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Guzmán Villalba Diego Armando

José María Luis Mora: Análisis


de la política mexicana

¿Quiénes representaban el progreso y quiénes el retroceso?

Para comenzar con este reflexión se dirá que después de la revolución de independencia y después
de la primera monarquía, se define al país como república con la intención de generar una sociedad
moderna y adecuada al momento histórico. No obstante, Mora somete estas ideas a una reflexión
que dice:

“La voz de la república vino a substituir a la de imperio en la denominación del país; pero una y otra eran

poco adecuadas para representar, mientras se mantuviesen las mismas instituciones, una sociedad que no

era realmente sino el virreinato de Nueva España con algunos deseos vagos de que aquello fuese otra

cosa.” (P. 261)

En aquel momento existían dos partidos que abanderaban dos ideas. “El primero hablaba de libertad
y progreso, el segundo de orden público y religión. […] A finales de 1826, el progreso estaba en lo
general representado por los gobiernos de los Estados, el retroceso o statu quo por el Clero y la
Milicia.” (P. 263)

En términos maquiavélicos, la política se trata de tejer relaciones, resolver conflictos y apostar a los
grandes grupos que pueden aportar sustancialmente a la causa. En el texto que presenta José María
Luis Mora, se pueden observar este accionar político por parte de la maquinaria gubernamental.
Aunque la apreciación del autor es que:

“el Gobierno general era un poder sin sistema que, por su fuerza muy superior, fijaba el triunfo del lado

donde se cargaba en las luchas que, sin haberlas previsto ni calculado, encontraba al paso empeñadas entre

el progreso y el retroceso; o, lo que es lo mismo, entre los Estados por un lado, y los obispos, cabildos y

comandantes por el otro.” (P. 263)


Sin embargo, aunque hubiesen dos formas de pensamiento, se habrían mantenido en paz hasta que
uno de los dos se instaurase en término de la legalidad. Pero todo cambió en 1826 con a llegada de
dos partidos escoceses y yorkinos, que en lugar de ver los proyectos, se interesaron por las personas.
De esta forma, se generaron mezclas ideológicas distorsionando los intereses primeros.

“Los Estados y los Poderes supremos, el Clero y la Milicia fueron todos más o menos sometidos a la acción e

influencias de uno u otro de estos partidos” (P. 265)

“El partido escocés nació en México en 1813 […] el sistema representativo y las reformas del
Clero, iniciadas en las Cortes de Cádiz, constituían su programa.” (P. 265) Por cuestiones políticas,
el partido del progreso se vio obligado a recibir la cooperación de las logias para hacer contrapeso
al clero.

El Clero apoyó a Iturbide y lo abanderó. Sin embargo, cuando Iturbide llegó al poder disolvió al
Congreso y se corono como Emperador. Esta falla le costó al partido escocés. En el año de 1826
aparece el partido de los yorkinos que se basaba en los “descontentos de todos los cambios
efectuados después de la Independencia y las clases ínfimas de la sociedad” (P. 267)

Finalmente, después de una variedad de ideas en el terreno de lo político y social, se establecieron


dos proyectos que no tenían ideas claras y precisas haciendo que la idea de república no se
consolidara de manera plena.

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