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7.

IMPORTANCIA DEL "NO" EN LA


ESTRUCTURACIÓN PSÍQUICA*

Todo intento de tratar los mígenes puede desembocar


riesgosamente en una teoría uMtaria, en una construcción
totalizadora del hombre, verdade o punto álgido que conduce
al malestar en el psicoanálisis y cae, sin embargo, hace de ese
interrogante, siempre renovado, _in eje de su existencia. El ser
humano, su ser-en-el-mundo, ro coapta jamás con lo incoa-
ciente que lo determina. Y su milielo de comprender, entender
o explicar la vida, va a estar necesariamente marcado por esa
imposibilidad radical, consustuncial a lo más vital de nuestra
existencia.
Sabernos del impasse que representa para el progreso del
psicoanálisis tanto una cone< pción genetista pura como una
estructuralista a ultranza. Mi planteo intentará atravesar
ambos riesgos centrándome en el sujeto del inconciente y
privilegiando su proceso de estructuración, donde el sujeto se
realiza en relación con el otro (funciones materna y paterna),
por los efectos de la indefensión propia del ser humano.
La indefensión es la marca a fuego de la ontogenia que
organiza las múltiples y sutiles redes donde el sujeto, para
acceder a su propio deseo, necesita ser deseado y sostenido
metafórica y literalmente por sus padres. ¿Y dónde leemos los

• Relato al panel "Estructuración psíquica" del XIX Congreso Latinuinne-


ricano de FERAL, agosto de 1992, actualizado para esta publicación.

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efectos de esta estructuración sino en el movimiento del cuer- y palabra, sino un interjuego entre ellos donde la relación
po y de la voz? será el objeto de la simbolización. Podemos inferir ,uu _ inter-
Y esto, qué se constituye en discurso infantil, es efecto, .juegakalécre-pillahr&elpilgors, donde ambas se determi-
producto al mismo tiempo que pritión, pues el niño, en nan recíprocamente: la palabra generando imagen, la imagen a su
L. -
este encuentro esencial con los brazos y las palabras del otro, Vez sienpalabra
do etnia immánálla.
empieza a sostener y articular sus primeras marcas. "Engeneral-todo-gao tiene un sonido que le es paralelo;
Primeras, segundas o infinitas, son marcas en un_proceso la alianza más íntima y más frecuente de una especie de
permanente de intensa actividad constitutiva en los primeros mímica simbólica y de sonido constituye el lenguaje". Así evoca
años que implicantliCtiempo una disponibilidad perma- Julia Kristeva (1981, p. 117) a Nietzsche, en "La concepción
nente de,ffincioniuniento psíquico que autoriza la tarea ana- dionisíaca del inundo".
lítica en cualquier momento de la vida. Mi propuesta de trabajo, como recorte especulativo del vasto
Marcas que en el legado freudiano se subsumen en la re- campo de la estructuración psíquica, será pensar que lo que
presentación Worstellung) con todos sus alcances y también está allí implicado, como sustrato inconciente, como meollo de
con sus límites. El término "representación", anclado en raíces la estructuración, es un juego de...presencia-ausencia que vuel-
filosóficas propias de la época freudiana, es alcanzado por el ve consistente el símbolo de la negaéíón. Este sería el pivote
desarrollo de la lingüística que entra modificada al psicoaná- esencial en la conatituciárudeJa divisioncistsujeta-y-114.11:41a-
lisis a través de la obra de Lacen. Y en los últimos años es s.
Sació!' de las_ugsmcia
influido por la semiótica y la pragmática que relevan y renue- Lo negativo, la negación, la actividad negadora, el trabajo
van la lingüística. Así, el símbolo y el proceso de simbolización de lo negativo, son algunas de las formas en que este concepto
se colocan tal vez a la par de la representación. El lenguaje es tratado en el psicoanálisis actual por numerosos autores:
deja de ser esencialmente comunicación y se destaca en él el Green (1986-1990), Itosolato (1991), Kristeva (1981), Sarapes
aspecto de producción. (1991), Kees (1991), Lacan (1983), entre otros.
Precisamente, la productividad del discurso infantil, don- Muchos de estos desarrollos se sostienen en la dialéctica
de la acción redobla la puesta en escena de la palabra, cons- hegeliana; retomo ese punto de partida a través de una sín-
tituye la trama signifieaulemue se escribe en-tinto se juega, tesis donde Gil (1989, pp. 133-138) señala -siguiendo la re-
y que conforma tanto su perfil estructurante como la arena flexión de Kojéve sobre Hegel- que "la negatividad no es
viva donde leer, escuchar, la transhirencia. El juego del niño, igual a la nada, sino-que es acción_creadt; expresa pm'
su jugar, no es "lo preverbal", sino discurso no verbal. El r
lalcción-coma_obra., a través -del Iiit ajo" (el destacado me
"pre", en realidad, 110H conduce a una mera ilusión evolutiva, pertenece). Y agrega que negatividad y acción, en el pensa-
pues el inconciente no evoluciona (en un sentido teleológico), miento de Hegel están estrechamente unidas. Así, la
sino que cambia, moviliza, articula y desarticula representa- negatividad se actualiza en tanto acto negador y éste es en
ciones, trabaja cada vez en cada experiencia significativa del realidad un acto transformador. Transforma lo natural en
encuentro-desenctientro del niño y sus padres. historia personal a través de ese acto de trabajo. Se realizan,
La henget' "no culmina" en una palabra ni el trayecto pues, id mismo tiempo, el inundo y el individuo histórico.
inverso implica una regresión como señalaba Freud en los Pero a su vez sólo podrá serlo (individuo histórico) en el
sueños. Lacen (1983, R-223)-firoponía que la regresión, tal reconocimiento de su finitud. Papel protagónico de la muerte
como la define en La interpretación de los sueños, era una en el pensamiento hegeliano, uno de cuyos efectos es precisa-
necesidad topológica del aparato que Freud ficcionabit en mente que el entendimiento está apoyado en una actividad cíe
ese momento. No hay un antes y un después entre imagen separación.

