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INFECCIÓN DEL TRACTO URINARIO

La Infección del Tracto Urinario (ITU) se define como la invasión, colonización y


multiplicación en la orina de gérmenes patógenos independientemente de su
localización y de la presencia o no de síntomas. Además podemos clasificarlas
según la severidad como Complicada o No Complicada, cuando se detecten o no
alteraciones anatómicas o funcionales en el tracto urinario.

EPIDEMIOLOGIA

Es uno de los procesos infecciosos más comunes en personas de edad avanzada,


y probablemente la infección bacteriana más frecuente.

La prevalencia de bacteriuria aumenta con la edad, y a pesar que en los mayores,


muchas de ellas son asintomáticas, pueden provocar serias infecciones. En las
mujeres de edad media la prevalencia es del 5% y en varones del mismo grupo de
edad, es solo del 0,1%, sin embargo estas cifras se elevan al 20 y 10 %
respectivamente, cuando se pasa de los 65 años.

Las características especiales de los ancianos en aspectos tales como los


cambios en el sistema inmunitario, las enfermedades múltiples y las
modificaciones en los respectivos sistemas urogenitales de hombres y mujeres
mayores, hacen de este cuadro una entidad con importantes diferencias con
relación a otros grupos de edad.

Hay una estrecha relación entre estado funcional y mental, el lugar donde reside y
la prevalencia de bacteriuria, de modo que las ancianas que viven con autonomía
en la comunidad tienen un 11%, pero las que viven en una residencia llegarán al
25%. Algunas series hablan de hasta un 53% de mujeres ancianas
institucionalizadas con presencia de bacteriuria. Lo anterior tiene una clara
relación con factores de riesgo para infección urinaria, tales como accidentes
cerebro vasculares, disminución del estado mental o funcional, cateterización de la
vía urinaria y uso frecuente de antibióticos. La bacteriuria en pacientes ancianos
de residencia y portadores de sondas vesicales, puede llegar al 100%. Sin
embargo se ha observado que muchos pacientes no sondados, dejan de presentar
bacteriuria espontáneamente, tras efectuar cultivos de orina seriados cada 6
meses.
ETIOLOGIA

Gérmenes más frecuentes de observar en las ITU son:

Gramnegativos

 Escherichia coli (>90%)


 Enterobacter sp
 Klebsiella sp
 Proteus mirabilis (cálculos coraliformes)
 Pseudomona sp, citrobacter sp, acinetobacter sp (intrahospitalarios)

Grampositivos

 Streptococcus fecalis (enterococo)


 Staphylococcus aureus y epidermidis.

FACTORES PREDISPONENTES

Generales

Una micción eficiente y frecuente es determinante en prevenir la proliferación de


gérmenes en el tracto urinario. En la mujer se ha determinado que el ascenso de
gérmenes desde el vestíbulo vaginal a la vejiga se favorece por la actividad
sexual, las manipulaciones uretrales y el embarazo.

Bacterianos

Las bacterias capaces de producir ITU, a diferencia de en la flora rectal habitual,


presentan habitualmente pili o fimbrias. Estas tienen una especial afinidad por
receptores celulares (glicoesfingolípidos de membrana). Más aun, la presencia del
pili P es mucho más frecuente en bacterias causantes de pielonefritis aguda que
cistitis aguda.

Factores extrínsecos

Las mujeres con ITU recurrente tienen una mayor capacidad de adherencia
bacteriana a las células vaginales, especialmente a bacterias portadoras del pili P.
A su vez, en el prepucio de neonatos se ha determinado una mayor adherencia a
bacterias portadoras de pili P (esto se ha usado como argumento a favor de la
circuncisión neonatal, de hecho en los bebés circuncidados la incidencia de ITU es
menor).

Factores intrínsecos
Además de los factores generales del huésped en cuanto a su susceptibilidad a
infecciones, factores locales uretrales (divertículos), vesicales (residuo elevado,
uropatía obstructiva, vejiga neurogénica, litiasis, catéteres y cuerpos extraños),
ureterales (litiasis, reflujo, megauréter, alteraciones de la motilidad ureteral) o
renales (litiasis, cuerpos extraños, hidronefrosis) son claramente importantes en
favorecer la proliferación bacteriana.

FISIOPATOLOGIA

Los microorganismos alcanzan el riñón por vía canalicular ascendente,


hematógena o por contigüidad en casos de fístulas desde el intestino o la
vagina .La mayoría de los gérmenes gram negativos alcanzan el tracto urinario por
vía ascendente después de colonizar la región perineal y el introito vaginal en la
mujer y el saco subprepucial en el varón. Las infecciones iatrogénicas secundarias
a sondaje o instrumentación se producen por vía ascendente. Por vía hematógena
llega al riñón el Micobacterium Tuberculoso, Estafilococo Aureus, Candida
Albicans y algunos gram negativos después de bacteriemias. Los factores de
virulencia bacteriana y los dependientes del huésped interactúan y determinan la
susceptibilidad a las ITU. La disminución de los mecanismos de defensa del
huésped ya sea por alteraciones estructurales, funcionales o enfermedades
sistémicas o el ponerse en contacto con microorganismos muy virulentos permiten
que estos colonicen el aparato urinario. El libre flujo de orina, la IgA secretoria, La
proteína Tamm Horsfall, las celulas polinucleares y el ph bajo de la orina son
factores que se oponen a la colonización. Factores de riesgo para ITU Recién
Nacidos y Lactantes Sexo Prepucio Colonización fecal y perineal Malformaciones
del tracto urinario (valva de uretra posterior, malformaciones obstructivas)
Trastornos funcionales vesicales (Mielomeningocele, traumas medulares, vejiga
neuropatica, Reflujo Vesicoureteral) Genéticos (densidad de receptores del
uroepitelio) Estados de inmunodeficiencia Actividad sexual Iatrogénicos (aseo
inadecuado, cateterización)

