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DIALOGO I
Abuelo: Hace muchos años en la tierra de Judea una estrella vino para
que todos vean, que el niño en Belén, el Salvador del mundo, llegó al
mundo.
Las escrituras también nos hablan que en continente americano, que está
registrada en el Libro de Mormón, que la profecía de Samuel el Lamanita
se cumplió, en la noche del nacimiento de nuestro querido Rey:
NIÑO: SIIIIIII
MENSAJE FINAL
Varios siglos antes del nacimiento de Jesucristo, el profeta Isaías escribió la cosas que
le fueron reveladas acerca de las circunstancias de la venida de Cristo. Una de esas
profecías, que se encuentra en Isaías 9:6, nos brinda, en pocas palabras, valiosa
información sobre el Salvador y la función que desempeña en nuestra vida y en el plan
del Padre Celestial. A continuación se explican algunas de las ideas que se expresan en
este versículo.
Un niño nos es nacido, hijo nos es dado
El Salvador se reveló a Adán, el primer hombre, como el Hijo Unigénito de Dios
(véase Moisés 5:7, 9; 6:52, 57, 59, 62). A partir de entonces, todos los santos profetas
han testificado de la venida del Hijo de Dios en la carne para redimir a Su pueblo
(véase Hechos 10:43; Jacob 4:4).
¿Qué significa el nacimiento de Cristo?
El ángel que anunció el nacimiento del Salvador a los pastores declaró “nuevas de gran
gozo, que serán para todo el pueblo” (Lucas 2:10).
Cuando Nefi tuvo la visión en la que contempló a la virgen María con el niño Jesús en
sus brazos, se sintió conmovido a proclamar “el amor de Dios que se derrama
ampliamente en el corazón de los hijos de los hombres” (1 Nefi 11:22).
El Salvador mismo declaró: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a
su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida
eterna” (Juan 3:16).
El principado estará sobre su hombro
En el
Ha nacido el Salvador
Ha nacido el Salvador
En esta maravillosa época del año, recordamos el mensaje angelical que se dio a los
humildes pastores hace mucho tiempo:
“…No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el
pueblo:
“Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que
alababan a Dios, y decían:
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
(Lucas 2:10–14).
ANTERI
Abuelo: