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Alfredo José Delgado Bravo nace en Monsefú en 1924.

Es hijo de don Alfredo Delgado


Llontop y doña Carmen Bravo. La calle de la estación, el centro escolar “Diego Ferre” y
la escuela de Miss Hasewood son testigos de su infancia. También la caleta Santa Rosa,
donde la profesora Carmen Bravo ejerce por aquellos años la docencia.
De esta etapa, Alfredo suele recordar la impronta que deja en su espíritu el contacto
asiduo con la sagrada escritura, que le inculcara su maestra Hasewood. Este hecho se
trasluce en su obra, rica en giros y metáforas de inconfundible procedencia bíblica. La
adolescencia del futuro poeta transcurre en el Colegio San José.
Su doble vocación literaria y docente to conduce a Lima. La dictadura interrumpe su
carrera, pero no doblega su voluntad. Entre tanto, su permanencia en San Marcos lo
vincula con los poetas y narradores de la generación del cincuenta.
Se reúnen en el Patio de Letras de San Marcos: Alberto Escobar, Washington Delgado,
Pablo Guevara, Carlos Eduardo Zavaleta, Francisco Bendezú, Alfredo Delgado, Edgard
Pérez Luna, entre otros. La tertulia mezcla declaraciones antitotalitarias con
traducciones de Eluard. Breton, Rilke, Valery, Ungaretti, Eliot, Aragon. Se lee y discute a
Vallejo, Aleixandre, Lorca. Eguren, Juan Ramon, Alberti. Se menciona a Sologuren,
Eielson, Westphalen, Moro,Xavier Abril.
En 1952 se funda la revista Letras Peruanas, vocero literario del grupo, y el director de
la misma, Jorge Puccinelli, su mentor oficioso. Aparecen los primeros poemarios: Los
ríos de la noche de Leopoldo chariarse, Cartones del cielo y de la tierra de Alberto
Escobar, Formas de Ia ausencia de Washington Delgado.
Entre tanto, transformaciones en la política obligan a Alfredo a viajar a chincha y luego
retorna a Chiclayo. Contrae nupcias con Alicia Elías y se dedica a la docencia. Años
después (1961), cuando yo me inicio en la docencia en el Colegio San José, tengo ocasión
de conocer a Alfredo Delgado, quien ya había ganado tres galardones literarios en 1958,
1959 y 1960. Interesado en conocer su poesía que hasta entonces permanecía inédita,
le solicito acceso a la misma y Alfredo me presta los originales de ocho poemarios: La
Casa Ruana (1953), Las Horas Naturales (1958), Historia íntima de la tierra y el mar
(1959, titulo posterior: canto labriego junto al mar), País llamado esperanza (1959), La
Raíz Eterna (1960), Dunadal (1961), Aldea junto al cosmos (1961), titulo posterior:
cosmonsefu). La lectura de los mismos me convence de la extraordinaria calidad creativa
de Delgado Bravo, cuyos versos nos muestran una gran intensidad expresiva. Y con el
estudio de la misma, iniciamos el análisis de la poesía lambayecana. Este primer trabajo
de crítica de autores nuestros aparece en El Sanjosefino que circula en 1963 (aunque
fichado en 1962). Se titula Breve cala en la poesía de Alfredo Delgado.
En años posteriores Alfredo Delgado sigue recibiendo galardones en diferentes
certámenes. En 1982, escribe para todos los mundos, poemario también premiado
como todos los anteriores. Pero hasta hoy la mayor parte de su obra poética permanece
inédita.
En 1968 el Concejo Provincial edita su poemario Las Horas Naturales. En 1974 gana el
concurso para la letra del Himno a Chiclayo y ese mismo año publica Testigos de cargo,
quinta estancia de su poemario, País llamado esperanza (premiado en el centenario del
colegio San José). En los prólogos de los libros mencionados damos testimonio de
nuestra admiración por la versatilidad de este creador literario que maneja con igual
destreza paradigmas poéticos de índole bastante disímil.
Alfredo incursiona también, con talento, en otros géneros. Ha publicado estudios
críticos sobre la poesía de Vallejo (Los Móviles Existenciales de Trilce, 1986), de José Lora
y Lora (La poesía de Jelil, 1995) y de Valderomar en 1966 (Biocronía y ucronía en
Valderomar publicado en Cuadernos Chiclayanos, con el título El tiempo en
Valderomar). Tiene un trabajo inédito sobre José María Eguren, ponencia que sustentara
en 1972 en un evento literario organizado en la UNPRG por el autor.
Entre los trabajos inéditos de Alfredo Delgado figuran también piezas de arte dramático
como: Amar es juego de azar, El hombre de circunstancias, El espejo, Los sueños vienen
del mar.
Las antinomias en la poesía de Alfredo Delgado Bravo. - En la obra poética de Alfredo
se da la alternancia de tendencias estéticas y temáticas a menudo consideradas
antagónicas; pero que en nuestro autor convergen testimonian su espíritu abierto a
todas las corrientes literarias y a todas las motivaciones que dinamizan el arte.
Esteticismo y compromiso, así como lo universal y lo narrativo se dan cita en sus predios.
Si algunos de sus libros muestran al inspirado orfebre de exquisitos sonetos, que modula
un canto intimista o un aliento telúrico; otros recogen el cuadro lacerante de un pueblo
agobiado por la pobreza extrema y el hambre. Si de unos versos fluye la suave música
horadante que cala en los más íntimos recintos de la condición humana; de otro
emergen, convulsas, las voces encendidas de la protesta social.
Visión panorámica de su poesía inédita. - La Casa Ruana, de tenue sabor vallejiano, canta
la fusión del ser íntimo del hombre y el ser íntimo de las cosas, y, asimismo, la búsqueda
de lo trascendente (Dios, la verdad) a través del amor.
Historia íntima de la tierra y el mar es un tierno canto al terruño y al entorno de la
infancia. Libro de vigoroso impacto telúrico.
La Raíz Eterna (escrito en 1960, año del deceso de doña Carmen Bravo, madre del poeta)
es un verdadero álbum de reminiscencias infantiles. Desfilan, en rápida sucesión, el
taller paterno de carpintería, el temido corral de la casa, un altillo donde moran "los
tiempos". la calle natal, la escuela, la "huaca de manteca" (frecuentada por "duendes y
malas parejas"), el mar y una hermosa noche navideña en la que Miss Hasewood le
asigno el papel del Rey Mago Baltazar.
Se inicia con los versos optimistas de Poética, cuyo acento nos recuerda a Whitman.
Pero los últimos poemas nos dan esa sensación de solemnidad, de tragedia y de misterio
que nos impone la muerte. Aluden a seres amados ya desaparecidos. Uno evoca "el
dulce calor amarillo" de Ia lámpara que encendía mamá otro evoca el crochet de la
abuela. Y termina con una elegía a la muerte de su madre, una remembranza de amigos
"que se han ido" y un "Réquiem" al propio poeta.
Este poemario, escrito en las cuartetas del romancero, se ubica en una tónica que tiene
rica tradición en la poesía peruana - el retorno a las vivencias de la infancia: desde
Eguren hasta el Romualdo de La torre de los alucinados, pasando por Valderomar y
Vallejo. A este libro inédito pertenece el poema Símbolo
Mi vestido marinero,

