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Hotel Astor

Juan Pablo Rudolffi

Calama – Chile- 18-11-17


(UNO)

Estaba pensando en esta sed de luna y en los


objetos que caen

¿Sabes?

Nunca más vino nadie a pedirme un abrazo.

Aun no logro congelarme después de que


viniste con los ojos cuadrados

Alucinando arcángeles y superficies mayores

Me hablaste sobre un hombre

Cuyo nombre preferí olvidar

Yo te pedía que no lo hicieras.

Jamás fuiste blanda cuando se trataba de


partirme el corazón

Quizá porque nunca te mojaste tanto con mi


sangre

Siempre viste al mundo de una forma

Seca y tierna

Triste y brillante
Todas aquellas mezclas imposibles

En ti eran algo común

Mientras flamearas tu bandera de desapego,

El único trapo tuyo que jamás toque.

(DOS)

Pensé en que no vendría nada mal olvidar las


razones de la luna ¿Recuerdas que nos había
dejado el último tren de Tigre a Capital?

Quizá tampoco vendría nada mal un sorbo


grande de algún agua gris

El Hotel Astor era un misterio

Todo tenía el color de un sueño.

Ciertas apariencias incluso

Si no fuera por algunas fotografías que sacó La


Negrita aún me lo estaría cuestionando

El alma de los decaídos no da para más

En este pleno mes de frío

Pienso que quizá tenga que volver al Hotel


Astor

Y que no vendría mal olvidar las razones de la


luna
Tal vez tú me puedas acompañar,

Aparecer, que se yo

Como esa suerte de milagros que narran en los


textos de supersticiones que algunos
propagan.

En fin, no hay desgracia más grande que tu


ausencia.

(TRES)

Estaba pensando en lo lejos que estaba aquella


moneda

Tirada en la mitad de dos estaciones


imposibles.

Querías retratar toda luz

Buscarla sea como sea

Entonces sacabas la cabeza antes de llegar a la


estación terminal

Aun con el tren en movimiento

Y yo queriendo retratar el oro de tu reflejo te


seguí

Tu pelo entraba en mis ojos como espinas

Y tu respiración sobre los árboles era casi un


silencio.
A veces pienso que debí haberme asegurado
de que no estuvieras muerta

Se prendían los motores por donde pasabas

Eras la pieza más importante de este


rompecabezas

Las vidas y las muertes de esta función.

Cuando entraron los vendedores al vagón

Pensé en hacerme humo

En su defecto, me quede herido

Tras un destello como de brisa

Y tú mirabas fijo por la ventana, empañando el


vidrio mientras me contabas

Que tus galletas preferidas tenían grasa animal.

(CUATRO)

Difícilmente comprenderías el capricho mío de


dibujarte los labios cuando más moría

Claro, yo estaba muriendo a cada sonrisa tuya

Por la impotencia de entender que todo


avanzaba al final.
Ahí estaban tus manos conduciendo a las mías

Llegamos entonces a un portón rojo que daba


a un oscuro patio

- Tendría que haber vuelto ¿sabes? (te


dije)

- No es necesario, vas a salir vivo de esto


(me replicaste con plena confianza)

- Eso es lo peor (pensé)

Hablábamos como si supiéramos el destino

Como si la vida congelada de aquellos años


fuera manipulada a nuestro antojo

Miré tu cara y mis párpados sangrando se


acurrucaron en tus uñas

Entonces caminaste más rápido y entraste a


aquel hotel.

Sus largos pasillos silenciosos con puertas


negras

Ni una sola vida ¿te acuerdas?

La recepción era como un cuarto de velorio

Pero vacío en sí

Por aquella pequeña ventana se veía la luna

Enorme y en tus ojos el reflejo de un letrero de


luz que decía

“Hotel Astor”.
(CINCO)

La niña está corriendo por la ladera del río

Carga sus talismanes, piedras y flores


pequeñas

Pienso que así te arrancaron alguna vez a ti.

