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Por
L. Gerardo Ramírez
XIII
El regreso
I
Panty extrovertida
III
Esa noche, ese día
Un día disperso, porque le quería ver, estaba lejos, pero eso no fue excusa.
En mí había una sensación descontrolada, por tener que ir a buscarle, me tenía
verdaderamente fuera de mi control, quería llevarle a la luna y sumergirme
consigo en ella, había un universo, que en mí había, que le quería deleitar aún
más, eso me llevó a buscarle a su universidad después de mi ensayo, le busque
entre los edificios, pregunte por ella, hasta que le encontré, con su sonrisa, me
vio, corrió saltando sobre mí, entrelazando sus piernas y brazos.
-Hagamos algo esta noche –inquirí- vamos, te invito a comer –ella solo
asintió mientras jugaba con mi cabello ensortijado, nos fuimos comer,
mientras me comentaba sobre las clases.
- ¿Quieres ir a bailar o viajar? O ¿las dos? –le interrumpí preguntando,
agarrándola por sorpresa.
-Estás loco –sonrió ella, amaba cuando sonreía.
-Eso para mí es un sí, vámonos –la tome del brazo entrelazando mis
manos. Eran las tres y cuarto de la tarde, cuando nos dispusimos a viajar.
-Esto es secuestro -dijo ella realmente atónita de lo que estaba sucediendo.
- Te secuestro para ir a bailar –le afirme riendo y disfrutando de la
expresión asustada y a la vez curiosa de su rostro. Pronto estábamos llegando a
la ciudad cercana ya a eso de las diez de la noche.
-Esta noche va ser diferente –le dije.
-Es una ciudad diferente –me corrigió
-Cierto, nos vamos a divertir –y la bese en la frente para luego darle un
beso fugaz en los labios.
Entramos a un karaoke, empecé seduciendo su oído por algunas canciones,
sabía que le gustaba verme actuar, lo que hacía, de cierta manera le excitaba,
cuando empezamos con algunos tragos, “recuerda que estamos lejos” así que
fueron pocos, quería estar sobrio, luego, preguntamos un lugar chévere para
bailar; aunque en realidad yo no sabía bailar muy bien. En fin era a unas
cuadras, cuando entramos estaba lleno, era la una de madrugada.
-Ahora me toca a mí –me susurra al oído. ¿Qué me quería decir con eso?
Cuando empezó la música, su cuerpo frente a mí, rodeado de las luces de
poca visión, sus movimientos me atraían, me seducía, con sus manos y
miradas, cuando se pegaba frente a mí, hacía tiempo que no veía su piel, no
tocaba mis labios, su cuerpo a nuestra manera, me decía a mí mismo “ella
quiere algo más hoy”, mientras estaba cerca susurraba “estás muy quieto”
¿quieto? Te estoy observando, me tienes exaltado con todo lo que haces,
mientras más era mi observación, más me seducía junto con sus labios.
Pasadas las tres ya era hora de partir, vamos a quedarnos aquí, dije, su
sorpresa fue algo muy sutil, era como si supiera que lo tenía en mente, no
dudó, me miró con seguridad, nos dispusimos a recorrer la ciudad buscando un
lugar para resguardar los cuerpos… deseosos de ambos. En mi cabeza había
un plan, esa noche era una gran ocasión, para un encuentro entre las sábanas.
Buscando en nuestros móviles, un hostal espléndido para pasar la noche,
hallamos uno a las afueras de la misma ciudad, eran unas cabañas, con un
estilo colonial, muy buena la impresión al ver tan hermoso y pintoresco lugar,
había neblina entre las cabañas, y los colores acompañaban el frío ambiente.
Fuimos a la recepción, encontramos una cabaña disponible, la número 6, la
icónica cabaña número 6. El lugar era un paseo de un siglo, había teléfonos de
los años treinta, una máquina registradora, parecíamos niños observando y
tocando todo, sobre todo ella, siempre parecía una niña con una chupeta de
espiral.
