muerte. Los guardianes, soldados al fin y al cabo, no deben
temer en ningún caso morir. También deben cuidarse las características de la personalidad del
héroe: le están prohibidas quejas y lamentos, no temerá perder hijos, hermanos o riquezas y
será quien más estoicamente soporte las desgracias.

Tampoco se les debe permitir la risa ni la mentira. La mentira está restringida a médicos y
gobernantes, que pueden usarla para beneficio del paciente o del conjunto del Estado
respectivamente. En las manos equivocadas la mentira puede arruinar el orden social. Los
mitos deben también predicar entre la juventud moderación respecto a las comidas, las
bebidas y el sexo

El Estado también habrá de vigilar las imágenes que fabrican los artesanos e impedirles
representar “lo malicioso, lo intemperante, lo servil y lo indecente”

, es importantísimo cuidar la educación musical pues la música es el arte que “más penetra en
el interior del almLa gimnasia, junto a la música, es el otro modo fundamental para educar a
los guardianes. Pero siempre teniendo claro que un cuerpo perfecto puede poseer un alma
corrupta, pero un alma bella hará con su cuerpo lo mejor posible. Así, por tanto, los
guardianes deberán abstenerse de embriagarse. a”
Deberá buscarse más bien una salud resistente y una gran capacidad de adaptación,
características muy útiles para la guerra.

Combinando gimnasia y música se imprimirá valentía y moderación en el alma de los jóvenes.

Sócrates pasa ahora a determinar quién debe gobernar. Y su respuesta es clara: los mejores
guardianes, aquellos capaces de poner siempre al Estado por encima de sus necesidades y
deseos. Para identificarlos se los someterá a pruebas y engaños desde niños de modo que
sean tentados a olvidar que lo primero es el grupo y luego el individuo. Debajo de los
gobernantes, estarán los guardianes y, por último, los artesanos y labradores. Para justificar
este orden social Platón se apoya en el mito de las clases. Según este el dios hizo tres clases de
hombres poniendo oro en los gobernantes, plata en los guardianes y hierro y bronce en los
trabajadores. Es fundamental para el orden del Estado que los individuos se emparejen sólo
con otros de su misma clase. Si alguno demostrara no estar a la altura de la clase social en
que ha nacido debe ser rebajado y también lo contrario: si algún hijo de labradores
demuestra las aptitudes necesarias para ser guardián debe ser ascendido.

Para que se preocupen del bien general y no del suyo propio, Platón les prohíbe los bienes
privados y les obliga a las comidas en común.

LIBRO 4

objeción de Adimanto al obligar a los gobernantes a prescindir de cualquier tipo de propiedad


privada parece que queramos hacer de ellos los más infelices. Sócrates le responde que el
objetivo de fundar el Estado no es que una sola clase sea feliz sino que lo sea el conjunto de
la sociedad. Cada clase social tiene su función y la de los gobernantes es la principal. Es
necesario evitar por todos los medios que se corrompan pues si eso sucede en el Estado
reinará la peor de las injusticias. Por eso hay que alejarlos de las riquezas.

Sobre la riqueza y la pobreza el razonamiento de Sócrates es el siguiente: no debe haber en el


Estado sano ni ciudadanos muy ricos, pues dejarán de trabajar, ni muy pobres, pues no podrán
fabricar o producir adecuadamente. La riqueza y la pobreza han de mantenerse fuera del
Estado.

la gente bien formada descubrirá con naturalidad la solución a los problemas, innecesario
leyes

Por último se plantea qué tipo de religión tendrá este nuevo Estado. admitir a Apolo como
divinidad suprema.

Una vez establecidas todas las normas para la fundación del Estado, Sócrates recuerda
aGlaucón y Adimanto, el plan original esbozado en el libro II, ahora “columbremos dónde
existe la justicia y dónde la injusticia, y en qué se diferencia una de otra, y cuál de las dos debe
adquirir el que haya de ser feliz” (427d) El Estado sano es por completo bueno y esto significa
que es sabio, valiente, moderado y justo

Sócrates dice que no la han visto porque la han tenido todo el tiempo justo delante. Justicia es
que cada uno dentro del Estado cumpla su función lo mejor posible. Injusticia es la
dispersión y el intercambio de tareas dentro del Estado.