Querías descubrir que había más allá de esos


islotes

Frente a los barcos, lo único que podía hacer


era sucumbir

Aquella impaciencia del río certero

Y la luz de los caminantes, el día de las familias

La aurora última de un flash y un robo.

¿Creías que esas almas de pronto podrían


volver?

Me tomaste en silencio

Y con una piedra raspaste mis dedos

Tus ojos se volvían verdes

Y no podías ver ni aguantar a las mariposas que


entraban y salían de tus oídos

¿Escuchaste eso? Me preguntaste


Pero el silencio era más fuerte

Entonces te cubriste de mi manto rojo

Y se apuñalaron las virtudes

Ya no llorabas sal

Esta vez llorabas sangre.

ANTES DEL OLVIDO HOTEL ASTOR

(UNO)

Comprendí que el viaje era un desesperado


intento de aplacarme a la memoria,

No marchar por mí mismo, más bien, caminar


donde ella deje tendido su pañuelo y ver como
entre los vientos se vuelve de metal.

Es verdad, cada paso que da es un nuevo


paraíso, entonces dejaba marcas de árboles del
sur de Chile inevitablemente míos.

¿Dónde queda corazón el desvelo?

Cualquier colectivo que pase como una bala y


penetre las avenidas será nuestro autobús

El camino, como cicatriz, tiene que ser


descubierto
Entonces por él avanzaremos acomodando
nuestras presencias

Y así como tú lo mirabas

yo lo aceptaba.

Sequé mis llagas al sol

Y vi marcharse como un segundo recuerdo la


habitación apagada por las ásperas melodías
del vapor saliendo del baño

Y afuera en la calle llovía y el mundo lloraba


mientras los habitantes

Desaparecían a lo lejos con sus oscuros


paraguas.

Que melancolía esta tarde.

Llegamos en el autobús a la estación

Y como venas en Retiro todos los trenes eran


tristes

Y nosotros como sus sangres entramos sin


preguntar, por el dulce ritmo del movimiento.

(DOS)

Recuerdo que ya no reías más en este templo

Era un chiste todo, ya lo ves

Y esas palabras indefinidas


Que brillaban en lo etéreo como toda
compasión

No fue más que el goce de un segundo

Con tu mano apretando mi corazón

Que era como una goma pálida

Sin nada que ofrecer.

Los ríos se avecinan y fuertes vientos nos


saludan

Quisiera retornar a tu memoria, capricho de


absolutismo, nada, ni un solo trozo de
cerámica, ni una sola pieza vendita, ni piedras,
ni ladridos, ni arena, nada

Ni un color bendito, ni amapolas, ni ciudades.

Se abrieron todas las puertas del Hotel Astor

Retumbó todo de un solo golpe

Luego el silencio más grande que pude haber


escuchado

No te miento, estaba aterrado

Miraba lo impecable del aire

Lo absurdo

La belleza como la muerte

Todo de un solo golpe

Sin previo aviso


Luego te miré

Ahí estabas

Sonreías

Los ojos te brillaban

Tu mirada como una incógnita pegada al


infinito

Tu respiración como la de un animal a punto de


recuperar la libertad

Tu frente pálida, impecable

La seguridad de tu propia hazaña

Tu propio silencio.

(TRES)

Toda piedra transitoria fue elevada a los cielos

Y cayó fieramente como tu esencia

Fueron fecundados los mares frente a tus ojos

Y antes el mundo frente al de otros

Tú, compasiva aurora despeinada

Llegabas de la mano de otros sueños a esta


vida

Te parieron mientras el aguacero se encargaba


del mundo

Y las apariciones letales


Entre enredados farellones de muertes
imposibles.

Ahora estas acá, frente a un viejo espejo del


Hotel Astor

Juegas con tu pelo, parece que juegas

Pero quizá es solo un movimiento involuntario

Pero algo tras tus ojos es la única verdad.

