1) EL DEBATE SOBRE EL TRABAJO DOMÉSTICO, Antología: D.
Rodriguez, J. Cooper (2005), UNAM-Centro de investigaciones en
Ciencias y humanidades. Ha transcurrido casi una década desde que los primeros textos relacionados con el reciente debate sobre el trabajo doméstico hicieron su aparición, y durante ese lapso sólo en la prensa socialista inglesa y estadounidense han sido publicados más de 50 artículos en relación con el tema. El estudio sobre el trabajo doméstico surge a partir de una amplia gama de intereses tanto feministas como marxistas; no obstante, a pesar de tal diversidad la totalidad de los textos se caracteriza por un supuesto fundamental común, a saber: que la investigación en este tópico previamente desdeñado puede contribuir al entendimiento de la subordinación de las mujeres y a la formulación de una política adecuada para superarla. En todos esos textos pueden ser identificadas dos inquietudes principales: la primera, intenta mostrar la manera en que la subordinación de las mujeres, descrita como opresión, subyugación o explotación, aunque frecuentemente vista como extraeconómica, se halla, de facto, establecida sobre una base material y se enlaza con la economía política de la sociedad capitalista. Este enfoque trata de demostrar la contribución económica que se obtiene por el trabajo del hogar, ya que provee de trabajo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo indispensable en la preservación del sistema capitalista. Ello ha planteado la cuestión de hasta qué punto el desarrollo del capitalismo crea en sí el actual sistema doméstico y produce, en particular, el trabajo del hogar. Esta perspectiva a menudo ha abarcado los intentos en pro de aplicar a la esfera del trabajo del hogar conceptos previamente restringidos al análisis de las características más generales, convencionales y públicas, de la economía capitalista. La segunda inquietud es de índole directamente política y consiste en identificar el papel real y potencial de las mujeres en la lucha socialista. Los análisis sobre este problema tienen un punto de vista pesimista y otro optimista: el primero enfatiza el supuesto papel inmovilizante y conservador de las amas de casa en relación con la actividad política: el segundo hace hincapié en el potencial político de las mujeres, trátese de amas de casa o de trabajadoras asalariadas. En este último, más positivo, se argumenta que las mujeres comparten con el proletariado la explotación por el capital y, a partir de aquí, tienen un objetivo común que es derrocarlo. Aunque estos enfoques representaron una contribución importante al debate sobre la subordinación de las mujeres, el trabajo teórico producido en relación con el trabajo doméstico no aborda adecuadamente los problemas que dichos enfoques identificaron. En particular, el intento de producir una teoría de la economía política de las mujeres, lo más analíticamente viable en relación con las dos preocupaciones mencionadas, ha estado caracterizado por una o más de las siguientes limitaciones: primera, una tendencia hacia un reduccionismo economicista; segunda, una recurrencia a los modos funcionalistas de argumentación, al construir la relación entre el capitalismo y el trabajo doméstico; y tercera, un enfoque estrecho sobre el trabajo desempeñado en la esfera doméstica, ello a expensas de la teorización del contexto familiar/hogar más amplio. Este último ha conducido entre otras cosas a resaltar en exceso la importancia que tiene el trabajo efectuado por el ama de casa para el sala- rio del trabajador hombre, y a la virtual omisión de aquel trabajo desarrollado en provecho de la siguiente generación de trabajado- res es decir el que consiste en la tarea de la crianza de los niños. De este modo en el debate se proporciona una consideración seria sólo a uno de los aspectos del trabajo doméstico el menos importante según se afirma lo cual representa una deficiencia no superada por las ocasionales referencias genéricas en la literatura al ama de casa reproductora de la fuerza de trabajo. La siguiente revaloración del debate sobre el trabajo doméstico se halla compuesta por dos secciones principales. La primera es una evaluación de la contribución específica