Sunteți pe pagina 1din 5

Concepto de la educación

La educación es un proceso de aprendizaje y enseñanza que se desarrolla a lo largo de toda la


vida y que contribuye a la formación integral de las personas, al pleno desarrollo de sus
potencialidades, a la creación de cultura, y al desarrollo de la familia y de la comunidad
nacional, latinoamericana y mundial. Se desarrolla en instituciones educativas y en diferentes
ámbitos de la sociedad.

La educación como derecho

La educación es un derecho fundamental de la persona y de la sociedad. El Estado garantiza el


ejercicio del derecho a una educación integral y de calidad para todos y la universalización de
la Educación Básica. La sociedad tiene la responsabilidad de contribuir a la educación y el
derecho a participar en su desarrollo.

Principios de la educación

La educación peruana tiene a la persona como centro y agente fundamental del proceso
educativo. Se sustenta en los siguientes principios:

a) La ética, que inspira una educación promotora de los valores de paz, solidaridad, justicia,
libertad, honestidad, tolerancia, responsabilidad, trabajo, verdad y pleno respeto a las normas
de convivencia; que fortalece la conciencia moral individual y hace posible una sociedad
basada en el ejercicio permanente de la responsabilidad ciudadana.

b) La equidad, que garantiza a todos iguales oportunidades de acceso, permanencia y trato en


un sistema educativo de calidad.

c) La inclusión, que incorpora a las personas con discapacidad, grupos sociales excluidos,
marginados y vulnerables, especialmente en el ámbito rural, sin distinción de etnia, religión,
sexo u otra causa de discriminación, contribuyendo así a la eliminación de la pobreza, la
exclusión y las desigualdades.

d) La calidad, que asegura condiciones adecuadas para una educación integral, pertinente,
abierta, flexible y permanente.

Son fines de la educación peruana:


a) Formar personas capaces de lograr su realización ética, intelectual,
artística, cultural, afectiva, física, espiritual y religiosa, promoviendo la
formación y consolidación de su identidad y autoestima y su integración
adecuada y crítica a la sociedad para el ejercicio de su ciudadanía en
armonía con su entorno, así como el desarrollo de sus capacidades y
habilidades para vincular su vida con el mundo del trabajo y para
afrontar los incesantes cambios en la sociedad y el conocimiento. b)
Contribuir a formar una sociedad democrática, solidaria, justa, inclusiva,
próspera, tolerante y forjadora de una cultura de paz que afirme la
identidad nacional sustentada en la diversidad cultural, étnica y
lingüística, supere la pobreza e impulse el desarrollo sostenible del país
y fomente la integración latinoamericana teniendo en cuenta los retos de
un mundo globalizado.
Los ideales descienden al nivel exclusivamente de la práctica, lo que conduce al
estancamiento de las aptitudes de los alumnos, en particular cuando la formación intelectual
se concibe como la simple adquisición de habilidades mecánicas y de fórmulas establecidas
para expresar información.

Whitehead propone, en principio, defender la importancia de los ideales educativos


distinguiendo entre educar e instruir. Cuando los profesores se dedican a instruir tienen como
finalidad impartir conocimientos o crear habilidades; en cambio, si los docentes se proponen
educar su finalidad es infundir sabiduría. En palabras del autor:

“La finalidad de la educación es infundir sabiduría, la cual consiste en saber usar bien nuestros
conocimientos y habilidades. Tener sabiduría es tener cultura y la cultura es la actividad del
pensamiento que nos permite estar abiertos a la belleza y a los sentimientos humanitarios.”

Otro filósofo importante del siglo XX, José Ortega y Gasset, reafirma la importancia de la
cultura (de la sabiduría, en términos de Whitehead) en su obra La misión de la Universidad,
donde afirma:

La cultura es un menester imprescindible de toda vida, es una dimensión constitutiva de la


existencia humana, como las manos son un atributo del hombre. El hombre a veces no tiene
manos; pero entonces no es tampoco un hombre, sino un hombre manco. Lo mismo sólo que
mucho más radicalmente, puede decirse que una vida sin cultura es una vida manca,
fracasada y falsa. El hombre sin cultura no vive a la altura de su tiempo, vive por debajo de lo
que sería su auténtica vida, es decir, falsifica o estafa su propia vida, la desvive. (Ortega,
1982, p. 46.)

