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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras

La mitología clásica en veras y en burlas: recreaciones de las fábulas mitológicas en el siglo


de oro.

Cruz Cruz, Diana Ámbar

La transformación de Anaxárete en el siglo de oro.

En sus Metamorfosis, Ovidio cuenta el mito de Ifis y Anaxárete. Ifis es un muchacho de


origen humilde que se enamora de Anaxárete, una noble de la estirpe de Teucro. El joven
comienza su cortejo, se queda en el umbral de su casa, le regala guirnaldas y coronas, se
gana a su nodriza e intenta enviarle mensajes, pero Anaxárete no le corresponde y desprecia
todos sus intentos. Tras el rechazo, Ifis decide suicidarse, colgándose en la puerta dónde
pasó muchas noches tratando de ganarse el corazón de su amada; sus pies golpean la puerta
y los sirvientes la abren para descubrir ya el cuerpo sin vida, lo llevan hasta la casa de la
madre del joven. La procesión fúnebre pasa junto a la casa de Anaxárete y ella decide mirar
desde sus altas ventanas pero antes de que pueda retroceder y apartar la vista, una deidad la
transforma en piedra.

Este mito fue utilizado de nuevo durante el siglo de oro de la literatura española por autores
cómo Garcilaso en su Oda a la flor de Gnido, Diego Hurtado de Mendoza en la carta
LXXII1, Francisco de la Torre en la sexta égloga, Galatea, Juan de Arguijo en diversos
sonetos, Lope de Vega en el soneto 71, entre otros. Cada autor da una versión propia del
mito con pequeñas variaciones de la versión de Ovidio y lo usa para un fin distinto aunque
casi siempre cómo una advertencia hacia una mujer que desdeña a un pretendiente. Con
este trabajo quiero analizar y comparar las versiones y usos de este mito para establecer la
clara influencia que tiene la cultura clásica en la literatura española.

1. Edición de Díez Fernández, Planeta, Barcelona 1989.


Antes de analizar el poema de Ovidio quisiera resaltar que aunque el mito en las
Metamorfosis es la versión más conocida, hay otros autores de la Antigüedad que tratan
esta historia. Antonino Liberal en su tratado Metamorfosis del siglo II d.C. menciona que
toma su versión del Leoncio de Hermesianacte del siglo IV a.C., obra que no se conserva.
Las versiones de Ovidio y Antonino Liberal difieren en varios aspectos: en la obra de
Antonio Liberal los personajes tienen los nombres de Arsíone y Arceofonte, se establece la
historia en un período concreto, cuando se descubre que la nodriza ayuda al enamorado, los
padres de la muchacha le cortan la punta de la lengua, la nariz y los dedos y por último en
vez de morir ahorcado, Arceofonte muere de hambre en la puerta de la casa de Arsíone.
Aunque las diferencias son pocas, es importante tenerlas en mente para saber si algún autor
prefirió basarse en la versión de Antonio Liberal o en la de Ovidio y así identificar una
línea clara en la tradición literaria.

Ovidio coloca el relato en el libro XIV de las-Metamorfosis, se cuenta entre los versos 698
al 764, es una narración secundaria, no es contada desde el punto de vista del poeta, sino de
uno de sus personajes, Vertumno, que disfrazado de una anciana relata la historia a la ninfa
Pomona para que ella aprenda de este ejemplo y no desprecie su amor, para que no tenga el
mismo destino que Anaxárete. A lo largo del poema se usan muchas palabras que nos
adelantan el destino de la muchacha, ne sibi dura foret / posuitque in limine duro /durior et
ferro, quod Noricus excoquit ignis / et saxo, age, ferrea, gaude2. Un recurso que Ovidio
usa en muchas partes de su obra para advertir al lector que vendrá al completar su
transformación. En la narración Anaxárete es retratada no sólo, fría sino despiadada, pues
en vez de sólo ignorar el cortejo de Ifis, se burla de él.