Había un toca disco con un montón de discos de música exclusiva. Afuera
había un bosque lleno de pinos, más un río que se escuchaba muy cerca, casi
se sentían las chispas de agua; un salón de arte contemporáneo con obras de
artistas locales. Después de andar de mirones, fuimos a la cabaña, yo corrí al
carro, busque la botella de vino con unos deliciosos chocolates rellenos, al
volver ella no había entrado, estaba detallando lo que nos regalaba nuestra
noche, la luna, en eso susurro sonriendo “lo tenías todo planeado, lo he visto
en este brillo”, confesé que lo tenía en mente.
-Solo quería encontrar un lugar que estuviese a la altura de ti, de nosotros -
le exprese con dulzura, nos dirigimos a la habitación.
Nuestro asombro no quedaba solo en recepción, nos tocó una habitación
mágica en el tiempo, a pesar de la gran cama que había (era enorme), tenía un
columpio en uno de los laterales, tenía retratos del siglo de oro de la antigua
Francia y España, el Renacimiento, siendo ahí que me reveló que le encantaba
Francia, París. Entre las rosas y margaritas, la cabaña estaba construida entre
bloque y árbol, todo era tan poco rural y delicado, ese olor a madera que nos
encantaba.
-Esta noche hay que soñar, así que estamos en París -canturreó muy
sonriente y coqueta.
¿Éstas copas y todos estos besos? yo imaginaba hacernos uno en toda esa
cabaña en cada rincón hasta en el mismo columpio, le quería arrancar todo lo
que tenía puesto, éramos dos personas entre lo salvaje y romántico, entre ese
gran candelabro que eran velas y las lámparas de gasoil hacían una luz
perfecta, estábamos al tono de todo, le seguía besando entre su boca y su piel,
por el tiempo que fuera necesario, si era eterno iba ser mucho mejor, le mire
con deseo, al igual que ella, poco a poco fui quitando prenda por prenda,
dejando un cuerpo al descubierto, su piel estaba al perfecta, eran mis caricias y
besos, mientras sus manos pasaban por mí, inventando cosas en mi cuerpo,
trazando rutas de exploración, pasando de pared en pared, con besos,
empujones, juegos rústicos, apretando cada parte de nosotros, donde nos
enloquecía, mientras entre los besos salían palabras, “esta noche hacemos el
amor, hasta saciar y quedar con ganas de más”.
Así mismo corrió la noche joven, para conocernos, despojarnos de lo que
nos estorbaba, su respiración estaba acelerada y desesperada, después de pasar
entre todo lo que hay en la habitación, le quería seguir provocando, para
adentrarme en su relieve, tocando hasta lo que ella misma, no había tocado.
Como aquel enero del principio, pero esta vez había más, era su ¡decisión!
Compartir su virtud, mientras despertaba su esencia, yo la complacía con una
gloria de amar, en todo lo que había descubierto: su miedo, su sensibilidad, sus
uñas, su aroma, su himen.
Estar en carne viva, con el alma compartiendo el beso de la divinidad de su
ser interno. Confesiones colmaron esa noche, era un universo el cuerpo en una
luz tenue. Cuando en secreto, estábamos rozando cada parte de piel viva, su
acción al momento de dolor y gozo, su entrega por cada beso, tacto en su piel
con mis manos, mi lengua juega un papel donde su gemir me hacía saber su
euforia, había humedad entre sus piernas, las sabanas donde el placer fue
mutuo, dejando marcas en mi espalda, redoblamos la acción, el baño no se
salvó de ser testigo de nosotros, con la decisión de amanecer entrelazados.
Desbordante noche con una mañana, donde la resaca, ¡era ella! para mí.
Aroma que no olvido por más que pudieran pasar los años, ese fue uno de mis
pensamientos, su virtud de mujer. Saber que iba a continuar, sin pensar en un
final, por mi parte solo observar, besar y palmar ese hermoso cuerpo.
Ella al despertar con miradas pretenciosas, coqueta ante mi presencia,
enloquecía de momento a momento en cada uno de sus suspiros, intenso
placer de tal madrugada, con una sonrisa desnuda. Se veía tan bien dibujada,
su piel aún erizada, la suavidad de sus labios… era (Diosssssss) mi debilidad y
sus ojos decididos. Aquella habitación, llena de nosotros, tan bello el universo
de su piel blanca llena de pecas, que las bese cada una, hasta las más
escondidas, mis labios y lengua degustaron.
