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Fernán Makaroff
No necesitas darle explicaciones a nadie por tu vida, ni justificar cada cosa que haces.
Desde pequeños, la presión social y familiar nos dictan cada paso de nuestra vida, y
crecemos con EL DEBER de explicar quiénes somos y lo que hacemos.
Olvídate de eso, eres el único que puede juzgar tus decisiones, nadie más.
No gastes tu tiempo ni tu energía dando explicaciones a los demás.
No trates de convencer a nadie de nada.
Si deseas una mariposa, cuanto más la persigas y vayas en su busca, más se te escapará entre las manos, en
cambio, si la dejas libre, puede que ella sola se pose en tu hombro. Esta frase tan famosa, si la aplicamos a la vida
real, podríamos compararla con las personas que tienen tendencia a presionar a otros. Si quieres o deseas algo,
déjalo volar. Será mejor.
Lo más habitual cuando alguien persigue y presiona demasiado, es que al final, consiga el efecto contrario a su
propósito. Para comprobar este efecto, piensa si has tenido alguna vez, alguna amistad o conocido que te ha
presionado más de la cuenta y al final has deseado perder el contacto.
Por norma general, no nos gusta sentirnos obligados a nada, cuando algo nos apetece, por nosotros mismos
correspondemos. Insistir demasiado, ya sea amistosamente, amorosamente, etc. lo que a menudo produce, es que
las personas deseen alejarse
Por ejemplo, imaginemos que tenemos una amiga con la que solemos tener contacto a menudo, pero una
temporada por falta de tiempo, exceso de trabajo o necesidad de intimidad, ya no nos apetece contactar. Ahí es
cuando nos damos cuenta del tipo de persona con la cual nos estamos relacionando.
Manera de actuar de una personalidad sana y madura
Si alguien te aprecia y dejas de contactar, te podrá insistir, pero de una manera que no coarta tu libertad. Una
manera sana de actuar sería haciendo comentarios como: “qué tal, hace tiempo que no hablamos, a ver si
coincidimos pronto”, “espero que te estén yendo bien las cosas, a ver si charlamos, te echo de menos”, “como
estás, cuando te vaya bien podemos quedar para tomar un café”.
Mujer madura. Hombre maduro
Esta forma de hablar, denota ganas de volver a retomar el contacto, pero no hay presiones ni victimismo. Si no hay
respuesta por la otra parte, la persona debería dejar “volar” al otro ya que está claro que por lo que sea, no hay
ganas o tiempo de volver a contactar.
Una personalidad sana, cuando desea tener contacto con alguien intenta tenerlo, pero se da cuenta cuando no es
correspondido y se retira dejando libertad, sin enfados ni presiones
Manera de actuar de una persona que no respeta la libertad de los demás
Ejemplos de frases que podría decirnos alguien que no respeta nuestra libertad, con la que hemos decidido no
seguir contactando: “Por qué ya no me escribes, ¿estás enfadado/a?”, “hace tiempo que no sé de ti, no sé lo que
te he hecho pero me estás haciendo mucho daño”, “llevo tiempo intentando coincidir contigo y sé que me estás
esquivando”, “¿qué te pasa conmigo?”, “no entiendo esta actitud tuya de ignorarme, tenemos que hablar pero ya”.
Dar por supuesto que hay un enfado, que nos digan que estamos haciendo daño, insistir para hablar de inmediato,
etc. son presiones para intentar hacer sentir culpable al otro, cuando en realidad los motivos por los que alguien
deje de tener contacto pueden ser múltiples, por ello, sacar conclusiones anticipadas y presionar no suele dar
buenos resultados. Déjalo volar, evitarás precipitarte ante circunstancias que
No presiones, déjalo volar
Presionar no hace que se pueda retener a otros. Lo que suele producir, es el efecto de querer alejarse porque se
tiene la sensación de pérdida de libertad. En cambio, aceptar las cosas sí que puede hacer que la persona que se
aleja pueda volver cuando le apetezca.
