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El Camino del Chamán

El Camino del Guerrero Sagrado sana el Espíritu. El Camino del Payaso Sagrado sana el Alma. Y el Camino del
Chamán sana el Cuerpo. ¿El Cuerpo? ¿No hemos la mayor parte de nosotros sido condicionados para creer que
el Cuerpo es en cierta forma inferior al Espíritu, al Alma?

Los ancianos de América — los Americanos Aborígenes — siempre han enseñado que el Cuerpo, nuestra
conexión personal de sustancia y espíritu, es sagrado. Una antigua canción de la Sociedad de Mujeres Salish
postula:

Quien no puede amar su Yo no puede amar a nadie.

Quien tiene vergüenza de su cuerpo tiene vergüenza de toda vida.

Quien encuentra impureza y suciedad en su cuerpo está perdido. Quien no pueda respetar los regalos dados
aun antes del nacimiento. Nunca podrá respetar cualquier otra cosa completamente.

El Camino del Chamán comienza con su propio Cuerpo e implica la creación, control, almacenamiento,
canalización, cambio, y liberación de energía. Principios recientemente “descubiertos” por científicos
modernos eran conocidos por los Chamanes desde las épocas más remotas, por ejemplo: Arrastre por
convección (“si dos ritmos son casi iguales y sus fuentes están a corta distancia, siempre se refundirán,
caerán en Sincronía”.); E = mc ² (la intercambiabilidad entre energía y materia); Y la Teoría de onda /partícula
(la Energía puede viajar en ondas o partículas). Un Chamán percibe su Cuerpo como una agrupación luminosa,
un acto sagrado, un acto vertiginoso de poder y belleza. Explorando su Cuerpo, él se convierte en un
especialista en vibración, armonía, y balance. Curioso por cruzar a otras dimensiones, su conciencia se
extiende y llega a ser como un pararrayos. Cuando esa conciencia es iluminada, su Cuerpo conecta esta
energía a tierra y la descarga a fin de que no haga daño.

Algunos principios científicos aún no han alcanzado a los conocimientos chamánicos, por ejemplos, el
principio de Gravedad. Un Chamán de hoy en día lo explica así, ” La tierra te llama. Tiene algo para ti. Esta
gran criatura en la cual vivimos desea darte su energía para potenciar tu vida “. Los occidentales rehúyen este
regalo. Le llaman GRAVEDAD y piensan que es una fuerza que quiere jalarnos hacia abajo al centro de la tierra.
En lugar de eso, sé como un árbol, hundiendo sus raíces hacia abajo hacia el magnetismo de la tierra.
¡Extiéndete con tus ramas y tus hojas hacia la luz y el aire de las alturas “!

La imagen de un árbol es un gran modelo para los chamanes. Un árbol es un ser de energía muy eficaz. Usa
cada bit de energía y no la desaproveches para nada. La madera de un árbol es un conductor de energía tanto
desde abajo como desde arriba; Y como tal, es a menudo usado por el Shaman para conducir su conciencia en
viajes de descubrimiento. Un tambor, hecho de cuero extendido sobre madera, se convierte en “el corcel del
chamán. Calabazas, matracas, y otros dispositivos rítmicos también pueden ser usados como conductores de
energía. ¡El Chamán se sintoniza al ritmo y cabalga hacia otros mundos! Entonces el ritmo trae al Chamán de
vuelta a ésta, su Tierra amada. Como un árbol vivo, el chamán es arraigado profundamente dentro de la
tierra, poniéndose en contacto y convirtiéndose en espíritu”.
Los chamanes se sanan a sí mismos (y sirven como catalizadores curativos para otros) de tres maneras
principales:

1. Removiendo obstrucciones en el flujo de energía;


2. Equilibrándose y centrándose; Y
3. Poniéndose a tono y armonía.

Los chamanes son descritos como seres de aguda inteligencia, un cuerpo perfectamente flexible y ágil, y una
energía que se muestra ilimitada. Su memoria y autocontrol están por encima del promedio; Y sus ojos
brillantes revelan una astucia tímida. A menudo, su poder interior avanza con su edad; Y exhiben gran fuerza,
flexibilidad, y vigor a todo lo largo de su edad madura. Como Ancianos (un término usado con extremo
respeto por los Americanos Nativos), pueden realizar asombrosos actos de equilibrio y agilidad. A menudo,
son espléndidos artistas (especialmente en arte místico/ abstracto), músicos, bailarines, poetas, cantantes,
artesanos que usan su arte para atraer el espíritu de la tierra. Todas estas cualidades proceden de años, y
hasta vidas enteras, de sufrir, sacrificarse, y esfuerzo implacable.

Como chamanes, las mujeres en muchas tribus realizan en todas las formas aquello por lo cual los chamanes
masculinos son conocidos. Realizan sanaciones, ceremonias de caza, búsquedas de visiones y la guía de ellas,
actos de psicocinesis, teleportación, control del clima, etc. En las diferentes tribus, según la costumbre de
cada una, el chamán crea también ciertos artefactos — ropa, canastas, ornamentos, objetos a ser llevados
puestos en bolsitas o bajo las faldas o cosidos en cinturones. Oficia en los entierros, nacimientos, poniéndole
nombre a niños y dándole la bienvenida a este mundo, rituales menstruales y de embarazo , y rituales de
comunicación psíquica, manipulación de animales, metamorfosis o transformaciones. Mucho de esto es
logrado a través del baile y el mantra, y gran parte de los métodos, los símbolos, los significados, y efectos de
sus esfuerzos chamánicos están registrados en las historias que él narra, las canciones que él Canta, y el
conocimiento que él posee.

Una parte de este conocimiento es transmitido a otros de una forma que sea útil para ellos, y otro poco es
reservado para si mismo, enseñado formalmente a sus aprendices, o compartido con otros chamanes.

Adquirir poder chamánico implica una tipo de experiencia de muerte /renacimiento. Implica olvidarse del yo,
eliminar los hábitos que hacen la personalidad, prescindiendo del “auto-diálogo,” quitándose de en medio y
dejando al universo realizar la conversación. Cuando el Chamán de acuerdo con la tradición muere para sí
mismo, nace en la más grande comunidad de la Tribu del cosmos como representante de la Tierra. ”
Esencialmente, el camino espiritual de un chamán depende del tipo de poder que posea, el tipo de Espíritu al
que está conectado, y la tribu a la cual pertenece. Tiene la obligación de seguir la guía de los Espíritus y llevar
a cabo las tareas asignadas.. Las historias americanas nativas apuntan hacia un serio evento que da por
resultado la muerte del protagonista, su visita al reino de los Espíritus del cual él finalmente regresa,
transformado y poderoso. Después de tales acontecimientos, él ya no le pertenece a su tribu o a su familia,
pero a los Espíritus maestros que le instruyeron. Esto lo hace parecer “extraño” a muchos de sus
compañeros”.
Buscando la sabiduría del Cuerpo, un Chamán constantemente se centra en su vientre, su barriga, o su plexo
solar, NO en su cabeza. El centro inferior le brinda una mejor base desde la cual moverse. También sujeta sus
descontrolados procesos de pensamiento y lo pone en armonía con el Cuerpo de la Tierra. Con objeto de
emplear su propia energía eficientemente, el Chamán debe volverse flexible, fluido. Para hacer esto, debe
enfrentar los bloqueos del miedo acumulado en el Cuerpo. su tarea es disolver los bloqueos del miedo con la
energía que él genera; Ciertamente, la palabra “chamán” literalmente quiere decir ” calentarse uno mismo”.
A medida que la forma inflexible es consumida, la forma fluida es revelada; Éste es el significado de la
transformación. Es un regreso a la simplicidad liberadora similar a la naturaleza primitiva de los animales
salvajes, los niños pequeños, y nuestros ancestros Terráqueos más antiguos. La libertad viene al dejar
marchar y al aprender a confiar en el cuerpo de uno para encontrar su propia vibración, balance y armonía.

Me siento más y más feliz a medida que envejezco. Soy simplemente más libre de condiciones. Esto conlleva
hacer sacrificios voluntarios. El término Sacrificio viene de las palabras ‘hacer sagrado.’ Mi vida chamánica es
una vida de hacer todo sagrado, entendiendo todo como sagrado Hasta la basura es sagrada.

La iniciación de un Chamán no es asunto fácil. Sin embargo, como un Chamán floreciente fue informado, “la
joya más bella es templada en el fuego más ardiente y sumergida en el agua más fría”.

El poder es la fuerza y la habilidad de verte a tí mismo a través de tus ojos y no a través de los ojos de otros. Si
una persona tiene poder, y no lo usa, el poder se asentará dentro de ella y no tendrá lugar hacia el cual
dirigirse. Es entonces que el poder se vuelve retorcido y maligno. Puede volverse en contra de la persona que
lo ha convocado. Si una persona se retrae del poder, posteriormente desarrollará problemas y toda clase de
dolencias físicas (por ejemplo).

Una persona puede ser un Chamán en potencia si condiciones tales como éstas existen en su vida: Su
nacimiento es peculiar, especial de algún modo. Quizá sea difícil, aun traumático. Como niño, ha
experimentado alguna situación en su vida que le ha apartado de otros niños. Simplemente puede haber sido
dejado a su suerte, o puede haber tenido incapacidades o situaciones restrictivas Se siente diferente que los
demás. Puede haber padecido largas enfermedades, fiebres, ataques, o hasta haber rozado la muerte. A
causa de su aislamiento, o simplemente por su don, está en contacto con un mundo sutil que es extraño para
la mayoría de sus pares, y sus talentos psíquicos florecen. Importantemente, también pasa por alto partes
vitales del proceso de culturización, haciéndole esto sentir que él/ella realmente no encaja en esta sociedad.

