MÓDULO

MÓDULO 2

Valoración del estado nutricional

de un individuo
M.ª Dolores Marrodán
Universidad Complutense de Madrid
Junta Directiva de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA)

1. INTRODUCCIÓN gestión de alimentos y su utilización por parte del

La nutrición puede definirse como el conjunto
de procesos fisiometabólicos por medio de los
cuales el individuo recibe y transforma las sus-
tancias que ingiere y que necesita para mantener
sus funciones vitales, asegurar su correcto desa-
rrollo ontogénico y obtener energía.
La alimentación, cuyas pautas muestran una
gran variabilidad ligada a los hábitos culturales
y a la disponibilidad económica, es el modo de
proporcionar al cuerpo los nutrientes contenidos
en los alimentos.
La dieta se refiere en concreto al modelo de
régimen alimenticio, entendido como el conjunto
y la cantidad de elementos comestibles que el
sujeto consume habitualmente.
Hecha esta precisión, cabe señalar que, en
ausencia de enfermedad, una persona que sigue
una dieta adecuada a su edad, actividad laboral
u otras circunstancias personales estará bien ali-
mentada y bien nutrida.
El estado nutricional se define como la con-
dición corporal resultante del balance entre la in-
organismo y refleja el grado de cobertura de las
necesidades nutricionales. Su valoración debería
ser una práctica fundamental en el sistema de
salud, ya que permite identificar una posible mal-
nutrición por exceso o por defecto y discriminar
si su origen es primario o secundario.
PUNTOS CLAVE
• Mientras que la alimentación es un proceso consciente,
altamente variable y ligado a los hábitos culturales, la
nutrición es un fenómeno involuntario y puramente
fisiológico.
• La condición física nutricional refleja el balance entre
el ingreso y el gasto de nutrientes y su evaluación es
fundamental para diagnosticar el estado de salud de un
individuo.

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 CampusNutrición
Actuación farmacéutica en el soporte nutricional.
Situaciones de malnutrición, por exceso y por defecto.

• Las causas primarias se relacionarían di- se también en función de si se debe a exceso,

rectamente con una ingesta inadecuada.
• Las causas secundarias se relacionan con
enfermedades que afectan a los procesos de in-
gestión, digestión o absorción de los alimentos o
con patologías que elevan de manera anómala el
gasto energético.
2. FACTORES DE RIESGO DE MALNUTRICIÓN
POR EXCESO Y POR DEFECTO
Atendiendo a su origen causal, la malnutrición
puede ser primaria o secundaria:
• Malnutrición primaria: se debe a una dieta
insuficiente o poco saludable, es decir, pobre en
cantidad y variedad de nutrientes o bien contami-
nada por patógenos y toxinas.
• La malnutrición secundaria tiene una cau-
sa endógena y aparece cuando están alteradas
las funciones digestivas, de absorción, transporte
o metabolismo de los nutrientes. Diversas enfer-
medades temporales o crónicas, de etiología in-
fecciosa, parasitaria, genética o inmunitaria, pue-
den condicionar un estado malnutritivo.
Por otra parte, la malnutrición puede clasificar-
falta o desequilibrio de nutrientes:
• Hiponutrición, subnutrición o desnutrición
cuando existe un déficit nutritivo.
• Hipernutrición o sobrenutrición cuando hay
un exceso.
• Desnutrición, término que se utiliza cuando
la situación en que el defecto de ciertos nutrien-
tes coexiste con la abundancia de otros.
Los cambios propios de la transición nutri-
cional y la globalización son los responsables
no solo del incremento de la obesidad sino de to-
das las enfermedades no transmisibles que con-
figuran el denominado síndrome metabólico(4,5).
El análisis genómico ha identificado más de
un centenar de marcadores bialélicos o single
nucleotide polymorphism (SNP) asociados a la
obesidad común en población adulta e infantil(6-8).
También se conocen ciertos genes que influyen
en el acúmulo adiposo, la resistencia a la insuli-
na, la inflamación, el daño endotelial o el estrés
oxidativo, procesos relacionados con la hiperten-
sión, la diabetes y las hiperlipemias que, a su vez,
son más prevalentes en los obesos(9,10).
Se puede considerar, por tanto, que los an-
tecedentes familiares de sobrepeso se han de

MÁS INFORMACIÓN
• Desafortunadamente, en el mundo actual la malnutrición por exceso y por defecto coexiste incluso en las mismas regiones o
países. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura(1) mientras 1.200
millones de individuos pasan hambre, más de 800 millones de personas están sobrealimentadas y la epidemia de obesidad se
expande en los países desarrollados y emergentes.
• Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)(2,3) la prevalencia de exceso ponderal se ha duplicado en
los últimos 40 años, de manera que a fecha de hoy afecta al 39% de la población adulta (1,9 billones de personas) y al 13% de
la población infantil (más de 600 millones). Aunque la herencia juega un importante papel en el desarrollo de la obesidad, como
se comentará brevemente en párrafos posteriores, no cabe duda de que su alarmante aumento está estrechamente asociado
al cambio en los patrones de alimentación y al creciente sedentarismo.