La presencia un dios no se hace presente en los versos, hasta la línea 750, deus ultor
agebat, pero podemos inferir que, ya sea Venus o Némesis, ha estado presente observando
el sufrimiento de Ifis pues en cuanto ella sale a mirar la procesión es convertida en piedra.
La metamorfosis de la joven se da realmente extrayendo lo que es ella por dentro, quod fuit
in duro iam pridem pectore, saxu3, así ha sido fría y dura con el pobre Ifis, así será por
siempre, al intentar alejarse del funeral se queda quieta, el calor de su sangre y su

2 Ov., Meth., XIV, 704, 709, 712-713, 721.


3 Ov., Meth., XIV, 752.
cuerpo escapa, una palidez toma su piel, ya no puede volver ni el rostro, lo que ya llevaba
tiempo en su pecho toma todo su ser y se convierte en roca.

deriguere oculi, calidusque e corpore sanguis


inducto pallore fugit, conataque retro 755
ferre pedes haesit, conata avertere vultus
hoc quoque non potuit, paulatimque occupat artus,
quod fuit in duro iam pridem pectore, saxum4.

Para volver a enlazarnos con el relato principal, Ovidio en la voz de Vertumno, nos dice
que si no le creemos, aún se encuentra en un templo de Salamina una estatua que llaman
Contemplante y es la propia Anaxárete. El episodio termina con una advertencia hacia
Pomona para que deje de lado su orgullo y se una a su amante.

La oda de Garcilaso está dirigida a la dama napolitana Violante Sanseverino quien no hacía
caso del amor que le profesaba un amigo de Garcilaso, Mario Galeota. El poema está
dividido en varias partes, primero hace una introducción en la que desea que su poesía fuera
cómo la de Orfeo y así no tendría que cantar sobre la guerra y las victorias militares,
después describe la belleza y la aspereza de la dama, sigue la descripción del estado del
amante no correspondido, la tristeza que carga el desdén y después un ejemplo negativo de
lo que podría pasarle a la dama si no es amable con su pretendiente. Usa para este sermón
el mito de Anaxárete y su transformación en piedra. A diferencia de Ovidio, Garcilaso no
narra el contexto de la historia, sino que se centra sólo en la transformación de Anaxárete,
no menciona a Ifis y se extiende más en cómo el mármol se adueña del cuerpo de la joven.

Los ojos s‟enclavaron


En el tendido cuerpo que allí vieron,
Los huesos se tornaron
Más duros y crecieron,
Y en sí toda la carne convirtieron;

Las entrañas heladas


Tornaron poco a poco en piedra dura;
Por las venas cuitadas
La sangre su figura
Iba desconociendo y su natura;

4 Ov., Meth., XIV, 754-758.


Hasta que finalmente
En duro mármol vuelta y trasformada,
Hizo de sí la gente
No tan maravillada
Cuanto de aquella ingratitud vengada.

No quieras tú, señora,


De Némesis airada las saetas
Probar, por Dios, ahora;
Baste que tus perfetas
Obras y hermosura a los poetas

Den inmortal materia,


Sin que también en verso lamentable
Celebren la miseria
D‟algún caso notable
Que por ti pase, triste, miserable5.

Podemos encontrar un lenguaje similar al de Ovidio en el que se refiere a ella cómo dura y
fría, aunque en ningún momento Ovidio nos dice que se haya convertido en mármol, sino
en piedra. La muerte de Ifis nos demuestra que Garcilaso tomó las Metamorfosis como
fuente y no a Antonio Liberal. Hay un punto en el que Garcilaso decide desarrollar el tema
e introducir el motivo del arrepentimiento que será retomado por más autores del Siglo de
Oro en el verso 751 Ovidio utiliza la palabra mota, justo antes de que Anaxárete se asome a
ver la pompa fúnebre, en cambio Garcilaso la marca cómo arrepentida:

Sintió allí convertirse


En piedad amorosa el aspereza.
¡Oh tarde arrepentirse!
¡Oh última terneza!
6
¿Cómo te sucedió mayor dureza?

