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artículo

Jorge Rodríguez *
Camilo Arriagada **

Segregación residencial en la ciudad


latinoamericana ***
Abstract

In spite of the growing relevance of the socioeconomic residential segregation (SRS) in academic debates and public
agendas in Latin American and the Caribbean, the evidence regarding its intensity and magnitude, its tendencies,
its reproductive mechanisms and consequences, is fragmentary and weak. Moreover ther e is little work on comparative
indicators of socioeconomic residential segregation between countries (or even in a diachronic way for each countr y).
In this regard, this document offers some pieces of empiric evidence about this social phenomenon, focused in Latin
America cities. It aims to contribute in four directions: (a) to advance in the measurement of the SRS in the
countries of the region; (b) to study its determinants, especially the intra-metropolitan migration patterns; (c) to
explore disparities in behavior and life conditions between rich and poor areas, as first step for the study of the
consequences of the SRS; (d) to revise and to analyze policy options considering the international experience

Keywords: segregation, urban development, urban poverty, housing policies.

Resumen

Pese a la emergente presencia de la segregación residencial socioeconómica (SRS) en los debates académicos
y en las agendas públicas, la evidencia en América Latina y el Caribe sobre su magnitud e intensidad, sus
tendencias, sus mecanismos de reproducción y sus consecuencias es escasa, fragmentaria y poco comparable
entre países (e incluso en términos diacrónicos para cada país). Al respecto, este trabajo procura ofrecer
alguna evidencia empírica sobre la SRS con especial refer encia a la situación de América Latina y el Caribe,
buscando aportar en cuatro sentidos: (a) avanzar en la medición de la SRS en los países de la r egión; (b)
profundizar en el examen de sus determinantes directos, en particular en los patrones de migración
intrametropolitana; (c) reflexionar sobre las disparidades de compor tamiento y condiciones de vida entre
zonas ricas y pobres, como primer antecedente para el examen de las consecuencias de la SRS; (d) revisar
opciones de política relativas a la SRS a niv el internacional.

Palabras clave: segregación, desarrollo urbano, pobreza urbana, políticas habitacionales.

Revista eure ( Vol. XXIX, Nº 89), pp. 5-24, Santiago de Chile, may o 2004
[5]
Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

1. Introducción. ¿Qué es la segregación des, sus contactos y sus probabilidades de exposi-


residencial? ción a ciertos códigos, mensajes y conductas fun-
cionales a una movilidad social ascendente. La se-

L
a segregación residencial remite a for- paración que introduce la SRS se agrava, además,
mas de desigual distribución de grupos por la reducción de los ámbitos de interacción de
de población en el territorio que se mani- los diferentes grupos socioeconómicos, siendo el
fiestan de diferentes maneras, como: (a) la proxi- caso de la segmentación educativa uno de los más
midad física entre los espacios residenciales de los sobresalientes y relevantes (CEPAL, 2001); así, se
diferentes grupos sociales (White, 1983); (b) la debilitan los contrapesos a la brecha física entre gru-
homogeneidad social de las distintas subdivisiones pos socioeconómicos. Se suman indicios de que la
territoriales en que se puede estructurar una ciu- SRS deteriora la vida comunitaria y la capacidad
dad (Sabatini, 1999); y (c) la concentración de de acción colectiva, asociándose con la violencia y
grupos sociales en zonas específicas de una ciudad la desconfianza (Tironi, 2003; Rodríguez, 2002 y
(Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001; Rodríguez, 2001; CEPAL/CELADE, 2002; CEPAL/
2001; Jargowsky, 1996; Massey, White y Phua, HABITAT, 2001; Kaztman & Wormald, 2002;
1996). De hecho, definiciones recientes combi- Kaztman 2001 y 1999; Sperberg & Happe, 2000;
nan algunas de estas manifestaciones: “La segre- Castells, 1997; Wilson, 1987).
gación residencial puede definirse, en términos ge-
Pese a la emergente presencia de la SRS en los
nerales, como el grado de proximidad espacial o
de aglomeración territorial de las familias perte- debates, la evidencia en América Latina y el Caribe
es escasa, fragmentaria y poco comparable entre
necientes a un mismo grupo social, sea que éste
países. Esto repercute en la debilidad o ausencia de
se defina en términos étnicos, etarios, de prefe-
intervenciones públicas explícitas sobre este asun-
rencias religiosas o socioeconómicos, entre otras
to. Precisamente, este trabajo procura ofrecer algu-
posibilidades (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001:
27, destacado en el original). na evidencia empírica sobre la SRS con especial
énfasis en la situación de América Latina y el Cari-
La segregación residencial parece inherente a la be, buscando aportar en cuatro líneas: (a) avanzar
vida urbana, pero en la actualidad pareciera tener en la medición de la SRS en los países de la región;
mayor visibilidad. La principal razón por la cual la (b) profundizar en el examen de sus determinantes
segregación residencial está en el tapete es por las directos, en particular en los patrones de migración
adversidades que se le imputan cuando su raíz es intrametropolitana; (c) indagar en las disparidades
socioeconómica, es decir, cuando se trata de segre- de comportamiento y condiciones de vida entre
gación residencial socioeconómica (SRS). A gran- zonas ricas y pobres, como primer antecedente para
des rasgos, la SRS actúa como mecanismo de re- el examen de las consecuencias de la SRS; (d) revi-
producción de las desigualdades socioeconómicas, sar opciones de política relativas a la SRS y sus re-
de las cuales ella misma es una manifestación. Se sultados. Cabe anotar que este esfuerzo tiene una
ha subrayado el hecho de que “aísla a los pobres” doble convicción. Por una parte está el convenci-
(Kaztman, 2001; Dureau et al., 2002), quienes, al miento de que se necesita más evidencia para com-
tener como contexto cotidiano sólo pobreza y pa- prender la SRS, y que la explotación de los censos
res pobres, estrechan sus horizontes de posibilida- de población y vivienda permitiría subsanar esta
insuficiencia. Por otra parte, está la certeza de que
* Asistente de investigación CEL ADE. E-mail:
la vigencia de la SRS en tanto problema no depen-
jrodriguez@eclac.cl
de de su tendencias cuantitativas, sino de sus fun-
**
damentos, de sus consecuencias para las personas y
Consultor de CEPAL, Docente de Postítulos Interna-
las comunidades, de sus contrapesos institucionales
cionales de CEPAL y del Instituto de la Vivienda de la Uni-
versidad de Chile, Jefe del Depar tamento de Estudios y de los dispositivos de políticas disponibles para
MINVU. E-mail: carriagada@minvu.cl actuar sobre ella o sus secuelas.
***
Una versión ampliada de este artículo fue publicado
en CELADE, Naciones Unidas, Serie Población y Desarro-
llo.

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Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

2. Aproximación empírica a la SRS en tro niveles distintos, llegando incluso al de las


América Latina y el Caribe manzanas (algo más de 33 mil en AMGS). Como
era de esperar, a medida que se reduce la escala
No hay estudios sistemáticos sobre la magnitud aumenta el valor del índice. La interpretación de
de la SRS en América Latina y el Caribe. Por lo los resultados es directa. Por ejemplo, en 1992
mismo, los debates sobre sus tendencias suelen apo- había que redistribuir entre las comunas del Gran
yarse –si acaso- en experiencias específicas y, con Santiago a casi el 40% de los jefes de hogar con
frecuencia, en el uso de medidas diferentes. Como estudios universitarios para que en todas ellas este
se sostuvo, no ocurre lo mismo en otras latitudes, grupo tuviese una representación similar a su peso
donde hay indagaciones de largo plazo sobre la evo- en el AMGS; la magnitud de la redistribución entre
lución de la SRS. Pero en general, en estos últimos manzanas alcanzaba al 54% (los valores del cua-
casos se trata de segregación residencial racial (SRR), dro no están expresados en porcentajes).
que no es la de interés en el contexto de este traba-
jo. El hecho de que sea SRR facilita notoriamente Una primera pregunta que surge de estos da-
su medición, pues se trata de una variable sencilla tos es si se trata de niveles elevados o no de D.
de identificar y sobre cuyas categorías cabe poca Aunque todavía no es posible dar una respuesta
discusión. Normalmente es simple diferenciar en- con fundamentos comparativos rigurosos, un ele-
tre una mayoría y una minoría racial, y la noción mento de referencia lo constituyen los D que cap-
de segregación residencial se vincula directamente turan la magnitud de la SRR en las áreas metro-
a la similitud que hay entre la representación me- politanas de Estados Unidos: en el decenio de 1960
tropolitana de la minoría y su representación en las este índice alcanzó sus mayores niveles, con valo-
diferentes subdivisiones del área metropolitana. De res del orden de 80% (sin ponderar por el peso de
esta manera, la aplicación de índices como el de la población afroamericana); en la actualidad su-
disimilitud de Duncan (D) resulta natural y directa pera levemente el 60%, y los especialistas sostie-
( w w w. c e n s u s s c o p e . o r g / u s / m 1 6 0 0 / nen que “en general, se considera que medidas de
chart_dissimilarity.html y http:// disimilaridad sobre 0,6 representan
mimh200.mimh.edu/PieDb/04476.pdf). hipersegregación” (http://mimh200.mimh.edu/
PieDb/04476.pdf). Es decir, el patrón de locali-
En el caso de la SRS la situación es diferente, zación de los jefes de hogar con alta educación es
por cuanto la línea divisoria no es evidente (¿cuá- segregado en Santiago, pero no alcanza los niveles
les son los grupos socioeconómicos y cómo se iden- de separación residencial que hay entre blancos y
tifican?). Así las cosas, un primer paso para apli- negros en las áreas metropolitanas de Estados
car las medidas tradicionales de segregación resi- Unidos.
dencial basadas en el cotejo de la proporción me-
tropolitana de los grupos y de su representación Un hallazgo interesante de la investigación
en las diferentes subdivisiones metropolitanas es antes citada derivó del análisis diacrónico que se
diferenciar grupos socioeconómicos. Esto fue he- efectuó en el caso del AMGS con los censos con-
cho para el Área Metropolitana del Gran Santia- secutivos de 1982 y 1992. Los resultados (cuadro
go (AMGS) en una investigación reciente 1 y cuadro 2) sugieren, contra la idea predomi-
(Rodríguez, 2001). Se consideraron tres variables nante en la literatura especializada, que la tenden-
de segmentación socioeconómica: (a) las necesi- cia de la SRS no fue al alza durante el decenio de
dades básicas insatisfechas; (b) el hacinamiento; 1980. En efecto, para los cuatro niveles de
(c) la educación del jefe de hogar. Con estas tres desagregación territorial examinados (comunas,
variables se formaron grupos dicotómicos que re- distritos y zonas censales y manzanas), el monto
flejaban situaciones socioeconómicas polares. Se de redistribución de jefes de hogar con educación
tuvo, así, el porcentaje de uno y otro grupo para el superior que debería efectuarse para que su repre-
conjunto del aglomerado metropolitano de San- sentación metropolitana estuviese proporcional-
tiago (compuesto por 34 comunas) y su porcenta- mente distribuida entre las subdivisiones era ma-
je para diferentes niveles de subdivisión del aglo- yor en 1982 que en 1992. Por cierto, estas cifras
merado metropolitano. El cuadro 1 presenta cua- no son concluyentes, por cuanto es evidente que

