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WALTER BENJAMIN

TENTATIVAS
SOBRE BRECHT
Iluminaciones 111

Prólogo y traducción
de
JESUS AGU!RRE

taurus

I
Tf(lt!o originai: 1~>r:rudu iib!":· Bró"dl/
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1 orn!l:lg-ttr:a. oJO. ~'HI) p ;\Lod!"id
T:·!·:·liH:~l (~J1) i-~-t :J(I ¡;1)
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1 1

• :\l!•ti!:u·, :\Ir e .•. T:u:ru.~. ,•\lf:tgt:,¡ra, .'i. :\. rk C.'\.


r\\d:~. L'tj•,·n._id:trl. ';":)/, Cr•i. dd \/¡die,
\k-...:icn. D.F. c. P. n.::oo
• \)¡;;: i ihui~!~J:"a \" Editut ;1 r\:..ruil:lr \l
. ·: tea. Tattt'\1.~ ..\1f: 1.:..ru: 1r;l, S ..·\.
( :allc,'-;O.n.o W-~3 - ·· Pdgitzas·
Tdi:-foti<l: !1:\:i :~ n:;
-~;::lt: 1 fl· d,· !~:,_i(<>t:·l, Cninntbi:t
(I\V:tllcr Bcnjamin en un ct:tmino qu•: no es el de Damas- 9
CO», por Jesús Aguirrc
!li..:•:tÍtl r!1· nli•il·rt:l: ·!.:\t.: Disc 1-1n
¡:¡,¡¡ •gr::.'~;,: f} ,\ 1:;~;;1; { ._¡ .•i.~: ll lk:t. Ct)\'lT Oué es el teatro épico (primera versiri11). Un estudio sobre
Bcccht ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 15
!:-:'.!.'.~: 1'3·1-:'·0ii-0:11 f ...f 31
Oué es el tc.:1tro épico (scgtmda versión)
Dc~J. Lt~?:tl: \1-:P r,,w... ;~t~)~ J1
l't i 1lt {·l · S p:¡¡¡¡
· Estuo.ws sobre la tcona dci teatro ..!DiLu
{ ttl, ·lt~~pn~·;n t:ll E.~p:uia
47
Comentando a Brecht ...
S5
Tnt\n~ lo.~ dtTtThr>< 1.l"·''-'"'ad,>s
Un drama de familia en el teatro épico
F~t:! p11l•:i,·adlln 11'' p 1H:.-\e _,,-. 1 . El país en que no se permite nombrar al proletariado 61
r~·pro~!uci<i;:, 11i t:lll1•d<"l 11i e11 parlt',
69
111 n:~~~~trad., ¡·;1 o tran.,mitid:t pnr. Comentarios a poema:=; de Brccht
~;: ~ ;~~~:~~~:: ::,~!~·-, :·::(:: ' ~ ¡le:;·,·~~ :.:il::" f~
1 103
>fll: ;1 La novela de c1wtro crta/'los, de Brccht
ni por nin~;t'in m~·dio, q·;tnH:c:tt1Íl'o
El a~ltor como productor ...
115
f¡¡fnquimia:. dn.:tniuir, 1 • m:t"nt'-!ir; 1
c:l(·nrn!:¡¡tit·t~. jl'>l' ~i•t••ropia,"' ' Conversaciones con Brecht 135
n rH:•lq¡~kr ntru. ~¡ 11 ('! f-t'r:ni~o f'1"c\·in
pnt· •·s·.l"ll\! dt: i.1 nlitnti:\1.
¿QUE ES EL TEATRO EPICO?
1Primera versión)
UN ESTUDIO SOBRE BRECHT
Qué se ventila hoy en el teatro, es asunto que puede
detcr.min:trse t'n relación a la escena con mavor exactitud
que refiriéndolo al drama. Se trata de que se haya cega-
do la orquesta. El foso que separa a los actores del públi-
co con1o a los muertos de los vivos, ese abismo cuvo silen-.
cio acrecienta la nobleza en el drama y cuya resonancia
;:¡_umcnta la en1bria.guez en Ja ópera, abisn1o que con1por-
1<1 rn6s imbon·ablcrnentc que cualquier otro ekrnento de
la escena ias hllellas de. st< odgcn sacml, ha perdido su
tiin.Ciói1:' La escena está todavía elevada, pero ya rio emer-
ge de una hondura inescrutable; se ha convertido en po-
dio. Y lo que hay que hacer es instalarse· en ese podio.
Esta es b situación. Pero igual que [rente a muchas otras,
·ha prevalecido frente a ésta b práctica de ocultarla y no
c•1 c1mbio la de dar cuenta de ella. Se siguen escribiendo
ópems y tragedias que aparentemente disponen de un
nparato escénico consagrado desde antiguo, mientrns que
en realidad. no hacen otra cosl\ que deparar un aparato
caduco. «Esta falta de claridad sobre su situación; que
domina a músicos, escritores v críticos, tiene consecuen-
cias enormes ;:¡ las que se presta menguada atención. Por-
que al opinar que están en posesión de un aparato, que
en realidad les posee a ellos, defienden uno sobre el
que ya no tienen ningún control y que no es, según
creen, un medio para los productores, sino m;ls bien con-
tra ellos.» Con estas palabras liquida Brecht la ilusión
(le ·que el·teatro se funda hoy en el·texto. 'Ilusión que ITO
es válida ni para el teatro de mercado ni· para el suyo
propio. El tcxto··es · serl'il en ambos casos: en uno strve

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al mantenimiento de una práctica y en otro a su modif> que ]a teoria languidece en el exilio babiló~ico. d~ un_a
c:1ción. ¿Cómo es posible esto último 0 ¿Hay un drama praxis que nada tiene que ver con nuestra ex1stenc~a.
0ara el podio -ya que [a escena se ha convertido en basta tal punto que ics v:1lores de \lna opereta de Kollo
podio- o, corno dice Brecht, paret «institutos de publi- encuentran una exposición más fáetl en el le~gua]e. aca-
cJ.ción~>? Y si lo hay, ¿cuú¡ es su carúcter? La única po- démico de 1:;. estética que los de un drama orechhano.
sibilidad de hacer justicb etl podio petrecb hnbcrla cn- Sobre lodu porqc:e ese drama mantiene las rnan?s hbres
comracio el «teatro actual» en forma de obras de tesis frente al texto para dedicarse por entero a la edthcac1ón
politic:1. Cualquiera que fuese el funcionamiento de ese de una nueva escena.
t-eatro· oolitién, socialm.ente_favorccia sólo la inserción de
las ruasas p.r_olctbri.a.!i en posiciones q.UC: .el .o.par:ato t~.a­
tnd. habia.cre:J.do para l;¡s masas b_u_rgues:~s. El context" El teatro épico ~s gestual. Otra cuestión .es la de en qué
funcional entre escena y público, tt!xto y representación, grado será literano en el sentido convencwnal. El gesto
director y actores, siguió casi intacto. El teatro épico · es su material; y su tarea valora.r ese matcnal adecua:
parte del intento de modificarlo fundamentalmente. Esm damente. El gesto tiene dos ventaps. por un lado frent"
escena ya no representa a su público «las tablas que sig- a las manik~tacioncs y afirmaciones por con;pleto e.¡-
nifican d mundo)) (por tanto un espacio mágico), sino un uañosas de Jns gcnt~s. y por otro trente al ca.racter mu-
lugar de exoosición favorablemente situ:~do. Su ,público tiple e impcnetr~h\c de sus acciones. En pnmcr lugar.
ya no s¡gnl!ca para su escena una masa de p~rsonas en sólo es falsificable hasta cierto punto, Y tanto menos
las que se ensaya el hipnotismo, sino una reunión de in- cuanto mús habitual sea y más irrelcv~n~c. En se~und~
teresados cuyas exigencias ha de sa tisbccr. Para su texto lugar, tiene un comienzo y un final deflmbles a d1feren:
la rcpreseniación no significa ya una interpretación vir- cia de las acciones y empresas de las gentes. Esta lndok
tuosa sino un control estricto. Y para su representación cstrictan1cntc conclusa, a la xnancra de un marco, de
el texto no •::s base, sino un registro de seguridad en el cada eicn1cnto de una actitud (que sin embargo s~ e~­
que su producto se inscribe como formulaciones nuevas. cuentra en un flujo vital), es _incl:>so uno de_ lo_s ,eno:
El directcr no d::-.. ·va a sus actores indicacion~s n~_r~ ("('!!- menos d1a1ccticos fundamentales del gesto. ue lo cu~l
seguir un cl·ccto, sino tesis Para que temen una ~posición. resulta una consecuencia in1portant~.= cuanto co~ m:e~
Y el actor ya no ~s para el director un mimo que debe frecuencia iJJternunp.amo.s al que actua, . r,anto meJOr . ,
encarnar un papel.. sino un funcionario que tiene que in- cib iremos su gesto. Por eso la ínterrupciOn de la acc1?n
ventariarlo. ocupa el prln~Ú plano en el teatro épico .. En ella cons1s~
Está claro que funciones tan alteradas se apoyan en te la función formal de las- canciOnes brechtwnas. con su'
elementos alte.rados. Una reciente representación en Ber- estribillos rudos que parten el corazón. Sm anllcipar la
lín de la parábola de Brecht Un hombre es zm hombre difícil investigación sobre la función de] texto e? el t~atro
ha dado lo. mejOl" oportunidad para comprobarlo. Por- épico, podemos dar por sentado que su func:10n pnm_or-_
que gracias al animoso e intuitivo esfuerzo del director dial consiste en ciertos casos en mterrum¡;nr la acc~ón
Legal se llevó a cabo no sólo una de las ejecuciones m:" lejos de ilustrarla o de apoyarla. Y no solo la acc1~n
precisas que haya podido verse en Berlín desde hace a¡:io,, de o_trQS.. sino actemás la p_ropia. El_ car_ácter retardatano
sino además un modelo de teatro épico, el único hast~ de Ja interrupción, el carácter cp;s?dico del, encuadr¡-
ahora. Mostraremos lo que impidió a la crítica profesio- miento son los que hacen que se~ ep1co el teatro gestd:s:
nal percatarse de ello. El público halló acceso a la come- Este teatro épico, se ha exphcado, no llene qu7
dia, una vez que se había descargado la sofocante atmós- ao:ollar acciones_ .tanto como répr~sentar SJtuacwnes.
fera del estreno, con independencia de los críticos profe- Y mientras que casi todas las con~1gnas de su dra:n~­
sionales. Ya que las dificultades que le salen al paso al turgia se han extinguido inadvertidamente, es~a ul}~­
conocimiento del teatro épico no son otra cosa que b rna ha conducido a muchos malentendidos. Razon su 1-
dente para segutr . c 011 cl.l.a. Las situaciones de las que
expresión de su cerc:mía respecto de la vida, mientras

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;~n e!ln. se !-~abla !lO pareci3n peder se:- más que el ~<mi­ corrientes de la vida burgucso. no se presenta.r: de manera
;Ieu:~ de los ~c6r!cos anteriores. Y t:ntendida así, deser:1- muv ciistint::t. Cuanto mayor es la propC?rcwn _que han
~;oco en l2. :;;:xtger:cia de reasumir. die he- :;tunariamcnte el dcñnzado !as clevastactoncs de nuestro orden social tcu::1n~
C!r::nna r'l2.ttn·o.lisw.. Pero al fin v. al cnho nZ\die es tan' in- to rnas nos vc:::.mos atacados nosotros tnismos.. Y nuestra
genuo que pue~::1 deft>ndt·r tal c;)S~. Lo estena__n_n_tur:Jist 3 , capacidad de darnos cuenta tlc cTIQJ. tanto ~mas acentua-
no n:enos_ q_ue e! podio. es enteramente i!usionis.t8.. Su da rendr:í oue ser b distanci::t del extrpño. A ese extr'lt}O
prop1:.1 cons,-:icncirl
t~C.c..rr;·
, • • deled' .'-:cr• tearro fl'J nued,;,.. f''l'~Crl::t fntc
, , ... J· , ,._
1
'" "- IL • ••
le conocemos de bs tentativas de Br·ecl1t; un tal (~ UtP.',
d¡._,._._, p~u~ poder e ..:c3r~e :-:;:n GiSirz:.ccwJ>es ::1. sus fines. de Su::-:.bia, réplica cld griego <{i'Jadie», Odisea, que busca
esto e::,• a. lDiit<:<r In rcalid<.1d ' tiene -c¡u'" .. nr·¡·rn
• ..... ,·-'"'1 ¡¡;c"¡
·r .....
.. . 1 • 1...
o en b caverna al cíclope Polifemo. Así se adentra Kcuner
c_o:lsc:,~t"!c~r!. "ET ren:trQ épL~_o._ p_yr .eL cou.tr~rjo~ ·s-e tn<:nJ- -que éste cr.; el nombre del·extraüo- en lf1 caverna. del
tJene ID:~He:rrumni(bmente ccn.sciente, de ~anCra vi"\'a monstruo uniocubr (e Estado clasista». An1bOS ~on_ n_cos
_V DlT!Gl!~.~t:\.'2.,
~ J 1 tiC ser tC~llTO
,• DO\" eso
' . , -.. ,·· - r·~~qJ¡o
.... - <.< C"D"Z u¡ .::. ·
d-''- en argucias, e jgu~lmcnte habituado_s a los p~tct~CID1l~.n·
{ra~a!' ~os (::,.f:!:nentos d~ Jo real en el sentido de una Los. v muv corridos; ambo~ son sab1os. Una re~tgn~clOn
tt-nt~Hiva
1 c:-:nenme-ntat·' l<:ts• ·sít!!:.•ci(111es
• •~
csrcr. '='l
. n • ·;<. ·,.,"1
!=, 1 • ,, .. , n'',; pract • J • ' • ' ' d· 1 ~ 'al1snH"-'
1ca, qu~ u¿;suc s1emprc se acsvw . e toc.o '-'- ·

a .. corD[enzo cte esa tcntrt.tiv8. l':.'o s._c_.Je_:};.~exc.a.n ... pur._.t.anto. utópico, hace que O disco no piense· s1no en la \'tF..!ltn ~
~:1 cspect;ldOi', sino ou:::: son ::-JC?j;tdas .de él. Las recono- casa, '.' Kcuncr no se :1parta de su umbral. Ama l.o~
ce corno SitU;¡ciones reales no con suficiencia, cnnlO ~"'"'""~ ::"n·bole:> que se ab1n en su patio, c~ando sale al _arre
el tc,::.t.i~c t
del