Aunque las acepciones del verbo latino moveo pueden darnos el sentido de arrepentimiento,
en mi opinión, Ovidio usó este recurso para remarcarnos lo que Anaxárete ya no podrá
hacer después de que sea convertida en piedra, invirtiendo el método que había estado
utilizando al llamarla dura y férrea, una última acción humana antes de volverse estatua y
quedar inmóvil para siempre. En la oda, el amor es contemplado desde fuera, Garcilaso no
es el enamorado sino que está interviniendo en nombre de su amigo, el mito se usa cómo
una advertencia hacia la desdeñosa:

5 De la Vega, Canción V, Oda a la flor de Gnido, vv. 86-110.


6 De la Vega, Canción V, Oda a la flor de Gnido, vv. 81-85.
Hágate temerosa
el caso de Anajárete, y cobarde,
que de ser desdeñosa
se arrepentió muy tarde,
y así su alma con su mármol arde.7

Parecido a la estructura de Ovidio, el mito se usa una subordinación a un tema o relato


mayor, en ambos casos la advertencia es para la mujer y no al amante perdido.

El siguiente ejemplo es la carta LXXII de Diego Hurtado de Mendoza. Aunque no es


seguro, un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid apoya que la destinataria fuera
doña Marina de Aragón. La carta fue escrita para acompañar la Fábula de Adonis, y así
comparar arte mayor con arte menor8. A diferencia de Garcilaso, Mendoza expone el mito
en su totalidad y no sólo la parte de la transformación de Anaxárete; hace expansiones para
explicar temas de la Antigüedad y acercarlos a su tiempo.

En esta carta , Mendoza se mantiene fiel a Ovidio aunque elimina ciertas partes que no
ayudan a su realidad, actuando el poeta por interés propio, cómo el linaje de Anaxárete e
Ifis. Como los dos autores anteriores, el mito se usa subordinado a otra historia principal y
es una advertencia para la mujer desdeñosa.

Aún la memoria es hoy viva


de Anaxárete que quiso
dejar con su yerro aviso
a cualq uier persona esquiva.9

Al igual que Ovidio, Mendoza utiliza distintas palabras para anticipar el destino de
Anaxárete a lo largo de la carta: “Ella más cruda y exenta que hierro y acero hecho /
siempre tan dura y huraña como piedra en la montaña”10. También se repite el motivo de
arrepentimiento utilizado por Garcilaso: “Algo más blanda y humana y paróse a una
ventana por ver la muerte que dio / Y dijo con rostro esquivo, más con algún
sentimiento…”11. La parte de la transformación también es similar a la narrada por Ovidio,
primero se le clava la vista en el cuerpo de Ifis, después intenta volver sus pasos pero sus
pies no le responden, intenta girar la cabeza y por último la piedra que ya tenía en las
entrañas se esparce por su piel.
7 De la Vega, Canción V, Oda a la flor de Gnido, vv. 66-70.
8 Cossío, Epistolario. Op. Crit, p.90
9 Hurtado de Mendoza, Poesía completa,Ed. Díez Fernandéz, Planeta, Barcelona, 1989, vv 200-203
10 Carta LXX, vv. 256-257, 261-262
Apenas vio que traían
a Ifis muerto y tendido,
ya los ojos y el sentido
sintió que se endurecían;

y la sangre colorada,
huyendo del claro esto,
lo dejó amarillo presto
y tornó blanca y helada.

Ella procuró volverse,


mas los pies se le trabaron
y todo el cuerpo dejaron
sin fuerzas para moverse
.
Quiso tornar la cabeza,
tampoco pudo hacerlo,
que la persona y el cuello
era todo de una pieza.12
Puede que Hurtado de Mendoza haya tomado la idea de la oda de Garcilaso pero para
distinguirse de este, él se mantiene fiel a Ovidio y usando todo el mito y acercándolo a su
tiempo con el cambio de la diosa Venus por el dios cristiano en los versos 329 y 373, así
como la explicación de las guirnaldas que usaban los antiguos en el cortejo en los versos
240 al 243.