Afuera los árboles enloquecen

Crujen las hojas movidas por murmullos

No me has dicho una sola palabra desde que


abrieron las puertas

Un remolino de frío abraza mis manos

Y te nombro mientras recorro con mi vista cada


esquina de la habitación

Los almohadones grises, las sombras tras la


cortina

El velador, su lámpara de losa con pequeñas


flores azules

Tu misma parecieras haber envejecido

Ya eres parte de las murallas y el espejo parte


de ti.

Por eso desesperé y grité tu nombre


Pero nada te conmueve

Vas viajando por otros suspiros

Tantos otros, todos menos los míos

Y uno a uno, arman escalones

Y creíste estar en el cielo

Quizás lo estabas

Pero la aparición fue más certera

Y las primeras piedras empezaron a chocar con


las paredes

Una atravesó el vidrio

Fue a caer tras tus zapatos

Has vuelto a sonreír.

(CUATRO)

“¿te revelé alguna vez por qué caminos llegar a


los lagos de mis sueños?

(me susurraste mientras yo de un salto me


puse de pie)

Jamás habrás entendido con qué sed te


anhelaba

Hasta el hueso más insignificante de tu cuerpo


era más grande que mi vida
A pronto que comprendía con qué velocidad
soñabas

Fue entrando en tus poros para armar


musarañas

Ya no había cristales repartidos por ninguna


parte

Lo cierto es que no recordaba haberlos botado

Pero mis manos y tus manos estaban llenas de


heridas

Y un girasol en el florero había sido coloreado


con sangre.

“los lagos de mis sueños se están partiendo por


la mitad”

En ese momento fue cuando tu vista infinita se


estalló en mi pecho

Y fue como si me hubiera chocado el planeta

Pero me contuve el dolor

Eras el peso de todo el mundo entrando


despiadadamente en mí

Y tus venas azules me amarraban como a un


cordero

Pero te aguanté, como he aguantado todos tus


segundos.
“cada camino es una escalera, pero la tierra se
mueve y las estrellas quedan paradas”

Secaste tus lágrimas y las mías

De pronto el nicho de mi memoria era


nuevamente un segundo

Te vi cerrar los ojos y te abracé

Te oí respirar cada vez más lento hasta que un


último suspiro te llevó a los lagos misteriosos
de tus sueños

Y sentí tanta dulzura, tanta compasión

Que no quise volver a respirar para no


despertarte

Así que me puse de pie frente a tu espejo

Y saqué uno a uno los vidrios que tenía


enterrado en el cuerpo.

(CINCO)

Por los pasos y los cuarteles oxidados y las


apariciones

Azucenas y cantos de sirenas ante las caídas,

Aquella mañana desperté.

Tú mirabas el techo como si fuese un hermoso


trofeo
Sabes lo cruel que fue haber nacido en un
mundo habitable

Nuestras cortinas ahora tienen otro color

Y las siluetas desaparecieron.

Sabía que había que salir de la habitación

Pero no me movería hasta que tú lo hicieras

Busqué entre las caricias un poco de agua

El viento al fin entraba con fuerza

Y el frío que era tu regalo nos despertaba.

Agarraste mi mano y tu mochila, caminamos al


pasillo

Nuevamente estaba despejado

Cerraste la puerta y sonreíste

Tu vista hacia el río

Los barcos

El caudal triste de Tigre

Y el musgo grueso

El tren…

El día es hermoso
Despertaste con toda la primavera en tu
memoria

Lástima que después de este viaje no nos


volveríamos a ver.

SOBRE CELESTE Y EL HOTEL ASTOR

Era interminable como un secreto en lo


profundo

Sus misterios, sus ilusiones, sus ojos casi


siempre apagados

Disfrutaba de los naufragios, de las corrientes

En apariciones momentáneas asustaba al


mundo

Con la ternura con que el demonio amamanta


a sus hijos

Era el fuego y quemaba las fronteras

Era el hielo y congelaba las palabras

En las mañanas aparecía con la inquietud del


desafuero

Y destruía todas las torres lógicas

Campanas, desayunos

Festejando al fin
Su vista misteriosa entre los andenes.