Esto no quiere decir que un iniciado no pueda recibir ayuda. Si es sincero en su deseo de curarse, encontrará
las parteras y catalizadores correctos para dar nacimiento al Chamán en sí mismo. De acuerdo a los métodos
tribales antiguos, podría encontrar a un Chamán experimentado en su comunidad y explicar lo que le ocurre
así aliviar su camino por un tiempo. Éste al ser más anciano, más sabio le dará ejercicios que le enseñarán a
controlar el grado y detectar el momento para “abrir la flor de su conciencia”.Estos podrían incluir
enseñanzas de meditación, sueños lúcidos, auto hipnosis y visualización, reconocimiento de campos de
energía, practica con sonido y color, construcción de rituales, pintura con arena, trabajos de artesanía de
tipos diversos, danza de Trance, etc. También le sería enseñado cómo protegerse de intrusiones no deseadas
tanto psíquicas como físicas. Técnicas como purificación, bendición, creación de límites, protección, y la
adquisición de aliados guardián sería parte de tal instrucción. Las técnicas para conectar con la tierra serías
destacadas de manera tal que el iniciado trabajará con plantas, animales, y medicina con piedras.

En tiempos actuales, sin embargo, la ayuda puede provenir de direcciones insólitas, ciertamente. Por ejemplo,
la contemporánea India Chamán de las Llanuras, Tayja Wiger, nació en un sumamente hostil y ofensivo
ambiente urbano sin contacto con los métodos tribales. La sociedad la tildó de delincuente ciega, lisiada,
retrasada, demente y. Fue metida en una institución, en reformatorios e instituciones mentales. Todo ese
tiempo, oró por la sanación. Los psiquiatras no comprendieron su tradición Chamánica (la cuál ella a menudo
manifestó inconscientemente), pero la ayudaron a encontrar el tiempo, espacio y los recursos que ella
necesitó para poder sanarse a sí misma. Su enfoque intenso en la auto sanación la impulsó a través del túnel
oscuro del miedo y la cólera hacia un lugar donde ella podría continuar, mediante el amor, confiando en el
Universo. Ahora, ella es físicamente sana, inteligente, cuerda y trabaja como Chamán; “Sanadora, ministra
ordenada, consejera y amiga risueña de la Luz”. ¡Su historia es una inspiración para todos nosotros!

Las personas de las tribus creen que convertirse en un Chamán es una cuestión de destino; Y que si una
persona destinada a convertirse en un Chamán se resiste, se enredará más y más en sus problemas. La
historia de la Mujer del Cielo, un Chamán de la Tribu Ojibway, ilustra cómo una mujer que reaccionando
valientemente a una crisis abrazó su propio destino chamánico. Nacido en una familia perturbada por
violentos desacuerdos familiares, la Mujer del Cielo rehuyó esta situación caótica a los 9 años y vagó por el
bosque del norte por mucho tiempo hasta que un grupo de rescate la encontró. Entre sus rescatadoras
estuvo una mujer vieja que la quiso, la cuidó, y se convirtió en su abuela adoptiva.

Cohabitaron felizmente por largos años hasta un día, la Abuela se puso muy enferma. La mujer del cielo
estaba asustada. Mientras ella se encargaba de su Abuela y velaba por ella, la Mujer del Cielo se quedó
dormida y tuvo un sueño. Soñó que alguien le daba una matraca y otras cosas que los Chamanes usan cuando
curan, y le dijo,” Prueba esto con tu abuela. Podría mejorarse “. Cuando se despertó, la Mujer del Cielo hizo
una matraca pequeña y comenzó a hacer las cosas que el sueño le mostró. Cuando terminó, la anciana lucía
más radiante. La mujer del cielo siguió con su trabajo hasta que su abuela estuvo casi repuesta del todo.
Entonces, otras personas supieron de ella y vinieron por ayuda. Ella se convirtió en una sanadora viajera.

Siguiendo su guía interior, la Mujer del Cielo más tarde recordó que en sus jóvenes andanzas, ella había sido
guiada y adiestrada por sus Espíritus Guardianes para hacer su obra. Su compasión cariñosa por su Abuela fue
lo que catalizó su propia transformación. Sus Espíritus la guiaron pero ELLA TOMÓ SU DESICIÓN DE
ACUERDO A SU PROPIO LIBRE ALBEDRÍO para seguirlos.

Los chamanes de hoy en día han aprendido de los errores que los Chamanes del pasado han cometido.
Conservando solo lo que funciona, se han desecho el resto. Se han olvidado de la arrogancia y han aceptado
la sencillez. No les da miedo juguetear y divertirse. Se han comprometido a prestar servicio a la fuerza de la
vida; Sacan fuerza e integridad de ése compromiso.

Se ha dicho que el primer Chamán fue Grandmother Fire. Ella es el ancestro verdadero de todos los
chamanes. También se ha dicho que el primer Chamán inventó el sexo. El Chamán es auto-erótico, enamorado
de su Cuerpo y del Cuerpo de la Tierra. Se calienta a sí mismo, quemando la escoria, centrándose en sí mismo
en su propia luminosidad. Irradia bienestar y confianza en sí mismo. Su liderazgo emerge de una pasión por la
vida y es sustentado por el balance. El calor del Chamán es una hoguera alrededor de la cual una comunidad
se congrega con naturalidad. Su calor es procreativo; Y su género puede sostener y trascender la tensión de
los opuestos, dándole la habilidad de dirigir con éxito en cualquier mundo que se encuentre. El simple hecho
de ser un Chamán otorgará bienestar al demostrar que el cambio es posible.

Los sanadores manifiestan que es el amor el que cura, pero para muchos es muy difícil librarse del miedo y la
cólera que se alojan en la mente subconsciente y así poder ACEPTAR ese amor. Ahora es tiempo de que todos
nosotros limpiemos nuestras vidas, entonces nos volvamos de dentro hacia afuera compartiendo todo.

Amor es una palabra para la transformación. Y hay muchos seres dignos de nuestro amor. No tiene que ser un
hombre lo que tú busques. Cuando dices, ‘ te amo, ’ dices, ‘ te transformo.’ Pero ya que tú solo no puedes
transformar a nadie, lo que realmente estás diciendo es, ‘me transformo a mí mismo y a mi visión.’ En todo
tiempo estoy viviendo en la logia de amor y la comparto contigo.

Por Peggy Andrea

Traducido por Kaosmos

El Mito Lakota de las Cuatro Flechas


Según este mito, que cuenta Aurelio Díaz Tekpankalli, jefe espiritual de la Iglesia Nativa Americana de
Itzachilatlan, hace mucho tiempo, la humanidad entera era una sola y misma familia, unida por una conciencia
común.

Los jefes espirituales tuvieron una visión según la cual la humanidad tenía que dividirse en cuatro partes con
el fin de que cada una de ella explorase un determinado aspecto de la condición humana. Así, fueron lanzadas
cuatro flechas mágicas hacia las cuatro direcciones cardinales y la gente, dividida en cuatro familias, recibió el
encargo de ir a buscar esas flechas y de volver al centro común.

Los que siguieran la flecha lanzada hacia el Norte deberían explorar y desarrollar la inteligencia racional, los
que siguieran la flecha lanzada hacia el Sur, deberían explorar y desarrollar la conciencia corporal, los que
siguieran la flecha lanzada hacia el Este, deberían explorar y desarrollar la conexión con el Espíritu, los que
siguieran la flecha lanzada hacia el Oeste, deberían explorar y desarrollar el Corazón o los vínculos
emocionales entre todos los seres. La visión incluía una profecía: la nueva Humanidad surgiría cuando las
cuatro familias volvieran a unirse para poner en común el fruto de su exploración y de su desarrollo. Para los
jefes espirituales lakota de la actualidad, el siglo XXI es el momento histórico en el que la profecía va a
realizarse.
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Chamanismo: Guía práctica
febrero 19, 2010

La Visión Chamánica del Mundo.


Existe una coherencia destacable entre los indígenas de todo el mundo en cuanto a la estructura de tres
partes del cosmos. A menudo representado como un Árbol del Mundo, el cosmos está formado por tres
reinos distintos pero conectados: un mundo inferior que existe debajo de la superficie de la Tierra y está
representado por las raíces; un mundo superior que existe encima del cielo y está representado por las
ramas; y un mundo medio que existe en el plano físico en el que vivimos nuestras vidas normales y que
está representado por el tronco.
Los chamanes viajan a estos tres mundos para obtener conocimiento, poder y comprensión. Existen
diferencias culturales en cuanto a la naturaleza y geografía exactas de estos tres mundos y los tipos de
espíritus y experiencias espirituales que se puede encontrar en ellos. Las siguientes son descripciones
generalizadas que pueden ser o no aplicables a una cultura determinada en sus detalles, pero que,
tomadas de forma colectiva, describen las características generales de los tres mundos.

El mundo inferior es el reino de las energías de la Tierra, de los espíritus animales, de lo mágico y el reino
de los muertos que no han pasado al siguiente nivel de la existencia. El conocimiento de las estaciones, el
tiempo, la vida animal y de las plantas, y de los muertos, puede encontrarse en el mundo inferior, así
como las técnicas de curación de enfermedades y dolencias.

El mundo superior es el reino de las energías celestiales, no corporales, los seres angélicos, los espíritus
que componen el panteón de dioses y diosas, y los espíritus de los muertos que han progresado más allá
de la tierra de los muertos. Los chamanes viajan a los mundos superiores en busca de inspiración divina,
de un conocimiento del “universo más grande” (más allá de la Tierra y su galaxia), y para explorar los
universos paralelos. Aunque el conocimiento y la ayuda que proviene de los espíritus del mundo inferior
tienden a ser utilizados para la vida terrenal, el conocimiento y la ayuda que proceden del mundo superior
proporcionan información acerca de nuestro papel como seres espirituales que participan en una
existencia más amplia y más cósmica.