El siguiente poema a tratar es una égloga de Francisco de la Torre, Galatea, que forma
parte de la Bucólica del Tajo. En el poema un coro de diosas marinas escuchan a Florelo,
un pastor que se queja del desdén de Galatea; como un elemento nuevo a la transmisión de
este mito es la advertencia hacia el amante desmedido en vez de a la mujer esquiva.

Las diosas usan cómo ejemplo negativo el comportamiento de Ifis al suicidarse, pues es la
intención de Florelo, recordándole que la suerte es siempre cambiante y puede favorecerle
de nuevo. En la égloga se narra una queja de Ifis a voz del coro de diosas que utiliza partes
de las Metamorfosis cómo fuente principal, pues usa frases y motivos parecidos a los que

escribe Ovidio entre los versos 718 al 732: vincis, Anaxarete…certe aliquid laudare mei

cogeris amoris…non tamen ante tui curam excessisse memento quam vitam.

11 Carta LXX, vv.369-371, 376-377


12 Carta LXX, vv. 380 - 395
Venciste al fin, Anaxarete fiera:
ves aquí fiera ingrata, que has vencido, 420
ves aquí cómo muero desamado;
por estas tristes lágrimas te pido,
por aquesta firmeza verdadera,
por este laço crudamente atado,
que, después de librado
el espíritu mío
del cuerpo elado y frío,
mires, colgados, más benignamente
estos despojos del desdén ardiente,
con que trataste el ánima vencida, 430
a dexallos colgando conuencida.

Y, si de mi tormento condolida,
tuuieras de mi muerte sentimiento,
no sientas de manera mi quebranto,
que de mi doloroso discontento
pierdas la venturosa y dulce vida,
que tengo de querer y quise tanto: 450
porque, señora, en quanto
tu vida se sustente,
no muero totalmente;
antes viue de mí la mejor parte.13

Aunque hay motivos parecidos, los Ifis que aparecen en ambos poemas son distintos, pues

en Ovidio, Ifis le hace saber a Anaxárete que su amor lo ha abandonado antes de morir,

pide que su historia se recuerde y le pide a los dioses que no dejen olvidar su pena, además

le pide a Anaxárete que se alegre por su victoria; en cambio con De la Torre, Ifis se muestra

cómo un amante menos vengativo, aún en su muerte dice que mientras Anaxárete viva, él

no muere por completo, una sentencia triste por la futura transformación de la muchacha,

además es Ifis quién pide un último rastro de sentimiento de parte de la joven.

La transformación de Anaxárete queda descrita en sólo 12 versos, utilizada para terminar

la tragedia de Ifis, no se expande en la descripción de la metamorfosis, aunque conserva la

presencia de la diosa vengadora de Ovidio, pero no se menciona la pompa fúnebre ni la

decisión de Anaxárete de mirar el cuerpo de Ifis.

13 De la Torre, Bucólica del Tajo, Égloga VI, vv. 420-454.


El miserable amante quedó muerto
y la ninfa cruel y endurecida 485
en su mismo sujeto transformada,
mirando al triste que quitó la vida,
con el frío mortal elado y yerto,
el cuerpo sin la alma lastimada;
mas fieramente ayrada
la vengadora diosa,
que castiga furiosa
las sinrazones de las cosas justas
en las injustas ánimas injustas,
en vn elado mármol conuertido 495
vino a dexar el cuerpo endurecido.14

En mi opinión la parte más interesante son los versos que siguen al pasaje de la

transformación, dónde el coro de diosas marinas le pide a Florelo que no maldiga el mar

con su suicidio, al explicarle que Júpiter puede hacer que nuestra suerte cambie de un día

para otro.