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 Valoración del estado nutricional de un individuo
considerar como un potencial factor de riesgo
cuando se evalúa la condición nutricional.
Entre los condicionantes de riesgo de mal-
nutrición por exceso hay que incluir:
- La diabetes gestacional de la madre
- El bajo peso al nacimiento
- Otros factores perinatales, entre los que la
lactancia es una fase crítica.
Se ha demostrado que la leche materna ejerce
un papel protector frente a la obesidad por su
adecuado perfil calórico-proteico, inmunológico
y antiinflamatorio. Además, favorece una óptima
composición de la microbiota intestinal en el lac-
tante, por su elevado contenido en oligosacári-
dos no digeribles(11,12).
Factores ambientales asociados
a la obesidad
• Tienen especial relevancia los que fomen-
tan un desequilibrio calórico entre la ingesta y
el gasto. La tendencia global del patrón dieté-
tico moderno se caracteriza por una progresiva
disminución en el consumo de frutas, verduras
e hidratos de carbono complejos (cereales inte-
grales), así como por el aumento de alimentos
de origen animal y productos procesados de
alto contenido calórico que, generalmente, se
elaboran con cereales refinados (harinas) y son
ricos en grasas saturadas y trans, colesterol,
azúcares y sodio.
• Más allá del contenido nutricional de la in-
gesta, otros factores relacionados con el com-
portamiento alimentario han sido ampliamen-
te estudiados en el contexto de la obesidad
(frecuencia diaria y duración de las comidas, la
omisión del desayuno, la tendencia a picar entre
horas, etc.)(13).
• Comportamientos que implican una dismi-
nución de los requerimientos metabólicos y,
en este sentido, son muy numerosas las publi-
M.ª Dolores Marrodán
caciones que dan fe del beneficio de la actividad
física para la prevención de la adiposidad infan-
til, así como del negativo efecto del sedentaris-
mo(14-17). La propia OMS(3) confirma que el bajo
nivel de actividad física es uno de los principales
factores que mantienen la epidemia de obesidad
en el mundo.
• El sedentarismo en la infancia supone un
gran riesgo de exceso ponderal que en la mayor
parte de los casos se potencia en la adolescen-
cia y la edad adulta. Para mayor evidencia, vale
la pena leer la revisión sistemática de Carson et
al.(18) que incluye un total de 235 estudios sobre
el tema y engloba una muestra de casi 2 millones
de niños y niñas de 71 países diferentes.
• La calidad y la duración del sueño. La
asociación entre ambas características ha sido
puesta de manifiesto, y es que seguir adecua-
damente el ciclo de sueño-vigilia resulta esen-
cial para la regulación de la leptina y la grelina,
hormonas controladoras de las sensaciones de
hambre y saciedad(19,20). Dormir menos horas de
las necesarias incrementa significativamente el
riesgo de malnutrición por exceso, como han de-
mostrado diversas investigaciones(21,22).
• Cabe añadir, por último, que las condicio-
nes socioeconómicas y familiares, ligadas con
el nivel educativo y de ingresos, condicionan en
gran medida el riesgo de malnutrición. Hay que
tener en cuenta que, en los países desarrollados
y en desarrollo, el fenómeno de la obesidad en la
pobreza está extendido(23,24). Los alimentos alta-
mente calóricos y con un perfil nutricional inade-
cuado suelen ser los más baratos y publicitados,
de manera que la prevalencia de la sobrecarga
ponderal puede ser mayor en los sectores so-
ciales más desfavorecidos. Por otra parte, una
alimentación rica en calorías que genera un exce-
so de adiposidad no asegura una adecuada co-
bertura de vitaminas y minerales, por lo que una
persona obesa puede presentar una carencia de
micronutrientes.
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 CampusNutrición
Actuación farmacéutica en el soporte nutricional.
Situaciones de malnutrición, por exceso y por defecto.
PUNTOS CLAVE
• La malnutrición es primaria cuando se debe a una die-
ta inadecuada y secundaria cuando tiene una causa en-
dógena asociada a un estado patológico. Por otra parte,
puede originarse por defecto provocando desnutrición o
por exceso conduciendo al sobrepeso y a la obesidad.
• En el mundo actual ambas situaciones coexisten in-
cluso en las mismas regiones o países; la erradicación
del hambre y el freno de la epidemia de obesidad consti-
tuyen un reto sanitario de primer orden.
• Los polimorfismos bialélicos (SNPs) se hayan asocia-
dos a la obesidad común, pero sobre esta base genética,
la alimentación, el sedentarismo, la actividad física, los
hábitos de sueño y determinadas características del en-
torno socioambiental, son factores de riesgo en la expre-
sión de los estados malnutritivos.
Desnutrición por defecto
En ausencia de patología, la desnutrición por
defecto se debe a la ingesta insuficiente y está
asociada a la inseguridad alimentaria y la pobreza
extrema.
Se trata de una condición que compromete
seriamente la salud, cuando no la propia super-
vivencia, pues diversos estudios han puesto de
relieve que tanto la desnutrición leve como la mo-
derada están implicadas en más muertes de las
reconocidas(25). Obviamente, diferentes enferme-
dades suponen un riesgo de desnutrición, bien
sean de origen infeccioso o parasitario, o bien de
tipo crónico, entre las que el cáncer es una de las
más importantes(26), por no mencionar desórde-
nes mentales como la depresión o los trastornos
ligados al comportamiento alimentario.
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• Factores de riesgo para la desnutrición
en los niños: ser hijo de adolescente, el bajo ni-
vel educativo de las madres o su escaso cono-
cimiento sobre alimentos y prácticas culinarias(27)
y, por supuesto, los antecedentes familiares de
alcoholismo, drogadicción o violencia.
• Factores de riesgo para la desnutrición
en los adultos. En el caso de los adultos, con-
dicionan la desnutrición aspectos como la edad
avanzada, el hecho de vivir solo o el consumo de
muchos medicamentos(28,29).
Todos estos aspectos han de tenerse en
cuenta a la hora de realizar la valoración nutricio-
nal de un paciente.
3. ETAPAS DE LA VALORACIÓN
NUTRICIONAL
• En un primer momento, la valoración debe
ir orientada a identificar los sujetos que, bien por
sus características físicas o de comportamien-
to alimentario, estén malnutridos o en riesgo de
estarlo.
• Tras esta fase de cribado, debería practicar-
se una segunda valoración más completa enfo-
cada a confirmar el diagnóstico y a precisar el
tipo y la intensidad de la malnutrición.
• Finalmente, será preciso buscar la causa de
la alteración y establecer un plan de intervención
nutricional y tratamiento.
3.1. Cribado del riesgo nutricional
En esta fase, es importante conocer el sexo y
la edad del paciente, así como disponer de in-
formación básica sobre si está siguiendo algún
régimen o tratamiento farmacológico. En función
de la edad, tanto el cuestionario básico sobre an-
tecedentes como las medidas antropométricas a
tomar varían.
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3.1.1. Menores de 6 años
Para evaluar a la población infantil es importante
preguntar si:
- El padre o la madre son obesos.
- La lactancia materna exclusiva ha sido infe-
rior a 4 meses.
- La madre padeció diabetes gestacional en
ese embarazo.
- Hay diabéticos de tipo 2 entre los familiares
directos (padres y abuelos).
- Peso al nacer inferior a 2.500 g o superior a
4.000 g.
- Padece alergias o intolerancias alimentarias
conocidas, vómitos o diarreas frecuentes, u otras
patologías de relevancia.
Otro tipo de información, como el nivel de es-
tudios o la profesión de los padres también es
interesante recabarla.
Respecto a la dieta, puede pasarse una en-
cuesta de recordatorio de los últimos 2 días y/o so-
bre frecuencia de consumo (véase el Módulo 3).
En cuanto a las medidas antropométricas,
las fundamentales en esta fase son:
• La estatura (o longitud corporal hasta los 2
años).
• El peso.
• El perímetro cefálico.
• El perímetro del brazo a nivel mesobraquial.
Es muy importante que todas estas dimen-
siones sean tomadas por personal capacitado
en las técnicas antropométricas y que se utilicen
aparatos homologados, de modo que se pueda
garantizar la exactitud y precisión de las medidas.
La descripción de los métodos y técnicas puede
consultarse en diferentes manuales; desde aquí se
recomienda el de Grande et al.(30), que fue especial-
mente elaborado para la evaluación de recién na-
cidos y por extensión para bebés de corta edad, y
los publicados por Marrodán et al.(31) y Cabañas y
Esparza(32), que describen pormenorizadamente la
normativa del Programa Internacional de Biología
M.ª Dolores Marrodán
y de la Sociedad Internacional para el Avance de
la Cineantropometría, sociedades científicas que
regulan estos procedimientos.
A partir del peso y la talla se pueden estimar
diferentes indicadores como la talla para la
edad (T/E), el peso para la edad (P/E), el peso
para la talla (P/T) y el índice de masa corpo-
ral –IMC = peso (kg)/talla (m2); por ejemplo, un
niño cuyo peso es de 45 kg y cuya estatura es
de 150 cm tiene un IMC de 45/(1,50)2 = 20 kg/
m2–. Contrastando el valor de estos parámetros
con los valores de referencia para el mismo sexo
y edad, es posible conocer el tipo y el grado de
malnutrición.
• Talla para la edad: permite conocer si exis-
te un retardo en el crecimiento, que podría atri-
buirse a desnutrición crónica, provocada por una
alimentación deficitaria que se ha mantenido en
el tiempo.
• Peso para la edad: es un indicador de mal-
nutrición global; cuando es bajo, está estrecha-
mente asociado a la mortalidad, por lo que su
prevalencia a nivel poblacional se utiliza como
principal indicador de progreso en el bienestar
infantil(33). Cuando está por encima de la variabi-
lidad normal es signo de obesidad, si bien para
este propósito es mejor utilizar indicadores que
relativizan el peso en relación con la estatura,
como el P/T o el IMC.
• Un bajo peso para la talla es indicativo de
desnutrición aguda, mientras que un elevado P/T
lo es de sobrepeso u obesidad.
Hay que señalar que la desnutrición aguda
puede o no presentarse en conjunción con la
crónica, lo mismo que un niño con retardo en el
crecimiento puede presentar al mismo tiempo
sobrecarga ponderal.
• El IMC se interpreta de manera similar, sir-
viendo para identificar tanto sujetos emaciados o
con delgadez extrema (malnutridos por defecto),
como individuos con sobrepeso u obesidad (mal-
nutridos por exceso).
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Actuación farmacéutica en el soporte nutricional.
Situaciones de malnutrición, por exceso y por defecto.
Diagnóstico preciso
Obviamente, para establecer un diagnóstico pre-
ciso, el valor de los indicadores antropométricos
de un niño o niña determinado ha de ser com-
parado con los que corresponderían a un sujeto
normonutrido de su misma edad y sexo.
• En este sentido, los patrones de creci-
miento elaborados por la OMS(34a), que pueden
consultarse o descargarse de la propia página
de dicho organismo, son una referencia óptima
(http://www.who.int/childgrowth/standards/es/).
Cuando la medida analizada se encuentra por
debajo de 2 puntaciones Z (o desviaciones están-
dar), se considera que la deficiencia malnutritiva
es moderada, mientras que si se halla por debajo
de 3 puntuaciones Z, se clasifica como grave o
severa. Por lo que respecta a la malnutrición por
exceso, igualmente cifras por encima de 2 punta-
ciones Z para el P/T o para el IMC se consideran
sobrepeso y cifras superiores a 3 puntuaciones
Z, indicativas de obesidad.
• También la variabilidad normal puede estimar-
se a partir de la distribución percentilar y, en ese
caso, para todos los parámetros mencionados se
tomarían como límite para la malnutrición mode-
rada por defecto y por exceso los percentiles 15
y 85, respectivamente. Los puntos de corte para
la malnutrición grave serían los percentiles 3 y 97
para defecto y exceso, en ese orden.
• Otro índice de utilidad para la población
menor de 5 años es el índice cefalobraquial
(ICB, perímetro del brazo/perímetro cefálico).
Este cociente, que fue propuesto por Kanawati
y MacLaren en 1970(35), presenta una concor-
dancia diagnóstica con el P/T cercana al 80%
y su mayor ventaja es que es independiente del
sexo y la edad. Es muy útil para diagnosticar
la desnutrición por defecto, de manera que en
función del resultado se puede clasificar a los
niños como nutricionalmente sanos (ICB > 31),
con desnutrición proteico-energética leve (ICB
6
entre 28 y 31), moderada (ICB entre 25 y 27,9) o
severa (ICB < 25).
• Cabe añadir que el perímetro del brazo
por sí mismo también es una medida útil en con-
textos de emergencia. Las organizaciones no
gubernamentales, como Médicos sin Fronteras
y Acción Contra el Hambre, utilizan el brazalete
de colores denominado MUAC por sus siglas en
inglés (Middle Upper Arm Circumference) para el
diagnóstico inmediato de la desnutrición aguda.
Esta herramienta es muy rápida, si bien presenta
una moderada concordancia con el P/T(36).
3.1.2. Escolares y adolescentes
Entre los 6 y los 18 años, el cuestionario previo a
la toma de medidas debe recoger información si-
milar a la comentada para los menores de 5 años,
ya que los antecedentes familiares y gestacio-
nales son factores de programación fetal que se
expresan a lo largo del desarrollo ontogénico y que
repercuten en la expresión antropométrica del es-
tado nutricional y de la salud cardiovascular(37).
A estas edades es importante conocer si las
comidas principales se realizan en casa o en la
escuela, el grado de autonomía que el niño o joven
tiene sobre su alimentación y obtener información
general sobre los hábitos de ejercicio y sedentaris-
mo. En el caso de los adolescentes, es importante
preguntar si llevan a cabo alguna dieta para perder
peso o si lo han perdido de forma involuntaria.
También sobre el consumo de alcohol y
otras sustancias, como anabolizantes, drogas
y tabaco, importantes factores de riesgo para la
malnutrición. Para analizar la dieta, puede apli-
carse una encuesta de recordatorio de los últi-
mos 2 días y/o sobre frecuencia de alimentos
consumidos (véase el Módulo 3).
A esta edad, las dimensiones antropométri-
cas fundamentales son la talla y el peso, a partir
de las que se obtiene el IMC. El diagnóstico de
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M.ª Dolores Marrodán

