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A L.—. G.—. D.—. G.—. A.—. D.—. U.—.

Los Landmarks, otra visión


La que sigue es otra visón de los Landmarks, su verdad, su origen y su aceptación. Nos la
proporciona, en una bien estudiada y documentada Plancha, el Q.—. H.—. Montero,
Maestro Masón de la Gran Logia de España, quien temporalmente se encuentra en
sueños.

La R.—. L.—. S.—. Cibeles nº 131 no asume ni rechaza sus argumentos, mas los acoge
fraternalmente y recomienda su estudio. Los masones somos librepensadores por
naturaleza y no estamos sujetos a dogmas de origen divino... proclamados y defendidos por
hombres que se dicen representantes de Dios en la tierra y hablar en su nombre; sino a la
razón, a la duda sistemática, o lo que es lo mismo, a la investigación en búsqueda del
conocimiento y la verdad ¡De la luz!

V.—. M.—., QQ.—. HH.—.:

Landmarks ¿Regulares? ¿Antiguos? ¿Aceptados

Ésta es una plancha sobre un tema difícil porque los Landmarks son nuestro pretexto preferido para discrepar. En
ella, solo quiero repasar las definiciones del concepto, hacer una breve historia del concepto, exponer las tesis
regulares sobre las diversas listas y comentaros mis conclusiones.

¿QUE SON LOS LANDMARKS?

En tiempos remotos, mucho antes de que los catastros o los notarios existiesen, se usaban piedras como
mojones para delimitar las fincas rústicas, y estaba severamente penado por las leyes de todos los pueblos
cualquier intento de cambiarlos. Este es el concepto operativo de los Landmarks, que se podrían definir
como “mojones que sirven para delimitar un terreno”.

En masonería, los Landmarks tienen un significado más amplio pero menos claro: La Enciclopedia Masónica Coil
ha reunido
cuarenta y una definiciones regulares de las que doce ponen el énfasis en su antigüedad, nueve en la
universalidad y trece en la inalterabilidad. Once consideran que son principios establecidos por costumbres, dos
los declaran leyes escritas, tres leyes no escritas, cuatro opinan que son los secretos y las ceremonias de los
masones operativos, dos sugieren que son indefinibles y cinco aseguran que los Landmarks no existen.
Aunque parezca mentira, los Landmarks tienen un poco de todo esto. Pero lo más impactante es que en lo que
parece que todos estamos de acuerdo en el rechazo a cambiarlos.

Quizás la definición más admitida sea la de Mackey , para él son: “Aquellas antiguas y universales costumbres de
la orden que, gradualmente se fueron aceptando, o fueron impuestas de una vez por una autoridad
competente, y esto fue en un tiempo tan remoto que no queda ni registro de cuando fue. Por ello, los
Landmarks tienen la mayor autoridad que la memoria o que la historia puedan ofrecer, por lo que son
universales, inalterables e irrepetibles”

Es una definición bella pero ¿Es la definición la más aceptada? ¿Son las listas de Landmarks tan antiguas?
¿Cuántos Landmarks cumplen estas condiciones?

Para contestar a estas preguntas disponemos de muchas listas de Landmarks. Estas, incluyen los conceptos que
para el autor son esenciales en masonería como son: los secretos esenciales, las prerrogativas del Gran
Maestro, el gobierno y funcionamiento de la logia, los derechos y los deberes de los masones, las condiciones
para poder ser iniciado, los que definen el carácter deísta de la orden, el Landmark de la inalterabilidad (muy
popular) y algunos específicos de cada lista.

De lo que no hay duda es de que el concepto y las listas han evolucionado a través de la historia:

BREVE HISTORIA DEL LANDMARKS

Según la Enciclopedia Masónica de Coil y el libro Jurisprudencia Masónica de Roscoe Pound:

En la época operativa (antes de la creación de la Gran Logia de Inglaterra en 1723) no hay ninguna mención al
término “Landmark” en masonería, aparte de su significado operativo. En Inglaterra, las Logias se
gobernaban por las Constituciones Góticas en las que ni la palabra ni el concepto está presente.

