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El titulo nos menciona una palabra, palabra de la que nos resulta imposible abstraernos y
no definirla automáticamente en nuestra cabeza, Distancia, ¿Cómo definirla?
Probablemente la primera definición que se nos viene a la cabeza es la referida a la
longitud en metros que existe entre un lugar y otro, definida por el diccionario como
“Medida de la longitud del segmento que une dos puntos de una trayectoria ”, otro significado
que se le asigna a la palabra es “lapso intervalo de tiempo o lugar entre dos cosas o personas”,
haciendo referencia también al tiempo cronométrico que hay que atravesar para llegar a
determinado lugar, cuando viajamos solemos calcular esa distancia antes de salir de viaje
o durante el mismo, por ejemplo realizamos un cálculo que nos arroja como resultado que
desde el punto de partida hasta el punto de llegada hay una x cantidad de kilómetros, que
se recorren en determinada cantidad de tiempo viajando a una velocidad constante (ahora
el GPS ahorra esos cálculos y los realiza automáticamente indicándole solamente el punto
de llegada). Páginas web como ruta0.com y similares están repletas de cálculos
estimativos de distancia entre lugares o cosas.
Pero la intención de este artículo es hacer referencia a otro tipo de distancia, una
definición que no esta tan expresada en los diccionarios pero que está muy presente en
nuestra vida diaria, casi tanto o más que la distancia física de la que hablamos más arriba,
un tipo de distancia que no se puede palpar, que no se puede medir, pero que atraviesa
como una flecha, y duele como un balazo, quizás no podamos definirla concretamente con
palabras, pero al alejamiento entre dos personas, simplemente lo definimos como “poner
distancia”.
En el mes de Julio se festeja tradicionalmente el día del amigo, y es una fecha que, más
allá de lo comercial y del gran negocio que representa para algún sector, invita a
reuniones, momentos compartidos y reflexiones, recordamos a algunos amigos que ya no
lo son, a personas que por algún motivo ya no hablamos, o a relaciones que simplemente
se descuidaron y cada uno tomo otro rumbo.
La pregunta que nos hacemos ante esto es ¿Es bueno ese tipo de distancia? Y la
respuesta es un rotundo NO, para nada, la distancia no es la solución para ningún
problema, si es que existió alguno, la distancia solo aleja y destruye.
Por supuesto que hay excepciones, que es cuando una de las dos personas le hizo algo
muy malo a la otra, y no queda más remedio que tomar ciertos recaudos al menos por
algún tiempo determinado, hasta que se puedan poner paños fríos a la situación. Pero
fuera de estos casos, no existe un justificativo razonable para tomar distancia de alguien,
realizando estudios sobre violencia escolar, he notado que ignorar o hacer a un lado a
alguien deliberadamente es una forma de violencia, quizás muchos no lo vean así, pero
esto es una certeza, y la distancia es una forma silenciosa de violencia que puede llegar a
dañar mucho los sentimientos de otra persona, porque muchas veces no medimos las
consecuencias que pueden traer nuestros actos, y algo que nos parece “normal”, o
“correcto”, resulta ser un acto cruel y completamente egoísta.
Un ejemplo es cuando la persona que pone distancia se cree dueña de la verdad absoluta,
solo importa su opinión y no acepta que el otro opine diferente respecto a determinado
tema, cuando una persona opina diferente, pone distancia, justificando que “tus actitudes
me cansan, con vos no se puede hablar”. Lo correcto es hacer todo lo contrario, hablar,
aceptar que la otra persona también tiene razón, y que no hay una única manera de
actuar, pensar, o hacer las cosas.
Otro ejemplo es cuando la distancia se genera sin darse cuenta, cada uno siguió su vida y
de a poco se fue olvidando del otro, es bueno en estos casos poder hacerse un tiempo
para volver a recuperar esa relación perdida, volviendo a conversar, de a poco, es algo
que a ambas personas les haría bien.
La Biblia nos habla en varios pasajes respecto a esto: palabras. Prov. 12:18, “Las palabras
de algunos son como estocadas de espada”. 1 Jn. 3:15, “Todo aquel que odia a su
hermano es homicida”. Mateo 5:23, 24, “Por tanto, si has traído tu ofrenda al altar y allí te
acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y
ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y ofrece tu ofrenda”.
Reconciliación. Sin duda, de todos los mandamientos de la Biblia, este es uno de los más
ignorados y descuidados, como si no estuviera en la Biblia. Por eso la invitación que quiero
hacerte es a acortar esas distancias, dialogar, agregar a ese amigo que borraste del
Facebook, entender que esas cosas duelen, aceptar que la otra persona también puede
tener razón, y restaurar lazos, espero que te haya servido, todos tenemos momentos de
enojo, pero eso puede resolverse, y será mejor para vos y para todos.
Mariano Montovani