-Te voy seguir buscando, más, más y más, hasta encontrar la última peca
de tu piel y volver a comenzar de nuevo, así mismo son mis buenos días, en
esta mañana entrelazada contigo –fueron mis primeras palabras de la mañana
seguido de un beso en su nariz.
Suspirar y recordar nos quedaba en el camino de regreso, nuestras sonrisas
no desfallecieron, en el camino las palabras fueron el silencio, hasta llegar de
nuevo a nuestra ciudad, dejarla en su casa, fue una presión en mi pecho.
-Compartimos la vida, nos dimos más de nosotros, te extraño, con esto me
despido, para verte luego en mi cuerpo –expresó después de tanto silencio
cómplice. Eso hizo un terremoto en mí, no fue en mí, en el universo. Me fui a
esperar nuestro próximo encuentro, creo que buscarlo eso era, buscar.
Día 289 de 1825
Composición única #3
“Hay algo más que decir de ti”
Ella tiene una mirada que seduce
En las luces
De la oscuridad
Yo te vi
Y dije como llego a ti mujer
Esa sonrisa
Desnuda no necesita labial
Es tanto que me tienta
Que la quiero besar
Me miró fijamente
Ella quiere algo más.
Ella tiene la piel blanca
Yo se la vi
Llena de pecas
Sin ropa interior
Me vuelvo loco al confesar
Todo lo que descubrí esa noche en ti
Mujer.
Chica pretenciosa
Caprichosa, tierna y salvaje a la vez
Te mueves al ritmo de las luces
Muy sensual y
Yo por instinto caballero
Me tiendo acercar
Tú fogosa, mi calor
Se pudo combinar
En una noche clandestina
Rompí el cristal
Entre lo tímido
Tu piel la pude erizar.
Mujer te buscaré entre mis poros
Déjame buscar en tu cuerpo lo que te hace exorbitar.
Muéstrame eso, que no ha mostrado aún
Se te ve bien, te sienta muy bien tu desnudez
IV
Una gira
Pasaban los días con los meses, aún estaba con ella enloquecido, ella tan
viva con mi presencia, esa mañana que confirmamos la gira, se emocionó de
tal modo que brincó sobre mí, porque le invite a ir conmigo, le dije: cómo no
voy a llevar a mi fan. Se lo dije con unos días de anticipación, emocionado de
lo que pasaba en mi vida, con ella, mi música y el amor. Con los preparativos
a nuestra primera ciudad y visita, ella siendo esa chica de siempre al pendiente
de todo, pero desordenada, así mismo preparó las cosas.
Era jueves del principio del año, empezando nuestro segundo aniversario y
con una gira en el camino, ya dispuesto a buscar a todos, para empezar
nuestros viajes, en mi camioneta algo antigua pero acogedora, total éramos
cinco no más al viaje, así empezamos a salir de la ciudad, con más de cinco
horas a nuestra primera parada, una locura y descontrol esa misma noche nos
íbamos a presentar, exaltada de todo.
-Este es nuestro año, me encanta viajar contigo, esta noche serás mi
estrella de rock, en primera fila estaré –decía acelerada y emocionada. Así
mismo nos bajamos de la camioneta al hotel, reposamos unas pocas horas,
grandes esas horas de reposo junto a ella.
Nos vestimos, toque la puerta de los chicos que en minutos en el vestíbulo
para irnos, bajaron y nos fuimos al sitio, todo con instrumentos, una noche
para todos, era el escalón subido por todos, una cerveza al llegar y a la tarima
chicos. Llegamos y estaba full, nuestra impresión fue de asombro, había cola
para entrar, salir de la camioneta con una fantasía roquera, nos hacía ver
admirados, al entrar nos ubicamos en camerinos.
-Chicos los veo afuera, te quiero, así que seré la primera en lanzar mi
brasier –dijo mientras se apretujaba los senos y me picaba el ojo- nos vemos.