Apliquemos ahora al individuo lo dicho sobre el Estado. En primer lugar, Sócrates demuestra
que existen tres partes del alma: la racional, la irascible y la concupiscible. la justicia en el
individuo consistirá en que cada parte del alma haga lo suyo. La injusticia, al contrario,
consistirá en la sublevación de una de las partes contra el conjunto del alma, reinando la
violencia o inmoderación.

La salud y la belleza son consecuencia de obrar con justicia. La enfermedad y la fealdad, fruto
de la injusticia. Es, por tanto, más ventajoso obrar con justicia pues sería absurdo decir que lo
mejor para el cuerpo es corromperlo con todo tipo de placeres. Una vez llegados a este punto
Sócrates propone investigar cuántos tipos de corrupción del Estado pueden darse

LIBRO 5

pidiéndole detalles sobre la ciudad ideal.

las aptitudes naturales para la gimnasia, la sabiduría y la guerra están repartidas


igualitariamente entre ambos sexos, aunque son más débiles en las mujeres. Por lo tanto
mujeres y hombres podrán participar en la guerra y las tareas de vigilancia del Estado, aunque
se encargará a las mujeres las más livianas.

Entre los guardianes, las mujeres y los hijos serán comunes

Una vez seleccionados los mejores para ser educados como guardianes vivirán y comerán en
común entremezclados hombres y mujeres. Por necesidad natural serán conducidos a la
unión sexual pero, por analogía con el cuidado de los rebaños, no permitiremos que todos
procreen por igual sino que, igual que hacemos con los caballos y el ganado, favorecemos que
procreen más los mejores. Para que esto pueda hacerse entre humanos habrá que hacer uso
de la mentira

Los mejores serán llevados a una guardería en una parte separada del país. Los peores y los
defectuosos “serán escondidos en un lugar no mencionado ni manifiesto” (460c). Las mujeres
guardianes podrán visitar a los niños de la guardería para darles el pecho pero cuidándose bien
de que no reconozcan al suyo.

Sócrates pasa a continuación a demostrar que estas normas son útiles para la organización del
Estado. Es evidente que aquellas costumbres que “despedazan y convierten en múltiple” al
Estado son las peores. Serán las mejores aquellas que favorezcan una comunidad de placer y
dolor, es decir, cuando todos se feliciten o se entristezcan por lo mismo. Esto no ocurre
cuando los miembros del Estado pueden decir “mío”, “no mío”. Sin embargo, si todo es de
todos, todos padecerán alivio y dolor por las mismas causas al mismo tiempo. En otros
Estados, los miembros de la clase superior podrán tratarse como extraños pero no ocurre lo
mismo entre los guardianes de la ciudad ideal. Entre ellos hay una verdadera comunidad de
placeres y dolores. Y la causa de esto es la comunidad de mujeres y niños. Tampoco existirá la
propiedad privada entre los guardianes por los mismos motivos. No habrá luchas intestinas
pues los jóvenes no se atraverán a levantarse contra sus padres

Dado que la ocupación principal de los guardianes será la guerra habrá que enseñarles desde
niños la crueldad del frente de batalla. Quien abandone su puesto será convertido en
artesano o labrador y el que sea apresado por el enemigo será ofrecido a sus captores para
que hagán con su presa lo que quieran. El más valiente, por el contrario, será coronado, besará
a todos, tendrá más mujeres y engendrará más, se le compondrán himnos y cuando muera
recibirá sepultura sagrada.

Sócrates responde si un paradigma o una Idea no existe, como este modelo de Estado, eso no
le resta perfección alguna. Reproducir un Estado semejante en el mundo real es imposible
pero podría crearse uno parecido a condición de que gobiernen los filósofos o los reyes se
vuelvan filósofos.

Sócrates explica que al filósofo le corresponde el conocimiento científico, conocimiento de lo


que es, opuesto a la ignorancia, que sería el conocimiento de lo que no es. La opinión
correspondería a esos parecidos a filósofos y se ocuparía de un territorio intermedio entre el
ser y el no ser, de su mezcla. A estos se les llamará “amantes de la opinión” y no filósofos.

LIBRO 6

Sócrates tiene que defender la tesis con la que terminaba el libro V: el Estado ideal llegará
cuando gobiernen los filósofos. ¿Qué otras características harán al filósofo el más apto para
gobernar? Su amor a la verdad. Una consecuencia de orientar todo su ser hacia la verdad y el
conocimiento rechazará de un modo natural los placeres corporales y las riquezas. El
desprecio a la muerte: quien contempla el universo en su totalidad sabe que la vida humana
no es gran cosa ni la muerte algo temible. Justo y manso tiene por fuerza que ser su carácter.
Entre los filósofos no es posible admitir tampoco a alguien poco dotado para el aprendizaje: la
memoria del filósofo ha de ser poderosa.