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A. LA NEGACIÓN DISCRIMINATIVA
Se trata de lo negativo, la negatividad, la entidad nega-
dora. 'Pres acepciones de las que-resulta-a conceptualizacionee tomada abarcativamente, se
diversas en las que pretendo subrayar la función del "2: La negación discriminativa,
ción (separación) suliglk hace presente desde comienzos de la vida en el discurso ma-
pues de él dende- la disca r
terno y contiene como contratara a la afirmación. Creo que a
orítarLai negarofTren Ilegerés trabajo y trabajo es
b.alformación.--- NIrdlirmenos que de ser natural adviene ambas podemos asimilarlas a la afirmación y expulsión
en su articula-
skraii-bre. freudianas (1925) (Behajung y Ausstossung),
La muerte y la negatividad, pues, en estrecho vínculo, que ción de lo primordial (lo bueno adentro, lo malo afuera; ver-
dadero ejercicio del juicio de atribución). Esta negación es
genera la vida psíquica (entendimiento).
puesta en escena por la madre en esos primeros juegos de
Y en este recorte del desarrollo hegeliano y de su dialécti-
cuando cambia a su bebé y juega a esconder su rostro mien-
ca, retomo et no-ser y el ser-en-el-mundo, para acercarlos a la
propuesta freudiana del yo-no yo en el texto "LtartegaLción tras enuncia, con tonos cálidos y lúdicos, estas palabras fun-
(1925). En llego!, dicho tránsito se realiza por la acción nega- damentales: "¿No está? ilista...!".
dora que cuino trabajo (Arbeit) psíquico resulta en separar Es primero la madre quien juega al /in-da, ocupando el
lugar del niño en la subjetivación anticipada, propiciando lo
sujeto deobjekod objeto de sujeto. En esta aparente reitera-
especular. Le "enseña" a jugar el juego de la presencia-ausen-
ciónsólo deseo surZirytir el reflexivo implicado en la constitu-
ción del sujeto del incoliciente, sostenido en la función del cia que autorizará la presencia o emergencia del deseo (de que
algo esté, de que algo sea). Especularidad que hace al sujeto
semejante auxiliador: la madre. -
funcionando en el objeto en movimientos de alienación-sepa
En este momento lógico de la descripción freudiana (1925),
It discriminación yo-no yo sería desde Hegel (y desde Freud) un ración.
Los juegos de presencia-ausencia inauguran una extensa
á nbito donde no estaría implicado el reconocimiento del objeto
serie a lo largo de la infancia, constituyéndose luego en los
q le es el que dialécticamente produce la aparición del sujeto.
y del escondite. Y si la presencia-ausencia
En estos primeros momentos (lógicos) donde lo placentero es juegos del liwi-da
se gramaticaliza en el espacio-tiempo fálico de los gestos o
"yo" y lo displacentero "lo expulso", se trataría de una nega-
juegos compartidos, ámbito placentero que reúne por ello el
ción antagónica y no de una negación dialéctica que corres-
deseo de la madre (de que el niño sea, de que el niño viva), esa
ponde en liegel a la aparición del deseo, ese otro momento
tarea de transformación, ese trabajo de la acción negadora,
lógico que implica el reconocimiento del objeto. Y que para el
tiene lugar y sus efectos se plasman en hechos de EP. Puesta
psicoanálisis implica la mediación simbólica entre la aliene-
en marcha del deseo que promueve los mecanismos defensi-
eón y la separación.
vos, al tiempo que acontecen marcas y simbolizaciones. Estas
Desde este aporte podemos pensar que existen variadas
defensas, en realidad, no son sino los diversos modos en que
formas de presentificarse o actualizarse la función de lo
se producen las articulaciones que conllevan la aprehensión
negativo. Y en torno a la estructuración psíquica (EP) se
de lo real, o lo que de dicho proceso se decanta con imagina-
destacan tres modalidades del "no", o tres vías de desarro-
ción, dando cuenta de la "aprehensión" del mundo, de la rea-
llo de sentidos diferentes que confluyen en el mismo voca-
blo: la negación discriminativa, el "no" de la prohibición, y lidad, junto a los límites y las frustraciones.
es la des-
la negación. La defensa correlativa a este no discrininalnoo
que diferencia lo que es
mentida. El no de la discriminación,
de lo que no es, necesita pasar por una condición atributiva
(está-no está) antes que pueda establecerse la judicación de la