Cada lugar que pisaba era de pronto suyo

Cada caricia a las aguas retornaba en fuertes


remezones

Cuando la vi por primera vez

Supe en ese segundo que terminaría mi


libertad.

Desde entonces muelo la tierra, la mojo para


armar el barro

Todo lo que habita en mi interior es el choque


de este auto sin frenos

Y en lo valiente del alma

Las jarras quebradas y el horizonte arrancado

Está también su nombre

Que circula entre los fuegos

De un milagro de vida.

Una mañana decidí marcar su teléfono

Después de varios intentos me contestó

Seguía sola como siempre

Anduvo en varias ciudades enloqueciendo de


obsesión
Lograba trabajar, dormir poco

Entonaba canciones que ya se habían apagado


hace años

Circulaba con su corazón lo que le quedaba

Abría la voluntad del mundo aun

Al menos según ella y ella nunca mentía

Yo quedé mudo nuevamente escuchándola

Me preguntaba si nos volveríamos a ver

Yo sabía que no había más paraíso para


nosotros

Entonces colgué.

Eras todas las madrugadas del mundo dentro


de mí

Celeste, si un día lees mi poema

Espero que el mundo aun siga contigo.

Y que en lo preciado de la muerte

El esqueleto vital de las voluntades

Siga en pie el viejo Hotel Astor de Tigre.

Fin
Los oleos de las lagrimas

Salías del taller con un traje a mal traer

Era la sombra de todas las primaveras

Y el roce agrio de todas las luces

Aquel lienzo que esperabas desapareciera para


siempre

Y con el los ojos del mundo

Puestos tristemente sobre tus ojos

Para que no amaneciera nunca

Y fuese siempre

Todo segundo ese instante insistente

De agrias melodías.

Es verdad, te arrebataban el sueño de un día a


otro

Con esos bombardeos televisados

Y esas fuertes fuentes que aniquilaban

A lo lejos el desastre de la aurora


Con el coro colosal de las metralletas y balas
rebosantes

Todo roto en la calle

Y tú, quizá mas

Si, más que ayer

Más, mucho más.

Yo te observaba desde el espasmo más quieto

Lo más corto de los ojos

No eras tú quien lloraba con un banderín rojo

Y la cocina encendida llena de humo

Si no un fantasma

No eras tú quien tenía que quemar sus propios


lienzos

Y los de uno que otro amigo que también


pudieran comprometerte

Si no un fantasma de ti

Que quizá estaba más roto que tu

Si, más que ayer

Más, mucho más.

Igual agarrabas los cigarros y dejabas vacías las


tazas sobre la mesa

Y mirabas con gran lastima lentamente


aquellas pinturas

Que terminarían siendo cenizas


Y tus ojos en ellos

Pero todo llovía definitivamente dentro de ti

Y tu agua simplemente no detenía ningún


fuego

No terminaba el infierno

Ni la presentación de los milicos sonando

En la radio nacional.

Se terminó el socialismo, se terminó tu libertad

Han de llegar a otros cielos tus palomas

Y la cresta del olvido era cada vez más parecida


a tu barrio

Pero tus ojos ausentes no querían desfiles de


fierros

No querían ecos de pasos

Insensibles tras gritos

Ni estrellas de mando

Ni himnos nublados

Ni botas secas.

Pensé que ya no podrías volver a hablar justo


en el momento

En que me interceptaste

“Estamos en las listas” me dijiste

“Ya no podremos si no desaparecer de una


vez”
La casa del olvido está en todas partes

Seremos al fin solo dos fantasmas

Y el recodo del odio

Y el amor partido

Y la sangre

La sangre toda

Nos justifica

Y seremos más tristes

Más quizá más

Más que ayer

Mucho más

Dejamos lo que quedaba en el lugar

Y cerramos la puerta

ya no volveríamos a pisar el taller.