¿ dónde, Madre, hoy estará,

ése que tú me tejiste

con las espumas del mar.

Ese mismo que tenía


Solapas de pleamar,
botonadura de Yuyos,
Corbata y puños de sal?

¡Cuántas veces yo lo usara,


cómo se placía el mar!
¡Qué júbilo el de las horas
al verme con el jugar!
Mi vestido marinero
contigo, Madre, ha de estar
Para ti pescando estrellas
en el mar del mas allá.

Las Horas Naturales. - Con el título La primavera tiene tres equinoccios, obtuvo el Primer
Puesto en los Juegos Florales convocados por la Escuela Normal de Mujeres "Sagrado
Corazón de Jesús" y es el único de sus poemarios que ha sido publicado completo.
Comprende 36 sonetos, distribuidos simétricamente en tres estancias, tituladas: Horario
de la sombra, Horario de la niebla, Horario de la luz.
El libro describe, en efecto, el tránsito de las tinieblas a la luz. En las primeras estancias,
el yo poético está sumido en la contemplación de su soledad y su dolor intimó. Pero
luego va descubriendo que hay muchas otras soledades dolorosas, y se proyecta
entonces en amor fraterno hacia todo lo creado. Postula, por ello, su credo cristiano de
amor unánime y de solidaridad, de paz y de justicia, de fe y de libertad.

