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Introducción
La relación del diseño con la ciencia y la investigación configura en la actualidad uno de los temas de
agenda de la investigación sistemática que más fracciona la comunidad de investigadores. Por lado se
ubican los detractores de la vinculación, mientras que por el otro aquellos (entre los que me incluyo)
que intentan nuevos puntos de vista para renovar la visión sobre la cuestión, con la expectativa de
formular un escenario de “diálogos” entre ambos campos que pudiera ser positivo para pensar desde allí
nuevas dimensiones del diseño en sus “formatos” profesionales-disciplinares, educativos e investigativos.
Presento a continuación los rasgos más relevantes de este debate exponiendo lo que considero son los
obstáculos que persisten a través del tiempo e impiden pensar en la vinculación y que se derivan de la
aceptación acrítica de una concepción sobre ciencia e investigación que ya no se condice con los
estudios actuales en filosofía de la ciencia. Una clave contextual que podría ser útil para entender el
contenido es pensar en la distinción tácita entre un diseño-exploración-experimentación y un diseño-
rutina-composición. Propongo, al final, unas ideas para avanzar en la cuestión y permitir espacios de
discusión menos restrictivos y sesgados que puedan producir una apertura hacia la construcción de una
nueva imagen sobre el diseño1.
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Reconozco la existencia de una discusión por la pertinencia del uso el vocablo diseño en lugar de proyecto, sin
embargo no es este el lugar para abordarlo. En lo que sigue voy a sostener la posibilidad de usarlos como
sinónimos y a diseño como una traducción lícita del vocablo design en el habla inglesa.
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Concibo a la praxis como una experiencia protagónica de los sujetos en el mundo en un proceso dialéctico de
comprensión-representación e intervención-transformación. Esta concepción está lejos de la asimilación del
concepto de praxis al de una (mera) práctica.
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. La idea de relacionar diseño e investigación es análoga a la de vincular diseño y ciencia, por ello cuenta con
expresiones de adhesión y de oposición. La principal razón para el rechazo es la “herencia” que han dejado los
procesos de vinculación ciencia-diseño que tuvieron lugar en el siglo XX. Sin embargo, considero que las
resistencias a detectar nuevos “diálogos” entre ambos escenarios radican en las confusiones que todavía persisten
entre los fundamentos y procesos que nutren cada uno de los sistemas de prácticas, y en la defensa del perfil
profesionalista asignado a la práctica proyectual.
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Es importante tener en cuenta que es necesario, sí, reconocer una distinción entre investigación proyectual e
investigación científica, categorías que no son mutuamente excluyentes pero presentan diferencias en los modos de
producción y –fundamentalmente- en el formato en el que se comunican los resultados. La ciencia es
esencialmente un saber escritural y su lógica comunicacional se expone en las dimensiones de un discurso lógico-
lingüístico. Abordar esta distinción requiere de un espacio para su tratamiento que excede el fin del presente
artículo.
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. Las diferencias que mantengo con Buchanan radican en su adhesión al paradigma del problem-solving, y a su
concepción del diseño como solucionador de problemas de la realidad, enmarcado en una visión profesionalista
de la actividad. Sin embargo, advertimos que el diseño supera una acción rutinaria de réplica de mecanismos
consagrados por la metodología. El modo en que la práctica proyectual puede aspirar a niveles de mayor alcance
en la producción de artefactos, con mayor potencial creativo e innovador, es a partir de asumirse como un proceso
de investigación, exploración y re-construcción de las organizaciones materiales y simbólicas de la cultura actual.
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. Es evidente que la base de este malentendido radica en el concepto implícito de investigación y, más aún, de la
categoría de investigación científica que se presenta como una actividad muy distante de las disciplinas artísticas y
proyectuales. Sin embargo, es preciso rescatar a la praxis representacional como el fundamento común, presente en
un conjunto amplio de expresiones vinculadas a la construcción de las entidades cognitivas, tecnológicas, sociales y
culturales.
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Es habitual encontrar en la literatura sobre el diseño las expresiones design research o research by design (Jonas
2007, Mitchel 2007, Dorst 2008), incluso el mismo Cross (2011, pp. 119 ss) ha realizado la distinción entre
scientific design, design science y science of design en el marco de la vinculación ciencia-diseño. También, desde los
trabajos de Simon (1988) las ideas de science of artificial o science of design han sido analizadas y puestas a prueba
en los contextos de la práctica. Sin embargo, considero que la expresión más adecuada para reflejar la vinculación
entre diseño e investigación es la de design by research, es decir, la actividad de diseño como práctica investigativa,
exploratoria y de problematización, más que como actividad de resolución de problemas.
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El significado de creatividad en este contexto no está asociado a la clásica idea de la inspiración creadora cuya
sede es la “cabeza” de un diseñador individual. Es más bien el resultado de un proceso lógico (no formal) que
reconoce la problematización, sistematización, análisis y configuración de ideas adaptadas a un contexto
situacional coherente.
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Ya es un tópico en la literatura aceptar la existencia de artefactos cognitivos no meramente discursivos y
descentrados en sus rasgos de los artefactos materiales que cumplen una función y poseen una composición físico-
material (Kroes-Meijers 2002). Solo para poner un caso menciono el trabajo de Risto Hilpinen (Monist 78) en el
cual plantea la posibilidad de considerar un sistema de creencias como un artefacto cognitivo.
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. De hecho estas son algunas de las denominaciones que asignaré –en otra contribución- a los tipos
representacionales que son parte de una red proyectante como una propuesta metodológica concreta para la
disciplina derivada de estos marcos epistémicos. Una cadena de representaciones heterogéneas constituidas
relacionalmente, como entidades portadoras de las “ideas” (nuevas estructuras significativas) que dan forma a los
artefactos (tecnológicos y cognitivos) del proyecto.