Dijiste que te habló un compañero

Que te dijo

Que en la capilla de las carmelitas

Nos esperaría alguien

Habría que arriesgarse


La noche era un secreto

Firme fuego sobre los ojos sin culpa

Y la gente se apuraba

Para llegar antes del toque de queda

Pero la luna es la verdad

Y en sus blancas manos nos acunaríamos

Y esperaría la siembra de cada estrella

Aquello valdría más de mil balas

Más que cualquier tortura

El camino es un pergamino a mal encender

Y rebotan las luces por donde pasas

Tú no sentías miedo de nada

Y aunque no se notara

En el fondo

Tenías rabia de querer perdonar.

Viajan las palomas hacia las cúpulas

Y el campanario.

Crujen silenciosos los huéspedes de la noche

Una silueta

Apenas una voz

Una carta

Un mapa
Una dirección

Una llave

Y dos seres abandonados

Casi por todo el mundo.

Si hubiera sabido que podías abrir así las


lágrimas de los sauces

Y serían más bellas que las ventanas

No hubiera dudado jamás en desaparecer.

Ordenabas las estrellas

En el fondo, pareciera que fueras tú

Quien bailaba con ellas

Y les inventabas nombres que regían junto a la


luz

Y suspirabas más que de costumbre.

En la pequeña poza se reflejaba nuestro árbol

Y nadie estaba cerca

Todos los grillos eran poetas

Para el amanecer

Y cada hoja desgarrada

Era también tu corazón

Tus manos sostenían tu cabeza


Y poco a poco dudaban del alma

Y desaparecías y aparecías dentro de tu mente

Hasta encontrar la quietud

La más agria piedra

El más muerto corazón

Sobre el fascinante espesor de un tiempo


apagado

De un segundo que no dudaba en incendiarse

Y perdurar con su flama para siempre si fuera


necesario

Guardabas en tu bolso un pequeño cuadro


cubierto por un cuero

Quise saber de qué se trataba

Pero me dijiste que solo la noche entendería


que nos pasaba

Y así se apretaron las viseras

Los huesos todos casi en un horno

Y olvide el frio que sentía

Y me deje arrancar como cualquier flor de tu


jardín

Me sonreíste,

Te apagaste

Todo ennegreció.
4

A la mañana siguiente nos despertaron los


perros

Sus ladridos retumbaban en todo el campo

Ellos estaban cerca

Agarramos como pudimos nuestras cosas y nos


marchamos

Bosque abajo entremedio de los bellos campos


de pino

¿Quién sería nuestro asesino?

¿A cuántos más por ahí los cazarían como a


liebres?

El aroma del barrial era el aroma de la sangre

El cuesco del paraíso había caído cortando a


este planeta

Nuestras mentiras incluso

Nuestros dolores no significaban nada

Mas lejos de los campos y de todas las


ciudades

Más lejos que la mente incluso

Ahí se encontraba el corazón

Latiendo sobre sí mismo

En su propio cautiverio

Pero esta vez presa de otro depredador


Ya no eran las manos nombres secuestrados
por sus propios espejismos

Y pasaban por las pasarelas de la rutina

En búsqueda de colores

Que marchitaran de una maldita vez cualquier


ansiedad

Ahora eran balas al cielo y gritos

“sabemos que están por ahí comunistas


culiados”

“voy a hacer que este mismo perro se los folle


hijos de puta”

Pero la maldición no terminaría y lográbamos


hacernos nada

Te mire con gran preocupación

Corríamos lo más fuerte que podíamos

Pero en tus ojos solo podía reflejarse la belleza

Era como si todo para ti fuera un gran lienzo

Y fuiste poniendo uno a uno los arboles

Y creaste tú las flores

Para luego hacer girar sobre ellas a los bichos

Y así el musgo y el camino

Y dejaste en oscuras al sol

Para hacer la noche

Y fue cada vez más lejano nuestro captor


Que pudimos caminar

Hasta encontrar un pequeño pueblo

Con un viejo edificio en el centro

Donde estaría el caserón que la monja ofreció


para nosotros

Y era gris y frente al rio

Y pareciera que nada ni nadie habitara por ahí

El viento movía las hojas del tiempo

Y ya era necesario descansar

Al menos de mí

Al menos de ti

Al menos de todo.