El libro se inicia con el soneto Cosmo-retrato, donde el poeta perfila una visión de sí mismo. El
primer cuarteto nos presenta al adulto biológico:

Este que ahora soy, estrictamente,

luego de haber crecido desde el suelo

hasta la blanca altura del pañuelo

cuando borda un adiós, cumplidamente.

A partir del segundo cuarteto estamos frente al adulto espiritual psicológico, que ha
incrementado su estatura vivencial, a través de dolorosas experiencias:

Este de magro corazón luciente

con su edad sin memoria bajo el cielo,

con su dolor a cuestas, su desvelo

y una carga de sombras en la frente.

Las alternativas quietud - zozobra, desesperación - sosiego, presentes en toda


experiencia humana, aparecen en el primer terceto:
Este que ha caminado sin descanso

por el mar tempestuoso y el remanso,

conduciendo su propia travesía.


Y este trance cambiante se resuelve en agonía:
Este que de vivir se va muriendo,

a pesar de todo ello, sigue siendo

nada menos que un hombre todavía.

"Agonía" en la doble acepción del vocablo: como antesala de la muerte y como lucha.
Porque el hombre "de vivir se va muriendo". Pero se mantiene en permanente lid contra
el turbión existencial. Y esto, en lugar de aniquilarlo, lo conduce a su más cabal
realización. Este concepto, frecuente en Delgado, se halla más explícito en Lo que
ignoran los suicidas
que una brizna de luz puede matarla,

la más leve presión encadenarla

y un aroma dejarla mal herida.

Agónica y fatal -desde nacida-

puede un dolor, no obstante, modelarla,

conferirle belleza en acto y parla,

toda muerte dejando trascendida.

Mas nadie llega a tal aventuranza,

si antes no la ha perdido, paso a paso,

junto con el amor y la esperanza.

Porque la vida suele -de rechazo –

unir lo fugitivo de la danza

con la lenta agonía del ocaso.

La vida frágil ante diversas contingencias, es susceptible, sin embargo, de ser modelada,
embellecida por el dolor. El hombre entonces se trasciende a sí mismo, se perfecciona
para la eternidad. Y puede, desde el meollo de su quebrantamiento, exclamar como San
Pablo: ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
El tiempo cíclico en Las Horas Naturales.- La variada contradictoria temática del libro -
vida, muerte, dolor, amor, desesperanza, fe, mujer, ausencia, soledad, solidaridad-
genera un ritmo interno de cambiante intensidad. En contraste con esta dinámica de la
estructura interna, la fisonomía externa asume una apariencia reiterativa, uniforme o
cíclica. Contribuyen a esto último: la simetría de las estancias, con doce sonetos cada
una como los meses del año: el uso exclusivo del soneto como envase estrófico de los
más variados temas: la predilección por la construcción paralelistica.
Esta antinomia entre las fluctuaciones del ritmo interno es la tónica reiterativa del ritmo
exterior, objetiva una visión circular del tiempo.
Porque el poeta se propone -ya lo anuncia el título del libro- hablarnos del tiempo o,
más precisamente, de su lucha y su victoria contra el tiempo. Si esto se insinúa en los
poemas ya citados, se percibe nítidamente en otros sonetos. Por ejemplo, en Lluvia
dentro de mí nos dice, en el primer cuarteto:
Me está doliendo el tiempo fuertemente,

ferozmente doliendo sin consuelo

en todas partes la mirada, el pelo,

el corazón, los días y la frente.