SIGNOS Y SINTOMAS

Las manifestaciones clínicas varían de acuerdo con la edad del niño. En los recién
nacidos y lactantes los síntomas de pielonefritis son inespecíficos y estos
pacientes pueden presentar fiebre, vómitos, anorexia, diarreas, irritabilidad,
convulsiones e ictericia. El fallo de medro es una expresión frecuente a esta edad.
En los niños mayores la fiebre elevada con escalofríos, dolor abdominal y lumbar,
trastornos digestivos acompañados o no de síntomas urinarios bajos caracterizan
la infección que se extiende al parénquima renal. Las infecciones urinarias bajas
son frecuentes en niñas mayores de dos años y sobretodo en la edad escolar y se
caracteriza por disuria, polaquiuria, urgencia e incontinencia urinaria, enuresis
nocturna así como molestias suprapúbicas. La bacteriuria asintomática es una
forma de presentación sobre todo en niña de edad escolar. Al examen físico
podemos encontrar dolor abdominal o en flancos, una masa palpable que puede
corresponder con riñones aumentados de tamaño, globo vesical o fecaloma en
pacientes constipados. Se impone el examen de los genitales en busca de
malformaciones o signos de orquiepididimitis y la exploración de la región
lumbosacra, la presencia de hoyuelos, lunares de pelos, asimetría del pliegue
interglúteo en esta zona son signos indirectos de anomalías vertebrales y
disfunción vesical.

DIAGNOSTICO

a - Examen de orina y urocultivo.

Del examen de orina interesa en especial el sedimento.

Aunque en la práctica el urocultivo no se realiza en forma sistemática, se


considera que es necesario en determinadas situaciones: IU recurrente o
complicada, IU alta, embarada, sexo masculino, sospecha de germen resistente
(procedente de Casa de Salud, instrumentación previa, administración reciente de
antibióticos). Sirve para conocer el agente causal y su sensibilidad, así como para
saber cual es la epidemiología en el área.

b - Test rápidos de diagnóstico con cinta reactiva: b.1) Detección de nitritos en la


orina. Es positivo cuando en la orina hay bacterias que reducen los nitratos. La
prueba tiene alta especificidad pero poca sensibilidad. b.2) Test de estearasa
leucocitaria. Es menos sensible que el estudio leucocitos en microscópico, pero
resulta una alternativa útil y práctica de detectar piuria. En personas con IU no
complicada tiene una sensibilidad de 75 a 96% y una especificidad de 94 a 98%.

c - Hemocultivos (2), con antibiograma. Practicarlo siempre en IU altas,


especialmente si hay fiebre y chuchos. Hasta en un 40% los resultados pueden
ser positivos.

COMPLICACIONES

Septicemia o shock séptico. Esta complicación se presenta fundamentalmente en


recién nacidos y lactantes.

Daño Renal Permanente. Principalmente después de Pielonefritis y sobre todo en


niños pequeños con malformaciones renales. El retardo en el diagnóstico y por
tanto en la terapéutica especifica contribuye al desarrollo de cicatrices renales.
Hipertensión Arterial Insuficiencia Renal Crónica Litiásis Renal. En pacientes con
infecciones recurrentes por gérmenes que desdoblan la urea y sobre todo si
presentan trastornos obstructivos con estasis de orina.

TRATAMIENTO

Una vez establecido el diagnóstico el niño debe ser tratado con antibiótico de
amplio espectro lo antes posible teniendo en cuenta que el retrazo en el
tratamiento de la pielonefritis lleva al desarrollo de cicatriz renal.

GENERALIDADES:

La Infección del Tracto Urinario es no sólo la infección bacteriana más frecuente,


sino la enfermedad más común del riñón y de las vías urinarias.
INCONTINENCIA URINARIA

La incontinencia urinaria consiste en la pérdida involuntaria de orina. El afectado


tiene una necesidad imperiosa y repentina de orinar pero es incapaz de retener la
orina. Los escapes pueden producirse al estornudar, reír, realizar algún esfuerzo o
ejercicio físico. Supone un problema higiénico, social y psíquico, ya que influye en
la actividad cotidiana del enfermo y reduce su calidad de vida. La incontinencia no
es una enfermedad en sí misma, sino la consecuencia de una alteración en la fase
de llenado vesical que se presenta en numerosas enfermedades.

FISIOPATOLOGÍA

Para que se mantenga la IU, es condición necesaria que la presión intrauretral sea
mayor que la presión intravesical. Así, durante la fase de llenado vesical, la
continencia está asegurada por el músculo liso y estriado de la uretra proximal,
que mantiene una presión más elevada que la existente en la vejiga.

