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DETERMINACIÓN?
Este capítulo se centra en cómo transforma Nike la relación existente entre raza y clase
en la cultura pop visual. Dado que en la mayoría de anuncios publicitarios se evitan todo
tipo de cuestiones relacionadas con las diferencias de clase o de raza, el hecho de que la
publicidad de Nike trate esta relación, resulta inusual en la cultura pop norteamericana.
Nike recopila imágenes genéricas de alienación para que sirvan como telón de fondo
semiótico del idealismo propio de Nike, al que no le falta tampoco determinación.
Mientras que algunos anuncios de Nike reconocen y admiten que «ahí fuera» existe un
mundo alienado y desigual, sus imágenes nunca revelan, o nombran, cuáles son las
fuerzas sociales, económicas y políticas que subyacen a la alienación. Al llamar la
atención sobre un aura fantasmal de injusticia social y de clase, Nike consigue, por una
parte, ser una voz «realista» y al mismo tiempo, consigue hacer del deporte un vehículo
canalizador de espiritualidad que trasciende a las diferencias de clase y raza. Nike admite
y niega simultáneamente la realidad desigual social y económica que influye en las
probabilidades existentes de alcanzar, tanto el éxito como el fracaso y el sufrimiento. Con
este proceder Nike reproduce a su manera una mitología del deporte que cada vez es más
apreciada por la sociedad.
POBREZA, ESPERANZA Y TRASCENDENCIA
Alrededor de 1992, se realizó una serie de anuncios de Nike que llamaron la atención
sobre las clases bajas de la vida contemporánea y sobre la condición de los jóvenes que
viven en la pobreza. Estos anuncios mezclaban una música característica y un tono visual
muy realista. Al igual que el tono fotográfico que se utilizó en la campaña P.L.A.Y de
Nike, esta fotografía trataba el tema de la desmoralización de los jóvenes que se hallaban
sumidos en la pobreza. Utilizando los convencionalismos propios de la documentación y
del arte fotográfico, estos anuncios resaltaban la idea de «realidad».
Un anuncio de Nike de 1993 establecía una correspondencia entre una canción minera
tradicional y conmovedora Hardrock Miner y unas escenas en las que se realizaba una
lenta panorámica que recorría un paisaje de un gueto plagado de aros de baloncesto. La
narrativa de este anuncio es ambigua, y esto se debe en parte a que el anuncio se centraba
más en los códigos que en el contenido. El lamento del minero “Hardrock Miner” parece
hablar desde la posición del oprimido y hace referencia a la terrible monotonía de un
trabajo remunerado que no tiene fin y parece ser eterno. Mediante la utilización de
técnicas audiovisuales de cámara lenta combinadas con fundidos, la textura del anuncio
simulaba un reportaje fotográfico periodístico, de forma que podía imaginarse que cada
imagen era un retrato de un día cualquiera en la vida del gueto. La cámara retarda el flujo
de movimiento en la pantalla, de forma que también parece retrasar el avance de los
hombres de color que avanzaban con dificultad atravesando la pantalla. Las escenas que
contienen los anuncios de TV rara vez logran quedar en la memoria, pero en este caso las
escenas pasan a grabar, de forma deliberada, la poética del día a día. El hecho de mezclar
el color emotivo de la voz que canta con las imágenes en blanco y negro, planas y
asépticas, sugiere la existencia de un movimiento dolorosamente lento y vano hacia una
meta.
Somos mineros, duros como el acero
Al taller hemos de ir
Con las botellas sobre los hombros
Marchamos cuesta arriba
Oh, los chicos del campo, oh los chicos del campo
Haz canasta y perfora el agujero
Hasta que el jefe de turno venga a decirte:
Juégate todo por la mina de oro. Juégate todo por la mina de oro.
Mientras que las escenas inspiran una sensación de agotamiento y fatiga, la música evoca
un tono de persistencia. Nacida del dolor y de la desesperación de la clase obrera, esta
canción transmite tristeza y esperanza, simple elocuencia y sinceridad. Por mucho que
cada momento parezca ser estéril y falto de esperanza, la canción transmite, en resumen,
resilencia y posibilidad. A través de la melancolía, el anuncio connota una cualidad
solemne y férrea: puede que cada día sea igual al anterior, pero esos chicos siguen
trabajando mientras juegan a su juego favorito.