IK'lturalisn1o

sino con •-~soml)ro • Co·~1 L,,
' ·. '
:~¡· J libre desde su vivienda en el cuarto prso m tenor .. " c. POI
2::::on.1aro ·.·! teatro épico honra firn·lc v nudo'"')snrr"'nto 1 qut; no vas nunc0 ,ni bosque -1; pregu;Itan sus amtg~s--=,
~'.t"vi~··.' .• ·.·,E ·J -·~·
ya que nn:as los arboles?¡~ «(_No !1e d1cho -re~ponu: .;1
11n ,l'··:· .... J._
:- .. .'1 r_.d .....' .. ,ou¡¡t_lCd . . n t:' que S(· ;;1.S01i1D~'<.! UCSDJCrt;::. eJ
Jntc.·res; so:(_) en l:i es el h1tcrés :)rigin~d. N~v.b resl11t:1 n::ís ~cüor Kcuncr·-- que an1o lc;s arboles en n11 paho · ))
~:~:t:;·~·::;;:~:~s_: 1.:,? -~n-- ,... ¡ :~J:~!? ¿.~~ 1~~!:::-;:J;- ~k. D. ~·..;l:l que b i\1ovcr desc!e la existcnciZ~ a .la escena a este tt... euner ca~
~ ... L ...._Iu ... :-l'-•-- ~ . . _~.;n1pten~c en d ¡Catro ep:co de cor~vertir viioso. que un::~ \'cz propuso Brccht que se _le llcv~se acos-
e_~e _11Hc~~·~ ong1nal en 1nteré~j inn1cdiatan1entt- especia· tado al escenario (así de poco le atrae este), ese es el
1
1 I"">f'(} }: '
, ..... ~, •• .........,;
""~·t·· ~ .
•..:..: ,o cpiCO ~e
d'1r:2:e
. ~ .lntcresac,os
1
l~ve -·no empeño del nl.!CVO teatro.· Advc1~Lircm~s !'~ sin s~rprc­
picn:5an sin razón>,, Y ésta es u~t1a J.ctitud qttc ~o~~Ja;~en sn. lo lejos quG s~ rem.onta su ongen h1stonco. f:n Ja es-
ccn 1~s n::::~sas. <(En el empeño de interes;:Jr a esas "rn~sas ccn:t etiropca no ha cejado ntlnca desde los gnegos la,
por ~:~1 u.~a~ro especializadan1ente, y en 111odo ale:uno por búsqueda rkl héroe no trá~ico. A pesar de todos los re·
l on "'a .: .~ u
-'e :n ]o ' . lt ' . . .
L~. ura, SC Impone Sin cqpiVOCOS el 111atc~
- nacimi"ntos de b Anti~üeclnd, los grandes dramaturgos
:T1Ti~n1o ¡lJakctico _de l3I~echt)). Tendrfanws Cnlonces en han mantenido siempre la mayor distancia respecto. de
segu!dt~ tE:: rea(rd lleno de especialistas, igunl aue tenc~ la auténtica forn1a de la tragedia: la griega. No es este
n~os~estadios deportivos llenos de «geEtes espccia'lizad~s\). el Jugar de exponer cón10 se perfila. est~ can1ir;o en la
. El teatro épico no rc\Jrodw;:e . por t:lnto. situaciones, Edad Media con Hroswitha, en los mtstenos; mas tarde:
tnas b1~r! .tus _.ae::;cubre. E descubrirniento dC situaCiones con Gryphius. Lcnz y Grabbe. v cómo Gocthe lo cruzo
>se ren!'.za pe¡· !"nedio de la interrupción d.el oroceso d~ en el segundo Fausto. Pero sí que dir"mos que dtcho
!~ acc1un. Et C.JCnlplo rnás elementaJ: una escena t-an 1 J~ camino era el más alemán. Si es que puede hablarse
har. D~ repente entra un cxtntiio. La 1nujcr está 2 punto de un camino y no, mús bien, de un sendero clandes-
de ape!Ot~nat- una aln1oh:1cb par::t tirárscln a la hjja; d tino, ele contrabandistas. por el cual nos ha llegado, n
padre est~1 a punto de ~brir la vct1t2na para lln.n1::tr 8. tmvés del sublime pero infecundo macrzo del clas1Cismo,
:_tn·guart~ia. En ese instante aparece en b pucrtn ·el extrn~ b herencia del drama meclie,·al y barroco. Ese cammo de
no. "TabJeau», como solía decirse hacia 1900. Esto es: el herradura, como siempre agreste y cnmarañ~d?, aparece
extraño tropieza ahora con una situución: sábanas arru- hov en los dramas de Brecht. El héroe no tragtco es una
gadas, ventana abierta, ·lllobiliario devastado. Pero hay, p.i.t.l.za ftc esa 1J'adjcjón a]emap+L Que su paradójica ,exi_s~
sin embargo, una mirada ante la que las escenas más tcncia escénica deba ~r rcS>:.atada por nuestra propJa
20- 21-
-~xi_stencia
. - • es algc
.- • aue,
~ desde
. lu.~no
:::. • no 1-, ~-•t'co
,.;.;. \..J. ... l ..... P''···u
.....
al pie de página y la comparación que se. hace-pasando..J
~~ lo~ zneJOres ae 1<:!. dctuahdad -pensadores COITIO Georrr hojas deben introducirse en la dramaturgia.)) ¿P.ero que
Lukacs y Franz Ro~enzweirr- han reconocido p-onto~ anunc1an las 1magenes de Neher? Brecll.t. escnbe que
y Ul _-t- • -· , o.- k·"' . _._ • l .
"toman tal nosición frente a los acontecimientos que d
. a ..:..~~on. es_cnow.)'LU acs; -hace ._,einte aii.os. reconoció
.L

el antidramatJsmo .. ; ~ ¡:omilón reaÍ en Mahagonny está sentado ante el com1·


b l ti ' ne1 -ñmnhrP"" 'i1J7Jerior
' '
del .sabio ' v.... ~-1.
tcJñC!TEUjadu-;;-:-B!'en:---zPero quien me garanuza que el
~m argo, e. •JCVG -=:1 sus c!iúlogos 11asta t:l umiJral cic
1? es~c~1a. St se q~1>~rc C?r.siderJ.r al tcatr() Cpico mús comilón de las tablas tiene m:ís reahdad que el dJbu-
ar3.m~~ttc;:o_ que el dtalogo (que no lo es sien1prc), no nor jado? Nada nos imoide sentar al de las tablas ante el
¡-esn tenara que ser !nenas filosófico. f ·real, esto es, hacer que el dibujado detrás sea más real
sue el de las tablas. Qwza se nos entregu~ entonces la
clave del efecto intenso y pecuhar de pasajes que se es-
cenifican así. ntre los actores a arccen no ocos como
. La$ fo.rmas á e! te~ tm épico ·corresponden a las nuevas mandatarios de po eres mayores que permanecen al
torrnas .... rc~nKa_:. ::tt cinc y a 1~ rac!iQ. c;stO en ta cumb~·...: . on o. pcran. por an o, como o acen as 1 cas·.. e
dt.!_ la .t~cntca., bn el cinc se ha impuesto va n1ús v más el l'btón. en tanto ue procuran mo e os a as: as
pnnc1p1o segun el cual debe serie al nú.blico pOsible en pro;'ecciOncs e Ne er serínn, pues, ideas matenahstas,
ca?:I. m01ncnto «eng:tnr.h:-~r:-:t:>. y que. por tanto, hav auc !dcas de «Situaciones~> outéntiC;J.S, que se acercan tanto
CVJtac supuestos cmbrolbdos, :J.SÍ con1o cada pZ\rtc~ d~be al acontecimiento que el temblor de sus contornos. de-
pose:r. JU!lt? _a su v:-~ln1~ (·~n cu:1nto al con junto, otro lata de qué cercanía aún más íntima se han desga_1ado
pl·op_IO'" C}JI~údtco;_ todo lo cua¡ ~e ha hecho estncta nc-
cesldaa en 1a radw frente 3. un público que enciende v para hacerse visibles.
La literarizacióri del teatro en formulaciones, carte-
~paga s~ _receptor a cada Jnomento caprichosamente. El les .'tíitlos -cuyo' parentesco con prácticas. chin<;-s es
l~atro eptco tra,c C~ 1~ cscen~t idéntico logro. Por princi- corriente en Brecht v d~biera alguna vez ser mvest1gado
piO, no hay en el nadtc que Ilcgul..! dcrn~tsi~tdo tarde. Esk cspeciahnentc·-, ha ·de <fdesp_Qjar a la escena de su ~enw
msgo delat~ que ~a brech::t que C~c>ne en el fteaiio co:no
::-aciunalismo temático>). En_ia misma mrecqou se.~~~
m:-~n,.fe~~?.C!C'!1 ~Gc!:.1 c.:; üiLi.:}~~~ ü~u.vur que ei dano que ti"a~avilar sobre si los acontecJmJen,
!e hace en _cuanto diversión vcspcrtin~L Si en el caban.:t· _tos_gue el-actor é~ú:Cír-<:.]n:esenta nó ten~nan que s~
r~ burgues_1a se mezcla con la bohetnia, v en las varic- conocidos ae anten1ano. «Sólo entonces senan adccuaaos
oadcs se c1:rra par(J toda la noche el abisino que separa los procesos 11istóni:os.» En decursos semejantes resul-
a la pequcna y gran burgclcsb, en ci teatro para fuma- tarían ineludibles determinadas libertades: poner los
dores que Brecht proyecta jos nroletdrios son Tos c~n­ acentos no en Jas i!rande~ decisiones, que están en la
tcnuhos. Estos no se extrañarán de que B·l'ccnt cxi ja a perspectiva de la expectación, sino en Jo inco~mensurable,
un actOr ~acer la cle.cción de la pala de palo por parte en lo singular. "Puede ocurrir así, pero tamb1en puede que
del mendlgo en La ope.ra de Cllatro cuartos de tal ma- ocurra de una manera completamente distinta.» Es.ta. es
nera que <(precisamente a causa de este número haya la actitud b:\sica de quien escribe para el teatro ep1co.
gentes c¡ue se propongan volver a \'isitar el teatro en el Se comporta con su fábula igual que el ma~s~r_o de ballt;t
c_iccut~)~.
1111smo 111stnnte en que se Las proyecciones de con su alumna. Para él lo primero es flexJbJhzar_ al. ~a­
C~spar Neher son n1ás bien carteles que anuncian esos
ximo sus articulaciones. Se alejará del modelo hlstonco
ntuncros Y no decorados para una escena. Lós carteles
v psicológico tanto como Strii1dberg en sus dramas his-
cuen~an entre los componentes básicos del I<J:eatr-e-U--
.teranzado)>, «La litcrarización si rnifica ue lo 'ficrurado' tóricos. Porque Strindberg ha probado, consciente d~ su
se mezcla con lo 'fo..t:mulndü':" ando-asÍNi!L~te~tr; In fuerza. un teatro épico. no trúgico. Si en obras del circu-
:QOSJ~1hdad de esJ:<l.bkcer una conexión con otras ms- lo de existencias individuales ha recurrido al esquema de
lltucJones p~ra. la vida del. esr.íritu, Cbn otras institu- la pasión cristiana, en sus historias ha abierto el cami.no,
cwnes y en ultimo términb con el libm llllSI1]_0. La ñóta con la vehemencia de su pensamiento crítico, con su 1r0· •