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Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

los valores del índice de Duncan dependen breza) muestran, en cambio, que la SRS aumentó
críticamente de los criterios usados para diferen- en el Gran Santiago entre 1992 y 1998 (Arriagada
ciar grupos socioeducacionales dicotómicos. & Simioni, 2001). La revisión de índices de “se-
gregación absoluta” muestra que dicha tendencia
Ahora bien, datos distintos que se basan en el fue favorecida por el incremento de la
índice de Duncan entre pobres y no pobres (dife- sobrerrepresentación de pobres o probabilidad de
renciados por procedimiento de la línea de la po- pobreza propia de comunas periféricas.

Cuadro 1. Santiago de Chile: índice de disimilitud de Duncan para tres atributos de diferenciación socioeconómica
según cuatro diferentes niveles de desagregación geográfica, 1992.

Comunas Distr itos Zonas censales Manzanas


NBIa/ 0,23 0,28 0,32 0,42
Hacinamientob/ 0,22 0,26 0,3 0,39
Educación jefe hogarc/ 0,39 0,44 0,47 0,54
a/
Hogares sin NBI vs. hogares con NBI (sobre la operacionalización de la NBI ver Rodríguez, 2001)
b/
Hogares sin hacinamiento vs. hogares con hacinamiento (hogares con 2,5 o más personas por dormitorio u
hogares sin dormitorios).
c/
Jefes con alta educación (13 o más años de escolaridad que sugiere educación superior vs. 12 o menos años de
escolaridad, que sugiere educación media como máximo).
Fuente: Rodrígue z, 2001.

Cuadro 2. Santiago de Chile: índice de disimilitud de Duncan para jefes de hogar de dos grupos educativos polares
según cuatro diferentes niveles de desagregación geográfica, 1982.
Comunas Distr itos Zonas censales Manzanas
Educación jefe hogara/ 0,46 0,49 0,52 0,6
a/
Jefes con alta educación (13 o más años de escolaridad, que sugier e educación superior, vs. 12 o menos años de
escolaridad, que sugiere educación media como máximo).
Fuente: Rodrígue z, 2001.

La combinación de variables de educación con concentraba una fracción muy significativa de la


variables de inserción laboral puede resultar una elite, pues más de la mitad de los patrones con
buena opción para la identificación de gr upos alta educación residía en las 5 comunas más pu-
socioeconómicos polares estrechamente asociados dientes de la ciudad, que se localizan en dicha
con la variable ingresos. Un ejercicio en tal senti- zona (las cuales, al ser sumadas, concentraban
do fue aplicado haciendo uso de las bases de sólo un 13% de la PEA metropolitana). En Lima,
microdatos censales de Chile, 1992 (AMGS); la concentración se verifica sobre una franja re-
México, 2000 (Zona Metropolitana de la Ciudad lativamente central que va desde un distrito con
de México –muestra expandida) y Perú, 1993 costa (Miraflores) hasta uno bastante más al
(Área Metropolitana de Lima). En el cuadro 3 se oriente (La Molina); en los 5 municipios más pu-
muestran varios indicadores relevantes de la se- dientes de dicha franja se localizaba un 10% de
gregación residencial (más bien localización dis- la PEA y se concentraba un 46% de la elite. Fi-
tintiva, en este caso) que registran personas que nalmente, en Ciudad de México un 35% de los
tienen altas probabilidades de pertenecer a las elites patrones con alta educación reside en cuatro de-
socioproductivas de estos tres países, por tratarse legaciones vecinas del centro-sur del Distrito
de empleadores con alto nivel educativo. Federal y en un municipio conurbado del Esta-
do de México aledaño a ellas; estas 5 subdivisiones
En primer lugar, en las tres ciudades es claro suman sólo el 11% de la PEA del área metropo-
un patrón de alta concentración territorial de este litana. En general, las subdivisiones territoriales
grupo socioeconómico. En el caso de Santiago – en que vive la elite son vecinas, lo que también
el más compacto de los tres-, el sector oriente sugiere SRS a gran escala.

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Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

En segundo lugar, el índice de disimilitud de socioeconómica, resulta natural aproximarse a


Duncan ratifica esta pauta de localización segre- medidas de la SRS más basadas en las nociones de
gada de la elite, pues marca entre 38% en Ciudad homogeneidad/heterogeneidad territorial que en
de México y 49% en Santiago de Chile. las previas, cuyo principio es la similitud “media”
entre la estructura social metropolitana y la es-
En tercer lugar, las cifras reiteran que la sepa- tructura social de las diferentes subdivisiones te-
ración territorial de la elite socioeconómica, aun- rritoriales en que puede descomponerse el área
que marcada, no alcanza los niveles de segmenta- metropolitana. Las ventajas de esta aproximación
ción territorial entre blancos y negros en Estados se vinculan con la capacidad de usar esta aproxi-
Unidos. mación para detectar las zonas segregadas. En efec-
to, los índices clásicos proporcionan una medida
Por último, al estimar el índice de Duncan
de síntesis del nivel de la SRS para una unidad
para un segmento de posición socioeconómica
territorial (típicamente un área metropolitana),
claramente subordinada (asalariados con educa-
pero sugieren muy poco sobre la modalidad de la
ción básica o menos), los valores son 10%, 18%
segregación –por ejemplo, la distinción entre se-
y 23% para Ciudad de México, Lima y Santia-
gregación a gran escala y pequeña escala tan su-
go, respectivamente; es decir, se trata de una SRS
brayada en trabajos recientes (Rodríguez, 2001;
mucho menor que también se aprecia gráficamen-
Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001)– y menos aún
te en los mapas 2a, 2b y 2c, con una localización
sobre las zonas segregadas sobre las cuales cabría
dispersa por la periferia metropolitana de las
intervenir mediante políticas públicas. Es decir,
subdivisiones con mayor concentración de gru-
un D alto no muestra las zonas donde se concen-
pos subordinados.
tran los pobres, los grupos étnicos subalternos o
Habida cuenta de las variables usadas en los las minorías religiosas excluidas. En cambio, el
cálculos previos para efectuar la clasificación examen de la homogeneidad/heterogeneidad so-

Cuadro 3. Ciudad de México (2000), Lima (1993) y S antiago de Chile (1992): indicadores básicos de concentra-
ción territorial de un grupo socioeconómico de elite e índice de disimilitud de Duncan según sudvisiones may ores
del área metropolitana.
Lima Ciudad de Santiago
(1993) México (2000) (1992)
Porcentaje de la PEA que concentran las 5
subdivisiones mayoresa / más “exclusivas”b/ 9,9% 11% 13%
Porcentaje de empresarios con educación
alta que concentran las 5 subdivisiones
mayoresa / más “exclusivas” b/ 45,9% 35,4% 55%
Porcentaje de empresarios con educación
alta en la subdivisión mayor a/ más 7,71% 5.5% 10,34%
“exclusiva” (San Isidr o) (Cuajimalpa de Morelos) (Vitacura)
Índice de Duncan entre subdivisiones
mayoresa / 44% 38% 49%

a/
Las subdivisiones mayor es corresponden a distritos en Lima, delegaciones y municipios en Ciudad de México y
comunas en Santiago.
b/
Las subdivisiones exclusivas corresponden a las que registran una mayor propor ción de empresarios con alta
educación dentro de su PEA residente. En Ciudad de México, donde el 1,2% de la PEA es patrón con alto nivel
educativo, corresponden a C uajimalpa de Mor elos (5,7%); Huixquilucán (5,3%); Miguel Hidalgo (3,8%); Benito
Juárez (3,7%) y Coyoacán (2,7%). En Lima, donde el 1,1% de la PEA es patrón con alto nivel educativo, corres-
ponden a San Isidro (7,7%); La Molina (6,6%); Miraflores (4,8%); S an Borja (4,4%) y Santiago de Surco (4,3%).
En S antiago, donde el 1,7% de la PEA es patrón con alto nivel educativo, corresponden a Vitacura (10,3%); Las
Condes (7,3%); Lo Barnechea (6,9%); Providencia (6,8%) y La Reina (4,9%).
Fuente: procesamiento especial de las bases de datos censales con REDATAM (insumos de los cálculos disponibles
a solicitud).

