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los envases.
Universidad Pontificia Bolivariana
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Unidimensionales: Nanorecubrimientos
Bidimensionales: Nanotubos
Tridimensionales: Nanopartículas
En el campo de los empaques, la nanotecnología está presente en varios campos, siendo
los más importantes hoy en día los siguientes:
Barrera
Los nanomateriales permiten aumentar los niveles de barrera hasta niveles superiores y
con menos capas en las estructuras funcionales, si se les compara con las aplicaciones
tradicionales. Empresas como Color Matrix Corp., Lan Xess y Honeywell, ya ofrecen al
mercado nanomateriales compuestos a base de poliamida y nanoarcillas de
montmorillonita (producida por la empresa Nanocor) que se han usado con éxito en la
industria alimenticia de productos cárnicos y de bebidas gaseosas. La empresa suiza
Sidel, especialista en soluciones de PET para bebidas, ofrece también un
nanorecubrimiento interno de carbón amorfo para sus envases que aumenta la barrera de
estos ante gases como el oxígeno y el dióxido de carbono.
Hidrofobicidad
Un nanorecubrimiento desarrollado por la compañía estadounidense Liquid Glide permite
aplicarse sobre diferentes sustratos como vidrio, plástico o papel, y lograr que las
superficies adquieran la característica de superhidrofobicidad. Una de las aplicaciones más
exitosas hasta ahora de este producto ha sido con la salsa de tomate.
Empaques activos
La reacción controlada del empaque frente a condiciones particulares ha sido la base del
desarrollo de lo que se conoce como soluciones activas. En este campo la nanotecnología
se ha hecho presente con varias opciones. El uso de nanopartículas de plata ha
demostrado ser úitil como mecanismo antibacterial en empaques para productos cárnicos.
El uso de nanopartículas de Dióxido de titanio se aplicó con éxito en el desarrollo de una
tinta que cambia de color cuando está en presencia de oxígeno, indicando la pérdida de
las condiciones de salubridad en productos alimenticios.
El hierro y los óxidos de hierro usados a escala nanométrica, mostró ser una excelente
herramienta para la absorción de oxígeno en empaques para cárnicos. También se han
utilizado nanomateriales reactivos para desarrollar etiquetas activas que indiquen la
presencia de diversos elementos o compuesto químicos dentro del empaque. Por último,
los nanotubos de carbono han sido aplicados con éxito en sistemas de RIF permitiendo
disminuir considerablemente el tamaño de estos mecanismos y aumentando su
confiabilidad y rango de acción.
En conclusión, se puede mencionar que la nanotecnología llegó para quedarse en el
campo de los empaques; y que es solo cuestión de tiempo para que en Colombia puedan
verse aplicaciones que den cuenta de los beneficios del uso de esta tecnología. Además,
es importante mencionar que la Universidad Pontificia Bolivariana, consciente de lo
anterior, ha dispuesto sus capacidades científicas, tecnológicas y académicas para
asociarse tanto con la industria como con el gobierno en el desarrollo de proyectos de
investigación y desarrollo en este tema.
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La
nanotecnología en los empaques contribuye a la durabilidad de los alimentos.
Edwin Moncada,
investigador del Instituto Tecnológico Metropolitano, ITM.
Cada vez más
compañías en el mundo utilizan esta tecnología. / Unimedios
1
Y es que si antes se pensaba que los empaques solo servían para
proteger de agentes externos, la idea ya ha cambiado, o por lo menos así
lo explicó Edwin Moncada, investigador del Instituto Tecnológico
Metropolitano (ITM), uno de los invitados a la celebración del Día del
Químico en la UN en Medellín.
“En una empresa petroquímica en Brasil se desarrollaron tres patentes al
respecto y se utilizaron sistemas en los que al empaque se le colocaron
nanopartículas que ayudan a disminuir el crecimiento microbiológico en el
alimento”, dijo.
Según el investigador, los llamados nanocompósitos (materiales
compuestos por dos o más componentes) presentes en el empaque
permiten la modificación de propiedades mecánicas y térmicas. Esto lleva
a aplicación de material con menor espesura, más resistente, con mayor
barrera y que lleva menor contaminación, menor uso de compuestos a
base de petróleo y mayor durabilidad de los alimentos.