y estimulante para el de- bate a saber: la tesis del modo de producción doméstico (MPD). En esta parte tenemos dos teorías contrastantes una marxista y otra no marxista criticadas a la luz del uso que ambas hacen del concepto modo de producción.3 Se discuten ciertas concepciones y supuestos erróneos tanto específicos a estas teorías como en algunos casos comunes al debate en su conjunto. En particular se cuestiona el supuesto común de que el trabajo doméstico necesaria- mente reduce el valor del trabajo; en vez de ello se argumenta que el mantenimiento de la esfera doméstica como lugar principal de la reproducción biológica bajo el capitalismo es económicamente posible sólo en donde el valor de la fuerza de trabajo es suficientemente alto como para que los salarios cubran el costo de reproducción de la familia. A continuación esto conduce a la segunda sección del trabajo en donde los dos textos son situados dentro de la crítica general de algunos otros supuestos que subyacen a la tesis del trabajo doméstico. Esta última sección concluye con un intento de conceptualizar sobre una base más amplia la relación entre las mujeres y el trabajo doméstico. 2) MUJERES BUSCANDO ESCENAS Y ESPACIOS PROPIOS: T. Azcárate (1995), Nueva sociedad nro.135 Este trabajo, que lo hemos planteado como un recorrido, apoyándonos en datos históricos, tiene la inquietud de visualizar algunas interrelaciones entre la ocupación física y simbólica de los espacios por las mujeres y su situación social y personal. Centramos la atención en la casa porque ha sido y sigue siendo metáfora y paradoja de lo femenino, e intentamos complejizar su significado, ¿es en realidad la casa, el hogar, la vivienda, un lugar de las mujeres? ¿Por qué? Cuando hablamos de hábitat, que viene del latín habitatio y significa habitación, nos referimos no sólo a la vivienda, a su entorno, sino a las relaciones que se establecen entre este medio construido y sus habitantes. Podemos agregar tanto que el hábitat en sus distintas configuraciones espaciales y sociales condiciona a sus habitantes, como que su diseño es el resultado de pautas, criterios, valores vigentes en un momento y un contexto histórico determinado. A su vez, se puede pensar el hábitat como una bisagra o articulación entre lo individual y lo social. Por lo tanto, mirar la vivienda nos permite ver las conexiones entrelazadas entre el afuera y el adentro; también aclarar las situaciones de inclusión-exclusión y por extensión la libertad o reclusión, conceptos que han dado base a las nociones de lo privado y de lo público que tradicionalmente han mostrado la división social y sexual del trabajo. Y la casa ha aparecido como símbolo de ese adentro femenino. Creemos que las relaciones sociales existentes entre varones y mujeres, llamadas de género, influyen activamente en la configuración de los espacios, así como en los usos, recorridos y comportamientos que en ellos se suceden. Y nos ayuda a visualizar las relaciones de género como relaciones de poder, de dominación de los hombres, subordinando a las mujeres. Nuestra hipótesis de trabajo se basa en suponer que la ocupación y uso de los espacios, tanto individuales como colectivos, nos muestran la asimetría que existe en la relación entre los sexos, y el relegamiento de las mujeres. Al final del trabajo incorporamos algunas propuestas concretas en cuanto a pensar un hábitat que incluye a las mujeres como objeto y sujeto de estos programas. Nuestra intención es que aparezcan nuevas preguntas, nuevas dudas, que se incorporen otras ópticas que nos permitan a las mujeres continuar la difícil búsqueda y construcción de nuestros sitios, sin pedir tantos permisos. Y que en este pliegue y despliegue del protagonismo y ocupación, a veces silenciosa y otra más visible, que hacemos de los lugares, nos ayuden a modificar las relaciones desiguales y jerárquicas entre los géneros.
3) EL MITO DE LA VIDA PRIVADA. DE LA ENTREGA AL TIEMPO PROPIO:
S. Murillo (1996), siglo XXI editores-Mexico 4) LAS BRECHAS INVISIBLES-Para una equidad de género en la educación: P. Ames (2006), IEP ediciones 5) LAS METAS DEL MILENIO Y LA IGUALDAD DE GÉNERO: EN CASO DE PERÚ: R. Bravo (2004), Unidad mujer y desarrollo-Chile