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Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

cial de las distintas subdivisiones detecta directa- la elite. Los cuadros 4a y 4b son ilustrativos al res-
mente zonas de alta homogeneidad de grupos sub- pecto, pues la varianza y la desviación estándar de
alternos, pues por definición se tiene la media de la escolaridad media es mayor en las subdivisiones
la variable –y por ende, se sabe si la subdivisión con mayor escolaridad promedio (lo que, como
tiene una situación socioeconómica precaria o no- ya se dijo, no indica heterogeneidad, pues por la
e indicadores de dispersión (varianza, desviación fórmula de cálculo de la varianza se debe al mayor
estándar y coeficiente de variación) que sugieren promedio de escolaridad en ellas), pero el coefi-
el grado de homogeneidad/heterogeneidad. Zo- ciente de variación es mucho menor en ellas.
nas de bajo nivel socioeconómico y altamente ho-
mogéneas serían zonas segregadas, donde la po- Otra opción para medir SRS es usar la disper-
breza tendería a encerrarse y reproducirse (Tironi, sión de la variable socioeconómica que se considere
2003; CEPAL/CELADE, 2002; Kaztman, 2003 relevante (años de educación, número de NBI, in-
y 2001; Massey, 2002; CEPAL, 2001). gresos, etc.) y obtener su varianza para el conjunto
del área metropolitana (varianza de la variable me-
Ahora bien, un asunto que no debe ser des- dida a escala de individuo u hogares residentes en
cuidado es el relativo al indicador de dispersión el área metropolitana). Luego, descomponer dicha
usado para identificar zonas homogéneas. Puede varianza entre varianza entre subdivisiones y varianza
concluirse que el indicador apropiado para com- dentro de las subdivisiones. La medida de la SRS
parar niveles de homogeneidad es el coeficiente corresponde al cociente de la varianza entre
de variación, pues expresa la magnitud de la des- subdivisiones y la varianza total; como la primera
viación estándar en función de la media de la dis- es un subconjunto de la segunda, el resultado se
tribución. interpreta como la proporción de la disparidad
socioeconómica total que se debe a localización te-
En la región, hay evidencia de que existe una rritorial diferencial de los estratos socioeconómicos.
escasa mezcla social en los espacios donde reside

Cuadro 4a. Ciudad de México (2000), Santiago (1992), São Paulo (2000) y Río de Janeiro (2000): tres subdivisiones
territoriales de mayor promedio de escolaridad (personas de entr e 25 y 40 años) según población, media de
escolaridad y tres índices de dispersión de escolaridad.

Área metropolitana, año Población de Media de Desviación Coeficiente


y nombre de la subdivisión 25 a 39 años años de Varianza estándar de variación
territorial estudio 25-39
Zona Metropolitana de la C iudad de México (2000)
Benito Juárez (delegación) 95.390 13,2 13,9 3,7 28,3
Coyoacán (delegación) 169.766 11,7 17 4,1 35,1
Miguel Hidalgo (delegación) 89.097 11,4 16 4 35,2
Área Metropolitana del Gran Santiago (1992)
Vaticano (distrito censal) 3.752 14,3 14,1 3,8 26,2
Príncipe de Gales
(distrito censal) 3.497 14,3 13,9 3,7 26,1
Sebastián E lcano
(distrito censal) 2.922 14,3 14,7 3,8 26,8
Área Metropolitana del Gran São Paulo (2000)
Moema (distrito censal) 17.797 13,9 14,3 3,8 27,1
Jardim Paulista
(distrito censal) 20.048 13,7 17,8 4,2 30,5
Vila Mariana (distrito censal) 29.993 13,4 17,8 4,2 31,5
Área Metropolitana del Gran Río de Janeiro (2000)
Niteroi (distrito censal) 92.601 10,6 21,1 4,6 43,3
Itaipú (distrito censal) 13.794 10 24 4,9 48,9
Río de Janeiro
(distrito censal) 1.371.216 9,3 18,6 4,3 46,5
Fuente: procesamiento especial de las bases de datos censales con REDATAM (insumos de los cálculos disponibles
a solicitud). Excluye a la población que no contestó las preguntas necesarias para calcular años de escolaridad.

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Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

Cuadro 4b. Ciudad de México (2000), Santiago (1992), São Paulo (2000) y Río de Janeiro (2000): tres subdivisiones
territoriales de MENOR promedio de escolaridad (personas de entre 25 y 40 años) según población, media de
escolaridad y tres índices de dispersión de escolaridad.

Área metropo litana, año Población de Media de Desviación Coeficiente


y nombre de la subdivisión 25 a 39 años años de Varianza estándar de variación
territorial estudio 25-39
Zona Metropolitana de la C iudad De México (2000)
Tizayuca (municipio) 1.314 7,9 12,2 3,5 44,3
Chimalhuacan (municipio) 120.512 7,4 11,1 3,3 45,3
Valle de Chalco
Solidaridad (municipio) 73.760 7,3 11,3 3,4 46,2
Área Metropolitana del G ran Santiago (1992)
San Gregorio Oriente
(distrito censal) 4.253 8 11,2 3,4 41,7
La Platina (distrito censal) 15.887 7,8 9,9 3,2 40,4
Cerro Negro (distrito censal) 3.754 7,3 10,1 3,2 43,8
Área Metropolitana del G ran Sao Paulo (2000)
Boa Vista Paulista
(distrito censal) 16.694 6 11,9 3,5 57,2
Francisco Morato
(distrito censal) 31.104 5,7 11,9 3,4 59,6
Juquitiba (distrito censal) 6.084 5,7 12,6 3,6 62,4
Área Metropolitana del G ran Río de Janeiro (2000)
Pedro do Rio (distrito censal) 3.157 5.5 11.1 3.3 60.4
Posse (distrito censal) 2.263 5.5 10.7 3.3 59.8
São José do Vale
do Río Preto (distrito censal) 4.741 4.8 13.5 3.7 73.9
Fuente: procesamiento especial de las bases de datos censales con REDATAM (insumos de los cálculos disponibles
a solicitud). Excluye a la población que no contestó las preguntas necesarias para calcular la estimación.

El cambio de esta varianza, al ir bajando el nivel de de Guatemala), un 7% de la varianza total de la


agregación geográfica, sugiere si la SRS es de alta o variable número de NBI se explica por varianza
baja escala (ver Rodríguez, 2001). entre subdivisiones grandes. Un panorama muy
diferente se aprecia a escala de subdivisiones pe-
En el cuadro 5 se exponen los resultados de queñas, ya que la varianza de naturaleza territorial
una aplicación de este procedimiento, usando ba- llega a explicar casi la mitad de la varianza total en
ses de microdatos censales para varias ciudades de algunas ciudades como Panamá. Con todo, aun
la región. Se usan dos variables. Por una parte es- considerando bajos de desagregación (manzanas
tán las carencias habitacionales, medida de pobre- en algunos casos), la varianza intrasubdivisión pre-
za, calculando necesidades básicas insatisfechas domina, lo que sugiere un grado importante de
en ocho dimensiones, habitacionales y de sanea- mezcla a tales escalas. Cuando la variable de estra-
miento. Cada vivienda particular ocupada recibe tificación social es la escolaridad del jefe de hogar,
una puntuación de 0 a 8 según el número de NBI se advierten niveles más altos de SRS entre subdi-
(8 revela unas condiciones de vida muy precarias), visión mayores (segregación a gran escala). En
y luego con esos valores se calcula la media de NBI particular en Santiago (1992), un 18% de la
por vivienda en cada subdivisión. Por otra parte, varianza total de esta escolaridad se explicaba por
están los años de educación, variable clave para la diferencia de escolaridad entre comunas, y el gua-
identificación socioeconómica de las personas. En rismo llegaba a 17% en el caso de Montevideo.
este caso se optó por la escolaridad de los jefes de Ahora bien, en las tres ciudades examinadas la
hogar. Los resultados de esta aplicación muestran varianza de escolaridad entre subdivisiones meno-
que si el indicador socioeconómico fuesen las NBI, res explica menos de un tercio de la varianza total
en las ciudades analizadas habría una escasa SRS (cuadro 5 y gráfico 1), lo que sugiere que a esta
a gran escala, ya que en el caso extremo (Ciudad pequeña escala hay mezcla socioeducativa.