La palabra “Landmark” aparece por primera vez en masonería en 1720 (publicada en 1723) en los reglamentos
compilados por George Payne, que en su artículo 39 dice: “Cada Gran Logia tiene autoridad para modificar
este Reglamento o redactar otro en beneficio de la Fraternidad, siempre que se mantengan invariados los
antiguos Landmarks", pero dejó el concepto sin precisar. Sobre lo que pudo decir Payne hay tres teorías (según
Pound):

Pudo usar esta palabra como antiguas, universales e inalterables costumbres, definición de MacKey

O se refería solo a los ritos y a los secretos de los masones operativos, como interpreta Hextall.

O bien, Anderson encontró el término en alguno de manuscritos antiguos que utilizó Payne para redactar sus
reglamentos, donde la palabra se usó con sentido operativo, y la incluyó sin preocuparse demasiado en su
significado. Esta es la teoría más aceptada por los estudiosos, incluyendo a Pound.

En el resto del siglo XVIII el término se usa poco y no se llega a concretar. Parece no interesar demasiado.

Los reglamentos corregidos de 1738 mantienen la frase “... invariables los antiguos Landmarks"

Hasta 1775, no aparece de nuevo la palabra: Preston, en su libro Ilustraciones de Masonería la usa como
sinónimo de usos y costumbres de la orden, refiriéndose a la no-conveniencia de modificar rituales. Pero no llega
ni a listarlos ni a definirlos.

La primera mitad del siglo XIX se caracteriza en América por una gran cantidad de escritos masónicos que hablan
de unos Landmarks misteriosos de trasmisión oral, pero este movimiento no tiene reflejo en Inglaterra:

En 1813, aparece otra mención en el Manual Masónico de Ashe. Pero solo copia a Preston.

También en 1813 en el acta de la Gran Asamblea para la Unión de las dos grandes logias de Inglaterra se
menciona que, tras la unión, “debe haber unidad de obligaciones, disciplina, trabajo en logia y vestimenta de
acuerdo con los Landmarks y tradiciones de la orden”. Sin duda se refiere a usos y costumbres.
En 1819 el Duque de Suffolk, Gran Maestro de Inglaterra, también establece claramente que los Landmarks
se refieren solo a usos y costumbres (mencionando de nuevo la no-conveniencia de cambiar un ritual
autorizado)

Pero en América:

El Dr. Oliver habló ya en 1821 de unos supuestos Landmarks misteriosos y secretos de transmisión oral.

En 1850, Oliver elaboró una lista de 41 Landmarks (en 12 categorías distintas) incluyendo 10 que él declaró
obsoletos. Todavía los Landmarks no eran inalterables.

Como resultado de estas ideas, ya en pleno romanticismo, los masones americanos se convencieron de la
necesidad de embarcarse en lo que Pound denomina “La Búsqueda de los Landmarks Masónicos Perdidos”.

La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por la gran proliferación de listas y la inclusión de algunas de
ellas en las constituciones de algunas Grandes Logias americanas. Las diferencias de listas entre Grandes Logias
aumentan y aparece el concepto de irregularidad por la crisis con el Gran Oriente francés.

En Enero de 1856, la Gran Logia de Minnesota aporta una nueva constitución que incluía una lista con
26, esta es la primera lista que aporta el Landmark de inalterabilidad aunque solo se refiere a los ritos y a las
ceremonias pero no a los Landmarks. No se conoce al autor, ni sus intenciones, ni sus fuentes.
En Junio de 1856, Rob Morris de Kentucky publica una lista más pequeña, con solo 17, en el que incluye la
inalterabilidad en toda su extensión pero refiriéndose a los Landmarks en general (no a su lista en concreto)

Parece que Mackey se inspiró en estas dos listas (aunque no está probado), para elaborar su lista de 25
Landmarks publicada en 1858. Su inalterabilidad se refiere a su lista, de la que dice que no se puede cambiar
lo más mínimo, y al no dejar sitio para el debate, solo tiene seguidores o detractores.

En 1872 la Gran Logia de Nevada aprobó otra lista de 39 Landmarks distintos de los de Mackey.

En 1877, se produce el cisma del Gran Oriente de Francia. Derogan los Landmarks que obligaban a que la logia
estuviese presidida por el volumen de la ley, la necesidad de creer en el G.A.D.U. y la persistencia del
alma. Ello provocó el cese del reconocimiento del Gran Oriente francés por la mayoría de las Grandes logias
del momento. Comienza la irregularidad masónica.

En 1878, Woodford y Lockwood, aceptan la definición de Mackey, pero no su lista. Lockwood reduce la lista a
solo 19 Landmarks (y con distinta redacción)

Entre 1889 y 1893 Grant también de Kentucky publica otra lista diferente con 54 Landmarks.

