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En cuarto lugar, Aristóteles nos habla de las nociones de cambio. Para que algo
cambie, debe pasar de ser a no-ser, o viceversa. Así, Aristóteles descubre que para que esto
ocurra debe existir una estación intermedia entre el ser y el no-ser, la posibilidad de ser. Así
surgen los conceptos de potencia y acto. Cuando un ser puede cambiar, se dice que está en
potencia de cambio, y cuando ese cambio es llevado a cabo, el ser cambiado, que ya no es
ser, se denomina acto. Así, los seres en potencia pueden ser activos, que realizan el cambio
ellos mismos, o pasivos, que sufren un cambio a partir de algo externo.
• Aristóteles nos habla de un ser primigenio, que es lo primero y que es puro acto, es un
ser que no está en potencia de nada y que es el motor de todos los demás seres. Si
seguimos esta lógica, ¿Que nos dice que ese ser debe ser Dios?, ¿Acaso no puede ser
otra cosa?. La respuesta a esta pregunta perfectamente puede ser que en realidad Dios
no existe, y lo que mueve a todas las cosas es por ejemplo, la física, ya que todas las
cosas están dentro de sus leyes. (la gravedad, el movimiento, etc). De esta forma,
podríamos decir que la teología no es necesariamente la ciencia divina por excelencia,
porque esta ciencia se define como el estudio de Dios, primer motor de todo cambio y
movimiento. Sin embargo, la física también estudia tanto los cambios como los
movimientos, por lo que sus postulados serían igual de importantes que los de la
Teología. Así, podríamos decir que leyes como las de inercia, la cinética, etc podrían ser
las verdaderas responsables del inicio del movimiento y cambio, convirtiéndose estas en
primeros motores, sin la necesidad de que estas leyes sean denominadas “Dioses”. Es
importante mencionar que la realidad cultural de la época hacia imposible para
Aristóteles comprender un montón de leyes físicas no descubiertas hasta entonces, por
lo que podríamos atribuir a su ignorancia en el tema la definición de Dios como primer
motor.
• Hay una región del ser en al que el ser se dice de un modo unívoco: es lo divino. Dios,
en efecto, no es más que la Esencia, que no tiene ni cantidad ni cualidad, que no está ni
en un lugar ni en el tiempo, que no mantiene ninguna relación, ni está en ninguna
situación, ni tiene necesidad de actuar y no sufre ninguna pasión. Aquí nuevamente
tenemos un elemento para criticar a la teología cristiana. Siguiendo la definición de
Dios según Aristóteles, Dios en un ser sin relación alguna con nada. ¿Cómo va a ser el
Dios cristiano un verdadero Dios, si es piadoso, tiene sentimientos y nos quiere a todos
por igual? Al decir esto, afirmaríamos entonces que Dios es un ser que mantiene
efectivamente relaciones con los seres humanos, y que a la vez muestra cualidades
humanas, como lo son el amor, la piedad, etc. Pero Dios es un ser sin cantidad ni
cualidad, por lo que no es posible que presente estas características humanas tampoco.
De esta manera, guiándonos por la Metafísica de Aristóteles, podríamos decir que es
ilógico pensar en un Dios con tales características, pues no es propio de la definición de
un Dios poseer aquellos rasgos.
Alonso Olate
José M. Quiroz
José M. Paredes
4ºB