Adimanto interrumpe a Sócrates y le objeta que todo lo que está contando sobre la figura del
filósofo está bien en teoría, pero en la práctica el filósofo aparece como un individuo extraño,
depravado e inútil para el Estado. Sócrates le responde que esa es imagen es `producto del
maltrato que dentro del Estado sufren los hombres más razonables. Para defenderlos Sócrates
compara el funcionamiento de la sociedad ateniense con una nave en la que en lugar de
gobernar el piloto lo hacen los marineros aun sin tener conocimiento del arte de la
navegación. Estos marineros defienden, además, que ese arte no es enseñable y se pasan la
vida buscando la manera de persuadir al piloto para dirigir el barco donde les plazca. No se dan
cuenta de que para navegar hay que conocer bien los astros y los vientos. En una nave tal qué
otra co

sa dirán del verdadero piloto sino que es un “observador de las cosas que están en lo alto”,
“charlatán” e “inútil”. Esos marineros corruptos no son otros que los políticos atenienses.

El alma filosófica, con facilidad para aprender, valiente, buena memoria y grandeza de espíritu,
tiene muchas dificultades para crecer correctamente en la sociedad ateniense pues es tentada
por el poder y el dinero, volviéndose soberbia e ignorante

Sócrates es extrañamente optimista. Considera que la multitud no se irritará ni mostrará


malicia hacia quien ni se irrita ni muestra malicia. Los culpables de que la multitud desprecie la
filosofía son aquellos que han irrumpido en ella para darle un uso indebido como la
argumentación sofística en el ágora y los tribunales

l: ¿qué estudios y ocupaciones servirán para formar a los futuros gobernantes filósofos? Sólo
los guardianes perfectos podrán llegar a ser filósofos: los demasiado fogosos tendrán
dificultades para aprender y los demasiado razonables se dejarán llevar por sus temores.
Tendrán que participar de ambas cosas: valentía e inteligencia. Y además, acceder al estudio
supremo, a la Idea del Bien

LIBRO 7

El libro VII continúa con el plan de estudios que ha de seguir el rey-filósofo antes de alcanzar
la contemplación de lo que verdaderamente es. Ese plan ha de incluir las siguientes materias:
Aritmética, geometría, astronomiA, ARMONIA Y DIALECTICA

¿A quiénes se destinará el estudio de la ciencia suprema, la dialéctica? Se elegirá a las


naturalezas más estables, más valientes, más agraciadas, que aprendan sin dificultad, con
buena memoria, amantes del trabajo,

educar a estos niños jugando. Una vez que terminen la gimnasia obligatoria, sobre los veinte
años, se escogerá a los mejores para profundizar en los estudios aprendidos en la niñez.
Deberán alcanzar una visión sinóptica de las afinidades de las materias entre sí. Este es un
requisito indispensable para el dialéctico. Quienes sobresalgan en los estudios y en la guerra
serán seleccionados a los treinta años para ser probados en el poder dialéctico.

Termina aquí la descripción de la ciudad ideal que sólo podrá ponerse en marcha cuando
gobierne un filósofo que se atreva a expulsar de la ciudad a todos los habitantes mayores de
diez años y tome a su cargo a los niños para educarlos en el Bien y la Justicia. e harán cargo
de sus hijos, alejándolos de las costumbres actuales que también comparten sus padres, y los
educarán en sus propios hábitos y leyes,

LIBRO 8

Expone el origen y características de los diferentes sistemas políticos usando relatos


esquemáticos, ágiles, entretenidos y repletos de significado. El enemigo a batir es
lademocracia, descrita por Platón como el sistema político más bello a ojos de los más necios.