Dentro del contexto, un gueto desolado e inhóspito situado en una zona deprimida, la
música consigue tocar la fibra sensible de lo trascendental. A la canción del minero se le
dio un estilo gospel, que al actuar junto con el escenario visual, provocaba fácilmente la
evocación de un espiritual de esclavos. El conmovedor lamento, enmarcado dentro del
vídeo a cámara lenta, transmite una cualidad etérea también. El texto connota la existencia
de un legado de resilencia, de firmeza para no caer bajo el yugo de la opresión y permitir
que les deshumanice por completo. Así, nuestras mentes conciben que la alienación que
aquí se representa está extrañamente desmaterializada, es casi hegeliana.
La masa de mineros duros como el acero creció y su desesperación con ellos, a medida
que la industria del oro se expandía y se volvía más corporativa a finales del siglo XIX;
los mineros duros como el acero se habían convertido en “esclavos del salario”, y vendían
su mano de obra por el sueño del oro. El sueño del minero de volverse rico algún día le
hacía continuar y no desfallecer. Pero, ¿por qué utilizar la analogía del minero con el
baloncesto en el gueto? El baloncesto que se juega en el gueto no es un trabajo
remunerado, pero parece sencillo hacer una traslación y contemplarlo como la labor diaria
de los jóvenes de color, que trabajan sin parar para desarrollar sus habilidades y conseguir
algún día jugar de forma profesional al baloncesto, aun sabiendo que alcanzar el éxito es
muy poco probable. Y aun así, persisten. El sueño del niño del gueto de conseguir
convertirse en una estrella del baloncesto es el equivalente moderno al sueño de encontrar
la mina de oro.
No sabemos si intencionadamente o no, pero uno de los aspectos más interesantes de este
anuncio es que explotada a beneficio de Nike la fotografía de esos jugadores de
baloncesto de color pertenecientes a zonas deprimidas de la ciudad. ¿Qué relación existe
entre la mina y el gueto? La letra habla de estar atrapado. Ambas son prisiones, la primera
una prisión de trabajo, la otra una prisión del mercado laboral. Pero, ¿por qué habría Nike
de arriesgar en relación a la retórica de las relaciones entre clases y posicionarse ante la
juventud negra? Si bien es cierto que la mayoría de publicistas de calzado deportivo
presentan al baloncesto como una forma de trascendencia, este anuncio permite a Nike
diferenciarse a sí misma entre todos los demás, politizando el cliché del constructo de la
relación existente entre los guetos negros y el baloncesto.
Los anuncios de calzado deportivo suelen evocar a menudo momentos de trascendencia
personal, dando a entender a los consumidores del anuncio que ellos también pueden vivir
ese tipo de momentos. Sin embargo, la letra del anuncio no se dirige a las personas que
ven el anuncio como consumidores individuales, sino como miembros de una comunidad
política. Hablando claro, este anuncio es un lujo que muy pocas empresas se podrían
permitir. En ningún momento habla de consumir, sino más bien de relaciones de raza,
clases, deporte y esperanza. Cuando aparece el conocido logotipo negro al final del
anuncio, éste aparece sin el eslogan de “Just do it” ("Simplemente, hazlo"). Si hubieran
incluido el slogan “Just do it” en un vídeo que hablaba de razas y de guetos hubiera podido
entenderse como una orden moral y entonces el anuncio hubiera parecido simplista y
hubiera dado pie a numerosas interpretaciones negativas. Además, en 1993 no había ya
necesidad de exponer el eslogan a los 4 vientos, porque el swoosh, ya lo llevaba implícito.
Quizás, la autenticidad de este anuncio no tenga nada que ver con ninguna relación entre
el asfalto del gueto y la terrible explotación, y mucho que ver con los códigos de vídeo
que utiliza Nike. Después de todo, la correspondencia existente entre la música y el marco
visual se da a un nivel estético. Nike unió los códigos propios de la fotografía artística (en
contraposición a los códigos de la fotografía comercial) con una pieza de música que
hasta entonces no había tenido ningún tipo de connotación comercial. En este sentido,
Nike, transforma en sensibilidad estética, tanto el sentido de la alienación como el de la
autenticidad. Aquí tiene lugar una distinción crucial entre el sistema de referentes, propio
de la vida diaria en un gueto de y el sistema de referentes propio del anuncio como texto
cultural. Nuestra interpretación al respecto es que el sentido de autenticidad reside en la
relación existente entre el anuncio y la persona que lo observa, relación que se basa a su
vez en la estética de la alienación de Wieden & Kennedy, que parece estar fundada en la
cotidianeidad de la vida en el gueto.