La continencia, es el resultado de una perfecta función y coordinación del tracto


urinario inferior así como de la integridad del sistema nervioso, responsable de su
actividad. Elcontrol voluntario de la micción, supone mecanismos neurológicos de
gran complejidad y aún no perfectamente conocidos del todo. Además,
especialmente en el paciente anciano, deben considerarse otra serie de requisitos
para que se mantenga la continencia urinaria:

 Almacenamiento adecuado en el tracto urinario inferior.


 Vaciamiento adecuado del tracto urinario inferior.
 Motivación suficiente para ser continente.
 Capacidad cognitiva suficiente para percibir el dese miccional.
 Movilidad y destreza suficientes para alcanzar el cuarto de baño.
 No existencia de barreras ambientales que limiten el acceso al cuarto de
baño.

CAUSAS

Puede manifestarse a cualquier edad y en ambos sexos. Sin embargo, es más


frecuente en las mujeres que en los hombres. La incontinencia se produce cuando
la presión dentro de la vejiga es superior a la presión en la uretra. Este trastorno
puede deberse a una hiperactividad del detrusor que, en algunos casos, es
motivada por un problema neurológico; por una alteración del esfínter externo y de
los músculos del suelo pélvico; por el fallo del esfínter interno por relajación
inapropiada o lesión orgánica, o por un daño neuronal.
TIPOS

Incontinencia urinaria de esfuerzo: la pérdida de orina se produce al realizar


cualquier movimiento o actividad física. La risa, el estornudo, el deporte, la carga
de objetos pesado o el mero hecho de ponerse en pie o agacharse puede
provocar escapes de orina que van desde unas gotas hasta un chorro. Afecta a
más de un millón de mujeres. El origen de esta incontinencia se encuentra en la
uretra, que en la mujer es corta y está en la vejiga y en los genitales externos. El
esfuerzo físico, aunque sea leve, provoca un aumento de la presión en el
abdomen y en la vejiga, pero no es transmitida a la uretra, lo que desencadena la
incontinencia. El embarazo y la edad provocan una pérdida de elasticidad y de
tensión en el suelo pélvico, por lo que la vejiga y la uretra caen y sus mecanismos
de continencia sólo son efectivos en reposo. Este tipo de incontinencia no está
asociada a la necesidad de orinar.

Incontinencia urinaria de urgencia:


Consiste en la pérdida involuntaria de orina asociada a una necesidad imperiosa y
repentina de orinar. Por lo tanto, existe una consciencia previa. El origen de esta
incontinencia se encuentra en el detrusor. Se pueden distinguir dos tipos de
incontinencia urinaria de esfuerzo:

 Sensitiva: es provocada por un aumento de los impulsos sensitivos desde


los receptores de tensión/presión que se encuentran en las paredes de la vejiga.
Aparece una sensación temprana de plenitud y urgencia por orinar. Puede estar
asociada a enfermedades.
 Motora: la pérdida de orina es motivada por una hiperactividad del detrusor,
es decir, un fallo en la inhibición motora del reflejo de la micción. Está causada,
principalmente, por mecanismos psíquicos, esfuerzos u obstrucción.
Incontinencia urinaria mixta:
La pérdida de orina se produce por un hiperactividad del músculo detrusor y un
trastorno en los mecanismos esfinterianos. En este caso, la incompetencia del
cuello vesical permite la entrada de orina en la uretra proximal. Como
consecuencia, el detrusor entiende que se ha iniciado la micción y libera el reflejo
que produce su contracción.

Incontinencia urinaria por rebosamiento:


La pérdida de orina se produce porque la vejiga se encuentra distendida por
obstrucción e imposibilidad de vaciado. Se distinguen dos causas de incontinencia
urinaria por rebosamiento:
 Orgánica: En este caso la vejiga se encuentra distendida por una
obstrucción que impide el paso de la orina y es incapaz de vaciarse. Cuando la
vejiga ya no puede distenderse más se produce el rebosamiento. Los tumores
prostáticos y la hipertrofia benigna de próstata son las principales enfermedades
que originan este tipo de incontinencia.
 Neurológica: Un daño neurológico del núcleo parasimpático medular o del
nervio pélvico provoca que el detrusor no tenga fuerza. Generalmente es motiva
por lesiones medulares, esclerosis múltiple o intervenciones quirúrgicas que
afectan al nervio pélvico.
Incontinencia urinaria de causa psicógena:
Está asociada a estímulos externos que afectan a los sentidos (frío o agua); a
emociones fuertes y repentinas (miedo, angustia o placer); o a fobias y manías.

Incontinencia urinaria de causa neurológica:


Engloba las alteraciones de la dinámica miccional que se originan en el sistema
nervioso. En su desarrollo influyen los accidentes cerebrovasculares, la esclerosis
múltiple, la enfermedad de Parkinson y las lesiones medulares.

DIAGNÓSTICOS

En primer lugar debe confirmarse que se trata de una pérdida de orina totalmente
involuntaria y objetivamente demostrable. Para establecer un diagnóstico correcto
hay que establecer los factores externos y los trastornos de las vías urinarias que
originan la incontinencia. Será necesaria una exploración física minuciosa que
incluya un examen de la sensibilidad perianal, y estudios analíticos, radiológicos y
urodinámicos.