Y tú, pastor de veras lastimado,


no maldigas la agua sacra y nuestra
con tu temprana muerte desdichada;
no tiene siempre Iúpiter su diestra, 500
aunque le tenga el cielo y mundo ayrado,
para tirar el rayo leuantada:
la mar alborotada
no hiere de contino;
el cielo cristalino 505
tal vez ofrece paz, tal guerra ofrece,
alegra juntamente y entristece,
ofreciendo contino confiança,
que tras fortuna suele auer bonança.15

Es el único ejemplo en el que la advertencia está destinada al amante, dónde lo que se usa
como un mal ejemplo es el suicidio y amor desmedido de Ifis, en vez del desdeño de
Anaxárete, aunque eso no la salva de volverse piedra; no puedo decir que se note un
cambio de moralidad, porque en ejemplos posteriores la advertencia vuelve hacia la mujer,
ni siquiera puedo decir que esta égloga tiene como finalidad enseñar a un hombre a no
amar desmedidamente, creo que el De la Torre vio una posibilidad no explorada del mito y
la aprovechó para destacarse a entre sus contemporáneos y añadirle un giro interesante a su
égloga.

14 De la Torre, Bucólica del Tajo, Égloga VI, vv. 484 - 496.


15 De la Torre, Bucólica del Tajo, Égloga VI, vv. 497- 509.
Ahora paso al soneto número 34 de Juan de Arguijo:
«Veamos», dijo, «de Ifis desdichado
el miserable entierro», ya traída
a pagar Anaxarte con la vida
la que su ingratitud había quitado.

No bien al joven muerto hubo mirado,


pasmáronse los ojos, y teñida
de amarillez la faz, huyó esparcida
la sangre y dejó el yerto cuerpo helado.

Mover los pies en vano procuraba,


mover el cuello quiso, mas no pudo:
merecido castigo a su arpereza.
Y al fin la mesma piedra que ocupaba,

viviendo, el pecho de piedad desnudo,


cubrió sus miembros de mortal dureza.16

Una pequeña cosa por mencionar es la síncope de la primera e del nombre de Anaxárete,
que después de este soneto se repetirá para acomodarse a la medida del verso; en este
soneto Arguijo se limita a narrar la transformación de Anaxarte, se mantiene fiel a la
narración ovidiana y Vicente Cristóbal dice que puede casi definirse como una traducción
libre17, basándose en los paralelismos entre Ovidio y el soneto de Arguijo, por ejemplo:
«Veamos… el miserable entierro» de los primeros versos con el verso 751 de Ovidio
Videamus,…ait miserabile funus, el verso 5 «No bien al joven muerto hubo mirado»
comparado con el 753 Vixque bene impositum lecto prospexerat Iphin y también en el
momento de la transformación en el versos 9 y 10 «Mover los pies en vano procuraba
mover el cuello quiso, mas no pudo» con fragmentos de los versos 755 al 757: conataque
retro…ferre pedes haesit, conata averte vultus…hoc quoque non potuit. Cristóbal también
menciona el uso de la „glosa moral‟ en el verso 11, refiriéndose a la palabra merecido, creo
que esta palabra puede ser una respuesta al motivo de arrepentimiento de Garcilaso que
Arguijo no expone, o bien, el rescate de la advertencia o moralidad que había acompañado
al mito anteriormente. Con este ejemplo podemos empezar a notar como el mito se adapta
para poemas de corta extensión.
16 Edición de S.B.Vranich, Valencia: Albatros, 1985.
17 Cristóbal, Mujer y piedra, pp. 75
El último ejemplo de este trabajo es un soneto de Lope de Vega, aunque este autor trata el
mito de Anaxárete en varios sonetos, usaré el soneto 71, pues en los sonetos 14 y 41, dónde
también se usa el mito, se hace sólo una mención, y este tiene un giro interesante además de
ser más personal al poeta.
Desde esta playa inútil, y desierto,
a donde me han traído mis antojos,
mirando estoy el mar de mis enojos,
la cierta muerte y el camino incierto.