Luego de que me excitara un poco por eso, nos concentramos: en minutos
era nuestra primera presentación fuera de la ciudad, estamos aquí en la ciudad
“Esperanza” entonces a brillar chicos, salimos uno a uno a tomar nuestro
lugares, había un calor incendiario de personas, sentía la bulla, las barras, las
esperas, te sentía a ti con una cerveza fría en primera fila, la euforia del lugar,
al momento de empezar hubo un silencio, cuando de pronto todo estalló, con
los gritos y empezaron a corear las canciones.
El segundo aniversario, aun enamorados de la vida y de nosotros, como
olvidar mis presentaciones, en esas ciudades Esperanza, Olvido, Odio,
Aflicción y Vencida, estuvo ahí tan cerca de la primera fila, observando con un
brillo en sus ojos, queriendo que le cantara en cubata y a solas… fuimos de
ciudad en ciudad cada una tenía su nombre, su historia y nuestro momento,
nos encantó estar lejos, fugados por el amor y el deseo queriendo estar con el
otro hasta la eternidad, esa era nuestra frase “hasta la eternidad” era un
soñador del mundo y de ella. Mientras en sus ojos me veía a mí sin querer
volver a donde empecé, quería seguir así perdido en el mundo que me tenía
ella.
Día 730 de 1825
Composición única #4
“Soy un soñador”
Soy un soñador, un trovador,
Que va de aquí y más allá.
Que viaja sin cesar,
Soy un bohemio loco sin control,
Compositor y algo encantador.
Que te viene a cantar.
Porque
Hoy estoy de paso por esta ciudad,
Les vengo yo a dejar un poco de mi cantar.
Si se pueden acordar de mi nombre,
Y un poco más se lo sabría apreciar.
Soy un transeúnte de aventuras,
De algunas locuras,
Nunca miro hacia atrás.
Soy la persona que se ausenta,
Por un largo, largo tiempo,
Y que vuelve con el viento.
VI
Una cena
Preparando todo para una sorpresa, era ya unos tres años con ella, el amor
nos hizo crecer y creer más en nosotros, tanto que me sentía un adolescente
con su primer amor, un niño con su primera guitarra, estaba nervioso en esa
mañana, quería que todo fuera perfecto, con ella era la imperfección perfecta
para mí, temprano fui por rosas, busque el vino de su gusto, unos cigarrillos y
a preparar mi atuendo, “es cierto que me he enamorado de ti” era lo que
pensaba en algunos momentos.
Tanto que organice una cena, nunca fue una costumbre nada, lo monótono
no fue parte de nosotros, a pesar de los años, aún la extraño con desesperación
a pesar del tiempo, mis canciones son de ella, busque su obsequio, era una
canción que iba a cantar en el sitio donde íbamos a cenar, al pasar las horas ese
día, ensayar un poco, me sentía como si fuera nuestra primera cita, ella no
esperaba nada, porque me había encargado de distraer su atención, sobre dicho
día. Llame a su móvil, para invitarla a cenar algo sencillo, mi voz era actuada,
para no descubrir mi emoción, ella con un “sí” por delante a todo lo que le
decía, íbamos a un sitio favorito de ella en la ciudad, nunca habíamos ido
juntos, así que era perfecto, dije la hora que un taxi pasaría por ella, así
terminó la conversación.
Me tocaba ir al restaurante a esperar por ella, pero antes, a mover equipo
para preparar el escenario, porque esa noche iba un obsequio, una sola canción
para ella, porque la mesa estaba frente al escenario, quería que todo quedara al
pelo, el amor nos favorecía esa noche, la espera fue corta, hablando con el
mesonero para que faltara ningún detalle, saber que ya venía porque el taxista
me escribió.
Ahí.
Era tiempo de pensar más en ella que en mí, me encantaba esperar su
llegar, mientras un vicio que no tenía gran importancia fue conmigo esa noche,
era un cigarrillo en una cita para hablar de nosotros y del principio, para
refrescar las memorias, que nos llevaban enlazados en nuestros días. La
extrañaba en esa mesa, miraba hacia la entrada, para ver cuando llegara, quería
ver que traía puesto, para nuestra noche, impaciente la veo llegar con ese
vestido color manzana, el vestido se lucía con ella, su piel lucía el vestido, ella
hermosa con su estilo particular, su chaqueta de cuero como sobre abrigo, ella
con esa sonrisa al verme, era un galán para esa noche en su lugar favorito,
donde iba ser el mío ahora, le dedique todo de mí esa noche, merecías más de
lo que le daba esa noche.
