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1.

- El poder de la credibilidad

Hay un tipo de credibilidad que resulta "indiscutible", la que otorga el conocimiento. "Al que sabe,
siempre se le respeta", asegura Valdano. Igual de importante es a este respecto la autoridad
moral, por lo que la credibilidad es la consecuencia de una trayectoria ética impecable. Si
hablamos de dignidad, Valdano hace especial hincapié en Frank Rijkaard, que entrenó al Barcelona
entre 2003-2008. Dice de este entrenador holandés que fue "respetuoso hasta la ingenuidad con
el medio futbolístico en el que creció, educado hasta el martirio con los periodistas a los que
padeció y resistente hasta el heroísmo en defensa de la dignidad de su cargo".

Otro paradigma es Pep Guardiola. En su tercer partido al frente el Barcelona se lo jugaba todo
contra el Sporting de Gijón, tras empezar la liga con una derrota y un empate. Pero redobló su
apuesta por el juego ofensivo "como siempre" e insistió en darle la dirección del equipo a Sergio
Busquets, que había debutado una semana antes y solo había jugado en Tercera División y había
disputado algunos partidos menores en Copa de Cataluña. Pero el equipo marcó seis goles y
encontró una senda triunfal que ya no abandonaría. Por eso, Valdano asegura que Guardiola ganó
algo más ante sus jugadores. Credibilidad. Es esa condición personal "que cuesta mucho conseguir
y poco perder".

2.- El poder de la esperanza

La esperanza genera ilusión y la ilusión es una gran fuente de energía para un equipo de alto
rendimiento. "Un buen líder tiene que intervenir con ingenio frente a una mala situación y para
eso es muy valioso el poder de la palabra. Siempre existe el modo de convertir un problema en
una oportunidad. Basta con inventar un cuento donde la esperanza encuentre sentido", apunta
Valdano. Y es lo que hizo el entrenador italiano Marcelo Lippi en 2006. Entonces, la selección
italiana iba a jugar el Mundial en medio de un gran escándalo de corrupción que señalaba a
Luciano Moggi. Había decenas de sospechosos entre árbitros, jugadores y directivos. Entonces, el
entrenador italiano reunió a su plantilla y les espetó: "El Fútbol italiano solo tiene una posibilidad
de revertir la situación, que este equipo sea campeón del mundo". Lo que era un motivo de
vergüenza se convirtió en una motivación extra. E Italia terminó por ganar el campeonato.

3.- El poder de la pasión

El talento siempre ha necesitado de energía, y no existe mejor energético que la pasión. Son
muchas las empresas que entierran la pasión baja capas burocráticas que aniquilan la
espontaneidad. Y es que el exceso de control "destruye toda iniciativa". Por eso, son gente como
Camacho, Raúl o Guardiola quienes nos recuerdan que "el control mata la vida". Además, la pasión
es contagiosa. "Un hombre apasionado tiene la virtud de arrastrar a un equipo entero con su
desbordante entusiasmo". La pasión es ambiciosa por naturaleza. Y el ejemplo claro es el caso de
Raúl González, "ambicioso todos los días de su vida y a todas horas". Sin ser el más rápido, ni el
más fuerte, ni el más técnico, n i el más creativo, pasó a convertirse en uno de los mejores
jugadores del mundo.
4.- El poder del estilo

El estilo es mucho más que la forma. Es la manera de ser de una empresa o una persona. "Y quien
tiene un modo de ser se distingue, marca la diferencia", asegura Valdano. Así, explica, "el Real
Madrid tiene una historia triunfal y un estilo construido por centenares, si no miles, de personas".
Para Valdano, "cuando se pierde un partido o un campeonato siempre habrá otras oportunidades.
Pero cuando se pierde el estilo, se pierde todo".

5.- El poder de la palabra

Para el ejercicio del liderazgo, "las palabra siguen siendo insustituibles". Todo gran líder "es un
comunicador eficaz que sabe muy bien cómo manejar las aspiraciones y los temores de las
personas que dirige", apunta Valdano. Uno de los ejemplos que cita es el de Cesar Luis Menotti,
"un hombre de convicciones profundas y con una fuerza seductora incomparable en sus
discursos". También Luis Molowny, mito del madridismo, primero jugador y luego entrenador de
éxito, lidió con estrellas rutilantes gracia a un discurso fácil, relajado y cargado de sentido común.
Para Valdano, el fútobl es poca cosa sin la palabra, y el líder también. "La palabra persuade,
matiza, convence, quita o pone tensión, guía los sueños...".