El mundo del medio comprende, esencialmente, los reinos terrenales del planeta, así como los alcances
exteriores del universo. Los viajes al mundo medio pueden mostrarle al chamán las verdaderas
condiciones de la realidad normal o sus aspectos espirituales. Los chamanes pueden viajar a través del
mundo medio para descubrir la ubicación de manadas, la influencia del tiempo, o ver personas y
acontecimientos que están a una cierta distancia. También pueden viajar para encontrarse con espíritus
de la tierra o los espíritus de un lugar, como una arboleda o una cascada. El ritual y la ceremonia para
honrar o propiciar a los espíritus de la naturaleza se realizan en el mundo medio.

En algunas culturas, estos tres reinos pueden estar subdivididos en otros niveles y subniveles. Los
chamanes individuales pueden visitar, también, lugares privados dentro de las tres partes del cosmos que
sólo ellos conocen, puntos personales de poder en los reinos invisibles a los que van para recibir su propia
formación, descanso o sanación.

También hay un sentido en el cual los tres reinos son el mismo lugar, o están interconectados o
superpuestos. Es posible, por ejemplo, viajar al mundo inferior y de ahí pasar al mundo superior. El
chamán kung africano K”xau describe lo siguiente:

Entro en la tierra. Me interno en un lugar que es como un sitio en el que la gente bebe agua. Viajo lejos,
muy lejos. Cuando emerjo, ya estoy trepando. Estoy trepando por unos hilos, los hilos que están ahí, en
el sur… Trepo por uno y lo dejo, luego trepo por otro… Después lo dejo y continúo trepando por otro…
Luego sigo el hilo de los manantiales, en el que voy a entrar.

A estas alturas es difícil decir en qué mundo está operando K”xau, pero, en realidad no importa. El viaje
chamánico tiene lugar en otra realidad que no tiene que ajustarse a la geografía y la física de la realidad
ordinaria.

Los espíritus no tienen necesariamente que estar confinados a uno u otro reino; uno puede encontrarse
con espíritus angélicos en el mundo inferior, y con espíritus animales en el mundo superior. Aunque esto
pueda parecer contradictorio e incoherente, hay que tener en cuenta que la geografía del más allá está
fuera del espacio y el tiempo tal como los conocemos. Se puede considerar el mundo del espíritu como un
estado de conciencia cambiante que responde a las necesidades del chamán individual. Nuestros
conceptos de lugar físico y tiempo terrenal corresponden sólo, a grandes rasgos, con nuestras
experiencias en la realidad no ordinaria. Esto no quiere decir que el más allá no tenga estructura o
sustancia, sino que es más como la sustancia y la estructura de los sueños: mágica, cambiante,
sorprendente y cargada de diferentes significados.

Chamanismo: Guía práctica.


Tom Cowan.

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El viaje del chamán


febrero 5, 2010
En la cultura lakota, como en muchas otras tradiciones indígenas, los hechiceros y
conductores de ceremonias especiales usan ocre (pintura roja) para teñirse las manos, indicando así su
misión sagrada, su dedicación a la “sangre de todas las personas” en el cumplimiento de la labor que les
ocupa. El uso de pintura roja es, por tanto, simbólico de su relación con el Espíritu de “todo cuanto
existe”, a fin de servir a sus parientes a través de un compromiso personal. Representa el despertar del
Espíritu encarnado en las manos.
En este capítulo deseo sugerir que puede ser benéfico para nosotros, en el mundo moderno, aprender a
“pintarnos el cuerpo entero de rojo”, lo que equivale a reconocer y sentir que nuestro cuerpo es
depositario del Espíritu. Dicha actitud invita a la comprensión de que el Espíritu vive en cada una de
nuestras diminutas células como seres físicos.

En esto consiste, precisamente, gran parte de mi trabajo con la gente, en dar cuerpo al Espíritu, en lograr
que el Espíritu se manifieste plenamente, ahora mismo, en este cuerpo. Creo que no sólo es importante
para nuestro espíritu sino para nuestra propia supervivencia cotidiana, que comprendamos que el “cielo”
al que podemos realmente aspirar, no es un lugar lejano adonde iremos cuando abandonemos este “lío”
que hemos creado, sino una luz que brillará desde nuestro interior, para unirse a otras con alegría, en la
re-creación del jardín de la Madre Tierra. El reto no estriba en alcanzar “partes nuevas” de nosotros
mismos, sino en despertar y unificar debidamente las que ya poseemos.

La tradición lakota reconoce cuatro grandes poderes: 1) el poder que ha creado la tierra y todo cuanto
existe, 2) el poder que vive en todas las cosas, 3) un poder misterioso de curación y concienciamiento en
el oeste, y 4) el poder que tiene Heyoka, la risa, de darles la vuelta a las cosas y verlas de nuevo. Ahora
propongo concentrarme en el segundo gran poder, el que vive en todas las cosas. Es importante
comprender que por todas las cosas no sólo se entiende todo lo que nos rodea sobre la faz de la tierra,
sino que nos incluye también a nosotros mismos, es decir a nuestro cuerpo físico, hasta la más diminuta
de nuestras células. Este poder no es independiente de nosotros, vibra en nuestro interior y a través
nuestro.

Hace mucho que los chamanes comprendieron que no es preciso ir a ningún lugar, sino entrar en nuestro
propio interior, para transformarnos. Incluso los viajes “extracorporales”, la iniciación del soñador en el
“vuelo mágico” y demás fenómenos por el estilo, se realizan a través del cuerpo. El primer paso consiste
en centrar la atención en nosotros mismos. Alcanzar y desplegar nuestra voluntad chamánica, detener el
aparentemente interminable diálogo interno, encontrar nuestro poder; todo lo cual ocurre en nuestro
interior. Habitualmente esperamos la revelación de secretos procedentes de nuestra mente, cuando en
realidad es cuestión de introducirnos en el cuerpo. La Madre Tierra y el Padre Espíritu no son
independientes de nosotros.

Nuestra realidad cotidiana habitual y la otra realidad del Espíritu, convíven ambas en nuestra dimensión
interior; de ahí los cuernos de doble asta del simbolismo chamánico. Metafóricamente hablando, podemos
decir que un individuo de la cultura vigente desarrolla el “lado derecho”, correspondiente al izquierdo del
cerebro de la realidad ordinaria o tonal, mientras mantiene la cabeza pegada firmemente a un árbol, para
evitar el crecimiento del cuerno izquierdo (correspondiente al lado derecho del cerebro, de los sueños y
de la realidad intuitiva o nagual). Por fin, habiendo impedido su propio crecimiento, retrocede
tambaleándose, agotado, subdesarrollado, y avanza a trompicones por la vida, con mucho menos de la
mitad de su capacidad potencial.

Es evidente que en nuestro interior somos de algún modo conscientes de nuestras carencias, e
intentamos subsanarlas. Con excesiva frecuencia intentamos hacerlo escapando de nuestro cuerpo físico,
apaciguarnos “huyendo de nosotros mismos”, en lugar de optar por el sosiego interior. Nuestra propia
búsqueda está forjada por el lenguaje de nuestra parcialidad, que nos confunde al hacernos creer que el
cuerpo y el espíritu son independientes. El mero hecho de tener dos nombres distintos, cuerpo y espíritu,
sugiere que son dos cosas cuando en realidad ambas están tan íntimamente entrelazadas que constituyen
una sola.

Por ello, los grandes maestros de muchas tradiciones hacen hincapié en la conexión primordial del cuerpo
con la tierra, como base de todo desarrollo en la forma humana. Don Juan exhorta a Carlos Castaneda a
que se aclare y fortalezca; Agnes y Ruby estimulan a Lynn Andrews para que desarrolle su fuerza,
armonía y capacidad física. Estas enseñanzas suponen un reto para todos nosotros, con el fin de que
despertemos este segundo gran poder. Los mejores maestros de artes marciales, los más prestigiosos
chamanes aprenden a dilatar su percepción, sensibilizando todas y cada una de sus partes; pueden ver lo
que ocurre a su espalda porque han despertado la capacidad de percibir con todas sus células y por
consiguiente no depende sólo de los ojos. Cuando nos despertemos y aceptemos este gran poder latente
en nuestro interior, activaremos la energía más útil, poderosa y mágica de las que disponemos.

Por consiguiente, la fuente de energía más abundante y poderosa que podemos desarrollar, no es el
combustible sólido, ni la energía nuclear, ni siquiera la solar, sino la luz del Padre Espíritu y de la Madre
Tierra que dejamos fluir libremente por nuestro cuerpo, energía capaz de producir milagros que exceden
la capacidad de nuestra imaginación actual. Cuando dejemos de buscar soluciones fuera de nosotros
mismos, cesará también el uso y pillaje de nuestra Madre Tierra. A partir de entonces crearemos belleza
para nuestros ojos, a nuestro alrededor, en nuestro recorrido por la tierra.

Lo que uno de mis linajes meridionales califica simplemente de “vientre”, es el misterioso punto central
de la geografía del cuerpo humano y también del Espíritu. Tiene de uno a dos dedos de diámetro y está
situado por debajo del ombligo. Ahí radica la base de un camino integrado para la vida cotidiana y el
desarrollo del poder misterioso de la voluntad, que conduce al despertar del soñador y del nagual.
Nosotros lo denominamos “Mente de la Madre en nuestro interior”, refiriéndonos a que éste es el punto
de unión del cordón umbilical invisible, a través del que estamos conectados con nuestra verdadera
madre, la Madre Tierra. Dicho cordón nos ata a la Madre, y por consiguiente, a través de otros cordones
semejantes, a todos los hijos de la tierra, tanto si son bípedos, cuadrúpedos, alados, nadadores, de hoja
verde o consistencia pétrea.