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Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

En suma, hay diferentes medidas y procedimien- 2001; Aroca, 2000; Anselin, 1995). Ahora bien,
tos para mensurar la segregación residencial en sus con independencia de la variedad de las medidas
diferentes variantes. En el caso de la SRS, las medi- usadas y por usar, la conclusión es que sí es posible
das basadas en las similitud entre la proporción glo- aquilatar la SRS usando la información que pro-
bal de un grupo y la proporción en las diferentes porcionan los censos de población y vivienda.
subdivisiones exige agrupamientos a priori, lo que
introduce una cuota de discrecionalidad en la me- 3. Los determinantes directos de la SRS:
dición. Por cierto, existen criterios relativamente
el caso de la migración
consensuales para clasificar grupos socioeconómicos
específicos (la elite, el sector informal marginal, los
intrametropolitana
grupos medios, el sector popular urbano, etc.), por
La SRS es, en última instancia, un asunto de
lo que la operación con índices de disimilitud pue-
distribución de la población en el territorio me-
de considerarse un primer ejercicio a efectuar. Otras
tropolitano, por lo cual una parte significativa de
opciones son identificar zonas de composición so-
sus determinantes se halla en el campo demográ-
cial homogénea que pueden ser segregadas (áreas
fico. En términos generales, tres son las principa-
de pobres) o exclusivas (zonas de la elite). La op-
les fuentes de determinación y cambio de la SRS:
ción usada en este trabajo es operar con la propor-
(a) los diferenciales de crecimiento natural de los
ción de la varianza total de la variable de clasifica-
diferentes grupos socioeconómicos, que contribu-
ción socioeconómica (carencias habitacionales, años
yen a determinar la forma como tales grupos se
de escolaridad, ingresos), que se explica por varianza
distribuyen en el espacio urbano, y por lo tanto,
entre subdivisiones; al aplicar de forma recursiva
afectan la intensidad y las formas de la SRS; (b)
este procedimiento, pero bajando de manera siste-
los patrones de migración intra y extrametro-
mática el nivel geográfico de la subdivisión, es posi-
politana, pues si la gente migra hacia zonas en las
ble tener una aproximación de la escala de la SRS.
que hay alta concentración de pares (en términos
Finalmente, una alternativa no explorada en este
socioeconómicos) cabe esperar una SRS crecien-
trabajo, pero cuyo uso está previsto para indagacio-
te; en cambio, si la migración se efectúa para salir
nes futuras, son medidas de detección de
de tales zonas y trasladarse a otras donde predo-
agrupamientos territoriales desarrolladas por la
minan grupos socioeconómicos diferentes, cabe
econometría espacial, tales como el índice de Mo-
esperar una atenuación de la SRS; (c) modifica-
ran en sus expresiones global y local (San-II Lee,
ciones dentro de cada grupo social1, pues si la po-

Cuadro 5. América Latina y el Caribe: índice de SRS basado en la varianza entre subdivisiones territoriales de las
condiciones de vida (NBI) y de la escolaridad del jefe de hogar, según diferentes niveles de jerarquía geográfica.

Variable Varianza entre Índice de SRS entre


Subdivi- Subdi- Subdivi- Subdivi- Subdi-
siones v isiones siones siones v isiones Subdivisiones
Total grandes medias pequeñas grandes medias pequeñas
Santiago (1992) NBI 0,234 0,008 0,012 0,035 3,22 5,17 14,84
Bogotá (1993) NBI 0,231 0,001 0,042 0,062 0,301 18,271 26,908
C alí (1993) NBI 0,24 0 0,03 0,05 0,17 11,56 21,23
C d. Panamá (2000) NBI 0,946 0,021 0,207 0,431 2,17 21,84 45,53
C d. Guatemala (1994) NBI 0,349 0,025 0,116 7,25 - 33,13
Santiago (1992) Escolaridad 0,19 0,034 0,044 0,063 18,11 22,89 33,02
C d. de Méx ico (2000) Escolaridad 0,22 0,01 - 0,02 6,83 - 7,79
Montevideo (1996) Escolaridad 0,191 0,032 - 0,042 16,82 - 22

Fuente: Rodríguez (2001) para Santiago de Chile, y procesamientos especiales de las bases de microdatos censales
para los otros países.

1 Esta fuente no se aplica para todos los tipos de segregación, por cuanto hay gr upos cuyos rasgos distintivos son irreversi-

bles en el corto plazo (p.ej. la raza).

12 eure
Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

blación de determinadas zonas de la ciudad mo- El procesamiento de los microdatos censales


difica sus condiciones socioeconómicas, la inten- de cuatro aglomerados metropolitanos de Améri-
sidad y la forma de la SRS varía. ca Latina permite un conjunto de inferencias rele-
vantes tanto para el tema de la movilidad
Descomponer la tendencia de la segregación intrametropolitana como para el examen de la
en estas tres fuentes para examinar cómo opera SRS. Antes de presentar una síntesis de los resul-
cada una y cuánto pesan en su evolución final es tados (cuyos cálculos de base –en particular las
una tarea que aún no parece haberse emprendido matrices derivadas de migración- están disponi-
en la región. Además de los esfuerz os de bles según solicitud), cabe subrayar que la migra-
formalización y cálculo que supone dicha tarea, ción que se examinará será migración reciente entre
hay serias dificultades para obtener la información comunas (ha ocurrido dentro de los 5 años pre-
necesaria. En esta sección se ofrecen antecedentes vios al censo, y es entre comunas porque deriva de
sobre la migración intrametropolitana, y se efec- la consulta sobre comuna o municipio de residen-
túa un análisis de su papel en las tendencias de la cia 5 años antes del censo). Es la forma más idó-
SRS. Se trata de una información novedosa, no nea de medir migración relativamente vigente, y
obstante ser recogida por los censos nacionales de por la forma como capta la información permite
población. Las dificultades para manejar grandes la estimación de tasas de migración, y no sólo de
bases de datos conspiraban contra la construcción proporciones migratorias (Welti, 1998 y 1997;
de matrices de migración intrametropolitanas se- Villa, 1991). Por cierto tiene limitaciones. Por una
gún características socioeconómicas. Hoy es facti- parte, pierde movimientos dentro de las comu-
ble hacerlo. Con todo, interesa sobremanera mos- nas/municipios, e incluso respecto de los que cap-
trar unos resultados que proporcionen una aproxi- ta no puede precisar su origen a un nivel inferior
mación operativa a un tema sobre el cual hay in- al municipal. Por otra parte, pierde movimientos
terés pero muy poca evidencia empírica en la re- intermedios dentro del período de referencia.
gión; es claro que tal aproximación sugiere una
línea de investigación de gran valor para el estu- Cabe tener presente que la mayor parte de los
dio de los asuntos urbanos. cálculos no están orientados a cuantificar el volu-

Gráfico 1. Índices de SRS basado en la varianza de la escolaridad media del jefe de hogar entr e subdivisiones
territoriales grandes (comunas) y pequeñas (manzanas o localidades): áreas metropolitanas del Gran Santiago,
Bogotá, Ciudad de México y Montevideo.

35

30

25

20

15

10

0
Santiago Cd. México Montevideo

Grandes Areas Areas Menores

eure 13
Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

men total de la migración intrametropolitana, sino mites municipales en el período de referencia, lo


a examinar su efecto sobre la SRS. La estrategia que parece haber inducido una declaración exage-
seguida es indagar en la selectividad socioeco- rada del cambio de residencia entre comunas. Dado
nómica de los flujos entre comunas/municipios que no hay antecedentes para suponer que esta exa-
componentes de los aglomerados metropolitanos, geración tenga algún sesgo socioeconómico, las ci-
procurando verificar si tal selectividad existe y si fras promedio que presentan son válidas, lo que no
tiende a incrementar o a reducir la SRS. Dado es tan claro en el caso de las magnitudes de la mi-
que la variable educativa es la que ha sido utiliza- gración.
da para la cuantificación de la SRS, en este caso
también se recurrirá a ella. Por lo mismo, resulta En el cuadro 6 se proporcionan algunos
necesario controlar factores extrínsecos, en parti- indicadores seleccionados que permiten poner en
cular la edad; esto último se hizo considerando perspectiva la relación entre migración
sólo a las personas de entre 25 y 39 años. intrametropolitana y segregación. En términos de
cuantía, las cifras revelan una cantidad significati-
Una última advertencia dice relación con las va de cambios de residencia en el período de refe-
comparaciones entre las ciudades, las que no son rencia, por lo que hay un peso cuantitativo de base
del todo procedentes. El factor que actúa como para incidir en el patrón de segregación. Como se
barrera más relevante para los cotejos es que mien- había anticipado, los niveles de movilidad
tras en Santiago y Ciudad de México ninguna co- intrametropolitana son mucho menores en Bra-
muna o municipio (delegación) alberga más de un sil, en gran medida por el “ocultamiento” de mo-
10% de la población, en São Paulo y Río de Janeiro vimientos que resulta del gran tamaño de sus
los municipios homónimos contienen más del 50% municipios centrales. En términos de los rasgos
de la misma. Esto repercute, por ejemplo, en las de los migrantes, destaca el hecho de que los
magnitudes de la migración intrametropolitana, migrantes intrametropolitanos tienen un nivel de
pues muchos movimientos no son captados por los escolaridad superior a los nativos; nuevamente las
censos brasileños; asimismo, hace que los desplaza- ciudades brasileñas se distinguen a este respecto,
mientos residenciales intrametropolitanos que cap- lo que está ligado a la condición centro-periferia o
tura el censo tengan un marcado carácter centro- periferia-periferia que tienen los movimientos
periferia o periferia-periferia, pues los movimien- intrametropolitanos capturados por el censo. Esta
tos dentro del “ámbito central” (municipios de São selectividad socioeduca-cional “hacia arriba” en-
Paulo y Río de Janeiro), no son captados. También tre los que se mueven dentro de la ciudad es rele-
inhibe las comparaciones entre ciudades el hecho vante para efectos de medición, pues una primera
de que en Santiago hubo una modificación de lí- lectura basada en la comparación de la escolari-

Cuadro 6. Indicadores seleccionados de la migración intrametropolitana de personas de entre 25 y 39 años en el


momento del censo, en cuatro ciudades de la región.