Las personas que vean el anuncio pueden interpretar su estilo fotográfico como una
confirmación del compromiso de Nike frente a la autenticidad. Al mismo tiempo, el hecho
de utilizar esa canción conmovedora para acompañar a las imágenes de jóvenes de color
avanzando a duras penas, a pesar de la fuerza de la gravedad de la pista de baloncesto,
puede entenderse como un reflejo de resistencia espiritual con un toque de romanticismo.
Al final del anuncio, el swoosh de Nike se adhiere a todas las emociones y significados
que el anuncio haya podido evocar: nosotros creemos que logra conjurar significados de
autenticidad y de majestuosidad del alma humana.
El primer anuncio de Nike en español fue presentado durante la competición de
baloncesto All-Star de 1993. Titulado «La tierra de Mediocampistas» y filmado con una
textura granulada propia de los códigos de color realista también hacía hincapié en que la
trascendencia del alma humana puede alcanzarse en un mundo de pobreza mediante el
deporte y el juego. La historia, contada en español y con subtítulos en inglés, versaba
sobre gente pobre que se enorgullecía del grado de excelencia de sus mediocampistas.
En el béisbol organizado hay 70 mediocampistas que provienen de la República
Dominicana.
Así que cuando veas a un mediocampista dominicano ir a por la bola y oigas,
[Voz de radio] “Chico, ha tenido que pringarse e ir muy lejos para atrapar esa bola...”
Sabrás lo lejos que está lo que está lejos. Just do it.
La forma de pronunciar y el ritmo que utiliza el narrador al decir. «sabrás lo lejos que está
lo que está lejos» ayuda al consumidor del anuncio a darse cuenta del logro que supone
para un chico proveniente de un pueblo semi rural, pobre y deprimido de la República
Dominicana, jugar profesionalmente en la liga principal de béisbol. La fotografía,
enmarcada por una vital música latinoamericana, deja vislumbrar retazos de la textura de
la vida cotidiana.
Mientras que los anuncios de Nike no intentan ocultar por completo la faceta alienada del
espectador, tampoco niegan por completo la faceta alienada de los “Otros” (personas de
color e hispanos), los cuales, a menudo, logran dar eventualmente sentido a ciertos estilos
que logran “hacerse un hueco” y ser consumidos por la clase media, pero que rara vez
tienen voz para expresarse por ellos mismos. A través de todo esto, los anuncios de Nike
invitan a los espectadores a apreciar su realismo; al final, las desventajas materiales de
raza y clase parecen no estar a la altura de los momentos cinemáticos de trascendencia e
inspiración.
LA ÉTICA DEL TRABAJO: EL CAPITAL CULTURAL CREÓ EL ESTILO A LA
ANTIGUA
En 1995, Nike presentó varios anuncios narrados en primera persona por atletas de color.
El anuncio que más se vio se titulaba “Work” (Trabajo) y estaba narrado por Penny
Hardaway, el joven jugador de la liga All-Star que jugaba con los Orlando Magic.
iBah, yo no nací con una pelota de baloncesto debajo del brazo. Ya sé que algunos
creen que nacemos sabiendo machacar la pelota.
¿Una superestrella? Lo conseguí, ¿verdad?
Me cambió la vida de la noche a la mañana.
Bah, no creas en todo lo que digan por ahí.
Tuve que trabajar para llegar a donde estoy ahora. Eso es un hecho.
Mi madre y mi abuela me educaron para que tuviera dignidad y me inculcaron esta
filosofía sabiendo que era algo que nadie podría quitarme nunca.
Tuve que trabajar para llegar hasta aquí.
En el club de chicas y chicos. En el estado de Memphis.
Tuve que trabajar para llegar a ser grande.
Just do it.