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existencia. Presencia como vida y ausencia como muerte se o la castración, que anticipan un periplo de resignificaciones
juegan desde muy temprano, duplicando la realidad de la donde la simbolización gana lugar.
indefensión y la imprescindible presencia del otro para la vida Cuando Freud otorga el nombre de "teorías" a una serie de
(el deseo del Otro). No se puede tolerar la ausencia porque creencias infantiles universales, no hace sino otorgar toda la
implica la muerte (psíquica, física), y la desmentida entroniza fuerza a un simbólico que nos determina y donde lo que allí
su fuerza t.iíTstos primeros años de la vida. se encarna es, precisamente, la desmentida de ausencias. En
Este trabajo de lo newitivo, que es transformación, permite las TSI, es la castración en su negativo lo que se representa
la separación spieto;okieto, efectiviza la discriminación, pero (la no castración, la no diferencia de sexos), en primacías ora-
la elaboración más simbólica de la ausencia -como sería la les y anales (coito oral, parto anal), junto a la idealización y
castración en un contexto edípico- queda aún a distancia. Si omnipotencia del otro, plasmada en las creencias (como los
bien la estriictura edípica está presente desde el comienzo, en Reyes Magos, por ejemplo). Ilusión que debe ser
el discurso de los padres, el modo de relación objetad condicio- consistentemente jugada; escenificada, para que la pérdida
na la organización del fantasma. Se vuelve necesaria una sea efectivamente simbolizada.'
experiencia reiterada de la pérdida para organizar el objeto, La indefensión se hace presente en la precariedad de las
cada vez, y por ende el sujeto. funciones simbólicas que, en apretada trama con el conflicto,
La_deturielitida.da_cuenta.ds los límites del aparato psí- diseñan el modo de vérselas con la realidad: la creencia, la
quico para enfrentar la simbolización de la ausencia, y es ilusión, las TSI, son los ámbitos de la desmentida.
n paso de la mismia donde-aé - oiganiza_a _en liCr perceptivo, A la vez, pienso que la desmentida es una disponibilidad
la negación de la ausencia. Se desmiente la ausencia des- efectiva que no deja de estar siempre presente en el hombre
ee la primera aluchiación-mítica de satisfacción, como se como testimonio de ese trabajo de estructuración que se apoya
cesmiente la ausencia de la madre en la encarnadura en última instancia en la finitud; me refiero a que si en la
factual del objeto transicional (cumpliendo nada menos que infancia están presentes las creencias y las TSI, en la huma-
la función materna de aliviar la angustia); así como se nidad "adulta" e histórica aparecen los mitos o su versión
desmiente la ausencia del otro como semejante plasmada sublimada en el arte o la religión (creaciones de la cultura).
cn el compañero imaginario cuya patología desliza el sen- Y a este aspecto que hemos llamado negación discriminativa
tido hacia el doble y lo siniestro; o se desmiente también se le agrega, como trama que se coniplejiza, el "no" de la
la ausencia del pene de la madre en el fantasma fálico de prohibición.
las teorías sexuales infantiles (TSI), desmentida de la di-
ferencia de los sexos.
La desmentida es consustancial a la estructuración psíqui- 13. El. "NO" DE LA PBD1Il111CIÓN
ca, y, por ello, el acceso a la descreencia que implica la acep-
tación de la diferencia, la salida de la desmentida no puede También presente en la cotidianidad, surge siempre como
venir nunca corno esclarecimiento, sino sólo como resultado. limite que viene de afuera. Desde el "no llore mi bebé..." con-
El juicio de atribución y el juicio de existencia -en ese ducido por el deseo de no sufrimientC,Rillifilfilltro-irliviando
orden para Freud, 1925-- están en juego en toda afirmación- una vivencia doloriisa, se hace presente una modalidad
expulsión que organiza una marca primordial, y la desmenti- exptilsiva del no; autorización simbólica a expulsar el displa-
da, que habla de un juicio de atribución que se sustrae, pone
de manifiesto el hecho de que la El' implica organizaciones en
. ,orno a pivotes estructurales como son la ausencia, la muerte 1. Véase el capítulo 13, "Nota sobre creencias, las teurias sexuales jubila iles".

