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Han sido muchos los derroteros asumidos por la ciencia armónica e igualmente las maneras de
asimilar su didáctica. Diferentes líneas de pensamiento responden a disímiles métodos,
procedimientos y modos de enseñar la armonía. Sin embargo, los tratados antiguos y los
nuevos coinciden en numerosos aspectos que parten del análisis de las obras musicales, de toda
una práctica armónica en la historia de la música.
Hemos de acercarnos a algunos de los tantos problemas que plantea esta modalidad formativa
dentro del perfil de los estudiantes de música de los niveles medio y superior; y asimismo,
adentrarnos en un campo riquísimo de caminos que la práctica de esta profesión me ha
permitido encontrar y aplicar en los más de treinta años de ejercicio paciente y consagrado.
Un texto recién terminado en tres partes –Claves de Armonía- con amplios y detallados capítulos
sobre técnica, procederes, referencias contextuales, cientos de ejercicios y ejemplos de la
literatura musical, ha sido el antecedente de éste que ahora presentamos, una suerte de
prolongación de aquél (algunos segmentos serán retomados aquí por su valor didáctico) que
pretende conducir a estudiantes y profesores noveles interesados en la pedagogía musical, por
vericuetos apasionantes de la enseñanza de esta disciplina, muchas veces temida y subestimada
por los que no han podido comprenderla o dominarla. Mi intención es ayudar a resolver esas
dificultades, partiendo de las experiencias alcanzadas, del amor y dedicación que nos permite ir
más allá de la misma armonía, y que deseo infundir en aquellos que la asuman desde la
academia con sentido creativo. Otros temas también aparecen como generalización de
determinados modelos armónicos o acontecimientos especiales que funcionan como
proposiciones didácticas más particulares.
Se procurará la edición en pequeños formatos o folletos que, por un lado, posibiliten la pronta
llegada a sus destinatarios, y a la vez facilite su continuidad como libro abierto al lógico
desarrollo, actualización y perfeccionamiento inagotable de la disciplina armónica.
Es obvio que el profesor que se enfrenta a una clase de armonía tendrá que dominar
ampliamente los códigos armónicos, sus técnicas de creación y las consecuentes funciones en
la partitura. Pero también es incuestionable que para asumir tal enseñanza hay que apropiarse
de conocimientos específicos que abarcan principios, leyes, procedimientos y métodos de la
didáctica, y asimismo demostrar cualidades y actuaciones distintivas de un verdadero maestro.
La enseñanza de las asignaturas teóricas en el nivel medio superior de música no siempre está
apoyada por textos especializados que ayuden a su desarrollo, a su constante reforma para
conseguir resultados cada vez mejores, en concordancia con el avance de los tiempos…
En los planes y programas de la disciplina se deben dar ciertas pautas para la impartición de los
diferentes contenidos, así como los métodos a emplear. Sin embargo, en ocasiones el maestro
no encuentra programas actualizados o las correspondientes orientaciones metodológicas para
aplicarlo, o no tiene a mano los textos sobre la técnica y la ciencia armónicas actualizados. Por
ello se tratará de precisar o aportar determinados aspectos referentes a la didáctica y técnica de
la Armonía, que puedan contribuir al desarrollo de los objetivos de la asignatura en sus
diferentes cursos, aun prescindiendo de un adecuado programa.
Se insiste, por su importancia, que una rigurosa preparación y dominio de la técnica armónica
es la base imprescindible para impartir un curso de armonía. La experiencia dentro de este
ámbito y las habilidades requeridas en el piano, en las armonizaciones y creaciones escritas y el
análisis, constituyen la premisa para emprender su enseñanza, a la que entonces se sumarán los
conocimientos de la pedagogía musical y consecuentemente la didáctica particular de la
disciplina. Considerando como valores importantes la vocación, dedicación y constancia, se
puede abordar con acierto el entrenamiento de esta fase que estudia los problemas
metodológicos, los procedimientos adecuados, la crítica a las diferentes fuentes y puntos de
vista que han predominado en las diversas escuelas musicales, para tomar de aquellas los
méritos y aspectos positivos tanto en las concepciones propias de la Armonía, como en las
maneras de afrontar los contenidos en la clase; y por otro lado, desdeñar aquellos enfoques o
métodos que por comprobación y práctica sostenida no han resultado convenientes en esta
área.
Concretamente, puede decirse que la armonía en el plan de estudio de los estudiantes de todas
las especialidades en el nivel medio cumple el objetivo de crear capacidades y habilidades de
armonizaciones escritas, al piano, de realizar análisis armónico; y en las especialidades del superior, una vez
apropiadas las del nivel precedente, comprender más profundamente la función de la armonía dentro del proceso
de entonación, no sólo sus roles sintácticos, sino semánticos, desde la micro hasta la macroestructura, por lo que
prepara -tanto en unos como en otros- el camino hacia el análisis integral necesario para la interpretación
musical y musicológica.
Como es de suponer, habría que puntualizar lo específico para cada especialidad: directores de
coro, teóricos, instrumentistas, pianistas; y en el superior, los compositores, musicólogos,
instrumentistas, pianistas, directores de orquesta y coros…en dependencia de las características
particulares de las especialidades donde a veces se requiere desarrollar un aspecto más que
otro, como por ejemplo: al futuro director de coro o de orquesta, compositor, le conviene
ahondar en el análisis, igualmente que en los bajos cifrados y su improvisación al teclado,
mientras que a los instrumentistas –excepto los de piano que también deben prestar atención al
continuo– les sería más útil el análisis de los procesos armónicos en función de la
interpretación, adentrándose en las relaciones de la armonía con la forma, la dramaturgia, la
imagen musical, el ritmo, etc…
La clase de Armonía está condicionada por varios factores: la especialidad del estudiante, el
tiempo disponible, la cantidad de alumnos en el grupo y los cursos dentro del plan de estudios.
En los programas regulares del nivel medio, todas las especialidades reciben dos cursos de armonía
tradicional (4 semestres) y otro de armonía contemporánea y popular (2 semestres). En las
especialidades de teóricos y dirección coral donde el trabajo armónico es aún más necesario
(con semejante cantidad de semestres) varía el tiempo de clases –a diferencia de los
instrumentistas- pues se dedica además de la clase colectiva, una hora de armonía práctica o
individualizada donde se atiende de forma más profunda a cada alumno, en concordancia con
las particularidades de esos perfiles. Pero para poder satisfacer las exigencias de los futuros
músicos, independientemente de su especialidad, los grupos deben ser lo más pequeño posibles,
de cinco a siete u ocho como máximo. A veces hay que asumir grupos más grandes por
insuficiencia de maestros o aulas, pero lo más aconsejable es que sean reducidos, de manera
que con una mayor atención, los objetivos propuestos puedan ser cumplidos y asimilados
adecuadamente.
Después de enseñar los nuevos contenidos propios de una clase introductoria o teórica donde
se brinda el conocimiento por vez primera, éste tiene que ser confrontado con ejemplos de la
propia literatura musical u otros creados por el profesor para que el alumno corrobore los
planteamientos expuestos y así mismo compruebe y practique en el piano los diferentes
patrones armónicos hasta crear hábitos y habilidades. La automatización de estereotipos en
este sentido es uno de los objetivos fundamentales en los años del nivel medio, cuyos medios
serán la armonía escrita y los ejercicios en el teclado.
El análisis armónico, por otra parte, ayuda a entender el papel de la armonía en la obra, los
comportamientos de las progresiones y diferentes modelos estructurales y funcionales en el
proceso musical, a ratificar todo lo que se va conociendo tanto en el orden sintáctico como
semántico. En ese sentido Tchaikovski concluyó en su Breve manual de Armonía con fines
analíticos para ―músicos prácticos‖ que: “Solamente el análisis minucioso de las obras existentes y la
verificación por su propio sentido musical de la certeza de las reglas propuestas permiten asimilar la compleja
ciencia de la armonización. Es por eso que la lectura y el análisis de las obras de compositores famosos, resulta
más útil que la memorización de las reglas teóricas”1. Esta sabia aseveración del compositor ruso sirve
de base a lo que hemos planteado siempre, que es en el estudio de la literatura musical que el
estudiante encontrará las mejores lecciones de armonía. Por eso se recomienda desde las
primeras clases la búsqueda de las normas teóricas a partir de la práctica artística misma, pero
no con la rigidez que esto pudiera implicar, sino desde una perspectiva que nace de la
generalización y sistematización de los modelos armónicos a través de la historia de la música,
y no el enfoque que resalta los aspectos prohibidos que al final confunden más y no ayudan a
1
Tchaikovski, P. I. Breve manual de Armonía. (15.216) en A. Stepanov. Metodología de la enseñanza de la
armonía. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1990.
la adquisición de buenos hábitos y capacidades en la asignatura. El conocimiento de las
regularidades de la práctica armónica lleva implícito la lógica de la armonización y descarta la
necesidad de atender primero las prohibiciones que tanto preocupan a algunos maestros y
métodos de enseñanza.
En ocasiones, se ha dicho a los estudiantes que enlacen acordes evitando quintas y octavas
paralelas y realizando movimientos contrarios y oblicuos preferentemente, además de otros
consejos. Sería preferible facilitarles aquellas variantes o modelos fijados en la práctica de
tantos años que conlleva a asimilar progresiones con buenos movimientos de voces,
sucesiones, distancias entre voces, etc., aunque puedan después someterse a excepciones de
ciertos cánones u observancias, transgresiones necesarias como parte de la dinamización
interna y los procesos musicales que van más allá de determinadas reglas. Analizar
profundamente los paradigmas generados en la historia de la música –sistematizados desde la
didáctica y la dialéctica- posibilita una concientización que se va sedimentando mediante su
aplicación en ejercicios escritos, al teclado y de análisis. (Ver tema de las excepciones en la
armonía)
La observación particular de los ejercicios -tanto escritos, como al piano y de análisis de obras
de la literatura musical- realizados en cada clase, cooperan al aprovechamiento y práctica de
todos los contenidos y las destrezas a crear, cuya especial atención del maestro, unido al interés,
concentración y acción por parte del alumno, genera una interrelación alumno-profesor que se
despliega tanto en el aula como en el espacio extra docente. El maestro entrega y el alumno
responde para crear un vínculo eficaz que hace posible el desarrollo; un principio básico que se
aplica constantemente en la pedagogía, estímulo y respuesta efectiva en perfecta unidad. De tal
manera acontece en las clases de esta disciplina: si el maestro no incentiva y crea el amor por la
asignatura, el alumno no responde y por tanto impide el movimiento, la continuidad. Y si el
maestro incita y no recibe nada a cambio, también se pierde el sentido, no fluye el
conocimiento, cesa la retroalimentación, porque él también precisa de ese encuentro con su
alumno que le reta y del cual siempre está aprendiendo.
Tipos de clase
Clase introductoria, expositiva, de ejercitación y evaluativa, dependen del momento del curso
de armonía y del propósito que, obviamente expresa cada tipo.
La clase de introducción tiene lugar en los inicios de temas amplios, de comienzo del programa
para contextualizar asuntos generales nuevos, como los conceptos de armonía, acorde, por
ejemplo, o el de la modulación que es un tema bien amplio y que llevan ejemplos ilustrativos
que logren introducir determinado contenido.
Los capítulos y acápites llevarán el tipo expositivo de clase cuyo objetivo es el de presentar el
asunto por vez primera. La de ejercitación permite la práctica de ejercicios escritos en la pizarra
para hacerlos de forma colectiva, ocasión ésta, muy estimulante para la participación y
creatividad entre todos, aclarar dudas y ayudar a consolidar el conocimiento.
En las clases individuales se revisarán las tareas escritas así como los ejercicios de cifrados y
melodías en el piano; a veces se realizan a primera vista para provocar la reacción rápida. La
velocidad en las respuestas es algo importante a medir también en estas clases. Estos ejercicios
revisados así como los que el profesor demande pueden servir también como evaluación
sistemática, aspecto que es parte de la puntuación general en la asignatura, es decir, en cada
clase práctica se comprueba la asimilación del contenido y las habilidades adquiridas. Pueden
dedicarse algunas clases a evaluar una armonización de melodía o bajo, un análisis de obra
clásica, romántica o cubana u otro tipo de tarea que aplique lo impartido. No obstante, es
preferible recurrir al diagnóstico sistemático en cada clase para detectar los aciertos y los
problemas que aún persisten.
Dedicar frecuentemente una clase evaluativa con una prueba de cierta complejidad, resta
tiempo de exposición y sobre todo de ejercitación necesarios para la plena comprensión y
consolidación de los fenómenos armónicos. En ocasiones encontramos maestros que pasan el
curso evaluando sin apenas practicar el asunto nuevo, y así exigen al alumno una comprensión
acabada, cuando apenas ha habido tiempo suficiente para la asimilación y dominio que se
espera. Por eso insistimos en la necesidad de practicar hasta que sean capaces de crear, incluso,
sus propias composiciones, originadas a partir de la interiorización y aprehensión del
conocimiento. La clase evaluativa, por tanto, es necesaria pero con mesura, fundamentalmente
en los finales de periodos bimestrales o semestrales, como pruebas o exámenes de fin del
curso, para conceder mayor valor a los resultados que se miden sistemáticamente.
Partiendo de la construcción de los acordes, se pasa a los enlaces de las triadas principales de I,
IV y V, desde su estado fundamental hasta las inversiones, después las triadas secundarias y las
séptimas fundamentales: V7, II7 y VII7. Más adelante se dan a conocer las séptimas secundarias
hasta ejercitar progresiones estándares con todos ellos, en un sentido progresivo, siguiendo el
principio pedagógico de lo simple a lo complejo.
Una vez vencido todo lo que comprende el sistema diatónico o diatonismo, se procede con los
acordes alterados y sus funciones de ampliación como parte del cromatismo, y finalmente se
arriba a la modulación con todas sus modalidades, y las elipsis. Esto es en un orden muy
general que puede variar no sólo por las características de la tendencia pedagógica, sino por los
objetivos específicos del curso, si es para iniciar o para alumnos que tienen ciertos
conocimientos; si está destinada a aquellos muy talentosos que pueden entender más rápido los
temas, o de recapitulación para los que van rezagados.
En el nivel medio se suele llegar hasta la modulación a las vecinas, y se quedan para el superior
el segundo y el tercer grados de vecindad en la modulación diatónica, la modulación
enarmónica y las elipsis. Las notas extrañas deben impartirse desde el nivel medio, lo que no
quiere decir que en el superior no se vuelvan a ver pero con otro grado de complejidad y
mayor ejercitación y análisis…
En el nivel superior los contenidos están subordinados a los objetivos de los programas de los
perfiles. Cada especialidad adecua en su currículo los temas así como la manera de impartirlos y
la cantidad de semestres, de acuerdo con sus intereses particulares. No pretendemos en este
texto abordar tales aspectos que son en realidad complejos. En todo caso, se presentarán en
sucesivos capítulos temas que son de interés no solo para el nivel medio, sino para el superior y
que esperamos cumplan algunas expectativas y puedan servir de ayuda a la comprensión de los
complicados fenómenos y procesos armónicos.