Y el ultimo tercet() de Nocturna iluminado exclama:


Muera to clue nos maw, to (pie hiere. !Vluera (mien nada espera a nada quiere. Muer('
tambion el tiempa. Muera, muera.
; 1 a rail_
1.•,;1j Isi(in del tiempo como una fuerza que no1/4. ;I ami.11111;111, genera lionda
turbacion en el New, queen, para Comm-m-1;1. k at u-na condition ciclica. El tiempo
deviene, incontemble. todo, arrasandolo todo. Todo menos la fe. la esperanya. Por
poetico quiere aferrarse a la fiction que nos ofrece el decur,,,, de 1:,:, horasnaturales
que cada dia se repiten. El tiempo fluve, per,, 1., 11a,, en circulo : retorna. 0, cuando
menos, tenemos la ilusi6n del return() naturaleza, ciclica por antonomasia como el
universe todo, la\ orec esta ficciOn. Y en cada nueva aurora y en cada nuevo enero,
forjanio quimera de un recomenzar la vida.
La obsesiOn por el tiempo deja huella en todos los estratos del libro. Se advierte la
bitsqueda del tiempo total. El poeta extrae del pasado votes que poblaron la infancia:
reminiscencias de versiculos de la Biblia que aprendiO en la escuela y vocablos
alucinantes, propios de la imaginaciUn de un casabarco, pajaroestrella, nocheaurora.
La reiteration obsesiva del adverbio todavia en los finales de estrofa es trasunto de un
presente que quiere eternizarse, sublimarse por el dolor (como en el poema Lo que
ignoran los suicidas, ya citado): trascenderlo y derrotarlo para siempre, como en Brindi.s
de primavera.-
Alzo la copa de esta sangre en flor, por la vida due en ella hay combatiendo; por el
labriego (pie la va extrayendo del servo de la Berra y del amor
Bebedla tambien todos, sin terror, porque en ella la muerte esto muriendo y el hombre
del futuro amaneciendo totalmente librado del dolor.
totalmente IlOraa0 at' 1 UMW. que el La orientaciOn prospectiva allega voces que nos
dicen esperania. amorje. espiga, lucero, ohms, reclencion. Esto ocurre principaimente'
en la tercera parte, en el "Horario de la luz", estanc la en la poetic() descubre que el
amor fraternal entre todos los hombres es lamejor arena de victoria contra el dolor y
contra la muerte. Este libro se perfila, pues, como un canto del alba, preludio de mejores
dias. Porque la vida del hombre es un constante avisorar el horizonte en espera de una
nueva alborada. Porque cada generaciOn se aferra a una esperanza. Y porque estos
versos, a despecho de las sombras que aqui y alla se encrespan, constituyen, en su
intima entrana. como quiso Dario del suyo, un canto de vida y esperanza. A esta tercera
estancia Alfredo la denomina, con razon, Horario de la Luz, pues esta inspirada en
luminosas profecias biblicas, extraidas deb libro de Isaias, de los Evangelios y del
Apocalipsis. Veamos, a modo de ejemplo, el poema Coralpara catorce voces:

Que los lobos protejan al cordero, Que la gracia del del() reine en ellos, Que la ley no se
cuelgue de los cue/los, Que Ia rama no sea el bosque enter°.
Qzie las almas se abracen a destellos, ue el amor nazca puro y verdadero, Que cada nino
tenga su lucero, Que se cumplan los suehos si son be/los,
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pais llamado esperanza,- De este poemario premiado Cu ei Lentenano Sanjosermo. solo


Sc ha publicado la qtunta estane ia titulath r-critTos de cargo. Aunque este libro recorre
un itinerario (de lo ;,:imista a lo universal) similar al de Las, horas naturales, el acento
recap' aqui, no en lo metatisico, lo telfirico 0 lo amoroso. sine en el tema social. Sobre
todo. en la estancia publicada. En ella desfilan. plasmados con intenso lirismo, el canillita
y el barredor, el campesino dobrero. el maestro el humilde artesano. Todos el los. en el
persistence Ain de su quehacer cotidiano. Todos ellos, en la reiterada agonia de penurias
frustraciones. en un contexto en que el avasal tante poder del diner() relega a la
marginalidad a los trabajadores manuales. a los maestros. a los creadores de arte.
soma: Alfredo Jose Delgado, reiteradas veces laureado durance niedio siglo. es, sin duda.
uno de los maximos valores de las letras lba ecanas.

2.3.4_ MA RIO CASTRO ARENAS

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