-22- -23-
. . hombre debe tener en la
nb gue lo desenmascara todo. a un teatro ~eslual. En ll tu des,costumbres,] que un desmontado y montado de
este ~cntido son ;~olas característicos de S:..I cféación dr::t- !!Ucrra; quecta comp era:nente , a su muj'er au~..·
.... , . . · siqu 1er8. rcconocera · ·
miitica ei camino del Calvario }Iacin Dan~asco v la mor~~­ otra m.:~r.. ... r~l, Y nt .- .. d por fin en un k·
Iid3d Gustavo Aáolfo. Basta con sólo e~tc Zts¡;ecto par~ ac:lba por encontrarlo .. co~vt:td~ f~~rte roqueño So al
percatarse de la oposición productiva en la que está tTib~e guerrero, conqutsta OI be ·rrador un mcr·
Brecht respecto de la llamada •.<dramútica octunh, opo- Dohow7·. Un hombre es un hom re. un cale' o s~ compor-
. Con su
ccnano. . na 1ur,al·'Z:l
e" de mercenano n Un hombre
el e carga el or.
sición que busca superar en sus (<piezas didácticas)). Son ~ con la
d rodeo por el que el teatro épico debe :1comod~rsc a tarú de otra maner_a ¡ue io;ifica fidelidad a \a propia
la obra de tesis. Un rodeo comparado con los dram::ts es un hombre. · · lo cua
· .·no· ·s :=- acocrer en s1' una nLteva ·
de un Taller o de un Lampel que, igu~.l que el pseudocla- naturaleza, smo d1spo~ICIOTI a ::::
sicism<;> alemán. <<atribuyen la prin1acía a la idea y con~ _ - bre ·para qt~é, si
siguen que e! espectador desee siempre un objetivo clc- 'Vn 1Wi1lb; es tan exactamcate 1ll f101t 1 ' e (co11 ello
tet·minado, cre<1~1Uo, por así decirlo. una mayor demanda 1 · 1 o no111bre? , · ,
¡¡o•;:.>rcts SWI1!prc o r tu o¡Ji11ión? Olvtdala. c:Ctwl
de oferta,)....._g_n lugar de cttre+I-amo..:: desde füera (como r.' y ¡J{l!\"1 qué decir tan olto [era?
los citados) contra nuestras situaciones, Brecht se las · de !o que ella dura.
arregla para que (hcnas sHu,-· es se crit1 uen 3 N u recuerde .. ; w•r.. cosn mns
n11sn1as dialécticamcnte y contia onf:!an de n1ancra ")·
gtca sus dtvcrsos elementos_;_. Su cargador. Ga1y Gay, l~n
Un honz!Jrc es 1111 ho111bre, no es sino un escenario de bs
contradicciones de nuestro orden social. Qui~á no :;.e:"!,
según Brccht. demasiado audaz definir al sabio como
escenario pct-fecto de esa dialéctica. En cualquier caso,
G~!y C:1;: ..::.s :J:: .saUio. Se presenta comn un cargador
(:que no bebe., fnma muv poco v ca.::;i no tiene pasiones,>.
No le encandib. !a proPosición. de la vinda a b. que ha
llevado su cesto y que quiere pagarle su salario noctur-
no: «I-Iab1n.ndo francan1entc. n1c gustarla comprar un
pescado.» Sin embargo, es represcntndo como un hon1bre
~<que no sabe decir no». Y también esto es de sabios.
Ya que con ello admite las contradicciones de la exis-
tencia en el ünico punto en el que pueden, a fin de cuen-
tas, ser superadas: el hombre. Sólo «el que. está de acuer-
do» tiene prob~bilidadcs de modificar el mundo. Así. Galv
Gay, solitario y proletario, consiente en que se aniquile
su propia sabiduría y se enrola entre los sanguinarios
guerreros del ejército colonial inglés. Acaba de dejar la
puerta de su casa para comprar . por encargo de su mu~
jer, un pescado. Topa entonces con un pelotón del ejér-
cito angloindio que en el saqueo ele una pa¡zoda ha per-
dido a uno de los cuatro hombres oue forman la sección.
Los· otros tres ponen to<.!o su interés en procurarse a toda
prisa un sustituto. Galy Gay es el hombre que no sabe
decir no. Sigue a los otros tres sin saber lo que se pro-
ponen hacer con él. Poco a poco va adoptando ideas, ac-
-25-
-24-
el cinc no existe ya), ~e convierte. quiéralo o no. en abo· los dos cometidos coincidan. no deben coincidir de tal
.~.:2.do d(: lo que tos antiguos lb1naron teatrocracia: el
'"ferencm
· · • r,m
:nodo que la contraposiCion · ) entre ambos
dominio de la masa fundado en reflejos y sensaciones, desaparezca.»
!o cual parece ser exactamente lo contrario de la toma J. La e·ecución más importante del actor es .hacer ue
de TJOSiciün qg una colectividad responsable. Con este
1 " . po er ~r sus
._.o,; gestos pue an se • . . b La
cornportamicnto dct público, conr(tn VH!ericra -:.:innova- rrestiCUIUCiOnt:S iuua1
QUC d linotipista las pala ras. tt. '
....:iones» que excluyen todo pensamiento -que no sea el
"'pieza épica
. es un- edifiCIO
. ·.. que ¡1a de consi·d ~rarse cosa
racJO-
..
¡·calizable en b sociedad v que se contraponen, por tanto, nalmcnte y en el cual han de reconocerse ciertas c1· h,
a cu.::dquicr «renovación)>, Porque lo que aquí ~e ataca su r··presentación por tcmto, tendrá que convemr a ,Ic a
es la base. la conc~pción serrún !a cual e1 ane ñOaebe ~onsideració~." L~ tarea suprema de una dirección cpiC\
sino ::rozarn, srcndo únicañicnte propia d.,l ~~Ki-t-s€-fr.,- re;;ide en expresar la relación de la acción que se re-
. C:u;:up;J.rsc deJa 8ncnura entera de la exncnencia vital (y presenta , con ¡a que esta- d :1 d a en e¡ h ec ¡,0 de represen
. , tal··\
.,or _culadiduraáucdando sólo ara 1.1s clases inferiores s Si el conjunto del pr " · a marxista de educacwf est •
~ymo. de scn1cjante ocupacwn). El araque a a ase es a determin.ado por 1 ~ ialécíica que impera entre e corny-
la vez 1111P.J,tgUación de sus privilegios. Y de esto se ha portamwn . to do ce, .
1sccn t
, P·nrece que , en . e,
p-crc;.¡tado b crítica. Por eso sólO. podcn1os escucharla , .
ll.!:.J.Iro c¡1tco 1av
1 ,
~ go ana ogo a
el o e! constant~
~
cateo
· ~ el compo1-.
comn p~rtido 12n b disputa acerca dc1 tentro épico. entre el receso escénico ue e 1n str
El l<aulocontroJ,, de la escena deben.\ contar. desde tamtcnto ~~n 1o r·sccno q11c n1ucs t-ta. El man amJCnto ~.
'!u...:~o. con_~ que tengan un concepto del público supretno de este te3tro es que .«el .que muestr:ll>~
esencialmente distinto d¡:,J q!!l'' ¡.,J domador tiene de la:s ~S. el actor P'l CJ'jlDÍO taJ «-SC::l mostrado¡), s:me.~\~ le
bestias que pucblnn sus jaulas; con actores para los que formulación harú que no pocos 5Icntan el recuet do_ " a
[ efecto no es un fin, sino Lm medio. Cuando hace poco antigua dran1atnrgia de Tieck. Probar que esto sderta un
preguti.taron en Bcr ín a ¡rector ruso i'VIeycrhold en error ~
equivale a escalar como por una esca Jera e cara-.
qué se diferenciaban, a su entender. sus actOres de los col la tramova de b teoría breehtiana. Baste a1tora 1"
"' ._ ..J 1"'••"' ,..~·tr.>c ,~p.

de Europa occidc:ntai rcsronriió· ((E.:; dc·s ..:c~.:!t::. ti!~~. ¡·cfcrcrn:id a Lii'"t Cii¡l(.ü lúUnJe.i·atü: Lüil tV •.ú ..tS ., ............ ~ ~~~ · _-:
verberante.s, 1a escena rmnantlca - · .1an1as
· - ]1'a estado
. . en. ;I-.
en que: son cap:1ces de pensar, y otra, en que piensan
materialista y no idealistanicntc.» Con1probar._q.ue la es·; tuación de hacer justicia a la relación dialectica pnmii
~cna es una institución moral se justifica únicmnentc en genia . a la relacii: · ·eoría v raxis¡ por 1a ~ufo
-.].l!sta~· a
un teatro que no sólo procura conocir!lj~ntos. se hu es :orzado H su manera tan vanamente cotn
smo ~c., En el .teatro epico la educación, hace hov el «teatro actual».
~ctor_cans.iste_(~n una manera de rcpresC'ntar ~e El a~tor de la antigua escena caía a ratos en tanto
re! icrc ~1 conocimiento; su conocimiento determina a su «COmediante» en el vecindario de ' o; en el teatro
,·ez su actuación !no sólo por su contenido, sino por nié- 'epico
· t el
se encuen ra e a .1 1 do filósofo. E
cáb_ilj~s:.Ja
-
~10 de: tempr, pausas y accntuactones..:. Lo cual no debe la signifi ·' _ . ¡ h m-
entenderse en el semidu de un estilo. Más bien se dice _diaJ.ili:.tiCa. Pone a prueba Jas sttuacJones en e .o e
en el programa de Un hombre es ll1l Jzornbre: <{En el bre. "Las dificultades que le salen al encuent:o al dire -
1
teatro épico el actor tiene varias funciones, y a medida "tór en una escenificación no son solubles s1n ~na, e~ a
· el
concreta en el cuerpo el e 1a socie a . er 0 d p la dmlcctJca
.(1 •
que las va cumpliendo se modifica el estiio con que
:1ctúa». Pero esa pluralidad de posibilidades está do- a la que apunta el teatro épico no está refe':I a a una.
minada por una dialéctica en la que tienen que ensam- sucesión escénica en el ttempo, ~ino que 1nas bten ~e
blarse todos los momentos del estilo. «El actor debe 'anu~cia en los elementos rrcstnales, que son la basc de
uwstra._r una cosa v debe mostrarse a sí mismo. Natu- cualquier sucesión tcmpor;l y que sólo pueden 1\amarse
raln1cntc que mues'tr2. esa cosa al mostrarse a sí misn1o .:.clctncncus hnproptanlentc, y'-i que son más siJ!iP es que
esa suceswn. ., Un comportam1ento· d"Ia¡ e<ctico mmanente
y que se muestra a si n1isn1o al n1ostrar esa cosa. Aunque

