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1.

Obtiene información del texto oral:


Esta capacidad supone que el niño, a
partir de la escucha activa, recuerde la
información relevante dicha por quien
le habla. Por ejemplo, luego de la visita
del veterinario que nos informó sobre
el cuidado de los animales,
conversamos con los niños para
recordar la información más importante
que nos permita elaborar un mural
informativo, y en este contexto
preguntamos: ¿Qué hacen algunos
perros cuando se sienten mal del
estómago? La respuesta que dé un niño
dará cuenta de la información que ha
recuperado (la rabia). “Los perros
comen pasto para que les ayude la
digestión”
2. Infiere e interpreta información del texto
oral: Esta capacidad supone que el niño
deduzca información, a partir de las
relaciones que establece entre la
información explícita e implícita
(entonación, gestos, movimientos, posturas
de los interlocutores). De esta manera, el
niño va interpretando el sentido del texto a
partir de lo que se dice o se pretende decir.
Por ejemplo, cuando el veterinario dice:
“Los perros muchas veces cuando han
comido algún objeto extraño (restos de
basura, una piedra, etc.) comen hierba y
luego vomitan para limpiar su estómago”.
Uno de los niños comenta “mi perro come
plantas y también vomita” Si le
preguntamos ¿Por qué come plantas? Y
responde: “Para que no le duela su
estómago”, su respuesta es una inferencia.
3. Adecúa, organiza y desarrolla las
ideas de forma coherente y
cohesionada: Esta capacidad supone
que el niño exprese sus ideas en torno a
un tema, aunque en ocasiones puede
salirse del mismo. Además implica que
el niño organice sus textos orales para
que sean progresivamente más
comunicables. Por ejemplo, en el marco
de la visita al veterinario al preguntarles
los niños se expresan con mayor detalle
para que su texto gane en coherencia y
profundidad. Así, comentarán en que
ocasiones el perro se purga con el pasto.
Cuando dice: “Sí, mi perro come pasto
cuando le sacamos a pasear con mi
mamá”
4. Utiliza recursos no verbales y para
verbales de forma estratégica: Esta
capacidad supone que el niño, en la
espontaneidad de su expresión oral,
combine una serie de recursos
expresivos que enriquecen y hacen más
efectiva su comunicación. Los niños
hablan con todo su cuerpo. Por ejemplo
cuando le preguntamos ¿cómo saben
que los perros comen pasto? este se
apoya en gestos y movimientos para dar
una respuesta. Además, se para y hace
que está jalando al perro de su correa
para hacerle pasear para que su oyente
entienda qué quiere decir con ese
movimiento. Lo hace apoyado de gestos
y movimientos para asegurarse que le
entiendan.
Cuando dice: “cuando ve pasto se sienta
a comer y no quiere seguir caminando”.

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