Mis manos temblaban, mi voz se quebraba, era increíble la sensación
después de tanto, me repetía a mí una y otra vez; “estoy enamorado de ti, estoy
enamorado de ti, estoy encarnado en ti”. Una cena de un solo cigarrillo, para
esperar y ver su llegada y recordar aquel lugar donde fumando la conocí,
donde le dedique un pensamiento, fue ver a alguien que me cambiaría la vida.
Fue mi motivo para apagar el cigarrillo, fue cuando aceptó tomar un café en
aquel invierno frío.
Cuando después de una conversación de risas y recuerdos, la miro
fijamente y ella se sonroja.
-Tengo algo para ti –comencé diciendo- te he dicho que mis letras son
tuyas, pero jamás te he dado una en vivo, esta noche eso va cambiar porque tú
y los que se encuentran aquí, sabrán que te dedico mis pensamientos mientras
fumo un cigarrillo.
Ella sorpresiva, anonadada de lo que yo decía cuando las luces de lugar,
fueron tenues, colgando mi guitarra para empezar.
- Te sorprendí ¿no? -dije con mi voz de amarte con locura. Así mismo
comencé a verte, cantar y saber que su asombro, fue lo que me desbordo esa
noche.
Ya al pasar la noche después de la cena, la canción y la sorpresa, conversar
y recrear algunas de nuestras noches, ésta de hoy tuvo un título también.
Una cena.
Día 1095 de 1825
Composición única #5
“Te dedico mis pensamientos mientras fumo un cigarrillo”
Dejando todo lo que soy,
Enciendo un cigarrillo,
Mediante mis pensamientos.
Son todos dedicados a vos,
El humo que suspiró
Refleja tu figura,
Una figura tan perfecta como la
De vos.
Por eso me fumo este cigarrillo
Dedicando mis pensamientos para vos,
Pensando en que no te va a gustar que fume,
Pero es que hoy te quiero recordar.
Ya que son muy buenos recuerdos
Los cuales, no vamos a olvidar
Sabiendo que estás frente a mí
Me gusta pensar cada vez más en ti
Recordar el día en que te conocí.
IX
Canciones con detalles
VII
Una batalla
II
Estar en locura
XIII
Mágica reconciliación
Hubo una reconciliación, pero todo era extraño, a veces era genial otras no,
a veces no estaba, ella desaparecía, pero mi sentido común se guiaba por el
amor, pensaba hay que darle tiempo para volver lo mismo, mejor dicho a
crecer, preguntar iba a estar de más, dado que ella iba a estar la defensiva,
igualmente estaba enamorado, tenía una propuesta, estaba decidido con
respecto a ella, lo tenía en mente hace ya algún tiempo, hasta tenía todo como
lo iba hacer, antes que iba acontecer, fui con un colega a ver algunos anillos,
recorrimos la ciudad y fuera de ella, las tiendas más cercanas, hasta que lo
encontramos, hemos encontrado el anillo, aunque vendí unas de mis guitarras,
sabía que iba a valer más que eso, ¡lo hemos comprado! ahora preparar todo
para la propuesta, ya en esa semana era poco frecuente que saliéramos así que
aproveche eso a mi favor, recordé que ella seguía conmigo a donde sea… eso
me reconforto.