Deben tenerse en cuenta los antecedentes personales y las enfermedades


concomitantes, como las patologías neurológicas, enfermedades sistémicas con
repercusión sobre el sistema nervioso central, y las intervenciones previas que
hayan afectado al tracto urinario (uretrotomías, resección transuretral de próstata,
etc.), al abdomen y pelvis (resección abdominoperineal de colon o histerectomías),
y a la columna vertebral (descompresiones o laminectomías). Asimismo, hay que
controlar la medicación que toma el enfermo, ya que algunas sustancias pueden
desencadenar o agravar la incontinencia. Junto a los análisis de sangre se pueden
realizar otras pruebas complementarias:

 Radiografía simple de abdomen: permite diagnosticar la litiasis vesicular


que causa la incontinencia urinaria de urgencia, sobre todo en pacientes con
hipertrofia benigna de próstata.
 Urografía intravenosa: sirve para valorar la morfología y el correcto
funcionamiento de las vías urinarias altas.
 Ecografía vesicoprostática: diagnostica la litiasis y los tumores vesicales,
medir la próstata y determina su obstrucción.
 Estudios urodinámicos: evalúan la actividad funcional del tracto urinario
inferior en la fase de llenado y vaciado vesical.

TRATAMIENTOS

Medidas higiénico dietéticas: los afectados deben controlar los líquidos que toman
para evitar la formación excesiva de orina. Existen alimentos que son diuréticos,
como algunas frutas y verduras. También es importante la forma en la que se
toman: las sopas, los guisos y los alimentos hervidos aportan más líquidos que los
asados y fritos. Entre los líquidos que favorecen la formación de orina se
encuentran el agua, la leche, el alcohol y las infusiones. Se debe distribuir mejor el
horario de la toma de bebidas, bebiendo más durante la mañana y disminuyendo
paulatinamente las bebidas conforme avanza el día. En el caso de los niños con
enuresis, es aconsejable adelantar la hora de la cena.

 Tratamiento farmacológico: el objetivo del tratamiento farmacológico es


conseguir que la vejiga sea capaz de distenderse sin contraerse durante el llenado
y que la uretra se mantenga cerrada durante el llenado. Los fármacos más
utilizados son los anticolinérgicos, sustancias que, al disminuir la capacidad
contráctil del detrusor, aumentan la tolerancia del llenado vesical y la continencia.
Son útiles en las contracciones involuntarias del detrusor no neurológicas, la
incontinencia mixta y la hiperreflexia del detrusor. Su eficacia está demostrada en
cuanto al alivio de los síntomas, pero sus efectos secundarios, fundamentalmente
la sequedad de boca, la taquicardia y la excitación, son muy severos en algunos
pacientes, que en ocasiones deben abandonar el tratamiento. Están
contraindicados en los enfermos con glaucoma y arritmias cardiacas. Entre los
anticolinérgicos más comunes se encuentran la oxibutinina, el flavoxato, la
propantelina, la metantelina y el cloruro de trospio.

 Cirugía: existen diferentes soluciones quirúrgicas según el tipo de


incontinencia, las características de la vejiga y la uretra.

 Autocateterismo intermitente: consiste en la introducción, a través de la


uretra, de un catéter en la vejiga. Se utiliza principalmente en la incontinencia
causada por daño neuronal o de los nervios que controlan la micción. Con el
catéter se consigue el vaciado completo y se evitan los escapes de orina.

 Entrenamiento de la vejiga: los pacientes recuperan el control de la vejiga


aprendiendo a resistir el impulso de salida de la misma y contribuyendo de esta
manera a aumentar la capacidad de la vejiga. Esto se consigue mediante
ejercicios que desarrollan la musculatura del suelo pélvico.

 Tratamiento paliativo: dentro de este tratamiento se encuentran los pañales


absorbentes, los colectores o las bolsas de orina. Estimulación eléctrica
intravaginal Su objetivo es conseguir la contracción del piso pélvico mediante la
estimulación del nervio pudendo con un electrodo intravaginal.

 Estimulación eléctrica intravaginal: estimulación eléctrica intravaginal Su


objetivo es conseguir la contracción del piso pélvico mediante la estimulación del
nervio pudendo con un electrodo intravaginal.

PREVENCIÓN
La incontinencia urinaria es un problema que se puede prevenir, o al menos
retrasar su aparición, adoptando una serie de medidas:

 Practicar los ejercicios de Kegel.


 Reducir el consumo de sustancias que estimulan la vejiga en exceso como
la cafeína, el alcohol, y ciertos medicamentos como los diuréticos.
 Combatir el estreñimiento.
 Evitar la obesidad porque produce un aumento de la presión
intraabdominal.
 Intentar no tomar medicamentos, como los diuréticos, que puedan favorecer
las ganas de orinar.
 Disminuir la ingesta de bebidas a partir de la media tarde.
 No empujar al orinar, porque el aumento de presión podría dañar los
músculos del suelo pélvico.

Ejercicios de Kegel

Las mujeres, más afectadas por la incontinencia urinaria que los hombres debido,
entre otros factores, a los embarazos y partos vaginales, pueden realizar los
ejercicios de Kegel para fortalecer los músculos situados alrededor de la uretra y
los del suelo pélvico.

Los músculos del suelo de la pelvis cumplen la función de mantener en su sitio


una serie de órganos (uretra, vejiga, recto, vagina) y, cuando se debilitan, estos
órganos se deslizan hacia el exterior, lo que favorece la aparición de la
incontinencia de orina.