Abordar la armonía como concepto cambiante por la propia dialéctica de los estilos y su devenir
como ciencia, precisa conocer categorías como el Modo, la funcionalidad, y otros términos
vinculados, sin caer en teoricismos exagerados –sobre todo en el nivel medio– que abrumen al
estudiante, solo lo necesario para que poco a poco vayan comprendiendo los fenómenos y
procesos armónicos y principalmente desarrollar capacidades y habilidades en ese campo.
Debe explicarse el concepto desde los griegos pasando de forma general por el Medioevo,
Renacimiento, hasta llegar a la armonía tonal estabilizada en el Barroco. Aquí se deben ir
dando ya ciertos enfoques históricos de su desarrollo desde la filosofía, la estética, hasta la
técnica y ciencia….además de sus relaciones con la polifonía. En el nivel superior se puede
profundizar más en estos aspectos, pues ya se tiene una base creada del nivel anterior y se
posibilita el camino para adentrarse en ámbitos más amplios de interdisciplinariedad. La
Historia de la Música, la Polifonía, el Análisis integral, la Estética Musical, la Filosofía…
contribuirían en ese sentido a una formación más plena y acabada de la disciplina armónica,
sobre todo en lo que atañe a la función de la armonía en la forma y dramaturgia, sus
comportamientos en las diferentes texturas y facturas, así como su historia en los estilos
musicales.
Tal organización de los sistemas resulta un punto de partida para el entendimiento de las
relaciones existentes entre sus elementos y las correspondientes actuaciones dentro del proceso
armónico.
Es así que dentro de las fundamentales que encarnan los grados tonales –I, IV y V– existen
jerarquías, siendo el I grado el acorde de mayor estabilidad –la Tónica- por tener los sonidos
estables del sistema, sobre los cuales giran los demás inestables. Los grados IV y V -
Subdominante y Dominante respectivamente- figuran, por otro lado, como dos tipos
diferentes de inestabilidad, en la cual el V es más fuerte por contener sonidos más inestables
como la sensible.
Las triadas secundarias, sin embargo, están sujetas a las fundamentales y al contener sonidos
comunes con aquellas, pueden ampliarlas o sustituirlas. De ahí que, el II y el VII son S y D y el
VI y III, son bifuncionales por poseer dos sonidos iguales que la tónica y subdominante y la
tónica con dominante respectivamente. Por tal razón resultan ambiguos y actúan según el
momento o espacio de la forma correspondiente o la inversión que representen.
Por ello se hace necesaria una clara exposición ilustrando con ejemplos de la literatura musical
que convenzan al estudiante sobre estos aspectos esenciales de la funcionalidad tonal.
El acorde constituye, entonces, una unidad indisoluble, un ente íntegro, históricamente condicionado y
estructurado por determinados tonos o alturas con un sentido y función dentro del contexto musical, sea él solo o
enlazado a otros acordes para formar una progresión armónica. Mantiene estrecha relación con otros medios
expresivos de la música como la textura y factura, el registro, la dinámica, el metrorritmo, y es por ende,
componente esencial e ineludible del proceso armónico.
Como se muestra, el acorde establece una unidad de estructura y función que unido a otros
acordes da lugar a la progresión armónica. El concepto en el nivel medio se puede simplificar
pero sin obviar los aspectos esenciales que se han comentado. Y de ahí habrá que referirse a la
verticalidad y horizontalidad inherente al proceso armónico.
Los principios de verticalidad y horizontalidad en la armonía tienen que irse concientizando poco a
poco desde las primeras clases. La verticalidad se aclara cuando se comienzan a colocar los
acordes –estructurados por terceras– con sus cuatro voces, sus disposiciones cerradas y
abiertas, sus duplicaciones más convenientes, así como el estado, si es fundamental o inversión.
Cuando se imparten las triadas principales en su estado fundamental se enfatizan las diferentes
ubicaciones y la norma de duplicar el sonido principal o prima que aporta mayor sonoridad
según el principio físico-armónico o teoría de los armónicos:
Ej.001
En las primeras inversiones o acordes de sexta existen más ubicaciones: abiertas, cerradas y
mixtas, y las duplicaciones regulares son la fundamental y la quinta. Son posibles diez modos
de disponer el mismo acorde de sexta:
Ej.002
Las segundas inversiones o cuarta-sextas duplican el bajo, es decir, la quinta, y pueden ser
cerradas y abiertas:
Ej.003
Estas normas en las ubicaciones a cuatro voces con las duplicaciones sistematizadas son
imprescindibles para después estructurar los modelos armónicos y progresiones más
generalizadas.
Por supuesto, cada estado de las triadas se va dando de acuerdo al programa, con los enlaces
correspondientes.
El principio de horizontalidad se revela en el momento que se imparten los enlaces entre las tríadas
fundamentales. Así nace el orden de la sucesión de los acordes o la progresión, e igualmente la
conducción de las voces o el contrapunto. Por consiguiente, se hace necesario, definir el
concepto de progresión armónica. En Claves de Armonía se expone:
―Un acorde puede ser enlazado con otro de manera que esa conexión origine un significado. En
esa ―entidad armónica‖ se tendrían en cuenta determinados fundamentos como el movimiento de
las voces y la lógica u ordenamiento de la sucesión (principio de horizontalidad), e igualmente las
ubicaciones de los acordes, su estado (fundamental o inversión), posiciones melódicas, y duplicaciones
más convenientes (principio de verticalidad). Tal conjunto de acordes, aptos bajo estas normas,
con una funcionalidad dentro del proceso armónico y la forma musical, constituyen una progresión
armónica. Así como el acorde establece una unidad de estructura y función específica en un
ámbito concreto, la progresión está conformada por dos o más acordes que íntegramente
poseen un diseño propio e igualmente una significación.
Movimiento, marcha, cambio, sucesión, términos estos vinculados a la progresión, expresan los
diferentes matices que adopta el concepto, que por un lado involucra el avance de los acordes y
por otro la relación entre ellos para crear significado. Pero su alcance no es sólo entre los
acordes inmediatos que componen la progresión, sino con otras nuevas progresiones
implicadas en la totalidad del contexto musical.
En principio, un acorde puede ser conectado con cualquier otro, pero tal combinación debe
obedecer a un plan fijado que genere la connotación aludida. Por tanto, una progresión excluye
toda unión acordal exenta de sentido, de un propósito determinado según los requerimientos
de la obra musical, sea éste destinado a fijar la tonalidad (fuerza centrípeta), contradecirla en su
desarrollo (fuerza centrífuga) o reafirmarla en la conclusión (fuerza centrípeta).‖
En ese sentido, el concepto, bastante abarcador dentro de la armonía tonal, puede impartirse
en el nivel medio de forma más sintética, y en el superior, analizarlo, comentar y buscar
referencias en otros teóricos, para establecer diferencias y enriquecerlo, teniendo en cuenta que
todo es perfectible y que los propios conceptos se flexibilizan y modifican según los contextos
donde operen.
Al abordar la enseñanza de los enlaces de triadas se tendrá en cuenta si éstas son principales o
secundarias, si están en su estado fundamental o en inversión, y en este último, si son acordes
de sexta o cuarta-sexta.
Las triadas principales también denominadas fundamentales guardan entre sí una relación de
cuarta o quinta: I-V; I-IV. Entre el IV y V la distancia es de segunda. De ahí que sea
importante desde el principio tener en cuenta los sonidos comunes entre una tríada y otra que
en el caso de la tónica con dominante o subdominante existe un sonido igual, mientras que
entre subdominante y dominante no existe nota común.
Ej.004
Las tríadas secundarias que amplían o sustituyen las fundamentales tienen con ellas dos notas
comunes. Esto posibilita precisamente la familiaridad de las funciones:
Ej.005
Se encuentran desde el Renacimiento progresiones de todos los grados con las normas de
conexiones conocidas en la música tonal que alcanzaron su posterior perfeccionamiento en el
Barroco a partir de la estabilización definitiva de la tonalidad como principio organizativo. El
ejemplo de Palestrina nos ilustra ya una técnica en las marchas de acordes (aunque con
tonalidad aún no consolidada, oscilante) que es heredada por los compositores del XVII y
XVIII.
Ej.006a, b, c y d
G. P. da Palestrina, Adoramoste Christie (Motete)
Ej.007
La segunda probabilidad sería el enlace melódico que permite dos movimientos de tercera sin
mantener la nota común, la cual realiza uno de los saltos de tercera. Las voces superiores
marchan en la misma dirección y el bajo lo hará contrario por cuarta.
Al igual que el enlace armónico, en el melódico se conservan las ubicaciones de los acordes:
cerrados marchan a cerrados y abiertos a iguales disposiciones. Este procedimiento debe
enfatizarse constantemente en las clases….
Ej. 008
Una tercera variante de enlaces entre I-V y I-IV que se imparte después de dominar las
anteriores (atención a esto, porque si no logran vencer el enlace armónico y el melódico, este
tipo les puede crear confusión), lo constituye el de saltos entre las terceras de ambos acordes que
se mueven por cuarta o quinta, mantienen la nota común y cambian a su vez la ubicación de
los acorde (a veces las realizan antes de habérselas enseñado pues les sale por enlace armónico
pero no se dan cuenta de lo que hicieron). Estos saltos se producen en soprano y tenor, y
como se evidencia, este enlace viene a ser una combinación del armónico con el melódico al
mantener la nota común y a la vez realizar un salto:
Ej. 009
Es importante observar en estos enlaces que el salto debe compensarse con un movimiento
contrario hacia el siguiente acorde o por movimiento conjunto, como se muestra en los dos
últimos compases.
La práctica sucesiva de esas tres variantes de enlaces (armónico, melódico y con salto de las
terceras) de forma escrita y al piano asegurará el futuro de los demás enlaces. Se sugiere ir
comparando unas con otras a medida que vayan apareciendo y no pasar a la siguiente hasta
vencer cada modalidad. De las destrezas alcanzadas en estos primeros ejercicios dependerá el
avance hacia aquellas más complejas progresiones. En cada caso de enlace se permanecerá un
tiempo relativo, según el programa, hasta lograr los objetivos propuestos consistentes en
desarrollar habilidades en el encadenamiento de los acordes principales.
Con las triadas consecutivas de IV y V grados, impartidas cuando se enseña el enlace melódico,
se procede de otra forma. Al no poseer nota común el enlace no puede ser armónico, entonces
las voces superiores realizan un movimiento contrario al bajo; dicho de otra manera, la
duplicación del bajo en el primer acorde se moverá contraria a éste para evitar el paralelismo de
quintas u octavas fácilmente generado en esta progresión. Si el bajo sube, las tres voces
superiores bajan y viceversa. Esto sería válido para cualquier enlace de triadas consecutivas,
haciendo la salvedad de aquellas como la de VI grado que al sucederle al V puede duplicar su
tercera, por lo que habría una variación en dicha unión (ver en el ejemplo de Palestrina los
enlaces ocasionados, en su mayoría de tipo armónico, y los melódicos con triadas sucesivas;
solo aparece como excepción el de V a VI grados -del segundo al tercer compás- con la
variante mencionada).
Ej.010
Aparte de los ejercicios propuestos para estos casos, el profesor podrá mostrar otros según su
propia imaginación y sentido creativo, teniendo presente la sistematicidad y la exigencia una
vez impartido el asunto nuevo, con el consiguiente estudio individual y la revisión de las tareas,
ya fueran escritas o en el teclado. Tales enlaces deben efectuarse en todas las tonalidades
posibles.
Se sugiere comenzar a armonizar melodías sencillas construidas para tal fin y casi
simultáneamente, pedir a los alumnos creen las suyas propias con los límites impuestos por
estos acordes que, no obstante ser sólo tres, pueden originar líneas con un valor estético, sobre
todo por su sentido formal (frase, período, etc…) y por el dibujo coherente y desarrollado de
las mismas, donde se combinen saltos con movimientos conjuntos. Recuérdense las ricas
posibilidades ocasionadas por los desplazamientos de acordes en el desarrollo melódico, lo que
puede trabajarse incluso antes de los enlaces entre las triadas. Cuando se ejercitan las
ubicaciones de los acordes y las posiciones melódicas, se realizarán primero las disposiciones
cerradas cuyas tres voces superiores caben en la mano derecha mientras el bajo lo ejecuta la
izquierda. Esta disposición resulta más fácil por lo que se recomienda usarlas con
instrumentistas, aunque después se ejecuten las abiertas -con dos voces en cada mano-
especialmente con los alumnos teóricos y de dirección coral. A partir de un motivo dado, por
ejemplo, que contenga posibles desplazamientos, encontrar las ubicaciones de las voces:
Ej.011
Después se dan melodías de mayor dimensión como el periodo con los enlaces estudiados:
Ej. 012
Obsérvese en el ejemplo anterior la línea de cada voz superior, y aunque la soprano sea la
protagónica, las otras dos presentan, sin embargo, cierto movimiento propiciado por los
desplazamientos del mismo acorde.
El maestro debe atender individualmente la armonización de las melodías propuestas, así como
auxiliar al alumno en la construcción de las tareas en tal sentido asignadas. Muchas veces no
saben cómo abordar el fenómeno, y es ahí donde debe dársele las orientaciones pertinentes en
relación con el movimiento de la línea de soprano, primero, y después de realizar los enlaces,
corroborar el dibujo rítmico-melódico de cada voz, para tratar de lograr una diferenciación
entre ellas, como evitar las repeticiones de la misma nota sustituyéndolas por una de valor más
largo, por ejemplo (ver acápite sobre el desenvolvimiento de las voces). Insisto en este punto
porque es vital el sentido artístico inherente a la armonización de melodías, que no siempre se
tiene en cuenta. Revisar el aspecto vertical, la ubicación correcta del acorde, así como el orden
funcional y luego la conducción de voces o el contrapunto que completa el sentido horizontal
de la armonía.
Un bajo a armonizar con acordes de sexta combinado con fundamentales de las triadas I, IV y
V, logra diferentes tipos de melodización, sobre todo por las potencialidades de estos acordes
de realizar saltos que suelen ser muy expresivos para la construcción de buenas melodías. El
desplazamiento de la quinta a la fundamental, y viceversa, hasta en una sola voz, es muy
conveniente:
Dos armonizaciones de un mismo bajo alcanzan resultados distintos con melodías coherentes:
Ej. 013
Ej. 014
Con acordes de cuarta y sexta se aumentan las posibilidades combinando con las sextas y
fundamentales. Aquí se forman los giros de paso que facilitan mayor desarrollo a la línea del
bajo; y los auxiliares o bordaduras que enriquecen aquellos momentos más estables cuando se
quiere reafirmar una armonía como la de tónica en los principios o finales, y la dominante en
las semicadencias y cadencias finales:
Ej. 015
Sobre la armonización de melodías y bajos en la primera parte del curso de armonía…
En dichos ejercicios –solo en la primera etapa– cada nota de la melodía (soprano) será
armonizada con los acordes estudiados hasta el momento (tríadas fundamentales o
inversiones):
4) Mover el bajo siguiendo los criterios establecidos para el enlace melódico en los
acordes fundamentales y recrear la melodía cuando son usadas las inversiones, tanto en
los acordes de sexta como en los de cuarta-sexta, donde se pueden aprovechar los
movimientos de paso en giros de igual nombre. Las armonizaciones de escalas
pudieran servir como ejercitación para crear bajos melódicos.