También al principio me hablo sobre que quería ser casada, incluso
nosotros teníamos un matrimonio, que solo nosotros y Dios dimos ley a eso,
pero ya que eso era válido lo quería hacer ante el mundo, el matrimonio real,
prepare el sitio era en una azotea del edificio más alto, ya tenía la comida y
quien la iba a servir, las mesas, vi el clima para ver si en esa noche se
presentaba una nube, fui por el vino…
Después busque en algunos amigos de arte y música para inventar algo
entre todos, ella le gustan los show, así que debatí en eso, esta vez no iba a ser
yo, con una canción, ya la canción las dejaba para nosotros, todos los días veía
la joya, su brillo y su mano en ella, le iba a lucir como todo, bueno el día antes
al caos, llegó un rumor de que ella se veía con alguien a mis espaldas, pero
¡Dios! no me iba a concentrar en un rumor; estaba cegado. Así que seguí con
todo, sabía que ella le gustaba París era uno de sus países favoritos y que
íbamos a visitar.
Bueno hicimos los últimos retoques de todo, que al día siguiente, ese
sábado iba ser una sorpresa para ambos, esa noche la llame conversando, me
dice que quería salir, yo le dije que no podía, que mañana nos veíamos dado
que la semana casi no nos vimos, ella me decía que quería hablar conmigo,
ignore su forma de decirlo, por lo que tenía en mente, tranquila mañana nos
veremos, nos vemos, en el bar.
Ella afirmó antes de despedirme, le dije la hora, el sábado temprano fui a
su casa para darle una rosa y me dijeron que había salido temprano, con rareza
me fui, me encontré con unos colegas de los preparativos, montamos la torre
Eiffel en la azotea, la estructura, tenía miedo que nos fueran a detener o
prohibir, nos subimos y la montamos, era para cubrir la gran antena, era el
adorno, montamos las luces, en eso se nos fue la tarde, me llega un texto con
una pregunta que si tenía tiempo para vernos, algo serio el mensaje, pero le
recordé nuestro encuentro esa noche, que no llegara tarde para tener más
tiempo.
Me fui a la casa, busque el anillo, luego fui al bar a esperar, la esperaba en
aquel bar, estabas algo retrasada en… tiempo, esos días entre nosotros se
sentía cierta distancia y agobio en el amor, ya era algo escaso, tanto que
nuestros besos eran residuos de los días primeros, así que no me nuble con
eso y seguía en pie, porque dominaba la costumbre de tantos años, el dolor de
mi ausencia ya no lo sostenía su amor hacia mi… acepto que mi amor estaba
como un cáncer; que no se notaba ni daba señas de que se estaba propagando
en nosotros y quien estaba siendo afectada era ella, de alguna manera que no
me dijo, prefirió ser cobarde, prefirió dañarme, prefirió disparar a quema ropa,
sin que tuviera tiempo de reaccionar, dice que al cáncer tiene cura, pero esa
vez antes de se mostrara tal aberración, ella ya tenías una cura por otro lado.
Llego a ese bar, con una mirada desesperada, mi sonrisa era tenue por el
retraso… se acercó con rapidez, en sus ojos habían lágrimas, me dio un beso
con fuerza, su intención era darme a conocer que se iba; dándome a entender
con ese gesto que me amo con magnitud. Mientras unas lágrimas bajaban en
sus mejillas, fue el adiós sin palabra, me dejó desconcertado.
La carrera que hiciste le puso punto y final, pero como idiota le seguí, salí
tras de ella de nuevo, pero de un momento a otro desapareció, fui a mi carro,
fui hasta su casa, no estaba. Desde donde estaba se veía la torre, desesperado
por la ciudad, en una causalidad de la vida la vi en un coche, andaba con
alguien, sin pensarlo me atravieso, y salto a la calle, eufórico.
-Te ordeno que te bajes –grité desesperado. Pero se baja el afortunado es,
con quien andabas todo este tiempo, con quien te fuiste de viaje, con quien
fuiste esa vez al bar.
-Cálmate amigo –dijo tratando de hacerme razonar. Me reía para no
quemar su carro.
-Bájate –repetí con impaciencia e insistencia, hasta que te bajaste, quería
ver tu cara, de mentiras y bajas pasiones.
-Cómo vienes a mí me besas, te vas sin darme una explicación, ¿Qué fui
yo para ti? ¡RESPONDE! –mi tono era incontrolable.
