Sunteți pe pagina 1din 3

MOVIMIENTO LITÚRGICO

Se entiende por movimiento litúrgico a la serie de esfuerzos que desde el campo de la


reflexión teológica y la pastoral litúrgica, renovaron la vida litúrgica de la Iglesia.

El movimiento litúrgico comenzó a mediados del siglo XIX y llegó a su culmen con la
promulgación de la constitución Sacrosanctum concilium del Concilio Vaticano II sobre
la liturgia (4 de diciembre de 1963). Este documento condensa en gran parte los
objetivos de este movimiento; a partir de esa fecha el Movimiento litúrgico se convierte
en un «hecho» eclesial.

Etapas históricas del movimiento litúrgico.

 Etapa de gestación (1840-1909).

Se suele tomar como punto de partida la renovación monástica abanderada por el


monasterio de Solesmes con su famoso abad Próspero Guéranguer (1805-1875) que
restauró los benedictinos en Francia y que se puso al frente de unos ideales de
romanización de la Liturgia. Este monasterio benedictino promueve el canto gregoriano
y las ceremonias litúrgicas promoviendo el estudio científico de la liturgia. El abad
propaga el aprecio por la Liturgia romana con las Instituciones Litúrgicas (1840-1851)
dedicadas a la formación de los clérigos y con El Año Litúrgico (1841) que se edita para
fomentar la instrucción de los seglares.

El abad Guéranguer sentó las bases para un renacimiento auténtico del canto romano
que originan la publicación, a fines de siglo, del nuevo Gradual (1883) y del Antifonario
(1891) debidos al impulso de don Jausions y don Pothiers,

Otras abadías benedictinas bajo su influjo se van sumando a este movimiento:


Maredsous y Mont-César en Bélgica, cuyo abad Lambert Beauduin habla de celebrar
"como comunidad y participar en la acción -salvífica de Cristo" y relanza este
movimiento renovador en el Congreso de Malinas (1909), Beuton en Alemania,
Finalpia en Italia y Silos (que fue restaurado por Solesmes en 1880) junto a Montserrat
en España.

En esta primera etapa del Movimiento Litúrgico encontramos ya un comienzo de


apostolado litúrgico. Así aparecen los primeros Misales de los Fieles (1882) y la
reaparición del canto gregoriano como ya se ha dicho con la obra Paleografía
Musical de Dom A. Mocquereua, monje de Solesmes.

 Etapa institucional (1909-1943)

En el siglo XX estos movimientos adoptan un estilo más pastoral y eclesial, impulsados


por el Motu propio Tra le sollecitudini del papa Pío X. Por toda Europa surgen
abanderados y pioneros de este movimiento: en Bélgica destaca Lambert Beauduin, en
Alemania podemos citar a Odo Casel y a Romano Guardini como maestro de la
formación litúrgica de varias generaciones del siglo XX, así como la escuela litúrgica de
María Laach que se caracteriza por su influencia académica y espiritual. En Italia
destacan el cardenal Shuster que escribe el Liber Sacramentorum y el monasterio de
Finalpia que publica la Revista Litúrgica (1914).
Dom Lambert Beauduin (1873-1960) fue un sacerdote secular dedicado a la pastoral
obrera y que ingresó posteriormente en el monasterio de Moret-César (Lovaina).
Durante el Congreso de obras Católicas de Malinas (1909) pronunció una famosa
frase: "Es preciso democratizar la liturgia". Con sus propuestas superó el elitismo
monástico y llevó aires renovadores a las parroquias y demás comunidades cristianas.

En Francia se crea el Centro de Pastoral Litúrgica de París como heredero del espíritu
de Beauduin y los monjes de Moret-Cesar llamados Capelle y Botte siguieron sus pasos.
En España e consideran como precursores de este movimiento los monasterios ya
citados de Silos y Montserrat, especialmente a partir del Congreso Litúrgico de
Montserrat del año 1915. Ya más recientemente, en 1956, se fundó la Junta Nacional de
Apostolado Litúrgico que fue sustituida en 1961 por la Comisión Episcopal de Liturgia,
Pastoral y Arte Sacro.

Una última figura a destacar es el historiador L. Duchesne que publica allá por el año
1889 “Los orígenes del culto cristiano” en el cual el Movimiento Litúrgico comienza a
hacer historia al pretender conocer el pasado a través de los libros litúrgicos.
Los Papas apoyaron este movimiento, desde Pío X con su motu propio "Tra le
sollecitudine" (1903) hasta Pío XII. Pío X realizó una reforma parcial del oficio divino
y del Calendario, favoreciendo la comunión frecuente.

 Etapa universal (1943-1960)

Importante fue en esta nueva etapa la acción de Pío XII que crea en 1948 la Comisión
para la Reforma Litúrgica General. Sus encíclicas Mediator Dei (1947) y Musicae
Sacrae disciplina (1955) contribuyen decisivamente a ello. De igual forma llevó a cabo
la restauración de la Semana Santa, autorizó el uso de lenguas vernáculas en la Misa y
en los sacramentos y en el año 1956 dirigió un importante discurso al Congreso
Internacional de Liturgia de Asís. Se modifica el Ritual del orden, las misas vespertinas,
el Salterio para el Breviario, el rito de la semana Santa, la nueva ley sobre Ayuno
Eucarístico, etc.

La Constitución Sacrosanctum concilium, culmen del movimiento litúrgico

Aprobada y promulgada por el papa Pablo VI el 4 de diciembre de 1963,


la Sacrosanctum concilium puede ser considerada así como la última piedra del edificio
a cuya construcción se había dedicado el movimiento litúrgico durante cincuenta-
sesenta años (tomando como punto de partida el motu proprio de Pío X de noviembre de
1903 y el congreso de Malinas de 1909), al haber comprendido su importancia espiritual
en muchos aspectos verdaderamente extraordinaria.

La Constitución sanciona con la autoridad de la Iglesia las mociones, los planes y


proyectos para la teología de la liturgia que los exponentes del movimiento litúrgico
habían planteado.

Entre las cuestiones que planteaba el movimiento litúrgico y que ahora la Iglesia acoge
se encuentran entre otras cosas; la comunión bajo las dos especies, la concelebración, el
redescubrimiento de la asamblea celebrante, la recuperación de la homilía y la oración
universal, así como la admisión de las lenguas vernáculas para el uso litúrgico.
Junto con estas adecuaciones de carácter externo hay un elemento mucho más valioso y
es la recuperación del carácter teológico de la liturgia. La liturgia recupera su estatuto
teológico y se supera una comprensión de tipo jurídica o estética de la misma.

En esto residió la importancia del movimiento litúrgico y de todos aquellos que se


vieron involucrados en la noble tarea de recuperar la dimensión teológica de la liturgia.
La promulgación de la constitución Sacrosanctum concilium significó un punto de
llegada, puesto que la Iglesia hizo suyo el movimiento litúrgico, y a la vez, constituyó
un punto de partida en la tarea siempre urgente de la reforma y renovación litúrgica, de
modo que esta aparezca como la expresión de aquel culto en “espíritu y verdad” que es
el propio de la nueva alianza sellada en Jesucristo, el Señor.

S-ar putea să vă placă și