Tabla 1. Puntos de corte para índice de masa corporal (IMC) que definen la condición nutricional
en niños y adolescentes. Criterios de Cole et al.(38,39)
Edad Severo Moderado
Bajo peso Sobrepeso Obesidad
(años) bajo peso bajo peso

6 12,45 13,10 14,04 17,71 20,23

7 12,41 13,09 14,08 18,16 21,09

8 12,45 13,17 14,24 18,76 22,17

9 12,57 13,34 14,49 19,46 23,39

10 12,66 13,87 15,16 20,20 24,57

Varones

11 13,03 13,87 15,16 20,89 25,58

12 13,37 14,25 15,58 21,56 26,43

13 13,83 14,74 16,12 22,27 27,25

14 14,35 15,28 16,69 22,96 27,98

15 14,86 15,82 17,26 23,60 28,60

6 12,28 12,90 13,82 17,53 20,08

7 12,27 12,95 13,93 18,03 21,01

8 12,37 13,08 14,14 18,69 22,18

9 12,53 13,29 14,43 19,45 23,46

10 12,78 13,59 14,81 20,29 24,77

Mujeres

11 13,15 14,01 15,32 21,20 26,05

12 13,65 14,56 15,93 22,14 26,05

13 14,20 15,14 16,57 22,98 28,20

14 14,75 17,72 17,18 23,66 28,87

15 15,25 16,22 17,69 24,17 29,29

la condición nutricional mediante esta variable 3.1.3. Adultos

puede hacerse utilizando las referencias de la
OMS(34b) para población entre 6 y 19 años (que,
como los estándares para menores de 6 años,
pueden descargarse libremente de la página de
dicho organismo) o bien aplicando los puntos de
corte desarrollados por Cole et al.(38,39) para varo-
nes y mujeres entre 2 y 18 años y que son equi-
valentes a cada edad, a los que corresponden
los valores recomendados por la OMS(40) para la
población adulta y que se aportan en la Tabla 1.
En el cuestionario inicial, junto a la edad y el sexo,
se recabará información relativa al nivel de estu-
dios, profesión, presencia de enfermedades, con-
sumo de fármacos o suplementos alimenticios.
En el caso de las mujeres, si se ha llegado a la
menopausia y a qué edad, así como las posibles
molestias asociadas a dicho proceso.
En ambos sexos, es importante saber si se ha
hecho dieta para perder peso o si se ha perdido