Este tipo de inteligencia básica es el que debemos desarrollar durante nuestros primeros años en la tierra.
Así pues, nuestro pueblo lakota pide a las madres que dediquen por lo menos un año de la vida de sus
hijos a la enseñanza de una buena y plena relación con todos nuestros parientes en la tierra y en los
cielos. Esta conexión profunda, sin palabras ni conceptos abstractos, consolida la base de un vínculo
fluido entre la Madre Tierra y todos sus hijos, de donde emana el auténtico poder. Por consiguiente, es
muy importante que no privemos a nuestros hijos, ni nos privemos nosotros mismos de este
conocimiento circundante; no debemos suponer que sólo las palabras, los libros, las escuelas y nuestras
cabezas albergan conocimiento.

Pintarnos de rojo.
Brooke Medicine Eagle.

El Viaje del Chamán.


Curación, Poder y Crecimiento Personal.

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La voz de las trece abuelas


febrero 1, 2010

Hasta hace relativamente poco, en todos los rincones del mundo había comunidades
indígenas viviendo en perfecta armonía con el entorno. Gracias a ello, las tribus de este planeta tenían las
mismas tierras que en el origen y podían regocijarse en la diversidad inherente a la humanidad. La
cultura única de cada una de las miles de tribus indígenas evolucionó a partir de la relación de respeto
con los animales, las plantas y el clima de la tierra que habitaban. Las tradiciones, los rituales, los
cuentos, el arte y la música que fueron surgiendo en un lugar específico de la Tierra eran de ese lugar en
concreto, exactamente igual que las flores y los árboles de esa zona.. Por eso, los pueblos indígenas
aseguran que, si su conexión con la tierra desaparece, como les ha ocurrido a la mayor parte de los
indígenas americanos, dejan de ser quienes son.
En algunas tribus, como los cheyenne y los lakota, se les enseña a los niños que su primer idioma
proviene de los animales y de los sonidos de la naturaleza. Ese primer idioma se sigue utilizando en las
ceremonias y en los rituales porque, según la tradición, esos sonidos tienen el poder de abrir la puerta al
mundo de los espíritus. Las leyendas recuerdan a los miembros de las tribus que todo lo que saben lo han
aprendido observando los diferentes reinos de la naturaleza y que es su deber respetar a la Madre Tierra
y cuidarla. Esa relación tan estrecha con la naturaleza permitió que durante miles de años aquellos que
ocuparon la tierra de sus antepasados pudieran vivir sin romper el equilibrio del planeta.

Según las abuelas, la supervivencia de una tribu se basaba no solamente en el vivir en armonía con la
naturaleza sino también en vivir en armonía con el prójimo. El pilar más sólido de la tribu era la familia.
Así, el bienestar de cada familia era esencial para el bienestar de la comunidad. En la naturaleza,
encontraban reflejo de los diferentes roles que hay dentro de una familia. Se daba por hecho que tanto
los hombres como las mujeres son espíritus vivos en carne y hueso, reflejos del amor de la Creadora, del
principio madre/padre. La Tierra era la Gran Madre, la que da y alimenta la vida, el principio de energía
femenina. El Cielo y el Universo eran el Padre o el Abuelo, el principio de energía masculina.

Los pueblos indígenas dependían por completo de la naturaleza. Por eso, para ellos la vida, toda vida, era
sagrada. En ningún momento se veían separados de la naturaleza ni del cosmos. Lo que se le hacía a la
Tierra y a sus habitantes se les hacía también a ellos mismos. Todo era parte del Uno. Los animales y las
plantas del planeta no eran objetos. En el momento en el que la naturaleza se cosifica surgen los malos
tratos y la falta de respeto. Tal y como afirma Joseph Campbell en su serie para PBS con Bill Moyers, “el
ego que ve al prójimo en las cosas no es igual que aquel que ve sólo objetos en todo lo que le rodea”.

De acuerdo con la autoridad familiar, que tradicionalmente representaban las mujeres mayores, las
abuelas eran las guardianas que debían velar por la supervivencia física y espiritual de la familia y, por
tanto, de la tribu. Las abuelas se convirtieron en las depositarias de las enseñanzas y de los rituales que
permitían hacer florecer a la tribu y se encargaban de mantener el orden social. En muchas tribus del
mundo, incluida la nación iroquesa (en cuya Constitución se inspiró la de los Estados Unidos), se
consultaba siempre al Consejo de las Abuelas antes de tomar una decisión importante. Por ejemplo, la
decisión de ir a la guerra o no.

Los pueblos indígenas vivían siguiendo un sistema comunal basado en la reciprocidad. Todo el mundo
compartía lo que tenía y todo el mundo cuidaba de todo el mundo. No existía el acaparamiento, lo que
propiciaba que ningún miembro de la tribu se quedara sin nada y que todos prosperaran por igual. La
comida que conseguían los cazadores se repartía entre todos los miembros de la tribu. Así, si un cazador
era especialmente bueno, no se quedaba una parte mayor de la caza para él, sino que se le daba un lugar
de honor en la tribu.

El concepto de escasez no existía, excepto cuando tocaba una época de penuria para toda la tribu, y no
existía la necesidad de acumular pertenencias personales. Las tribus sabían perfectamente lo que
necesitaban para sobrevivir, sabían lo que era suficiente. Pronto aprendieron que compartir y trocar
aumentaba el valor de lo que se daba y que la acumulación cuando ya se tenía suficiente paraba el flujo
de los recursos. Cuando todo el mundo se beneficiaba, el individuo se beneficiaba todavía más. Hoy en
día, en cuanto salen de sus comunidades, los miembros de las tribus indígenas se encuentran con que en
el mundo moderno no pueden comer ni encontrar alojamiento ni vivir sin dinero. Un día en el mundo
moderno puede dar al traste con miles de años de sostenibilidad.

Las abuelas nos recuerdan que podemos aprender del sistema tribal que toda la humanidad puede
prosperar mientras que los miembros de los pueblos indígenas pueden aprender del mundo moderno
cómo ganarse la vida cuando salen de sus comunidades tradicionales.

Según las abuelas, hay otra cosa que todos los pueblos indígenas del planeta tienen en común: honran y
confían en el mundo de los espíritus, un mundo al que se accede a través de la naturaleza. Para muchos
indígenas, incluso las piedras tienen espíritu. De hecho, se dice que las piedras son quienes tienen mayor
memoria porque son los seres más antiguos del planeta. Según las enseñanzas indígenas, el espíritu de
algo está en su corazón y en ese espíritu está la esencia de la mismísima Creadora, o como quiera que
cada uno llame a la fuerza divina. Un acto tan sencillo como agarrar una piedra y sujetarla en la mano en
silencio puede cambiar a una persona de manera sutil y profunda. Según las abuelas, encontrar mundos
diferentes en una simple piedra nos hace descubrir mundos diferentes dentro de nosotros mismos. Tener
el valor de mirar dentro de uno mismo y fuera de uno mismo era un atributo importante en la mayor
parte de las culturas indígenas. De hecho, al tener un contacto tan estrecho con la naturaleza era casi
inevitable realizar ese viaje interno.

Las abuelas nos recuerdan que a través de visiones, de sueños, la oración, la ceremonia y el ritual
podemos acceder al mundo sagrado de los espíritus de la naturaleza. Las ceremonias y los rituales nos
permiten participar en los mitos o arquetipos de la cultura y sirven para sacarnos de la realidad ordinaria.
Los rituales que se realizan con una intención propician la concentración y nos permiten acceder a niveles
desconocidos de la mente tanto para comunicarnos con los reinos espirituales en busca de profecía y guía
como para influir en los acontecimientos. Así fue como se tuvo noticia por primera vez sobre los poderes
sanadores de las plantas; así fue también como se supo de la importancia de honrar los cuatro puntos
cardinales y los cuatro elementos básicos (tierra, aire, fuego y agua). Cualquier persona que se haya
sentido arrebatada por la belleza de un atardecer o que haya encontrado respuesta a un problema
estando en comunión con la naturaleza ha tenido acceso, aunque haya sido de manera breve, a los
mundos que están abiertos para los pueblos indígenas que poseen este tipo de conocimientos.

Según las abuelas, el propósito más alto de la espiritualidad es tocar un misterio que va más allá de las
palabras, que se percibe solamente en silencio y en soledad. Escuchar el silencio lo coloca a uno en
contacto con la energía, la vibración y las fuerzas espirituales que son el corazón de la creación. Estos
reinos son reales, no son imaginarios, y sólo se puede llegar a ellos teniendo la mente tranquila y
practicando. Esto no quiere decir que no se pueda pensar con la mente racional, pero, si lo hacemos
durante el proceso, la experiencia se para. Las abuelas creen que debemos volver a nuestro espíritu
interno y al espíritu de todas las cosas, pues nos hemos desviado al buscar la felicidad fuera en vez de
buscarla dentro de nosotros.

Las abuelas son conscientes de que ha habido una corrupción innegable del espíritu de la humanidad. La
familia humana global, un macrocosmos del sistema tribal, está perdida, confundida y enferma. Estamos
desconectados de nosotros mismos y del planeta que alimenta nuestro cuerpo y nuestra alma. La
violencia y la guerra han traído el hambre, la pobreza, la pérdida de la cultura y el avasallamiento de los
derechos humanos.