De acuerdo con un informe de Food Nanotechnology, las industrias
realizan altas inversiones en investigaciones en las diversas áreas de las
nanotecnologías enfocadas a la industria alimentaria. “Estas inversiones
pasaron de 2,6 billones de dólares a 7,0 en el 2006, y se espera que para
el 2010 este valor aumente a 20.4”.
“Más de 200 compañías alrededor del mundo están desarrollando
nanomateriales para el uso en embalajes de alimentos y productos
farmacéuticos. Estados Unidos es el principal país en investigación,
seguido por Japón y China. Para el 2010 se pronostica que Asia, con el
50% de la población mundial, será el gran mercado para estos
productos”, dice el informe.
De acuerdo con Moncada, cada vez es más claro el potencial de la
aplicación de la nanotecnología no solo de los empaques sino del
alimento mismo para mejorar propiedades y modificar sustancias.
Aplicación del envasado activo e
inteligente en el sector cárnico
En la última década, una de las industrias que ha mostrado más avances en
términos de innovación es la del envasado, a través de los envases activos e
inteligentes cuyo objetivo es mantener o alargar la vida útil de los alimentos
envasados, sin tener que recurrir al uso de preservantes o aditivos químicos. En
este contexto, los nuevos sistemas de envasado (activos e inteligentes), pueden
desempeñar un papel clave en la comercialización de alimentos con mayores
estándares de calidad.
En los países industrializados, los cambios en el estilo de vida han impulsado la aparición
de nuevas tendencias en el consumo de alimentos. Las principales problemáticas que se
asocian al envasado tradicional de carnes son la exposición al oxígeno, lo cual se da
principalmente en sistemas que no son herméticos; la pérdida de humedad, por la
exudación de la carne; y el desarrollo de olores y sabores indeseados, los cuales se
producen principalmente por la generación de gases volátiles al interior de los envases.
Envase activo
Los materiales y objetos activos se definen en el Reglamento (CE) 450/2009 sobre
materiales y objetos activos e inteligentes destinados a entrar en contacto con alimentos,
como aquellos destinados a prolongar la vida útil o a mantener o mejorar el estado del
alimento envasado.
Así pues, se considera que un envase es activo cuando incorpora de forma deliberada una
sustancia activa que o bien retiene sustancias indeseables del producto o de su entorno.
En Europa existe un claro retraso en la incorporación de estas nuevas tecnologías debido
principalmente a restricciones legislativas, además de la falta de conocimiento por parte
del consumidor de la eficacia de estos sistemas.
El envase activo es una de las soluciones más eficientes contra el desperdicio de
alimentación tanto para la industria como para el consumidor, ya que puede extender la
vida útil de los alimentos el doble de tiempo, permitiendo que productos perecederos
tengan una distribución geográfica y comercialización mucho más amplia.
El límite de la vida útil de la mayor parte de los alimentos envasados en estas atmósferas
protectoras viene determinado entonces por la intensidad de los procesos oxidativos. Las
reacciones de oxidación ejercen una influencia decisiva en el deterioro de sus propiedades
sensoriales (color, olor, sabor, etc.). Por otra parte, la luz (en particular la radiación
ultravioleta) es un fuerte activador de la oxidación. Así, la vida comercial de los alimentos
envasados con materiales plásticos transparentes está limitada por la aparición de colores,
olores y sabores desagradables, relacionada con los fenómenos oxidativos.
El objetivo del envasado activo es incrementar la vida útil de los alimentos y mantener o
potenciar sus propiedades organolépticas. Para ello se liberan sustancias beneficiosas
(antimicrobianos, antioxidantes, aromas) y/o se eliminan compuestos indeseables
(oxígeno, etileno, olores) del producto envasado o de su entorno.
Algunas de las ventajas que ofrecen los envases activos son:
Las carnes frescas, en especial las denominadas rojas, son un ejemplo típico de este
comportamiento. En efecto, la necesidad de incorporar oxígeno a la mezcla de gases de
envasado para mantener el color rojo brillante propio de la carne fresca da lugar a que las
condiciones sean fuertemente oxidantes. Lo mismo es aplicable a los productos
elaborados a base de carnes frescas picadas, tales como hamburguesas, albóndigas,
salchichas, etc. El deterioro se ve acelerado en el caso de los productos elaborados,
puesto que la mayor manipulación a que se ven sometidos incrementa notablemente su
población microbiana y el contacto con el oxígeno.