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 CampusNutrición
Actuación farmacéutica en el soporte nutricional.
Situaciones de malnutrición, por exceso y por defecto.
Tabla 2. Categoría nutricional según el valor
del índice de masa corporal (IMC).
Criterios de la Organización
Mundial de la Salud(40)
IMC (kg/m2) Categoría
< 16,00 Insuficiencia ponderal severa
16,00-16,99 Insuficiencia ponderal moderada
17,00-18,49 Insuficiencia ponderal leve
18,50-24,99 Normopeso
25,00-29,99 Sobrepeso
30,00-34,99 Obesidad (grado I)
35,00-39,99 Obesidad (grado II)
> 40,00 Obesidad mórbida (grado III)
o ganado de forma involuntaria en los últimos 6
meses. Hay que recabar información sobre há-
bitos de ejercicio y sedentarismo y evaluar la
dieta habitual mediante encuesta de recordato-
rio de los últimos 2 días y/o sobre frecuencia de
alimentos consumidos (véase el Módulo 3). Se
debe preguntar también sobre el consumo de
alcohol y otras sustancias tóxicas.
Las medidas antropométricas fundamenta-
les son el peso y la talla, que permiten calcular
el IMC, para establecer el diagnóstico nutricional,
que puede hacerse a partir de los puntos de cor-
te de la OMS(40) que se reflejan en la Tabla 2 o,
con mayor precisión, aplicando los valores de re-
ferencia de la Sociedad Española para el Estudio
de la Obesidad(41), que contienen un mayor grado
de categorías para la clasificación de la sobrecar-
ga ponderal (Tabla 3).
Asimismo, se debe incluir la medida del pe-
rímetro umbilical de la cintura (PC), ya que el
acúmulo abdominal de la grasa es un buen pre-
dictor del riesgo cardiometabólico. De acuer-
do con los criterios del III National Cholesterol
Education Programme (Adult Treatment Panel III)
de 2001(42), valores de PC ≥ 88 cm en mujeres
8
Tabla 3. Categoría nutricional según el valor
del índice de masa corporal (IMC).
Criterios de la Sociedad Española
para el Estudio de la Obesidad(41)
IMC (kg/m2) Categoría
< 18,50 Peso insuficiente
18,50-24,99 Normopeso
25,00-26,99 Sobrepeso grado I
27,00-29,99 Sobrepeso grado II (preobesidad)
30,00-34,99 Obesidad de tipo I
35,00-39,99 Obesidad de tipo II
40,00-49,99 Obesidad de tipo III (mórbida)
> 50 Obesidad de tipo IV (extrema)
y PC ≥ 102 cm en hombres son los puntos de
corte para identificar el riesgo de obesidad cen-
tral. De cualquier modo, el cociente entre el PC y
la estatura, conocido como índice cintura-talla
(ICT), es aún más informativo, considerándose
que existe obesidad abdominal cuando ICT ≥
0,5(43).
Respecto a la medida del perímetro o cir-
cunferencia de la cintura, cabe señalar que no
existe total consenso entre investigadores
y sociedades científicas. Así, la International
Society for the Advancement of Kinanthropome-
try(32) recomienda que se tome en el punto medio
entre la cresta iliaca y la última costilla, mientras
el National Institute of Health estadounidense(44)
y otros investigadores, entre los que se encuen-
tra nuestro grupo, recomiendan tomarlo justo al
nivel de la cicatriz umbilical por su fácil localiza-
ción y su buena asociación con los parámetros
fisiometabólicos de riesgo cardiovascular(45). En
cualquier caso, esta medida debe tomarse con
una cinta antropométrica flexible y no deforma-
ble (de tipo Holtain, GPM o Cescorf) graduada
en mm. El sujeto debe estar de pie, con los pies
juntos, el tronco erguido y el abdomen relajado.
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M.ª Dolores Marrodán

Tabla 4. Cuestionario Mini Nutritional Assessment (MNA)

Tome datos sobre el sexo, la edad, el peso y la talla del paciente y calcule el índice de masa corporal (IMC) (peso kg/talla m2)
Responda a la primera parte del cuestionario (preguntas A a la F) sumando los puntos correspondientes. Si la suma ≤ 11, complete el cuestionario para obtener una
valoración precisa (preguntas G a la P) y mida los perímetros del brazo y la pantorrilla.

A. ¿Ha perdido el apetito? ¿Ha comido menos por falta de apetito, problemas
0 = ha comido mucho menos; 1 = ha comido menos; 2 = ha comido igual
digestivos, dificultades de masticación o deglución en los últimos 3 meses?

0 = pérdida de peso > 3 kg; 1 = no lo sabe; 2 = pérdida de peso entre 1 y 3 kg;

B. Pérdida reciente de peso (< 3 meses)
3 = no ha habido pérdida de peso

C. Movilidad 0 = de la cama al sillón; 1 = autonomía en el interior de casa; 2 = sale del domicilio

D. ¿Ha tenido una enfermedad aguda o situación de estrés psicológico en

0 = sí; 2 = no
los últimos 3 meses?

0 = demencia o depresión grave; 1 = demencia moderada;

E. Problemas neuropsicológicos
2 = sin problemas psicológicos

F. Índice de masa corporal (IMC) = peso en kg / (talla en m)² 0 = IMC < 19; 1 = 19 ≤ IMC < 21; 2 = 21 ≤ IMC < 23; 3 = IMC ≥ 23

G. ¿El paciente vive independiente en su domicilio? 1 = sí; 0 = no

H. ¿Toma más de 3 medicamentos al día? 0 = sí; 1 = no

I. ¿Úlceras o lesiones cutáneas? 0 = sí; 1 = no

J. ¿Cuántas comidas completas toma al día? 0 = 1 comida; 1 = 2 comidas; 2 = 3 comidas

K. ¿Consume productos lácteos al menos una a vez al día?

¿Consume carne, pescado o aves, diariamente? 0,0 = 0 o 1 síes; 0,5 = 2 síes; 1,0 = 3 síes
¿Huevos o legumbres al menos 2 veces por semana?