Los ejercicios consisten en ejercitar el músculo pubococcígeo (el principal músculo


del suelo de la pelvis), contrayéndolo y relajándolo reiteradamente. Este músculo
es el que se utiliza para impedir la salida de la orina, por lo que para identificarlo
se debe probar primero realizando cortes durante la micción. Una vez identificado,
se puede comenzar con series de 10-20 contracciones/relajaciones, repitiendo el
ejercicio a lo largo del día. Se debe ser constante y, a ser posible, llegar a 200
repeticiones diarias, repartidas en cuatro series de 50.

PERSONAS QUE LO PADECEN


 Niños (enuresis).
 Mujeres en edad laboral.
 Varones con problemas prostáticos.
 Tercera edad.
 Pacientes neurológicos: enfermos de Parkinson, esclerosis múltiple y lesión
medular. Los efectos psicosociales de la incontinencia suelen llevar
implícitos numerosos trastornos emocionales entre los que se encuentran la
pérdida de autoestima y la discontinuidad en las actividades laborales,
sexuales y sociales. Muchos afectados se niegan a alejarse de su entorno
familiar por temor a enfrentarse a situaciones embarazosas, limitando sus
tareas habituales y su independencia.
Entre los problemas psicosociales más frecuentes se encuentran los
siguientes:
 Sentimientos de humillación personal.
 Vergüenza ante sí mismo y ante los demás.
 Reacciones emocionales de inseguridad.
 Inhibición afectiva.
 Ansiedad.
 Depresión y tristeza.
 Inhibición de la sexualidad.
 Incapacidad para enfrentar los problemas.
 Aislamiento social.

También es importante hacer referencia a la Enuresis. Aunque este término se


refiere a la pérdida involuntaria de orina en general, en la actualidad se utiliza para
definir la incontinencia nocturna durante el sueño. Se manifiesta especialmente en
niños, siendo más frecuente en el sexo femenino. En su aparición influyen los
siguientes factores: hereditarios, ansiedad, alteraciones psicológicas, inmadurez
cerebral, profundidad del sueño, patología funcional y orgánica. En definitiva,
existen muchas teorías sobre el origen de esta incontinencia urinaria, aunque
ninguna es del todo concluyente. Para tratar este trastorno hay que realizar un
análisis de los rasgos sociales y biológicos del niño, así como de la actitud y la
disposición de los padres. Casi todos los casos de enuresis se resuelven con el
tiempo y los afectados no sufren ninguna alteración de la personalidad. Su
capacidad intelectual es igual que la de los demás niños.
INCONTINENCIA EN ANCIANOS

Es otro de los trastornos más comunes e incapacitantes en los ancianos. Afecta a


más del 15 por ciento de los mayores de 65 años no institucionalizados y al 35 por
ciento en los hospitales. Cuanto mayor sea la incapacidad física o psíquica, más
aumenta este trastorno. En estos casos al fallo en el control de la micción se unen
muchas causas de incontinencia: los cambios fisiológicos, y el deterioro
neurológico y del sistema nervioso central. Esta población se ve especialmente
afectada por la incontinencia urinaria, llevándoles a limitaciones importantes e
incluso al aislamiento social y familiar. Para combatir este problema se pueden
administrar fármacos, aplicar cirugía o medios paliativos que les permitan
continuar con sus actividades cotidianas y mejorar su calidad de vida.
INCONTINENCIA FECAL

La incontinencia fecal y los problemas de control intestinal impiden a los pacientes


controlar cuándo y con qué frecuencia van al baño. Puede experimentar pérdidas
inesperadas tanto de gases, heces líquidas o sólidas, no llegar a tiempo al cuarto
de baño o no notar que necesita ir al baño. Algunas personas experimentan una
combinación de estos síntomas.

FISIOPATOLOGÍA

La continencia fisiológica depende de varios factores y procesos, que incluyen l


función mental, indemnidad anatómica y funcional del aparato esfinteriano,
consistencia y volumen de las heces, el tipo y velocidad del tránsito intestinal, la
distensibilidad rectal, la función del esfínter anal, la sensación anorectal y los
reflejos anorectales.

La IF aparece cuando se alteranlosfactores anatómicos y/o funcionales que


mantienen la fisiología normal de la defecación. La incontinencia habitualmente es
el resultado de factores patogénicos múltiples y raramente puede ser atribuida a
un solo factor. La pérdida de la continencia puede resultar de la combinación de
una disfunción del esfínter anal, alteración de la distensibilidad rectal y/o
disminución de la sensación rectal.

La disrupción o debilidad del Esfínter Anal Externo (EAE) se asocia a la presencia


de urgeincontinencia y/o incontinencia asociada a deposiciones líquidas. Esta
disminución de la presión del esfínter anal puede ser secundaria a un trauma anal
(parto vaginal o cirugía anal), enfermedades neurológicas como diabetes o injuria
de la médula espinal o enfermedades infiltrativas locales. Uno de los factores más
importantes asociado a la IF es el daño esfinteriano post parto vaginal, el cual es
habitualmente sub diagnosticado. El daño obstétrico puede comprometer el
músculo puborrectal, el EAE y el Esfínter Anal Interno (EAI), así como causar
neuropatía traumática del pudendo. La mayor parte de las pacientes que sufren
este tipo de lesiones no presentan alteraciones de la continencia hasta después
de los 50 años. Se ha señalado que al efectuar endosonografías o resonancia
magnética de pelvis post parto vaginal, hasta un 30% de las primíparas y un 45%
de las multíparas presentan alteraciones anatómicas del esfínter, sin embargo,
solo un tercio de estas pacientes son sintomáticas. Es probable que la urgencia
rectal asociada a trastornos del tránsito intestinal, más que el daño muscular, sea
el principal factor de riesgo de IF en este grupo de mujeres. Los síntomas de IF se
desarrollan generalmente seis semanas post parto vaginal siendo más frecuentes
en los partos en que fue necesario el uso de fórceps. En el caso de daño del
nervio pudendo, los síntomas de IF pueden aparecer años después del parto.