6) Buscar las ubicaciones abiertas o cerradas más favorables de acuerdo con la altura de
la línea melódica. Evitar cruzamientos y movimientos de todas las voces en igual
dirección (estos aparecerán de forma excepcional).
8) Cifrar el ejercicio completo antes de comenzar a armonizar acorde por acorde. Este
cifrado se efectúa después de haber analizado la estructura de la melodía propuesta: frases
o semifrases, cadencia final, semicadencia, disposición más apropiada para el comienzo,
probables giros de paso y auxiliares, etcétera.
El último punto debe ser el primer paso como norma habitual para cualquier armonización
escrita. Es decir, partir de lo más general en un nivel preliminar y llegar a los aspectos
particulares, para finalmente generalizar aquellos fenómenos que concurren en todo el proceso.
Se analiza la línea melódica dada, sus puntos cadenciales, funciones más favorables en los
diferentes sonidos, y cifrar después, colocando la línea del bajo (aunque a veces ésta tenga que
rectificarse en el avance del ejercicio). Finalmente, completar con las voces internas. De igual
modo para la armonización de bajos se recomienda diseñar previamente una presunta melodía
con sentido musical dentro de las opciones funcionales, modificable en el transcurso, según las
conveniencias.
La misma práctica artística nos muestra la estructura formal del período clásico cuadrado (8
compases, con frases de 4 compases cada una, o proporcionales según el aire) donde la primera
frase tiende a buscar inestabilidad terminando en una función correspondientemente inestable.
1) T D (T) (s) T
2) T S (T) (d) T
3) T T(T/ s/ d) (d) T
(Posición
Inestable)
Resumiendo, la cadencia de D-T o cadencia auténtica perfecta delimita finales de períodos, frases,
y otras partes de la forma musical.
La cadencia de S-T o cadencia plagal, es muy empleada sobre todo después de la cadencia
perfecta final, a manera de complemento, para ratificar la tónica.
Cuando se suceden las tres funciones (S-D-T) como ciclo funcional armónico se le denomina
cadencia compuesta o completa.
En otro plano estructural, tales cadencias se amplían, suscitando giros auténticos o plagales
más generalizados, en los cuales se mantienen las relaciones con las funciones expresadas en las
cadencias, pero en distintos niveles formales. Así se tiene un giro auténtico en los límites del
período, cuando la correlación entre las frases es de T-D-T (como el esquema visto
anteriormente: primera frase hacia dominante y segunda hacia tónica); un giro plagal si se
concibe hacia la subdominante: T-S-T. Se localizan también referencias de ―armonías
auténticas‖ o ―plagales‖ para expresar predominio, en algunas obras, de este tipo de nexos
armónicos.
Se impone analizar con los estudiantes las particularidades de las cadencias y su aplicación en
las obras tonales de diferentes periodos de la historia de la música. Recordar el cumplimiento
de los ejercicios escritos, que pueden ser primero muy breves, con el simple enlace cadencial y
más extensos con formas periódicas, etc. Igualmente los ejemplos en el teclado; y las obras,
sean fragmentadas o completas, para ver su incidencia en las dimensiones pequeñas, medianas
y grandes.
Cuando nos enfrentamos con el acorde de tónica cadencial (I64) hay que insistir en su doble
significación: es tónica, pero en su segunda inversión, cuyo bajo al ser el V grado de la escala,
alcanza sustituir a la dominante en las cadencias y semicadencias, en tiempo fuerte o
relativamente fuerte. El sonido del bajo se duplica y conduce a la función esencial de la
cadencia que es la dominante. Se le ha denominado también dominante con dos apoyaturas,
precisamente por el bajo doblado y los otros dos tonos que marchan a los de dominante.
El maestro debe prestar atención a los ejercicios en el piano y trabajos escritos en los que este
acorde debe sugerir o acentuar el peso del tiempo o compás fuerte. Localizarlo en obras de la
literatura musical y reconocer sus rasgos funcionales y métricos resulta muy oportuno para
confirmar lo expuesto. La duplicación del bajo que refuerza su rol de dominante contribuirá a
la referida acentuación metrorrítmica.
Ej. 016
Así mismo, es necesario apreciar su valor funcional de dominante más inestable a causa de la
séptima añadida -IV grado de la escala- que produce el tritono inestable con la sensible; de ahí
su preparación mediante la subdominante.
Por otra parte, hay que subrayar la resolución en su estado fundamental y en las inversiones, así
como las excepciones en la segunda inversión dentro del giro de paso y las diferentes
conducciones del V2, estricta y con salto:
Ej.017
Además de conseguir una adecuada resolución y las diferentes marchas de las voces con sus
excepciones, se precisa comprender su lugar en el desarrollo de la melodía: después de tónica y
principalmente de subdominante donde, como norma, mantiene la nota común (ver el tercer
compás del Ej.017); el uso de las inversiones en los momentos de movimiento melódico, y no así
para el final en que se reserva la séptima en estado fundamental.
En el trabajo con estas progresiones hay que exhortar desde el primer momento que se
imparte, la indispensable práctica al teclado de aquellos arquetipos con melodía frigia en el bajo
y en voces superiores (sobre todo la soprano). La secuencia modulante ayuda a una
automatización bastante rápida, lo cual también redundará en las armonizaciones escritas. A
continuación ofrecemos algunas de las más usadas, no obstante se recomienda encontrar otras
variantes de la misma, aprovechando la gama de acordes para cada sonido de la melodía, ya sea
en bajo u otra voz.
Acordes de dominante –natural y armónica- disponibles:
Ej. 020
Acordes de subdominante:
Ej. 021
Según sea el giro frigio, en bajo o melodía superior, se usarán las inversiones de los acordes.
Por lógica, las inversiones primera y segunda del II7 son las más usadas antes de la cadencia y
semicadencia.
Progresiones comunes:
En el bajo:
Ej. 022
En soprano y otras voces superiores:
Ej. 023:
Ej. 024:
Se logran crear muchas otras armonizaciones. Esas son sólo de las más frecuentes.
Los giros frigios aparecen en distintos lugares de la forma: en comienzos, desarrollos o
conclusiones, especialmente antes de las cadencias finales donde contribuye a potenciar la
tensión armónica del punto culminante. El análisis de obras diversas confirmará esta
aseveración.
Las variantes ampliadas o reducidas de estos giros son muy convenientes pues posibilitan la
adecuación a cualquier momento de la sintaxis musical. La ampliación actúa extendiendo
cualquiera de las funciones armónicas que componen la progresión, fundamentalmente la
subdominante que hasta suele alterarse (con dobles dominantes y otras subdominantes
alteradas) para crear una intensificación hacia el clímax (ver ultimo compás del 019)
La reducción puede omitir la tónica inicial, incluso la dominante natural para quedarse
solamente la subdominante –alterada o no- que realiza la segunda menor hacia el V grado:
Ej 025:
Los giros frigios combinados superponen en varias voces la melodía frigia a manera de
imitación, dilatando uno de los planos para que la otra o las otras puedan aparecer:
Ej. 026:
Una vez conocidas las enormes posibilidades de armonización con estas progresiones, además
de realizar los ejercicios que se proponen en el libro de texto usado (ver Claves de Armonía), se
debe incentivar la creatividad de forma que cada alumno pueda generar las suyas propias,
pasando la melodía frigia a manera de un tema imitado por las distintas voces del coral. En este
caso se suele aprovechar el ―montaje‖ sobre el VI grado que contiene también el sonido de
tónica, y menos comúnmente en la subdominante (como en el Ej.026)
Este tipo de ejercitación resulta muy apropiada para el desarrollo de las habilidades armónicas y
creativas en general, y promueve un disfrute estético al componer y comprobar las diversas y
ricas armonías que acompañan un diseño rítmico-melódico igual o semejante.
Se sobreentiende la necesidad que el estudiante localice y confirme también las evidencias de su
actuación en obras disímiles de la literatura musical donde se hallan abundantemente.
Por otro lado, en su debido momento, de acuerdo al plan de estudio, se ha de destacar la
inserción de tales progresiones en los contactos y modulaciones, donde juegan un importante
papel como propiciadoras de la extensión tonal, por lo que su uso no se limita a las tonalidades
principales que tienen la condición de menor, sino a las secundarias del mismo modo que se
susciten dentro del plan tonal de la obra. Véase en el tema de los corales de Bach y otros ejemplos,
cómo esos giros actúan en los contactos y modulaciones, provocando lo que hemos llamado
―giros frigios frustrados‖ ya que se ―malogran‖ o desvanecen en el intento, pero consiguen
generar nuevos ámbitos armónico- tonales; de ahí su trascendencia en los procesos que tienen
lugar en la forma musical.
Ej.027
Ej.028
Ej.029
Ej.030
E igualmente en Scriabin:
Ej. 031
Ej. 032
2
Tomado del libro Claves de Armonía y ampliado por la propia autora
Como se puede apreciar en el ejemplo, se logra evadir una cierta monotonía que es presentada
-por momentos- en el bajo o la voz superior, variar el espectro de ―color‖ armónico, y el
movimiento interno de las voces que han enriquecido la progresión a través de las distintas
combinaciones que cada grado brinda dentro de la escala mayor o menor.
Así mismo, una melodía muy movida, puede compensarse mediante una progresión de bajo
inmutable. De ahí el principio armónico-melódico que declara que a melodía monótona, armonía
cambiante, y con armonía estática, melodía movida. La actividad melódica se obtiene con
desplazamientos, notas extrañas o determinados tipos de factura como la de figuración rítmica.
Ej. 033:
Observaciones y conclusiones de la tabla
Nótese que esta tabla se refiere sólo a los acordes diatónicos. No incluye los que se
producen cromáticamente.
La séptima en estos enlaces baja siempre a la fundamental del siguiente acorde (véase la
dirección de las flechas que se encuentran en el primer grado).
La sucesión de acordes sobre cada bajo -dirección horizontal de la tabla- forma giros
auxiliares ampliados.3 E igualmente el orden de dichos acordes tal como se disponen
expresa un ordenamiento de sucesiones de acordes que pueden generar diversos
sentidos, y por tanto, progresiones. Si se tocan todos los acordes sobre el I grado –o un
3Cuando se introduce en un giro auxiliar, otro acorde disonante con el bajo, este deviene un pedal o punto de
órgano.
grupo de ellos- en la colocación natural de la tabla, se parte de un acorde estable y se va
marchando hacia otros menos estables. En el VII o el IV, el sentido de estabilidad
puede variar, llegar a un punto de máxima inestabilidad –en el VII7- y después decrecer.
Sobre el VI se inicia con estabilidad relativa y se llega al final más inestable. Si se tocara
alguna serie al revés, desde el último acorde hasta el primero, las relaciones funcionales
cambiarían (o habría un decrecimiento de inestable a estable) pero pueden tener un
significado. Se quiere decir con todo ello que la propia tabla sugiere diferentes
sucesiones con sentidos progresivos en las funciones, y también en la estructura de los
acordes en cuyo caso se van haciendo más inestables hacia el final, primero las tríadas y
después las séptimas: I VI6 IV64 I7 VI65 IV43 II2…
Sobre cada grado se forma la última inversión de séptima del siguiente. (Ej.: Sobre el I
el II2, sobre el IV, el V2, y así sucesivamente…).
Es útil subrayar que los acordes deben nombrarse desde el bajo hacia arriba, respetando el
orden ascendente de su construcción interválica y no de la manera que frecuentemente se
acostumbra. En tal caso, si fuésemos a leer el acorde de V64 lo correcto sería decir: Quinto
cuarta-sexta y no quinto seis-cuatro, pues el primer intervalo que se forma a partir del bajo es
una cuarta y a continuación la sexta.
Ejercicios
3. Ejercitar todos los acordes formados en cada grado de la escala, sin tonalidad, es decir
los cifrados. Ej.: en el cuarto grado se forman II6, VII43, V2,….
4. Practicar los grados sobre los que se forma un acorde determinado. Ej.: el acorde de
VII43 se forma sobre el cuarto grado, el V6 sobre el séptimo.
7. Dominar las funciones que predominan sobre cada grado de la escala. Ej.: sobre el
cuarto grado predominan las funciones ¿?(S y D), sobre el sexto la S, sobre el séptimo
la D, y así sucesivamente.
Es requisito indispensable –y valga la reiteración- responder con velocidad los numerosos
cuestionamientos emanados de esta tabla. Ello define el grado de comprensión y la destreza
adquirida.
Escalas 4
La ejercitación de escalas es un recurso muy útil para la adquisición de habilidades de
armonización de melodías, cuyos diseños contengan movimientos conjuntos donde suelen
formarse giros de paso o frigios de diversa índole en el bajo; así mismo en la melodía o voz
superior, pueden también aparecer tetracordos de escalas descendentes o ascendentes que
llevan implícitas determinadas progresiones devenidas estereotipos. Según el avance de los
contenidos podrá afrontarse este tipo de tarea que va ayudando a conformar modelos
característicos melódico-armónicos muy recurrentes en la práctica musical.
Después de estudiar las tríadas fundamentales y las secundarias con sus respectivos roles en la
tonalidad, además del acorde de séptima dominante, será posible la armonización de escalas
tanto en forma ascendente como descendente, y en la voz superior o el bajo. Se tratarán de
realizar variaciones armónicas de las mismas aplicando progresiones de diferentes clases, como
las de paso, del tetracordo descendente de la escala natural (en mayor y menor), e igualmente
del giro melódico producido del VI al I ascendentemente en los modos mayor y menor
(melódica). Igualmente tendrán lugar las cadencias perfectas o evitadas y las plagales. Algunas
muestras de tales armonizaciones se exponen a continuación, sin embargo deben crearse de
manera individual y encontrar soluciones propias, sin ceñirse necesariamente a lo propuesto.
Ej.034 a, b, c, d
4
Tomado del libro Claves de Armonía ampliado por la propia autora
Si se aplicaran las mismas armonizaciones para tonos menores se tendrían las tres variantes: la
natural, la armónica y la melódica, siendo esta última la más utilizada por el sentido melódico
que su propio nombre sugiere. Esto generaría acordes derivados como el IV melódico (mayor),
el VII natural (mayor), el V natural (menor), etc., algunos de los cuales actúan en las cadencias
frigias. Se muestran a continuación varias de esas escalas. Observe los giros melódicos que ellas
generan que se han marcado con corchetes e identifique los de paso, frigios, las cadencias
perfectas y plagales, las marchas melódicas: del tetracordo superior descendente (con giro
frigio) o el de VI - VII - I grados:
Ej.035
Ej.036
En tales casos se enfatiza melódicamente la variante del mismo nombre, y se podrían también
realizar otras como la armónica o natural totalmente puras o combinadas a modo de algunos
ejemplos anteriores.