Es el ejemplo de las buenas amigas, que no siempre tienen un contacto muy seguido, pero si no hay presiones y
se acepta el espacio personal de cada una, sabrán que son libres de alejarse cuando necesiten soledad, o tengan
poco tiempo. Esa libertad de saber que, aunque apetezca desconectar por un tiempo no será tomado de forma
negativa por el otro, es lo que une más a las personas.
Déjalo volar
Cuando sentimos que se acepta nuestra manera de actuar, es cuando se afianzan más las relaciones porque
sentimos la libertad de alejarnos sabiendo que es comprendido y hay alguien que está dispuesto a disfrutar de tu
compañía cuando se puede, aceptando que no siempre será así, por diferentes circunstancias.
Si aprecias a alguien, déjalo volar en libertad, deja que la vida fluya de forma natural y el tiempo pondrá cada cosa
en su sitio. La persona que sea para ti, volará a tu lado por voluntad propia, sin necesidad de presiones ni
victimismos
La mejor receta para atraer a personas que deseen disfrutar de tu compañía es: darse a conocer, enseñar lo mejor
de ti, mostrar tu interés una vez y otorgar libertad para que el otro mueva la siguiente ficha, si la mueve enhorabuena
y si no, da libertad y ve en busca de otra mariposa. Recuerda, no atrapes, déjalo volar y confía en la vida.
Cuando una persona habla llena de ira, es porque está sufriendo mucho. Y al estar sufriendo tanto, se
llena de amargura. Siempre está dispuesta a quejarse y a culpar a los demás de sus problemas. Por eso
te resulta tan desagradable escucharla e intentas evitarla.
Para comprender y transformar la ira, debemos aprender la práctica de escuchar compasivamente y de
hablar con afecto.
Si escuchas con compasión a una de esas personas, quizá alivies un poco el sufrimiento que siente; sin
embargo, aunque lo hagas con la mejor intención del mundo, no podrás escucharla profundamente hasta
que no hayas practicado el arte de escuchar compasivamente.
Si eres capaz de sentarte en silencio y escuchar con compasión a esa persona durante una hora, podrás
aliviarla de mucho sufrimiento.
Escúchala con un único objetivo: para que pueda desahogarse y sufra menos.
Durante todo el tiempo que la escuches, mantén viva tu compasión.
Mientras lo hagas, has de estar muy concentrado. Debes centrarte en la práctica de escuchar con toda
tu atención y todo tu ser: con ojos, oídos, cuerpo y mente. Porque si sólo finges estar escuchando sin
poner el cien por cien de ti mismo, esa persona lo sabrá y no podrás aliviar su sufrimiento.
Si sabes cómo practicar el respirar conscientemente y puedes mantenerte centrado en el deseo de calmar
su sufrimiento, podrás conservar tu compasión mientras la escuchas.
El escuchar compasivamente es una práctica muy profunda. No escuchas para juzgar o culpar, sino
simplemente porque deseas que esa persona sufra menos, sea tu padre, tu hijo o hija o tu pareja.
Aprender a escucharla la ayudará de veras a transformar su ira y su sufrimiento.
Thich Nhat Hanh
"La ira. El dominio del fuego interior"
Si no eres lo suficientemente egoísta como para querer sentirte bien, entonces no puedes
conectarte con la Energía que es tu Fuente, y que SIEMPRE se siente bien.
Tú quieres primero que las circunstancias cambien, para que, al observarlas, te puedas
sentir bien. Pero no es así como funciona.
Tu primero tienes que SENTIRTE bien. Tu bienestar tiene que importarte MAS que las
circunstancias. Y cuando te SIENTAS BIEN independientemente de tus circunstancias...
ellas cambiarán también para REFLEJAR de vuelta la Energía que emanas.
¿Comprendes? El mundo físico que te rodea, en todos sus detalles, es un "reflejo
perfecto de tu energía".
No es una realidad única e igual para todos. Decide que tu bienestar emocional es más
importante que todo. No solo disfrutarás tu vida de manera incondicional e instantánea,
pero el mundo a tu alrededor cambiará también.
Esa es la promesa del Universo.
Es ley