Hay lugares en los que el agua, la sangre de nuestra Madre Tierra, está tan contaminada que no se puede
beber y otros en los que el aire está tan contaminado que no se puede respirar. Las abuelas se preguntan
si de verdad queremos que esto siga así. ¿Es éste el mundo que queremos dejar a las próximas
generaciones? Hemos perdido la enseñanza más fundamental: que toda vida es sagrada, toda vida es
parte del Uno. Las abuelas nos advierten que debemos despertar del trance en el que estamos inmersos
si no queremos que la Tierra comience a temblar.

En todas las tribus de las que provienen las abuelas hay profecías que indican que estamos entrando en
una época de purificación. El proceso de purificación es una limpieza natural de toda la negatividad que
hemos ido acumulando al centrarnos en el progreso material en lugar de en nuestra búsqueda espiritual.
Tenemos que honrar y proteger todos los tipos de vida, tenemos que facilitar que vivan en su entorno
natural y que tengan cobijo y alimento. Todas las formas de vida están conectadas y, por ello, las abuelas
creen que la salvación, la calidad de vida y la evolución espiritual no están separadas de la política ni de
la conciencia. Las culturas que no derivan ni están basadas en las leyes naturales no tienen raíces y no
pueden sobrevivir. Si no tenemos una profunda conexión con la naturaleza, vamos a la deriva, entramos
en la negatividad y nos destruimos a nosotros mismos espiritual y físicamente. Sin embargo, si estamos
profundamente conectados con la naturaleza, vemos belleza por todas partes. Para empezar, en nosotros
mismos.

En todos los rincones del mundo existe sabiduría, que es la llave que nos permitirá devolver la chispa de
pureza a la humanidad. Las trece abuelas se reunieron en consejo para compartir sus oraciones, sus
rituales y sus ceremonias para sanar el planeta y forjar una alianza que se exprese a través de una sola
voz. Quieren transmitirnos las diferentes maneras de hacer real la sostenibilidad, la soberanía y una
alianza unificada entre todos los pueblos de la Tierra por el bien de la vida y de la paz.

La Voz de las Trece Abuelas.


Ancianas indígenas aconsejan al mundo.
Carol Schaefer.

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El árbol sagrado
enero 27, 2010
A continuación presentamos un resumen de algunas enseñanzas del Arbol Sagrado.
Cada una es un portal que nos conduce a un camino. El viajero debe cruzar el portal e iniciar el viaje.
1. Plenitud. Todas las cosas están interrelacionadas. Todo cuanto existe en el universo es parte de una
unidad. Todas las cosas están vinculadas de una manera u otra a todas las demás. La única manera de
comprender algo es entendiendo cómo se relaciona con todo lo demás.

2. El cambio. Toda la creación cambia constantemente. Nada es invariable; lo único que no varía es el
hecho de que siempre hay ciclos de cambio. Una estación sigue a otra. Los seres humanos nacen, viven,
mueren y entran al mundo de los espíritus. Todas las cosas cambian. Hay dos tipos de cambios: la unión
(el desarrollo) y la desunión (la desintegración). Ambos son necesarios y siempre están interconectados.

3. Los cambios se producen en forma cíclica o estructurada. No ocurren al azar y sin propósito. A veces
es difícil ver cómo un cierto cambio se relaciona con el conjunto. Generalmente, esto significa que nuestra
capacidad de ver está limitada por la situación en la que nos encontramos.

4. Lo visible y lo invisible. El mundo físico es real. El mundo espiritual es real. Sin embargo, las leyes
que los rigen son distintas. La transgresión de las leyes espirituales puede afectar al mundo físico. La
transgresión de las leyes físicas puede afectar al mundo espiritual. Una vida equilibrada es aquella que
respeta tanto las leyes del mundo físico como las del mundo espiritual.

5. Los seres humanos somos seres físicos y espirituales a la vez.

6. Los seres humanos podemos adquirir constantemente nuevos dones, pero tenemos que esforzarnos
para lograrlo. La persona tímida puede llegar a ser valiente. La débil puede llegar a ser fuerte e intrépida.
La insensible puede aprender a respetar la sensibilidad de los demás. La que sólo valora el dinero y las
cosas materiales puede empezar a mirar hacia adentro y a escuchar su voz interior. Cuando los seres
humanos adquieren nuevas cualidades, se produce un proceso que se conoce como “desarrollo” o
“auténtico aprendizaje”.

7. El aprendizaje verdadero tiene cuatro elementos. Estos cuatro elementos de la naturaleza de toda
persona están representados por los cuatro puntos de la rueda sagrada. Estas cuatro partes de nuestro
ser se desarrollan por medio de nuestra voluntad. Una persona no puede aprender de forma integral y
equilibrada si en el proceso no participan los cuatro elementos de su ser.

9. El aspecto espiritual de nuestra naturaleza se desarrolla de cuatro maneras que están


interrelacionadas:
En primer lugar, somos capaces de responder a la realidad no física, como los sueños, las visiones, los
ideales y las enseñanzas, las metas y los pensamientos espirituales.

En segundo lugar, somos capaces de entender que estas realidades no físicas pueden indicarnos qué
potencial tenemos para ser algo más, para ser distintos de lo que somos actualmente.

En tercer lugar, tenemos la capacidad interior de expresar todo esto en sueños, visiones, ideales y
enseñanzas espirituales, además de nuestras metas y pensamientos, a través de los símbolos (por
ejemplo, el lenguaje, las matemáticas y las artes).

En cuarto lugar, somos capaces de usar estos símbolos como guías de nuestros actos futuros. Estos actos
nos permitirán hacer realidad la visión o la meta que hemos concebido a través de los símbolos, y así
desarrollar nuestro verdadero potencial.

9. Tenemos que participar activamente en el desarrollo de nuestro potencial.

10. El portal que todos deben cruzar si desean ser más o ser distintos de lo que son es el de la voluntad.
Hay que decidirse a emprender ese camino. El camino tiene un paciencia ilimitada. Siempre estará
esperando a los que deciden recorrerlo.

11. El que emprende el camino del autodesarrollo recibirá ayuda. Habrá guías y maestros que
aparecerán en su camino, y protectores que lo cuidarán. No se le presentará ninguna prueba que no
tenga fuerzas para enfrentar.

12. Una vez que emprendemos este camino, sólo fracasaremos si nuestro propio descuido nos lleva a
ignorar las enseñanzas del Arbol Sagrado.

El Arbol Sagrado.

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Más allá del temor


enero 27, 2010

La tradición tolteca forma una cadena, y se transmite siempre de padres a hiijos. Miguel
aprendió de su abuelo, Leonardo Macias, y éste a su vez de su padre. Miguel puede seguir el rastro de su
familia hasta principios del siglo XVIII, pero desconoce el origen de la cadena.
“Procedo de los toltecas, un pueblo de hace miles de años que aún pervive. Tolteca significa ‘hombres
conocedores’… eso es lo que somos todos nosotros”, explica.

La tradición tolteca es una forma de vivir, no sólo un camino de conocimiento. El objetivo de este camino
es la felicidad. Para lograrla, tenemos que expresar quiénes somos en realidad, no quiénes esperan que
seamos los demás. Mediante un proceso de introspección, podemos llegar a la persona que fuimos antes
de nuestra culturización. Podemos entonces recuperar la libertad para usar la mente, el cuerpo y el
cerebro, y así lograr manifestarnos fuera del sueño que es la vida. Con el propósito de alcanzar esa
libertad, los toltecas desarrollaron tres maestrías.

I. Maestría del conocimiento. A través de ella, los seres humanos toman conciencia de estar soñando
continuamente, día y noche. Estamos creando el sueño del infierno y el modo de salir de esa pesadilla
consiste en averiguar dónde estamos, qué somos y qué clase de libertad buscamos.

II. Maestría de la transformación. Llamada también maestría del acecho. Mediante esta maestría se
adquiere control sobre las propias emociones.

Una vez que tomamos conciencia de que en nuestra mente somos esclavos del Juez y de la Víctima que
dictan nuestras emociones, podemos, mediante la maestría de la transformación, desafiar todo nuestro
sistema de creencias. Nuestro objetivo es rescatar a aquel que somos en realidad, ser nosotros mismos y
permitir a nuestro espíritu expresarse en el sueño exterior. El maestro de la transformación elige sus
acciones y reacciones en todo lo que hace, de modo que se convierte en maestro de la libertad, maestro
de la rendición y maestro del amor.

III. Maestría del intento (o propósito). Es la maestría del espíritu y la voluntad. El maestro del intento
se convierte en una unidad con Dios. Dios obra a través de la boca, la mente y las manos del maestro. En
este estado, en cada acción que el maestro lleva a cabo está Dios.

El objetivo de los toltecas es lograr la comunión con el Creador, el espíritu. Desean regresar a casa. En
sus enseñanzas cuentan que procedemos del Creador y regresaremos a Él. Miguel llama Padre al Creador,
y se refiere a Él en masculino.

Eknath Easwaran, en su libro “Meditación: ocho puntos para transformar la vida”, explica su uso de la
palabra Señor de un modo afín al de Miguel: “Cuando utilizo palabras como “Señor” o “Dios”, me refiero
al fundamento mismo de la existencia, la cosa más profunda que podemos concebir. Esta realidad
suprema no es algo exterior a nosotros, independiente. Está en el interior, en el centro de nuestro ser; es
nuestra verdadera naturaleza, más cercana a nosotros que nuestro cuerpo, más preciada que nuestra
vida”.
La tradición tolteca es un mapa que nos indica cómo ir a casa; por tanto, para orientarnos con él,
tenemos que partir del lugar en el que estamos. La primera tarea es tomar conciencia de quiénes somos
en realidad, y eso es un misterio.

