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DELINCUENCIA Y DELITOS EN EL MUNDO GLOBAL

Todos sabemos quiénes son los individuos de conducta desviada o, al menos, así lo creemos.
Dichos individuos son aquellos que se niegan a vivir según las reglas que aceptamos la
mayoría. Son delincuentes violentos, drogadictos o "vagabundos" que no se adaptan a lo que
la mayoría de las personas definiría como reglas normales de aceptabilidad.
Sin embargo, las cosas no son lo que parecen y ésta es una lección que la sociología
nos enseña a menudo, al instarnos a ir más allá de lo evidente. Como veremos, el concepto
de individuo con conducta desviada no es tan fácil de definir. La vida social humana se rige
por reglas o normas. Nuestras actividades conducirían al caos si no respetáramos unas reglas
que definan, en cada contexto, los comportamientos que son adecuados y los que no lo son.
El orden en las carreteras, por ejemplo, sería imposible si no se condujera siempre por la
derecha (o por la izquierda en países como Gran Bretaña). Se podría pensar que en este caso
no hay individuos...
El estudio del comportamiento desviado.
El estudio del comportamiento desviado es una de las áreas más fascinantes de la sociología,
aunque también una de las más complejas, ya que nos enseña que ninguno de nosotros es tan
normal como podríamos pensar. También nos ayuda a darnos cuenta de que el
comportamiento de ciertas personas, que podría parecemos incomprensible o ajeno, puede
resultar racional cuando comprendemos por qué actúan de esa manera.
El estudio de la desviación, al igual que otras áreas de la sociología, centra nuestra
atención en el poder social, así como en la influencia de la clase social, es decir, las divisiones
entre ricos y pobres. Cuando analizamos la desviación respecto a las leyes o normas sociales,
o la conformidad con las mismas siempre hay que tener en cuenta quién manda. Como
veremos, las normas sociales están muy influidas por las divisiones de poder y de clase.
¿Qué es la desviación? La desviación puede definirse como la falta de conformidad
con una serie de normas dadas, que sí son aceptadas por un número significativo de personas
de una comunidad o sociedad. Ninguna sociedad puede dividirse sin más entre los que se
desvían de las normas y los que las aceptan. Todos transgredimos en alguna circunstancia
reglas de comportamiento generalmente aceptadas. Por ejemplo, puede que hayamos
cometido en alguna ocasión algún robo menor, al llevarnos algo de una tienda sin pagar o
al coger pequeños objetos del trabajo, como cuadernos de notas, para uso particular.
La desviación no sólo se refiere al comportamiento individual sino a las actividades
en grupo. Un ejemplo ilustrativo es: la secta Hare Krishna, un grupo religioso cuyas creencias
y modo de vida son diferente de los de la mayoría de la gente que vive en el Reino Unido. El
grupo lo fundó en los años sesenta Sril Prabhupada, cuando llegó de la India para expandir
la conciencia de Krishna en occidente. Dirigía su mensaje particularmente a jóvenes
consumidores de drogas, proclamando que uno podía "estar colgado todo el día y descubrir
el éxtasis eterno" si seguía sus enseñanzas. Los Hare Krishna se convirtieron en una imagen
familiar, bailando y cantando en las calles, aeropuertos y otros lugares públicos. La mayoría
de la población los toleraba, aunque sus creencias les parecieran excéntricas.

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¿Qué es una norma y una sanción? Sanción es cualquier tipo de reacción por parte
de los demás ante el comportamiento de un individuo o grupo con el fin de garantizar que se
cumpla una determinada norma. Las sanciones pueden ser positivas (ofrecer recompensas
a la conformidad) o negativas (castigos por un comportamiento no conformista). También
pueden ser formales o informales: las primeras las impone un determinado cuerpo o
institución cuando quiere asegurarse de que se respetan ciertas normas y las segundas son
reacciones menos organizadas, más espontáneas.
Norma: Son leyes establecidas formalmente y elaboradas por los gobiernos para que
sirvan de principios que los ciudadanos deben respetar para que exista una armonía en la
sociedad.
Antecedentes de estudios sobre la delincuencia
Desde un punto de vista biológico se ha intentado explicar el delito y las desviaciones del
ser humano. El criminalista italiano Cesare Lombroso, que trabajó en la década de 1870.
