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RESUMEN CAPÍTULO 3 AMORIS LAETITIA

El capítulo tercero profundiza la vocación de la familia desde la perspectiva (punto de vista)


de la Iglesia Católica, indica en su pequeña introducción que es la familia en donde debe
resonar el primer anuncio de la buena noticia de Jesús repleto de amor y ternura, no
debemos defender a la familia como una doctrina fría y sin vida porque sería separarla del
amor infinito del Padre.

En el primer apartado se insiste en reconocer el matrimonio como un Don de Dios donde se


incluye la sexualidad, a su vez el Papa Francisco habla de la indisolubilidad del matrimonio,
que no debe ser vista como una obligación impuesta sino que se ha de vivir con alegría.

Jesús compartió su tiempo con muchas familias, en las bodas de Caná, con Lázaro y sus
hermanas, con la familia de Pedro, etc. Es más, Jesús mismo nació en el seno de una familia,
el Papa nos invita a reflexionar en el SI de María, en el SI de José, en la adoración de los
magos y la huída a Egipto entre otros para comprender el misterio de la navidad y el secreto
de Nazaret que estaba lleno de olor a familia, así para terminar este apartado se pone a la
familia de Jesús como ejemplo para afrontar las vicisitudes (acontecimientos) de la vida y de
la historia, entre otros aspectos menciona su modelo de amor, de sencillez y su carácter
sagrado e inviolable.

A continuación el Papa Francisco enumera diversos documentos de la Iglesia Católica en


donde se habla acerca de la familia, del Concilio Vaticano II se mencionan dos documentos
GAUDIUM ET SPES y LUMEN GENTIUM en el primero dice que Jesús sale al encuentro de los
esposos y que el amor entre estos es el centro de la familia, LUMEN GENTIUM define a la
familia como Iglesia doméstica. Le siguen los documentos HUMANAE VITAE y EVANGELII
NUNTIANDI del beato Pablo VI, el amor conyugal exige a los esposos una conciencia de su
misión de paternidad responsable.

San Juan Pablo II por su parte habló mucho de la familia, se menciona por ejemplo el
documento FAMIIARIS CONSORTIO, se define a la familia como una vía de la Iglesia una
manera de construirla en el día a día.

Por último termina con la mención de Benedicto XVI y sus textos DEUS CARITAS EST y
CARITAS IN VERITATE pone de relieve la importancia del amor como principio de vida en la
sociedad y afirma que el matrimonio que se basa en un amor exclusivo y definitivo se
convierte en ejemplo de la relación de Dios con su Pueblo.

El tercer apartado comienza presentando a la Trinidad con características familiares,


indicando que es una comunión de personas, dice que la familia humana por medio de
Cristo es imagen y semejanza de la Santísima Trinidad.
El punto 72 es de vital importancia, aclara que el matrimonio no es una convención social,
un rito vacío ni solo un rito externo de compromiso, es un Don para la santificación y los
esposos son un recuerdo constante de lo que ocurrió en la cruz, son el uno para el otro y
también para los hijos testigos de la salvación, el matrimonio es una vocación y casarse debe
ser fruto de un discernimiento, este Don encuentra sus raíces en el bautismo y debe vivirse
respondiendo al amor de Dios en todas las dimensiones de la pareja incluida la sexualidad.

Al llegar al punto 75 el Papa Francisco nos resalta el hecho de que según la tradición latina
de la Iglesia, no es el sacerdote quien casa a los novios sino que ellos mismos actúan como
ministros de ese sacramento.

El cuarto apartado reflexiona sobre las llamadas situaciones imperfectas, convivencias sin
matrimonio, matrimonios civiles, divorciados vueltos casar, etc. El Papa dice que aunque la
doctrina católica es clara hay que evitar los juicios que no toman en cuenta la complejidad
de las diversas situaciones, debemos ofrecer acompañamiento y ternura.

El apartado dedicado a los hijos comienza por presentar al matrimonio como comunidad de
vida y de amor de la que brotará la vida en forma de hijos, la familia debe estar abierta a la
llegada de nueva vida y recuerda que no son familias de segunda aquellas que a pesar de la
apertura no pueden concebir hijos. Los hijos no son un derecho sino un don, no deben ser
considerados como algo variable que pueda encajar o no en los proyectos individuales de
los cónyuges, en nombre de toda la Iglesia el Papa agradece a las familias que acogen,
educan y rodean con su afecto a los hijos con diversidad funcional.

El punto 83 declara abiertamente que la familia debe defender la vida en todas sus etapas,
en el inicio y en el ocaso, el niño que crece en el seno de su madre es una persona diferente
y no se pueden tomar decisiones que vulneren (violen) su vida, además recuerda a los
profesionales sanitarios (que se dedican a la salud) la obligación moral de objetar en
conciencia sobre las acciones que estén encaminadas a extinguir otra vida humana.

Los padres están obligados a la educación de sus hijos y el Papa Francisco defiende el
derecho a decidir sobre esa educación, pero recuerda encarecidamente que la escuela no
debe sustituir a la educación familiar sino complementarla.

El capítulo finaliza con un apartado en el que se habla de las familias que permanecen fieles
al Evangelio, gracias a ellas se hace creíble la belleza del matrimonio, vuelve a insistir en el
concepto de Iglesia doméstica, la Iglesia es familia de familias y por eso cada familia se
convierte en un miembro de la Iglesia, el amor que se vive en cada una de ellas es una
fuerza constante para la vida de la Iglesia, en ellas se experimenta la belleza del amor, de la
paternidad y de la maternidad, se comparte proyectos, fatigas, se aprende a cuidar del otro
y a perdonarse mutuamente.

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