En 1889, La Gran logia de Louisiana aprueba su lista con 24 Landmarks, en la que incluyen uno de esos
Landmarks obsoletos (el número 24), que todavía sigue vigente (os recomiendo que lo leáis)

En el siglo XX empieza la racionalización y el intento de llegar a un mínimo acuerdo universal sobre los
criterios de reconocimiento entre Grandes Logias. Si el Gran Oriente de Francia es irregular, ¿qué criterios
deben seguirse con respecto a los otros Landmarks no comunes? Las respuestas no tardan en llegar y surgen
nuevas listas de Landmarks cada vez más pequeñas y criterios de reconocimiento con cierta universalidad.

En 1908, John Lawrence mostró su desacuerdo con todas las listas, en su libro Jurisprudencia Masónica y
Simbolismo. Según él, ninguna lista cumplía las condiciones de Mackey para ser considerados Landmarks.

En 1928, la Gran Logia de Virginia Occidental adopta una lista de solo 8 Landmarks.

En 1929, la Gran Logia Nacional de Inglaterra redacta unos principios, para poder reconocer a una Gran Logia
regular, con ocho puntos, que son los mismos que están recogidos en la Constitución de la GLE.
En 1952, Roscoe Pound, Gran Maestro masón, decano de Derecho en la Universidad de Harvard, en su libro
Jurisprudencia Masónica, propuso una lista con solo siete. Que son el primer intento serio de llegar al
mínimo común múltiplo de las listas de Landmarks.

En 1953 La Gran Logia de Vermont revoca la lista de Mackey y aprueba la lista de Pound.

En 1967 La logia Quator Coronati publica el libro de Harry Carr Recopilación de Escritos Prestonianos
1925-1960 que reduce la lista a solo 5 (estando recogidos los 4 primeros en los OLD CHARGES).

En 1970 la Gran Logia de Michigan reconoce una lista con solo 3, los Landmarks que son los que imprimen el
carácter deísta de la orden:

Un masón debe creer en el Gran Arquitecto del Universo, el volumen de la ley sagrada es esencial y parte
indispensable de la logia y, por último, se debe creer en la inmortalidad del alma.

Pero, ¿cuales de los más de doscientos Landmarks distintos incluidos en listas regulares son esenciales?¿Cuál de
todas la cumple con los requisitos de Mackey? Esto es: antiguos, universales e inalterables.
Dentro de la masonería regular caben muchas respuestas y hay al menos tres escuelas (según Roscoe Pound
1955):

La filosófico-religiosa, la legalista y la historicista-escéptica:

TESIS SOBRE LOS LANDMARKS


La tesis Filosófico-Religiosa

La Masonería operativa inglesa era una hermandad católica, constructora de edificios sagrados y de esencia
religiosa. Su carácter sagrado se ha conservado en la especulativa desde su organización por Anderson. Albert
Pike sostenía que “la masonería no es una religión. Pero enseña y conserva en toda su pureza los dogmas
cardinales de la primitiva fe, que subyacen fundamentalmente en todas las religiones”. El Hermano Newton
propuso una definición de los Landmarks como los portadores de: "El patronazgo de Dios, la hermandad entre
los hombres, la ley sagrada y la esperanza en la vida eterna”.

Si nuestros Landmarks fuesen verdad revelada o dogmas cardinales, la masonería (según el muy R.—. H.—.
Touvia Goldstein) tendría un cuerpo doctrinal equiparable al de algunas religiones porque: “Cree y venera a Dios
(G.A.D.U.) y éste es el primer Landmark aceptado en todas las listas. Tiene ritos, rituales, catecismos y otras
manifestaciones similares a la Religión. La concepción social en la orden es jerárquica. Tiene un lenguaje
propio y críptico para el profano. Tiene templos para ejercer su veneración y ceremonias” Por último y
fundamental, tendría unos dogmas revelados en los que sostendría su doctrina.

Muchos hermanos viven las tenidas como actos religiosos y tienen a Hiram en su santoral particular. Para los
hermanos que defienden esta tesis, los Landmarks son algo más que universales, inalterables, irrepetibles y de
antigüedad inmemorial. Son verdades reveladas por el GADU al hombre desde tiempos remotos y transmitidos
de maestro a maestro a través de muchas generaciones. Para ellos, los Landmarks son un medio de transmisión
de los valores éticos, filosóficos y religiosos de nuestros mayores. De cada lista se pueden extraer enseñanzas. La
precisión del mensaje no es importante porque se transmiten misterios y estos, por su naturaleza, no son
claros. Aunque algunos filosóficos aceptan la lista de Mackey, la lista verdadera de dogmas válidos les crea un
problema.