Creía que se podían identificar las clases de delincuentes por la forma del cráneo. Aceptaba
que el aprendizaje social pudiera influir en el desarrollo del comportamiento delictivo pero
creía que la mayor parte de los delincuentes eran degenerados o anormales desde el punto de
vista biológico.
Estas ideas se vieron completamente desacreditadas, pero puntos de vista similares
han aparecido con frecuencia. A la hora de demostrar el carácter hereditario de las tendencias
delictivas también tuvo bastante aceptación el estudio de los árboles genealógicos que, sin
embargo, no demuestran prácticamente nada sobre esta influencia, ya que es imposible
desligar los factores hereditarios de los ambientales.
El punto de vista psicológico
Del mismo modo que las interpretaciones biológicas se basan en tipos físicos, las teorías
psicológicas asocian la delincuencia con ciertas clases de personalidad. Algunos autores han
indicado que en una minoría de individuos se desarrolla una personalidad amoral o
psicopática. Los psicópatas son personas retraídas, sin emociones y que se deleitan en la
violencia por sí misma. Los individuos con rasgos psicopáticos a veces cometen delitos
violentos pero el concepto de psicópata plantea graves problemas. No está del todo claro que
esos rasgos sean inevitablemente delictivos.
Casi todos los estudios de individuos que se creía que tenían rasgos psicopáticos se
han basado en prisioneros condenados, cuya personalidad tiende inevitablemente a
presentarse de forma negativa. Si describimos estos mismos rasgos de forma positiva, el tipo
de personalidad resulta bastante diferente y no parece que haya una razón para pensar que las
personas que pertenezcan a él sean delincuentes de forma inherente.
Los enfoques biológicos y psicológicos pueden identificar algunos rasgos de la
personalidad que, en determinados contextos de aprendizaje y experiencia, predisponen a
determinados individuos a cometer actos delictivos. Por ejemplo, aquellos que tienen rasgos
denominados generalmente psicopáticos puede que estén más ampliamente representados
entre ciertas categorías de delincuentes violentos que entre el conjunto de la población. Por

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otro lado, quizá estén sobrerrepresentados entre los que han cometido actos de heroísmo
extremo o participado en actividades arriesgadas.
¿Qué grado de delincuencia existe y cuáles son sus manifestaciones más frecuentes?
Para responder a estas preguntas podemos empezar por revisar las estadísticas oficiales. Al
publicarse éstas regularmente, no debería existir ningún problema en calcular las tasas de
delincuencia, pero esta suposición es del todo errónea. Las estadísticas de crimen y
delincuencia son probablemente las menos fiables de todas las cifras oficiales que se publican
sobre cuestiones sociales. La principal limitación de este tipo de estadísticas oficiales es que
sólo incluyen delitos registrados por la policía.
Existe una larga cadena de decisiones problemáticas entre un posible delito y su
registro por la policía. La mayoría de los delitos, especialmente los pequeños hurtos, nunca
se denuncian. La gente diverge en su capacidad para reconocer los delitos y su voluntad de
denunciarlos. De aquellos que llegan a oídos de la policía, una proporción no se refleja en las
estadísticas porque los agentes, por ejemplo, pueden recelar de la validez de una información
que llega a sus manos sobre un supuesto delito.
Los sondeos calculan que más de la mitad de los delitos importantes, incluidos la
violación, el robo y la agresión grave, no se denuncian a la policía. La oficina del censo de
los Estados Unidos (Bureau of the Census) viene entrevistando desde 1973 a personas dentro
de una muestra aleatoria de 60.000 hogares, para ver cuántas han sido víctimas de algún
delito durante los seis meses anteriores. Esta investigación, que recibe el nombre de National
Crime Survey (Encuesta nacional sobre delincuencia), ha confirmado que muchos delitos
graves no se denuncian.
Los que más se denuncian son los robos en comercios (86%) y los que menos los que
se registran en hogares y cuyas pérdidas están valoradas en menos de 50 dólares (15%). Hasta
las Encuestas británicas sobre delincuencia (British Crime Surveys, BCS) de 1982 y 1984 no
existía en el Reino Unido una cifra oficial de delitos no denunciados. Según las BCS, las
pautas de falta de denuncia de los delitos en Gran Bretaña se asemejan enormemente a las
que reflejan los datos estadounidenses.