Para explicar lo que eres, podrías limitarte a decir tu nombre. O también podrías decir: “Nací y voy a
morir”. Eres una persona, un hombre o una mujer. Eres médico, abogado, profesor, o cualquier otro
profesional. Eres tu cuerpo. Crees que eres lo que sientes. Pero ¿es todo esto cierto? ¿Eso es lo que eres
en realidad?

Nos hacemos preguntas eternas. ¿Qué es Dios? ¿Qué es el Universo? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es el
planeta Tierra? ¿Qué es la materia? ¿Qué es la luz? La ciencia intenta dar respuesta a preguntas
materiales. Tenemos acceso a una cantidad sorprendente de conocimientos, pero tras ellos reina el
misterio. ¿Qué hay tras los electrones? ¿Qué hay tras las galaxias? ¿Qué hay tras el espíritu? ¿Existimos
antes de nacer? ¿Qué ocurre cuando morimos? Decimos “soy”, pero ¿qué significa eso en realidad?

Como médico, podría decir: “Soy un cuerpo humano, una máquina biológica perfecta con un cerebro
maravilloso que está formado por miles de millones de esos minúsculos computadores que son las
neuronas. Está formado por esos seres vivos diminutos que son las células, que forman órganos y
músculos. Soy esa complejidad que es una persona”.

¿Qué lo hace posible? ¿Qué es el cerebro humano y cómo funciona? Hemos intentado explicarlo tanto a
través del microscopio como de la electrónica. Hemos obtenido resultados asombrosos en nuestros
experimentos y, aún así, no sabemos qué es el cerebro.

Vamos a morir, pero ahora estamos vivos. ¿Qué es la vida? Es inútil que razonemos para comprender
algo que escapa a la inteligencia humana. Nuestra capacidad de raciocinio nos indica qué es verdad y qué
no lo es. La razón decide: esto es lo que soy y esto lo que no soy. Sin embargo, estas elecciones son
simples acotaciones, no posibilidades.

Si digo que soy feliz, puedes entenderme porque posees una idea de la felicidad. Cuando siento dolor, ya
sea físico o emocional, tengo que usar palabras y conceptos para describirlo, aunque no lo expliquen. La
cólera y la envidia sólo son conceptos. La verdad es que somos un gran misterio.

Como tengo la maestría de la transformación, soy consciente de que todo, incluido yo mismo, es energía
en movimiento.

Más allá del temor.


Las enseñanzas de
Don Miguel Ruiz.
recogidas por Mary Carroll Nelson.
Todos los libros de Dr. Miguel Ruiz

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Cuervo Loco
enero 26, 2010

Para todos los pueblos antiguos, todo lo relacionado con la vida y la muerte se
centra en el poder. Uno de los conceptos del poder más resumido y fácil de entender es el de la tribu
Kalahari Kung de Sudáfrica -presentada por algunos escritores como la tribu más prehistórica que queda
hoy en día en ese país, aunque otros la describen como extraordinaria y rica. Todavía son “primitivos” y
representan un estilo de vida que se llevaba hace veinte mil años. Los Kung creen que Dios, llamado Gao
Na, implanta durante el nacimiento entre los pies y los tobillos de cada persona, un poder o una energía
llamada num. Para distribuir y liberar este poder, llevan a cabo una danza especial de curación que
realizan para extender esta energía.
A pesar de que todo el mundo comparte el pensamiento humano contemporáneo y las debilidades de
comportamiento, entre los que están especialmente entrenados y armonizados, es probable que num
siga elevándose durante la danza hasta alcanzar un punto de ebullición en el que se convierte en kia que
es un estado de trascendencia parecido al trance. Los individuos que lo alcanzan se convierten en canales
para que Gao Na cure, profetice y para otras valiosas contribuciones para los habitantes y visitantes que
bailen con ellos.

La concepción del poder de Cuervo Loco era similar a la de los Kung aunque su articulación de ella era
diferente y mucho más comprensible. De hecho, su visión también es diferente de la de algunos nativos
americanos y observadores externos -aunque los relatos de Alce Negro escritos por Neihardt y Brown
dejan claro que Alce Negro y Cuervo Loco coincidían plenamente sobre su naturaleza y funcionamiento.
En cuanto a la idea de energía en ebullición, hay que recordar lo que dijo Cuervo Loco: “Cuando una
persona está con Dios, siempre tiene un sentimiento especial. Cuando estoy curando a alguien, siento
una descarga de energía y me siento feliz. Reconozco estos sentimientos porque se producen dentro de
mí. Cuando vienen personas para que les ayude, por una enfermedad o curación, mientras llevo a cabo la
ceremonia, siento como la fuerza, la energía va creciendo. Y sé que puedo curarles. Los espíritus me lo
transmiten. Se introducen dentro de mí y me dan confianza y fuerza. Y voy sintiéndome bien a medida
que va creciendo en mí”.

No hay consenso entre los nativos americanos o los observadores externos en cuanto a la definición de
energía, pero la opinión personal parece ser que proviene inicialmente de una fuente o fuentes
sobrenaturales, descrita como una energía asombrosa y eléctrica que invade el universo. La energía está
presente y en niveles variables por todas partes. Algunos lo representan como el lugar donde Dios se
convierte en la suma de esta energía. Él existe en todo -así se puede justificar que cada uno de nosotros
es, en cierto sentido, una parte de Dios.

Ésta no era la idea de poder de Cuervo Loco.

Puesto que, durante nuestras conversaciones, utilizó la palabra energía muchas veces, le pedí que me
explicara lo que significaba para él.

Se trataba de uno de esos aspectos que daba por sentado y que no precisaba de ninguna explicación
personal, así que le llevó trabajo formular una respuesta. Sabía que la respuesta no tendría nada que ver
con la energía personal tal y como el mundo exterior normalmente piensa en ella. A Cuervo Loco le
importaba poco la posición social. No le impresionaban los políticos ni los ejecutivos ni los héroes
deportivos ni las estrellas de cine. Tras observar el espacio durante un tiempo, dijo: “Al principio,
Wakan-Tanka tenía todo el poder espiritual dentro de sí. Pero le gusta compartir las cosas, así que le dió
algo de poder a la Gran Madre Tierra y algo a cada una de las Personas que situó en los Puntos
Cardinales, o medios Puntos Cardinales, como el Sudeste. Entonces, les dijo que cuando los seres
humanos fieles u otras criaturas les llamaran para pedirles ayuda, deberían enviarles su energía y
salvarlos”.

“Sé” dije, “que algunas tribus, como los hopi, aprendieron que las cuatro Personas viven en los medios
Puntos Cardinales”.

“Ho” replicó Cuervo Loco, “Wakan-Tanka enseñó a cada tribu a creer en los procedimientos que les
funcionaban mejor. Dependían de dónde vivían y de sus creencias acerca de los asuntos espirituales”.

“Tus opiniones” dije, “son compartidas por los sanadores de muchas tribus”.

“Una vez” respondió Cuervo Loco, “fui a una conferencia de nativos americanos en Mineápolis. Mientras
estuve allí, visité a un sanador de una tribu de Washington. Vivía a tres mil doscientos kilómetros de mi
país. Pero su Dios había enseñado a sus antepasados que Él es la fuente de toda energía. También
aprendió que todo tiene un espíritu. Incluso las rocas y las plantas tienen un espíritu. Y dijo que
muchas personas blancas no saben cómo ver esto porque no tienen conexión con las fuerzas espirituales
de la Gran Madre Tierra. También me enseñaron todas estas cosas”.

Cuervo Loco.
Sabiduría y poder de un
hombre sagrado sioux.
Thomas E. Mails.

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Oraciones
enero 25, 2010

Todo ser humano es un artista y nuestro mayor arte es la vida. Los seres humanos
percibimos la vida e intentamos encontrarle un sentido expresando lo que percibimos mediante las
palabras, la música y distintas expresiones artísticas. Percibimos la vida, y después, creamos una historia
que la justifique, la describa y que explique nuestra percepcón y nuestra reacción emocional. Todos los
seres humanos somos narradores de historias y eso es lo que nos convierte en artistas.
Todo lo que creemos sobre nosotros mismos es una historia que elaboramos y que, pese a basarse en la
realidad, no es más que nuestro punto de vista. Este punto de vista se basa en lo que sabemos, en lo que
creemos. Y lo que sabemos y creemos no es más que un programa; no son más que palabras, opiniones
e ideas que aprendemos de los demás y de nuestra propia experiencia vital.

Los seres humanos percibimos la verdad, pero el modo en el que justificamos y explicamos lo que
percibimos no es verdad; es una historia. A esta historia yo la denomino sueño. La mente humana mezcla
la percepción, la imaginación y la emoción a fin de crear un sueño completo. Pero la historia no se acaba
ahí, porque las mentes de todos los seres humanos se mezclan, y juntas, crean la mente del planeta
Tierra: el sueño del planeta.

El sueño del planeta es el sueño de todos los seres humanos juntos. Podemos llamarlo sociedad, podemos
llamarlo nación, pero el resultado de la creación de la mente, individual y colectiva, es un sueño. El sueño
puede ser placentero, y entonces lo llamamos cielo, o puede ser una pesadilla, y entonces lo llamamos
infierno. Pero el cielo y el infierno sólo existen a un nivel mental.

En la sociedad humana, el sueño del planeta está gobernado por las mentiras y el resultado es el miedo.
Es un sueño en el que los seres humanos nos juzgamos los unos a los otros, nos hallamos culpables y nos
castigamos mutuamente. Los seres humanos utilizamos el poder de las palabras para chismorrear y
herirnos los unos a los otros. El mal uso de la palabra provoca veneno emocional y todo ese veneno
emocional permanece en el sueño; circula por el mundo y eso es lo que la mayoría de los seres humanos
comen: veneno emocional.