En este anuncio se produce una excepción, ya que el swoosh aparece al principio para
que el espectador sepa que es un anuncio de Nike, pero no aparece el eslogan de “Just do
it” porque no se identifica con la historia de Peewee. La historia de Peewee en cambio,
se centraba en aquello que hace que las cosas salgan mal —un recordatorio sobrio de que
tener talento para el baloncesto no basta para que el sueño de uno se cumpla. Y así acaba
el anuncio, con la fotografía de Peewee insertada y superpuesta al marco de fondo de la
pantalla donde se muestra una escena de acción en la que un jugador de baloncesto
indefinido, negro y atlético salta para bloquear un tiro. La carrera hacia al éxito de Peewee
fracasó estrepitosamente. En el camino hacia el ascenso, Peewee se perdió en las calles.
Pocos espectadores conocen a Peewee Kirkland, porque nunca llegó a la NBA. I El
mundo está lleno de Peewees. Mientras que son pocos los que se acuerdan de Peewee,
Nike anima al espectador a tener presentes las condiciones que hacen que la vida de tantos
jóvenes de color dé un vuelco trágico y acaben en prisión, o desarrollando una adicción a
las drogas o acaben encadenados de por vida a un trabajo mal pagado detrás de otro. Bien,
en realidad Nike no pretende que recordemos las condiciones, pero sí que tengamos
presente hasta qué punto pueden llegar a determinar la vida de las personas. Al igual que
el efecto que tienen los testimonios de los ex drogadictos que vieron la luz, el testimonio
de Peewee saca a la luz sus demonios, y la consecuencia de ello es que muchos pueden
aprender a partir de su experiencia.
En la declaración autobiográfica de 30 segundos que realiza Penny Hardaway titulada:
“Work” (Trabajo), Nike ofrece una fórmula del éxito: mucho trabajo, una filosofía basada
en el respeto y la dignidad propias, el apoyo incondicional del matriarcado y la existencia
de clubes de chicos y chicas (clubes que se encargan de dar una oportunidad a los chicos
y las chicas de la calle). La historia de Penny, desde la cuna hasta la NBA, se enmarca en
el anuncio con imágenes que reflejan la pobreza del sur y que fueron filmadas durante los
lentos atardeceres de verano —un porche de madera y un haz de luz de color amarillo
proveniente de una lámpara de porche, pistas de cemento, una rana saltando fuera del
charco. Estas imágenes se entremezclan con planos cortos de Penny. “Ya sé que algunos
creen que nacemos sabiendo machacar la pelota”. El anuncio, redactado por un publicista
de color, hace referencia directa a la condición de los estereotipos de raza con el fin de
enfatizar la idea de que nada es fácil y que todo hay que ganárselo trabajando duro y
diligentemente. Tras una fugaz imagen de un bebé, aparecen una serie de escenas de un
chico joven en vaqueros cortos y camiseta (Penny, presumiblemente) practicando sus
dribblings y su habilidad con la pelota allá donde va. A pesar de que el anuncio hace
referencia a las condiciones de nacer negro, crecer en la pobreza y en una casa llevada
por mujeres, en el anuncio no se encuentra la denominada “cultura de la pobreza”. En vez
de eso, el vídeo-álbum de Penny contiene imágenes de Penny, ya adulto, posando con su
madre y con su abuela, las mujeres que le apoyaron a lo largo de su vida y le ayudaron a
formar su carácter. En este anuncio, en el que existe una marcada correspondencia entre
la palabra hablada y las imágenes que se muestran, el único producto que se muestra en
el anuncio aparece en el momento exacto en el Penny explica que fueron su madre y su
abuela las que “me inculcaron esta filosofía”. Su filosofía se corresponde con la de Nike.
A pesar de que estos anuncios van directamente dirigidos a querer desengañar a los
jóvenes que «creen todo lo que se dice por ahí» sobre alcanzar el éxito en el mundo
deportivo, ambos argumentos reducen el éxito a una cuestión de disciplina y fuerza de
voluntad. Muy pocos jugadores conseguirán llegar a la NBA. Si uno nace pobre y negro,
las probabilidades de alcanzar el éxito no se hallan sólo limitadas por el deseo o la fuerza
de voluntad, sino también por las carencias materiales y la falta de oportunidades. Peewee
narra su historia en blanco y negro, enmarcado en el centro de la pantalla. Su imagen está
superpuesta al fondo de la misma, donde pasan rápidamente imágenes del paisaje urbano,
señales y sonidos del día a día, como si se estuvieran viendo desde la ventanilla de un
coche en marcha.