L. ¿Consume frutas o verduras al menos 2 veces al día? 0 = no; 1 = sí

M. ¿Cuántos vasos de agua u otros líquidos toma al día?

0,0 = menos de 3 vasos; 0,5 = de 3 a 5 vasos; 1,0 = más de 5 vasos
(agua, zumo, café, té, leche, vino, cerveza…)

0 = necesita ayuda; 1 = se alimenta solo con dificultad;

N. Forma de alimentarse
2 = se alimenta solo sin dificultad

0 = malnutrición grave; 1 = no lo sabe o malnutrición moderada;

O. ¿Considera el paciente que está bien nutrido? (autopercepción)
2 = sin problemas de nutrición

P. En comparación con las personas de su edad, ¿cómo encuentra el

0,0 = peor; 0,5 = no lo sabe; 1,0 = igual; 2,0 = mejor
paciente su estado de salud?

Perímetro del brazo o circunferencia braquial (CB en cm) 0,0 = CB < 21; 0,5 = 21 ≤ CB ≤ 22; 1,0 = CB > 22

Perímetro de la pantorrilla (CP en cm) 0 = CP < 31; 1 = CP ≥ 31

INTERPRETACIÓN
- De 24 a 30 puntos: estado nutricional normal
- De 17 a 23,5 puntos: riesgo de malnutrición
- Menos de 17 puntos: malnutrición

La medida se toma sin ropa o, si no es posible, 3.1.4. Ancianos

cubierto el sujeto por una tela muy ligera. Se
debe cuidar de que la cinta esté recta y paralela En población anciana, se recomienda el uso del
al suelo. protocolo conocido como Mini Nutritional Assess-

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Actuación farmacéutica en el soporte nutricional.
Situaciones de malnutrición, por exceso y por defecto.
ment Short Form (MNA-SF) (https://www.mna-el-
derly.com/forms/mini/mna_mini_english.pdf) que
se compone de preguntas simples sobre(46):
• Estilo de vida, medicación y movilidad.
• Número de comidas, ingesta de líquidos y
grado de autonomía para comer.
• Autopercepción sobre salud y nutrición.
Al cuestionario se añade la medida del peso y
la estatura para estimar el IMC. En caso de suje-
tos en los que no fuera posible tomar la estatura,
se incluye la medida del perímetro de la panto-
rrilla. A cada pregunta se le asigna una puntua-
ción y lo mismo a cada intervalo de IMC o valor
del perímetro de la pierna. Por último, en función
del total de los puntos obtenidos se clasifica el
estado nutricional del paciente como correcto (≥
24 puntos), en riesgo de malnutrición (17 a 23,5
puntos) o malnutrido (< 17 puntos) (Tabla 4).
3.2. Valoración extensa del
estado nutricional
En los casos en los que en la prueba de cribado
se haya detectado que el paciente está malnutri-
do o en riesgo, se debe profundizar en el análisis,
llegando a una evaluación más completa.
También se recomienda una evaluación ex-
tensa para hacer el seguimiento de un sujeto que
se encuentre sometido a un tratamiento nutricio-
nal. Esta valoración extensa debe incluir los apar-
tados que se detallan a continuación.
3.2.1. Historia clínica y dietética
Este documento recabará información sobre to-
dos los datos concernientes a la salud del
paciente a lo largo de su vida y se centrará
especialmente en aquellos aspectos que tengan
mayor relación con el riesgo de malnutrición. En
este sentido, son de especial relevancia el em-
10
barazo y las patologías que incrementan la de-
manda metabólica, como el cáncer o el sida,
entre otras. También las patologías que ocasio-
nan dificultad en la masticación o la deglución,
o pérdida de nutrientes, como las enfermedades
gastrointestinales que provocan vómitos o dia-
rreas frecuentes (la colitis ulcerosa, enfermedad
de Crohn). Por supuesto, deben contemplarse la
celiaquía, la hipolactasia y otras intolerancias o
alergias alimentarias.
Igualmente, la historia clínica debe incorporar
información de tipo psicológico y social, ha-
ciendo especial énfasis en los potenciales tras-
tornos del comportamiento alimentario (anorexia,
bulimia, etc.), así como en aspectos relativos a
su estado anímico, ya que la soledad, la margi-
nación y la depresión son situaciones que inciden
fuertemente sobre los hábitos alimentarios. Por
supuesto, los condicionantes de tipo cultural, la-
boral y económico deben incluirse en el informe.
La historia clínica debe acompañarse de una
historia dietética detallada, que recabe toda
la información posible acerca de los hábitos (si
se sigue algún tipo de dieta, toma de suplemen-
tos de vitaminas o minerales, si por lo general
se come en casa o en el trabajo, frecuencia de
consumo) y una valoración cuantitativa que in-
forme de las calorías promedio de la ingesta, el
reparto de principios inmediatos y la adecuación
a las necesidades de macro- y micronutrientes.
Esto puede hacerse a partir, por ejemplo, de una
encuesta prospectiva de 7 días, que recabe infor-
mación de tipo y cantidad de alimentos consumi-
dos, incluidos aguas y otros líquidos.
3.2.2. Exploración física
Se observarán en el paciente las características
somáticas que constituyen un indicio de malnutri-
ción. Este examen incluye la revisión de aquellos
signos que se relacionan en la Tabla 5.
 Valoración del estado nutricional de un individuo
M.ª Dolores Marrodán

Modelo de historia clínica

Municipio/actividad: Ficha Nº:

Sexo: Masculino  Femenino  Edad (años): Fuma: Sí  No 

Estatura (en cm y un decimal): Perímetro umbilical (cm y 1 decimal):

Peso (en Kg y un decimal): Grasa corporal (%):

IMC: Tensión arterial/pulso:

¿Es hipertenso?: Sí  No  ¿Toma medicación para la tensión?: Sí  No 

¿Se medica para diabetes?: Sí  No  ¿Se medica para colesterol?: Sí  No 

¿Tiene antecedentes familiares cercanos de enfermedad cardiaca?: Sí  No 

¿Hace algún tipo de actividad física?: Sí  No  ¿Cuál?:

Horas semanales de actividad física:

Para cocinar, ¿usa sobre todo aceite de oliva?