Una alternativa cada día más reconocida como base de los nuevos sistemas de envasado
activo es la introducción del elemento activo formando parte de la propia estructura del
envase a través de varios procesos como por ejemplo incorporarlos como casting,
extrusión y funcionalización de superficies. De esta forma, el agente activo puede ser
liberado en el alimento, actuando de forma positiva a través del espacio de cabeza del
envase, o bien por contacto directo, con el fin de interactuar con el alimento y, por tanto,
alargar su vida comercial logrando además un alimento más seguro.
La introducción del elemento activo como parte de la propia estructura del envase es una tecnología en
expansión.
Además cabe destacar que esta nueva tecnología de envasado activo muestra una clara
tendencia al empleo de agentes activos de origen natural, lo cual aumenta las
posibilidades de aceptación por parte de los consumidores finales. Un ejemplo de esta
tendencia es la gran cantidad de estudios que actualmente se están llevando con
compuestos con diferente actividad antimicrobiana.
A la hora de aplicar este tipo de envasado activo deben de tenerse en cuenta una serie de
factores como:
Envases Inteligentes
Los envases inteligentes, los cuales son definidos por el Reglamento (CE) 450/2009 como
aquellos que controlan el estado de los alimentos envasados o de su entorno, presentan
entre sus funciones detectar, grabar, memorizar, trazar, comunicar y aplicar la lógica
científica para facilitar la toma de decisiones, extender y/o garantizar la vida útil de los
productos, aumentar la seguridad, mejorar la calidad, suministrar información y advertir
sobre posibles problemas. Por tanto, un envase es inteligente si es capaz de controlar el
producto a lo largo de la cadena de suministro, dar información de las condiciones internas
o externas a él y comunicarse con los usuarios.
Los dispositivos que se insertan en los envases para dotarlos de nuevas funciones
‘inteligentes’ se pueden clasificar en dos grupos bien diferenciados, los que indican
mediante un cambio de color, los cuales son dispositivos indicadores y se emplean para
monitorizar las condiciones ambientales externas y advertir en caso de que sea necesario,
y los que transportan datos, como por ejemplo los dispositivos de identificación por radio
frecuencia (RFID) gracias a los cuales se pueden detectar e identificar elementos sin
necesidad de que exista contacto visual directo, marcando una clara diferencia frente al
código de barras. Uno de los dispositivos indicadores más empleados en la actualidad son
los indicadores tiempo-temperatura (TTis).
Estos indicadores informan de forma medible sobre la relación entre temperatura a la que
ha sido expuesto el producto y el tiempo que ha durado la exposición. En la actualidad se
han desarrollado y patentado una gran cantidad de TTis. Normalmente, los indicadores
comerciales existentes son aplicados en los envases en forma de etiqueta, pero existen
estudios e investigaciones dirigidos a optimizar su aplicación mediante la impresión directa
en el material de envase. Por otro lado, dentro de los envases inteligentes se encuentran
los indicadores de frescura, los cuales indican la calidad y vida útil del producto en función
de la concentración de metabolitos que hay en el espacio de cabeza de los envases.
uente: Universidad Nacional de Irlanda. Pasado, presente y futuro de los envases activos e inteligentes
para carnes.
Conclusiones
La aplicación en el sector cárnico de envases activos e inteligentes permite:
"El método de hisopo de prueba actual utilizada para la contaminaci´n de alimentos requiere de personal
y equipos especializados y tarda mucho tiempo para obtener los resultados", explicó Dominic Sauvageau
de la Universidad de Alberta. "Con los materiales inteligentes, los proveedores de alimentos e incluso los
consumidores al instante podrá ver si un producto ha sido contaminado con sólo mirar el color de los
envases".