Al golpear abrió una mujer de edad

Nos miró detenidamente y preguntó

“¿ustedes son Martina y Gastón?”

A lo que tú respondiste subiendo y bajando la


cabeza

Nos hizo entrar, fuimos al fondo de la casona

Y nos abrió una puerta que daba a una escalera


hacia el subterráneo

Nos pidió que guardemos silencio


Ella se encargaría de darnos lo que
necesitábamos

Solo había que mantener el silencio.

El cuarto oscuro olía a humedad

Apenas te podía mirar por el reflejo de la


pequeña vela

Tú parecías tranquila pero ya no sonreías

Quedaste muda y por consecuencia yo


tampoco hable más

Pasaba largas horas mirándote

Me gustaba imaginarme dentro de tu cabeza

Pasando por tiempos

Corriendo por tus fotografías

Siendo quizá el agua de tus recuerdos

La turbulencia del sur

La sombra de los jotes sobre los restos de un


animal

En plena costa.

También entraba en tus ojos

Que apenas pestañabas

No tardaste en encontrar un libro

Quizá fue el momento más feliz de la estadía

Pasábamos horas leyéndonos silenciosamente


Casi al oído

Las verdes colinas de áfrica de Hemingway

De apoco empezaste a verte mejor

Parecías tranquila

Habías recuperado tu color

La dulzura en la mímica del silencio

Comunicándote así con tu propia melancolía

Haciéndola brotar en tu naturaleza

Y me abrazabas simplemente porque había que


abrazar

Y te quise desde luego

Siempre te había querido

La muerte entonces era una moneda

Y tú, tú la jugabas a diario.

A falta de cielo

No había nada más misterioso que tu


impecable luna

A cuesta del espacio y seguías siendo también


todos los océanos

Y el eco de todos los animales

Yo entraba en tu cascada como tú en mi laguna

Y quería cazar de ti y pescar en ti

Todo lo que la vida jamás me dio


Entonces tome mi barca y entre en tu mar

Y casi morí al estallarme con tu turbia agua y


tus farellones

Y eras las gaviotas sobre el mercado

Y eras el pan y el agua

Y también el vino

En ti me Marie y resucite

Y jamás podre olvidarlo

Porque incluso coseche de tu respiración

Lo poco y nada que me queda de esta vida

Fuiste el juego repentino

Y el máximo placer

El amor entonces era simplemente

Inundarlo todo de silencio

Y no esperar más

De lo que existe

Si no de ti

La infinidad de lo que jamás nadie habría


inventado

Sobre tu charco gris

Mi tibia sangre y así pasaron los meses

Y mi corazón empezó a enfermar.


6

Una mañana desperté fatal

No podía mover mi brazo derecho

Sentía que el corazón se había ido


definitivamente

Te preocupabas pero no había mucho que


hacer en aquel cuarto

Me hablabas sobre cosas que quizá jamás


existieron

Y era probable que las inventaras para


alegrarme

Pero me preocupaba

No quería morir ahí

Me preguntaste por el nombre de una flor

Y terminaste el libro

Ya no sabíamos cuánto tiempo llevábamos


abajo

Sin ver ni la más mínima luz del sol

Decidimos marcharnos

Ya no importaba tanto.
Cuando salimos pensábamos que era la
mañana

Pero en realidad estaba atardeciendo

La mujer de la casona pareció poco


preocupada

Le agradecimos

Nos abrió las puertas y quedamos nuevamente


en el centro de pueblo

Caminamos hacia el bosque y definimos volver


a la ciudad

Juntarnos con la monja y tratar de conseguir


un medico

Me afirmaba en ti

Eras todos los milagros y también el camino

Recuerdo haber pensado que me congelaría

Parábamos para descansar cada cierto paso

Tu tono dulce me alentaba

Pero de pronto como un estruendo volvieron a


estallar los perros

Y corrimos como pudimos

Se acercaron demasiado

Preferí tirarme bajo un árbol

Y vi cómo te perdías con los disparos y los


ladridos
Entre los bellos campos de pino y la ilusión
violenta de una noche sin luna

Con las estrellas ardientes y poco a poco un


silencio.