“Las calles” actúan a modo de barniz genérico, recubriendo todo 10 que no funciona en
la Norteamérica urbana, drogas, violencia y delitos. Se trata de una metáfora vívida,
especialmente bajo el amparo de la trágica historia de Peewee, que connota tanto los
síntomas como las causas del problema. Al centrar la atención en «las calles», Nike, hace
alusión a las condiciones sociales que tantas vidas reivindican, pero sin hacer alusión
directa a sus dimensiones materiales. Este anuncio presenta el toque sobrio de los spots
sociales, es una advertencia a aquellos jóvenes deportistas negros que creen que tienen
asegurado «su sueño deportivo» y la entrada en la NBA por ser capaces de lucirse
mostrando su talento para machacar la pelota y encestar. El anuncio les recuerda que
también les esperan obstáculos y grandes riesgos a lo largo del camino.
La televisión crea una oposición binaria entre la amenaza social que afecta a los negros
pobres y el éxito de la clase media negra “preponderando los atributos individuales y los
valores de la clase media y dejando de lado los factores sociales y estructurales”. Aunque
el anuncio esté presumiblemente dirigido a los jóvenes urbanos, las historias de Penny y
de Peewee resaltan los valores de la clase media, haciendo mención a la explicación de
Penny acerca de la ética del trabajo (“Tuve que trabajar para llegar a ser grande”). Estas
viñetas autobiográficas no pierden de vista la idea de alcanzar el éxito a través del deporte,
humanizando las vidas de estos jugadores. A pesar de que estos anuncios hacen alusión a
cuestiones de ámbito social y estructural, Nike prefiere subrayar la idea del
individualismo que cuenta con los valores adecuados, que defiende la elección personal
y que posee la fuerza de voluntad necesaria para no dejarse atrapar por placeres vacuos.
Si pierdes la disciplina adquirida, puedes llegar a perderlo todo. Estas historias éticas
recuerdan mucho a las explicaciones que la clase media ha dado tradicionalmente acerca
del éxito del individuo en la sociedad capitalista.
Una vez excluidos de los retablos sociales de la publicidad, de mano de la política del
racismo, el papel de las personas de color en la publicidad se ha visto históricamente
relegado a representar o bien «lo exótico» o bien «lo que no queremos ser». Todo esto ha
cambiado en los últimos años. Con esto no queremos decir que el racismo haya muerto,
pero sí que las imágenes raciales y étnicas han vivido un resurgir simbólico sustentado
por la búsqueda de imágenes que expresen la diferencia, la autenticidad y la pureza de la
experiencia.
De una manera metafórica, las meditaciones de Arkansas Red acerca del baloncesto de
raíces pueden interpretarse como si, con ellas, el narrador estuviera trazando el mapa de
ese paraíso primitivo, contenido en ese lugar. Mientras que, a primera vista, el tema de
estos anuncios parece girar en torno a lo que el baloncesto significa para el aficionado, su
subtexto habla de una identidad que se deriva de la pertenencia a un grupo totémico de
aficionados. Los anuncios metacomunican una mayor sensibilidad, una estética de la
apreciación enmarcada por una lengua vernácula afroamericana que resuena llena de
ritmo y color, en boca de un filósofo del baloncesto. Arkansas Red defiende la apreciación
estética del baloncesto, una apreciación que significa la capacidad de entrega completa a
los placeres sensuales del juego. Atención a la rapsodia de Red acerca de los placeres
indescriptibles que provoca el hecho de encestar un tiro.
Las palabras de Red destilan un aura de autenticidad que la mayoría del lenguaje
publicitario sólo acierta a prefabricar o a falsear. ¿Y dónde parece tener lugar ese placer?
Tiene lugar en los espacios marginados que escapan al dominio y al control de las
instituciones. En otro anuncio de la misma serie, no es coincidencia que cuando Red
realiza un manifiesto que afirma que: «el juego no pertenece a nadie», las imágenes que
se vean sean lugares espontáneos y desorganizados que escapan al dominio de las
instituciones, el corral, el campo de juego, las aceras... Tampoco es casual el hecho de
que hayan elegido la lengua vernácula afroamericana para expresar el espíritu de
resistencia, ya que ésta es, precisamente, la lengua de los esclavos nativos. Al igual que
la «carne oscura» de Kevin Garret ofrece un cuerpo de fantasía donde podemos proyectar
nuestra «búsqueda del placer», estos espacios también conjuran los ecos sordos de lugares
y espacios donde las invenciones sociales y culturales de los olvidados de la sociedad son
capaces de expresar la capacidad del ser humano de elevarse y trascender al «deseo de
dominio». A esto es a lo que se refieren los estudiosos de la cultura cuando hablan de
recuperar al Otro como objeto de deseo.