El homicidio
Las tasas de homicidios (asesinatos) son probablemente las más precisas de todas las
estadísticas sobre delincuencia. Pero aquí también existen problemas. Para que una muerte
se clasifique como asesinato tiene que saberse que ha ocurrido. Por regla general, esto
significa que hay que encontrar un cadáver; pocas muertes en las que éste no se encuentre se
clasifican como homicidio. Si el cuerpo aparece, sólo se sospecha que ha habido asesinato
cuando las circunstancias indican que la muerte se ha producido por causas "no naturales",
como serias contusiones o laceraciones en el cráneo. Una vez que se acusa a alguien, la
sentencia podría concluir que el acusado fue culpable de homicidio sin premeditación y no
de asesinato.
¿Por qué tantos hombres jóvenes de estas zonas se convierten en delincuentes?
Con frecuencia, los chicos son miembros de bandas desde muy jóvenes, pertenecen a una
subcultura en la que algunos delitos constituyen una forma de vida. Una vez que las
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autoridades etiquetan a los miembros de las bandas como delincuentes, éstos se embarcan en
actividades delictivas regulares. A pesar de la existencia de bandas de chicas en la actualidad,
estas subculturas son fundamentalmente masculinas y están llenas de valores masculinos
relativos a la aventura, las grandes emociones y la camaradería.
El resultado de todo esto es una espiral de deterioro social como la que se produce
actualmente en las zonas urbanas más empobrecidas. El estudio está en consonancia con otros
trabajos sociológicos recientes acerca de la pobreza, la delincuencia y la ciudad. El índice de
criminalidad entre los hombres jóvenes está muy relacionado con el desempleo. Algunos
autores han señalado que las altas tasas de paro están empezando a crear una nueva categoría
de delincuentes profesionales.
Delitos de los acomodados y poderosos
Aunque constituyen el grueso de la población carcelaria, los miembros de los sectores más
pobres de la sociedad no son los únicos que cometen delitos. Mucha gente rica y poderosa
también delinque, con consecuencias que pueden tener más repercusiones que los a menudo
pequeños delitos de los pobres. A continuación nos ocuparemos de algunas de estas formas
de delincuencia.
Delitos de cuello blanco: El término "delito de cuello blanco" fue acuñado por Edwin
Sutherland (1949) para denominar los delitos que cometen los que pertenecen a los sectores
más acomodados de la sociedad. El término abarca muchos tipos distintos de actividades
delictivas, incluidos los fraudes fiscales, las prácticas ilegales de venta, los seguros y fraudes
mobiliarios, desfalcos, la manufactura o venta de productos peligrosos y la contaminación
ambiental por encima de los límites permitidos, así como el puro y simple robo.
El alcance de los delitos de cuello blanco es incluso más difícil de calibrar que el del
resto de los delitos; muchas de sus manifestaciones ni siquiera aparecen en las estadísticas
oficiales. Podemos distinguir entre delitos de cuello blanco y delitos de los poderosos. Los
primeros conllevan normalmente la utilización de una posición profesional o de clase media
para realizar actividades ilegales, mientras que los segundos son aquellos en los que la
autoridad que confiere una posición es utilizada con fines delictivos; como cuando un
funcionario acepta un soborno para favorecer una determinada política.
Crímenes de Estado: Los estados han cometido algunos de los delitos más
despreciables de la historia, incluyendo la destrucción de pueblos enteros, los bombardeos
masivos indiscriminados, el holocausto nazi y los campos de concentración de Stalin.
Conclusión:
La conducta desviada la constituyen las acciones que transgreden las normas socialmente
aceptadas. Lo que se considera desviado varía en el tiempo y en el espacio; la conducta
"normal" en un determinado espacio cultural puede ser tachada de "desviada" en otro.
La sociedad aplica sanciones formales o informales para reforzar sus normas. Las leyes son
normas definidas y que defienden los gobiernos, y los delitos son actos que están prohibidos
por dichas leyes.

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