-_26 -27.-
cidad y desde luego pucd~
uc a mout~ de reltnnpago se pone en claro ~:l..J!L13
l ..... 1< • ser valorado como una Capa
"i 1.uaóón ~on1o re ""rü'"dUcCiO!"f(ic;"'-"·,:r1:tiJR.s.-:1cCiones v. aprenderse.» ¡ , 1 · de 1a vida, ese ins-
::!.e l ¡ uniaii"a>s-. .. ~ituac·. n ...:teatro e
"leo acs- El estancamiento en e1 rea. 'UJO
t~mte en que su curso s:_ det;enc. es ,;e:~:daclero tema
t'blc como
/Cübrc es hJ. djilleCTic:r-en---estoQO de'"';::.d~t~l1cicJn. orquc i.-;í
con1o en Hegel er iJccurs6""tC11-iPor::ll no es la rnadre de reflujo: el asombro es ese tdef]uJO:. S Es la roca desde
la dialéctica. 'ino sólo el m·2dio en el que se representa. es 1a d .1:.1 ¡·c:c l.1ca en estado
~
de etencLOn.
, corriente ' de las
así también e el teatro é ico a ad e de la dialéctica
no es el decurso contra ictorio de las expresiones o e ~~~s~~~u~ ll~~~d~ ~~e cis~~~~clr~~ f~1i~~ ;;~';~~1~n~~~ ~~~~
lcis moclOSC!c comportamiento, sino que lo es el gesto, llena v en b que no se que a na "•
Uno y el n1isn1o gesto n1uestra a Galy G2.y, ora en vistas ción que empieza así:
de cambicx de :r:1ic, ora en vist<"ts de fusilar contr~ el
paredón. Uno v Ci n1ismo ~esto 1e· hace renunciar al No le demores en la ola. que se rompe a tus pies;
el agua, se romperán en el/os
· · rcscado \' accr.~:ar el elefante~. Tales des·.:ubrinlientos sa- rnientrGs es;én i}stos en [olas nuevas.
tisfarán Cl int~rés cid público que pulub. en los teatros
épicos, y graci8s ~ ellos estará a expensas de sí misn1n. . . l . . . ·on,pe en esta roca del
Si la corncntc de as eo::. as se t - .d 1 -
Con ríl.zón dcclarn el autor en lo qLIC ccnclerne· a !a aso!11h··o. no hay diferencia alguna entre udna lv;,; { ~un
se nr~,ción de este tca.tro como m~.s serio del tealro co- ~ - • ";;;;.J ( br~ A. InDas sun la cresta e a o a
~· tTicnte rccrc~1tivo: << increpar a ese teatro, que es ·:Ra~~t~o t~n¿~c~~ ~st~L h.ace que. la existenci~ cl:ispor~·~tee~
-:- nuestro ·encm.Ü!O. como asunto n1cran1ente culinario, des- desde el Jecho del tiempo y rcluzcc. un mstante
pertamos l:.t ln;presión de que tan1bién en el nuestro e~­
vac1o; luego \'uelve a aCostarla.
lanlos contra toda diversión, de que no podemos imagi-
'!!Q:!."!10S ~~e ~-~~~~·~:;,d!:~8._;c, c:;c: :;::.-- instrttidvs wft.:5 qü.c C01Ttü
un r:ran fastidio. Par~ combatir al adversario debilitamos
a ú1~~nudo nuestra propb posición y preferimos ia mayo·r
eficacia comhativa de lo radical, clespoiando así a nuestra
causa del ;:¡fcancc de su vigencia. Red~cida a una forn1a
Jc luch::t, podr~ t~1l vez vencer, pc1·o no T"ccn1plaznr a los
,·cnciclos. Sin embargo, el proceso. de conocimiento del
que hemos hablado es placentero. Que haya que cono.c.er\
a1 hornbre de una dctcrn1inada manera en cndra y0 una¡
sensación de. tri un ·o, y que no se e conozca por ente-
.....m,_ definitivamente, ¡JOrque no se agota con fa.cilidnd,
porque alberga y oculta en sí muchas ppsibilidades (de
~hí viene su capacidad ele evolución), es también un cono-
cimiento placentero. Que se deje modificar or nto.r-
...uil y que pueda él a su vez m o i ·· , ·esto es sacar de
_ti consecuencias, todo ello engendra. sensaciones placen-
te!;~·~. Desde luego que no· es así cuando se considera V:l
hoil\brc como aleo n1cctí.nico, algo uc ucde utilizarse
. . .sJfl-rcscrvas, a g~- que nO o rece resistencia,~ comO
.hoy sucede a causa de determinadas situaciones socia·
les. El asombro, que debemos insertar aquí en la fórmula
aristotélica sobre la eficacia
, de la tragedia, tiene que

-28- 29
¿QUE ES EL TEATRO EPICO?
(Segunda versión)
I ·(.E t. ;PúHUCOREL.,JAf:ló"3
«Nada más hermoso que estar. tumbado en un sofá
y leer una novela», dice uno ele los autores épicos del siglo
pasado. Con ello se insinúa lo grande que puede ser la
¿¡:;~cü:;:é~ de! c;!..!e d~sfr1.!t~ :1n1:e una obra narrativa. La
imagen que nos hacemos del que asiste a un drama suek
ser un poco b opucst::l. Pensamos en un hombre que con
todas sus fibras en tensión sigue un proceso. El concepto
,de teatro épico (que Brecht ha conformado como te6!ico
de su. praxis oética/ indica, saare cada, que drclta cea(ra
desea un pú ico relajado, que· siga la acción sin apretu-
ras.. Tal público se presentará siempre como una colec-
tividad, lo cual le distin ue del lector ue está a solascon
S'llieXto. Pero precisamente en cuanto co ec ¡VJclad se
verá a menudo motivado para tomar prontas_posici=s.
Lts cuales, así opina Brecht, debieran ser medlt.adas, por
tanto dis~g.is,bs, en una palaora posiciones de personas
iqteresadas. Para su participación sen¡¡-previsto un do··
ble objeto. En primer lugar, lo~hos, que tienen que
ser tales que pueda el público, en pasajes decisivos, con-
trolarlos por su propia experiencia.· En segundo lugar, la
representación, que por su armadura artística debe ser
montada transparentemente. (Ló cual es opuesto a la
«simplicJdad»; en realidad presupone en el director" en-
tendimiento a¡-dstico y perspicacia.) El teatro· épico. se
dirige a personas interesadas •qüe no piensan sin razón•:
Brechtno pierde de. vista_ a las~ cuyo uso condi9o-
_.,Q_ádo del pensamiento se eub~sde duego ..con"'est3
- 3l-
fórrr!Ula. Su yohmtad política se .
por mteresar a su públi~ + un pone en este empeño .
aunque en modo alguno f"
·~atr_o especmlJzadamente,
por-~ v,a de la mera cultura.
III. EL HÉROE. NO TRAGIC&
I T. LA FABUL-\
El teatro clásico de los franceses hacia sitio entre los
actores a las personas de calidad que tenían sus butacas
en el mismísimo escenario. A nosotros esto se nos antoja
madecuado. E igualmente inadecuado parecería, según
el concepto de lo «dramático• a que nos ha acostumbra·
do el teatro, arrregar a los aco tecimientos ue se P.Onen
en escen ercero ue no toma parte en e los y que es
... o servador sobrio. (<pensantel>. rec t, en cam 10, e
ha encandilado varias veces algo semejante. Podemos ir
mas allá y decir que Brecht ha emprendido el intento de
l:!_accr ~ue el héroe dram:ítico sea el pensante, incluso el
~abw. por ello es posible definir su teatro como teatro
ep1co. Más lejos que en ningún otro caso lleva este in·
te_nto en la figura de Galy Gay, el cargador. Galy Gay, el
heroe de la pieza Un hombre es wt hombre, no es otra
cosa que un escenario de 1 ontradicciones ue co · i·
tuyen nuestra socie ad. Quizá no sea, según Brecht, de·
masiado audaz declarar al sabio como el escenario .er-
fccto de su di. , ··ca. De to os modos, a y ay es un
sa 10. Ya Platón reconoció el antidramatismo del hombre
sup~i-lüi·, del sabio. EJ'. ::;u~ d!?.!og0~ lP. llevó hasta el um·
bral de la escena -v en el Fedón hasta el umbral de la
Pasión. El Cristo médieval que, tal y como le encontra-
mos en los Padres de la Iglesia, representaba también al
sabw, es el héroe no trágico por excelencia. Pero tampo-
co en el drama profano occidental ha cesado la búsqueda
del héroe no trágico. A menudo en discrepancia con sus
teóricos, este drama se ha diferenciado de maneras siem-
pre nuevas de la forma auténtica de la tragedia, esto es.
de la griega. Esta vía importante, pero mal señalada (que
aquí podemos calificar de imagen de una tradición), se
n·azaba en la Edad Media por Hroswitha y los misterios;
en el barroco por Gryphius y Calderón. Más tarde discu-
rre_ por Lenz y Grabbe, y por último por Strindberg. Las
sahdas a escena de Shakespcare son monumentos en su
vera, Y Goethe la cruza en la segunda parte del Fausto.
Es unn vía europea, pero también es alemana. Si es que
puede hablarse de una via y no m::ís bien de un sen-
' Life anct /etters today, vol. XV, núm. 6, 1936. dero clandestino de contrabandistas por el que hubie-
se llegado hasta nosotros la herencia del drama me-
-3-1-
-35-
dieval y barroco. Ese camino de herradura, por agreste ante la cual !as escenas más corrientes de la vida burguesa
que esté y enmarañado. aparece hoy en los dramas d.e no se prcsent11n de manera muy distinta.
Brecht.
V. • EL GESTO \!vE SE CITA
4
IV: LA !NTERRUPCIÓN . El ofc·to -'e cada frase -dice un poema didáctico
·' ' L u • . · • e ado y des·
<k Brecht sobre la dramaturgia- ha SidO esp r,_ ~
t contrapone su teatro en cuanto epico al teatro cubierto. Y esnerado hasta que b multitud hubiese p_ue. ·
1
tiC
en sentJ o estncto cuya teoría ormuló Aris· to las frases en la b a1anzn.)) E n t.na
' palabra
· ' que se . mte·
01' eso introduce la correspondiente dramaturgia · •·. · · .. , ·
rrump1a la accwn. Pennttascnos 1r m, ' ' .
a·s all!t ·y reflexiOnar
*
como no aristotélica. igual que Riemann introdujo una . ·· os roccdtmtcn-
;:ccerca de uc la m · ás le¡os
geometría no euclidiana. Esta analogia puede que ilustre tos c.e .orma rundamentales. Alcanza mue11 0 111 • . ·
acerca de que no se trata de una relación competitiva del término dei al'! c. Es la base d<; 1~ ctta ( pa1·a en(.rc;
entre las formas escénicas en cuestión. En Riemann que· sacar sólo uno de sus aspectos). Cttm, un texto Imp IC~
dó suprimido el postulado de las paralelas. Lo que se ha interrumpir su ~ .Por eso es mas. que co~~rcns.~
cJiminado en la. dramaturgia brec1~tio.na es la catharsÍ:.; _ que e teatro épico. armado sobr~ la _n;tcrrupciOn, se~
anstotehrn eración de las >asiones por med10 de citable en un sentido específico. La c1tab1hdad de sus te.·
la compenetración con la suerte conmove ora e féi"Qe. tos no tendrí:l nada de particular. Otr~ c~sa es !a_ qdc
_ 1n ·eres re a a o e u 1co, a an es tinadas ocurre con los gestos que tienen su SitiO en el cul so e
las re resentaciones del teatro épico, tiene su la· la actuación. J de
r: a e precisamente en que ,. uc ns se invoca a ,J-T...,,...pr .-,,,.,. lnc- n-..,.cl·nc: T'\ll('d~n _c;rr r.ltr~nn~J} es una
,·1-~rl ..:~.,. ,........,__...,._~~~ .. -~~:.!._ --1 - 1 ·- r--s . -t:.·I
·.u U _.S arte. a·P·I ·.:.~~----. ~~--- ......., e-- -~-- r- • _. . - .; · o E, actor debe
_ _._ -•- .._...._..,UJ-'"'U'-<.l. L¡\..IVU UC JU;:o. t:!)p(.;;i.,;ld ~
las eJccuctoncs cscnctalcs del tc ..lliO \::ptc · i . . . .
teatro cp1co consiste mas b1cn en provocar el ason1bro poder · es o.ctar · sus oe -u· u act· nes lo ·a.,al
.. ' ,
que el. hnottpist.\
'bl i c1
en lwrar e la compenetración. Expresándolo como en las pala ras. · stc e ect es por eicmplo ase_gui e s se
una grmu : en ugar e compenetrarse con el héroe. actor cita en escena su propio gesto. En F11wl feliZ
debe e público aprender el asombro acerca de las cir· -seguÍa muv hten · a Caro.¡ a Nen • e·1 e.n '·ol p-,ncl
'' de un sar·d
cunstancms en Lts que dt¡uf.l se mueve. !!C~1to de1 ·Ejército de Salvació!1 que_ tras haber canta o
El teatro épico, opma Brecht, no tiene que desarrollar lma canción en una tabernn de manne_ros .." 1a qt;lC P~~
acciones tanto como representr:r situaciones. Pero la .u:_ cierto se adecuaba me_ior que n una 1glesw, , tenw ~d
prt:sentaciót\íW')es en este caso reproducción en el sen· citar dicha canción y el gesto COf! qu~ la ~abw cant,.d 0
tid:o de los ~cos naturalistas. Se trata sobre todo de 'mtc una asamblea de sus conelig10nanos. 'Y den ~ To11:¡"
de _ ubrir rimero las situaciones. (Podría igualmente de- decisio11es se trae ante el trib':mal del ~oX!I 0 no 0 0 Je
informe de los comunistas. smo ademas, por me I d

cirse: se trata de extranar as.) Ese descubrimiento (ex-
trañamiento) de situaciOnes se realiza por medio de b la actuación escénica, una serie de gestos c!dl ~maér~c~
in¡errupción del proceso de la acción. El ejemplo mús coPtra el que han procedido. Lo que en e1 ra a P .
'e1emental: una escena f-amiliar. De repente entra un ex· es ~n general un medio artístico de la ~ndole. n;ás. su ti 1·
traño. L-t mujer está a punto de coger un bronce para se con'Vierte en el caso especial de la p1eza ~Idactica en
tirárselo a ]a hija; el padre está a punto de abrir una uno de los fines más próximos. Por lo ciernas, el teatro
ventana para llamar a un policía. En ese instante aparece c'pico es per defi 1útio11e111 un teatro gestua~. Cuanto con
m;ís frecuencia interrumpamos al que actua, tanto me··
en la puerta el extraño. «Tableau», como solía decirse
hacia 1900, Esto es: el extraño es confrontado con la si· jor recibiremos su gesto.
tuación; rostros descompuestos, una ventana abierta, m o·
biliario devastado. Pero hay, sin embargo, una mirada

- 3ó - 37 ~"
tig;:¡ durante dos horao v que le deja luego exhaust~,
colmado de un vago recÜerdo y de una esperanza m S
VI. LA ?1EZA DI0ÁCTICA vaga toda vía?)>.