[Sí: 1 punto]
¿Cuánto aceite de oliva consume en total al día? (incluyendo el usado para freír, el de las comidas fuera de casa, las ensaladas, etc.)?
[Dos o más cucharadas: 1 punto]
¿Cuántas raciones de verdura u hortalizas consume al día? (las guarniciones o acompañamientos contabilizan como media ración)
[Dos o más al día, al menos una de ellas cocinada: 1 punto]
¿Cuántas piezas de fruta (incluyendo zumo natural) consume al día?
[Tres o más al día: 1 punto]
¿Cuántas raciones de carnes rojas, hamburguesas, salchichas o embutidos consume al día? (una ración equivale a 100-150 g)
[Menos de una al día: 1 punto]
¿Cuántas raciones de mantequilla, margarina o nata consume al día? (una porción individual equivale a 12 g)
[Menos de una al día: 1 punto]
¿Cuántas bebidas carbonatadas y/o azucaradas (refrescos, colas, tónicas, bitter) consume al día?
[Menos de una al día: 1 punto]
¿Bebe vino o cerveza? ¿Cuánto consume a la semana?
[Tres o más vasos por semana hasta 21 vasos/semana para los hombres y 14 vasos/semana para las mujeres: 1 punto]
¿Cuántas raciones de legumbres consume a la semana? (una ración o plato equivale a 80 - 100 g)
[Dos o más veces por semana: 1 punto]
¿Cuántas raciones de pescado o mariscos consume a la semana?
(un plato, pieza o ración equivale a 100 - 150 g de pescado o 4 - 5 piezas de marisco)
[Tres o más veces por semana: 1 punto]
¿Cuántas veces consume dulces o repostería comercial (no casera) como chucherías, galletas, flanes, dulces o pasteles a la semana?
[Menos de tres veces por semana: 1 punto]
¿Cuántas veces consume frutos secos a la semana? (una ración equivale a un puñado o 30 g)
[Una o más veces por semana: 1 punto]
¿Consume preferentemente carne de pollo, pavo o conejo en vez de ternera, cerdo, hamburguesas o salchichas?
(carne de pollo: una pieza o ración equivale a 100 - 150 g) [Sí: 1 punto]
¿Cuántas veces a la semana consume los vegetales cocinados, la pasta, arroz u otros platos aderezados con salsa de tomate, ajo,
cebolla o puerro elaborada a fuego lento con aceite de oliva (sofrito)?
[2 veces o más por semana = 1 punto]

Si el resultado no supera los 9 puntos: baja adherencia. 9 puntos o más: buena adherencia

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musculoesquelético y adiposo
Tabla 5. Signos físicos asociados a la malnutrición al peso total. Puede realizarse
Órgano o tejido Signo Deficiencia mediante diversas técnicas:
Conjuntiva pálida, manchas de Bitot absorciometría con rayos X de
Hierro, vitamina A
Ojos Blefaritis angular, arco corneal
Hiperlipemia doble energía (DEXA), impe-
y xantelasmas
dancia eléctrica e interactan-
Labios Queilosis angular Riboflavina cia de infrarrojos son los más
Color magenta Tiamina comunes, junto al método an-
Papilas filiformes Ácido fólico
Lengua
Geográfica Acido nicotínico
tropométrico. Este último pro-
Glositis Vitamina B, niacina cedimiento es sencillo, de bajo
Consumo excesivo de azúcar. costo y permite además esti-
Caries, esmalte moteado
Dientes
Hipoplasia
Flúor, fluorosis mar no solo el porcentaje de
Estrés nutricional indeterminado
grasa corporal y la masa libre
Encías Hemorragias gingivales Ácido ascórbico de grasa, sino el perfil de distri-
Palidez, seborrea nasolabial Hierro, folatos, B12 bución adiposa.
Petequias y esquimosis Riboflavina El método antropométrico
Piel Dermatitis Zinc, riboflavina, niacina
Edemas Proteínas se basa en la medición de los
Acantosis nigrans Resistencia a la insulina pliegues cutáneos, siendo los
Uñas Forma de cuchara, líneas transversales Hierro fundamentales los del tríceps,
Tiroides abultado Yodo el bíceps, el subescapular y el
Glándulas
Parótidas abultadas Posible bulimia suprailíaco, ya que a partir de
Apertura persistente de fontanelas estas 4 mediciones del paní-
Sistema Rosario costocondral Calcio, vitamina D culo adiposo es posible aplicar
musculoesquelético Pérdida de masa muscular, Proteínas, calorías
depleción grasa ecuaciones específicas para
Disminución de reflejos, pérdida de
niños y adultos. Esta medida,
Sistema nervioso Tiamina, vitamina B12
sensibilidad que valora el doble grosor del
Hígado Hepatomegalia Déficit proteico-calórico tejido adiposo en una localiza-
ción concreta, se toma con un
calibre específico denominado
adipómetro o lipocalibre. En el
3.2.3. Estudios complementarios mercado hay diversos modelos de adipómetros
homologados por las sociedades internacionales
Como complemento a la exploración física, es in- que regulan la práctica antropométrica. Los de
teresante incorporar un análisis de composición mayor calidad son los de presión constante, que
corporal, así como pruebas funcionales y de la- alcanzan una precisión de décimas de mm; en-
boratorio. tre estos, se encuentran los de la marca Holtain y
GPM, que pueden adquirirse en proveedores es-
pecializados (www.psymtec.es).
3.2.3.1. Análisis de la composición corporal • El pliegue del tríceps o tricipital se localiza
en la parte posterior del brazo a nivel mesobra-
El análisis de la composición corporal permite quial en el punto medio entre el acromion (borde
conocer la contribución relativa del componente más externo y superior de la apófisis acromial) y

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 Valoración del estado nutricional de un individuo
M.ª Dolores Marrodán

• Para tomar la medida

Tabla 6. Fórmulas para la estimación de
del pliegue subescapular se
la composición corporal en niños
sigue el mismo método, de
La densidad corporal (D) se obtiene en función de la edad
modo que el pliegue se separa
• Hasta los 11 años, Brook(47): en el ángulo inferior de la escá-
- Varones: D (kg/cm3) = 1,1690 – 0,0788 × log (Σ pliegues)
- Mujeres: D (kg/cm3) = 1,2063 – 0,0999 × log (Σ pliegues) pula, formando una dirección
• Entre 12 y 16 años, Durnin y Rahaman(46):
oblicua, de 45° en relación con
- Varones: D (kg/cm ) = 1,1533 – 0 ,0643 × log (Σ pliegues)
3 la columna vertebral.
- Mujeres: D (kg/cm3) = 1,1369 – 0,0598 × log (Σ pliegues) • Por último, el pliegue
Obtenida la D, se calcula el porcentaje de grasa corporal (%GC), mediante la fórmula de Siri :(47)
suprailíaco se localiza inme-
%GC = ([4,95 / D] – 4,50) × 100
diatamente por encima de la
A partir del %GC y el peso total, se calculan el peso graso (PG) la masa libre de grasa (MLG): espina iliaca, procurando que
PG (kg) = peso total × %GC / 100; MLG (kg): peso total (kg) – PG (kg)
tenga una orientación diago-
nal, siendo la técnica de medi-
Tabla 7. Fórmulas para la estimación de da idéntica a la de los anterio-
la composición corporal en adultos res pliegues.
La densidad corporal (D) se obtiene a partir del sumatorio de los pliegues adiposos (48) Aunque en los manuales
D = c – (m × log [bíceps + tríceps + subescapular + suprailiaco]) citados(31,32) se ilustra con fo-
Las constantes “c” y “m” dependen de la edad y el sexo:
tografías la técnica de medi-
Edad (años) 16-19 20-29 30-39 40-49 50 o más da, debe tenerse en cuenta
Mujeres que los pliegues adiposos no
c 1,1468 1,1582 1,1423 1,133 1,1339 son variables fáciles de tomar
y desde aquí se recomienda
m 0,0740 0,0813 0,0632 0,0612 0,0645
la formación en antropometría
Varones
para aquellos profesionales
c 1,1620 1,1631 1,1422 1,1620 1,1715 que quieran incorporar esta
m 0,0630 0,0632 0,0544 0,0700 0,0779 técnica en su consulta.
Obtenida la D, se procede a calcular el porcentaje de grasa corporal (%GC) mediante la fórmula de Siri(50):
En las Tablas 6(47) y 7(48) se
%GC = ([4,95 / D] – 4,50) × 100 muestran las fórmulas espe-
A partir del %GC y el peso total, se calculan el peso graso (PG) y la masa libre de grasa (MLG): cíficas de cálculo más comu-
PG (kg) = peso total × %GC / 100; MLG (kg): peso total (kg) – PG (kg)
nes, que permiten obtener el
porcentaje de grasa previo cál-
culo de la densidad. Siguiendo
el radial (borde superior y lateral de la cabeza del las indicaciones de la Tabla 6, se presenta un
radio). El sujeto debe tener el brazo extendido y niño varón de 13 años, con un peso de 62 kg y
relajado, al lado del cuerpo, y el pliegue se toma cuya medida de pliegues adiposos subcutáneos
paralelo al eje longitudinal del brazo. es la que se detalla a continuación. Pliegue tricipi-
• El pliegue bicipital se mide con igual téc- tal: 8 mm; bicipital: 6 mm; subescapular: 10 mm;
nica, en la parte anterior del brazo a la misma suprailíaco: 7 mm. Con estos datos, siguiendo la
altura que el tricipital (en el punto medio entre el fórmulas de Durnin y Rahaman(49) y Siri(50), se cal-
acromion y el radial) e igualmente en la misma cula primero la densidad (D) y posteriormente el
dirección con el brazo extendido y relajado. porcentaje de grasa corporal (%GC).

