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http://lanic.utexas.edu/project/laoap/iep/ddt040.pdf
http://www.perupolitico.com/?p=252
http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VIII/TERCERA%20PARTE/III%20SEcuelas%
20economicas%20_Lmujica_.pdf
CAPÍTULO 3 SECUELAS ECONÓMICAS
así lo concluyó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) en un informe que consta
de más de cuatro mil páginas.
http://www.verdadyreconciliacionperu.com/admin/files/libros/720_digitalizacion.pdf
REALIDAD ECONÓMICA Y SOCIAL DEL PERÚ PREVIA A LA INICIACIÓN DE LA GUERRA CONTRA
LAS ORGANIZACIONES TERRORISTAS
PAGINAS 23-24 Y 25
http://www.bcrp.gob.pe/publicaciones/memoria-anual.html
LA ACTIVIDAD ECONOMICA EN EL PERU
MEMORIA ANUAL – AÑOS 1985 A 1995
PARA TENER EN CUENTA
En 1980, el gobierno militar peruano convocó a elecciones por primera vez luego de un periodo de once años. En
este contexto, Sendero Luminoso era uno de los pocos grupos políticos de izquierda que declinaron tomar parte de
este proceso electoral y, en su lugar, optaron por iniciar una guerra de guerrillas maoísta en las zonas altas que
rodean Ayacucho. El 17 de mayo de 1980, en la víspera de los comicios, quemaron ánforas electorales en el pueblo
de Chuschi, en la provincia de Cangallo. Los perpetradores fueron rápidamente aprehendidos y se llevaron papeletas
de votación adicionales para reemplazar las quemadas, por lo que las elecciones procedieron sin mayores incidentes
y el acto recibió poca atención en la prensa peruana.33
Sendero Luminoso optó por librar su guerra al estilo enseñado por Mao Zedong. Abrirían zonas de guerrilla en las
cuales sus huestes puedan operar, echar fuera de estas zonas a las fuerzas estatales para crear zonas liberadas, luego
usar estas zonas como apoyo a las nuevas zonas de guerrilla lograrían que el país entero se convirtiera en una gran
"zona liberada". Sendero Luminoso también se adhirió a la directiva de Mao según la cual la guerra de guerrilla debía
ser peleada fundamentalmente en el campo y gradualmente asfixiar a las ciudades. El 3 de diciembre de 1982,
Sendero Luminoso formó oficialmente el "Ejército Guerrillero Popular", su brazo armado.
En 1984, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) empezó su propia guerra de guerrillas contra el Estado
peruano. El grupo se había formado por remanentes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en el Perú y se
identificaba con los movimientos guerrilleros castristas en Iberoamérica. El MRTA usaba técnicas que eran más
tradicionales entre las organizaciones de izquierda de Iberoamérica que aquellas de Sendero Luminoso. Por ejemplo,
el MRTA usaba uniformes, reivindicaban la lucha social y se quejaban de abusos contra los derechos humanos por
parte del Estado, mientras que Sendero Luminoso no usaba uniformes, aborrecía la democracia y rechazaba la idea
de los derechos humanos.42
Durante la época de terrorismo, el MRTA y Sendero Luminoso entablaron combate entre ellos. El MRTA representó
una parte menor en la época de terrorismo en el Perú, siendo declarado por la Comisión de la Verdad y de la
Reconciliación como responsable del 1,5% de las muertes acumuladas a lo largo de toda la guerra. En su mayor
apogeo, se cree que el MRTA se compuso de solo unos pocos cientos de miembros.
La institución mostró así su preocupación por el reciente hallazgo de pintas senderistas en diversos lugares de Lima
Este y Huancavelica.
Agregó que las consecuencias de 14 años de terrorismo fueron una drástica reducción del stock de capital por la
destrucción de activos como maquinarias, torres de alta tensión, plantas eléctricas, vehículos, puentes, locales
comerciales y bancarios, etc. por más de 11.800 millones de dólares.
"Asimismo el dramático recorte de la fuerza de trabajo por la muerte de más de 69 mil personas; incontrolables
flujos migratorios hacia las ciudades de Lima, Huancayo, Ica, Cusco y Juliaca que marcaron el inicio del caos
urbanístico del país y hacia el extranjero vía fuga de capital humano calificado de más de 150 mil personas", señaló.
Concluyó añadiendo que el PBI per capita retrocedió de 938 dólares a inicios de los 80s a 718 dólares a inicios de
los 90s, merced a desequilibrios macroeconómicos de gobiernos perturbados por la violencia.