Paradójicamente, ese «habla sucia», el producto cultural de los jóvenes negros que han
sufrido una discriminación sistemática en la educación, en la vivienda y en el mercado
laboral, emerge aquí como el lenguaje de la autenticidad, como el vehículo preferido para
expresar el deseo desmedido. En un ensayo titulado Talking trash (El habla sucia), que
versa sobre una campaña anterior de Nike basada en la ciudad de Nueva York, Maharaj
argumenta que «la campaña de ataque de Nike sobre la ciudad de Nueva York, promulga
la lógica cultural y económica del capitalismo tardío, que es el que produce el "trash" ("la
basura, lo sucio") para luego recuperarla y utilizarla como un símbolo diferenciador y un
lugar de deseo». Convencionalmente, las corrientes culturales principales de la clase
media han contemplado el habla vernácula de la calle con miedo y fastidio. En los
colegios y en el mercado laboral ésta se concibe y es tratada como capital cultural
negativo. Y sin embargo, al haber sido incluida en los anuncios de Nike en calidad de
indicador de autenticidad se ha convertido en el reverso de la moneda y en un símbolo
deseado por el capital cultural. Aquí, al menos, revela el buen gusto que tiene el
baloncesto.
Cuando Jordan pregunta «Si no pudieras formar parte de un equipo, ¿de qué formarías
parte?» las escenas se vuelven para mirarse en el espejo de las bandas. Niñas adolescentes
de mirada dura miran a la cámara sin expresión alguna desde un barrio vacío y desolado
a modo de localización. Chicos vestidos con la ropa estereotipo de las bandas, gorros de
lana y jerséis anchos, se apoyan firmemente contra una alambrada punzante y cortante
mientras otros adolescentes gandulean apoyados en una pared de ladrillo cubierta de
grafitis. En una zona deprimida yerma y árida, sin tener la posibilidad de participar en el
deporte, parecen condenados a una vida adversa donde no existe ni el afecto ni la ilusión
por nada. Sin el deporte, las bandas parecen ser la única alternativa que queda si se quiere
pertenecer a un grupo, pero éstas no ofrecen una motivación que llegue a dejar sentir lo
que es la esperanza y por supuesto tampoco una socialización efectiva que les haga
penetrar en los valores de la clase media. Aquí, como siempre en la televisión, la pobreza
y el nihilismo se presentan de forma que parecen sinónimos.
Mientras estas escenas capturan un sentido de la desesperación que impregna a la
Norteamérica urbana contemporánea, también recubren a modo de barniz una ausencia
crucial, la de instituciones que estructuren y conformen las vidas de la juventud pobre.
Los espectadores se ven confrontados, aunque sea de forma indirecta, con la fuerza bruta
de la desigualdad, enmarcada ahora como psicología social colectiva. El someter a la
pobreza a un posado fotográfico de estudio crea un simulacro de la pobreza. No hay nada
que explique esta desigualdad, ni su historia ni sus causas, ya que están tan dispersas y
son tan efímeras como sus significantes. Nike mitifica la desigualdad expresada de forma
unitaria a través de las caras de los niños, y logrando incluso que ésta desaparezca
mediante la presencia musical del espíritu de Nike en sus vidas, que reemplaza la
pasividad por actividad.
En estas secuencias, Nike equipara la alienación con la inactividad y el aburrimiento. La
alienación queda reducida al tiempo de ocio mal dirigido de los adolescentes.