13
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las que se recomiendan las

Tabla 8. Referencias de Gallagher et al.(53) para porcentaje
de Marrodán et al.(51,52) para ni-
de grasa corporal (%GC) en adultos
ños y las de Gallagher(53) para
Bajo Normal Alto Muy alto
Edad (%GC) (%GC) (%GC) (%GC)
adultos (Tabla 8). Rodríguez
(años) Camacho(54) aporta también
♂ ♀ ♂ ♀ ♂ ♀ ♂ ♀ ecuaciones y valores de refe-
20-40 <8 < 21 8-19 21-33 19-25 33-39 > 25 > 39 rencia para la población adulta,
41-60 < 11 < 23 11-22 23-35 22-27 35-40 > 27 > 40 obtenidos no solo por antropo-
61-79 < 13 < 24 13-25 24-36 25-30 36-42 > 30 > 42
metría sino por impedancia o
interactancia infrarroja.
A partir de la medición del
Tabla 9. Valores de referencia para las proteínas plasmáticas perímetro del brazo y del plie-
gue subcutáneo del tríceps es
Valores Desnutrición Desnutrición Desnutrición
Proteína posible estimar las áreas me-
normales leve moderada severa

Prealbúmina (g/dL) 17-29 mg/dL 11-17 mg/dL 5-10 mg/dL < 5 mg/dL
sobraquiales, que informan
de la composición corporal a
Albúmina 3,5-5,0 g/dL 2,8-3,4 g/dL 2,1-2,7 g/dL < 2,1 g/dL
nivel mesobraquial. Las su-
Transferrina (mg/dL) 175-300 mg/dL 150-174 mg/dL 100-149 mg/dL < 100 mg/dL perficies grasa y muscular del
brazo están correlacionadas
Tabla 10. Valores de referencia para glucosa con la cantidad de grasa y con
en ayunas y lípidos séricos la masa muscular total, por lo
que resultan indicadores alter-
Parámetro Óptimo Sobre el límite Valor de riesgo
nativos para la evaluación de la
Glucemia en ayunas De 70 a 100 mg/dL 100-109 mg/dL ≥ 110 mg/dL composición corporal(31).
Triglicéridos < 150 mg/dL 150-199 mg/dL ≥ 200 mg/dL

Colesterol total < 200 mg/dL 200-239 mg/dL ≥ 240 mg/dL

3.2.3.2. Pruebas funcionales y
de laboratorio
< 35 mg/dL (hombres)
Colesterol HDL Entre 40 y 60 mg/dL
< 40 mg/dL (mujeres)

HDL: lipoproteínas de alta densidad

Entre las pruebas funcionales,
se recomienda evaluar aque-
llas que expresan actividad
D = 1,1533 – 0,0643 × log (8 + 6+ 10 + 7) = muscular, como la dinamometría de presión
1,1533 – 0,0643 × 1,4913 = 1,05741 kg/cm3 manual, fácilmente medible con un dinamómetro
%GC = ([4,95 / 1,05741] – 4,50) × 100 = ajustable al tamaño de la mano, y es oportuno
18,12% medir la capacidad pulmonar mediante una prue-
A partir del %GC y el peso total, se calculan el ba de espirometría.
peso graso (PG) y la masa libre de grasa (MLG): Entre los parámetros de tipo bioquímico
PG = 62 × 18,12 / 100 = 11,23 kg; MLG: 62 – son fundamentales los niveles séricos de albúmi-
11,23 = 50,77 kg na, prealbúmina y transferrina.
Obviamente, los valores obtenidos han de El estado proteico se puede analizar me-
contrastarse con referencias apropiadas, entre diante la medición de las proteínas totales y sus

