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Uno de los temas que hoy en día para tratar seria desarrollo regional de cusco, la

construcción de políticas lingüísticas (y también culturales) que busquen el futuro de los


ciudadanos regionales que viva a plenitud su ser y sea un actor del desarrollo de su
destino. Las políticas lingüísticas estratégicamente implementadas a través de la
educación que permitan afirmar la identidad ciudadana intracultural y buscan un
diálogo sostenido intercultural con otras realidades y culturas del mundo global.

El tiempo actual ya no está para practicar el monolingüismo castellano y pensar que


aprenderlo a medias como ocurre en la actualidad nos garantizará el éxito social y
cultural, tampoco pensar que el monolingüismo aimara o quechua es la única garantía
para desarrollar procesos de diálogo en un mundo cambiante. Las exigencias de este
tiempo hacen que con urgencia discutamos un tema que apoyará decididamente en la
educación de las nuevas generaciones en un bilingüismo que se denomina de doble
vía. Esto quiere decir, que necesitamos aimaras que hablen bien el inglés, o castellano
hablantes que hablen bien el quechua, ingleses que hablen el quechua, o quechuas
que dialoguen muy bien con performance en castellano. Lo que en realidad existe es un
fenómeno lingüístico llamado semilinguismo, es decir, no se domina ninguna de las
lenguas y todo se habla mezclado y mal.

Y este fenómeno supone que en el desarrollo sociocultural y lingüístico se planifiquen


las lenguas para su uso y empleo en la enseñanza de la educación, así como muchos
países desarrollados los realizan, superando el estigma de pensar que debe existir una
sola lengua y nada más. Son raras las sociedades monolingües, lo más presente es el
plurilingüismo no planificado. Esto quiere decir que de una sociedad plurilingüe
pasemos a constituirnos en una sociedad multilingüe a nivel personal y social. Las
relaciones de conflicto y los dolorosos desencuentros entre los peruanos son producto
de esas incomprensiones. Ya lo dijo José María Arguedas, somos una sociedad de
“todas las sangres” pero que esas sangres no pueden dialogar, no pueden
comprenderse.

Lo más común en muchos educadores es prohibir a que hablen en aimara y quechua,


exigir a que aprendan “bien” el castellano y que conozcan la gramática inglesa. Pero
muchos estudiantes después de vivir la experiencia de la escolarización por catorce
años, no logran aprender ninguna de las lenguas como es debido. Por eso, es urgente
discutir, planificar y normalizar las lenguas de la comunicación y enseñanza en el aula y
la institución escolar. Esto supone colocar en la agenda escolar: el aimara y quechua, el
inglés, el portugués, el castellano, pero de manera planificada y pensada desde la
construcción de políticas lingüísticas regionales hasta la concreción de un proyecto
lingüístico de centro educativo y de aula en el marco de proyecto curricular regional.

Las políticas lingüísticas regionales nos permitirán comprender que tanto los
estudiantes del medio rural y urbano, tienen derecho a aprender el castellano y el inglés
o el portugués, ahora que se hace realidad uno de los corredores económicos como es
la carretera transoceánica y que para interrelacionarnos con los brasileños necesitamos
dominar el portugués como segunda lengua.

Además comprenderemos que el desarrollo regional no se produce renegando de


nuestras lenguas originarias como el aimara, quechua, uro. Ninguna sociedad
consolidada económicamente ha crecido desde estigma cultural y lingüístico, todas las
sociedades latinoamericanas o europeas se han afirmado en la cultura y la lengua para
aseverarse económicamente y fortalecerse en su calidad de vida.

Este es uno de los mayores retos que la sociedad regional puneña necesita pensar
para afirmar un futuro mayor y de plena convivencia en la interculturalidad e
intraculturalidad.

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