Se sugiere practicar los disímiles modelos originados y cobrar total concientización de los
mismos para identificarlos en cualquier momento de una obra musical y aplicarlos en las
armonizaciones escritas y al piano.
Con otros acordes:
En fases más avanzadas del curso se hace factible continuar la armonización de escalas en bajo
y soprano aprovechando los acordes y progresiones estudiados en cada capítulo. En la línea del
bajo, la escala puede sugerir la presencia de giros de paso -antes observados-, entre I y I6, IV y
IV6, al ascender; de I a VI en el descenso pasando por el V6 u otros, y todos aquellos que, con
acordes de séptima sobre cualquier grado, se han ido ejercitando. Asimismo es viable mediante
una sucesión de acordes de sexta. En ésta, las primeras inversiones de los diferentes grados
podrían realizar movimientos paralelos en tres voces, mientras otra se movería contraria; una
opción en menor origina giro frigio con acordes de séptima secundaria como el I7, III7 o IV7:
Ej. 037
Ej. 038
La primera variante en Do mayor podría aplicarse a menor y formaría giro frigio en bajo.
Lógicamente, se pueden permutar las voces superiores o cambiar los registros, pero como se
observa, en las sucesiones de sexta se duplicó la tercera, a veces la fundamental y otras la quinta
(no duplicar la sensible en el V6 es prudente, aunque a veces se exceptúa por el contrapunto
inevitable). Finalmente, una buena conducción de las voces es lo más indicado y lleva muchas
veces a transgredir la norma (ver capítulo de las excepciones en la armonía). En las variantes
menores se formaron giros frigios superpuestos que devienen imitaciones melódicas en dos,
tres o cuatro voces, lo cual crea cierta tensión que, en este caso, no culmina hasta que aparece
la dominante armónica en el último compás. Todo ello ayuda a la polifonización en la armonía.
Ej.040
Así también en las tonalidades menores, al ascender el sexto grado en la variante melódica de la
escala, junto a la transformación del IV grado en mayor, el II se convierte en tríada menor.
Entonces ambas tríadas quedan exactamente iguales al modo mayor, lo que ensancha el
colorido armónico de la tonalidad… (Ampliar los casos vistos anteriormente de estas
armonizaciones de escalas en variantes menores).
Cromatismo
Una de las revelaciones del cromatismo en los estilos donde se ha desplegado la tonalidad son los
acordes alterados, usados por los compositores para lograr imágenes novedosas relacionadas con
el progresivo desarrollo de la forma y la dramaturgia musicales. Sonoridades disímiles y de gran
intensidad emocional, conforman el rico diapasón de matices armónicos en la búsqueda de los
más diversos caminos expresivos, subordinados al lenguaje individual o epocal, al género, la
forma o los medios sonoros que igualmente sufrieron transformaciones…
Tómese como ejemplo una tonalidad mayor y otra menor para mostrar los sonidos alterables:
Ej. 041
Es evidente que la alteración cromática de cada grado inestable, proviene de la escala cromática
de la tonalidad, y en menor medida de sus variantes armónica y melódica:
Ej. 042 a, b, c, d, e, f
De esa forma, el II grado puede descenderse en los modos mayor y menor, pero asciende sólo
en mayor; el IV asciende en los dos modos y desciende únicamente en menor; el VI puede
descenderse en mayor (variante armónica) y ascenderse en menor (variante melódica de la
escala menor); y el VII, finalmente, se asciende en menor (variantes armónica y melódica), y
desciende en mayor (variante melódica, menos usada).
Todos los sonidos alterados afectarán a aquellos acordes que los contengan, modificando su
estructura interna y ―color‖, pero no la función que ejercen en el contexto tonal, aunque
adquieren, al mismo tiempo, nuevas posibilidades de desempeño, sobre todo en la modulación
enarmónica que yace potencialmente y puede ―abrirse‖ en un momento dado de la expansión
tonal, propiciando cambios funcionales en los mencionados acordes.
Los acordes implicados en estas transformaciones serán, entonces, los del II (II7); IV (IV7); V
(V7); VI, III y VII (VII7). Ellos continuarán desplegando sus roles propios de subdominante o
dominante, a la vez que pueden conducir a otros caminos en fases más avanzadas del
desenvolvimiento armónico. Esos acordes ―derivados‖ son tratados casuísticamente, según el
programa de estudio, por sus especiales connotaciones dentro de la sintaxis musical. Sin
embargo, se verá plasmado en una tabla un número mayor de ellos, de manera ordenada y en
interacción dialéctica, para mostrar, no sólo aquellas estructuras más generalizadas y tipificadas,
sino sus comportamientos funcionales dentro el sistema.
Tabla integral de acordes alterados
(Ampliación de Subdominante y Dominante)
La necesidad de brindar una visión de conjunto de los acordes alterados –una vez que fueron
impartidos en las clases de forma particular y sucesiva–, algo de por sí complicado y un tanto
inaccesible hasta entonces; y la posibilidad de develar sus relaciones e integración de estructura
y función en acordes como las sextas aumentadas, me sugirió la idea de una tabla que
resumiera y sintetizara el fenómeno complejo de la ampliación tonal. Por su valor didáctico y
probada eficacia en muchos años de mi ejercicio profesional, creo oportuno exponerla para su
aplicación en las clases de este contenido.
La tabla integral de acordes alterados representa y organiza el panorama del enriquecimiento
que sufrió la armonía desde el Barroco hasta el Romanticismo, y asimismo podrá ayudar a la
comprensión, no sólo del desarrollo de las funciones (S y D), sino de los diversos procesos de
la modulación que tuvo su punto culminante en la enarmonía. Aparecen aquellos más
generalizados, ya sea como acordes alterados o como las tipologías estructurales referidas
(sextas aumentadas). Aunque pudieran formarse otras combinaciones, se ubican las más
comunes en la práctica musical tonal.
Se hace imprescindible retomar los sonidos alterables, es decir, los que suelen modificarse para
crear nuevos acordes o sonoridades, que no obstante siguen fungiendo dentro de sus
correspondientes grupos funcionales:
Ej. 044 a, b
En do menor sería semejante, excepto aquellos acordes que en mayor contienen el II grado
ascendido. En tal caso se sustituyen por los que poseen el IV grado descendido. De ese modo,
el conjunto quedaría como sigue:
Sonidos alterables en do:
Ej. 045
Ej. 046 a, b
Como se verifica en la tabla, se hallan acordes que en determinadas inversiones forman
estructuras de sextas aumentadas y que han sido denominadas italiana, alemana y francesa con sus
respectivas estructuras de sexta, quinta-sexta y tercera-cuarta (se señala la sexta suiza como una
versión de la alemana que enarmónicamente suena igual, pero es un acorde de tercera-cuarta
como la francesa). Igualmente se visualiza lo expuesto sobre el sentido funcional de esas
tipologías estructurales instituidas en la práctica artística.
Desde el punto de vista didáctico, existen procedimientos para lograr una comprensión rápida
de las sextas aumentadas y su aplicación en la armonización o el análisis armónico. Primero
que todo debe tenerse muy presente la interrelación entre el aspecto estructural y el funcional de
este tipo de acordes. Es por ello que si bien es importante estructurar las sextas aumentadas
con gran agilidad, también resulta imprescindible conocer dónde y cómo se emplean dentro de
una progresión armónica.
Como su nombre lo indica, estas inversiones de acordes alterados se caracterizan por una
estructura de sexta aumentada acompañada en todos los casos por una tercera mayor. Luego,
cada una de las sextas, o sea la italiana, la alemana y la francesa presentan diferencias entre sí.
6ª A 6ª A 6ª A
3ª M 5ª J 4ª A
3ª M 3ª M
Ej. 047
Debido a las funciones que realizan estas sextas, sería posible localizarlas en cualquier
tonalidad. Pero existe una coincidencia muy útil que permite fácilmente encontrarlas, y es que
todas ellas se producen sobre los sonidos del IV, II descendido y VI descendido, en
tonalidades mayores (y los mismos grados en menor, excepto el IV que sería descendido), es
decir los sonidos del acorde napolitano. Como se observa en la Tabla integral de acordes alterados esa
coincidencia resulta favorable, acaso una relación de tipo matemática determinada por la
alteración de los grados en la ampliación tonal. El caso singular ayuda de forma rápida a la
localización de tales sextas y a una comprensión mayor del fenómeno.
Ej. En Do mayor:
Notas del
Sexta Italiana Sexta Alemana Sexta Francesa
acorde
napolitano
Reb reb fa si (VII6 b3) reb fa lab si (VII65o b3) reb fa sol si (V43 b5)
Ej. 048
Do Mayor
En ese caso, las sextas formadas en el V y el VII grado se utilizarán como dominantes
alteradas, y las construidas en el II grado y sobre las doble-dominantes, constituyen
subdominantes alteradas. Tales cifrados nos permiten generalizar las sextas en cualquier
tonalidad, de modo que el VII6b3 siempre va a ser una italiana en mayor o menor. De la misma
manera, la DD43b5 siempre será una sexta francesa independientemente del tono. Es por ello
que la asimilación y fijación del cifrado es un recurso que también se integra al resto de los
procedimientos para el dominio de esta materia.
Entre las tonalidades mayores y menores existen diferencias en cuanto a la formación de las
sextas, específicamente las que se forman sobre el sonido de IV grado como bajo, ya que, en
las tonalidades menores no puede ascenderse el II grado por coincidir con un grado estable, en
este caso el III (Ej. en Do Mayor, re#=mib de do menor).
En las tonalidades menores, sin embargo, es posible descender el IV grado de la tonalidad y es
entonces este sonido el que se altera para formar las sextas y sobre el que se construyen dichos
acordes. Tómese como ejemplo Do M y do m para ilustrar esa diferencia.
Se le ha denominado
Sexta Suiza.
Ej. 049
do menor
Como se puede apreciar en la tabla y ejemplo anterior, la sexta alemana sobre el cuarto grado
descendido de tonalidades menores no es posible formarla, pues para construir la quinta justa a
partir de este sonido habría que descender también el primer grado, que al ser estable no puede
alterarse. Es por ello que el acorde que realmente se forma es el VII43b5, el cual podría
considerarse, en todo caso, como una enarmonía de la sexta alemana, denominado por Piston
como sexta suiza por tener características de la francesa y la alemana (es un acorde de tercera-
cuarta como la francesa y suena como la alemana). También es sexta suiza la que se forma en el
II43 alterado, es decir como DD43#1b5 que enarmónicamente coincide con la sexta alemana
sobre el VI grado descendido de la escala: DD(VII)65b3.
Observaciones:
Véase que los cifrados de las tres sextas italianas corresponden a acordes tríadas en su primera
inversión y por eso se cifran: 6. En el caso de las tres alemanas, constituyen primeras
6
inversiones de acordes de séptimas y por ello se cifran , que, así mismo, corresponden
5
respectivamente a los mismos acordes que el de las italianas, incluso con las alteraciones
idénticas (VII6 b3 y VII65 b3; II6#1 y II65#1; DD(VII)6 b3 y DD(VII)65 b3). Las tres francesas, por otro
lado, son acordes de séptimas en su segunda inversión por lo que se cifran: 43
Es útil apuntar que los cifrados de la música popular, valiéndose de una lógica pragmática en
función de la ejecución, no consideran este tipo de sextas, muy usadas por cierto, en la armonía
de blues y de jazz en general, sino que señalan por ejemplo, en el caso de la sexta alemana, la
variante enarmonizada de un acorde séptima dominante, que a tales efectos resulta más fácil y
hasta cómodo, aunque limita el análisis al nivel de los comportamientos funcionales, lo cual no
constituye su objetivo al tocar. Es simplemente una mirada desde la ejecución misma. Lo
importante aquí es identificar tales estructuras y aunque no posean los sonidos reales de la
función (como el caso de la sexta alemana que es igual enarmónicamente a una estructura de
séptima dominante) se conozca y comprenda sus roles en el sistema.
Otra conclusión ya comentada, derivada de la tabla en cuestión, es que las nueve sextas
aumentadas se forman sobre los bajos del cuarto grado, sexto descendido y segundo
descendido, sonidos estos que integran la sexta napolitana. Esta última –la napolitana- a
diferencia de las otras tres, constituye una función (primera inversión del II grado descendido en
todas las tonalidades) y no una estructura tipificada como son la francesa, alemana e italiana,
que pueden jugar diferentes papeles según el grado alterado de dominante o subdominante en
que se encuentren. En los tonos menores, como se observa, las sextas aumentadas sobre el IV
descendido logran formar un napolitano menor, virtual y teóricamente posible, aunque en la
práctica se halla poco frecuentemente.
Existe otro modo, también muy práctico, de situar las tres sextas aumentadas en la tonalidad,
mediante sus sonidos estables, desde cuya duplicación a la octava se pueden localizar por los
semitonos cromáticos que las forman:
Ej. 050
En Do:
Ej. 051
En do:
Como se observa, dichas sextas, se forman desde los tres sonidos de la triada tónica, y
coinciden, según se refirió, con los sonidos del acorde napolitano: (reb-fa-lab) en Do, y del
napolitano menor en do menor (reb-fab-lab).
Las posibilidades de alteración de las funciones de dominante y subdominante son múltiples
cuando se combinan los sonidos alterables, sin embargo, se han enfatizado aquellos más
frecuentes, devenidos estereotipos armónicos en la práctica artística.
Sobre la Modulación
Pero, más allá de toda especulación sobre el desarrollo del pensamiento musical de aquellos
creadores que afrontaron consecuentemente la modulación dentro del campo de la armonía
tonal, es necesario abordar las particularidades, en el nivel técnico, de este fenómeno concreto.
Remarcando los aspectos condicionantes de la modulación se pudiera precisar para una mejor
comprensión que la modulación está en dependencia de:
El primer grado de vecindad supone aquellas tonalidades cuyas tónicas se encuentran en las
triadas mayores y menores que componen una tonalidad. Dicho de otro modo, son aquellas
que se encuentran en el primer círculo de quintas (ver gráfico, p.60?) y tienen de 0 a 1
alteración de diferencia en su armadura en el orden de los sostenidos y de los bemoles. Es así
que, las vecinas de Do mayor serían entonces: Sol, mi –un sostenido- Fa, re –un bemol- y la
relativa (0 alteración), la menor. Viéndolo en el orden de la escala, todas las triadas mayores y
menores constituyen tónicas de tonalidades vecinas, fenómeno llamado por H. Schenker como
tonicalización (convertir en tónica una triada): re-mi-Fa-Sol-la. La triada disminuida del VII
grado está impedida, por tanto, de ser una tónica.