Ciudad y período de Cantidad de Tasa (por mil) Escolaridad Escolaridad


referencia de la migración migrantes intra- de movilidad media media no
metropolitanos intra- migrantes migrantes
metropolitana intrame-
tr opolitanos
Ciudad de México (1995-2000) 552.801 24,5 10,53 9,83
Río de Janeiro (1995-2000) 102.190 7,8 8,4 8,5
Santiago (1987-1992) 306.940 53,1 11 10,3
São Paulo (1995-2000) 222.733 9,88 8,06 8,48
Nota: la tasa de mo vilidad intrametropolitana es media anual; su denominador es la población residente en el
aglomerado metropolitano al momento del censo. La escolaridad media corresponde a años de educación (su
cálculo excluy e a las personas que no respondieron las preguntas necesarias para la estimación).
Fuente: procesamiento especial de las bases de datos censales con REDATAM (insumos de los cálculos disponibles
a solicitud).

14 eure
Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

dad media de inmigrantes y no migrantes por co- municipios (con algunas excepciones como Niteroi
muna tiene una alta probabilidad de arrojar un en Río y Osasco, Santo André, y São Caetano do
resultado ingenuo de “todas las comunas ganan Sul en São Paulo, que también tienen emigración
con la migración”, por cuanto los que llegan tien- neta). Por cierto, la imagen de periferia que recibe
den a tener más educación que los nativos. En tal flujos migratorios no significa que la gente esté
sentido, se refuerza la necesidad de contar con yéndose a los extramuros de las ciudad. Tal vez
algoritmos más refinados para evaluar el impacto Santiago, con la acelerada expansión de Puente
de esta migración sobre el capital educativo del Alto y Maipú se acerca a aquello, pero en Ciudad
origen y el destino. de México son municipios que están entre los cen-
trales y los periféricos –como Ecatepec de Morelos,
El escrutinio de las matrices de migración ra- Tultitlán, Chimalhuacán y Coacalco de
tifica el patrón de intercambio migratorio entre Berriozabal-, los que ostentan la mayor migración
centro y periferia de las ciudades de la región. Tanto neta positiva.
en Ciudad de México como en Santiago las
subdivisiones que forman el anillo interior regis- El examen pormenorizado de los flujos
tran altos índices de emigración neta, mientras que intrametropolitanos excede los límites de este tra-
las subdivisiones periféricas son las que ganan; es bajo (aunque las matrices se encuentran disponi-
decir, parte importante de la expansión periférica bles según solicitud); sin embargo, se advierten
se origina por expulsión de las zonas centrales. En conexiones estructurales entre municipios cerca-
São Paulo y Río de Janeiro el intercambio migra- nos. En el período 1995-2000, casi 54 mil perso-
torio sigue un patrón estilizado: el municipio cen- nas entre 25 y 39 años (para el año 2000) se tras-
tral pierde una abultada cantidad de población por ladaron desde la delegación de Gustavo Madero
migración, la que se distribuye entre los restantes (en el norte del D.F.) a otras delegaciones o muni-

Cuadro 7a. Ciudad de México (2000), Santiago (1992), São Paulo (2000) y Río de Janeiro (2000): Tres subdivisiones
territoriales de mayor promedio de escolaridad (personas de entre 25 y 40 años) según media de escolaridad de
inmigrantes y emigrantes intrametropolitanos, no migrantes y tres formas de cotejar el efecto de la migración sobre
la escolaridad media.

Diferencia Diferencia
Escolaridad Escolaridad escolar idad escolaridad
Área metropolitana, año
inmigrantes emigrantes Escolaridad no inmigrantes y inmigrantes
y nombre de la subdivisión
intrametropo- intrametr opo- migrantes emigrantes intrametropo-
territorial
litanos litanos intrametropo- litanos y no
litanos migrantes
Zona Metropolitana de la C iudad de México (2000)
Benito Juárez (delegación) 13,7 12,6 13,6 1,17 0,14
Co yoacán (delegación) 13,1 12,2 11,5 0,95 1,61
Miguel Hidalgo (delegación) 12,2 11,9 11,2 0,27 0,98
Área Metropolitana del Gran Santiago (1992)
Vitacura 13,8 12,9 14,0 0,88 -0,19
Providencia 14,0 13,6 14,0 0,45 0,04
Las Condes 13,9 12,5 13,5 1,36 0,37
Área Metropolitana del Gran São Paulo (2000)
São Cayetano de Sul 11,5 10,1 11,0 1,39 0,46
São B ernardo do Campo 9,8 9,9 8,8 -0,15 0,96
São Paulo 9,8 7,9 8,9 1,88 0,87
Área Metropolitana del Gran Río de J aneiro (2000)
Niteroi 11,7 9,6 10,4 2,14 1,26
Río de Janeiro 10,0 8,4 9,3 1,62 0,71
Nilópolis 8,8 8,1 8,8 0,68 0,01
Fuente: procesamiento especial de las bases de datos censales con REDATAM (insumos de los cálculos disponi-
bles a solicitud).

eure 15
Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

cipios de la ZMCM, una cifra significativa si se Nuevamente, el análisis pormenorizado de los flu-
considera que la población media de dicho grupo jos escapa a los límites del documento. Ahora bien,
en el período 1995-2000 fue del orden de 330 un examen de los resultados por comunas mues-
mil personas. Un tercio de éstas se dirigió al mu- tra que la mayor parte de las comunas ganan capi-
nicipio conurbado de Ecatepec de Morelos, en el tal educativo con la migración intrametropolitana
nororiente de la ciudad y casi vecino con Gustavo al comparar inmigrantes con nativos, pero como
Madero (el flujo en sentido inverso fue de 3 mil ya se planteó, tal cotejo no es el relevante para
200 personas de entre 25 y 39 años al momento evaluar el impacto de la migración intrametro-
del censo). En cambio, los emigrantes de delega- politana sobre el capital humano municipal. El
ciones relativamente centrales y netamente indicador más preciso es la diferencia entre la es-
expulsoras de población, pero localizadas en el sur colaridad de los inmigrantes intrametropolitanos
del D.F. (como Coyoacán o Alvaro Obregón) tu- y los emigrantes intrametropolitanos. Y con di-
vieron destinos mucho más diversificados, ya sea cho indicador aumentan las comunas perdedoras
en municipios conurbados del sur-oriente netas de recursos humanos. En general, las comu-
(Ixtapaluca) o del sur-poniente (Huixquilcucán), nas con mayores índices educativos son las que
u otras delegaciones del sur del D.F. (Tlalpán, registran mayores ganancias de capital humano por
Iztapalapa). migración.

Finalmente, en lo que atañe a la relación entre Las intercorrelaciones simples entre los
migración y segregación, la selectividad educativa indicadores de escolaridad de los inmigrantes,
de los flujos está altamente correlacionada con su emigrantes y no migrantes son altas. Aquello su-
destino, lo que sugiere que la migración giere dos interpretaciones distintas, aunque igual-
intrametropolitrana tiende a profundizar la SRS. mente válidas. Primero, que opera un principio

Cuadro 7b. Ciudad de México (2000), Santiago (1992), São Paulo (2000) y Río de Janeiro (2000): Tres subdivisiones
territoriales de MENOR promedio de escolaridad (personas de entre 25 y 40 años) según población, media de
escolaridad y tres indicadores de dispersión de la distribución de la escolaridad.
Diferencia Diferencia
Escolaridad Escolaridad escolaridad escolaridad
Área metropolitana, año y
inmigrantes emigrantes Escolaridad no inmigrantes y inmigrantes
nombre de la subdivisión
intrametropo- intrametropo- migrantes emigrantes intrametropo-
terr itorial
litanos litanos intrametropo- litanos y no
litanos migrantes
Zona Metropolitana de la Ciudad de México (2000)
Tizayuca (municipio) 7,6 9,3 8,1 -1,76 -0,55
Chimalhuacan (municipio) 7,5 8 7,4 -0,47 0,13
Valle de Chalco Solidaridad
(municipio) 8,3 7,8 7,1 0,52 1,24
Área Metropolitana del Gran Santiago (1992)
La Pintana 8,3 9,2 8,3 -0,84 0,01
Cerro Navia 9,1 9,6 8,8 -0,44 0,33
Huechuraba 9,1 9,2 8,8 -0,13 ,027
Área Metropolitana del Gran São Paulo (2000)
Francisco Morato 5,9 6,9 5,8 -0,97 0,06
Juquitiba 5,3 7,4 5,9 -2,61 -0,52
Itaquaquecetuba 6,2 6,7 6,2 -0,45 0
Área Metropolitana del Gran Río de Janeiro (2000)
São José do Vale do Rio
Preto 8,8 5,4 4,9 3,32 3,82
Itaboraí 7,4 6,6 6,1 0,74 1,30
Japeri 6,5 7,1 6,1 0,63 0,4
Fuente: procesamiento especial de las bases de datos censales con REDATAM (insumos de los cálculos disponibles
a solicitud).