Quedó establecido que el Estado mejor era la aristocracia de reyes filósofos con las siguientes
características:

 comunidad de mujeres e hijos,


 educación íntegra común,
 reyes que se hayan acreditado como los mejores en la filosofía y en la guerra,
 guardianes que no tengan nada privado sino todo en común y reciban del pueblo sólo
su alimento a modo de salario. A un Estado excelente como este le corresponde
además un modelo de hombre también excelente

Degeneración formas de gob

LIBRO 9

El Estado tiránico compartirá las miserias del hombre tiránico. Del mismo modo que en el
hombre tiránico las mejores partes del alma están sometidas a un sombrío legislador, en el
Estado tiránico la mayoría será esclava del más loco y perverso. Será un Estado muy limitado
pues, al igual que el hombre tiránico, es el que menos hace lo que quiere. Será también un
Estado pobre, lleno de temor y vencido por “quejas, gemidos, lamentaciones y
sufrimientos”. Es evidente que el Estado tiránico es el más injusto y, al mismo tiempo, el más
infeliz. Queda por demostrar que también el hombre tiránico es el más infeliz.

El sabio es aquel que cultiva la justicia y la armonía en su alma otorgando el mando a la parte
racional. De este modo, imita al Estado ideal que Platón acaba de describir en los libros
anteriores

LIBRO 10
r. Una vez que Platón ha demostrado que el tirano es el más infeliz de los hombres le queda
argumentar a favor de la felicidad del justo. En esta, como en todas las demás cuestiones en
las que la filosofía se revela insuficiente, Platón recurre al mito DE er

Una vez descartada la posibilidad de que el injusto sea feliz le queda a Platón analizar los
premios que ha de recibir el hombre justo. Estos no se limitarán al breve tiempo que vivimos
puesto que el alma del hombre es inmortal.

Al justo, amado por los dioses, todo cuanto viene de estos le resulta del mejor modo posible.
Los hombres, aunque tarden más en reconocerlo, también terminan por otorgar al justo los
premios que corresponden a su reputación. Los justos terminan al mando de sus Estados, se
casan con hijas de las familias que prefieren y dan a sus hijos en matrimonio con quienes les
place. Los injustos, por el contrario, terminan en la cárcel y en la vejez se convierten en
miserables, despreciados hasta por los extranjeros y azotados como los esclavos. Sin
embargo, los verdaderos premios y castigos llegan tras la muerte.

La justicia es que cada uno haga realmente lo que tiene que hacer y atañe a toda la polis. La
justicia es el principio mismo, virtud única de donde brotan las tres anteriores.

Entonces la justicia consiste en el perfecto ordenamiento de las tres almas, es decir, cuando
cada una desarrolla las virtudes que le son propias: el alma racional, la prudencia el alma
concupiscible, la templanza el alma irascible, la fortaleza. Cuando estos presupuestos se dan,
se llega a la felicidad a través de la virtud. No obstante, Platón mantuvo siempre la afirmación
de que debe ser la razón la que gobierne y que el único medio que nos puede llevar a la
justicia, y por tanto a la felicidad, es la educación.

Para Platón el imperio de la justicia deviene necesariamente en la prevalencia de la felicidad.


Por ello es que el Estado tiene como misión promover ambas cuestiones, sobre todo porque la
felicidad en la cual desemboca la teoría platónica es la de la sociedad entera (haciendo
abstracción de la felicidad personal o individual). La justicia y la felicidad son entonces, la
justicia y la felicidad de la comunidad entera; es decir, de la ciudad-estado en su conjunto.

La justicia se basa en el reparto equitativo de los beneficios de una ciudad entre sus
habitantes, de modo que para gobernar de manera justa, aquellos que menos tienen deben
ser los más favorecidos por la organización de la ciudad. Según esto, los gobernantes que
quieran serlo de una ciudad, no pueden ser aquellos que ambicionen el poder para su propio
enriquecimiento, sino que deben gobernar aquellos que lo hagan en virtud al desarrollo
común. Si el gobierno recayese sobre aquellos que lo ambicionan, la sociedad sería deficiente
e injusta.

La persuasión y la fuerza son las herramientas para que cada uno actúe con justicia,
entendiendo por justicia, "el hacer cada uno lo propio", de donde se infiere que la perfección
de la ciudad radica en que cada uno haga en ella lo que le es propio.

producir salud es disponer los elementos que hay en el cuerpo de modo que dominen o sean
dominados entre sí conforme a naturaleza; y el producir enfermedad es hacer que se
manden u obedezcan unos a otros contra naturaleza. Pues bien, el producir justicia no sería
otra cosa que disponer los elementos del alma para que dominen o sean dominados entre sí
conforme a naturaleza.
Por su parte, el producir injusticia es el hacer que se manden u obedezcan unos contra otros
contra naturaleza. Por todo ello, la virtud se nos aparece también como salud y bienestar del
alma; mientras que el vicio lo hace como enfermedad y flaqueza de la misma.

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