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HORA SANTA CAMINAR DESDE CRISTO

Exposición del Santísimo


Canto eucarístico mientras se expone

“Ser” catequistas requiere amor, amor a Cristo en la Eucaristía cada vez más fuerte.
Señor queremos ser tus testigos, para comunicar tu enseñanza y tu amor.
Concédenos poder cumplir la misión de catequista con humildad y profunda Confianza.
Que la catequesis sea un servicio a los demás, una entrega gozosa a tu Evangelio.
Recuérdanos que la fe que deseamos irradiar la hemos recibido de ti como don gratuito.
Haznos verdaderos educadores de la fe, atentos a la voz de tu Palabra, amigos sinceros de los
demás, especialmente de nuestros compañeros catequistas.
Que sea el Espíritu Santo quien conduzca cada una de nuestras vidas; para que no dejemos
de buscarte amarte.
Señor danos valor para anunciar tu Palabra, se nuestro alimento en nuestro caminar.

Momento de silencio
Canto

En esta hora de adoración Señor queremos estar contigo, hecho misterio y sacramento;
queremos recordar y meditar tus palabras que son una brújula en nuestro caminar.

Oración del catequista


Dios de amor, Creador de todas las cosas,
nos llamas a estar en relación contigo y con los demás.
Te agradezco por llamarme a ser catequista,
por la oportunidad de compartir con los demás
lo que me has dado.
Que todos aquellos con quienes comparto el don de la fe hallen las maneras en que estás
presente en todas las cosas.
Que lleguen a conocerte a ti, el único verdadero Dios, y a Jesucristo, quien has enviado.
Que la gracia del Espíritu Santo guíe mi corazón y mis labios, para que permanezca constante
en mi amor y alabanza por ti.
Que yo sea testigo del Evangelio y ministro de tu verdad. Que todas mis palabras y acciones
reflejen tu amor. Amén.

Momento de silencio
Canto

1
PRIMER MOMENTO

1. Caminar desde Cristo significa tener familiaridad con Él.

Jn 15,1-8
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo
corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Ustedes están ya limpios gracias
a la Palabra que le he anunciado. Permanezcan en mí, como yo en ustedes. Lo mismo que el
sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco ustedes
si no permanecen en mí. Yo soy la vid; ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo
en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no pueden hacer nada. Si alguno no
permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los
echan al fuego y arden. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan
lo que quieran y lo conseguirán. La gloria de mi Padre está en que den mucho fruto, y sean
mis discípulos. Palabra del Señor

Momento de silencio

Reflexión
Jesús insiste sobre esto a sus discípulos en la Última Cena, cuando se apresta a vivir el más
alto don de amor, el sacrificio de la cruz. Jesús usa la imagen de la vid y los sarmientos, y
dice: Permanezcan en mi amor, permanezcan unidos a mí, como el sarmiento está unido a la
vid. Si estamos unidos a Él, podemos dar fruto, y ésta es la familiaridad con Cristo.
¡Permanecer en Jesús! Se trata de permanecer unidos a Él, dentro de Él, con Él, hablando con
Él: permanecer en Jesús.
Para un discípulo, lo primero es estar con el Maestro, escucharle, aprender de él. Y esto vale
siempre, es un camino que dura toda la vida. Decir: “¡Yo tengo el título de catequista!”. Eso
no vale, no tienes nada, has dado un pequeño paso. Ser catequista no es un título, es una
actitud: estar con Él, y dura toda la vida. Se trata de estar en la presencia del Señor, de dejarse
mirar por Él.

Oración del catequista


Señor,
Haz que yo se tu testigo
para comunicar tu enseñanza
y tu amor.

Concédeme poder cumplir


la misión de catequista
con humildad y profunda
confianza.

Que mi catequesis sea un


servicio a los demás
una entrega gozosa y vida de
tu evangelio.
2
Remuérdame continuamente
que la fe que deseo irradiar
la he recibido de ti
como don gratuito.

Hazme verdadero educador de la fe,


atento a la voz de tu palabra,
amigo leal y sincero de los demás,
especialmente de mis compañeros catequistas.

Que sea el Espíritu Santo quien


conduzca mi vida;
para que no deje de buscarte y
predicarte para que no me venza
la pereza y el egoísmo
para combatir la tristeza.

