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I. Introducción
Este trabajo tratará las ideas que Thomas Hobbes postula en el Leviathan,
analizando su influencia en los estudios modernos de las relaciones internacionales. Se
ahondara principalmente en el concepto de la propia conservación y de la anarquía
subyacente, y se caracterizará la naturaleza de su vigencia en el contexto actual del sistema
internacional.
Es por esto que los posibles aportes de Hobbes a los estudios modernos de la
política internacional, se deben entender a través de lo que Hedley Bull denomina como
analogía doméstica, entre el sistema internacional y el estado de naturaleza hobbesiano.
Es a partir de esta idea que se propone que la analogía doméstica - que encuentra
sus limitantes en la estructuración actual del sistema internacional, en lo que respectivo a la
comparación entre individuo y Estado- comprende elementos como: la inexistencia de un
organismo supraestalatal con el monopolio del poder coercitivo, la posibilidad teórica del
miedo como única fuente del orden capaz de superar la anarquía subyacente, y la noción de
igualdad de capacidades que tienen los actores en la persecución de sus intereses, en los
cuales todavía es pertinente aplicarla.
Por lo tanto, a través del análisis de los elementos nombrados, se podrá vislumbrar
cuáles de los conceptos hobbesianos, - principalmente trabajados por los realistas- siguen
vigentes hasta el día de hoy y significan una constante influencia en los estudios modernos
de la política internacional.
Si bien se tomará como punto de partida la crítica que hace Hedley Bull a los límites
de la analogía doméstica, no se ahondará mayormente en los argumentos en que se afirma
esta crítica, sino que se tendrán en cuenta los principios que el autor considera como
centrales en la homologación del estado de naturaleza al sistema internacional, cuestión que
servirá como punto referencia para trabajar aspectos que sustenten la propuesta planteada.
1
Russel, Roberto, Teorías contemporáneas en las relaciones internacionales, en Temas de Política Exterior
Latinoamericana, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1983, p.13.
II. Hobbes y su vigencia en los estudios modernos de la política internacional.
Podemos tomar como punto de inicio, del estudio sistemático de las relaciones
internacionales, el período posterior a la primera guerra mundial. Esto se debe
principalmente a las dimensiones nunca antes vistas que alcanzo esta conflagración, es por
esto que se buscaron los mecanismos para evitar otra situación de esta índole.
En los siglos que precedieron a la primera guerra mundial, la guerra -sobre todo en
el contexto europeo-estaba establecida como un mecanismo político, es decir, era una
institución de la política exterior, la contra cara de la diplomacia. Esto se debe a que los
teóricos de la sociedad internacional de los siglos XVIII y XIX, se distanciaron de los
preceptos del derecho natural de los siglos XV, XVI y XVII, y de su dimensión normativa
de alcance universal, dando paso al derecho internacional positivo, que se basaba en las
costumbres surgida de los tratados que se formulaban en torno a la actuación real de los
estados en el contexto internacional. En este sentido, no se buscaba condenar el uso de la
violencia, sino solamente regularlo, considerándolo como un atributo propio del estado,
como lo señala Hedley Bull las normas formuladas durante esta época que restringían la
violencia, a diferencia de los primeros naturalistas, establecían claramente que el recurso
de la violencia en la política internacional era monopolio del estado.2
Siguiendo esta idea, las guerras no podían ser calificadas como justas o injustas y
solo podían ser reguladas de igual manera para ambos bandos. Esto cambió con los
horrores de la primera guerra mundial, en donde el enfoque teórico del idealismo, encuentra
un campo propicio para desarrollarse. El idealismo planteaba a grandes rasgos, volver a un
enfoque normativo universal de las relaciones internacionales, las cuales, se deberían
apoyar en principios éticos transversales y comunes a todos los actores. La inspiración
Kantiana de este enfoque, hacia asumir que las paz era posible, porque era racional y existía
un intereses común de todos los hombres que era universal. La búsqueda de la paz se
basaba entonces en: la creencia en que existe armonía natural de intereses entre estados,
2
Bull, Hadley, La Sociedad Anárquica: un estudio sobre el orden de la política mundial, Los libros de la
Catarata, Madrid, 2005, p.87.
que posibilita la eliminación del conflicto en la sociedad internacional mediante la
utilización de mecanismos “racionales” y de instrumentos jurídicos. 3
Con una segunda conflagración mundial, era evidente que las posturas idealistas
habían fracasado, y no habían podido llevar a cabo su propuesta de paz. Es entonces cuando
las posturas realistas sobre las relaciones internacionales toman fuerza.