Hacia estas triadas-tónicas se realizan contactos, los que realzan o enfatizan las funciones tonales:
la subdominante en Do deviene tonalidad de Fa mayor al presentarse con su propia dominante
(do-mi-sol-sib), acorde éste llamado interdominante o dominante secundaria. Este proceso es
parte del cromatismo, debido a la ―cromatización‖ de determinados sonidos que origina
nuevos acordes o por la inclusión de acordes ―prestados‖ de otra tonalidad. De ahí el nombre
a veces adoptado de modulación cromática. La escala cromática está justificada precisamente, por
la existencia de los tonos vecinos (los sonidos ascienden creando las sensibles de cada tónica
vecina, con excepción del VII que es disminuido, y por tanto al no tener sensible se desciende
(la excepción de la escala):
Ej.052
Ej.053
La escala cromática descendente respetando sus semitonos diatónicos, desciende todos los
grados excepto el V, por lo que el IV se asciende (excepción):
Ej.054
Ej.055
Ej.056
Es así que los contactos, también considerados como modulación intratonal, participan del
concepto general de la modulación pero no propician cambios definitivos, sino transitorios, a
veces breves, otras más prolongados. Ellos adornan el esquema armónico natural dentro del
diatonismo. Debe aclararse que a causa de presentarse los contactos en el transcurso de la frase
u otra estructura, el uso de las interdominantes suele ser en inversiones –excepto el VII7 que
puede utilizarse de cualquier forma-, cuyas inestabilidades se prestan más para el movimiento
deseado en los desarrollos (el estado fundamental del V7 se usa si se hace cadencia rota o si se
va al final en la cadencia para modular definitivamente):
Ej.057
En la modulación diatónica, sin embargo, no es necesario el uso del cromatismo, pues el paso
se produce mediante un acorde común que, siendo una triada mayor o menor, constituye un
momento de neutralidad entre las dos tonalidades, la de comienzo y la de final. Tal acorde no
se percibe como nuevo pues está en la tonalidad inicial, no así el acorde modulante que se
presenta como el primero de la nueva tonalidad: séptima sobre el II, IV, estos alterados
(napolitana, IV armónico, etc.), las DD, la séptima dominante o el propio cadencial. Le sigue la
cadencia perfecta para confirmar la tonalidad de llegada. Esos pasos son importantes para la
realización de esta modulación.
Ej.058
Ej059
Es importante que el alumno comprenda estos pasos de la modulación diatónica y que busque
por sí mismo las maneras posibles de componerla. Existen esquemas que se pueden encontrar
en los libros (ver Claves de Armonía), pero lo esencial es que logre hábitos adecuados y creativos
y no sujetos a modelos, aunque estos pueden servir en un inicio. Uno de los esquemas para la
modulación diatónica a tonos vecinos es el de usar la triada de tónica como común para todas
las vecinas: el I de Do es IV de Sol, V de Fa, VI de mi, VII natural de re, III de la….
Las modulaciones al segundo y tercer grado de vecindad completa el ―círculo de quintas‖, bajo
el sistema temperado de las 24 tonalidades (12 mayores y 12 menores).
Según algunos teóricos, el segundo grado de vecindad implica aquellas tonalidades que tienen dos
alteraciones de diferencia en el orden de los sostenidos y de los bemoles, el tercer grado a las
que tienen más de dos, pero que aún tienen algún acorde común (el grado armónico) y el
cuarto grado las que no tienen nada en común. Aquí se ha de tomar el criterio que parte de
Rimski Korsakov y otros musicólogos, el cual involucra en el segundo grado de vecindad a
todas aquellas tonalidades que tienen, al menos, un acorde común, aunque sea el armónico
(tríada de IV menor en los tonos mayores y V mayor en las menores), perteneciente a la
variante armónica de las escalas mayor y menor. Este grado armónico es el denominado acorde
acelerador, precisamente por su capacidad de precipitar y abreviar el proceso modulatorio hacia
tonos alejados. De este modo, en este grado de vecindad pueden incluirse desde tonalidades de
dos alteraciones de diferencia hasta cinco en el orden de los sostenidos y de los bemoles, o
hasta dos en algunos casos, según vaya de tonalidades mayores a mayores o de mayores a
menores, y viceversa para el caso de las menores (de menor a menor, o de menor a mayor).
Tomando como ejemplo la tonalidad de Do mayor, obsérvese la siguiente tabla:
2# 3# 4# 5#
2b 3b 4b 5b
2# 3# 4# 5#
2b 3b 4b 5b
Ej de tonalidades para Do: Re, La, Mi, Si, Sib, Mib, Lab, Reb, si, sol, sib. Es decir, once
tonalidades del 2º grado de vecindad.
Si sumamos las siete vecinas, que incluyen la directa menor y la del IV armónico, se tienen 18.
Quedarían cinco tonos contemplados como lejanos y cubriendo el círculo de quintas en
sistema temperado:
Tonalidades lejanas a Do: Fa#, fa#, do#, sol# y re#. Como se observa son tonos que se forman
a distancias cromáticas de la inicial. Tomando una cuarta aumentada desde Do, se tiene Fa#, a
este se agrega fa#, y de ahí la serie de quintas hasta el re#.
Total de tonalidades para Do mayor: 7 de primer grado de vecindad, 11 del segundo y cinco del
tercero.
2# 3# 4# 5#
2b 3b 4b 5b
2# 3# 4# 5#
2b 3b 4b 5b
Primer grado de vecindad: mi, re, Sol, Fa, Do y La más Mi (directa y armónica respectivamente).
Segundo grado de vecindad: si, fa#, do#, sol#. sol, do, fa, sib, Re, Si, Sib.
Si se fuera a modular de forma diatónica por estos acordes comunes, y de manera preparada, a
tonalidades del tercer grado de vecindad, habría que pasar por el segundo grado, acercando
tonalidades:
Ej de la hacia Mib:
la---------Do--------fa = II de Mib ó la---------Fa--------Sib = V de Mib
III = Varm VI = V
Como se puede constatar, al acceder a un tono alejado, los grados armónicos actúan
apresurando un tanto el largo proceso por el paso progresivo de las tonalidades vecinas de
unas y otras tonalidades, para quedar reducido a dos intermedias. En los ejemplos anteriores el
acorde acelerador abrevia ese camino a un ―atajo‖ con solo dos pasos. Claro está que existen
otros medios de acortar aún más esa vía, como es el caso de la modulación enarmónica, vista
más adelante.
En el gráfico del tradicional círculo de quintas que sigue a continuación, se ilustran los
diferentes grados de vecindad de las tonalidades. El mismo resume ese tránsito de las
tonalidades en la modulación diatónica y hace evidente la cercanía o lejanía entre ellas. El
primer círculo de quintas es precisamente el de los tonos vecinos, que, obviamente, se
encuentran a ambos lados de la tonalidad inicial. Tomándose Do mayor como tono de partida,
se tienen las inmediatas Sol, Fa, y sus respectivas tonalidades relativas, mi y re, más la del tono
principal, la menor. En el segundo circulo de quintas se encontrarían Re y Sib y sus relativas si y
sol. No obstante, según los criterios comentados, que permiten reunir aquí todas aquellas
tonalidades que poseen un acorde común al menos, se puede aplicar lo visto en los cuadros
precedentes….
Ej.060
Otras formas de modular con acordes comunes fuera de los vecinos es aquella que utiliza
acordes como el napolitano o el sexto grado descendido que pueden acercar tonos bastante
alejados o cercanos. Por ejemplo, la tónica de una tonalidad mayor puede ser el napolitano de
una tonalidad del II grado de vecindad (Do es napolitano de Si mayor y menor); el IV grado
igualmente puede ser napolitano de otros tonos mayores y menores, ej: Fa en Do mayor, es
napolitano de Mi mayor y menor; y así mismo el V grado como triada mayor es napolitano de
tonos lejanos: Sol en Do mayor o menor armónica, es napolitano de Fa# mayor y menor que
son lejanas.
Modulación enarmónica
Ej. 061
Ej. 062
Ahí se observa el mismo acorde disminuido en función de VII7, con sus enarmonías y
resoluciones a distintas tonalidades.
Tal acorde tiene solo tres alturas posibles como también tres funciones.
Ej. 063
etc…
Las funciones mencionadas se relacionan por su tendencia a ser sensible para las tres funciones
principales: tónica, dominante y subdominante.
De tal forma, el acorde en la disposición del VII7 introduce la tónica, la dominante (si es
DD(VII)7), y la subdominante también como VII7 (sólo que en esta última lo que más interesa es
la función de este acorde como auxiliar o bordadura del V7).
Por ejemplo, en Do se pueden encontrar estos disminuidos como sensibles de las tres
funciones principales, T, D, y S.
Ej. 064
Ej. 065
Cada una de estas tres funciones puede enlazar con la séptima dominante de la tonalidad en
cuestión, lo cual acerca más el paso a la nueva región tonal. En la práctica, cualquier acorde
disminuido puede conducirse a cualquier dominante (en forma de séptima) y ―sonará‖
adecuadamente a causa de esta propiedad que lo convierte en un acorde ―mágico‖, capaz de
resolver en las 24 tonalidades.
Ej. 066
Si bien este acorde no ofrece, al modular, las amplísimas posibilidades del de séptima
disminuida, no obstante brinda una diversidad de cambios tonales al enarmonizar uno o varios
de sus sonidos que mutan su función y estructura.
Ej. 067
Ej. 068
V7 --- Mib y mib; VII7nat --- do; DD7 --- Lab y lab
Sin embargo, al acometer la enarmonización de la séptima, se transforma en uno de quinta-
sexta con la sexta aumentada, por lo que deviene una sexta alemana. Esta estructura –como se
vio en contenidos anteriores- posee diferentes funciones, que abarcan varias subdominantes y
dominantes alteradas. He aquí una ilustración mediante un acorde específico y sus posibles
resoluciones:
Ej. 069
Ej. 070
Ej. 071
Esta técnica permite hallar, no sólo las tonalidades, sino las funciones que despliegan las
estructuras aumentadas en cada contexto. Sin necesidad de memorizar, se puede llegar
mediante la ejercitación y el razonamiento, a la comprensión total del fenómeno y sus
complejas interrelaciones que se hacen asequibles con este recurso.
En resumen, se tienen once tonalidades posibles a resolver con dicha estructura, viéndola
como séptima, sin enarmonizar, y como sexta aumentada en dos inversiones.
Aunque esta enarmonía no englobe todas las tonalidades -como el acorde de séptima
disminuida- tiene, sin embargo, la potencialidad de marchar a esas once, o bien puede tomarse
cualquiera de las dominantes secundarias, que asimismo fungirían con las mismas
características de la séptima dominante principal, y al final se lograría llegar a cualquier tono:
Por ejemplo, en Do cualquiera de estas interdominantes puede actuar como acorde modulante
para las distintas tonalidades:
Ej. 072
Uno de los medios –por mostrar alguno muy recurrente- que facilita rápidamente la aplicación
de esta enarmonía, consiste en ubicarse en el acorde cadencial de la tonalidad modulante. Se
asciende un semitono del V grado, buscando el VI (descendido en mayor, o natural en menor).
Sobre ese grado se construye un acorde de estructura de séptima dominante, pero que será en
realidad de sexta aumentada con función de subdominante, y entonces se accede a la cadencia
perfecta.
Ej. 073
Este acorde de séptima dominante con sus enarmonías y variadas funciones es ampliamente
referido en la literatura musical…
Enarmonía de la triada aumentada
Ej. 074
Ej. 075
Ej. 076
Ej.077
Ej. 078
En las armonías de la música popular más elaborada y el jazz aparecen progresiones elípticas
que aportan acordes atractivos y que tienen la influencia de esta última etapa de la tonalidad
con algunas técnicas armónicas típicas del impresionismo (ver Ej.088 en el que se muestran
acordes de séptima paralelas a manera de elipsis).
El feeling en la música cubana, se vale de este tipo de progresiones que generan la riqueza,
modernidad y ambigüedad tonal característica de ese género cuyas influencias del jazz y el
impresionismo son indudables.
Ej.079
A. Scriabin, Tres piezas Op.49, No.3
El anterior segmento de la pieza de Scriabin expone una secuencia elíptica con acordes de
novena y trecena conjuntamente. Tocada lentamente con ―feeling‖ parecería un fragmento del
género cubano. Véase la introducción de esta canción de Rosendo Ruiz, en arreglo para piano
de Rey Díaz Calvet, con acordes de novena y trecena sobre diferentes grados enlazados:
Ej.080
Las progresiones elípticas se encuentran, por tanto, en múltiples obras de todos los tiempos,
géneros y formas donde la tonalidad puede estar presente a veces, otras, latente o totalmente
ausente, en cuyos casos dejan de ser para convertirse en regularidades de un estilo determinado
como el impresionismo u otros sistemas en el siglo XX.
Así como es posible realizar variadas armonizaciones de una melodía dada, a modo de
variaciones armónicas, un fenómeno musical, específicamente armónico –en este caso – puede
ser interpretado desde diferentes ópticas. A partir del análisis armónico como aspecto esencial
en la disciplina, subsisten variadas maneras de ver un mismo hecho: ya sea por la ambigüedad
en él latente o por más de un sentido lógico posible, es decir, la combinación de varios roles en
una progresión u otra entidad armónica compleja.
En el fragmento de coral de Bach expuesto en la pags. 131 y 132 Ej.139, se analizan las
diferentes maneras de explicar la secuencia dentro de eslabones compuestos. Se presta a varias
interpretaciones.
El Ej. 090 de la parte central de la mazurca de Chopin se puede interpretar de varias formas: el
primer acorde puede ser la tónica de si menor seguida por su dominante menor; o puede verse
como el IV – I de fa# menor, y entonces los dos siguientes como I – V de Re, o IV – I de La
mayor. Esto se debe a la ambigüedad funcional de dos acordes solamente, tales como los de
tónica y dominante que debido a su indeterminabilidad necesitan de un tercero para definirse
(determinabilidad), por lo que también se mira como subdominante y tónica de otra tonalidad.
Ver el preludio 20 de Chopin en el Ej. 084, y analizar las diversas maneras de ver los acordes,
como pasos cromáticos, como elipsis, como desalteración en algunos casos, o como giro frigio
cromático, es decir, distintas miradas y significados.
Un ejemplo elocuente que se presta a muchas interpretaciones es el pasaje inicial del Tristán e
Isolda de R. Wagner. En el mismo se pueden hallar giros elípticos, secuencias modulantes por
terceras, diseños de nuevas estructuras acordales, o considerar notas de paso cromáticos que
funcionan como apoyaturas creando mayor disonancia o armonías novedosas.
A partir de la Armonía tonal, sobre todo con los estudios de Rameau, se han suscitado diversas
formas de cifrar los acordes. Desde entonces existieron los bajos cifrados, en que el tecladista
debía ejecutar lo señalado en cada sonido de la línea del bajo; luego aparecieron aquellos que
utilizan letras que indican el sonido del bajo para las tríadas, séptimas, novenas, etc (C7, D9,
E…) particularmente en el estilo de la música popular y el jazz; otros refieren las funciones de
los acordes con sus respectivas letras (T, S, D). También han existido escuelas que utilizan
signos para los movimientos en los enlaces, y así podrían describirse tantas maneras como se
quieran crear, según los exigencias o líneas de pensamiento actuantes. Todas esas variantes
pueden resultar útiles y eficaces en determinado momento. No es menester estudiarlas o
conocerlas todas, sin embargo, hemos de analizar algunas de ellas que por su uso más
extendido, validez comprobada y sentido práctico pueden ser aplicadas a los estudios de la
Armonía.