El daño post cirugía del esfínter puede resultar como consecuencia de una cirugía
proctológica sobre el esfínter propiamente tal o sobre estructuras vecinas.
Ejemplos incluyen la cirugía de fístulas, hemorroides, esfinterotomías por fisura
anal crónica o infrecuentemente post inyección de toxina botulínica por fisuras
anales refractarias a tratamiento médico. En pacientes con diabetes mellitus de
larga data se ha observado una presión disminuida del EAI el cual puede resultar
en IF. La diarrea secundaria a neuropatía autonómica también puede contribuir en
la IF que refieren estos pacientes.

Por otra parte, la capacidad y habilidad del recto para percibir la presencia de
deposiciones produce una respuesta refleja de contracción del aparato
esfinteriano para mantener la continencia. La disminución de la distensibilidad
rectal conduce a un aumento de la frecuencia y urgencia de los movimientos
intestinales secundarios a la pérdida de la capacidad del recto para almacenar las
deposiciones. La proctitis, ya sea por una enfermedad inflamatoria intestinal o por
radiación, está implicada en la alteración de la distensibilidad rectal y con ello
puede producir IF, incluso con función esfinteriana preservada. Un número
importante de patologías está asociado a un deterioro de la sensación rectal y con
ello la posibilidad de causar IF. Entre estas destaca la diabetes mellitus, esclerosis
múltiple, demencia, meningocele e injuria de la médula ósea.

En la población geriátrica, la impactación fecal es una causa frecuente de IF. Esta


condición produce una constante inhibición de la presión del EAI (reflejo rectal
inhibitorio) asociándose a una pérdida de deposiciones líquidas alrededor de la
impactación. Dentro de los factores que pueden contribuir al desarrollo de
impactación fecal se destaca el deterioro de la función mental, inmovilidad,
hiposensibilidad rectal y una inadecuada ingesta de líquidos y fibras en la dieta.

La IF idiopática o de causa no precisada ocurre con mayor frecuencia en mujeres


de edad media o mayores. Su mecanismo más probable es una denervación de
los músculos del piso pélvico a expensas de un daño de los nervios pudendo y
sacro como consecuencia de un parto vaginal prolongado, esfuerzo defecatorio
patológico o anismo. El daño de los pudendos puede producir alteraciones en la
sensación rectal y secundariamente impactación fecal y pseudodiarrea.

CAUSAS

La función intestinal está controlada por 3 cosas:


La presión del esfínter anal
La sensación rectal
La capacidad de almacenamiento rectal.

El esfínter anal es un músculo que se contrae para impedir que las heces salgan
del recto. Este músculo es fundamental para mantener la continencia. La
sensación rectal le indica a una persona la presencia de heces en el recto y le
indica que es el momento de ir al baño. El recto se puede estirar y mantener las
heces por algún tiempo después de que una persona se da cuenta de que las
heces están allí. Esto es la capacidad de almacenamiento rectal.
Una persona también debe estar lo suficientemente alerta para notar la sensación
rectal y hacer algo al respecto. También debe ser capaz de moverse a un inodoro.
Si hay algo que funcione mal con alguno de estos factores, entonces, se puede
producir la incontinencia fecal.

CAUSAS DE LA INCONTIENCIA

El daño muscular está involucrado en la mayoría de los casos de la incontinencia


fecal. En las mujeres, este daño comúnmente se produce durante el parto. En
especial, es probable que suceda en un parto difícil que requiere el uso de fórceps
o de una episiotomía. Una episiotomía consiste en hacer un corte para agrandar la
abertura de la vagina antes del parto. El daño muscular también se puede producir
durante una cirugía rectal, como una cirugía para las hemorroides. También se
puede producir en personas que tienen enfermedad inflamatoria intestinal.

El daño a los nervios que controlan el músculo anal o que regulan la sensación
rectal también es una causa común de la incontinencia fecal.

CLASIFICACIÓN

En la mayoría de los casos puede haber diversos mecanismos afectados en la


presencia de la incontinencia fecal, por lo que es útil clasificarla en Incontinencia
fecal menor y mayor:

Incontinencia fecal menor:

 Soiling (ensuciar la ropa interior): mala higiene, hemorroides, diarrea,


inmovilidad, demencia y depresión.
 Incontinencia de gas: común, poca trascendencia médica. Evitar comidas
flatulentas y refrescos
 Urgencia defecatoria: incontinencia de líquidos. Sienten las heces (líquidas)
en el recto, pero son incapaces de mantener la continencia hasta llegar al
baño.

Incontinencia fecal mayor:


 Lesión del piso pélvico
 Fármacos: laxantes y antibióticos.
 Prolapso rectal completo.
 Cáncer de recto.
 Alteraciones neurológicas:
 Enfermedades musculares
 Enfermedades sistémicas: esclerodermia y amiloidosis.