-Ya lo que fuiste, se fue mírate como estas, en realidad quieres que esté
contigo, no puedo estar contigo ya, lo nuestro ya cambio, lo que pasa es que tú
no te diste cuenta –intentó defenderse. El cielo empezó a nublarse y caer
algunas gotas, en pleno aguacero, se disculpó por ocultarme cosas, había
confusiones en ella que todavía no estaban aclaradas.
Sollozo sin lágrimas con un paro de respiración, sentía que algo se
desprendía de mí, por un impulso quebré el parabrisas del otro carro, un
policía observa que estoy algo enloquecido, me detiene esa noche, aun así le
amaba, aun así le perdonaba, eso era por mi parte, todo eso era en vano,
porque ella ya no quería estar conmigo, todo lo que falle fue en mi contra
aunque quise lo mejor, esta cuenta también la pago yo.
Pase varios día en la comisaria detenido, la decadencia del amor estaba en
todo mi cuerpo, carcomía mi sentido al recordar lo que hice, con más de cinco
días sin dormir, al devolverme mis cosas, me miran los oficiales.
-Lo siento chico, esto deberías tirarlo –me dijo uno al entregarme la
sorpresa.
Al salir de ahí, sentí el deseo de buscarla, pero no debía, a los días,
semanas me atacaban las cosas, no era fácil, vivir el día a día, ella estaba en
todas partes a donde iba, tenía peleas conflictos con otras personas, buscaba
que me mataran, después de todo yo me busque eso, yo hice todo, aunque
busque remediarlo, cada día miraba el anillo, por el cual salí de algo tan
preciado, mi habitación destruida, en la desolación algunas veces pasaba por
su casa, desde afuera la veía, ella sonreía, con otra persona, así tome todas mis
cosas con todo el valor, me fui, basta de torturarme.
Pronto pensé que ni siquiera podía refugiarme en otra ciudad porque casi
todas las habíamos visitado, el sexo con sentido de fornicación invadió mi
vida, más algunos vicios nuevos, tanto que aborrecí la música, solo cargaba la
guitarra que mi madre me dio en la infancia, pero jamás la toqué, escribía solo
para tener mi mente ocupada y no acercarme a atentar conmigo, la depresión
jugaba un buen partido e iba ganando, con poca ropa y lo poco que quedaba de
mí me fui del país, con un pasaporte y una guitarra sin ninguna fotografía de
nadie, con poca ropa en la mochila, así mismo pasaron meses desde entonces
me preguntaba.
¿Volveré de nuevo aquí?
Día 1642 de 1825
Composición única #11
¨Prematuro Otoño¨
La noche cae triste, se viene con neblinas
Se sienten esos pasos por las calles junto a su ausencia
Ella es como un final de septiembre
Cuando se sonroja el cielo, prematuro otoño que se viene y ella se va.
Y esa luz en la oscuridad, son el reflejo de sus ojos lo único que dejó
Nefasto adiós. Dulce imaginación. Ayúdame a acordarme de su exaltación
¿Y dónde estará ondeando aquel velo que estuvo sobre mí, y ahora sobre
quién posará?
Una triste canción me dejó, tres o cuatro recuerdos aquí
Para sobrevivir y morir en este puto infierno
Es claro que no quiso saber, nada acerca de mí
Suspiro en respuesta a su declaración.
Una fuga de emociones dejó, un cuarto con pistas de su defunción
Carcome mi idea de su idílica loción
Hallándome perdido, entre neblina y amanecer
Sigo sus pasos en mis sueños hasta su volver
XI
Alucinación
XII
Un después de…
XIII
El regreso
Si fuiste atento ante todo el salto de tiempos que hubo, en esta pequeña
historia. Habrás comprendido en donde va ese último relato, el universo
paralelo en dos vistas, de eso se trata nuestra vida en dos tiempos, de dos
lugares que vivimos en ese mismo instante; yo estoy loco en un espacio dado.
¿Tú dónde te encuentras? ¿Seguro que estás sentado? o ¿quizás? toquen tu
puerta en una hora específica a la misma hora que ocurrió esta historia
dispersa estoy seguro de mil personas que puedan leerla una caerá en la misma
hora que tu terminaste de leer.
Te toca deprisa buscar en un espacio tan reducido, tu persona de 3 y 15.