El proyecto consiste en el desarrollo y combinación de tres tecnologías: la de polímeros sensibles a
estímulos que compone el material inteligente, el sistema de detección biológica y microbiología de
alimentos. El equipo de investigación ha estado trabajando durante los últimos dos años en estas
tecnologías. Ellos han estado programando el material a cambiar de color en la presencia de bacterias
que causan enfermedades como E. coli, Salmonella o Listeria, y en respuesta a los cambios de
temperatura. El material responde cambiando de azul a blanco, o de claro a nublado.
"En Europa hay etiquetas que detectan los cambios de temperatura, pero la temperatura es sólo un
indicador indirecto de deterioro de los alimentos. La diferencia clave con nuestros materiales inteligentes
es que va a ser capaz de indicar directamente la presencia de agentes patógenos y ayudan a mostrar
exactamente dónde se produjo en la cadena de suministro", explicó Elías.
Los investigadores también han tenido la precaución de utilizar productos químicos y materiales no
dañinos debido a que el material tiene que estar en contacto con los alimentos para detectar agentes
patógenos. Esto ayudará a acelerar el proceso de tener su nuevo material aprobado para el envasado de
alimentos. El equipo ahora está esperando la aprobación de la patente de su tecnología y la aceptación
de su informe en una revista científica.
"La tecnología está en constante evolución, por lo que hay espacio para la mejora constante y aplicaciones
alternativas, dijo Elías. "Estas etiquetas inteligentes tienen el potencial de convertirse en un estándar
industrial para la seguridad alimentaria", añadió.
Fuente: Énfasis Alimentación
En los países industrializados, los cambios en el estilo de vida han impulsado la aparición de
nuevas tendencias en el consumo de alimentos. Según los datos recogidos en el Panel de
Consumo Alimentario 2006, publicado recientemente por el Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación, en España se están registrando importantes modificaciones en el tipo de hogares
y en su composición: más hogares con adultos mayores de 50 años, más personas viviendo solas
y más hogares sin niños. Asimismo, y como se recoge en el estudio, conviene hacer una especial
mención a los dos principales factores que rigen la elección de alimentos por parte del
consumidor: (1) que el alimento resulte saludable y, (2) de fácil preparación.
En respuesta a estos cambios en los hábitos de consumo, la industria agroalimentaria ha
desarrollado nuevas tecnologías de producción y conservación de los alimentos que
garantizando su calidad higiénico-sanitaria permitan la prolongación de su vida útil. En este
contexto, los nuevos sistemas de envasado (activos, inteligentes y comestibles) están llamados
a desempeñar un papel clave en la comercialización de alimentos con mayores estándares de
calidad.
El envasado activo incorpora sustancias que interactúan
con el alimento y/o con el ambiente que le rodea para
mejorar su conservación. En noviembre de 2004 se
promulgó una nueva reglamentación europea sobre los
materiales y objetos destinados a entrar en contacto con
los alimentos (Reglamento Nº 1935/2004 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de octubre de
2004, sobre los materiales y objetos destinados a entrar
en contacto con alimentos, DOCE, 13 de noviembre de
2004) que define por primera vez los materiales y
objetos activos como los destinados a ampliar el tiempo
de conservación, o a mantener o mejorar el estado de los
alimentos envasados, y que están diseñados para
incorporar deliberadamente componentes que
El envasado activo consiste en la adición de una
transmitan sustancias a los alimentos envasados o al
sustancia activa al material del envasado,
mejorando de esta forma la funcionalidad del
entorno de éstos o que absorban sustancias de los
envase. En el caso del envasado antimicrobiano se alimentos envasados o del entorno de éstos.
consigue minimizar o evitar la contaminación
Algunos de los sistemas que se pueden utilizar para que
superficial de los alimentos, de ahí el interés de su
el envasado resulte activo son: agentes que captan
aplicación en los productos cárnicos listos para el
oxígeno, compuestos que absorben la humedad,
consumo. (1: Saquitos absorbedores de oxígeno; 2:
Almohadillas absorbedoras de humedad; 3:controladores de aroma y olor, agentes
Polímero.El material intermedio tiene unantivaho, antimicrobianos, etc. En algunos casos, los
componente activo) reactivos o compuestos químicos implicados en la
producción o eliminación de gases se incluyen en una
etiqueta situada en la superficie interna del envase. En otros, se introducen dentro del envase
en pequeñas bolsas fabricadas con materiales permeables. Otra posibilidad es incorporarlos en
películas poliméricas o en adhesivos, tintas, etc., formando parte de los materiales de envasado
multicapa. De esta manera se elimina la percepción negativa que tienen algunos consumidores
sobre la presencia de “objetos extraños” en contacto con el alimento mientras se consigue un
envase que interactúa con el alimento de forma positiva. Un aspecto interesante del nuevo
reglamento que regula los materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos
es el que establece, por ejemplo, que los materiales y objetos activos en contacto con los
alimentos no deben liberar o absorber sustancias como aldehídos o aminas con objeto de
disimular un deterioro incipiente de los alimentos.
