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Oswaldo Guayasamín
Oswaldo Guayasamín nació para pintar, a los 7 años ya hacía sus primeros
trazos y a los 12 ingresó a la Escuela de Bellas Artes donde sorprendió a sus
maestros con sus obras en las que reflejaba la vida cotidiana y la crueldad de
una sociedad en la que prima la discriminación y la violencia.
Quito, 10 mar (Andes).- Tenía una sensibilidad única para captar el sufrimiento de las
clases oprimidas, el sentir de los más pobres, la tristeza que veía en las calles, la
sensibilidad de las madres, el amor, la pasión, la vida y la muerte. Su obra refleja las
raíces indígenas de los pueblos latinoamericanos, su sentir, sus luchas y sus sueños.
Oswaldo Guayasamín nació para pintar, a los 7 años ya hacía sus primeros trazos y a los
12 ingresó a la Escuela de Bellas Artes donde sorprendió a sus maestros con sus obras en
las que reflejaba la vida cotidiana y la crueldad de una sociedad en la que prima la
discriminación y la violencia.
“Los niños muertos” es una de las primeras obras que causa gran impacto. En este cuadro
pintó un grupo de cadáveres amontonados, entre los que constaba el de su mejor amigo
Manjarrés que murió por una bala perdida en la Guerra de los Cuatro Días.
La obra Playa Girón forma parte de la colección la Edad de la Ira que muestra el odio del
ser humano por el otro.
José Clemente Orozco, Diego Rivera, Pablo Neruda, Fidel Castro… son algunos de los
reconocidos personajes con los que Guayasamín compartió y aprendió. Sus viajes a
China, India, Rusia, Egipto, Grecia, otros países de Europa también lo enriquecieron para
crear su propio estilo, un arte indigenista contra las dictaduras, contra los abusos y
agresiones de los países poderosos e imperialistas, un arte por la paz.
“La Edad de la Ira”, (la segunda colección que empezó a pintar en 1961), muestra las
guerras de la humanidad en los campos de concentración nazis, las dictaduras en
América Latina, las bombas de Hiroshima y Nagasaki, la invasión a Playa Girón en Cuba,
entre otros sucesos. Es una serie que muestra el dolor y la angustia de las madres que
perdían a sus hijos, de la violencia del hombre contra el hombre.
En los años 80 empieza una nueva serie a la que titula “Mientras Viva Siempre te
Recuerdo” conocida como “La ternura”. Es una declaración de amor a su madre, quien lo
apoyó desde el principio en su carrera de pintor, aunque su padre se oponía, es un
homenaje a la madre tierra, a la defensa de la vida y a los derechos humanos.
Una serie por la que fue ampliamente reconocido y que lo marcó como uno de los mejores
pintores del Ecuador por su estilo único y por ser el pintor de los oprimidos.
“Guayasamín en Chile, 1969, tiene por objetivo acercar la mirada de una época
donde arte y política se entrelazaban a través de un mensaje común. Esta
itinerancia regional se inscribe dentro de la labor de Casa Museo Eduardo Frei
Montalva de constituir un espacio de carácter educativo y cultural, aportando de
esta forma a la comunidad universitaria y a la ciudad de Viña del Mar en general”,
señala Maite Gallego, Subdirectora de la institución.
Arte y política
A los siete años, el futuro artista pinta sus primeras obras, dejando entrever desde
muy temprano su gran talento. En 1933, ingresa a la Escuela de Bellas Artes de
Quito, destacándose entre los estudiantes y sorprendiendo a todos con sus
creaciones. Así, en 1940, se gradúa de pintor y escultor.