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Historia[editar]
La historia del constitucionalismo en el Perú está vinculada con el nacimiento de la
República, en 1821, luego de que José de San Martín decretara la independencia del
Perú.
Desde entonces, el Perú ha sido regido por varios textos constitucionales de distintas
orientaciones, cada una de ellas graficó la tendencia política predominante en ese
preciso momento histórico.
Constitución jurada en todas las intendencias del virreinato y aplicada parcialmente por
el virrey José Fernando de Abascal durante los años 1812 - 1814 y en el periodo de los
virreyes Pezuela y La Serna durante los años 1820 - 1824.
Durante el periodo de 1812 - 1814 hubo varios procesos electorales para elegir a los
miembros de los ayuntamientos constitucionales de las principales ciudades del Perú
(sin contar la infinidad de elecciones en los ayuntamientos de los demás pueblos y
ciudades). Hubo dos procesos electorales para elegir a los diputados del Perú ante las
Cortes españolas (22 propietarios y 10 suplentes) y para elegir a los miembros de las
Diputaciones Provinciales (Diputaciones Provinciales de Lima y del Cuzco). Del mismo
modo, durante la época de su restauración, el año de 1820, es decir la época conocida
como "trienio liberal", tuvo incidencia en el país, al punto que se crearía en la Real
Universidad de San Marcos una cátedra destinada al estudio de la Constitución Política
de la Monarquía Española. Así, entre los cursos que se dictaban en la universidad
figuraba la cátedra de vísperas de leyes y “de la Constitución Política de la Monarquía
Española”, cátedra que le fue asignada a Manuel de Urquijo, como sustituto del titular
Justo Figuerola, el 15 de enero de 1821. No duraría mucho, sin embargo, dicha cátedra.
La proclamación de la independencia en Lima estaba por hacerse realidad. Tendrían
también amplia difusión las elecciones y, en el caso de los territorios sometidos al
dominio español (Cuzco, Arequipa, Huamanga y Puno), se instalarían Diputaciones
Provinciales en cada una de ellas. Por tanto, la Constitución de Cádiz y sus instituciones
fueron la escuela de muchos de los políticos que forjarían nuestra vida republicana. En
ello radica su importancia.
Constitución de 1823[editar]
Instalación del Congreso Constituyente en la capilla de la
El 27 de diciembre del mismo año, San Martín convocó por primera vez a la ciudadanía
con el fin que eligiera libremente un Congreso Constituyente, con la misión de
establecer la forma de gobierno que en adelante regiría al Perú, así como una
Constitución Política adecuada.
La Suprema Junta Gubernativa del Perú fue un cuerpo colegiado que se hizo cargo del poder
ejecutivo tras la renuncia de José de San Martín, hasta entonces Protector del Perú. Fue creada
el 21 de septiembre de 1822 por el primer Congreso Constituyente del Perú. Los miembros de
la Junta fueron escogidos de entre los diputados del mismo Congreso y fueron los siguientes:
José de La Mar (presidente), Felipe Antonio Alvarado y Manuel Salazar y Baquíjano. La misión
primordial de esta Junta era terminar la Guerra de Independencia, pues las fuerzas realistas al
mando del virrey La Serna resistían todavía en el sur y centro del Perú.1 La Junta organizó la
llamada Campaña de Intermedios, que culminó en fracaso; acto seguido, estalló el Motín de
Balconcillo, una rebelión de oficiales del ejército patriota que presionaron al Congreso para
que disolviera a la Junta y eligiera a un presidente único, lo que ocurrió el 27 de febrero de
1823.).
El primer paso fue la elaboración de las «Bases de la Constitución Política», a manos de
una comisión del Congreso, integrada por los diputados Justo Figuerola, Francisco
Xavier de Luna Pizarro, José Joaquín de Olmedo, Manuel Pérez de Tudela e Hipólito
Unanue. Estas «bases» fueron promulgadas por la Junta Gubernativa el 17 de diciembre
de 1822; constaban de 24 artículos, que a grandes rasgos, declaraban que todas las
provincias del Perú, reunidas en un solo cuerpo, formaban la nación peruana, que a
partir de entonces se denominaría «República Peruana»; asimismo, establecía que la
soberanía residía en la Nación, siendo independiente de la monarquía española y de
cualquier otro tipo de dominación extranjera; su religión sería la católica, con exclusión
de cualquier otra; y en cuanto al Poder Nacional, estaría dividido en tres poderes, el
Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.
La Constitución de 1828[editar]
La tercera Constitución Política del Perú fue, como su antecesora, de tendencia liberal.
Fue discutida y aprobada por el segundo Congreso General Constituyente del Perú
reunido de 1827 a 1828, siendo promulgada el 18 de abril de 1828 por el Presidente
Constitucional de la República, mariscal José de La Mar. Su juramentación pública,
fijada para el día 5 de abril, fue diferida a raíz de un tremendo terremoto que asoló Lima
el 30 de marzo. La ceremonia se realizó finalmente el 18 de abril, en los cuatro ángulos
de la Plaza Mayor, en la plazuela de la Constitución y en las plazuelas de San Marcelo y
San Lázaro.
Esta constitución ha sido considerada la “madre” de las constituciones del Perú, porque
sirvió de modelo a las mismas, hasta muy avanzado el siglo XX. En lo civil puso
término a ciertos rezagos de la vida colonial como los empleos hereditarios,
mayorazgos, vinculaciones y privilegios. Se abolió la tortura y las penas infamantes y
solo hubo pena de muerte en los casos de homicidio calificado. En lo político estableció
la elección indirecta del presidente y el vicepresidente, para un período de cuatro años,
inmediatamente renovable; cámaras de senadores y diputados, cuya renovación se
efectuaría cada dos años por tercios y mitades, respectivamente; creación de un Consejo
de Estado, al cual se encargaba la misión de observar y asesorar al poder ejecutivo;
creación de las Juntas Departamentales, como medio de satisfacer y atenuar las
tendencias federalistas. Pero especialmente debe resaltarse que esa Constitución
autorizó al Presidente de la República suspender las garantías constitucionales e
investirse de facultades extraordinarias, por un tiempo determinado y con cargo de
informar al Congreso acerca de las medidas adoptadas durante el ejercicio de dichas
facultades. Finalmente, ofreció el fomento de las industrias y la educación, la
realización de estadísticas, la civilización de los indígenas y el apoyo a la inmigración,
entre otras buenas intenciones que poco o nada se materializaron.
Véase también[editar]
Referencias[editar]
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