\La_pi~~_diiliíCiiea está d.esti.r..~da __é:il Cüaiqu!er caso


tanto a -~tqr.es""COrno ;;., lo~ !spcctado~. La pieza· di-
dáctic:J. se diferencia esencialn1~btc cun1u caso ~~spedal
porque la peculiar nobreza de la tr::~mova simplifica y
acerca el intercmnbio del g_úbHco con los r..ctores, de los
actores con. el ~úb!ico. Cada eshcctaaor ooaiT tan1híén
llegar a act:..:a::. -y de hechO res uta n1ás fá.cil reorcscr. tar
El <<i11aes_t.r_o~q.u_c_al ((héroe)}." -
En la primeta versión de El vuelo de los Lindbuglt,
. que se publicó en una revista ilustrada, el aviador figu-
raba tcdaYia como héroe. Dicha versión estaba dcstin~d2..
a su glorificn·:ión. La segunda '/Crsién surge -le cua! es
muy. instn.i~tl\'0-· graci_a_s a una cor~ccción de ,Brec~L
¡Qul-: r{:;g-lKijO no recorno ambos continentes en tos dms
que siguieron ~·¡_ este vuelo! Pero el regocijo dio un esta·
liido y se quedó Cf! scns8cionalisn-lO. Brecht se esfuerza
en El vuelo áe ios Lindbergh por descomponer el espec-
tro de la <(vivencia,:· para conseguir de él íos colores de
1a (<ex¡x:riencia:·~. Esa experiencia que sólo podía sacarse
del l:rahajo de los Llnclbergh y no de la excitación dd
tJúL1.i(;u, v utH.::: <.:tJ~wú.s debía cievoiverse a ~dos Li!:dbenü:.))_
' T. E. ~Láwrencc, el autor de Los siete pilares de la-sa-
bidi..iría, escribió, cuando se enroló en el ejército de avia-
ción, a Robcr~ Graves, que tal pasr era para un hombre
de hoy ]o que fue p41ra d n1edieval ta c;1trJ.da en u.n rno-
nastcrio. En esta declaración encontramos de nue\'o la
curva propia de El vuelo de los Lindbergli y de otms pie·
:~as didácticas posteriores. Se aplica un 1·jgor clerical al
aleccionamiento en una técnica moderna -en este case
el vuelo, má:; tarde la lucha de clases. Esta se2:unda
utilizació!1 se e1abora más amplian1entc. quC nunCa en
La madre. Era audaz mantener un drama social libre de
los efectos ·que la compenetración""trl!e consigo y a los que
esÚnan-a·cns11lmbra<io~úbtiCO:""Brecht lo sabe; lo cx-
j)TCsn en una carta-poen1a que ha dingido, con motiv·o
de la representación n~oyorquina, al teatro obrero de
aquella ciudad. «Muchos nos han preguntado: ¿Os com·
prenderá el obrero? ¿Renunciará al estupefaciente de cos-
tumbre, a la participación espiritual en una indignación
de otros, en el éxito ajeno, a toda es::~ ilusión que le fus-

-38- -39-
e! cic!o brechtiano T:!rror y ntiseriá áel Tercer Reich. Es
fácil percatarse de que la tarea que k incumbía a un
actor en el exilio, de hacer de hombre de las SS o de
miembro del Tribunal del Pueblo, significa sin duda algo
1nuy distint0, para un buen padre de famili-2, que la de
encarnar el Don Juan de Moliére. El primero difícilmente
podrá considerar la compenetración como un procedi-
mie:;:to adecuado -que com enetr ~e con ~os
de sus com añeros de luc re ul+ r:í ünnosjb1e. Otro
n1oao de representar. más distanci3do se cOnvertiría ca
CGsos sen1ejantes en un OJif'VO derecho y tnl vez en éxito
especta!. Este n1odo sedn el épico.

VIII:-:-ELTs\TRO,EN
.. .~--
~L Pob!O)
-- ------·

Qué es Io que _tiene que hacer ei teatro ep1co, es algo


que puede definirse desde el concepto de b escena con
mayor faci!idar' que desde el concepto de un drama nue·
~:o. El teatro épico hace justicia a una drcunstancia a la
que: se ha prestado una atención n1enguada. Se trata de
que se haya cegado la orquesta. El foso que separa a !os
.)lctores rif'l pi.~!!cc C8:nc z. 1üs útuediJS de ios vivos, ese
~~o.' cuyo s1lenc1o acrec1enta la nobleza en e! drama
¿-; ctiyn~ res0nancia aumenta la en1bringuez de la ópera,
ab\smo que comporta m:1s \mborrab\emente que cualquier
otro c1eme11to de la escena lns huellas de su oriO'en sacr'" .
ha ido crdiendo mas s La escena está
oaav1a c.c·,,ada. Pero va no emerge de una hondura ines-
cmtable: se ha convértido en podio. J.:.a pieza didáctica
y_ el teatro f~pÍGQ SOH 'JPa tentativa de inSlaJarsc eñ"""esc
podiO.

- .jQ-
EL AUTOR COMO PRODUCTOR

Se tra(a de ganar a los. intelectuales para la


clase obrera, llacié11doles tomar conscie11cia de
la identidad de stls diligencias espirituales y de
sus condiciones como p,-oductoi'es. ··

RAMÓN FERNÁNDEZ

Ustedes recuerdan cómo Platón, en el proyecto de


:su Estado, procede con los poetas. En interés de la co-
:munidad les prohíbe que residan en él. Platón tenía un
álto concepto del poderío de la poesía. Pero la tuvo
;por dañina, por superflua, bien entendido q11e en una co-
munidad perfecta. Desde entonces no se ha planteado
a menudo con )a misma insistencia la cuestión del dere-
:cho a la existencia del poeta; .pero hoy sí que se plantea.
·Sólo que raras veces en esa forma. 'Pero a ustedes todos
les resulta más o menos habitual en cuanto cuestión
:"!'~~fa g~}l;¡l¡);!L9ho,~¿g~imfo~t_!4!:\§é[c~ !~§.Ul9}j?~~ta d ·
:.Pf!Ea-~·es~nJ?~lr~J.-~q!lJf~~~q~-~~ra.;J:J-?~~JlJl~ij}?!~~-~;:P~~P~~~~~~~l1
:api'.iJ b<!TI e.~~ ai}JOnQ,rrlla!'f;.Oreen rqu.!' 4Ja j(a.ctual.;,.si tu:J.ctol~
~ó9~~Q9,_1-_f8~fh1'deci.~Ur¡a_lser~~ciórdfl(¡u~iJ~·~ha_~de:n.on~T
~ai:th>idadjEl escritor ourgués recreativo no reconoce
tal alternativa. Ustedes le prueban que trabaja, aun sin
admitirlo, en· interés de determinados intereses de clase.
:un tipo progresista de escritor reconoce la alternativa.
Su decisión ocurre sobre la base de la lucl1a de clases,
:al ponerse del lado ·del proletariado .. Se ha acabado en-
tónces su autonomía. Orienta su actividad según lo que
sea útil para el proletariado en la lucha de clases.j,Sy
~-?:t~}5r[flleci~!~P:!1.:¿.e~·!~~e ~~ U§JYéiUI~q!.
Ya llenen ustei'les el termmo. en torno al cual se
.mueve desde l1ace tiempo· un. debate que les es fami·
liar. Les es a ustedes .familiar, y por eso saben qué esté-
rilmente ha discurrido, ..Esto es, que no se ha librado
del aburrido. «,po_r uná"'parte; flOr. otra parle»;/.p(l,l';l;z.uia
PefJ.e1l~e:ex'igii'S'eJél~lilli~Cu0ófil"del! 1>üe!¡\)¡laíle'ñdeñ)
- 117 ~
cia correcta, y por otra parte se está en el derecho de El tratamiento dialéctico de la cuestión, y con ello
·esperar calidad de dicha ejecución./ Esta fórmula es, llego a nuestro asunto, nada puede hacer con cosas· pas-
desde luego, insatisfactoria. en tanto que no nos perca- madas,aisladas: obra, novela, libro. Tiene que instalarlas
temos de cuál es la interconexión que existe entre ambos en los contextos sociales vivos.ICon razón declaran uste-
factores, calidad y tendencia. Naturalmente; se puede des que esto es algo que se ha emprendido repetidas
decretar esa interconexión. Se puede declarar: una obra veces en el círculo de nuestros amigos. Es cierto. Solo
que presente la tendencia correcta, no necesita presen- que al hacerlo se ha caído con frecuencia en lo grandioso,
tar otra calidad. Pero __ también,_puede decretarse: una y por tanto, necesariamente, también a menudo en lo
obra,quE! presente la· tendencia correcta, debe necesaria- vago. •Las~ relaciones sociales están condicionadas, según
mente presentar cualquier otra calidad.! sabemos';',"por;lás!í:eJaciones -de ]a, producció'ii~Y cuandó
Esta segunda formulación no es ininteresante, más la. crítica. materialista se ha acercado a una obra, ha
aún: es correcta. Yo la hago mía. Pero al hacerlo, recha- acostumbrado a preguntarse qué pasa con dicha obra
zo decretada. Esta afirmación debe ser probada. Y para respecto de las relaciones de la productividad ele la'
intentar esta prueba reclamo su atención. Quizá obje- época. •Es ésta una pregunta importante. Pero también
ten ustedes que se trata de un tema en verdad especial. muy difícil. Su respuesta no siempre está a cubierto de
incluso remoto. ¿Y con prueba semejante quiere usted malentendidos. Y yo quisiera proponerles a ustedes aho-
favorecer el estüdio del fascismo? Eso es lo que de ra una cuestión más cercana. Una cuestión que es más
hecho me propongo. Puesto que espero poder mostrar- modesta, que apunta algo más cor.to, pero que ofrece,
les que el concepto de tendencia, en la forma sumaria a mi parecer, más probabilidades en orden a una res·
en que generalmente se encuentra en el de)Jate al que puesta. A saber, en lugar de preguntar: ¿cómo está
acabamos de aludir, es un instrumento por completo in- una obra respecto de las relaciones de producción de la
adecuado para la crítica literaria política. Quisiera mos,_ época; si está de acuerdo con ellas; si es reaccionaria o
trarles que la tendencia de una obra literarüCsólo podrá' si aspira a transformaciones; si es revolucionaria?; en
:oncordar políticamente, si literariamente concuerda tam- lugar de estas preguntas o en cualquier caso antes que
bién., Es.decir, que la tendenCia política correcta incluye hacerlas, quisiera proponerles otra. Por tanto. antes de
una tendencia, literaria. Y añadiremos en seguida: esa ten- preguntar: ¡en qué relación está una obra literaria para
d.encia,;li§l'ad~éonter;!da, de,~a!le!:a,)mpUcita o explí: con las condiciones de producción ele la época?, pregun·
Cita en caí:J¡¡"''tendencia•polítiea""coi-rectiz,• es· Ja que cons·' taría: (.cómo.está en ellas?4Pregunta que apunta inme-
tituye, y"·ño"otra-ci)s-á; !á -calidad de la obra.r Por eso diatamente;aflalfuiición~que tiene la obra dentro de las
la tendencia política correcta ele una obra incluye su ca- condiciones literarias ele producción de un tiempo. Con·
lidad literaria, ya que incluye su tendencia literaria. otras palabras, apunta inmediatamente a la técnica ]i.
Esta afirmación espero poder prometerles que pron- teraria ele las obras. 1
to quedará más en claro. Por el momento excluyo que Con el concepto de la técnica he nombrado ese co.".·
pueda para mi .consideración escoger otro punto de par· cepto que hace que los productos literarios resulten ac-
ticla. Parto. del estéril debate acerca de la relación en cesibles a un análisis social inmediato, por· tanto mate-
que estén entre sí tendencia y calidad de la obra lite- rialista. A la par que dicho concepto ele técnica depara
raria. Hubiese podido también partir ele otro debate más el punto ele arranque dialéctico desde el que superar la
antiguo, pero no menos estéril: en qué relación _están estéril contraposición ele forma y contenido. Y además
Forma y contenido, y especialmente en lá literatura po! tal concepto entraña la indicación sobre cómo determi·
lítica.' Este planteamiento del asunto está desacredita- nar correctamente la relación entre tendencia y calidad,
do; y con razón. Pasa· por ser,,un caso típico del inten: por la cual nos hemos preguntado al comienzo. Si antes,
to de acertarse a los. compléjós literarios adialécticá"- por tanto, nos permitimos formular que la tendencia
mente, con rutina. 1 Bien. ¿Pero cómo es entonces el política correcta de una obra incluye su calidad litera-
tratamiento dialéctico de la misma cuestión? ria, porque incluye su tendencia literaria, determinamos