16 eure
Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

de selectividad socioeconómica de la atracción, entre 1995 y 2000, porque el censo sólo obtiene datos
pues la educación de los inmigrantes tiende a au- de ingresos actuales, es decir al año 2000. La inter-
mentar con la educación media del lugar de desti- pretación que cabe es que, considerando los ingresos
no. Segundo, que no opera –a gran escala, al me- actuales de los migrantes y no migrantes, la pobla-
nos- un mecanismo de salida (o expulsión) de los ción actual tiene un promedio de ingresos mayor o
“diferentes”, ya que el nivel educativo de los emi- menor que la residente en 1995.
grantes tiende a aumentar con la educación me-
dia del lugar de origen (un correlación negativa, En suma, la evidencia disponible muestra que
por ejemplo, significaría que a mayor nivel educa- la migración intrametropolitana tiende a aumen-
tivo de la zona, menor nivel educativo de los emi- tar la SRS, toda vez que las áreas cuyos índices
grantes de las mismas, es decir, podría estar ope- socioeconómicos son altos son las que más los
rando la “expulsión” de migrantes pobres desde aumentan con la migración intrametropolitana.
zonas pudientes). Por otra parte, estos cálculos Por cierto, aquello no significa que la SRS esté
sugieren que a mayor educación, mayor ganancia aumentando, por varias razones. Primero, se tra-
para la zona de destino en el balance de educación bajó sólo con la variable educación media; even-
entre los que entran y que salen; las correlaciones tualmente, con otras variables socioeconómicas
varían en intensidad entre ciudades, siendo más pudieran presentarse resultados distintos. Segun-
fuertes en Santiago y menos intensas en Río de do, se consideró sólo una de las tres fuentes que
Janeiro. Por cierto, aquello significa que la migra- determinan la cuantía y la forma de la SRS; si las
ción intrametropolitana tiende a agudizar la se- otras dos apuntan en una dirección diferente (por
gregación residencial. De manera ilustrativa, el ejemplo, reduciendo la SRS), el balance final puede
cuadro 7 contrasta los tres municipios de mayor y ser de atenuación y no de aumento de la SRS.
menor escolaridad en tres ciudades seleccionadas; Tercero, se trata de una visión temporal cuya esta-
de forma sistemática se aprecia que los munici- bilidad histórica es incierta; ya sea por razones de
pios donde reside la elite educativa registran un mercado (precios de los suelos), de infraestructu-
balance entre educación de inmigrantes y emigran- ra (apertura de red vial hacia áreas de expansión
tes intrametropolitanos que le favorece amplia- metropolitana) o de valoración cultural, la migra-
mente, mientras que lo contrario acontece en va- ción intrametropolitana puede modificar los sesgos
rias de las subdivisiones pobres. socioeconómicos verificados con las cifras ante-
riores y cambiar su efecto sobre la SRS.
Otro procedimiento para evaluar el impacto so-
cioeconómico de la migración intrametropolitana es 4. Sobre las consecuencias de la SRS
comparar la media de ingresos o de escolaridad de la
población residente 5 años antes del censo, y de la La hipótesis dominante es que la SRS entraña
población residente al momento del censo. La dife- consecuencias adversas, aunque la evidencia y los
rencia arroja el efecto de la migración sobre el nivel estudios empíricos sobre las mismas son más bien
socioeconómico de la subdivisión territorial. Este efec- escasos en América Latina (Dureau et al., 2002),
to dependerá de la magnitud de la migración y de las aunque no inexistente (Sabatini, Cáceres y Cerda,
diferencias de escolaridad entre migrantes 2001).
intrametropolitanos y no migrantes en cada subdivi-
sión. En general, nuevamente se aprecia que el efec- En Estados Unidos, la interpretación realiza-
to de la migración tiende a incrementar los índices da respecto del efecto vecindario ha estado orien-
socioeconómicos de las subdivisiones más acomoda- tada por diferentes marcos teóricos de matriz so-
das. Por ejemplo, en Río de Janeiro, Niteroi aumen- ciológica, como: (a) las teorías del contagio o in-
tó su media de ingresos (grupo 25 a 39 años) en casi fluencia del grupo de pares; (b) la teoría de la so-
un 6% por efecto de la migración, siendo sólo supe- cialización colectiva a partir del modelo que en-
rado por Mangaratiba, que la incrementó en casi un tregan los adultos del barrio; y (c) la teoría
11%. Estas cifras no deben interpretarse institucional, que destaca el rol de las escuelas.
longitudinalmente, es decir, como un cambio real También se han destacado canales como la dis-

eure 17
Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

tancia física y aislamiento del núcleo urbano, la de instrucción materna con respecto a la conduc-
calidad de los servicios locales y la exposición a ta de embarazo adolescente.
crimen y violencia. (Marpsat, 1999).
Otros estudios sobre Montevideo postulan que
En todo caso, hay evidencia dispersa que indi- los barrios con tasas más altas de crecimiento
ca que la segregación tiene efectos negativos en el poblacional son los que presentan mayores pro-
capital humano, y que ejerce influencia en los ries- babilidades de tasas elevadas de delincuencia
gos de ser víctima de delitos. Con respecto al des- (Retamoso & Corbo, 2003).
empeño educativo, se ha visto que éste varía de
acuerdo a las características sociales de los barrios Estudios de Sabatini, Cáceres y Cerda (2001)
y ciudades, y que la descentralización y la sobre las áreas metropolitanas de Chile, muestran
suburbanización han creado un ambiente desfa- que la segregación parece haber incrementado la
vorable para la integración escolar, de modo que gravedad de su efecto, lo que es visible en el incre-
el incremento de la segregación residencial ha fa- mento de las correlaciones inversas entre segrega-
vorecido aumentos de la segregación escolar ción social (medida por la ocupación del jefe de
(Wang, 2003), situación que genera barreras para hogar) con indicadores de desintegración social
el desarrollo de la resilencia y desempeño educati- (retraso escolar, desempleo juvenil y embarazo ado-
vo de los niños de barrios que concentran pobla- lescente). Katzman (1999, 2001 y 2003) postula
ciones desfavorecidas, llevando a concluir que en- que el contexto urbano actual plantea una espe-
frentar la segregación escolar tienen importantes cial trascendencia negativa de la segregación resi-
nexos con políticas dirigidas a aminorar la segre- dencial en orden a deprimir las oportunidades de
gación residencial. Con respecto a los nexos de movilidad social. Según este autor, en la región se
segregación y exposición al delito, estudios sobre halla en curso una tendencia inédita de segmenta-
ciudades de EE.UU. (citados por Borja y Castells, ción en lo laboral, lo educativo, y además en el
1998) muestran que la concentración espacial de uso de servicios públicos y la ocupación de zonas
negros pobres favorece la criminalidad, y afecta residenciales, conformando un cuadro que ame-
especialmente a los grupos segregados. Según esta naza con consolidar la rigidez distributiva e in-
fuente, entre 1980 y 1992 la proporción de hoga- movilidad social, que ya forma uno de los flancos
res estadounidenses que sufrió alguna forma de débiles del desarrollo latinoamericano.
criminalidad se redujo más de un tercio, pero al
Los efectos de la segregación en debilitar los
mismo tiempo la probabilidad de los negros se
activos de los hogares pobres –entre éstos el capi-
ubicó nueve veces más alta que el promedio de los
tal social- constituyen una línea de análisis im-
blancos, situación que se explica porque la segre-
portante en los últimos tiempos para la región. La
gación constituye el factor estadísticamente más
segmentación urbana restringiría las redes de los
explicativo de la tasa de homicidios.
pobres exclusivamente a otras personas de igual
En América Latina, existen estudios sobre las condición debilitando vínculos y puentes
consecuencias sociales de la segregación. Para interclases y conformando barrios escépticos so-
Montevideo, los estudios de Katzman (1999) com- bre la posibilidad de movilidad social vía trabajo,
probaron relaciones de la segregación (medida por lo que aumentaría la probabilidad de conductas
el status ocupacional) con rezago o abandono del que bloquean la acumulación de capital humano
sistema educativo, frecuencia de jóvenes varones y disminuyen la capacidad de generar ingresos la-
que no estudian ni buscan trabajo, y maternidad borales por los jóvenes. La interacción entre se-
adolescente fuera del matrimonio. Es destacable gregación residencial y segmentación escolar con-
que la influencia de la composición social del ba- forma una situación especialmente delicada, por
rrio sobre situaciones de riesgo en Montevideo sus efectos en la diferenciación social y pérdida de
persistió aun después de controlado el efecto de posibilidades de interacción elementales para la
otras variables como el clima educacional del ho- formación de un espíritu de cuerpo social y capi-
gar con respecto al rezago escolar, la composición tal social (Katzman, 2001).
familiar respecto a la inactividad juvenil y el nivel