Tal es el caso del bajo cifrado a la manera barroca –que subsiste en nuestros días- cuya
aplicación en la interpretación de la música de ese período histórico, así como de otros
momentos ha resultado ineludible. Este cifrado está destinado a un fin específico, que es el de
ejecutar. Lo importante aquí es estructurar rápidamente los acordes según las cifras indicadas
en el bajo, y tocarlos con fluidez, teniendo en cuenta los enlaces de los mismos. Estas
estructuras se construyen con los intervalos propuestos desde el bajo hacia arriba, por ejemplo:
Ej. 081
Las alteraciones son tal cual se señalan en el cifrado, concretamente en la tonalidad dada. Este
es un cifrado de tipo estructural, donde prima el sentido de construcción interválica del acorde,
y no su función, que pasa a otro plano. Si tomamos el caso anterior, podemos observar que los
acordes formados corresponden en intervalos y alteraciones con las cifras propuestas, por
supuesto con la adecuada conducción de las voces en el enlace. Otra propuesta de cifrado
aparece sobre el sonido re como bajo y debajo de él la indicación:
Ej. 082
Esto significaría que se deben tocar sobre el bajo re, los sonidos fa sostenido, la y si sostenido,
lo que originaría un acorde de sexta aumentada denominada alemana. El proceso analítico, en
tal caso, no se hace necesario, pues el propósito de ese cifrado es simplemente ejecutar, de
forma ágil y segura, y no de analizar el fenómeno que se ha generado, las funciones que han
actuado, etc…
En esta modalidad de cifrado pueden aparecer descritas, incluso, las notas extrañas a los
acordes, mediante la indicación numérica del intervalo formado con relación al bajo. (Recordar
que cuando no aparece cifrado es una triada)
En otros casos la ornamentación era parte de la improvisación y creatividad del intérprete.
No sólo es menester estructurar el acorde sobre el bajo dado (aspecto tratado en la tabla de
acordes sobre cada sonido de la escala), sino enlazarlos unos con otros con una lógica de
conducción melódica. Por ello, para poder efectuar este tipo de ejercicio con bajos,
recomendamos una práctica consciente de la armonía en el teclado, aplicando los consejos
expuestos en dicha tabla, más los enlaces de acordes asimilados desde el principio del estudio
de la Armonía.
Ejemplo de bajo cifrado realizado:
Ej. 083
W. A. Mozart, Ave verum KV 618 (fragmento del continuo)
Así como el bajo cifrado tiene su objetivo particular para la ejecución al teclado, existe otra
forma de cifrar con un objetivo analítico, que generaliza el fenómeno armónico. Es ésta una
nomenclatura funcional, donde se refuerza el papel que determinadas estructuras acordales,
progresiones específicas y otras entidades armónicas juegan en el contexto —tonal en este
caso— subordinadas a la forma y a la dramaturgia musical.
Se habla entonces de giros de paso, auxiliares, frigios como determinado conjunto de acordes
que determinan un modelo armónico con un rol específico en el ámbito musical. Una sucesión
de: I – V64 – I6 constituye un giro de paso que crea un movimiento desde el acorde de tónica
fundamental hacia su primera inversión, a través de una dominante cuarta-sexta que le sirve de
impulso, lo que genera una línea continua en el bajo y movimientos característicos en las otras
voces (contrario, bordadura y nota mantenida). Aunque en el bajo cifrado a la manera barroca
pueden aparecer estas cifras, no es preciso identificar en él tal estereotipo armónico, por no ser
el objeto del mismo. Sin embargo, el poder constatar su función en cualquier tonalidad,
generaliza su uso y comprensión.
Igualmente, un acorde cifrado con iguales índices numéricos que los del bajo cifrado —
anteriormente expuesto— tendría, sin embargo, una manera distinta de señalar sus
alteraciones. En este caso se indica el tono del acorde que es modificado (ascendente o
descendentemente) con el signo de sostenido para ascender y el de bemol para descender, es
decir, únicamente como símbolos para denotar determinada transformación, y no para
―accidentar‖ la nota en cuestión y tocarla en una tonalidad concreta, como en los bajos
cifrados.
Ej: Si se escribe un acorde: V43b5 significa que a la segunda inversión de un acorde de
dominante (en ocasiones expresada con una D en vez del cinco romano), se le desciende su
quinta, que en esta inversión se encuentra en el bajo. Ese sonido pudiera estar en otra voz si
cambia la inversión, pero el color del acorde al descender ese tono, se mantiene,
independientemente de la inversión. Esa cualidad tímbrico-armónica es generalizada para toda
séptima dominante que se le descienda su quinta, en cualquier tonalidad. Específicamente en el
ejemplo anterior se originó una sexta francesa, la cual es una estructura típica (ver capítulo de
las sextas aumentadas) formada por tercera mayor, cuarta aumentada y sexta aumentada.
Esa manera de cifrar es válida, por tanto, para la connotación funcional (color del acorde y su
rol en el contexto) como para indicar una estructura determinada con carácter extensivo.
Ej. 084:
En la música popular y el jazz, por ejemplo, se usa el método de indicar con letras A B C D…
(la, si, do, re, ….) las notas que determinan el acorde, independientemente de la tonalidad, sino
más bien la construcción del acorde sobre ese sonido. Aquí el fin es tocar, sin pensar
necesariamente en qué ámbito tonal específico. Se necesita, semejante al bajo cifrado barroco,
una destreza en la ejecución y no un pensamiento consciente de lo que significan esos acordes
en la totalidad de la pieza, qué funciones desempeñan o qué grados son. Existen nociones
concretas, pero no abarcadoras o propias de un pensamiento más generalizado. Esto no
disminuye su valor práctico y efectivo en función de un objetivo muy específico que es el de
tocar.
En tres fragmentos de canciones de Michel Legrand se resumen algunos cifrados frecuentes en
el estilo de la música popular. Los acordes son nombrados según las letras de la nota
fundamental del acorde, de acuerdo con el sistema norteamericano o inglés:
A(la) B(si) C(do) D(re) E(mi) F(fa) G(sol) y al lado se indica el tipo de estructura. Si es triada
mayor se deja la letra sola, si es menor se coloca la m minúscula, si es disminuida dis. Cuando
es séptima de estructura TM con 7m como cualquier dominante se coloca el 7, si es séptima
mayor con triada mayor se coloca la abreviatura maj, si es menor con menor la m, y si es
disminuida dis. Ahora bien, las inversiones se ven de otra manera: los acordes de sexta se
estructuran poniendo el sonido del bajo y sobre éste la construcción de la sexta (si dice A6
sería la-do fa). Si es inversión de séptima se coloca el acorde fundamental y el sonido que se
encuentra en el bajo después de un /. Así por ejemplo, en la secuencia de Les moulins de mon
coeur los acordes son descritos según el bajo y si es inversión el sonido que se encuentra en el
bajo aparece después del acorde de triada o séptima fundamental: en el segundo compás, un
acorde de séptima menor se encuentra sobre el sonido re, pero con bajo sol, lo cual crea
disonancia, de manera que también se identifican en el cifrado las disonancias (en el cifrado
funcional se diría que es la dominante con retardo a la sensible). Se advierte el caso de la quinta
o la novena disminuida o menor respectivamente, con el signo de bemol, que en este caso
significa descender:
Ej. 087
Ej. 088
M. Legrand, Watch what happens
Obsérvese en el anterior segmento el cromatismo de los acordes de séptimas en forma paralela,
conducción muy recurrente en progresiones de este estilo. De esa forma se modula a Sol
mayor.
Ej. 089
M. Legrand, Je t´attendrai
En este último se exponen los acordes con sus retardos (sus) y el de séptima sobre sib en el
primer compás es funcionalmente la DD alterada en la inversión quinta-sexta con su tercera
descendida en el bajo, y forma una sexta alemana que enarmónicamente es el acorde de
séptima propuesto en ese cifrado, algo en realidad más a tono con el pragmatismo propio del
estilo popular.
Existen muchas otras variedades de nomenclaturas utilizadas en diferentes regiones o escuelas,
condicionadas por los teóricos de esos contextos o por las prácticas musicales convencionales
que van fijando estereotipos de cifrados según sus propósitos y conveniencias. No
consideramos la necesidad de conocerlas todas, pues resultaría imposible, pero al menos
registrar las más usadas y valoradas, lo que no impide encontrar otras maneras interesantes de
interpretar el mismo fenómeno y describirlo de acuerdo a su propia visión.
Del mismo modo, el tema inicial de la quinta sinfonía de Tchaikovski está desarrollado
mediante la variación armónica.
En el libro de Ignacio Díaz, La Armonía vanguardista5….se propone una melodía que es
armonizada en diferentes estilos: tradicional, popular y vanguardista. Son interesantes las
posibilidades desde diferentes contextos armónicos. Sin embargo, ampliando la primera
variante (tradicional) de dicha melodía se podrán obtener nuevas armonizaciones:
Ej. 091
5
Díaz González, Ignacio. La Armonía Vanguardista. Sistemas, análisis y creación. Editorial Pueblo y
Educación. La Habana, 2004, p.11
Ej. 092
Y así sucesivamente, es posible realizar muchas variantes teniendo en cuenta diferentes
tonalidades, acordes, y conducciones diversas de las voces. Esto sin contar las armonizaciones
no tonales propuestas por Ignacio.
Al trabajar la variación armónica hay que tener en cuenta el sonido de la melodía que se
armoniza: si está en el principio, en el final o en el centro de la forma. En el siguiente ejemplo
se observa el mismo diseño melódico con variaciones rítmico-métricas y armónicas, que
pudieran pertenecer a un comienzo, a una parte media o a un final dentro de cualquier sección
o de la propia conclusión de la obra. Así, la armonía con su ritmo actúa correspondientemente
con su función estructural:
Ej. 093
Ej.095
I. G. variación 1 del Coral 29, Freu’ dich sehr, o meine Seele
Ej.096
I. G. variación 2 del Coral 29, Freu’ dich sehr, o meine Seele
Ej.097
Excepciones en la armonía
Toda norma que rige un determinado sistema, genera sus propios límites. La música, en tanto
arte, no está exenta de esta peculiaridad. Así como las propias regularidades de una expresión
artística nacen de la práctica misma, de ella también se desprenden una serie de excepciones o
transgresiones que son parte de una relación dinámica y responden a la lógica interna del
proceso. En el caso específico de la armonía como medio expresivo de la música, tales
excepciones han devenido, muchas veces, regularidades, especialmente en lo que se refiere a la
técnica de armonización, donde estereotipos armónicos, resoluciones de acordes,
conducciones, duplicaciones y disposiciones de voces, desenvolvimiento funcional, etc, se
modifican debido a las propias exigencias del desarrollo musical. Los estudiantes de Armonía,
sobre todo en la primera fase académica, están preocupados por las ―reglas‖, más que por los
mismos comportamientos armónicos, permanecen atentos a ―lo prohibido‖, en lo que atañe a
los principios técnicos, y no tanto la manera de hacer, o cómo lo han dispuesto los
compositores en el decursar del tiempo. Algunas líneas de pensamiento subrayan lo primero —
posición que puede ser dogmática y esquemática, sobre todo en la docencia —, mientras que
otras muestran de modo natural, los usos más generalizados y corroborados por la tradición,
los posibles caminos: unos más convencionales, otros más creativos u originales. Las pautas y
modelos, una vez aprehendidos, suelen vulnerarse, frecuentemente, en dependencia de los
requerimientos artísticos. Así ha sucedido y sucede en el terreno musical y en general en los
distintos campos del arte. Volvemos a retomar por su acierto las palabras de Tchaikovski en su
Breve manual de Armonía con fines analíticos para músicos prácticos: “Solamente el análisis minucioso
de las obras existentes y la verificación por su propio sentido musical de la certeza de las reglas propuestas
permiten asimilar la compleja ciencia de la armonización. Es por eso que la lectura y el análisis de las obras de
compositores famosos, resulta más útil que la memorización de las reglas teóricas”6.
Esta convicción ha estado latente en los creadores de las grandes obras de la literatura musical.
Y es que la música va mucho más allá que cualquier regla o modelo. Es una dimensión que se
vale de ellos pero a la vez los rechaza porque no puede permitir tales límites. En otro libro
anterior (Orientaciones para el estudio práctico de armonía) el propio Tchaikovski atribuye gran
importancia al elemento creador o la excepción de la norma que se justifica musicalmente.
Decía que la teoría “no puede abarcar todo el gran número de fenómenos aislados en la práctica musical.
Nosotros le dejamos al alumno talentoso, que por motivación interna sobrepasa los límites de la teoría, la
libertad de seguir la voz de su propio instinto” 7
6
Tchaikovski, P. I. Breve manual de Armonía. (15.216) en A. Stepanov. Metodología de la enseñanza de la
armonía. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1990.
7
Tchaikovski, P. I. Orientaciones para el estudio practico de armonía. (15.66) en A. Stepanov. Metodología
de la enseñanza de la armonía. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1990.
abordando las particularidades y rasgos no sólo de la técnica, sino de todo un modo de actuar
en esa esfera.
Sobre la conducción de voces…
En sentido general los fundamentos para la conducción de voces proceden de aquellos
establecidos en el contrapunto de estilo estricto de los siglos XV y XVI. El equilibrio en el
movimiento de las voces demandaba que no todas se movieran en igual dirección: al menos
una —en el caso de la combinación a cuatro—debía marchar en sentido contrario o
mantenerse. Por supuesto, esto conservó su validez para toda la polifonía y armonía —
tonal— desarrollada en siglos posteriores al Renacimiento.
Ej.098:
b) Por las cesuras del fraseo que definen ―separaciones‖ o no enlaces, entre una y otra
progresión. La secuencia armónica, por ejemplo pertenece a este último caso, en que cada
eslabón puede estar definitivamente separado, o no enlazado, con el siguiente. Se llegan a
producir saltos, movilidades ascendentes o descendentes en todas las voces, cruzamientos,
quintas paralelas, etc. Igualmente las semifrases, frases, períodos, y otras estructuras, no
necesariamente estarán enlazadas consecutivamente. Precisamente lo que explica esta
trasgresión es la propia sintaxis musical, el fraseo, la respiración….
Ej.102:
Son relevantes las denominadas ―quintas de Mozart‖, cuyo paralelismo es una singularidad,
justificada por el acorde inicial, alterado al máximo, que no tiene otra opción que ―resolver‖ en
la dominante, ocasionando quintas por semitonos (suenan diferentes a las ―no aceptadas‖).
Ej.103:
Obviamente, las reconocidas quintas paralelas donde una es disminuida, también entran en este
tipo de excepción, aunque son comúnmente empleadas principalmente en los giros de paso
paralelos con la segunda inversión de séptima dominante y en finales cadenciales:
Ej.104:
Sería preferible la quinta disminuida después de la justa, porque la sonoridad se suaviza por las
diferentes cualidades de las quintas y la resolución del tritono a la tercera. Sin embargo, el caso
contrario –la séptima del acorde dominante sube en vez de descender a dicha tercera–
constituye otra excepción en la conducción de voces fundamentada por la progresión de paso
con movimiento paralelo ascendente.