- 118- - 119-
ahora con mayor precisión que esa íntima tendencia pue- epas; las formas del comentario, de la traducción, inclu-
de consistir en un progreso o en un retroceso de la so de lo q_ue llamamos falsificación, no siempre han sido
técnica literaria. formas que revolotean· al margen d·e la literatura, y no
Seguro que está en su sentir que salte ahora, sólo en sólo han tenido su sitio en los textos filosóficos de Arabia
apariencia sin mediación alguna, a circunstancias litera- o ele China, sino además· en los literarios. No siempre
rias muy concretas. A circunstancias rusas. Quisiera que fue la retórica una forma irrelevante, sino que en la An-
se fijasen ustedes en Sergei Tretiakow y al tipo, que él tigüedad imprimió su sello a grandes provincias de 1::~
define y encarna, de escritor «Operante». Este escritor literatura.' Todo ello para familiarizarles a ustedes con
operante da el ejemplo más tangible de la dependencia el hecho . de que.estarnos,.dentro Yen medio de un vigo-'
funcional en la que, siempre y en todas las ·situaciones, roso proceso ·de,refundición·,ae::lasJorrrias literarias, unJ
están la tendencia política correcta y la técnica literaria proceso en d "qúé ·nmchas'i:ontraposiciones, en las cuales.
progresiva. Claro· que sólo un ejemplo, otros me los re- !'!stábámos habituados a pensar: .pudieran peÍ'd<::r su ca:
servo ..JTretiakow distingue al escritor. operante del infoc' pacidad.dé.impaéto.IPermítanme que les dé un ejemplo
mativo. Su rriisión no. es informar, sinoJw;:l,1ar; no jugar de la esterilidad de tales contraposiciones y del proceso
al especta(lor,sil)o intervenir activament"e:"'"Determina tal de su superación dialéctica. Y otra vez estaremos con
misión con los datos que proporciona sobre su actividad. Tretiakow. Ese ejemplo es el periódico.
Cuando en 1928, en la época de la colectivización total «En riuestra literatura -escribe un autor de izquier-
de la agricultura, se lanzó la consigna «Escritores a los das ' - hay contraposiciones que en épocas más felices se
.koljoses», Tretiakow partió para la comuna «El faro co- fertilizaban· mutuamente, pew. que ahora han llegado n
munista» y, durante dos largas estancias, acometió los anti.nomias insolubles. Y así divergen sin relación ni or-
trabajos siguientes: convocatoria de Jos meetings de den la ciencia y )as bel/es lettres, la crítica y la produc-
masas; colecta de dinero para los pagos de los tractores; ción, la educación y la política. El periódico es el esce-
persuasión de campesinos para que entrasen en los .kol- nario de estos embrollos literarios. Su contenido es un
joses; inspección de las salas ele lectura; creación de pe- «material>> que rehúsa toda forma de organización no im-
riódicos murales y dirección del periódico del koljós; in- puesta por la impaciencia del lector. Y esta impaciencia no
troducción ele la radio y de cines ambulantes,. etc., etc. es únicamente la del político que espera una información
No es sorprendente que el libro Se1!ores del campo, que o la del especulador que espera un guiño, -sino que tras
Tretiakow había redactado a continuación de esta es- ella arde la del excluido que cree tener derecho a hablar
tancia, tuviese que ·ejercer una influencia considerable en nombre de sus propios intereses. Hace tiempo que
sobre la configuración ulterior de las economías colec- las redacciones han aprovechado el hecho de que n::~d::~
tivistas. ata tanto a un lector a su periódico como esta impacien-
Tal vez ustedes estimen a Tretiakow y opinen, sin em- cia que reclama día a día alimento nuevo; y así han
bargo, que su ejemplo no dice demasiado en este contexto. abierto una y otra vez sus columnas a sus preguntas, opi-
Las tareas a las que se sometió, objetarán quizá, son las niones, protestas. A la par que la asimilación indistinta
de un perioélista o propagandista; con la creación litera- de hechos va la asimilación también indistinta de lecto-
ria no tienen mucho que ver. Pero he entresacado el ejem- res que en un instante se ven aupados a la categoría de
plo de Tretiakow intencionadamente para señalar cómo, colaboradores. En lo cual se esconde un momento dia-
desde un tan amplio horizonte, hay que repensar las léctico: la decadencia de lo literario en la prensa bur-
ideas sobre formas o géneros de la obra literaria al hilo guesa se acredita como fórmula de su restablecimiento
de los datos técnicos ·de nuestra situación actual, llegan- en la ele la Rusia soviética. En tanto que lo literario gana
do así a esas formas expresivas que representen el punto en alcance lo que pierde en. profundidad, empieza a dis-
de arranque para las energías literarias del presente. No tinguirse entre autor y público, distinción que la prens::~
siempre hubo novelas en el pasado, y no siempre tendrá
que haberlas; no siempre tragedias; no siempre el gran 1 Se trata del mismo Benjamin [N. del T.].

- 120- - 121-
burgu~sa mantiene en pie de manera convencional y que con los medios de· producción, su técnica. Hablo, como
se extmgue en cambio en la prensa soviética. El lector ven ustedes, de la llamada inteligencia ele izquierdas, y
está siempre dispuesto a convertirse en un escritor, a me limitaré a la que, siendo de izquierdas, es burguesa.
saber: en algüien que describe o que prescribe. Cobra En Alemania han partido, en el último decenio, de dicha
acceso a la autoría como perito, y no tanto' de una dis- inteligencia ele izquierdas los movimientos político-litera-
ciplina como sólo de un puesto que ocupa. Es el traba jo rios!:detei'minantes. De ellosdestaco dos, el. activismo. :¡;
mismo el que toma la palabra. Y su exposición en paia- la~~ueva objetividad, para poner en su ejemplo ele bi:iltÓr
bras constituye una parte de la capacidad que exige su queJi la tendencia política,. por muy revolucionaria que
ejercicio. La competencia literaria no se basa. ya, por tan- parezca, ejer_ce f~nciones contrarrevoluGionarias en, tanto-:
to, en una educación especializada, sino en otra politéc- ,el. é~~!:~!?:r;e~p:erl~<:.I?-!.e ~!l_,;s.o!\1!1J,""Lda~,con el proleta¡;iado;
nica; así es como se convierte en patrimonio· común. Di- solo.ilsel?un~suirpropw' ammo," pero.: no como productor·.
cho brevemente, se trata de la literarización de las con- . El term1!10 de moda, en el que se resumen las exigen-
diciones de vida que se enseñorea de antinomias insolú· Cias del act1V1smo, es «logocracia», es decir, señorío del
bles por otra vía, y se ·trata también del escenario -el espíritu. De buen grado se traduce por señorío de los es-
periódico-de la humillación sin barreras. de la palabra. pirituales. De hecho el concepto ele los espirituales se ha
escenario en el cual se prepara su salvación.» · Impuesto en el campo de la inteligencia ele izquierdas y
Espero haber mostrado con esto que la representa- domina sus manifiestos políticos desde Heinrich Mann a
ción del. autor como productor debe remontarse hasta la Di:iblin. A tal concepto podemos hacerle notar sin esfuer-
prensa, Porque ..~~<;. ~iJ.é[~~ pf~.!l~ª;( e_r¡i§~l9_uier,,caso .e~) zo alguno que está acuñado sin miramiento alguno por
la de la Rus1a sov1et1ca) nos? percataremos· de que el Vl- la posición de la inteligencia en el proceso de producción.
goros()¡PJCOceso de refundición .detque hablaba·, ante:S:.no El mismísimo Hiller, el teórico del activismo, quisiera
pasa!!'únicamente , sobre. las. distinciones "'coñvencionales~ haber entendido a los espirituales no «Como miembros
·eiít~Ios géneros, entre escritor y poeta, entré 'i'ñvéstiga~: de determinadas ramas profesionales», sino «como re-
clorly'Tdi'vulgador, sino. que. somete a revisión incluso la presentantes de cierto tipo caracteriológico». Dicho tipo
distinción entre autor y lector .. La prensa es la instancia caracteriol9gico está naturalmente en cuanto tal entre
"rñáS'fdetcrminante respecto ele. dicho proceso, y por eso~ las clases. Abarca un número caprichoso de existencias
debe avanzar .. hasta ella toda consideración del autor. privadas sin deparar el menor apoyo para su organiza-
como eproductor! ción. Al formular Hiller su repulsa de los jefes de parti-
Pero no puede uno quedarse en tal punto. Ya que en do, no es poco lo que acota; puede que ellos «Sean más
Europa occidental el periódico no representa aún un ins- ·saplelires en 'ro '¡mporrartre ... , 'mh:hen nfas ~cerca ln!1 pue-
trumento adecuado en las rnanos del escritor. Todavía blo ... , se batan con mayor valentía» que él; pero de una
pertenece al capital. Como por un lado el periódico repre- cosa está seguro: de que «piensan con una mayor de-
senta, hablando técnicamente, la posición literaria más ficiencia». Es probable, pero de qué servirá, ya que
importante, .pero dicha posición por otro lado está en p_olíticamente lo decisivo no es el pensamiento privado,
manos del enemigo; por eso no extrañará que el atisbo smo el arte, según una expresión de .. Brecht, ele pensar
del escritor en su condicionamiento social, en sus medios ;onlas cabezas de. otras gentes'·' El activismo se" ha em-J
técnicos y en su tarea política tenga que luchar con las peña do en sustituir )a dialéctica materialista. por esa'
magnitud, .indefinible- en cuanto a las clases,-. del sano·
dificultades más enormes. Cuenta entre los sucesos más
decisivos de los últimos diez años en Aiemania que una :! En el manuscrito,. en lugar de la frase siguiente, leernos
parte considerable ele sus cabezas productivas haya Ile- ~sla otra, tachada. por el autor: ."0 para hablar con Trotski:
vaclo a cabo una evolución revolucionaria en cuanto a las Cu~ndo los pacrf1stas d~stra~os rntentan abolir la guerra por
mecho de argumcnto_s racwnahstas, resultan simplemente ridícu·
ideas bajo la presión ele las condiciones económicas, sin los. Pero cu~ndo las masas armadas comienzan a aducir ·contra
estar al mismo tiempo en situación ele repensar de veras · la guerra los argmnentos de la razón, entonces sí que la guerra
revolucionariamente su propio trabajo, su relación para se acaba."»