El envase inteligente es un envase capaz de efectuar una
función inteligente como detectar, mostrar, registrar o
comunicar una información sobre el estado del alimento
envasado o el entorno de éste. El envase inteligente
implica siempre el sistema completo
alimento/envase/entorno, de forma que el envase
analiza el sistema, procesa la información y la presenta,
sin ejercer generalmente ninguna acción. Por el
contrario, el envase activo realiza la acción. Ambas
funciones pueden ser complementarias y no
excluyentes. Hay dos formas básicas de envases
inteligentes: a) sistemas portadores de datos-etiquetas
El envasado inteligente es el que aporta de códigos de barras o placas de identificación por
información sobre la calidad del producto o sobre lo radiofrecuencia que se usan para almacenar o transmitir
ocurrido durante su almacenamiento, transporte o datos y b) indicadores de incidencias en el envasado
distribución. (1: Ageless Eye by Mishubishi Gas como indicadores de tiempo/temperatura, indicadores
Chemical, Japan; 2: Monitor Mark by 3M Packaging de gases o biosensores que permiten el control del
System, UK; 3: Lifelines Fresh-Check by Lifelines medio y del producto envasado.
Tecnology, USA)
Los indicadores de temperatura suelen ser etiquetas
adheridas en los envases que cambian de color cuando se producen variaciones de temperatura
en el almacenamiento y transporte del producto. Si la cadena de frío no sufre variaciones, las
etiquetas permanecen inalteradas. Otros indicadores reaccionan ante la proliferación de
microorganismos en el alimento envasado. Estos dispositivos se activan cuando la
concentración de patógenos supera un determinado valor que representa un riesgo para la
salud.
Los recubrimientos comestibles se utilizan en una amplia gama de productos alimenticios tales
como frutas y hortalizas, carnes, pescados, productos de panadería y repostería, productos
lácteos, frutos secos, etc., con el fin de preservar sus características y prolongar su vida útil. Se
trata de películas biodegradables que se adhieren a la superficie del alimento creando una
microatmósfera pobre en oxígeno. Las propiedades barrera de los recubrimientos comestibles
dependen de los compuestos empleados en su fabricación. Los más frecuentes son
polisacáridos, lípidos y proteínas o sus combinaciones. En general, ofrecen protección frente a
los gases y la humedad, evitan la pérdida de aromas y la deshidratación de los productos y, en
muchos casos, mejoran su textura y apariencia.
Las películas comestibles no sólo forman una cobertura, sino que pueden ser el soporte de los
agentes antimicrobianos precisos para la conservación de los alimentos. La nisina incorporada
en películas fabricadas a partir del almidón de tapioca y glicerol permite obtener una gelatina
que envuelve al alimento y contribuye a su bioseguridad.
La aplicación de todos estos nuevos sistemas de envasado es creciente en todos los países
desarrollados como lo muestra el gráfico donde se observa la expansión prevista para el año
2008.
BIBLIOGRAFÍA
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visión de futuro. Eurocarne, 137, 45-54.
García , E., Gago, L. y Fernández, J.L. (2005). Tecnologías de envasado en atmóferas protectoras.
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De Jong, A.R., Boumas, H., Slaghek, t., Van Veen, J, Rijk, R. Y Van Zandvoort, M. (2005). Active
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Reglamento (CE) Nº 1935/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de octubre de
2004, sobre los materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos. (DOCE, 13
de noviembre de 2004).
Catalá, R. y Gavara, R. (2006). La innovación tecnológica en los envases para alimentos.