Ej.105:
Como se ve, las cuartas aumentadas no siempre resuelven hacia la sexta, sino a la octava o
cuarta justa, tal como aparece en el segundo y tercer compás al enlazar con el I6. Para el caso de
la cadencia plagal, es conveniente que la sensible quede atenuada en una voz interna como el
tenor (últimos compases).
Deben recordarse otras resoluciones inusuales de acordes como la del V7 a tónica completa, la
duplicación de la sensible en el enlace de DD disminuida a dominante o en las secuencias cuya
regularidad en la progresión de los eslabones no admite otra duplicación. En ellas también se
da el fenómeno de acordes ―no tan buenos‖ o ―raros‖ en su sonoridad según ese contexto que
regularmente no son usados, como las triadas disminuidas, pero que en la lógica secuencial
tienen un sentido. Analícese el siguiente ejemplo donde aparecen tales excepciones:
Ej.106
Las distancias entre voces superiores del coral limitadas tradicionalmente hasta la octava, son
infringidas a causa del contrapunto de las voces. En los propios corales de Bach se hallan tales
casos (obsérvense ambas líneas internas):
Ej.107:
Ej.108:
Ej.109:
Ej.110:
Son muchas las excepciones que se han dado en la práctica musical a través de los tiempos,
pues ellas mismas marcaron pautas y ampliaron las posibilidades en los lenguajes de cada
época. Recordando la cita de Tchaikovski sobre las reglas tomemos su propuesta y a partir de
estos criterios resumidos sobre la excepcionalidad tratar de generalizar otras transgresiones, ya
que sería imposible tratarlas todas aquí.
Desde el comienzo del curso de armonía es menester comprobar la importancia que tiene la
verticalidad y horizontalidad en los procesos armónicos. Ellos constituyen principios
esenciales, independientes y al mismo tiempo subordinados mutuamente.
Recordemos que lo vertical se manifiesta en la construcción del acorde determinada por la
estructura interválica; las duplicaciones de los diferentes tonos, en concordancia con su estado y
número de voces de la armonía; y la disposición, es decir, las distancias entre las voces que
produce ubicaciones abiertas, cerradas o mixtas, así como diferentes posiciones melódicas
(tono en la voz superior). Por otra parte, lo horizontal se muestra en la lógica funcional en el
8
García, Iliana. Claves de Armonía, I parte
desenvolvimiento armónico, es decir la organización de los acordes en el tiempo; y la conducción de
voces que tiene sus propias leyes y tiende –en su desarrollo- a la polifonización de la factura.
Algunas líneas de pensamiento valoran más una dimensión que la otra. Sin embargo, la
interacción de ambas y la conciencia de cómo intervienen en el texto y contexto musical es
imprescindible para comprender los eventos armónicos.
Al impartir cualquier contenido, hasta los del comienzo, hay que situar en primer lugar, la
disposición del acorde, de los intervalos que lo componen, así como de la inversión que sea
necesario para cada uno. Es lo primero que hay que vencer, para proseguir con los enlaces de
acordes, en cuyos casos se precisa determinar la sucesión más conveniente y finalmente el
enlace entre uno y otro que va conformando las líneas de cada voz o el contrapunto. Se deben
ejercitar estos pasos sobre la base de pequeños motivos o progresiones.
Desde los primeros contenidos, aun con tres acordes solamente, debe pensarse en la belleza
musical de las melodías, cantar cada una por separado y si es necesario -cuando haya cierta
destreza en la armonización- hacer algún cruzamiento, u otra excepción (más de una octava
entre voces, una duplicación no usual…) para darle mayor amplitud y rango melódico con
saltos de cuartas, quintas, sextas y octavas.
Según la especialidad, se exigirá un nivel de originalidad y sentido artístico en las melodías. Por
ejemplo, para los estudiantes de composición será bueno crear armonizaciones y aplicarlas a
diferentes géneros; los de dirección de coro, realizar arreglos corales, así como los de orquesta
sus orquestaciones. Para los instrumentistas, es útil pensar en las posibilidades de sus
respectivos instrumentos y hasta ejecutarlas en ellos para identificarse y no apartar la asignatura
de su realidad sonora e interpretativa.
Para armonizar un bajo dado se puede diseñar a priori una melodía, atendiendo a sus
potencialidades de movimiento y coherencia melódico-rítmica, su punto culminante y las
cadencias y semicadencias que determinan las frases. Justamente, en su lógica entonativa y
concordancia con el bajo, esa melodía suele ser la que guíe la armonía (sobre todo la
conducción de las voces), aunque algo suele variar en el proceso de la armonización. Esto será
principalmente cuando ya existe cierto grado de conocimiento y práctica en la asignatura, si
bien desde los primeros ejercicios se sigue tal comportamiento, donde se combinan la razón y
la intuición musical. (Ver ejemplos 013 y 014)
Como tarea, se ofreció un bajo para que los alumnos armonizaran. Estos fueron dos de las
propuestas, que aunque comienzan igual, su desarrollo lineal es diferente:
Ej.111
Ej.112
En ambos ejemplos, dedicados a ejercitar el VII7, se partió de una melodía en bajo que generó
dos variaciones cuyas voces superiores se habían construido de antemano. En el proceso
tuvieron alguna modificación, pero el resultado fue bueno desde el punto de vista del diseño
melódico, las conducciones del resto de las voces, y las armonías; es decir, la horizontalidad y la
verticalidad. Obsérvese la marcha en las progresiones de paso, los momentos cadenciales,
etc… y en el segundo caso, un mayor desenvolvimiento tanto de la soprano como de las otras
líneas.
También es predecible la armonización de una melodía creando un bajo que concuerde con
ella, de manera que sirva de directriz de la sucesión o progresión armónica. En los ejemplos
siguientes se proponen dos bajos a una misma melodía, los que constituyen una línea rectora
que inspira el diseño armónico general y los acordes específicos a partir del contrapunto
originado por las dos voces extremas. Esto resulta técnicamente muy útil para alcanzar una
buena armonización debido a las posibilidades reales de contrapunto y al mismo tiempo de
armonías. Las dos voces se moverán de forma contraria, o paralela –por sextas y décimas
recordando los giros de paso con estos movimientos-; de modo oblicuo, manteniendo una voz
mientras la otra se mueve, y así se van combinando unas con otras a la vez que se imaginan las
opciones de acordes y tonalidades.
Se sugiere buscar distintas líneas del bajo que produzcan nuevos acordes y tonos posibles. La
tarea resulta un atractivo ―juego‖ que causa placer estético y desarrolla la creatividad de forma
consciente. Obviamente, para tal ejercicio se requiere un mayor conocimiento armónico.
Tales opciones llevan implícitas variadas posibilidades de armonización con contactos tonales,
modulaciones, acordes alterados y diversos recursos armónicos como la secuencia, que poco a
poco son aprehendidos. No obstante, esta práctica puede realizarse a partir de la movilidad del
bajo con inversiones de acordes fundamentales. (Ver ejemplos 013 y 014). Las resoluciones a
dichas propuestas se dan a continuación, pero pueden ser también otras muy diferentes:
Otras propuestas, con nueva tonalidad de inicio y distintos acordes y contrapuntos, adquieren
interesantes efectos armónicos:
Ej.117 (propuesta 3)
Ej.118 (propuesta 4)
Las notas de la melodía pueden armonizarse una a una, y asimismo si ella es muy movida con
valores rítmicos breves, se considerarían algunas como notas extrañas, lo que crea variedades
de ritmo armónico (ver Ej.094). Igualmente cuando la melodía se detiene, las demás voces - u
otra sola- pueden moverse, como se aprecia en los ejemplos, para compensar el ritmo o
mantener el pulso. Son estas, técnicas del contrapunto aplicadas al proceso de horizontalidad
de la armonía.
Recordar también aquí los motivos o progresiones armónicas que emergen de las escalas
estudiadas…
De esa forma se llegan a crear variaciones armónicas con una misma melodía (Ver tema de las
variaciones armónicas), donde no solo cambiarán las tonalidades y las progresiones de acordes,
sino el tratamiento de las diferentes líneas melódicas que conducen al contrapunto.
Basado en un esquema armónico, el siguiente ejemplo recrea el contrapunto de cada voz con
notas extrañas que despliegan el tejido del coral.
Ej. 119 a, b:
Armonía y forma
En la introducción del cuarteto de las disonancias de Mozart –por otra parte- sobre un soporte
armónico se construye una imitación canónica que se desarrolla por secuencia, cuyo eslabón,
relativamente extenso y denso, no permite una repetición numerosa. En este sentido, la
complejidad de la armonía y el contrapunto generados, organiza la forma en estos compases
con función introductoria. Dejamos a consideración del intérprete el análisis minucioso de
tales componentes para confirmar las ricas posibilidades que brinda la armonía unida a la
factura y textura en la configuración de la forma y de la imagen musical….
Ej.120 a, b, c, d, e, f
La actuación de la secuencia y su relación con los principios dramatúrgicos de extensión del
eslabón –en ocasiones– o de reducción del mismo en busca del clímax, acontece muy
frecuentemente en las obras de diferentes estilos.
Para una adecuada interpretación en todos los órdenes, el conocimiento y concientización del
papel de la armonía en el texto y contexto musical es incuestionable. Al formar parte intrínseca
de la obra musical, su comprensión es decisiva para el logro de una interpretación consecuente
y original. Los musicólogos –que constantemente tiene que analizar obras diversas, y realizar
críticas y valoraciones- los directores de coro y orquesta que deben dominar la partitura para
exigir su personal imagen artística; o los instrumentistas –que igualmente necesitan del
entendimiento total del texto para poder asumir una interpretación individual con sentido
creativo- requieren no sólo del conocimiento de los procesos armónicos, sino de determinadas
habilidades de armonización escrita, al piano y de análisis. Tal dominio les permitirá
desentrañar, ―aclarar‖ y descubrir las inmensas riquezas sonoras escondidas bajo la grafía
musical.
Ej.121:
J. S. Bach, Preludio XVI, Clave bien temperado Tomo I
Ej.122:
Asimismo, en cualquier obra que se asuma, la imagen musical a partir de lo objetivo que en la
partitura se expone y lo subjetivo que ella sugiere, queda a la elección de cada uno en particular
y tendrá absoluta validez si se asume con total conocimiento de lo que ella porta.
Un ejemplo muy elocuente de lo que se puede cambiar en ese sentido con la interpretación, es
el Nocturno Op.37, No.2 de F. Chopin, cuyas ricas armonías y modulaciones son tan abundantes,
que pueden abrumar y producir situaciones confusas. En él se confirma –como en otras obras–
la jerarquización que adquieren las tonalidades secundarias en el contexto romántico, la no
estabilidad en la principal y la necesaria perturbación tonal hacia nuevas y lejanas tonalidades
para expresar imágenes ilusorias, de insatisfacción, irrealidad, angustia y estados extremos o
pasiones exacerbadas. Por otro lado, paradójicamente, se recurre, en el nocturno, a tonalidades
vecinas, pero por caminos tortuosos, complicados por la modulación enarmónica, lo que crea
también ese ambiente indefinido, incomprensible a veces. Las secuencias ayudan a la unidad
temática, y permiten el tránsito a tonos alejados, tal como se advierte en el fragmento que
marcha por terceras: Sol, Sib, Reb… y posteriormente mediante el grado armónico o acorde
―acelerador‖ común, logra modular al tercer grado de vecindad (ver obra completa). De tal
modo, al interpretar el nocturno, la imagen ambigua, de confusión, que subyace en las
armonías y modulaciones profusas, puede atenuarse –con un toque sutil y más tranquilo, como
suelen hacer algunos pianistas- ; o si se desea, se pueden enfatizar y trasmitir los ambientes
desconcertantes, de incertidumbre y desasosiego, distintivos de la estética decimonónica, tal
como el compositor lo concibió:
Ej. 123 a, b
F. Chopin, Nocturno Op.37, No.2
En el final del Confutatis, del Requiem de Mozart, existe una secuencia por semitonos
descendente: la m, lab m, sol m, fa# m, fa.
Ej. 124 a, b
El acorde de DD(VII)70 sobre re# (mib en la partitura) en el motivo secuencial en la, se convierte
en dominante auxiliar para el V7 de lab m gracias a una modulación enarmónica que prepara la
tonalidad del siguiente eslabón y así sucesivamente. Esta modulación crea una paradoja de
imágenes contrapuestas: por un lado, la séptima disminuida en la DD que aporta mucha
tensión relacionada con la imagen dramática de la muerte junto al sentido cromático
descendente de la secuencia; y por otro, el movimiento provocado por la dominante-auxiliar en
la enarmonización que, al mantener el bajo y ascender las demás voces un semitono, crea un
efecto de luminosidad, de ascensión, como símbolo de esperanza, de consuelo ante el final (en
el texto, el creyente ruega a Dios, con todo el corazón, que cuide de su final). He aquí dos
imágenes antagónicas, dos contrarios: muerte, y vida más allá de la muerte, idea muy arraigada
en Mozart en esa etapa de su existencia. Tal movimiento de segunda menor descendente en la
secuencia constituye en la obra una entonación unificadora y característica que aparece desde el
inicio del Requiem, y no sólo en el nivel armónico como la secuencia del Confutatis (―oro
supplex…‖), sino en el melódico (ver en la obra completa), coherencia que supo entender y
utilizar inteligentemente Süssmayer al completar el manuscrito inconcluso dejado por Mozart
al morir. Descubrir estas esencias y significaciones implícitas en la partitura es tarea
complicada, laboriosa, pero reconfortante, porque nos acerca un poco más a la ―verdad
artística‖ que perdura en toda buena obra de arte.
La práctica regular de la armonía al piano constituye un aspecto relevante e integra, junto a los
ejercicios escritos y el análisis armónico, las tres formas esenciales de trabajo en esta esfera de
la actividad musical, como se ha referido anteriormente. El entrenamiento en este sentido crea
estereotipos en el teclado y fija modelos básicos de comportamientos armónicos que permiten
el desarrollo de capacidades y habilidades necesarias en la profesión de cualquier músico, sea
intérprete, profesor o investigador.
Una vez que se emprende este adiestramiento, desde los primeros ejercicios sobre posiciones
de acordes, enlaces, progresiones de paso, etc., considerando las indicaciones comentadas, será
fácil continuar los sucesivos aún más complicados. El hecho de establecer arquetipos en la
memoria y crear rápidas reacciones al piano, refuerza el sentido armónico en sus complejas
interconexiones, lo que acelera, así mismo, el proceso de aprendizaje general y en los restantes
tipos de trabajo ya descritos. Pero no sólo será útil en la disciplina armónica, sino en la lectura
o reducción de partituras orquestales y memorización ágil de obras pianísticas o de cualquier
instrumento en general.