La tierra opuesta del amigo puerto,


sobre las rotas barcas y despojos,
me muestra el cuerpo y los difuntos ojos
del joven Ifis, por sus manos muerto.

Veo mi muerte dura y rigurosa,


de quien ningún humano se resiste,
y veo el lazo que mi cuello medra,

y a vos, dura Anaxarte, victoriosa,


de quien me vengue el cielo. Mas, ¡ay triste!,
¿qué castigo os dará, si ya sois piedra? 18

Los primeros dos cuartetos son muy personales y no parece que se utilizará un mito en el
soneto pues no es sino hasta el verso 8 que el nombre de Ifis aparece, pero la relación que
hace Lope de Vega entre el mar y el amor en sus obras nos da un indicio de a dónde nos
conducirá el poema; de nuevo el mito se traslada a la realidad del poeta, el poeta es quién
sufre de desdén y en la orilla opuesta mira a Ifis muerto, quién se vuelve una reflexión
misma de Félix que ya ve el lazo que se va a anudar en el cuello, Anaxarte se convierte en
la amada del poeta, que mira su relación como la del mito de Ovidio, incluso llamándola
victoriosa como poetas anteriores siguiendo la tradición de las Metamorfosis.
Hace una correlación con el adjetivo dura entre la muerte y la muchacha, manteniendo esta
forma estilística de anticipación a la transformación y estableciendo que la muchacha es la
causa de su muerte, se excluye la deidad que ha contemplado todo el amorío, pero el autor
pide que lo vengue el cielo, manteniendo la idea general.
La transformación se excluye pero se da un giro en una pregunta, ¿qué venganza es justa si
ya es piedra la muchacha?, no hace falta que la piedra salga del corazón de la muchacha, en
un verso Lope ha resumido poemas enteros, remarcando su estilo y utilizando el mito a su
favor.

18 Blecua, J.M., Lope de Vega. Obras poéticas, Barcelona, Planeta, 1989.


Los clásicos grecolatinos no sólo se han conservado en la literatura, sino que se han
interpretado y adaptado de acuerdo a las necesidades de los autores, el mito de Ifis y
Anaxárete no es la excepción, cada autor, dando un nuevo acercamiento con cada una de
sus obras. Todos los autores usan la historia cómo un recurso, subordinado a otro relato
principal, cómo una advertencia o una sentencia; Ovidio lo usa sólo cómo una
metamorfosis más, no lo cuenta cómo un consejo para las muchachas de la época, sino sólo
como una medida estilística, ya en el siglo de Oro, el afán del medievo de interpretar a los
antiguos y adaptarlos a su moralidad y creencias, de encontrar a su dios entre todos los
paganos, resonó en el mito y los distintos autores ya lo usaban cómo un consejo hacia las
mujeres desdeñosas, en las traducciones con alegorías de las Metamorfosis se escribía que
en realidad no se transformaba en piedra su cuerpo, sino sólo su espíritu, Garcilaso lo usa
para interceder en favor de un amigo, los demás para ayudarse a sí mismos con una joven
desdeñosa. Pero cada autor da un nuevo giro de originalidad a su versión, De la Torre lo
lleva al mundo de los pastores y cambia la advertencia al amante desmedido, Lope de Vega
resume el mito a unas cuantas líneas, mientras que otros se mantienen fieles a la versión de
Ovidio y rescatan su descripción y estilismos. Anaxárete e Ifis no son el único ejemplo de
pervivencia en el renacimiento, ni Ovidio la única fuente que se utilizó. Tampoco se quedó
en el siglo de Oro la utilidad de este mito, sigue hasta la actualidad y tendría que hacer un
trabajo inmenso para estudiar los cambios de cada poema, pero esta es la mejor manera de
estudiar a los clásicos, acercándolos a nosotros.
Bibliografía.

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CRISTOBAL, Vicente, Mujer y piedra: el mito de Anaxárete en la literatura española,


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DE LA TORRE, Francisco, Poesía completa¸ Ma. Luisa Cerrón Puga (ed.) Cátedra,
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