6.- El poder de la curiosidad

El tiempo pasa tan rápido que el conocimiento envejece a toda velocidad. Por eso, insiste Valdano,
"solo la curiosidad nos permite perderle el miedo a este estado de cambio permanente". Así,
quien tiene curiosidad no tiene miedo al futuro porque se abre de modo natural a las ideas, al
cambio y a la innovación. Hasta en un ámbito tan físico como el del fútbol, "está abierto a
continuas revoluciones impulsadas por gente inteligente" como, por ejemplo, Pep Guardiola. En
lugar de refugiarse en la seguridad del éxito que ya había alcanzado, siguió explorando nuevos
caminos cada temporada. Por ejemplo, apostó por un número nunca visto de centrocampistas o
cambió la posición de Messi.

7.- El poder de la humildad

"Yo no jugaba solo". Esta es la respuesta que suele dar Alfredo Di Stéfano a aquel que se le acerca
con la intención de recordarle alguna actuación memorable o de elogiar su enorme talento
futbolístico. Y es que la humildad es la "única rienda para contener las tentaciones siempre
casquivanas de la vanidad". Y es que la vanidad tiene consecuencias gravísimas en las empresas,
donde las soluciones tienen que ser siempre colectivas.

8.- El poder del talento

En todo líder debe haber un pedagogo capaz de lograr que su discípulo se sienta único. Un equipo
competitivo no es un rebaño, todo lo contrario; "cuanto más diferentes sean sus miembros, más
rica será la suma de conocimientos y de sensibilidades que nos lleven al éxito", asegura Valdano.
Pero el talento hay que buscarlo. "Siempre recomiendo que se busque gente con una virtud
sobresaliente antes que gente sin defectos cuando pretendemos iniciar un proyecto empresarial".
En el fútbol ocurre algo parecido, existe el riesgo de que los jugadores "sin defectos" nos dejen sin
jugadores, por ejemplo, de la calidad de Guti. "Mucha empresas de estos días llevan un camino
parecido.

9.- El poder del vestuario

El poder del vestuario es el poder del equipo, pero esto siempre exige una contribución personal.
Cada futbolista tiene que entregar algo del "yo" al servicio del "nosotros". Y la tarea del líder es
lograr que todos se sientan solidarios, orgullosos de la idea que representan. Así, "existe una
aspiración que a todos nos hace igual de felices: sentirse importante. Si cada miembro del equipo
siente que es valorado por el grupo, a ese vestuario dará gusto entrar y en ese equipo dará gusto
jugar".

10.- El poder de la simplicidad

"No hay nada más difícil de definir que la simplicidad", apunta Valdano, por cuanto este concepto
alude de algún modo a la perfección. Simplicidad remite a pureza máxima, a lo esencial. Un
ejemplo muy claro es el de Hugo Sánchez, "capaz e marcar 38 goles en una temporada y todos
ellos de un solo toque. Sin necesidad de tener que parar la pelota, de orientarla, de acomodarla.
Siempre se encontraba con el balón en el momento justo, en el lugar justo y con el perfil justo". Y
algo parecido sucede con los líderes de verdad, que toman siempre el camino recto, sin
complicaciones.

11.- El poder del éxito

"Cuando el liderazgo es eficaz activa el profesionalismo, el optimismo, el espíritu de superación,


las conductas solidarias...". El éxito también. Es una satisfacción íntima, el orgullo por el trabajo
bien hecho. Un futbolista, cuando está delante de un entrenador, solo ve dos cosas. Entrenador
fuerte o entrenador débil. Por eso, el éxito es un gran afrodisíaco que hace creíble un proyecto y a
las personas que lo encarnan. Y por esta razón, "hay especialistas en apoderarse, para sí, de
triunfos colectivos. Auténticos caraduras", se despacha Valdano.

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