- 122- - 123-
sentido:c~ll).Ún. ,Sus espirituales representan en el mejor de producción en el sentido de una inteligencia progresis-
de •los~casos u.~ rango. ~on otras palabras: el principio ta -y por ello interesada en 1iberar los medios produc-
de esa e_ducacwn colectiva es de_ suyo reaccionario; no tivos, y por ello al servicio de la lucha de clases- ha acu-
es extrano que los efectos de esa colectividad jamás ha- ñado Brecht el concepto de transformación funcional. El
yan podido ser revolucionarios. es el primero que ha elevado hasta los intelectuales la
Pero semejante malhadado principio sigue en vigor. exigencia de amplio alcance: no pertrechar el aparato de
Pudo uno darse cuenta de ello cuando hace tres años producción sin, en la medida de lo posible, modificarlo
se publicó ¡Saber y transformar!, de Doblin. Este escrit~ en un sentido socialista. «La publicación de las Te¡¡tati-
era, como es sabido;--una respuesta a un joven -al que vas- dice el. autor en la introducción de esta serie de
Doblm llama Hocke- que se había dirigido a] célebre escritos- ocurre en un momento en el que determinados
autor preguntándole: ¿qué hacer? Doblin le invita a unir- trabajos no deben ya ser vivencias individuales (tener el
se a la causa del socialismo,. pero en condiciones cuestio- carácter de obra), sino. que han de orientarse a la utili·
nables. Socialismo es, según Doblin: «Libertad, reunión zación (transformación) ele ciertos institutos e institu-
espontánea ele los hombres, repulsa de toda coacción in- ciones.» No es deseable una renovación espiritual, tal y
dignación contra la injusticia y Ja violencia humanidad como la proclaman.Ios fascistas, sino que habrá que pro-
tolerancia, ánimo pací~ic?·" Sea como sea: 'en cualquie 1: poner innovaciones técnicas. Volveremos todavía sobre
caso. hace de este soc1ahsmo un frente en contra de la estas innovaciones. 'Ahora "quisiera contentarme con in-_
te_c;m~ ·Y de la praxis del movimiento obrero radical. dicar la distinción decisiva entre el mero abastecimiento
Dobhn 0p1?a que «no puede salir de ninguna cosa nada _¡:!el' apa.rato.de' producción y su,modif.icación1.Y,;al co-
que no este ya en ella; que de la lucha de clases criminal- ITiienzo de mis elaboraciones quisieracolócar- esta fras~
mente encrudecida saldrá justicia pero no socialismo» acerca de la .<<nueva objetividad»: pertrechar un aparato
Doblin por estas y otras razones d~ a Hocke: «No pued~ d_e producción, sin.transforma,_r)o ~n la.lTI~disJa~ de lo _po:
u;s~ed (formula de la manera siguiente la recomenda- · s1ble, representa·_un comportamiento sumamente impug-
cH;m 9ue por esta y otras razones hace a Hocke), nable,. si los--materiales con los que .se .abastece dicho
m1 est1maclo señor, ejecutar su afirmativa de principio a aparato parecen ser de naturaleza revolucionaria. Porque
la lu~ha (del proletariado) alistándose en el frente pro- estamos frente al hecho -del que el pasado decenio ha
!etano. Debe usted darse por satisfecho aprobando amar- proporcionado en Alemania una plétora ele pruebas- de
ga Y conmovidamente dicha lucha; pero también sabrá que el aparato burgués de producción y publicación asi-
usted que_ ~1ay algo más que hacer: que sigue sin ocupar mila cantidades sorprendentes de temas revolucionarios,
una pos¡cw~ enormemente importante: .. , la prbtocomu- de que incluso los propaga, sin poner por ello seriamente
msta de la l1bertad humana individual, de la solidaridad en cuestión su propia consistencia y la consistencia de
esrontá1_1ea :l; la vinculación de los hombres ... Esa posi- la clase que lo posee. En cualquier caso se trata de algo
clon, m1 est1maclo señor, es la única que le incumbe a correcto mientras esté pertrechado por gentes de rutina,
usted.» Aquí palpamos a dónde lleva la concepción del «es- sean éstas o no revolucionarias. Y yo defino al rutinario
como hombre que sistemáticamente renuncia a enajenar.
piritu-~1·: ~om'?_tipo-~1~tü!tsl<?..P.Ür};us o-piniones, sus actitu-
por medio de mejoras y en favor del socialismo, el apa-
,c!e;; S .~pc.Jwac¡qnes, pero no por su posición en el proceso rato de producción respecto de la clase dominante. Y
~e.produc;;ción . .c<:m10 dice Doblin, debe encontrar su lugar
afirmo además que una parte relevante de la llamada li-
¡u11to al proletanado. Pero ¿cuál es este lugar? El de un
teratura de izguierdas no ha tenido otra función que
protector: el de un mecenas _ideológico. Un lugar imposi-
la de conseguir de la situación política efectos siempre
bl_t:·_ Yas¡ _volvemos a¿ tes1s propuesta-al comienzo;[ el
nuevos para divertir al público. Con lo cual llego a la
}ugar,~2el !~~tei~s::u__~l--t:IJ:l!!..b:.'~ha de Clases sólo podrá fi- <<nueva objetividad». Ella es la que ha promovido el re-
Jarse, o,-:rneJo:~ay!J,eleg~~se,_;sobre la base de su posición.
en el .proceso de .producción. / portaje. Preguntémonos a quién le es útil dicha técnica.
En orden a la modificación de formas e instrumentos Po!' razones de plasticidad pongo en primer plano su

- 124- ~ 125-
form~ fotográfica. Lo que de ella resulta ser vigente, arranque del consumo y del desgaste de la moda, otor'
habra que transponerlo a la forma literaria. Ambas de- gándoles.valor de uso revolucionario. Pero con mayor in-
ben su extraordinaria prosperidad a la técnica de difu- sistencia que nunca plantearemos dicha exigencia cuando
sión: a la radio y a la prensa ilustrada. Pensemos ha- nosotros, Jos escritores, nos pongamos a fotografiar.
cia atrás, hasta el dadaísmo. El vigor revoltJcionario del También·. aquí el progreso técnico es para el autor co-
dadaísmo consistió en poner a prueba la autenticidad del mo productor_Ja.base de su progreso político. Con otras
arte. Se compusieron naturalezas muertas en billetes, en palabras: . sólo la. superación en el proceso de la produc-
carr.etes, en colillas, junto con elementos pictóricos. Se ción. espiritual . de esas competencias _que, en secuela
poma _todo e\\o en un marco. Y así se mostraba al públi- de la concepción burguesa, forman su orden, hará que
co_: ;rurad, vuestro ma~co. hace saltar el tiempo; el más dicha producción~ sea r políticamente adecuada; y . a de
mmusculo pedazo autentico de la vida cotidiana dice más dichas .barrerás competitivas 'de ambas fuerzas pro
más que la piiHura. Igual que la sangrienta huella digi- ductoras, levantadas -para•; separarlas, deberán quebrar·
tal de un asesmo sobre la página de un libro dice más se·_conjuritamente.':El autor como productor experimen
que el texto. No poco de estos elementos revoluciona- ta -al experimentar s-u solidaridad con el proletaria
rios se ha puesto a salvo en el fotomontaje. No necesi- do- inmediata solidaridad·;con:•a!gunos otros producto
tamos pensar sino en los trabajos de John Heartfield res que- antes no significaban mucho para él~ He habla-
cuya técnica ha hecho de las cubiertas de los libros u~ do de los fotógrafos; quiero intercalar con toda breve-
instrumento político. Pero sigamos más .a\\á la senda de dad una frase sobre Jos músicos que nos viene de Eis-
la fotografía. ¿Qué ven ustedes? Se va haciendo más ler: «También en la evolución de la música, tanto en
matizada, siempre más moderna, y el resultado es que la producción como en la reproducción, tenemos que
no puede ya fotografiar ninguna casa de vecindad nin aprender .a percatarnos de un proceso de racionalización
gún montón de basuras sin transfigurarlos. No hable- cada vez más fuerte .. _ El disco, el cine sonoro, los apa-
mos de que estuviese en situación de decir sobre un di- ratos, pueden distribuir ejecuciones musicales refinadas ...
que o una fábrica de cables ·otra cosa que ésta: el mun- en forma de conserva como mercancía. Este proceso
do es bello. El mundo es bello es el título del célebre racionalizador tiene como consecuencia que la repro-
libro de fotos de Renger-Patsch, en el cual vemos en su ducción musical se vaya limitando a un grupo de es-
cima a Ia fotografía _neo:objetiva. Esto es que ha logra- pecialistas cada vez más pequeño, pero también mejor
do 9ue mcluso la misena, captada de una ma·nera per- cualificado. La crisis de la práctica de los conciertos
fecciOnad:'~. y a la. moda, sea objeto de goce. Porque si es la crisis de una forma de producción anticuada.
una funcwn economica de la fotografía es llevar a las superada por nuevos inventos técnicos.» La tarea con-
masas, por medio de elaboraciones de moda, elementos sistía, por tanto, en una transformación funcional de
que se hurtaban antes a su consumo (la primavera, los la forma del concierto que debiera cumplir dos con-
personajes célebres, los países extranjeros), una de sus diciones: marginar primero la contraposición entre eje-
funciones políticas consiste en renovar desde dentro el cutantes y auditores, y luego la que existe entre técnica
mundo tal y como es. Con otras palabras en renovarlo y contenidos. A este respecto hace Eisler la siguiente
según la moda. ' averiguación verdaderamente ilustrativa: «Hay que guar-
Tenemos con esto un ejemplo drástico de eso que darse de supervalorar la música orquestal y tenerla por
se llama pertrechar un aparato de producción sin modi- el único arte elevado. La música sin palabras sólo en el
ficar_lo .• Modificarlo hubiese·. significado, una vez más, capitalismo ha cobrado su gran importancia y su ex-
• dernbar. una. de esas barreras, superar una de esas con: pansión plena.» Es decir, que la. tarea de modificar el
~rad~ccio~<;s,.que,. tienen encadenada la produción de ]al concierto no resulta posible sin la colaboración de la
.. ~ntehgencia.; En este caso la_ barrera entre escritura e 1 palabra. Esta es la única que, como formula Eisler,
Imagen. Lo que. tenemos. que. exigir. a los fotógrafos es 1 puede operar la transformación de un concierto en un
la capacidad de· dar_ a .sus tomas_ Ia leyenda que la?' meeting político. Con la pieza didáctica Medidas to-
- 126- - 127-
madas han demostrado Brecht y Eisler que semejante
transformación representa de hecho un tenor sumamen- aburrimiento. No podrían instalarse más confortablemen-
te elevado de la técnica musical y literaria. te en una situación incorfortable».
Si vuelven ustedes a considerar ahora el proceso de Esta escuela, he dicho, monta un gran tralalá con su
refundición de las formas literarias del que hemos ha- pobreza. Con lo cual se ha escapado del cometido mús
blado, _verán cómo la fotografía y la música (y medi- urgente del es~ritor actual: conocer lo pobre que es y
rán cuantas otras cosas) entran en esa masa incandes- lo _ro~r.e que tiene que ser para poder empezar desde el
cente en l¡1 que se funden las formas nuevas. Ven us- pri~Clp!O. Porque de eso . se trata. >El Estado· soviético
tedes cómo se confirma que la literarización . de todas no desterrará, como el·platónico, al-poeta, pero sí -y"
l~s condiciones de vida es la única que da un concepto por e_so ~eco;daba yo al,cpmienzo el Estado_;platónico-
aJustado del alcance de este proceso refundidor, igual le adJuclJcara tareas ~c¡u~ no le permitan hacer espectácu!
que el estado de la lucha de clases determina la tem- lo en· nuevas. obras maestras con la riqueza hace tiempo
peratm'a bajo la que -más o menos consumadamen- falsific~da, ele la personalidad .creadora.' E;perar una re-
te- llega a producirse. novacwn, en el sentido ele esas personalidades, de obras
He hablado del procedimiento de una cierta foto- semejantes es un privilegio del fascismo, que saca a este
grafía que está de moda: hacer de la miseria objeto respecto a la luz del día formulaciones tan alocadas ca-
del consumo.'' Al aplicarme a la «nueva objetividad» co: m<;> aquella con la que Günter Gründel redondea su rú-
mo movimiento !iterado, debo ir un paso más ade!an' bnca literaria en l~ Mis_ión de la generación joven:
te y decir que ·ha hecho objeto del consumo a la luchá «No P<;>demos co~clmr mejor esta p_erspectiva y esta pa-
contra la miseria-' De hecho su significación política se norámica que senalanclo que toclavia no se .han escrito
agotó en muchos casos en la transposición de reflejos hasta hoy el Wilhelm Meister, el Heinrich el verde de
revolucionarios, en tanto aparecían éstos en la burgue- nuestra generación». Nada puede estar más lejos del au-
sía, en temas de dispersión, de diversión, que sin difi- tor que haya pensado en serio las condiciones de la pro-
cultad se ensamblaron en la práctica cabaretística de la ducción actual que esperar y ni siquiera desear tales
gran urbe. Lo característico de esta literatura es trans- obras. Jamás será su trabajo solamente el trabajo aplica-
formar la lucha política de imperativo para la decisión do a los p;oc!uctos, sino que siempre, y al mismo tiempo,
en un tema de complacencia. contemplativa, de un me- . se aplicara a los medi?s de la producción.: Con otras pala-·
dio· ele producción en un artículo de consumo. Un crí- ·~ras: -~us·productos tienen que posee~, junto y antes que·
tico lúcido 3 lo ha aclarado en el ejemplo de Erich ·su caracter d.e obra, una función orgamzadora. Y, en modo
Kastner con las siguientes consideraciones: «Esta inte- alguno, debe Jimüarse su utilidad orgi'injzatjva •a•Ja-pro!
ligencia radical ·de izquierdas nada tiene que ver con el pagandística ... La tendencia. sola no basta. El excelente
movimiento obrero. Es· más bien, en cuanto fenómeno Lichtenberg ha dicho: «nO importa qué opiniones se ten-
de descomposición burguesa, la contrapartida de ese mi- g:m, sino qué tipo de hombre hacen las opiniones a quien
metismo feudal que el Imperio admiró en el ·teniente 'las tie_ne». Cla_ro que las opi_niones importan mucho, pero
ele reserva. Los publicistas radicales ele izquierdas de la .la me¡or no sirve de nada SI no hace algo útil de quienes
estirpe ele los Kastner, Mehring o Tucholsky son los mi- las tengan. La mejor tendencia es falsa si no enseña la
méticos proletarios de capas burguesas que se han ve· •actitud con la que debe ser seguida. Y dicha actitud só-
nido abajo, Su función no es, vista políticamente, pro- lo la puede enseña~ __el escritor cuando hace algo: a sa-
ducir partidos, sino camarillas, ni tampoco escuelas, ber, escribiendo .. La tendencia es la condición necesarial
vistos literalmente, sino modas, ni productores, vistas p"ero jilmás suficiente; de uúa' función organizadora el~
económicamente, sino agentes. Agentes o n1ercenarios las obras. Esta ·exige además-eCcomportamiento orienta--
que montan un gran tralalá con su: pobreza y que se dor e instructivo del-que .escribe.! Y eso hay que exigirlo
preparan una fiesta con el vacío que abre sus fauces por hoy más que nunca. Un autor que no enseñe a los escri-
' Se trata del mismo Benjamín [N. del T.].
,Mre·s, 110 enselia a nadie. Resulta, pues, decisivo el ca-
rácter modelo ele la producción, que en, primer Jugar,
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instruye a otros productores en la producción y que, en acciones. Les recuerdo a ustedes las canciones, que tie-
segundo lugar, es capaz de poner a su disposición _un n_e_n su función primordial en la interrupción de la ac-·
aparato mejorado. Y dicho aparato será tanto meJor c~on. El teatro épico, por tanto, asimila -con el princi-'
cúanto más éonsumidores lleve a la producción, en una pw de la interrupción-, un procedimiento que les re-
palabra, si está en situación de hacer de lós lectores o ~ult<1 a u~tedes familiar, por el cine y la radio, en los
de los espectadores colaboradores. Tenemos ya un mo- ultimas diez afias. Me refiero al procedimiento del mmF
delo de este tipo, del cual sólo he hablado por alusiones. taje: lo montado interrumpe el contexto en el cual se
Se trata del teatro épico de Brecht. monta. Permítanme una br;eve indicación respecto de que
Una y otra vez se escriben tragedias y óperas a cuya tal pr;ocechmiento es aqui donde quizá tenga su razón
disposición está en apariencia un aparato escénico acre· especifica y consumada.
ditado por el tiempo, mientras que, en realidad, no ha- La. interrupción de la acción, por cuya causa ha ca-
cen más que pertrechar un aparato claudicante. «Esa ractenzado Brecht su teatro como épico, opera constan'
falta de claridad -dice Brecht- que reina entre músi- t7;nente en co!ltra de una ilusión en el público. Tal ilu-
cos, escritores y críticos, tiene consecuencias enormes a swn es_ mserviblc par~ un teatro que se PFOpone tratar
las que se presta atención harto escas<1. Porque al op~­ la realidad con mtencwnes probatorias. Las situaciones
nar que están en posesión de un aparato, que en re<1!J- cstún al final y no al principio de esta tentativa. Situa-
dad les posee a ellos, defienden uno sobre el cual no ciOnes que, cobrando una figura u otra, son siempre bs
tienen y<1 nine:ún control y que no es, según ellos creen, nuestras. _No se las acerca al espectador, sino que se las
medio -para los productores, sino contra ellos.» Ese tea- alep de el. Las reconoce como las situaciones reales no
tro de tramoya complicada, de gigantesco reclutamiento con suficiencia, tal en el teatro naturalista, sino con
de comparsas. de efectos refinadísimos se ha CO!JV<;rti- asor~bro. Es~o e~, que el teatro épico no reproduce si-
do en un medio contra los productores, no en ultimo tuaciOnes, mas bren las descubre. El descubrimiento se
término porque busca ganar a éstos para la lucha com· realiza por medio de la interrupción del curso de los hec
petitiva, cm·ente de salida, en la que están enmaraña-' chos. Sólo gue la interrupción no tiene aquí carácter es:
dos el cine y .la radio. Ese teatro -piénsese en el edw trmulante, smo que posee una función organizativa. De-
cativo o en el recreativo, que ambos son complemen! ' tiene la acción en su curso y fuerza así al espectador
tarios y forman un todo- es el de una capa social a tomar postura ante el suceso y a que el actor la tome'
saturada a la que todo lo que su mano toca se le con- respecto de su papel. Quiero con un ejemplo mostrar-
vierte en estímulo. Su puesto está perdido. No así el del l~s a ustedes cómo el hallazgo y la configuración brech-
teatro que, en lugar de competir con esos nuevos instru: tianos de lo gestual no significan sino . una reconver-
mentas de difusión, procura aplicarlos y aprender de sron de los métodos del montaje, decisivos. en la radio
ellos, en una palabra, que busca la confrontación. El v en el cine, que de un procedimiento a menudo sólo
teatro épico h<1 hecho cosa suya de dicha confrontación·. en bog<1 pasan a ser un acontecimiento humano. Ima-
Conforme al estado actual de la evolución del cine y de gínense ustedes una escena de familia: la mujer está a
la radio, resulta a la altura de los tiempos. punto de coger un bro~ce para arrojarlo a la hija; el
En interés de esa confrontación, Brecht se ha retira- padre, a_ punto de abnr la ventana para pedir ayuda.
do a los elementos más originarios del te<1tro. En cierto !'ln ese m~tante aparece un extraño. El proceso queda
modo se ha conformado con un podio. Ha renunciado a mternu_npido; lo que en su lugar pasa a primer plano
acciones de vasto alcance. Y así es como ha logrado mo- es la sr tuacjón con la que tropieza la mirada del ex-
dificar la interdependencia funcional entre escena y pú- traño: rostros alterados, ventana abierta, mobiliario de-
blico, texto y puesta en. escena, director y actores. El vastado. Pero hay también una mirada ante la cual las
teatro épico, ha declarado, no tiene que desarrollar ac· escenas más acostumbradas de la existencia actual no
ciones tanto como exponer situaciones. Esas situaciones, se presentan de manera muy diferente. Se trata de la
como veremos en seguida, las obtiene interrumpiendo las mirada del dramaturgo épico.