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. La posibilidad de vincular diseño e investigación es vista como una doble amenaza. Desde aquellos que
defienden la investigación tradicional, porque suponen que los diseñadores intentan hacer valer sus producciones
como tesis o conocimientos científicos. Por el lado de los diseñadores, porque ven amenazada su autonomía
profesional que teme importar procedimientos extraños de otras prácticas consideradas lejanas a los intereses del
diseñador y a la condición material (no cognitiva) de sus productos.
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. Las críticas y resistencias a vincular diseño con investigación se ha generalizado. En el contexto latinoamericano
existe un fuerte debate entre la corporación científica ortodoxa y la de los diseñadores que difieren en sus ideas de
lo que puede o no ser considerado una investigación (Margolin et al. 2005, Bonsiepe 2007). Algunos grupos de
investigadores intentan hacer valer sus desarrollos proyectuales como investigación en los canales burocráticos de
ciencia y tecnología, sin éxito. No es en este lugar donde intento instalar la discusión sobre mi propuesta, sino en
los fundamentos epistémicos que vinculan las acciones investigativas y las proyectuales, más allá de los formatos
(escriturales o visuales) de los diferentes sistemas de prácticas y sus respectivos mecanismos burocráticos de
evaluación y acreditación.
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. Esta idea de la entidad expandida se aplica también a la naturaleza del proyecto tal como lo presento en una
visión alternativa a la concepción tradicional. El proyecto no se constituye en la determinación exclusiva de las
especificaciones del objeto proyectado, sino en una compleja red de relaciones entre diferentes agencias humanas y
no-humanas que logran representar la complejidad de la situación que se intenta abordar.
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. La definición de ciencia de Archer (1992) es una base para alimentar las posiciones de los teóricos del diseño
sobre la relación con la actividad proyectual. En su concepción, el proceso de la ciencia
“seeks to isolate a phenomenon from the complexities of the situation in which it is embedded, and to
abstract generalizable principles from observation and experiment. Much scientific activity is devoted to
testing in new ways generalizations that have been made previously. The scientific process itself is subject
to strict disciplines calculated to minimize the probability of error in both observations and in findings.
On the other hand, there is no insistent demand that subjects for scientific enquiry should be confined to
particular categories or that findings should be useful. Scientists are entitled to turn their minds to
anything, so long as they do it scientifically” (p. 20).
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. Pero, por otra parte, Friedman reconoce que el perfil profesionalista de las prácticas de los diseñadores es el
principal obstáculo a la hora de relacionarse con las tareas de investigación. Es una conjetura pertinente, ya que la
dificultad para el vínculo no radica en la naturaleza del diseño, “neither is it rooted in the nature of design knowledge.
The great difficulty arises from a field of practice with a huge population of practitioners who were trained in the old
vocational and trade traditions of design” (Friedman 2001, p. 15).
Conclusiones preliminares
Considero que el conocimiento que el diseño logra construir se produce a partir de una práctica de
investigación que logra asociar un contenido cognitivo (idea mental) a un sustrato semiótico externo
(signo) de manera que logra transportar un nuevo contenido al mundo y operar como escenario de
posibilidad para la re-interpretación cognitiva en los escenarios vitales, y facilitados por la mediación de
los artefactos (cognitivo-tecnológicos) que se han obtenido como resultados de la praxis constructiva
“implícita” en la investigación proyectual.
Para Friedman, todo el intento de vincular la práctica reflexiva con la producción de conocimiento se
basa en un esfuerzo equivocado, ya que es un “callejón sin salida” como método para la producción de
teoría. Aunque es posible acordar un pensamiento común, cuando sostiene que “all knowledge, science
and practice rely on rich cycles of knowledge management moving from tacit knowledge to explicit and back
again” (2008, p. 158), si bien a condición de no limitar la noción de conocimiento explícito y permitir
su expansión a sustratos más allá del lenguaje escrito. No es necesario aspirar al desarrollo de la teoría
sobre el diseño desde el proceso mismo de la acción proyectual; este saber metateórico surgirá de
estudios orientados a ese fin específico. Pero esta cuestión no invalida que el diseño en sí produzca un
conocimiento significativo para la cultura, incluso de manera explícita. Resulta arbitrario pensar que lo
explícito pasa solo por el discurso escrito restringido, descartando un conjunto amplio de posibilidades
que enriquecen la expresión del conocimiento humano.
Incluso considerando las principales objeciones a la consideración del diseño como un proceso de
investigación (design by research), no se observan razones de peso para negar su vinculación como
categoría comprensiva y como programa metodológico. Incluso habiendo considerado ya los elementos
comunes con otras prácticas, es posible pensar que la dimensión investigativa pudiera tener un rol más
relevante como un proceso transversal, no solo a todas las modalidades de expresión del fenómeno
proyectual, sino también a otros ámbitos representacionales, en la medida en que operan con signos,
operaciones constitutivas y estructuras significantes16.
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. Esta cuestión es una línea interesante de investigación en el marco de las vinculaciones y los posibles diálogos
entre disciplinas basadas en procesos de praxis representacional, a partir de los cuáles sea posible pensar en nuevos
canales de indagación sobre la base de la transformación de la agenda de problemas para el diseño en un nuevo
escenario epistémico-cultural. Sería interesante, en esta línea, analizar qué roles juegan en los otros campos
disciplinares los procesos de investigación y producción de sentido.
Referencias.
Referencias
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