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'Mude in Germany " (Freud, 1925, p. 254), sólo que esto es
cer que hace marca en la estructura libidinal del bebé. Pero
ámbito propio del discurso _Es el "iin:jel lenguaje verbal que
el placer a su vez tiene límites.
aparece en la sesión, pero en el ámbito de la EPdirrrilá
Resignificado como prohibición es muchas veces limita-
ción frente a los riesgos[[de _la vida diaria, habilitando al
operación simbório que determina un instante de represión
implica un "no" (certificado de origen) que es en realidad una
mismo tiempo un espacio reasegurador. La muerte como ries-
pérdida_y una_lustitución. Esto a su vez se organiza entre el
go es también presencia simbólica en el deseo parental que
deseo del niño y elife7eo de sus padres (inconciente) en
conduce al hijo a la aceptación del "no'. Su transgresión o sú
imaginarizaciones factuales imprescindibles: la represión, en
falta de articulación implica la amenaza de muerte del de-
curso a lo largo de la infancia, no es discriminable del retorno
3eo, pues allí lo que se juega es el "no" de la prohibición del
incesto. de lo reprimido.`
Entre afirmación y expulsión, entre presencia y ausencia,
Y en el espacio-tiempo de "lo que no se puede" o "no se
acontece una marca primordial que deja restos que pueden
debe", presentilicando al mismo tiempo lo que se habilita, en
ser "recuperados" en la negación verbal desde los efectos de la
[ esas rutinas de lo cotidiano, acontece una imaginarización
encarnada de un acontecimiento inconciente capital como la represión.
Pretendo distinguir así, por un lado, el ejercicio del nega-
represión: trabajo de un "no" como límite al placer que hace
tivo en los efectos señalados en los puntos A y B: juego de
presente la defensa nodal de la neurosis.
presencia-ausencia que es habilitado por la función materna
. El "no" a las demandas, límite al placer, que aparece en
que introduce la mediación simbólica. Este ejercicio posibilita
vivencias de frustración y elaboración de límites, organiza, en
discriminaciones, transformaciones (punto A) y sustituciones
el lenguaje freudiano, los diques que prefiguran una instancia
psíquica: el superyó. (represión, punto B); es decir, funcionamiento inconciente con
sus leyes propias (movimiento del deseo en metáfora y
El "no" de la prohibición vehiculiza, desde la función me-
metonimia, condensación y desplazamiento) y que se mantie-
:cima y/o paterna, las estructuraciones edípicas parentales y
ne por un buen tiempo con una desmentida muy consistente.
va plasmando en el hijo, en cada encuentro, los efectos de
Y, por otro lado, la negación freudiana (punto C), testimonio
dicha decantación estructural. De allí que las carencias y fa-
llas en este ámbito de la prohibición, que es en última instan- de la renrmitin.
Es interesante pensar que estos acontecimientos primor-
cia prohibición del incesto, constituyen la base de numerosos
diales transcurren junto a señales o índices que resultan sig-
efectos patológicos.
nificativos. Así, el "no" en sus momentos más inaugurales es
I,41 negador' discriminativa y el "no" de la prohibición dan
cuenta de la coexistencia de defensas como la desmentida y la también gesto incipiente que se realiza en la desviación de la
mirada que se acompaña con el movimiento de la cabeza hacia
represión; y precisamente el retorno de lo reprimido es para
ese lado y que luego se completará hacia el otro, dando lugar
Freud puesto de manifiesto en una tercera cualidad del "no":
al gesto universal. Hermosa descripción winnicottiana en el
[a negación (Verneinung).
juego de la espátula al que Bollas (1989, p. 94) atribuye un
esbozo de representación mental.
C. LA NEGACIÓN