Como pude te busque pero era inútil

Me senté sobre una roca y cerré los ojos

Tirite mi propia despedida

No podía haber nada más triste

Que ver caer la belleza desde el cielo

Y no poder sostenerla

Como si alguien alguna vez hubiera podido


sostener una estrella caída del cielo.

En fin te perdiste

Y por primera vez fui yo todos los ríos de esta


tierra

Y los volcanes temblaron y explotaron en mí

Y el silencio ya no fue una preocupación

En ese mismo lugar

La vida era una estúpida

Y triste canción quebrada

Y el resto, el paisaje un incendio sin humo

Y yo

Yo era lo más parecido a nada.


7

Frustrado sobre una piedra aguante la


respiración

La noche era extraña

El cielo era oscuro, más oscuro que el alma

Y el viento apenas entraba con su frio,

Sus alas de aire

En fin, con la vida.

Escuche un ruido que venía detrás de un


arbusto

De apoco se empieza a acercar

Era un animal hermoso

Jamás en mi vida vi ni supe de un animal así

Era un flamenco celeste con cola de pavo real

Se acercó a mí lentamente

Y quedo muy cerca

Nos miramos a los ojos largo rato

Sentí una electricidad que me atravesaba


completamente

Pero no era miedo

Era algo distinto


El animal retrocedió un par de pasos y habló:

“hola Gastón, vengo de 10000 años en el


pasado

Tengo una misión, Martina está muriendo

Está muriendo sola y es lo más triste que a


alguien le puede suceder

Te puedo dar la posibilidad de viajar conmigo

Pero no la de volver”

Acepte en ese segundo

Y el animal abrió una puerta en el cielo

Camine junto a el

Por esa pasarela

Fui al lado de estrellas y colores

Y en un abrir y cerrar de ojos

Estaba en un campo azul

Todos los arboles eran frondosos

y los pájaros de colores

el cielo era igual que nuestro cielo

pero cayendo sobre la tierra

como si todo se mezclara

el pájaro me acercó a tu casa

entré lentamente

ahora estoy acá


y tú, tu estas acostada mirando el techo

te ves mal, estas pálida

tienes los labios secos Martina

mi corazón se aprieta de puro espanto

Transpiras

me preguntas quien soy

y es verdad, no sabes quién soy

no me conoces

no importa

me dices que estas por morir

y yo te digo que no volveré jamás

me preguntas ¿A dónde?

Ya no vale más la pena seguir con todo esto

Se me aprieta el corazón y mi alma esta seca


de amor y muerte

Ante todo espejismo mi salvación no es el


desvelo

Te estoy mirando y hablando y me resbalo en


las lagrimas

Jamás ame a nadie como a ti

Y en ti me escondo

Ya estábamos muertos desde antes


La vida vulgar y el paraíso son hermanos
gemelos

Y mi vida lamentable se reduce a este abrazo.

Gastón abraza a Martina y todo se detiene

El cuarto queda inmóvil

De a poco todo empieza a parecer una pintura


de oleo

Y luego nos damos cuenta que la pintura está


en las manos de un oficial

El oficial sonríe mientras fuma

Tira el humo sobre la pintura donde sale una


pareja abrazada

El oficial está de pie en un cuarto oscuro de


subterráneo

Y en el suelo hay dos personas tiradas

Con una bala cada uno en la cabeza

A su lado un charco largo de sangre

Y sobre él está flotando un libro

Las verdes colinas de áfrica de Hemingway.

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