Señor, te sirvo a ti y a la Iglesia


unido a tu Madre María;
que como ella, yo sepa guardar tu
palabra y ponerla al servicio del Mundo. AMEN

Momento de silencio
Canto

SEGUNDO MOMENTO

2. Caminar desde Cristo significa imitarlo en el salir de sí e ir al encuentro del otro.

Juan 15,9-17
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me amó, yo también los he amado
a ustedes; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi
amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Les
he dicho esto, para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea colmado. Este es el
mandamiento mío: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor
amor que el que da su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les
mando. No los llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los
he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se los he dado a conocer. No me
han elegido ustedes a mí, sino que yo los he elegido a ustedes, y los he destinado para que
vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; de modo que todo lo que pidan al Padre en mi
nombre se los conceda. Lo que les mando es que se amen los unos a los otros. Palabra del
Señor

Momento de silencio

3
Reflexión
Caminar desde Cristo significa imitarlo en el salir de sí e ir al encuentro del otro. Ésta es una
experiencia hermosa y un poco paradójica. ¿Por qué? Porque quien pone a Cristo en el centro
de su vida, se descentra. Cuanto más te unes a Jesús y él se convierte en el centro de tu vida,
tanto más te hace Él salir de ti mismo, te descentra y te abre a los demás. Éste es el verdadero
dinamismo del amor, éste es el movimiento de Dios mismo. Dios es el centro, pero siempre
es don de sí, relación, vida que se comunica… Así nos hacemos también nosotros si
permanecemos unidos a Cristo; Él nos hace entrar en esta dinámica del amor. Donde hay
verdadera vida en Cristo, hay apertura al otro, hay salida de sí mismo para ir al encuentro del
otro en nombre de Cristo. Y ésta es la tarea del catequista: salir continuamente de sí por amor,
para dar testimonio de Jesús y hablar de Jesús, predicar a Jesús. Esto es importante porque lo
hace el Señor: es el mismo Señor quien nos apremia a salir. El corazón del catequista vive
siempre este movimiento de «sístole y diástole»: unión con Jesús y encuentro con el otro.
Son las dos cosas: me uno a Jesús y salgo al encuentro con los otros.

Oración del catequista


Señor Jesús:
Aquí me tienes para servirte
y colocar a tus pies la labor en que estoy empeñado.
Tú me escogiste para ser catequista,
anunciador de tu Mensaje a los hermanos.
Me siento muy pequeño e ignorante,
soy a menudo inconstante,}
pero sé que Tú me necesitas.
Gracias por confiar en mí, pequeño servidor tuyo.
Estoy pronto a cumplir esta hermosa tarea
con sencillez y modestia, amor y fe.
Quiero ser instrumento tuyo
para despertar en muchos hermanos:
cariño por tu persona,
confianza en tus promesas,
deseos de seguirte como discípulo.
Bendice día a día mis esfuerzos;
pon tus palabras en mis labios,
y haz que, en comunión con mis hermanos,
pueda colaborar en extender tu Reino.
María, tu que seguiste siempre con fidelidad
las huellas de tu Hijo,
guíanos por ese mismo camino. Amén.

Momento de silencio
Canto

4
Oración del catequista
"¡Señor, cuenta conmigo!"
Señor, nos gustaría sentirte siempre
cercano como un amigo,
para que nuestra tarea de sembradores
nos resulte más fácil.
Nos gustaría quererte y comprenderte
como tus amigos de Betania.
Enséñanos a descubrirte en nuestros hermanos,
porque cada vez que los escuchamos y ayudamos,
realmente te escuchamos y ayudamos a Ti.
Disipa, Señor, nuestros temores,
afianza nuestra decisión de ser catequistas,
fortalece nuestra voluntad,
que oscila entre el sí y el no.
Llena nuestra ignorancia con tu claridad,
nuestro cansancio con tu fortaleza,
nuestro egoísmo con tu amor,
nuestra desilusión con tu esperanza.
Señor, agradezco tu elección
y la confianza que pones en mí.
Con humildad,
pero con alegría y esperanza,
hoy quiero repetirte una vez más:
¡Señor, cuenta conmigo! Amén.

Bendición con el Santísimo

En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado


R.- El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.

Dirijamos nuestra oración a Jesús que es nuestro Maestro y pidámosle que nos enseñe en su
escuela para que aprendamos a imitarle. Digámosle: ENSÉÑANOS, SEÑOR.

 Señor, enséñanos a estar a disposición para ir en búsqueda de los otros.


 Señor, enséñanos a descubrir las aspiraciones y deseos del prójimo.
 Señor, enséñanos a ofrecer voluntariamente nuestra ayuda a aquellos que la necesitan y
están en las periferias
 Señor, enséñanos a servir con amor y generosidad a los pobres.
 Señor, enséñanos a realizar toda la obra catequética con espíritu de caridad y entrega.
 Señor, enséñanos a compartir nuestra vida de fe con los hermanos.
 Señor, enséñanos a profundizar en el misterio eucarístico.
 Señor, enséñanos a vivir entregados a la misión de la Iglesia.
 Señor, enséñanos a imitar a María, Madre de la Iglesia, en su sí a la voluntad del Padre.

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En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado
R.- El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.

Nos diste Señor el Pan del Cielo


R.- Que contiene en sí todo deleite.

Oremos
Ilumina, Señor, con la luz de la fe nuestros corazones y abrásalos con el fuego de la caridad,
para que adoremos resueltamente en espíritu y en verdad a quien reconocemos en este
Sacramento como nuestro Dios y Señor. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Se procede a la bendición con el Santísimo.


Canto

Alabanzas al Santísimo Sacramento


Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Canto

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