Se hace presente como juicio condenaterin_cuando_en _rea-


lidad "es el sustituto intelectual-do la_represion", siendo el 2. Este hecho tiene para Lacon validez permanente en todo momento de

no se ñal de ella: "Su certificado de origen; digamos como el la sesión analítica.

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marcas, se organiza como la imaginarización de presencia-
Y en esta peripecia, donde opera el a posteriori, se abre
un espacio donde se actualiza la postergación, la espera, que ausencia de pene materno que pivotea en lo imaginario la
unión-desunión, el vínculo narcisista con la madre, lo dual-
es un elemento central en el proceso de estructuración. Me
triangular imprescindible para la vida. La posibilidad de que
refiero al espacio-tiempo que he denominado metáfora viva,
idea que surge cl» lo trabajado sobre el objeto transicional? algo no esté (vida-muerte) se constituye como organizador
psíquico. Como señala Pedida (1978), "el juego inventa un
Proponía allí que el objeto real, que da lugar al objeto sim-
lugar para la ausencia precisamente para permitir a la ausen-
bólico, atraviesa un espacio-tiempo donde se re-presenta (el
objeto real) como objeto perdiéndose (objeto perdido). Mate- cia tener lugar".
rialidad factual que habla de la necesidad de la experiencia Es entre cuerpo y palabra que aparecen sentidos. En la
de la perdidauire la representación ala ausencia (un infancia, la consistencia de lo imaginario es directamente
proporcional a la indefensión y disminuye a medida que la
corte de tielmio lógico suspendido y encarnado). El objeto
perdido de entrada, para Freud, necesita perderse cada vez desilusión gana lugar. Necesitamos pensar en un hiato o
para que esa simbolización inaugural de la pérdida tenga desfasaje (como señalara en "Sobre el juego y la simboliza-
consistencia y se habilite la coniplejización de los procesos ción"), entre este ida y vuelta de la ilusión a la des-ilusión,
del narcisismo al reconocimiento de los límites, de las creen-
de simbolización.
Juego de itineraucias de presencia-ausencia, modo natu- cias al saber... de la castración, desfasaje que implica todo el
proceso de "desarrollo" infantil y que es por lo tanto espacio
ral c.e expresión de la !misión escandida en su esencia re-
y tiempo reales, años en la vida del sujeto. "Latencia" es la
pitiéndose, redobla la también escandida relación de objeto
palabra que usó Freud para pensar la estructuración psíqui-
que se ejercita entre el niño y su madre. El mito de la
ca; espacio y tiempo diferidos que hablan de una dialéctica
continuidad debe ser reformulado en el sentido de que lo
que se continúa, lo que no cesa, es el juego de escansión de de significación que el a posteriori configura con la articula-
presencia-ausencia. Visible en lo oral, donde a la mamada ción del nuevo sentido.
sucede el descanso; similar en lo escópico; o aún en lo auditivo, De la aprehensión psíquica del objeto, negatividad del
gesto y/o la palabra, surge el sujeto; es el efecto del trabajo
silencio y sonido; o en lo cenestesico, donde se hace evidente
la presencia sobre el fundo de ausencia, registro de la dife- de lo negativo. La constitución del símbolo implica la cons-
rencia. titución del sujeto del inconciente y el fantasma (en rela-
Esta jerarquización de lo real no es para hacer prevalecer ción dialéctica).
Es el corte en el llamado trasvasamiento inaugural madre-
el abyecto biológico, sino para entender que el ámbito de la
bebé lo que queda explicitado en el juego del fort-da y que
simbolización es el cuerpo en movimiento; marcas psíquicas
Freud también relaciona con el bebé sustrayéndose del espejo
realizándose.
La presencia de la madre y su potencial ausencia se y diciendo los mismos fonemas "000".' Juego de alienación-
reinscribe en nivel simbólico como presencia-ausencia del deseo
de la madre, y a su vez se vivencia como la presencia-ausencia
de afecto. Y esto, vuelto a significar en la estructura edípica, 4. Expulsión como primer momento de simbolización, que queda ilustrado
en esta bisbnia. Durante un buen tiempo sólo se asistía a la primera parte,
presente, desde el comienzo, a través de los padres y sus puntualiza Freud. Necesita reiterarlo, pues se trataba de una probable rela-
ción conflictiva en torno a la presencia-ausencia: con un desarrollo precoz, no
lloraba jamás cuando la madre se ausentaba por litigas limas. Solo al unir los
dos funemas, los dos actos, inaugura la producción de la ausencia sobre fondo
3. Véanse los capitulas 2, "Gesto, juego y palabra. El discurso infantil", y
3, "Solite el juego y la simbolización". de presencia.