El sueño del planeta prepara a los seres humanos recién nacidos para creer lo que quiere que crean. En
ese sueño, no hay justicia; sólo injusticia. Nada es perfecto; sólo existe la imperfección. Ésa es la razón
por la que los seres humanos buscan eternamente la justicia, la felicidad y el amor.
Durante miles de años la gente ha creído que en el universo existe un conflicto entre el bien y el mal.
Pero eso no es verdad. El verdadero conflicto se produce entre lo que es verdad y lo que no lo es. El
conflicto existe en la mente humana, no en el resto de la naturaleza. El bien y el mal son el resultado de
ese conflicto. El resultado de creen en la verdad es el bien; el resultado de creer y defender lo que no es
verdad es el mal. El mal no es más que el resultado de creer en mentiras.

Todo el sufrimiento humano es una consecuencia de creer en mentiras. Lo primero que debemos hacer es
cobrar conciencia de esto. ¿Por qué? Porque esta conciencia nos guiará hacia la verdad y la verdad nos
conducirá a Dios, al amor, a la felicidad. La verdad nos liberará de todas las mentiras en las que creemos.
Pero, a fin de conocer la verdad, tenemos que experimentarla; no es posible expresar la verdad con
palabras. Tan pronto como empezamos a hablar sobre la verdad, tan pronto como la expresamos con
palabras, deja de ser verdad.

Es posible experimentar la verdad, es posible sentirla, pero cuando elaboramos la historia, sólo es
verdadera para nosotros. No lo es para nadie más. Todos creamos nuestra propia historia; todos vivimos
en nuestro propio sueño.

Recobrar la conciencia es ver la vida tal como es, no como nosotros queremos que sea. Ser consciente es
ver lo que es verdad, no lo que queremos ver a fin de justificar las mentiras en las que creemos. Si
practicamos la conciencia, llegará un momento en el que la dominaremos. Cuando dominar la conciencia
es ya un hábito, vemos siempre la vida tal como es, no como nosotros queremos verla. Entonces, ya no
intentamos expresar las cosas con palabras y explicarnos a nosotros mismos lo que percibimos. En lugar
de eso, utilizamos las palabras para comunicarnos con los demás, sabiendo que lo que comunicamos no
es más que nuestro punto de vista.

Dios está aquí. Dios está viviendo en tu interior como vida, como amor, pero si no eres capaz de ver por
ti mismo esa verdad, de nada sirve. Estás aquí para ser feliz, para vivir tu vida y para expresar lo que
eres. Fuiste creado para percibir la belleza de la creación y para vivir tu vida con amor. Pero si no eres
capaz de encontrar el amor que está en tu interior, aunque todo el mundo te ame, nada cambiará en ti.

En lubar de buscar el amor en otros seres humanos, necesitamos alinearnos con nuestro propio amor,
porque no es el amor de los otros seres humanos el que nos proporcionará la felicidad. Lo que nos hará
felices es el amor que sentimos por cada ser humano, el amor que sentimos por Dios, por toda la
creación. Cuando el amor proviene de otra persona, es posible sentirlo y apreciarlo, pero sentir nuestro
propio amor es lo mejor que puede ocurrirnos jamás. Vivimos en el cielo; vivimos en la dicha.

Tu cuerpo es un templo viviente en el que reside Dios. La prueba de que Dios vive en ti es que estás vivo.
En tu mente hay veneno emocional, pero es posible limpiarla y prepararte para una comunión de amor
con Dios. La comunión significa compartir tu amor, fusionarse con el amor. Y el propósito de la oración es
el de comunicarse con el amor de Dios que está en tu interior y permitir que este amor salga al exterior.
Pero si oras y no sientes nada ¿por qué perder el tiempo? Necesitas mirar en tu interior y despertar tu
amor. Abre tu corazón y ama incondicionalmente: no porque quieras recibir amor a cambio ni porque
quieras controlar a alguien. Ese amor es un amor falso. Cuando amas sin condiciones, trasciendes el
sueño del miedo y te alineas con el espíritu divino, con el amor de Dios, que es el amor que emana de ti.
Ese amor es vida, e igual que el sol, brilla siempre.

Mi mayor deseo es que toda la humanidad alcance la conciencia necesaria para despertarse del sueño del
miedo y que utilice el poder de la creación a fin de traer el cielo a la Tierra. Toda la creación es una obra
de arte maestra y bastará con percibir la belleza del arte de Dios para que nuestro corazón se llene de
alegría y satisfacción.

Utiliza la oración para incrementar la conciencia de la belleza de toda la creación, incluida la belleza de la
creación que eres tú mismo. Eres bello tal como eres, y cuando percibes tu propia belleza, tu reacción
emocional está llena de amor, y entonces, es posible experimentar una felicidad arrolladora. Cuando
percibas tu propia belleza, te verás en las flores, en el cielo, en las nubes, en el agua, en los océanos.
Pero, por encima de todo, te percibirás en otros seres humanos: en tu ser amado, en tus padres, en tus
hijos, en todos.

Por favor concédete un instante para cerrar los ojos, abrir tu corazón y sentir todo el amor que emana de
tu corazón. Unámonos en una oración especial para experimentar la comunion con nuestro Creador.

Oraciones.
Inspiración y meditación guiadas
para vivir con amor y felicidad.
Dr. Miguel Ruíz.

Todos los libros de Dr. Miguel Ruíz

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La Curación Instantánea
enero 12, 2010

No importa de qué tipo de desarmonía estemos hablando, no importa de qué enfermedad


se trate y no importa si el problema es principalmente físico o mental, siempre hay alguna clase de
tensión física. Lo habitual es considerar la tensión un producto de la enfermedad, excepto cuando se
piensa que ciertos tipos de estrés hayan contribuido a esa enfermedad, pero vamos a juguetear con otra
idea. ¿Qué pasaría si la tensión no fuese una consecuencia de la enfermedad, sino la causa?
Si así fuera, todo lo que tendríamos que hacer para ayudar a la curación sería aliviar esa tensión. No creo
que te sorprenda saber que ésta es justamenet la hipótesis en la que se basa este libro.

Antes de hablar sobre aliviar la tensión, sin embargo, sería útil examinar las formas en que ésta se
acumula en el cuerpo. Comenzaré por examinar la fuente misma de la tensión, eso llamado “estrés”.

Según el diccionario, el estrés es “un factor físico, químico o emocional que causa tensión corporal o
mental y que puede ser un factor causante de enfermedades”, y también “un estado producido por
tensión física o mental y causado por factores que alteran el equilibrio existente”. Sencillamente, esto
quiere decir que distintos tipos de estrés pueden producir tensión en la mente y el cuerpo, y que podemos
sentirnos “estresados” o tensos al oponer resistencia a los cambios.

En otra parte de la definición del diccionario, voy a reemplazar la palabra “cuerpo” por la palabra “cosa”.
En ésta se dice que el estrés es “una fuerza o influencia limitante, como la fuerza empleada cuando una
cosa presiona, empuja, comprime, tuerce o tira de otra cosa; especialmente la intensidad de esta fuerza
mutua y la deformación producida en una cosa por esta fuerza”. En términos más simples, esto quiere
decir que el estrés no es sólo la acción de presionar, empujar, comprimir, torcer y tirar de algo; es
también la reacción a esta fuerza. El estrés no es estrés a menos que haya resistencia. Es la resistencia la
que produce la tensión, y es la tensión la que causa los problemas. Ten en cuenta que una “fuerza o
influencia limitante” puede provenir de una falta de algo, como por ejemplo agua, alimento o amor, y se
refiere únicamente a algo activo.

El estrés, en sí mismo, no es malo. Es vital para desarrollar los músculos, para moverse y respirar, para
la motivación y para muchas otras cosas que son útiles y necesarias. Pero si intentas levantar un objeto
pesado durante demasiado tiempo, los músculos se lesionarán en lugar de desarrollarse. Si comes
alimentos saludables hasta que tu estómago esté a punto de reventar, te estarás haciendo más daño que
bien. Si intentas salvar el mundo haciendo que la gente cambie, estarás tan estresado que no lograrás
gran cosa. Examina tu propia vida y verás que el causante de los problemas más serios no es
simplemente el estrés de la vida cotidiana, sino el excesivo estrés repentino (estrés agudo) o el excesivo
estrés prolongado (estrés crónico). Se prodría decir que el problema es demasiada tensión, aunque
“demasiada” es un término que variará según las personas y las circunstancias.

La Curación Instantánea.
Técnicas Mágicas del Chamanismo Hawaiano.
Serge Kahili King.
Artículos relacionados:

Chamán, Sanador, Sabio: Los chamanes nativos americanos vienen practicando la medicina
energética desde hace más de cinco mil años, pero hay algunos sanadores que creen que su linaje
espiritual se remonta aún más atrás. Recuerdan historias, transmitidas de abuela a nieta, que hablan de
cuando la Tierra todavía era joven.

Soñar con Valentía: Tanto si nos damos cuenta como si no, todos estamos creando el mundo
soñándolo. En lo que estamos metidos no es en el acto de soñar con el que tan familiarizados nos
encontramos,…

Perdón radical: En todas partes, en los periódicos, la televisión e incluso en nuestro entorno,
vemos flagrantes ejemplos de víctimas de maltrato. Leemos, por ejemplo, que al menos cuatro de cada
cinco adultos en Estados Unidos sufrieron maltrato físico o abusos sexuales durante su infancia.