Eurocarne, 145, 49-58
El envase inteligente de
nuestros días
Por Hispack – Salón Internacional del Embalaje
Nota relacionada
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Inseguridad social y su influencia en el packaging
Poliestireno expandido, más allá de promesas ecológicas
Nadie lo notará, pero, protegidos por el frío del frigorífico, los envases del futuro no
se limitarán a esperar el momento de pasar de la nevera al comedor y de ahí a la
basura. Tendrán otras tareas antes de ser reciclados: alargarán la vida de los
productos frescos, nos avisarán si el filete se está caducando, o evitarán que un
virus pueda contaminar nuestras verduras. Todo eso pasará dentro de nuestra
nevera muy pronto. De hecho, algunos de estos envases inteligentes o activos ya
están en el mercado, aunque la mayoría en Estados Unidos y Japón.
José María Lagarón, vicepresidente de la Sociedad de Ingenieros del Plástico y
investigador del CSIC, es optimista: “en un año tendremos estos envases en
nuestras neveras”. Y es que, a pesar de la crisis, apunta, “el coste de esta nueva
tecnología se verá altamente compensado por la reducción de pérdidas que se
conseguirá alargando la vida de los productos frescos”.
Tampoco duda de la inmediata llegada de los packs inteligentes Núria Herranz,
responsable de Sistemas Inteligentes Avanzados de ITENE (Instituto Tecnológico
de Embalaje).
“Ya son una realidad, pero se está investigando en desarrollos de bajo coste para
que su aplicación generalizada pueda llegar en el corto plazo”, indicó.
Envases activos.
2. Películas biodegradables y recubrimientos comestibles. Ofrecen una barrera entre el
alimento y su entorno y crea una protección contra los efectos no deseados como
microorganismos. Este tipo de películas tienen capacidad para descomponerse a través de la
acción de los organismos vivos, y se perciben como más respetuosos con el medio ambiente. En
cuanto a los recubrimientos comestibles, estos se aplican a muchos productos alimenticios
para controlar la transferencia de humedad para mejorar la seguridad y preservar la
calidad nutricional y sensorial. También se usan para mejorar el aspecto, olor y sabor y vida
útil. Una de las principales particularidades es que son aptos para el consumo.
El procesado de alimentos por altas presiones hidrostáticas (hasta 600 MPa) es una novedosa tecnología
que está siendo adoptada por la industria alimentaria principalmente con la finalidad de garantizar la
seguridad alimentaria sin comprometer la frescura y calidad nutricional de los alimentos.
Por otra parte, un instituto alemán ha avanzado en la esterilización por plasma de microondas;
combinando los efectos esterilizadores de los rayos UV con los radicales oxidantes producidos por el
plasma obtienen una mayor eficiencia en la inactivación de microoganismos patógenos.
3. Campos eléctricos pulsados (PEF) y aplicación de CO2 a alta presión para la conservación de
hierbas y especias.
El aumento de la demanda por parte de los consumidores de productos frescos y naturales obliga a los
fabricantes de alimentos a investigar los procesos de conservación más suaves y estimular la tendencia
actual de utilizar tecnologías alternativas. Puesto que las tecnologías convencionales son efectivas en
cuanto a la inactivación microbiana pero, en la mayoría de los casos, son procesos agresivos que
pueden generar una pérdida de las propiedades sensoriales de los alimentos.
Esquema de una planta de tratamiento de pulsos eléctricos de alta intensidad de campo.
Según un reciente estudio publicado por la Universidad de Salerno (Italia) la combinación de campos
eléctricos pulsados (PEF) y la aplicación de CO2 a alta presión (HCPD) es capaz de inducir
la inactivación microbiana en condiciones de tratamiento suaves y a temperatura ambiente, lo que
sugiere la idea de que este proceso podría aplicarse a alimentos con componentes sensibles a su
temperatura (termosensibles), sin perder las propiedades sensoriales de los alimentos.
De hecho, estas tecnologías son dos de los métodos de procesado no térmico más prometedores. Han
ganado un creciente interés en las últimas dos décadas, ya que pueden proporcionar la pasteurización en
frío de alimentos líquidos con un mínimo impacto en las propiedades nutricionales y organolépticas
del alimento.