18 eure
Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

5. Conclusiones y desafíos de política tres centros urbanos tienen un claro patrón de


relativos a la SRS concentración territorial, bajo una modalidad de
SRS a gran escala; esta es particularmente intensa
Este artículo ha buscado aportar en la medi- en Santiago, donde los ámbitos ocupados por la
ción de la SRS en los países de la región, así como elite son altamente homogéneos. Puede concluir-
profundizar en el examen de la migración se que las pautas de localización de los grupos so-
intrametropolitana en tanto determinante de los ciales extremos (ricos y pobres) deben ser obser-
procesos de estructuración de la geografía social vadas en detalle por su relevancia en la
de las ciudades, y de modo más general, discutir estructuración de las pautas de segregación urba-
las consecuencias sociales de la SRS. Esta sección na y en el tipo de políticas públicas a desarrollar
final se destina, en primer lugar, a destacar algu- para favorecer la integración.
nas conclusiones del análisis realizado sobre la rea-
lidad urbana latinoamericana, resaltando el carác- Respecto al tipo de variables y escala geográ-
ter de problema de políticas públicas que reviste fica que marcan más la separación de los grupos
la segregación residencial en nuestra región. En sociales, se estudiaron dos variables socioeconó-
segundo lugar se revisa la experiencia de algunos micas clásicas: (a) las carencias habitacionales, que
países en la aplicación de programas destinados a constituyen una dimensión relevante de la pobre-
mitigar la segregación residencial o sus efectos, y za; y (b) la educación, atributo estrechamente vin-
se termina planteando algunas áreas de interés para culado con la distribución del ingreso urbano.
una política de inclusión. Usando las carencias habitacionales se detecta una
SRS que opera más bien a pequeña escala. Cuan-
La segregación residencial en la región ha co- do la estratificación social es realizada por medio
brado centralidad en un momento en que la con- de la escolaridad del jefe de hogar ocurren dos fe-
centración del ingreso, la pobreza y la fragilidad nómenos: se alcanzan niveles más altos de SRS a
de los gobiernos y de la gobernabilidad están ab- gran escala y se verifica que dentro de las
solutamente vigentes. De hecho, la segregación se subdivisiones de pequeña escala hay mayor inten-
perfila como un mecanismo particularmente im- sidad de la conformación de zonas socialmente
portante en la reproducción de las desigualdades homogéneas. Puede concluirse que el diseño de
socioeconómicas, el aislamiento de los pobres y la indicadores políticos de segregación debe seguir
inseguridad ciudadana, especialmente para los la línea de profundización de variables relativas a
pobres. En particular, la acumulación de capital educación, y que la intervención en la SRS debe
educativo y social –este último entendido como realizarse con referencia a distintas escalas y mo-
vínculos, contactos y participación en redes- de dalidades de localización involucradas de los gru-
las nuevas generaciones parece ser especialmente pos sociales: la segregación a gran escala de los
sensible a las modalidades de concentración terri- grupos acomodados y la conformación de bolsones
torial de la pobreza. de bajo capital educativo en el resto y mayoría de
la ciudad.
La aproximación empírica a la SRS en Améri-
ca Latina y el Caribe muestra que las áreas metro- En materia del estudio realizado sobre la mi-
politanas de la región son ciudades segregadas, pero gración intrametropolitana y su papel en las ten-
que su intensidad no alcanza los niveles de sepa- dencias de la SRS, el procesamiento de datos
ración residencial racial que hay en las áreas me- censales de educación para cuatro aglomerados
tropolitanas de Estados Unidos, lo que en ningún metropolitanos de América Latina muestra que
caso es tranquilizador. En efecto, el estudio de las existe una relevante selectividad socioeducacional
pautas de localización de grupos socioeconómicos “hacia arriba”, entre los que se mueven dentro de
polares haciendo uso de los microdatos censales la ciudad, y que las pautas recientes de movilidad
de Chile (Área Metropolitana del Gran Santiago, intrametropolitana constituyen factores de agudi-
1992); México, (Zona Metropolitana de la Ciu- zación de la segregación residencial en todos los
dad de México, 2000) y Perú (Área Metropolita- centros urbanos analizados. En suma, si bien los
na de Lima, 1993), muestra que las elites de estos grandes centros urbanos todavía no alcanzan los

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Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

grados de segregación residencial racial de Esta- materia de equipamiento y accesibilidad. También


dos Unidos, igualmente muestran síntomas hay preocupación manifiesta –aunque no necesa-
preocupantes de segmentación socioterritorial, y riamente traducida en medidas concretas- sobre
las tendencias de movilidad se perfilan como fuer- segregación en los planes de vivienda social.
zas de agravamiento de la segregación. Por todo
lo descrito, queda de manifiesto la importancia de Podemos referirnos, en este sentido, a los pro-
elaborar una agenda coherente de políticas públi- gramas focalizados territorialmente; esta es una
cas destinada a intervenir sobre la segregación re- práctica de creciente importancia, que busca me-
sidencial en América Latina. jorar la condición de barrios que concentran po-
blaciones pobres y que puede favorecer la locali-
Al respecto, cabe destacar en primer lugar la zación de los pobres en zonas dotadas de infraes-
jerarquía alcanzada por este asunto en las agendas tructura e integradas a la ciudad.
políticas; tanto los planes de acción latinoameri-
canos como europeos han comenzado a plantear- Con respecto a los planes de vivienda social
se la segregación residencial como un área de in- masivos, éstos son crecientemente reconocidos
tervención. En efecto, en América Latina el Plan como instrumentos que pueden conducir a la se-
de Acción Regional de América Latina y el Caribe gregación. Una línea de intervención en este cir-
sobre Asentamientos Humanos (CEPAL, 2001), cuito son los subsidios especiales de renovación
aprobado en la reunión regional de América Lati- urbana, que buscan quebrar el sino de que la vi-
na (Santiago, 1995) preparatoria de la Conferen- vienda social se emplaza en la periferia, logrando
cia de Naciones Unidas sobre los Asentamientos la construcción de alojamientos en zonas con ven-
Humanos (Habitat II, realizada en Estambul en tajas de infraestructura. La experiencia muestra que
1996), identificó la gobernabilidad como un área estas intervenciones, si bien han logrado dinamizar
estratégica del hábitat, planteando la necesidad de la actividad constructiva en zonas céntricas, no han
programas de intervención que busquen la inte- podido favorecer la integración urbana de los po-
gración espacial y social del territorio urbano. En bres, sino más bien la localización de sectores
lo referente a localización de la vivienda social se medios. Otra línea relevante es la aplicación de
subrayó la necesidad de otorgar especial cuidado programas de rescate de conjuntos de vivienda
al acceso expedito al empleo y a los servicios urba- social deteriorados; hay experiencias en este senti-
nos, así como de disminuir los niveles de segrega- do en São Paulo (www.cdhu.sp.gov.br) y en el D.F.
ción espacial de los pobres. Asimismo, se destacó de Ciudad de México (SEDESOL, 2003). En
que la gobernabilidad de las ciudades se vería Chile, la Reforma Urbana propuesta por el go-
mejorada en tanto se eviten procesos de expulsión bierno plantea que la segregación también puede
de población, sea fortalecida la componente de ser atacada por medio de programas de movilidad
espacio público de encuentro en zonas residencia- social, esto es, el fomento de mercados de transac-
les y se desarrollen programas de prevención de ción de viviendas usadas en barrios de vivienda
problemas de inseguridad y violencia urbana, en- social (MINVU, 2001).
tendiendo estas últimas como vinculadas a pro-
La experiencia de países desarrollados entrega
blemas de segregación y exclusión.
aprendizajes para la región. En Europa, la segre-
Pese a la importancia atribuida al tema de la gación residencial (socioeconómica, étnica y reli-
segregación residencial en el plan de acción regio- giosa) es objeto de creciente preocupación y de
nal, como a lo recurrente de su mención en las de- intervención. La perspectiva europea de desarro-
claraciones de política habitacional y urbana lati- llo espacial plantea explícitamente que la promo-
noamericanas, en nuestra región la segregación no ción de áreas urbanas integradas requiere de estra-
es un campo donde exista experiencia significativa tegias sensibles con las necesidades de diversidad
de políticas explícitas o directas destinadas a ami- social y funcional, para lo cual se requiere abordar
norarla. Hay algunos programas que pueden ate- las distintas dimensiones de exclusión que operan
nuar algunas de las adversidades que entraña la lo- territorialmente. Se percibe que la segregación de
calización periférica de los pobres, sobre todo en familias pobres e inmigrantes, concentrados en