Para ellos, la masonería, si no es una institución religiosa está muy cerca, ya que colabora con las religiones en el
progreso moral de la humanidad, siendo esta la base trascendente de la institución. Los filosóficos conciben la
Masonería como una práctica "ampliada" de su religión, algo así como un culto complementario.

Entonces, ¿cuales son las diferencias entre Landmarks y Dogmas? Pues según el R.—.H.—.Touvia Goldstein
“aunque un dogma crea también un límite y ambos son leyes inalterables, el dogma es una ley de origen divino
y el landmark es de origen humano. Es precisamente este origen la diferencia entre ellos. Los Landmarks
son auto-impuestos aunque inamovibles y los dogmas son revelados por Dios, por lo que son inamovibles por
ley divina.

La tesis Legalista

Para los legalistas, la irregularidad no tiene que ver directamente con los Landmarks, sino con el
cumplimiento de la las normas, esto es de las constituciones y los reglamentos de tu Gran Logia. Consideran a
los Landmarks solo como la base del derecho masónico por lo que el origen y la antigüedad son menos
importantes que su aceptación. Roscoe Pound, el padre de la tesis, escribió: "tanto si usamos el término
Landmarks como si no, coincide con la idea que se nos ha hecho familiar bajo ese nombre”. Pero se refería solo
a los 7 de su lista. Esta tesis tiene la dificultad de encontrar una lista con universalidad. Porque los Landmarks
regulares, universales e inalterables son:

3, para Alexander Bacon, Chetwode Crawley, para la Gran Logia de Michigan y para Albert Pike.

5, para Carr.

6, para la Gran Logia de Nueva York.

7, para Roscoe Pound, para la Gran Logia de Virginia y para el cubano Carlos Betancourt.

8, para la Gran Logia de Nueva Hampshire y la de Virginia Occidental.

9, para Findel.

10, para la Gran Logia de Nueva Jersey.

12, para Mac Bride y para la Gran Logia Regular de Portugal.

15, para John Simons, para la Grand Logia de Tennessee y la Connecticut.

17, para Rob Morris y la lista antigua de la Gran Logia de Kentucky.

19, para Luke Lockwood.

20, para a Gran Logia Occidental de Colombia, con sede en Cali.

24, para la Gran Logia de Louisiana.

25, para Mackey y Chalmers Paton y también para la Gran Logia de Massachussets.

26, para la Grand Logia de Minnesota.

29, para Henrique Lecerff.

31, para el Dr. Oliver (mas sus 10 obsoletos).

39, para la Gran Logia de Nevada.

54, para H. G. Grant que es la lista actual de la Gran Logia de Kentucky.

Y seguro que falta alguna. Aunque la lista más aceptada es la de Mackey esto no es mucho decir; ya que de las
51 grandes logias americanas solo 5 la reconocen, 3 consideran los Old Charges como Landmarks, 9 tiene
adoptada una lista propia (todas diferentes), 19 no se pronuncian sobre los Landmarks e incluso la Gran
Logia de Virginia la rechaza expresamente en sus constituciones. Pero la lista de Mackey es la única aceptada
universalmente por todas las Grandes Logias Prince Hall, lástima que la G. L.E. no les reconozca.

El mismo Pound dice que es una temeridad usar como ley algo tan difuso. Pero llega a considerar su lista de
Landmarks, como principios inspiradores constitucionales (según el derecho anglosajón) del derecho masónico.

La tesis historicista-escéptica

Según esta tesis, la historia demuestra que palabra Landmark no se usó en masonería antes del siglo XVIII,
que la definición de Mackey es reciente y no universal, que ninguna de las listas es aceptada por la mayoría de las
grandes logias, que ninguna lista de ellos pasaría las pruebas (definidas por MacKey) para ser considerados
Landmarks y que las listas de Landmarks no son inmutables sino que mutan mucho.

En resumen, que no hay ninguna lista REGULAR ni ANTIGUA ni generalmente ACEPTADA.