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Chamán, Sanador, Sabio


enero 11, 2010
Los chamanes nativos americanos vienen practicando la medicina energética desde hace
más de cinco mil años, pero hay algunos sanadores que creen que su linaje espiritual se remonta aún
más atrás. Recuerdan historias, transmitidas de abuela a nieta, que hablan de cuando la Tierra todavía
era joven.
A pesar de que los primitivos habitantes de América tenían unos complejos conocimientos astronómicos,
unas avanzadas matemáticas y una sofisticada arquitectura, la escritura no llegó a desarrollarse en las
Américas como se desarrolló en otros lugares. Los expertos pasaron por alto las tradiciones espirituales
de los nativos americanos en favor del judaísmo, el cristianismo y el budismo, que habían dejado tras
ellos registros escritos. Por ejemplo, mientras que los teólogos occidentales llevan estudiante el budismo
desde hace más de dos siglos, sólo en los últimos cuarenta años ha llegado a emerger un interés serio en
el estudio de la espiritualidad nativa americana. El estudio del chamanismo se reservó a los antropólogos,
quienes, con notables excepciones, como Margaret Mead, estaban mal preparados para abordar temas
espirituales.

La destrucción indiscriminada a la que se vieron sometidos los indígenas norteamericanos por parte de los
colonos europeos llevó a los nativos americanos que sobrevivieron a la reclusión de las reservas, donde
los ancianos custodiarían con celo sus tradiciones espirituales. Es comprensible que los ancianos se
mostraran reacios a compartir su legado con los dominadores blancos. A los indios del Perú no les fue
mucho mejor. Los conquistadores españoles llegaron al Perú en busca de oro, de ahí que no se
molestaran demasiado por las tradiciones espirituales incas. Sin embargo, lo que los conquistadores
pasaron por alto sería lo que los misioneros intentarían arrasar.

La descarnada banda de buscadores de oro que llegaron al continente suramericano trajo con ella unas
creencias que eran incomprensibles para los indios. La primera era que todos los alimentos del mundo
pertenecían, por derecho divino, a los seres humanos (concretamente a los europeos), que eran dueños
de animales y plantas en toda la Tierra. La segunda creencia era que los seres humanos no podían hablar
con los ríos, con los animales, con las montañas o con Dios. Y la tercera era que la humanidad tendría
que esperar al final de los tiempos para poder saborear el infinito.

Nada les podía haber parecido más absurdo a los nativos americanos. Mientras que los europeos creían
que habían sido arrojados del mítico Jardín del Edén, los indios creían que ellos eran los cuidadores del
Jardín. Ellos aún hablaban con los estruendosos ríos y con las susurrantes montañas, y todavía
escuchaban la voz de Dios en el viento. Los cronistas españoles del Perú escribieron que, cuando Pizarro
se encontró con el soberano inca Atahualpa, aquél le regaló una Biblia, diciéndole que aquélla era la
palabra de Dios. El inca se llevó el libro a la oreja, escuchó con atención durante unos instantes y luego
arrojó el sagrado libro al suelo, exclamando: “¿Qué clase de dios es éste que no habla?”.

Además de su silencio, a los nativos americanos les confundía sobremanera el género de aquel Dios
europeo. Los conquistadores traían con ellos una mitología patriarcal que intimidaba las femeninas
tradiciones de los nativos americanos. Antes de la llegada de los españoles, la Madre Tierra y sus formas
femeninas (las cuevas, las lagunas y demás aberturas de la tierra) representaban los principios divinos.
Los europeos impusieron el principio divino masculino: el falo, o Árbol de la Vida. Las agujas de las
iglesias se elevaban hacia el cielo, mientras que a la femenina Tierra ya no se la adoraba ni respetaba.
Los árboles, los animales y los bosques podían ser sometidos a todo tipo de saqueo.

En la actualidad, seguimos viviendo bajo la garra de esta inconexa visión del mundo. Creemos que, si
algo no respira, no se mueve o no crece es que no está vivo. Vemos la energía procedente de la madera,
del petróleo o del carbón como un combustible al que podemos dar uso. En el mundo antiguo, la energía
se tenía por el tejido viviente del Universo. La energía era la creación manifiesta. Quizá la expresión
contemporánea más importante de esta creencia la formulara Albert Einstein cuando explicó la relación
entre materia y energía con su ecuación E = mc^2. En Occidente, nos identificamos con el lado de la
materia, que es finito por naturaleza. El chamán se identifica con el lado de la energía, que es infinito por
naturaleza.

Existe otra diferencia fundamental entre los antiguos americanos y los modernos. En la actualidad, somos
personas de preceptos. Somos una sociedad gobernada por normas, que se basan en documentos tales
como la Constitución, los Diez Mandamientos o las leyes que promulgan los cargos efectos para dar orden
a nuestra convivencia. Cambiamos los preceptos (las normas o las leyes) cuando queremos cambiar el
mundo. Los antiguos griegos, por otra parte, eran personas de conceptos. No estaban interesados en las
normas, sino en las ideas. Creían que una sencilla idea podía cambiar el mundo, y que no había nada tan
poderoso como una idea a la que le hubiera llegado su momento. Los chamanes son personas de
percepciones. Cuando quieren cambiar el mundo, se sumergen en cambios perceptivos que cambian su
relación con la vida. Visualizan lo que es posible, y el mundo exterior cambia. Éste es el motivo de que los
ancianos incas se sienten juntos y mediten, para visualizar el tipo de mundo que quieren que sus nietos
hereden.

Uno de los motivos por los que se han guardado tan celosamente las prácticas de sanación energética es
porque se suelen confundir con una serie de técnicas, del mismo modo que la medicina occidental se
considera a veces como una serie de procedimientos. Creemos, erróneamente, que podemos llegar a
dominar la energía sanadora si aprendemos bien sus reglas. Sin embargo, para el chamán no se trata de
reglas ni de ideas. Para ellos, se trata de visión y de Espíritu. Y, aunque las prácticas sanadoras varían de
aldea en aldea, lo que no varía es el Espíritu. La verdadera sanación es nada menos que un despertar a
una visión de nuestra naturaleza sanada y a la experiencia del infinito.
Chamán, Sanador, Sabio.
Cómo sanarse a uno mismo y a los demás
con la medicina energética de las Américas.
Alberto Villoldo.

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La Maestría del Amor


enero 10, 2010
Quizá nunca hayas pensado en esta cuestión, pero en mayor o en menor medida, todos
somos maestros. Somos maestros porque tenemos el poder de crear y de dirigir nuestra propia vida.

De la misma manera en que las distintas sociedades y religiones de todo el mundo han creado una
mitología increíble, nosotros creamos la nuestra.

Nuestra mitología personal está poblada de héroes y villanos, ángeles y demonios, reyes y plebeyos.
Creamos una población entera en nuestra mente e incluimos múltiples personalidades para nosotros
mismos. Después, adquirimos dominio sobre la imagen que vamos a utilizar en determinadas
circunstancias. Nos convertimos en artistas del fingimiento y de la proyección de nuestra imagen y en
maestros de cualquier cosa que creemos ser. Cuando conocemos a otras personas las clasificamos de
inmediato según lo que nosotros creemos que son. Y actuamos del mismo modo con todas las personas y
cosas que nos rodean.

Tienes el poder de crear. Tu poder es tan fuerte que cualquier cosa que decidas creer se convierte en
realidad. Te creas a ti mismo, sea lo que sea que creas que eres. Eres como eres porque eso es lo que
crees sobre ti mismo. Toda tu realidad, todo lo que crees, es fruto de tu propia creación. Tienes el mismo
poder que cualquier otro ser humano en el mundo. La principal diferencia entre otra persona y tú estriba
en la manera en que aplicas tu poder y en lo que creas con él. Tal vez te parezcas a otras personas en
muchas cosasa, pero no todo el mundo vive la vida de la misma manera que tú.

Has practicado toda tu vida para ser quien eres y lo haces tan bien que te has convertido en un maestro
de lo que crees que eres. Eres un maestro de tu propia personalidad y de tus propias creencias; dominas
cada acción y cada reacción. Practicas durante años y años hasta que alcanzas el nivel de maestría para
ser lo que crees que eres. Y cuando por fin comprendemos que todos nosotros somos maestros, llegamos
a ver qué tipo de maestría tenemos.

Cuando un niño tiene un problema con alguien, y se enfada, por la razón que sea, el enfado hace que el
problema desaparezca y de este modo obtiene el resultado que quería. Entonces, vuelve a ocurrir, y
vuelve a reaccionar con enfado, ya que ahora sabe que, si se enfada, el problema desaparecerá. Pues
bien, después practica y practica hasta llegar a convertirse en un maestro del enfado.

Pues bien, de esta misma manera es como nos convertimos en maestros de los celos, en maestros de la
tristeza o en maestros del autorrechazo. Toda nuestra desdicha y nuestro sufrimiento tiene su origen en
la práctica. Establecemos un acuerdo con nosotros mismos y lo practicamos hasta que llega a convertirse
en una maestría completa. El modo en que pensamos, el modo en que sentimos y el modo en que
actuamos se convierte en algo tan rutinario que dejamos de prestar atención a lo que hacemos. Nos
comportamos de una manera determinada sólo porque estamos acostumbrados a actuar y a reaccionar
así.

Pero para convertirnos en maestros del amor tenemos que practicar el amor. El arte de las relaciones
también es una maestría completa y el único modo de alcanzarla es mediante la práctica. Por
consiguiente, para llegar a ser maestro en una relación hay que actuar. No se trata de adquirir
determinados conceptos ni de alcanzar un conocimiento en concreto. Es una cuestión de acción. Ahora
bien, evidentemente, para actuar es preciso contar con algún conocimiento o al menos con una mayor
conciencia de la manera en que funcionamos los seres humanos.

Dr. Miguel Ruiz.


La Maestría del Amor.
Una guía práctica para el arte de las relaciones.

Todos los libros de Dr. Miguel Ruiz

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