14
 Valoración del estado nutricional de un individuo
fracciones, y la determinación de hemoglobina y
hematocrito orientan hacia una posible anemia.
Puede hacerse un análisis más detallado so-
bre la situación metabólica del hierro, enfocado
a conocer la concentración de ferritina o el índice
de saturación de la transferrina. También deben
incluirse en la analítica los niveles de glucosa en
ayunas, fracciones de colesterol y triglicéridos.
En las Tablas 9 y 10 se aportan valores de
referencia para todos los indicadores serológicos
comentados. En cuanto a los parámetros de tipo
inmunológico, el recuento de linfocitos que mide
la respuesta inmunitaria es una variable muy re-
lacionada con la desnutrición. De hecho, se con-
sidera que si el recuento es inferior a 1.200/mm3
el paciente se encuentra desnutrido y de manera
grave si la cifra se encuentra por debajo de los
800/mm3.
3.2.3.3. Índices pronósticos
En el caso de los pacientes hospitalizados,
se ha comprobado que el estado nutricional re-
percute tanto en la morbimortalidad operatoria
como en la evolución clínica posterior. Los índi-
ces de pronóstico nutricional (IPN) son fórmulas
derivadas de análisis de regresión, que se han
desarrollado con el propósito de detectar riesgo
de morbimortalidad asociada a la malnutrición.
Índice Pronóstico Nutricional
Buzby et al.(55) propusieron un modelo predictivo
de la probabilidad de morbimortalidad por des-
nutrición, al que denominaron Índice Pronóstico
Nutricional (IPN) y que conjugaba parámetros an-
tropométricos y bioquímicos junto a una valora-
ción de hipersensibilidad cutánea. Dicha fórmula
fue simplificada por Rueda et al. (1999) creando
un IPN adaptado (IPNa) en cuyo cálculo intervie-
M.ª Dolores Marrodán
nen concretamente el pliegue del tríceps en mm
(PT) y los niveles de albúmina sérica en g/dL (A) y
transferrina (TF) expresada en mg/dL, siendo su
expresión matemática la siguiente:
IPNa (%) = 158 – 16,6 (A) – 0,78 (PT) – 0,2 (TF)
Así, por ejemplo, a un sujeto bien nutrido con
un pliegue tricipital de 22 mm, una concentración
de albúmina de 5,4 g/dL y una transferrina de
250 mg/dL le corresponde un IPN = 158 – 16,6
(5,4) – 0,78 (22) – 0,2 (250) = 1,2; es decir, una
probabilidad del 1,2% de sufrir complicaciones
postoperatorias.
Mientras que a un sujeto mal nutrido, cuyos
valores fueran de 2,8 g/dL de albúmina, un plie-
gue tricipital de 6 mm y 180 mg/dL de transferri-
na le correspondería un IPN = 158 – 16,6 (2,8) –
0,78 (6) – 0,2 (180) = 70,84 o, lo que es lo mismo,
una probabilidad de 70,84% de padecer compli-
caciones asociadas a su estado nutricional.
Índice de Riesgo Nutricional
Otro índice utilizado es el denominado Índice
de Riesgo Nutricional (IRN), que fue desarro-
llado por el Veterans Affairs TPN Cooperative
Study Group(56), en el que se seleccionaron pa-
cientes desnutridos dentro de una muestra de
pacientes que iban a ser sometidos a laparoto-
mía o toracotomía no cardiaca. La fórmula es
la siguiente:
IRN = 1,519 (albúmina [g/L]) + 41,7 (peso ac-
tual / peso usual)
Cabe señalar que Rueda et al.(57) analizaron
el comportamiento de ambos índices sobre una
amplia muestra de pacientes y proponen unos
puntos de corte que son para el IPNa: < de 40%
riesgo bajo, entre 40 y 49% riesgo intermedio y >
50% riesgo elevado. Para el IRN, mayor de 100:
buen estado nutricional; IRN 97,5-100: desnutri-
ción leve; IRN 83,5-97,4 desnutrición moderada;
e IRN < 83,5: desnutrición severa.
15
 CampusNutrición
Actuación farmacéutica en el soporte nutricional.
Situaciones de malnutrición, por exceso y por defecto.
PUNTOS CLAVE
• La valoración nutricional tiene por objeto identificar a
los sujetos malnutridos o en riesgo de estarlo. Consta de
dos fases: cribado y valoración extensa. La primera, pue-
de hacerse en cualquier consulta de atención primaria
u oficina de farmacia; recaba información básica sobre
antecedentes familiares y hábitos dietéticos y establece
la condición nutricional a partir de medidas antropomé-
tricas sencillas que dependen de la edad del individuo.
• En los menores de seis años se recomienda tomar el
peso, la talla, y los perímetros cefálico y del brazo, me-
didas a partir de las que se determina indicadores como
talla para la edad, el peso para la talla, el peso para la
edad y el índice cefalobraquial, que permiten diagnos-
ticar la desnutrición crónica, la desnutrición aguda, el
déficit calórico-proteico o la sobrecarga ponderal.
• En escolares, adolescentes y adultos, la talla y el peso
permiten calcular el índice de masa corporal, indicador a
partir del cual se diagnostica la condición nutricional apli-
cando las referencias que la OMS ha publicado, tanto para
población entre los 6 y 18 años como de esta edad en
adelante. En ancianos, se recomienda utilizar el protocolo
conocido como Mini Nutritional Assessment Short Form.
• La valoración extensa del estado nutricional requiere
efectuar una historia clínica completa, evaluar los rasgos
somáticos y llevar a cabo un mayor número de medidas
antropométricas encaminadas al análisis de la composición
corporal y la valoración de la adiposidad y la distribución. Asi-
mismo, es necesario realizar una valoración de las capacida-
des morfofisiológicas y funcionales, para lo que es necesario
incluir pruebas de laboratorio (para la determinación de me-
tabolitos sanguíneos), test dinamométricos y espirometría.
• En pacientes hospitalizados se recomienda la aplica-
ción de índices de pronóstico nutricional (IPN), expre-
siones matemáticas sencillas que permiten predecir el
riesgo de morbimortalidad asociada a la malnutrición.
16
Índice de Pronóstico Inflamatorio Nutricional
Por último, se citará el Índice de Pronóstico Infla-
matorio Nutricional (PINI) descrito por Ingenbleck
y Carpentier(58), parámetro utilizado como predic-
tor del riesgo durante la rehabilitación nutricional
de niños hospitalizados por desnutrición protei-
co-energética severa. El PINI incluye niveles de
proteínas inflamatorias como de la alfa-1-glico-
proteína ácida u orosomucoide y de la proteína C
reactiva (CRP), así como de albúmina y prealbú-
mina. La expresión para su cálculo es:
PINI = alfa-1-gli ac (mg/dL) × CRP (mg/dL) /
albúmina (mg/dL) × prealbúmina (mg/dL)
Y la clasificación del riesgo se establece de
acuerdo a los siguientes intervalos: PINI < 1 au-
sencia de complicaciones; entre 1 y 10 riesgo dé-
bil; entre 11 y 20 riesgo moderado; entre 21 y 30
riesgo alto; y PINI > 30 riesgo vital.
4. CONCLUSIONES
La valoración del estado nutricional debe ser
fundamental en el sistema de salud y es una
práctica que, en una primera fase, puede llevar a
cabo el profesional farmacéutico desde la oficina
de farmacia.
Esta primera fase denominada de cribado
permite identificar los sujetos con complicaciones
potencialmente asociadas a la malnutrición tanto
por defecto como por exceso y se lleva a cabo
mediante medidas antropométricas básicas, que
acompañan a un cuestionario sobre anteceden-
tes biodemográficos y hábitos dietéticos.
Tanto las dimensiones antropométricas como
el cuestionario sobre hábitos y antecedentes de-
ben ajustarse a la edad del paciente.
La segunda fase, de valoración extensa, es
mucho más completa y requiere de la aplicación
de parámetros bioquímicos, pruebas funcionales
complementarias y análisis detallado de la com-
 Valoración del estado nutricional de un individuo
posición corporal. Además, debe acompañarse
de exploración física, historia clínica y dietética
junto a un cuestionario que recoja información de
tipo psicosocial.
Por otra parte, en el caso de pacientes hos-
pitalizados, es muy conveniente estimar índices
de pronóstico nutricional, que informen del
riesgo de morbimortalidad en relación con una
posible intervención quirúrgica y la evolución clí-
nica posterior.
6. BIBLIOGRAFÍA
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