Los realistas se enfocan en las interacciones de poder que subyacen a las estructuras
no formalizadas, es decir, se da un vuelco en el foco de atención del idealismo que se
preocupaba de las instituciones5. El realismo encontró como causa fundamental de la
guerra, la persecución de intereses de los Estados, los cuales se entendían en términos de
poder. Un elemento contenido en la búsqueda de poder, es la seguridad. Es en este
concepto, en donde en una primera instancia, podemos establecer la influencia directa de
los postulados de Thomas Hobbes en un enfoque teórico que busca entender la política
internacional.
La idea de que la búsqueda de poder por parte de los estados se ve como el único
mecanismo para garantizar la seguridad del mismo, y por lo tanto de sus integrantes, está
directamente vinculada a la concepción que tenía Hobbes sobre el instinto de la propia
3
Russel, Roberto, Op Cit, p.11.
4
Wilhelmy, Manfred, Política internacional: enfoques y realidades, Grupo Editor Latinoamericano, p.160.
5
Russel, Roberto, Op Cit, p. 11.
conservación que expresa de la siguiente manera: ningún procedimiento tan razonable
existe para que un hombre se proteja a sí mismo, como la anticipación, es decir, el
dominar por medio de la fuerza o la astucia a todos los hombres que pueda, durante el
tiempo preciso, hasta que ningún otro poder sea capaz de amenazarle. Esto no es otra cosa
sino lo que requiere su propia conservación, y es generalmente permitido6.
Hay que considerar que el concepto de propia conservación que trabaja Hobbes, es
homologable al concepto de seguridad a través de la persecución de poder de los Estados,
porque se considera que la situación en que se mueven los actores en el contexto
internacional, es similar a la del hombre en estado natural que describe Hobbes de la
siguiente forma: durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los
atemorice a todos, se haya en la condición o estado que se denomina guerra; una guerra
tal que es la de todos contra todos. Porque la guerra no consiste solamente en batallar, en
el acto de luchar, sino que se da durante el lapso de tiempo en que la voluntad de luchar se
manifiesta de modo suficiente7.
6
Hobbes, Thomas, Leviathan, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, p.101.
7
Ibidem.p.102.
88
Bull, Hadley, Op Cit, p. 97.
señala cuales serían las limitaciones de esta analogía, y por lo tanto, por qué se debería
superar esta concepción de las relaciones internacionales. Si bien en cierta medida sus
críticas tienen justificación, considerando el cambio que se ha producido en el sistema
internacional, algunos de sus argumentos son discutibles. No es el objetivo del presente
trabajo analizar las propuestas que hace Bull respecto a los límites de la concepción
Hobbesiana del sistema internacional, pero se utilizarán los principios - que según el autor,
sustenta la analogía domestica- como punto de partida, para considerar aspectos que no son
habitualmente trabajados y que reafirmarían la vigencia de los postulados de Thomas
Hobbes en el estudio de las relaciones internacionales.
Siguiendo esta idea, se puede abordar un segundo punto que Bull trabaja por
separado a la homologación del estado de naturaleza con el sistema internacional, pero que
es complementario y necesario para poder ahondar en el tema.
Si bien como indica Hedley Bull el miedo no sería la única fuente del orden, el
interés reciproco o el sentimiento de comunidad10, tampoco serían suficientes para lograr
9
Hobbes, Thomas, Op Cit, p.109.
10
Bull, Hadley, Op Cit, p. 99.
un orden tal, que se lograra superar la anarquía subyacente del sistema internacional. La
cooperación internacional, que podría presentarse como la antítesis de la coerción
monopólica, como solución a los problemas del sistema internacional, encuentra sus
limitantes en los propios ideales en los que se sustenta. El multilateralismo que comenzaba
a manifestarse tras la primera guerra mundial, y que se consolidó después de 1945, se vio
como una respuesta a la forma en que se llevaban los tratados entre naciones, ya que según
Wilhelmy el bilateralismo de fines del siglo pasado y principios del actual no satisfacía los
requerimientos de una paz duradera11.
11
Wilhelmy, Manfred, Op Cit, p.157.
12
Bull, Hadley, Op Cit, p.8.
internacional13. Cabe considerar que el Consejo de seguridad toma decisiones que los
Estados miembros son obligados a aplicar, pero esto se entiende, no tanto por la facultad
que tendría la ONU, sino, porque este consejo están integrado por las grandes potencias
mundiales; por lo tanto, el respeto de sus resoluciones, pasa por el respeto a la jerarquía
que los países miembros ocupan en el sistema internacional. Un claro ejemplo de la relativa
obligatoriedad de las resoluciones del consejo de seguridad, es cuando la guerra de Iraq de
2003 emprendida por EE.UU, no contó con el mandato expreso del Consejo de seguridad.