Desconectada de las instituciones sociales, esta alienación no tiene aparentemente nada
que ver con la escuela o el trabajo, sino más bien con un estado de ánimo asociado al
paisaje genérico de la pobreza. A pesar de que han sido las instituciones capitalistas las
que han dado forma a este mundo, en estas escenas de estilo documental, dichas
instituciones se pierden de vista. Estos anuncios no contienen imágenes de jóvenes
trabajando por un salario mal pagado en las cadenas de comida rápida o comida basura
para ganar el dinero suficiente para comprarse las últimas zapatillas deportivas; tampoco
se ven imágenes que muestren las condiciones laborales en las que se trabaja en las
fábricas del sur de Asia que producen el calzado de Nike. Frente al bienestar, que no ha
conseguido aportar una calidad razonable a nuestras vidas y a nuestro sistema educativo,
que tampoco ha sabido ofrecer las suficientes oportunidades para poder escapar de la vida
del gueto, el deporte se erige como mito, como la institución a través de la cual se salvan
y se llenan de significado los sueños de éxito, de identidad y de estima. El deporte se
presenta como algo que aporta significado, ilusión y propósito a la juventud pobre,
socializándolos y convirtiéndolos en ciudadanos responsables.
Después de haber presentado al espectador el porvenir desesperanzado que le espera a la
infancia pobre, el estado de ánimo cambia sutilmente cuando Jordan pregunta: ¿Qué tal
si te plantearas hacer algo? ¿Qué tal si te plantearas entrenar a un equipo?» En ese
momento se oye de fondo la banda sonora del anuncio, un charloteo de niños cuyo
volumen asciende ligeramente, y una voz femenina cantando que anuncia actividad y
movimiento mientras unos jóvenes juegan al baloncesto con una caja de plástico a modo
de canasta improvisada fijada a un poste de teléfonos. Contrastando con las
representaciones privatizadas de la trascendencia de la clase media, la campaña P.L.A. Y
presenta la trascendencia del deporte como si comprendiera un bien social mayor,
definido como el bienestar público de «nuestra» juventud. Ya hemos mencionado antes
que en la mayoría de los anuncios de Nike no se muestra ningún artículo de mercado.
Este anuncio apela precisamente al mundo de lo improvisado (lo que no es un artículo de
mercado), de forma que Nike puede expresar los valores y las actitudes propias del amor
profesado al deporte en su forma más límpida y pura: en las caras y corazones de los
niños.
El anuncio concluye con un plano corto y cerrado de Michael Jordan, que reitera la
primera pregunta que realizó: ¿Qué pasaría si no existiera el deporte? para preguntar más
tarde de forma más reflexiva: ¿Seguiría siendo tu héroe? Después aparece en la pantalla:
P.L.A.Y (Participa en la vida de la juventud norteamericana), seguido de 1-800-929-
PLAY, Nike y su símbolo, el swoosh. ¿Se trata de un mensaje combinado?
La campaña P.L.A.Y se basó en la creación de programas organizados de deporte y de
gimnasia donde los adultos participaban guiando y supervisando las querencias y deseos
de los adolescentes durante las actividades de recreo. El privilegio que supone el ocio de
recreo basado en el deporte se presenta como un derecho y como una obligación. Una vez
que se ha conseguido, uno tiene la obligación de ofrecer esa oportunidad a otros para que
también puedan realizarse. De esta manera Nike se confiere a sí misma la postura de:
nobleza obliga. El escritor del anuncio, Jamie Barrett de la empresa Wieden & Kennedy,
explicó que la frase final de Jordan: «¿Seguiría siendo tu héroe?» no pretendía significar
un narcisismo por parte de Jordan, sino que se trataba más bien de humanizar a Jordan,
presentándolo como alguien que reconoce el tipo de oportunidades que el deporte le ha
dado. Esta lectura sostiene la combinación característica de Nike, que mezcla humildad
con celebridad. Barrett afirma que Jordan es muy consciente de que el deporte es algo
más grande que él y que eso es algo que le obliga a devolver parte de lo que le ha sido
dado. Joyner-Kersee también apoya este pensamiento: «El deporte me ha ayudado a vivir
mi sueño. Hubiera odiado tener que vivir en un mundo sin deporte, porque el deporte me
ha enseñado lo que es la disciplina, la dedicación y la determinación, y esas son las
cualidades que me han ayudado día tras día». En el comunicado de prensa de presentación
de la campaña de P.L.A.Y, Jordan explicó que había aceptado ser co-presidente de
P.L.A.Y porque, Nike está haciendo un gran esfuerzo para que los niños y los adultos
recuperen sus comunidades y zonas de recreo. El deporte puede ser el gran camino que
ayude a los niños a enfrentarse a las fuertes presiones a las que se ven sometidos y es vital
para su desarrollo. No me hubiera gustado crecer sin deporte.