Resumiendo algunas de las sugerencias dadas desde el principio y generalizando otras se tiene
que:
- Repetir el ejercicio para fijarlo procurando una cómoda digitación. Esta última ayuda a
establecer disposiciones de la mano y automatizar los distintos enlaces.
- Corroborar los ejemplos a desarrollar con aquellos similares que aparecen en obras de
la literatura musical para dar mayor credibilidad y afianzar con plena convicción el
hecho en cuestión. Ejecutar también los de dichas obras en el teclado. En algunos
tipos de factura compleja simplificar construyendo los esquemas armónicos.
- Ejercitar de forma mental los ejercicios (en clase u otro lugar) para después tocarlos
sin errores. Esta práctica es recomendable aun cuando se disponga de un teclado, de
manera que se imaginen enlaces, disposiciones, digitaciones o estructuras acordales, lo
que ahorrará tiempo en el momento de la ejecución real. Sabiendo de antemano lo que
se hará, se interpretará con más exactitud y fluidez.
- Para las modulaciones deberá tenerse presente los movimientos cromáticos de las
voces de manera que se produzca en la propia voz que se altera, es decir, seguir las
leyes del contrapunto.
- En etapas más avanzadas, aunque desde el principio en forma más simple, se sugiere
improvisar a partir de un esquema dado o creado por los propios estudiantes.
Una vez concluido el curso de armonía tonal, con la asimilación y práctica de los diferentes
contenidos, se recomienda emprender los ejercicios escritos, de análisis y en el teclado donde
se resuman los acápites estudiados. Estas tres tareas de la disciplina Armonía son inseparables y
deben entrenarse continuamente como se ha exhortado desde el inicio.
Uno de los aspectos de aplicación y generalización que puede medir el nivel de entendimiento
y desarrollo de habilidades en la disciplina, son los ejercicios de variaciones armónicas de una
misma melodía. Aunque desde mucho antes -casi desde el principio- se realiza este tipo de
práctica, es ahora cuando se puede proceder más eficaz y consecuentemente debido al dominio
técnico y la experiencia acumulada.
Cualquier melodía por sencilla que sea puede ser sometida a la variación armónica. Véase el
capítulo dedicado a las variaciones armónicas y el de los corales de Bach para ahondar en tales
temas.
Los corales de Bach son obras que tienen un carácter autónomo y a la vez subordinado a otras
obras de mayor dimensión y connotación. Ellos fueron usados como géneros independientes
en el oficio luterano, pero también como parte de cantatas, pasiones u otras obras vocal-
instrumentales de grandes proporciones donde tenían una determinada función de hilo
conductor dramatúrgico. En el caso de las pasiones constituían una reflexión o comentario no
involucrado con la acción dramática (de forma similar a la actuación de los coros griegos); a
diferencia de los coros que correspondían al personaje del pueblo inmerso en el contexto de la
propia pasión de Cristo.
Los corales de Bach son verdaderas lecciones de armonía donde se expresa muy claramente el
sentido de verticalidad y horizontalidad inherente al proceso armónico. Algunos son de factura
más acordal con más énfasis en lo vertical y muchos, o la mayoría, son contrapuntísticos, es
decir, con un amplio desarrollo de las voces, tipo de polifonía con líneas contrastantes.
En ellos encontramos prácticamente todo tipo de progresión armónica aunque haciendo un
esfuerzo de síntesis se podría decir que entre las más frecuentes están las progresiones de paso.
Abundan modelos de giros de paso entre un acorde y su inversión, o entre un acorde y otro
que puede ser también sustituto del usado normalmente. De esa forma se llega a registrar una
gran diversidad de giros de paso combinados. Si tomamos el libro de corales (Bach, Johann S. 371
Four-Part Chorales. Breitkoff and Härtel Edition. New York. 1957) desde el primer ejemplo
aparecen magníficos giros de paso que por su propia condición proporcionan un movimiento a
todas las voces:
Ej. 125 a, b
J. S. Bach, Coral 1 Aus meines Herzens Grunde
Ej. 126
Ej. 127 a, b:
J. S. Bach, Coral 30 Jesus Christus, unser Heiland
Ej. 128
J. S. Bach. Coral 37 Jesu, der meine Seele
Ej. 129
Algunos giros frigios no logran concluir la progresión, sino que propician algún contacto o
modulación:
Ej. 130
La progresión frigia en esa muestra parte del contacto con fa# menor (desde La mayor en que
comienza). Después, el propio giro en fa# ―se frustra‖ para originar la modulación a Re.
Ej. 132
Ej. 133
J. S. Bach, Coral 15 Christ lag in Todesbanden
Los acordes alterados, sobre todo doble dominantes, la napolitana y alguna sexta aumentada
también se advierten, aunque estas últimas no son tan frecuentes (Ej. 126), pero sí en otras
inversiones. Las cadencias rotas, por supuesto, abundan también y de manera sorprendente las
elipsis, como un signo revelador de la referida expansión tonal. En el coral 279 Ach Gott und
Herr, se expone excepcionalmente este tipo de recurso armónico. Casi todo está construido
sobre progresiones elípticas o armonías errantes como las llamó Schönberg (acordes inestables
que no resuelven sino que van a otro disonante también). Sólo en el principio y final se
establece la tonalidad principal Sib mayor.
Ej. 134
J. S. Bach, Coral 279, Ach Gott und Herr
Las modulaciones aparecen en los finales de frase o periodo, o donde coloca un calderón, a
veces en una semifrase, para que los fieles pudieran respirar al cantar en el culto. Por eso es
que en tales respiraciones las cadencias a otras tonalidades son muy frecuentes, prácticamente
desde el principio del coral (ver ejemplos anteriores y cualquier otro del libro de corales).
Aunque en el coral lo más importante es la línea melódica superior que era la que debía cantar
la congregación, el desarrollo contrapuntístico desplegado iba mucho más allá y permitía, por
tanto, el canto en coro a cuatro voces. La melodía superior que es la base del coral protestante
se mantenía en su forma original, pero la riqueza manifestada en el nivel armónico y polifónico
le aportaba una significación superior. Se encuentran numerosos ejemplos de variaciones de un
mismo coral, a veces hasta 9 ó 10.
Ej. 135
J. S. Bach, Coral 29, Freu’ dich sehr, o meine Seele
Ej. 136
J. S. Bach, Coral 64, Freu’ dich sehr, o meine Seele
Ej. 137
Ej. 138
J. S. Bach, Coral 29, Freu’ dich sehr, o meine Seele
Asombran las variaciones armónicas de la misma melodía, y esa precisamente es una de las
características que hace a los corales de Bach tan apreciables, por la maestría de sus
armonizaciones y a la vez su desenvolvimiento polifónico. Constituyen una unidad perfecta de
armonía y contrapunto, de la verticalidad desarrollada con una horizontalidad también fecunda,
donde abundan las excepciones de la norma que enriquecen la factura y la sonoridad en su
conjunto (ver tema de las excepciones en la armonía).
En las cuatro muestras del coral Freu’ dich sehr, o meine Seele -basado en un cantus firmus- sobresale
el desempeño del compositor en la variedad de acordes que genera la misma melodía, los giros
de paso, cadencias frigias,…matices que van desde lo diatónico hasta lo cromático (en los
contactos, modulaciones y acordes alterados), unido al extraordinario empleo de ornamentos
que proporcionan a todas las melodías el carácter independiente de un legítimo contrapunto a
4 voces.
Por todo el caudal armónico generado en los corales, la diversidad y el grado de creatividad
implícito en ellos, determinar modelos de manera esquemática es bastante complicado e
inconsecuente. No obstante, teorizar sobre el tema resulta útil y apasionante, pues sobre tales
bases se erigió la trascendental obra de Bach, cuya música inspirada contaba con mucho más
que el perfecto dominio de la técnica armónica y contrapuntística. El siguiente ejemplo resulta
elocuente donde emplea técnicas que resultaron paradigmas composicionales para creadores de
todos los tiempos.
Ej. 139 a, b
J. S. Bach, Coral No.8, (segunda sección hasta el final)
Resumiendo, se puede reiterar, sin temor a exageración, que los corales de Bach son una clase
magistral de armonía. Por ello, se recomienda analizar con los estudiantes, de forma profunda,
sus comportamientos, no sólo armónicos, sino de sus interconexiones con el texto
(especialmente en el nivel superior), para encontrar las significaciones de un género que
concentra –por su propia condición y factura- los procedimientos técnicos de un periodo de
esplendor de la tonalidad, y que además sirvió –como toda la creación bachiana- de estímulo a
todo lo que aconteció después en la historia de la música. Al analizar los mismos se accederá a
un mundo donde los principios fundamentales de una buena armonización –aun en su
dimensión ―de género menor‖-, se orientan a merced de los ideales estéticos del compositor y
del logro pleno de la imagen artística.
Textura y factura9
Los acordes se muestran no sólo en su forma vertical donde suenan simultáneamente los
sonidos que los componen. Ellos suelen revelarse en diferentes tipos de texturas y facturas lo
que genera la posibilidad de variaciones con una misma armonía. La textura musical está
relacionada con las formas de pensamiento musical, la organización de las relaciones sonoras
entre relieve y fondo, es decir la melodía o las melodías y la armonía. Por ello se habla de
monodía, polifonía y homofonía. La factura sin embargo, es la manera en que se expresa la
textura, el diseño o construcción de aquélla, su presentación material, y está determinada por
factores histórico-estilísticos, el género, el medio sonoro, y el propio estilo composicional del
9
Tomado de Claves de Armonía
creador. De ahí que se haga referencia a una factura del Clasicismo o Romanticismo, de vals,
de estudio, pianística, orquestal, coral, chopiniana, bachiana, etc. Independientemente de estas
condicionantes, existen procedimientos técnicos para crear facturas que son inherentes a
cualquiera de sus manifestaciones.
Las figuraciones armónicas, por ejemplo, se presentan cuando el acorde aparece no de forma
simultánea, sino sucesivamente por los tonos que lo componen. Los variados arpegios, bajo de
Alberti, quebraduras, etc. son muestras de este tipo de factura. Un esquema de acordes puede
originar una factura de figuración armónica:
Ej. 140
(Esquema)
Ej. 141
Figuraciones armónicas:
Las figuraciones rítmicas, por otro lado, crean ritmos constantes sobre una determinada armonía
para provocar un efecto más activo o emotivo y actuar como relleno:
Ej. 142
El doblaje colorístico como su nombre lo indica, duplica, triplica o amplía cuantas veces sea
necesario alguna o varias de las voces de la armonía para adaptarse al medio sonoro o al género
escogido por el autor en una obra:
Ej. 143
Las figuraciones melódicas propician la ornamentación a los acordes para crear melodías en una o
varias voces en dependencia de la textura, si es homófona o polifónica. Todos los casos de
notas extrañas a la armonía entran aquí a jugar su papel para enriquecer las líneas a la vez que
originan nuevas sonoridades acordales.
Ej. 144
Factura sencilla:
Ej. 145
Factura más compleja:
- Retardo
Se utiliza en tiempo fuerte o relativamente fuerte, en el propio tiempo del acorde. Tiene tres
momentos: preparación (en consonancia del acorde anterior); retardo propiamente dicho
(disonancia en el acorde, tiempo fuerte) y resolución (consonancia en el acorde, tiempo débil).
Ej. 146
- Apoyatura
El retardo sin preparación es la apoyatura. No se prepara y tiene la disonancia en el acorde
(tiempo fuerte o relativamente fuerte) y resolución del sonido retardado en tiempo débil.
Ej. 147
- Paso
Se forma por segundas ascendentes o descendentes en tiempo débil de un acorde a otro:
Ej. 148
- Bordadura o auxiliar
Se origina por segundas ascendentes o descendentes con retorno al sonido de partida e
igualmente en tiempo débil:
Ej.149
- Escapatoria
Utilizada en tiempo débil, sale por salto de un acorde y entra al otro por movimiento conjunto,
o viceversa, sale por segunda y entra por salto al siguiente acorde:
Ej. 150
- Anticipación
Como su nombre indica anticipa una o más notas del siguiente acorde, siempre en tiempo
débil:
Ej. 151
- Nota libre
Sucede en tiempo débil y es otra posibilidad de nota extraña que puede realizar dos saltos
saliendo y entrando al acorde siguiente:
Ej. 152
Tales ornamentos se combinan unos con otros creando una trama compleja. Pero no solo las
notas extrañas crean disonancias en los acordes. Los propios acordes pueden asumir el rol de
las notas de adorno, y funcionar como tales.
Función ornamental de los acordes
De forma similar a los sonidos extraños, los acordes con función ornamental, juegan un papel
no esencial en el esqueleto o base armónica de una obra. No obstante, su actuación es de vital
importancia en su desenvolvimiento total y en la realización del ideal estético. Ello determina,
incluso, el estilo específico de una época o de un compositor determinado. Pero en el nivel de
la enseñanza de la disciplina armónica, es imprescindible que el estudiante pueda llegar a la
conclusión de cuáles y cómo tales acordes impactan en la trascendencia artística de una obra,
determinando su valor sintáctico y semántico.
Aquí los acordes de paso se encuentran por compases funcionando igualmente en los
mismos espacios que las progresiones comunes.
Al igual que las notas de adorno, la mayoría de los acordes de paso o bordaduras se encuentra
en tiempos o compases débiles, con excepción del acorde retardo o apoyatura que se halla
sobre el propio acorde.
Ej. 155 a, b
F. Chopin, Estudio Op.10, No.1
En el fragmento del estudio de Chopin existen sonidos de paso que a veces estructuran
acordes o sonoridades extrañas de paso, y asimismo se hace muy notorio el acorde apoyatura en la
cadencia, cuya función de II7b5 sobre el pedal de D es una ―desalteración‖ de la DD del compás
anterior -a modo de retardo sin preparación o apoyatura- en movimiento ascendente que
resuelve descendentemente a la séptima dominante.
Ej. 156:
Así mismo los giros auxiliares o bordaduras, tal como se expuso con los de paso, pueden
conformar disímiles modelos. Utilizando los acordes de sexta, cuarta-sexta, de segunda,
acordes alterados, y muchos más se alcanzan elaborar giros auxiliares inusitados y no
convencionales. Su función en tiempo o compás débil para reforzar el acorde más fuerte se
corrobora en ejemplos concretos de la literatura musical. Se sugiere buscar en obras de
diferentes periodos o géneros y analizar la multiplicidad de maneras en que éstos aparecen,
destacando su rol de ornamentación.
Ej. 157
Ej.158
Ej. 159
En los tres fragmentos se manifiestan distintos modos de aplicar los acordes auxiliares:
manteniendo el bajo o moviéndolo en bordadura. En todos los casos el acorde bordadura está
en tiempo débil. En el 159, además del giro auxiliar de la secuencia se halla uno de paso como
parte de ella.
Este tema resulta muy interesante y aportativo si se analizan sus comportamientos en la micro
y macroestructura, tanto en el nivel sintáctico como en el semántico, tal como se ha referido en
los temas sobre la armonía y la forma, y la armonía en la imagen y dramaturgia.