Los más radicales dudan de la validez de las listas de Landmarks, considerándolas una invención romántica
americana de la segunda mitad del siglo XIX, y accesorias en masonería. Lo único que reconocen como
antiguos, inalterables y universales son los secretos y los ritos. El mismo Pound reconoce que estos
argumentos tienen gran peso. Pero, contra esta tesis, se puede argumentar que:

Aunque los Landmarks no se llamasen así en la masonería operativa, algunos existían como principios
fundamentales desde tiempos inmemoriales.

Otros hermanos defienden que todas las listas regulares vienen a decir lo mismo, aunque a la vista de la gran
diversidad de listas y de Landmarks, con la definición de Mackey, este argumento es difícil de defender.
Aunque sí es cierto que hay muchos Landmarks que se repiten en muchas listas con redacción parecida.

MIS CONCLUSIONES

Mi primera conclusión es que hay que aceptar que el tema no está claro y que no-solo hay tres opiniones sino
muchas más. Por lo que es tan regular creer que una determinada lista es la auténtica como todo lo contrario.
Es una insensatez considerar a los escépticos como herejes contagiados por la irregularidad cuando esta
corriente ha sido respetada por la masonería regular desde hace más de ochenta años.

Por otro lado, aunque a simple vista parece que las tres tesis parecen irreconciliables esto no es así en absoluto,
ya que el debate está en las formas de racionalizar la experiencia masónica y quizás esta experiencia en sí no sea
tan distinta para unos y para otros. Además, casi todos ritos permiten la coexistencia armónica de las tres
corrientes de opinión siempre que seamos tolerantes, esto es:

Que los filosófico-religiosos (crean o no en dogmas infalibles) no intenten imponérselos a los demás, que
respeten el derecho a discrepar sobre este tema y que estén sujetos al derecho masónico en toda su
extensión. Sin dogmas impuestos no hay herejes ni inquisidores. Los términos integrismo y masonería son
antagónicos.

Que los legalistas pongan a las personas por encima de las normas siempre que se refieran a los Landmarks.
La poca definición del término permite la arbitrariedad en su aplicación si son tomados literalmente como
leyes. En mi opinión, no es lícito utilizar la palabra Landmark para juzgar a nadie, con las constituciones y los
reglamentos basta.

Que los escépticos respeten las constituciones y el carácter deísta, sagrado, trascendente e iniciático de la
masonería. Respetando el derecho de otros hermanos a pensar que los Landmarks son dogmas revelados.
En mi opinión el hecho de que haya muchas listas no significa que no existan límites. Los llamemos cómo los
llamemos, algunos Landmarks existen desde siempre. Los tres Landmarks deístas están en todas las listas y el
resto son al menos portadores de valores e información muy valiosa.

Yo creo que hay suficientes evidencias históricas para afirmar que las condiciones para que los candidatos
puedan ser iniciados han variado poco desde los esenios, éstas normas se incorporaron al derecho
canónico cristiano como condiciones para poder ser ordenado sacerdote (Orígenes fue declarado irregular ya
en el siglo III al faltarle los testículos) Todos los concilios las refrendaron. Las reglas de regularidad de la Suma
de Toledo de 1621 son casi idénticas a las condiciones para ser candidato en las Constituciones de Anderson. Y
están en todas las listas: Un masón debe ser varón, no mutilado, libre, mayor de edad y de buena reputación.

Todas las Grandes Logias regulares, defienden que la masonería no es una religión ni un sustituto de la
misma. Nos cuesta pertenecer a algo sagrado sin dogmas, pero esto no es así en todas las culturas.
Parafraseando a Touvia Goldstein: “¿Cómo es posible que esta Institución haya subsistido durante tanto tiempo
como una concepción macro- conceptual tan diferente en sus enumeraciones prácticas? Hay cierta similitud con
el problema difícil de resolver cuando se trata de definir quién es judío, quién está dentro de límites y quién no”.

Después de tanta definición yo me quedo con la del R.·.H.·.Xavier Sánchez de Amoraga que define los Landmarks
como aquellos mojones que delimitan una finca. Una de esas fincas que todos los del pueblo conocen. Hay unos
pocos mojones claros, pero otros han sido borrados por el tiempo. Algunos reconocen seis o siete, los más viejos
más de cuarenta aunque no están muy seguros. Pero, ¿es exactamente la misma finca para todos? Pues
seguramente no, pero en el fondo da igual porque la finca está ahí.

Montero, M.·. M.·.

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