Teniendo presente los puntos anteriores, se puede considerar que, si bien, en las
últimas décadas se han visto progresos considerables en el entendimiento multilateral entre
los países, estos avances no han significado la mitigación de la persecución de los intereses
particulares de cada estado. De hecho el orden internacional, que ha propiciado el
multilateralismo, refleja los intereses de los estados dominantes como señala John
Ikenberry it is useful to see the international order as a hierarchical political system that
more-or-less reflects the interests of the dominant states14
13
Naciones Unidas. A B C de las Naciones Unidas, Departamento de información pública, Nueva York, 2006,
p.9.
14
Ikenberry, John, Rising Powers and Global Institutions, en International Politics, Longman, 2008, p.562.
de los gobiernos, sino que se ve apoyada por las acciones militares de los Estados una vez
que las grandes potencias reconocen la oportunidad de preservarla coercitivamente para
favorecer sus propios intereses económicos internos15.
Otro punto esencial para poder evaluar la vigencia de los postulados de Hobbes en
los estudios modernos de las relaciones y política internacional, es el nivel de igualdad que
el autor le otorga a quienes participan en el estado de naturaleza y es el tercer punto que
Hedley Bull reconoce como uno de los principios fundamentales en la que se basa la
analogía doméstica.
Thomas Hobbes considera que: La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales
en las facultades del cuerpo y del espíritu que, si bien un hombre es, a veces, evidentemente
más fuerte de cuerpo o sagas de entendimiento que otros, cuando se considera en conjunto,
la diferencia entre hombre y hombre no es tan importante que uno pueda reclamar, a base
de ella, para sí mismo, un beneficio cualquiera al que el otro no pueda aspirar como él16.
De esta supuesta igualdad se deriva, otro punto fundamental que daría a entender
porque la persecución de intereses en término de poder aun prima en el sistema
internacional, ya que De esta igualdad en cuanto a capacidad se deriva la igualdad de
esperanza respecto a la consecución de nuestros fines. Esta es la causa de que si dos
hombres desean la misma cosa, y en modo alguna pueden disfrutarla ambos, se vuelven
enemigos, y en el camino que conduce al fin (que es principalmente, su propia
conservación y a veces su delectación tan solo) tratan de aniquilarse o sojuzgarse uno a
otro.17
15
Attiná. Fulvio, El sistema político global: introducción a las relaciones internacionales, Editorial Paidós,
Barcelona, 2001, p. 163.
16
Hobbes, Thomas, Op Cit, p.100.
17
Ibídem, p. 101.
Si tomamos al Estado como referencia de los actores del sistema internacional,
independiente de hacer un juicio sobre su preponderancia como actor internacional; ya que,
como menciona Esther Barbé por afirmación o negación el estado se convierte en
referencia habitual para analizar el sistema internacional18, se puede apreciar que existen
un sinnúmero de factores que los diferencia. Estos pueden diferenciarse por: edad,
territorio y población, categorías de las cuales se pueden desprender apreciaciones acerca
de su riqueza, ventajas geopolíticas o calidad de la población, por nombrar algunas. Estos
factores de diferenciación entre estados se han visto exacerbados, por la proliferación de
nuevos Estados nacionales que se dio desde mediados del siglo pasado. Es así que existen
estados tan pequeños en términos territoriales – tomando este factor, en particular, como
ejemplo- como Liechtenstein que comprende 157 km2, y otros tan extensos como Rusia que
se extiende por 17 millones de km2, teniendo ambos la misma categoría de Estado soberano
frente a las organizaciones intergubernamentales. Esto ha significado un desmedro del
concepto de Estado dado su amplitud, tema importante, pero que no concierne a este
trabajo.
Siguiendo esta idea podemos ver que en el contexto internacional, los actores no
están en una condición de igualdad como los hombres en estado de naturaleza que describe
Hobbes, pero el punto fundamental, no es en sí, la igualdad de los actores, si no lo que se
desprende de esta, que es la capacidad para la consecución de sus fines.
18
Barbé, Esther, Relaciones Internacionales, Editorial Tecnos, España, 2007, p. 159.
19
Ibídem, p.181.
política, entre otros. La imposibilidad de determinar eficazmente una diferencia factual de
los recursos intangibles entre los actores y a su vez la incapacidad, por parte de estos, de
tener un control eficaz sobre los mismos, conlleva a que en términos prácticos que,
independiente de los recursos tangibles con los que se cuente, todos los actores perciben
que tienen capacidad para la persecución de sus intereses, aun cuando estos choquen con
los intereses de actores con mayores recursos. Un claro ejemplo de esto puede ser el fracaso
de Francia en Argelia, y de Estados Unidos en Vietnam.20
20
Ídem.
III. Conclusiones.
Por último, los elementos intangibles que influyen en la posibilidad que tienen los
actores para mover sus recursos tangibles en la búsqueda de poder, significa que no se
puede determinar de manera fehaciente la diferencia de capacidad entre los distintos actores
internacionales, por lo cual se entiende que en la práctica todos tienen la misma posibilidad
de perseguir sus intereses.