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Este enfrenta el laboratorio dramático a la obra de que mi origen es burgués, porque he sido educado en la
arte total. Vuelve a emprenderla, de una nueva manera, burguesía y porque procedo de un medio burgués, tanto
con la gran suerte antigua del teatro: la exposición del que soy proclive a dirigirme a la ·clase a la que perte-
que está presente. En el centro de su tentativa está el nezco, que es la que mejor conozco y la que puedo en-
hombre. El hombre actual; un hombre, por tanto, redu- tender ·mejor. Lo cual no quiere decir, desde luego, que
cido, congelado en un entorno frío. Pero como éste es escriba para darle gusto o para apoyada. Por un lado,
el único del que disponemos, nos interesa conocerle. Se estoy convencido de que la revolución proletaria es desea-
le somete a pruebas, a dictámenes. Esto es lo que re- ble y necesaria, y por otro lado, de que será tanto más
sulta: lo que sucede no es modificable en sus puntos rápida, fácil, victoriosa, y tanto menos sangrienta cuanto
culminantes, no lo es por medio de la virtud y la deci- más débil sea la resistencia de la burguesía. El proleta-
sión sino ·únicamente en su decurso estrictamente ha- riado necesita hoy aliados del campo de la burguesía,
bitu~l por medio de la razón y de la práctica. El sen- iguaLi que en el siglo xvnr la burguesía necesitó aliados
tido del teatro épico es construir desde los más peque- del campo feudal. Yo quisiera estar entre esos aliados.»
ños elementos de los modos de comportamiento, lo A este respecto observa Aragon: «Nuestro camarada
que en la dramaturgia aristotélica se llamaba «acción». toca aquí un estado de cosas que concierne a un gran
Sus medios son, pues, más modestos que los del teatro número de escritores actuales. No todos tienen el co-
tradicional; sus metas lo son igualmente. Pretende me- raje de mirarle de frente ... Son escasos los que, como
nos colmar al público con sentimientos, aunque éstos René Maublanc, alcanzan tal claridad sobre su propia
sean los de la rebelión, y más enajenarlo de las situacio- situación. Pero es precisamente de éstos de los que hay
nes en las que vive por medio de un pensamiento insis- que exigir más... No basta con debilitar a la burguesía
tente. Advirtamos no más que marginalmente que no desde dentro, hay que combatirla con el proletariado ..
hay me_ior punto de arranque para el pensamien~o _que An.te René Maublanc y muchos de nuestros amigos entre
la risa. Y una conmoción del diafragma ofrece cas1 Siem- los escritores, que todavía vacilan, se alza el ejemplo de
pre mejores perspectivas al pensamiento que la co~­ los escritores de la Rusia soviética que proceden ele la
mocióri del alma. El teatro épico sólo es opulento susci- burguesía rusa y que, sin embargo, se han hecho pio-
tando carcajadas. . · neros de la edificación del socialismo.»
Quizá havan caído ustedes en la cuenta de que esta Hasta aquí Aragon. Pero, ¿cómo han llegado a scT
cadena de pensamientos, ante cuya conclusión nos en- pioneros? Desde luego que no sin luchas muy encona-
contramos le presenta al escritor sólo una exigencia, la das, sin confrontaciones sumamente arduas. Las refle-
ex-ig-encia ¡;_'-fe Ccíí,ilar~ de r-eneKiaaar :S-abre su f70s~;c}óti' xiones que he expuesto ante ustedes constituyen el inten-
·en el proceso de producción. Podemos estar seguros: to de sacarles rendimiento a esas luchas. Se apoyan en
esta reflexión lleva en los escritores que importan, esto el concepto. ,al que debe su clarificación decisiva el deba-
es, en los mejores técnicos de su especialidad, más tar~e te aceí:ca de )a actitud de los intéléctuales rusos: el con-
o más temprano a averiguaciones que de la manera mas
cept<: de e~pesW!~!,a.:.:~~ solidari~~~~~Iz~sp_eciail~J~,"c::on
sobria fundamentan su solidaridad con el proletariado. el· proletanado ··-,-y en· ello· cpnsiste_.el ,comienzo de esa
Quisiera, para terminar, exponerles una documentación clarificaCión- no puede ser sino mediada. Los activis-
actual en la figura de un breve pasaje de la revista tas y los representantes de la nueva objetividad han P?~
Comnume. Commzme ha organizado una encuesta: «¿Para elido conducirse como hayan querido:· no pudieron abo-
quién escribe usted?" Cito de la_ respuesta ~e René Mau- lir e) hecho .'de queJa P.~Plt;ta_r.ización,dcl intelectual casi
blanc así como de las observacwnes que s1guen de Ara- nunca crea un proletario. ¿Por qué? Porque la clase bm·-
gen. '«<ndudablemente escribo -dice Maublanc- casi guesa le,.. ha,...dotado, ... ~.,.forn1,aíi·~c:le_"_t;.~.ucació_n,_ el~ un
exclusivamente para un público burgués. Primero porqu~ medio de·producción'que;"sóbre.'Ia·.base i:lel pnv1legw de'
estoy obligado a ello. -Maublanc alude aquí a sus obli- haber csido ei:lucado, .]e hacé,so)idario_.de\ella,ty•m~scaún
gaciones profesionales como maestro; segundo, por- a ella solidm·ia de él. Es, por tanto/completamente acer-
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ado>que:Arag&IJ,-en;oii'ó:i<ioiitextq;::_expliqu~ ,<El inrelec
:•ua!;revo 1ucwn ah o ~'\Parece por;.;ide_;.:pronto..y_;sobre,,tbd0
fOrnC>_):t¡_;_al(:!_or:.it':'S\l!"J.<lse ;dC~t'Jgen;,;¡Esa traición consiste
·on el escritor en un comportamiento que de pr:eveedor de
·m aparato de producción le convierte en un ingenie m que
· 1e su tarea en acomodar dicho aparato a las finali.da-
Ies de. la revolución proletaria. Es una eficacia media-
·lora, pero libera al intelectual ele aquel cometido pura:
nente destructivo aL que Maublanc, junto con muchos·
;?maradas, g<irece creer que deb_e limita(ss·(~fs;gr_i¡.~fh­
·'~0recer;!Ja:fs'O;:ializaciO'ñ1"'deTlos¿-rn~diós;espií•ituales;ic!fo
Gi:üauciii ón ?ti.Y~sii'ffi;~a.ra.- 'ffi'I!'lrn&ar.r¡,:~~rEis"'li:t:ra l5.afa:L
.· \J;5i'es'~espiritu_ales'í edléH1il'óces'O'tde~!Od'üZ0.iÓ.i},~¡;fti~'ffi:"/
.~co:;cro,=~·-•~-·l'..,.,..""_,.f"'~"""""'t"··-'"-= li<Cr'-"'1'·· ~'~
~-J~~P~-~~-t~~~2~~"~ft~l~!l~.pn-p~~}ql)_~~~~,~!~~ff~-~i"~-&f~1)~e.:_.l
\~;~!1~S~~~m~~J?~9--~-~,~~\.~~~Cf. t1.~!?>tf:!_~!-T~~N-~-ª~~~~~-~~-~~~
~~!l~~~~P2~.(~~~~J1t~J!lB-_~~~~tl~~~?-~cq~a!-~-~j::_~:.tar~~~-!?~~-1
.us ta.• sera ts U!.ten_denci~';!~Y,tpo i-1 tan tbl nec.esa na rn ente i'ma s
:\!evada~U.:calidí:fd';'téc'ó'icif: Y por otro lado: cuanto con
nayor exactituC! cbnozc'ti de este modo su puesto en el
)fOceso. de producción, menos se le ocurrirá pensar en
'wcerse pasar por .un «espiritual». El espíritu, que se
:mee perceptible en nombre· del fascismo, tiene que des·
:1parecer. El espíritu, que se le enfrenta con· la confian·
·::a ele su propia virtud milagrosa,· desaparecerá. Porque
·a lucha revolucionaria no se juega entre el capitalis-
no y el espíritu, sino entre el capitalismo y el prole-
·:ariado.

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