SÍNTOMAS

Los síntomas de la incontinencia fecal pueden ir de menores a más graves, e


incluyen:

 Manchar o ensuciar la ropa interior


 No poder llegar al baño a tiempo (puede o no sentir la urgencia)
 Pérdida involuntaria de gases, heces líquidas y/o sólidas

Y pueden ir acompañados de:

 Diarrea
 Gases, distensión y dolor abdominal
 Además, la incontinencia fecal puede ir acompañada de problemas de
disfunciones urinarias.

DIGNÓSTICO

Si presenta algunos de los síntomas ya descritos, deberá plantear esta duda a su


médico, quien le ayudara a saber si usted la padece y que tanto impacto tiene en
su vida. El medico podrá encontrar datos importantes al platicar con usted que
podrán orientar a algún probable origen de ella. Por ejemplo: cuantos hijos ha
tenido por parto normal. Situaciones como múltiples embarazos, bebes con alto
peso, uso de fórceps o realización de episiotomía (corte en la vagina al momento
del parto) podrían contribuir a lesiones de los músculos y nervios al momento del
parto.
Junto con un examen físico, es posible que su médico desee realizar otras
pruebas como una manometría anorrectal, la cual mide la presión anal, la
elasticidad rectal y la sensación rectal. Estas pruebas pueden determinar con
exactitud la causa de la incontinencia.

 Manometría anal – Esta prueba estudia la fuerza de los músculos del


esfínter anal. Un tubo corto y delgado, se inserta en el ano y en el recto, y
se usa para medir cómo de apretado está en esfínter.
 Ecografía endoluminal o ecografía anal – Esta prueba ayuda a evaluar la
forma y la estructura de los músculos del esfínter anal y los tejidos de
alrededor. En esta prueba se inserta una sonda pequeña en el ano o el
recto para tomar imágenes del esfínter.

 Prueba de determinación del tiempo de latencia motora del nervio


pudendo – esta prueba mide la función de los nervios pudendos, que
participan en el control de los intestinos.

 Electromiografía anal (EMG por sus siglas en inglés) – Esta prueba


determina si el daño a los nervios es la razón por la que los esfínteres
anales no están funcionando como deben. También examina la
coordinación entre el recto y los músculos anales.

 Sigmoidoscopia flexible o proctosigmoidoscopia – Esta prueba evalúa


la parte final del intestino grueso o colon, y busca anormalidades -- como
por ejemplo inflamación, tumores o tejidos cicatrizantes -- que puedan
causar incontinencia fecal. Para hacer esta prueba, se inserta en el recto y
hacia arriba por el colon sigmoideo un tubo fino con una cámara
incorporada en un extremo. Esto permite visualizar el recubrimiento del
intestino.

 Proctografía (también llamada defecografía) – Esta prueba la hace el


departamento de radiología. En esta prueba se toma un video de rayos-X
que muestra lo bien que funciona el recto. El video muestra cuantas heces
puede almacenar el recto, lo bien que lo almacena, y cómo de bien suelta el
recto las heces. Para hacer el video de rayos-X para esta prueba, se pone
una pequeña cantidad de bario líquido en el colon y el recto ( a través de un
tubo que se inserta en el recto).

 Resonancia magnética (MRI por sus siglas en inglés) – Esta prueba se


hace en el departamento de radiología. Se usa a veces para evaluar los
órganos pélvicos.

TRATAMIENTO

Afortunadamente, se encuentran disponibles tratamientos eficaces para la


incontinencia fecal, por lo que es importante que hable con su médico sobre ellos.
Por lo general, los intentos de tratamiento por cuenta propia no son exitosos.
El tratamiento para la incontinencia fecal varía y depende de la causa de su
problema. Su médico podría recomendar uno o más de los siguientes
tratamientos:

Cambios en la dieta: Por lo general, prevenir la diarrea y el estreñimiento es muy


útil para controlar la incontinencia. Los cambios en la dieta como ajustar la
cantidad de fibra que come, beber más líquidos, o cambiar la cantidad de
alimentos que come, a menudo, pueden prevenir la diarrea y el estreñimiento.
Medicamentos: Su médico podría recetarle laxantes o fármacos contra la diarrea o
ablandadores de heces para tratar la incontinencia. Hable con su médico antes de
tomar cualquier medicamento para la incontinencia de venta libre.

Entrenamiento para evacuar el intestino: Desarrollar un patrón de evacuaciones


del intestino regulares puede ser muy útil. Esto podría involucrar ir al baño en
momentos del día específicos como después de comer, o después de un
tratamiento que se llama biorretroalimentación anorrectal. Este procedimiento
mide las contracciones del esfínter mientras usted realiza unos ejercicios
especiales que se llaman ejercicios de Kegel. El entrenamiento de
biorretroalimentación puede fortalecer los músculos del esfínter y darle más
control sobre las evacuaciones del intestino.

Cirugía: Varios procedimientos quirúrgicos distintos pueden tratar la incontinencia


fecal. A menudo, estas cirugías reparan o reemplazan los músculos del esfínter.
En casos extremos los pacientes pueden ser llevados a la realización de una
colostomía definitiva (exteriorizar por una orificio en la pared del abdomen una
boca de intestino grueso), con el fin de mejorar su calidad de vida.