La campaña P.L.A.Y incluía la ayuda que brindaban los clubes de chicas y chicos de
Norteamérica, así como la reconstrucción de las zonas de recreo de las ciudades. Así la
campaña P.L.A.Y supuso para Nike un método con el que hacer frente a las críticas
persistentes que sufría (tales como las de Jesse Jackson y PUSH), que argumentaban que
Nike hacía mucho menos de lo que debía para ofrecer oportunidades a las minorías. Otros
argumentaron que Nike (y por ende todas las empresas de calzado deportivo)
«explotaban» el baloncesto callejero sin responsabilizarse de las consecuencias. Las
alarmas saltaron cuando, en 1990, se puso en circulación un aluvión de artículos que
describían cómo los jóvenes de las zonas urbanas deprimidas atracaban y mataban por
conseguir el artículo de mercado más preciado —el calzado de marca del momento.
Nosotros llamamos a las campañas tipo P.L.A.Y publicidad de la legitimización por cómo
posicionan a Nike en calidad de poseedor de la verdad moral, por anteponer
aparentemente los intereses de la comunidad frente a sus limitados intereses comerciales.
Si, normalmente, los anuncios de Nike enmarcan la trascendencia poniendo a disposición
el artículo de mercado, el signo, la filosofía y los héroes, en este ejemplo también se le
puede ver fomentando y apoyando el deporte a todos los niveles y siendo portadora,
además, del liderazgo moral. La poderosa presencia simbólica de Nike, construida a
través de años de publicidad les permite hacer anuncios que rara vez muestren o
mencionen sus productos de calzado «porque no necesitan utilizar sus anuncios para
publicitar sus zapatos». Jeff Jensen del Advertising Age observó correctamente que la
campaña de P.L.A.Y subraya la omnipresencia de Nike, un nombre que se ha convertido
virtualmente en sinónimo de la categoría que sigue dominando. Esta posición le permite
a Nike realizar anuncios que entretienen, predican y hacen cualquier cosa menos vender
un producto.
Un ejemplo de esto Io encontramos en un anuncio titulado «Piggott Street» (La calle
Piggott) en el que Jackie Joyner-Kersee realiza una visita al barrio de su niñez. Los
códigos de vídeo en blanco y negro confieren al anuncio un tono de autenticidad. A pesar
de que Joyner-Kersee es una de las deportistas de elite del mundo, su aparición en la
campaña P.L.A.Y no la presenta como tal y eso es algo que se realizó de forma
premeditada. Estos anuncios la presentan como una ciudadana concienciada y no como
deportista. La función de Joyner-Kersee aquí es la de ser la voz de la conciencia social de
Nike. El vídeo, que muestra una zona urbana deprimida y empobrecida, recrea una
simulación material de las condiciones materiales y sociales del gueto urbano de San Luis
Este, donde nació. La voz de Jackie habla de un entrenador del club local de chicos y
chicas que fue el que le dio la fuerza para avanzar en la vida. La biografía de Joyner-
Kersee revela la motivación que la empuja a formar parte de la campaña P.L.A.Y, su
deseo de conseguir los recursos necesarios para que su historia pueda verse repetida en
otras vidas ajenas. A pesar de que la motivación del anuncio pueda ser genuina, y su
significado, emocional, esta cultura del argumento de la pobreza no es, al fin y al cabo,
más que el deseo de una ilusión. Jackie Joyner-Kersee no es representativa de aquellos
que crecieron sujetos a las condiciones de raza, género y pobreza. Las jóvenes negras
que crecen en lugares como San Luis Este van a necesitar muchos más recursos de los
que pueden suponer unas instalaciones deportivas mejoradas para que su perspectiva vital
dé un cambio importante. De hecho, el grado de segregación racial de San Luis es tal, que
en las estadísticas aparece como una de las áreas metropolitanas más «hipersegregadas»
de todo EE. UU. Con la segregación racial, llega la desinversión, las viviendas
destartaladas, la falta de infraestructuras y una intensificación generalizada de las
condiciones materiales que reproducen la pobreza. Estadísticamente, las mujeres negras
sufren, más que cualquier otra categoría demográfica, las consecuencias derivadas de la
discriminación, la subordinación y la pobreza: una educación pobre, ingresos bajos, salud
descuidada, nutrición inadecuada y muestran más tendencia a ser víctimas de delitos.