20 eure
Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

cascos antiguos y grandes conglomerados de vi- La experiencia europea arroja varias lecciones
vienda social, generan problemas de política por prácticas. Con respecto a la aplicación de progra-
su relación con desventajas económicas, desem- mas de reciclaje, se advierte que éstos no siempre
pleo y estigmatización social. El objetivo es rom- logran los resultados esperados, pudiendo ocurrir
per los nexos de la residencia en barrios segrega- que con la intención de combatir el deterioro ur-
dos y excluidos con el desempleo y la desintegra- bano asociado a la segregación se refuerce la seg-
ción social. Para dicho propósito, el plan de ac- mentación social del espacio urbano. En un pla-
ción en desarrollo urbano sustentable de la Co- no positivo, los programas de mejoramiento de
munidad Económica Europea (CEE) (European z onas de vivienda social pueden ser muy
Comission, 2002 y 2003) establece, dentro de sus innovadores. De modo similar al enfoque com-
grandes áreas de política, la promoción de equi- pensatorio aplicado en políticas de desarrollo re-
dad e inclusión social y la regeneración de áreas gional, estas intervenciones son destacables por se-
urbanas en dificultades. Las acciones previstas para leccionar áreas geográficas de intervención en fun-
estos fines abarcan fondos focalizados ción del concepto de distancia social. Este tipo de
territorialmente, destinados a financiar la ejecu- programas muestra, además, que problemas loca-
ción de proyectos multisectoriales de regeneración les de exclusión pueden ser abordados simultánea-
urbana en zonas que conjugan tensiones sociales, mente por actores locales y centrales, incluso en
criminalidad y declinación económica. La integra- contextos de gestión urbana altamente descentra-
ción alude a objetivos orientados a mitigar el des- lizada (Andersson, 1998).
empleo de largo plazo en poblaciones excluidas,
mejorar acceso a servicios y educación, promover De la experiencia francesa se destaca que los
desarrollo económico y comercial, mejorar el me- programas que se emprendan deben enmarcarse
dio físico, prevenir delincuencia juvenil y fortale- en estrategias globales que hagan frente a la segre-
cer la comunidad. gación como un problema de escala urbana gene-
ral, y no puntual o reducido al tema de las
En Suecia, los migrantes enfrentan severos disparidades de calidad de vida o finanzas muni-
problemas de integración y desempleo en la peri- cipales (IAURIF, 2002).
feria de las grandes ciudades. Estas situaciones lle-
varon a formular programas focalizados En suma, más allá de la casuística internacio-
territorialmente en barrios de tres grandes ciuda- nal, la primera conclusión de políticas es que la
des del país, destinados a mejorar las condiciones SRS debe ser enfrentada mediante una perspecti-
de vida de planes de vivienda social masiva; esto va integral, con medidas tanto directas como in-
es, barrios que concentraban personas excluidas, directas, relativas tanto a determinantes como a
alcohólicas y drogadictas (Andersson, 1998). En efectos y mediante estrategias que vinculen las
Inglaterra y Francia se han implementado otras dimensiones social y urbana. Las políticas públi-
políticas contra la segregación, tales como cuotas cas interesadas en abordar la segregación urbana
de vivienda social por áreas o distritos, mientras deben enfocar este problema en el marco de la
que en Estados Unidos se han ensayado proyectos integración urbana y combate a la exclusión so-
de dispersión de familias pobres en barrios de cla- cial en sus distintos niveles y dimensiones. Políti-
se media, como asimismo programas de cas efectivas en este sentido serían aquellas que
remodelación de conjuntos de vivienda social de- modifican la segregación, pero también barreras
teriorados (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001). En que favorecen la exclusión. Goschel (2001) desta-
Francia, varias generaciones de políticas empren- ca correctamente que las condiciones de personas
didas para enfrentar la segregación han consoli- desaventajadas que viven en áreas segregadas pue-
dado el objetivo y concepto de la mixtura social den ser muy diferentes si se favorece la disolución
hacia los años ‘90, desarrollándose políticas e ins- de la segregación, pero no por ello se van a modi-
trumentos que buscan distribuir a los pobres a tra- ficar otras barreras que dificultan la integración a
vés de la ciudad, así como también recursos mu- otros niveles. Inclusive las condiciones pueden
nicipales (IAURIF, 2002). deteriorarse si se aplican políticas que promueven

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Jorge Rodríguez y Camilo Arriagada

la mezcla social, sin intervenir en las restantes es- El aislamiento social de los pobres urbanos que
feras de la integración. resulta de la segregación residencial constituye un
campo importante de intervención por medio de
Otra conclusión importante es que si bien la políticas que aminoren la segmentación espacial
segregación es una materia de índole espacial, por del mercado de trabajo y de los servicios sociales
su interacción con la cuestión social es altamente (principalmente educación), situaciones que re-
sensible a las políticas de bienestar, las que permi- dundan en la pérdida de espacios de encuentro
ten controlar las expresiones espaciales de la pola- informal entre personas de distinta clase social.
rización social que se transmiten a través de la se- En el plano de la política social, los barrios del
gregación. Se ha planteado que regímenes de bien- tipo ghetto plantean una importante demanda de
estar socialdemócratas comprueban que la exis- intervenciones de desarrollo comunitario que in-
tencia de políticas de acceso universal a servicios tervengan como “colchones” de planes de vivien-
sociales de salud, educación y transporte han ser- da que originan estos asentamientos, como asi-
vido para controlar los efectos negativos del creci- mismo de políticas universales que favorezcan
miento de la polarización social entre vecindarios parámetros básicos de integración social y proyec-
(Katzman, 2001). Los canales mediante los cua- tos innovadores que atiendan las múltiples deman-
les el Estado de Bienestar ejerce su influencia son: das de apoyo que plantea la subcultura marginal
(a) redistribución económica (impuestos progre- existente en estas poblaciones, y la presencia de
sivos, políticas de salarios y seguros de desempleo, factores de transmisión intergeneracional de la
invalidez y vejez), esto es, mecanismos que posibi- pobreza. En particular, el circuito que se establece
litan mejorías de la capacidad adquisitiva de sec- entre segregación, adquisición de capital educati-
tores de menores recursos, incluida su capacidad vo y oportunidades de movilidad social de los ni-
de demanda habitacional en barrios integrados; ños plantea un campo de políticas centradas en la
(b) intervención del mercado de la vivienda por dimensión espacial de distintas variables que afec-
medio de subsidios a sectores de ingreso medio y tan el desempeño escolar: (a) los grupos de pares,
bajo al arrendamiento y regulación de precios, sis- mediante políticas de beca de niños pobres en es-
tema con similares efectos que el anterior meca- cuelas de mejor nivel socioeconómico o desarro-
nismo; y (c) sistemas de planificación llo de escuelas integradas; (b) los modelos de rol,
postmodernos, mediante los cuales el Estado mo- a través de políticas urbanas que posibiliten la pre-
dela el paisaje físico de las ciudades y favorece sencia de adultos exitosos en barrios populares o
mejores condiciones a la integración urbana y so- políticas de desarrollo comunitario que favorez-
cial del conjunto de residentes. can el liderazgo; (c) las necesidades de mejoramien-
Con respecto al campo que plantean las polí- to de escuelas de barrios con carencias; y en gene-
ticas dirigidas a moderar los efectos de la SRS, en ral, proyectos que atiendan la expresión espacial
particular la concentración espacial de los pobres de la trilogía familia-barrio-escuela (Katzman,
en zonas periféricas, queda de manifiesto la im- 1999, 2001 y 2003).
portancia de decididas políticas de focalización En materia de políticas dirigidas a prevenir la
territorial tanto de inversiones del gobierno cen- segregación o –dicho de otro modo- a favorecer
tral, como de instrumentos de planeación urbana patrones de crecimiento urbano socialmente
pro-integración social. Nos referimos a programas sustentables, se requiere de nuevos esquemas de
tendientes a fomentar la presencia de factores ur- políticas de vivienda y desarrollo urbano que po-
banos de progreso social, como son mayor mixtu- sibiliten la plena inserción urbana de los sectores
ra de usos de suelo y consolidación de modestos a través de la radicación de familias en
equipamiento e infraestructura. Con respecto al sus comunas de origen, pudiendo plantearse la ne-
nuevo desarrollo inmobiliario emergente – cesidad de explorar mecanismos que se traduzcan
pautas de condominios cerrados y fragmentación en: (a) gravámenes a zonas y proyectos que con-
urbana–, debiera discutirse una serie de políticas tribuyen a la expulsión de hogares pobres, cuyo
centradas en la generación de espacios públicos destino sean fondos de compensación para mejo-
compartidos por distintos grupos sociales. ramiento de barrios pobres; y (b) incentivos a pro-

22 eure
Segregación r esidencial en la ciudad latinoamericana

yectos que contribuyan a la integración urbana de Red de Economía Social, Panamá, 5-7 de sep-
sectores de menores recursos, sea por la localiza- tiembre de 2000. http//:decon.edu.uy/
ción o la valorización de su activo habitacional. network/pdfs/aroca.pdf
También parecen requeridas medidas preventivas Arriagada, C. & D. Simioni (2001). Dinámica de
de futuros procesos de desalojo (gentrificación) de valorización del suelo en el área metropolitana
zonas que han sido consolidadas en lo urbano, y del Gran Santiago y desafíos del financiamiento
que debieran seguir siendo espacios de acogida para urbano. Santiago: CEPAL, LC/L.1646-P.
la demanda de alojamiento de los sectores de me- Borja, J. (1998). “Ciudadanía y espacio público”.
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centro de políticas de mitigación de la segrega- Castells, M. (1997). La era de la información: eco-
ción. Katzman (2001) destaca que las clases me- nomía, sociedad y cultura, Madrid, Alianza Edi-
dias han desertado de los lugares y servicios fre- torial.
cuentados por sectores de menores recursos, mos- CEPAL (2001) Plan de Acción Regional de Améri-
trando la necesidad de intervenir la segmentación ca Latina y el Caribe sobre asentamientos hu-
de servicios sociales básicos en zonas pobres. Sur- manos: versión actualizada . Santiago: LC/
ge con gran importancia el espacio público como G.2143.
elemento ordenador de la ciudad y como factor CEPAL/CELADE (2002). Vulnerabilidad
de redistribución e integración social, corrigiendo sociodemográfica: viejos y nuevos riesgos para co-
enfoques limitados de construcción de ciudad por munidades, hogares y personas. Síntesis y con-
medio sólo de vivienda más vialidad. En lo espa- clusiones. Santiago, LC/G.2170(SES.29/16).
cial, la segregación plantea, entre sus múltiples CEPAL/HABITAT (2001), El espacio regional:
expresiones, una necesidad de creación de hacia la consolidación de los asentamientos hu-
centralidades en barrios pobres o aislados por manos en América Latina y el Caribe. Santia-
medio de intervenciones en el espacio público, y go: CEPAL, LC/G.2116/Rev.1-P.
la relación de éste con el ejercicio ciudadano (Borja, Dureau, F. et al. (coords.) (2002). Metrópolis en
1998). movimiento. Una comparación internacional.
Por último, no debe perderse de vista que la Bogotá: IRD, Alfaomega.
segregación se muestra esencialmente como un Easterly, W. & R. Levine (2001). “It’s not factor
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