Whitehead defiende la relevancia de impartir sabiduría, cultura, como uno de los fines de la
educación. Considera que la simple instrucción favorece las ideas inertes, es decir, los
conocimientos muertos, el conjunto de pensamientos que la mente recibe pero no utiliza,
verifica o transforma en nuevas combinaciones. Una sociedad que da lugar a las ideas inertes
debilita los ideales educativos, permitirlo resulta inútil y perjudicial.

Para superar las ideas inertes, el estancamiento mental, el filósofo propone que las
instituciones educativas y el docente deben asumir dos premisas: “no enseñar demasiadas
materias y lo que se enseña, enseñarlo a fondo.”

La Educación hoy en día resulta un concepto poco sencillo de definir ya que


alberga una gran variedad de supuestos que involucran al ser humano tanto en
su aspecto individual como social.

En la actualidad estamos acostumbrados a escuchar frases como por


ejemplo que a los Argentinos les falta educación; que en las escuelas los niños
y jóvenes no aprenden, que las dificultades en la escuela son patologías de
moda; que los maestros ya no enseñan como antes; que los padres no se
comprometen con la educación de sus hijos; que los medios de comunicación no
instruyen y que la educación al país no le importa, en fin, sólo por poner algunos
ejemplos. Ahora bien, si se analiza la situación toda, y se observa lo que ocurre
cuando se intenta dar significación a aquello que resulta ambiguo, reflexionando
desde la mirada propia y ajena, tal vez se pueda elucidar críticamente este
concepto, el cual ha sido tan vapuleado en los últimos tiempos.

Estas reflexiones se basan en la observación directa en Instituciones


Educativas y en reflexiones previas con docentes y colegas. Surgen de la
inquietud y el afán propio, que como seres humanos racionales tenemos de dar
respuesta a todo. Sin embargo puede que mucho de lo que se diga aquí no
ofrezca respuesta al lector, y entonces será necesario apelar a la búsqueda
interior que cada uno pueda realizar.

Hecha la propuesta de la posibilidad de dar significado sin cerrar sentido, de


hacerse preguntas y opinar, sin cercenar con ello que es lo que debe ser o se
debe hacer; demos paso a definir qué se entiende por Educación.

El termino Educación proviene del latín educere "guiar, conducir" o educare


"formar, instruir" y puede definirse como el proceso a través del cual se
desarrollan las cualidades intelectuales, físicas y morales que el individuo posee
desde niño en estado potencial. Dicho proceso requiere el conocimiento de las
necesidades del niño, de las leyes de su crecimiento físico y mental, y además
depende de quien lo asista y de la idea que éste se forje como Individuo.

Es un proceso multidireccional de vinculación y socialización que se


comparte entre los seres humanos por medio de ideas, cultura y conocimientos.
Éste no sólo se produce a través de la palabra, sino que está presente en todas
las acciones, sentimientos y actitudes que caracterizan al hombre en su vida
cotidiana.
Algunos autores psicoanalíticos concuerdan y destacan el valor que
conllevan las funciones familiares para la constitución psíquica y los procesos de
subjetivación y aprendizaje que advienen en el niño, principalmente aquellas
funciones que ejercen los padres.

Gisela Untoiglich, Doctora en Psicología, Docente de la Facultad de Buenos


Aires y autora de numerosos libros dedicados a la niñez e infancia asegura en
su publicación “En la infancia los diagnósticos se escriben en lápiz” , que gran
parte de las necesidades que fundan la subjetividad de un niño, como lo son el
cuidado, el amparo, el sostén, el afecto, la regulación de la presencia-ausencia
del adulto, el establecimiento de los limites y prohibiciones, la renuncia pulsional,
el juego, el aprendizaje de contenidos y valores, la transmisión de sentido y el
tiempo; hoy en día se encuentran erosionadas, la autora dice
“fundamentalmente el tiempo”. Y acuerdo con ella. El tiempo según G. Untoiglich
implica que durante la infancia, y porque no también la adolescencia, alguien
estará en disponibilidad libidinal incondicional para ese pequeño o púber, -el
subrayado es mío-, para que su subjetividad pueda constituirse.
Es sumamente necesario que quien cumpla con las funciones familiares le
otorgue al niño su espacio-tiempo y esto sólo es posible en intercambios
intersubjetivos, los cuales requieren la permanencia y la presencia de un adulto
dispuesto a esa entrega en la realidad cotidiana.
Esto guarda relación con lo que se define como la Educación informal,
aquella que implica la transmisión y guía de las formas culturales propias que
caracterizan a un grupo familiar y que se traspasan a lo largo de la vida. Por otra
parte la educación informal incluye por un lado, a la educación en su tipo formal
que hace referencia a los ámbitos de las escuelas, institutos y universidades; y
por el otro, a la no formal que se refiere a los cursos y academias.