Comisionados Regresar
"El conflicto armado interno se desenvolvió sobre la base de una situación económica crítica en el país, marcada por
una fuerte recesión, y se desarrolló particularmente en las zonas de mayor pobreza. A consecuencia de ello se
produjo un mayor empobrecimiento de esas zonas y de la población directamente afectada", indicó la CVR.
De acuerdo a la comisión, el conflicto armado se desarrolló entre los años 1980 y 2000 y tuvo un saldo de 69.280
víctimas.
►Producto Bruto Interno (PBI): allá por 1988, la Comisión Especial designada por el entonces Senado de la
República concluyó que los costos económicos ocasionados por los grupos subversivos a nivel nacional ascendían a
más de US$9.184 millones.
El periodo que analizaron fue de ocho años. Así, indicaron que desde 1980 los sectores Industria y Comercio, Energía
y Minas y el sector Agricultura fueron los más perjudicados durante el conflicto armado.
La CVR también se apoyó en otros estudios para señalar que, entre 1980 y 1991, la subversión habría ocasionado la
pérdida de US$2.000 millones al destruir la estructura de las torres de electricidad de alta tensión. Según Electro
Perú, el número de torres derribadas en 1989 se ubicaba en 335.
Por su parte, la institución Constitución y Sociedad llegó a estimar en US$ 21.000 millones las pérdidas económicas
para el país durante el periodo 1980-1992.
No obstante, Carlos Parodi, jefe del departamento académico de Economía de la Universidad del Pacífico, indica que
saber cómo influyo exactamente el terrorismo en la economía es complicado debido a que en dicho periodo
confluyeron una serie de factores.
"Si hubiera sido el único factor probablemente se hubiera podido explicar mejor. En la medida que se combinó con el
fenómeno de El Niño y con la crisis externa de América Latina, es complicado saber qué proporción de eso se debió
al conflicto armado", indica.
En conversación con El Comercio, señala que los 80 fue una década perdida para toda América Latina. Recuerda que
en el año 1983, la inflación en el Perú alcanzaba 125%, mientras el PBI caía en 10%.
► Destrucción de capital humano: la CVR usa este término para referirse al impacto económico que dejaron las
personas que fueron asesinadas o que fueron objeto de desapariciones forzadas. Se incluye también a quienes
quedaron afectados de manera psicológica y física.
"Las acciones de violencia llevadas a cabo por los grupos subversivos y las fuerzas del orden [...] ocasionaron la
pérdida de numerosas vidas humanas [...], menguando la capacidad productiva de las familias", se indica en el
informe.
La comisión explica que, en la mayoría de los casos, el impacto de la violencia en algunos de los miembros de la
familia tuvieron como consecuencia la disminución del ingreso indispensable para el sostenimiento de la vida
familiar, así como la disminución de la calidad de vida del grupo.
DE ACUERDO A LOS TESTIMONIOS RECOGIDOS POR LA CVR, DE UN TOTAL DE 22.507 VÍCTIMAS (MUERTAS Y
DESAPARECIDAS), EL 73 % DESARROLLABAN ALGUNA ACTIVIDAD ECONÓMICA RENTABLE PARA EL SOSTENIMIENTO
DE SUS FAMILIAS.
► Obligados a huir. La violencia obligó a muchas familias a abandonar sus pueblos y sus modos de producción, para
encontrar refugio y nuevas oportunidades en Lima. "El desplazamiento del capital social del mundo rural hacia otras
zonas, sobre todo urbanas o urbano marginales, generó otro debacle en las comunidades y en las regiones", anota la
CVR.
En 1997, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reveló que más de la mitad de encuestados (57,6%),
de 437 distritos de los departamentos de Ayacucho, Apurímac, Huancavelica, Junín, Huánuco y Ancash, habían
cambiado de residencia por la violencia.
EL PROCESO DE DESPOBLAMIENTO DE LAS COMUNIDADES AFECTADAS
POR LA VIOLENCIA DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO SE DIO EN LA DÉCADA DE LOS 80.
Aunque tras el apaciguamiento del conflicto armado algunas familias decidieron regresar a su lugar de origen, la CVR
encontró que estos retornos sólo habrían alcanzado cerca de la mitad de la población desplazada.
La falta de trabajo empujó a los desplazados a ubicarse en actividades del sector informal o de poca rentabilidad, que
no les permitió acceder a ingresos necesarios para su subsistencia. A su vez, la informalidad laboral generó en estas
familias condiciones de inseguridad e incertidumbre, que no tenían en la etapa previa al conflicto.