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nombra y que juega a no estar, que se juega en los objetos que
diEedminación donde, al mismo tiempo que simboliza y repre-
pasan de un valor icónico a un valor metafórico (siempre es
senta la ausencia de la madre con el carretel, el niño se ins-
discurso fálico predominante), que se juega en la ausencia del
tituye como sujeto descante apareciendo y desapareciendo de
pene materno que organiza la circulación del fantasma fálico,
"su" imagen. Momento de resignificación de la división y tiem-
acompaña al hijo desde el inicio de la vida. No un antes y un
po del sujeto funcionando en el objeto, en los objetos de juego
después en la cronología, sino momentos y experiencias múl-
(donde importa su imagen como objeto).
"Y este procesamiento simbólico que el juego articula es un tiples de significación y resignificación.
Esto subraya la importancia del valor simbólico de la fun-
tránsito donde la apropiación significativa de lo real es corre-
ción materna que debe poder acompañar e incidir en la ava-
lativa a los procesos representacionales", señalaba en el capí-
lancha de creencias con que el niño comienza a abarcar la
tulo "Sobre 41 juego y la simbolización".
realidad; no puede hacerlo de otro modo. La madre se ofrece
Y en esas puestas en escena hay tres elementos en juego:
y le ofrece juguetes o le ayuda a crearlos, porque se necesita
— la necesidad del otro (en su función anticipatoria), pri- un tiempo del mencionado espacio de metáfora viva. Coorde-
nadas de espacio y tiempo indispensables como señala Cassirer
mero especular para ser (sujeto), aconteciendo aquí la
(1972) para la constitución del objeto y, por ende, del sujeto.
primera pérdida (yo no soy ése);
Desde el chupete, la frazadita, el osito y la muñeca, la
la pérdida que se resignifica en las variadas formas del
madre otorga o presentifica objetos que iconifican lo real
fort - da a lo largo de la infancia, donde el sujeto se afir- inabarcable. Pero no sólo los otorga sino que permite su pues-
ma en la simbolización de la ausencia del otro (ya no
ta en escena; la madre juega y cuenta cuentos, le hace cuen-
especular sino real y metafórica);
tos, fabrica historias, le hace ilusiones. En esta dimensión de
y la aparición, primero gestual y luego verbal, del "no"
ilusión y engaño, la madre también dice la verdad, pues los
en los prinieros meses de la vida del bebé, y que actua-
cuentos están hechos de la misma argamasa de los mitos en
lizara un nivel cada vez mayor de abstracción del tra-
bajo de lo negativo, del trabajo sobre la pérdida. le historia del hombre.
Y es precisamente esa puesta en escena el modo de existir
del niño; en ella es donde se crea (recrea) y se produce cada
Incluso a la represión mimarla podemos verla como una
simbolización que es división, en tanto es afirmación que tiene vez la otra escena. Tránsito de estructuración donde el niño,
escritor con su cuerpo de letras que dice la madre y que dice
corno contracara la pérdida. La represión primaria implica
a la madre, diagrama al mismo tiempo su subjetividad.
para Pretil( una pérdida absoluta no recuperable, al tiempo
que instaura y sostiene toda ulterior operación de represión.
La represión primaria, momento de ficción teórica, surge corno
el grado cero, imprescindible para el despliegue de una cade-
na que contiene los elementos básicos de toda simbolización.
Y para que ocurra esa pérdida (afirmación y expulsión) —11á-
Mese represión primaria, negatividad creadora, metáfora o
simbolización—, lo que se vuelve imprescindible es encontrar
respuesta en el deseo del otro, no satisfacción sino respuesta.
Es el lado realizativo de la subjetivación.
La dialéctica presencia-ausencia que se juega (realiza) con
la madre, división inaugural en la palabra materna que lo

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