Es quizás en la Educación formal donde se halle la mayor controversia y el


concepto de Educación en su sentido amplio se invisibilice. Es bien sabido,
aunque no esté de más repetirlo, que el mundo en el que vivimos ya no es el
mismo. Un supuesto universal que circula en la cultura popular es el que afirma
a la Educación como el mero aprendizaje de la lectura, la escritura y el cálculo.
Acorde con este pensamiento las escuelas funcionan como aquellas
instituciones que deben educar.

Sin embargo este modo de pensar que se halla instituido, hoy debido al
correr del tiempo, a las transformaciones sociales y económicas, y a la revolución
tecnológica redobla su apuesta, la escuela no solo debe brindar el aprendizaje
de contenidos, sino también debe enseñarle al niño acerca de sus derechos, del
respeto, del afecto, del juego, de los límites y prohibiciones etc.

Los niños permanecen hoy mucho más tiempo en las escuelas que en sus
casas, el tiempo se desdibuja y la disponibilidad libidinal de los padres se
volatiliza. Se vuelca en todas partes y, a la vez, en ninguna. Aclaremos que lo
que intento decir es que la educación en tanto escolaridad, no es soportable. Si
bien la escuela le ofrece al niño el medio para socializarse en paralelo a la
adquisición de los útiles de la cultura y de los medios lógicos del pensamiento,
la familia es la socialización primaria y necesaria. La institución social por
excelencia. En lo sucesivo y progresivamente el niño ira en cada caso
estableciendo nuevos lazos y liberándose de las ataduras familiares que le
fueron impuestas, lo cual es también necesario para que allí el sujeto advenga
como tal.

Se dirá que todo ha cambiado, es cierto, que el mundo se halla en un


continuo proceso de cambios. Entonces debemos estar preparados para
afrontarlos, la realidad nos muestra día a día que necesitamos nuevas
herramientas con las cuales sortear las vicisitudes que se nos presentan. Hoy,
entre otras no menos importantes esta la cuestión de la Educación.

Repensando el concepto y sus ambigüedades la pregunta por el fin de la


Educación en el niño y adolescente interpela a nuestra sociedad, mejor dicho la
pregunta ¿Con que fin son educados? nos interpela. Suenan como posibles
respuestas: Por el deseo de los padres del aprendizaje del niño de los contenidos
intelectuales y la transmisión de nuestra cultura, sus valores y costumbres, o
simplemente por el hecho de satisfacer la responsabilidad de que asistan a la
escuela y aprueben las materias.
Pero entonces ¿cuál es el deseo de estos padres en la educación de sus
hijos? si como afirman algunos autores, el interés y la curiosidad se despiertan
en el niño tempranamente y con ellos surgen las primeras preguntas como
búsqueda de saber. De hecho existen muchos factores que intervienen en la
motivación de un niño, en su deseo por aprender y aprehender. Desde lo
individual, las ganas de aprender, el amor propio, su orgullo; desde lo familiar, la
estimulación de la familia y participación en su vida escolar; y desde lo social, la
valoración de los conocimientos.

La pregunta por el deseo de los padres en la educación de sus hijos quizás


sea la plataforma y el horizonte por donde continuar nuestras reflexiones. El lugar
y el valor que nosotros le demos a la Educación como sociedad y la forma en
que el país y el Estado se hagan cargo serán preguntas que devendrán luego.
Dejemos entonces a los padres a pensar con su deseo, mientras nosotros los
psicólogos, llevamos adelante la tarea de indagar como la libido disponible en
ellos es puesta al servicio del saber de sus hijos.

S-ar putea să vă placă și