En la esfinteroplastia, o reparación del esfínter por superposición, se cosen los


músculos anales del esfínter que están dañados (ver imagen inferior izquierda).
Los músculos anales del esfínter se superponen y se usan puntos de sutura para
asegurar los músculos en ambos lados. Superponer y tensar los músculos del
esfínter resulta en una apertura más apretada.

(Imagen: Los músculos anales del esfínter se superponen y se usan puntos de


sutura para asegurar los músculos en ambos lados. Superponer y tensar los
músculos del esfínter resulta en una apertura más apretada.)

El procedimiento de Malone o de enemas antegrado (ACE por sus siglas en


inglés) (ver encima a la derecha) es apropiado ocasionalmente para los pacientes
con incontinencia fecal. En este procedimiento el cirujano crea un pequeño camino
desde la piel del abdomen al intestino. Se mete un pequeño tubo a través del cual
se administra un enema diario para limpiar las heces.
(Imagen: Procedimiento de Malone o enemas antegrado (ACE por sus siglas en
inglés)

El esfínter intestinal artificial consiste en implantar quirúrgicamente un aparato


(prótesis) alrededor del ano. Este aparato está diseñado para imitar el músculo
anal normal.

Colostomía. En esta operación, se hace una apertura en el abdomen a través de


la cual se trae el colon a la superficie de la piel. Las heces se recolectan en una
bolsa especial que se pega al abdomen alrededor de la apertura. Este
procedimiento se suele considerar cuando todos los otros tratamientos han fallado.
HIPERPLASIA BENIGNA DE PRÓSTATA

La próstata es una glándula pequeña del tamaño de una nuez aproximadamente.


Se sitúa debajo de la vejiga, en frente del recto. La próstata es una parte del tracto
reproductivo masculino. Produce un líquido que combina con el esperma para
crear semen.

Al nacer, la glándula de la próstata es pequeña. Cuando los niveles de


testosterona aumentan durante la pubertad, la próstata crece de manera rápida,
doblando su tamaño a los 20 años de edad. El crecimiento se ralentiza durante las
próximas dos décadas y la próstata no suele causar problemas durante muchos
años. Menos del 10 por ciento de los hombres de 30 años de edad tiene
agrandamiento de la próstata. A los 40 años de edad, el hombre experimenta un
segundo agrandamiento. La mitad de los hombres tiene un agrandamiento de
próstata a los 60 años de edad, y a los 85, el 90 por ciento de los hombres tiene
un agrandamiento de próstata.

La próstata rodea el conducto que transporta la orina desde la vejiga. Durante la


pubertad, la próstata se expande. El agrandamiento ocurre durante la segunda
mitad de la vida, sin embargo, se concentra en la parte de la glándula cercana a la
uretra. A medida que la glándula aumenta, interfiere con el flujo de orina fuera de
la vejiga. Esto incrementa la función de la vejiga para eliminar la orina. Con el
tiempo el problema se agrava y con frecuencia la vejiga no llega a vaciar toda la
orina.

La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es un agrandamiento no canceroso de la


glándula prostática cuya prevalencia aumenta progresivamente con la edad. Sus
causas más corrientes son el envejecimiento y la presencia de andrógenos u
hormonas sexuales masculinas.

FISIOPATOLOGÍA

La glándula prostática se localiza en la base de la vejiga. Está irrigada por ramas


de la arteria pudenda interna, rectal y arterias vesicales. Su circulación desemboca
en la vena profunda del pene o en las venas ilíacas internas. El drenaje linfático se
realiza en los ganglios externos o sacros.

Microscópicamente, se distinguen en ella tejido fibromuscular formado por


musculatura lisa y tejido glandular, responsable de la formación del líquido
prostático.
Atravesada verticalmente por la uretra proximal, consta de 3 zonas distintas: una
zona central, una zona periférica y una zona de transición junto a la uretra. Es en
esta última, donde usualmente se desarrolla la HBP

El primer signo histológico de la HBP es la aparición de nódulos estromales en el


área periuretral de la zona de transición, seguido por la hiperplasia glandular. El
tamaño de los nódulos es desde algunos milímetros hasta algunos centímetros.

La HBP puede provocar una elevación moderada del PSA (antígeno prostático
específico segregado por las células prostáticas epiteliales). Un valor elevado de
PSA (más de 0.4 ng/ml) se da en un 25% de los pacientes con HBP, y en la mayor
parte de los pacientes con cáncer de próstata.

En general, la HBP es una enfermedad progresiva. El reflujo urinario desciende


alrededor de 0.2 ml/seg/año y el volumen prostático aumenta 1-2 cc al año. En la
HBP, los síntomas fluctúan, pudiendo permanecer estables o incluso mejorar con
el tiempo, ya que los pacientes se acomodan a su enfermedad restringiendo la
ingesta de líquidos.

Al progresar la HBP, el tejido prostático normal, se ve comprimido por el tejido


hiperplásico afectando a la uretra prostática situada por encima, la cual se hace
menos distensible, lo que origina la progresiva obstrucción del flujo de orina, como
consecuencia, los pacientes refieren un chorro de la orina entrecortado y reducido.

La obstrucción puede inducir cambios en el sistema nervioso, lo que explicaría los


síntomas irritativos (LUTS) tales como frecuencia, imperiosidad y nicturia. Esta
alteración en el vaciado de orina, puede llegar a producir una retención crónica de
orina que podría degenerar en enuresis, o producir una retención urinaria aguda
que precisara un sondaje vesical urgente.

CAUSAS

El crecimiento de la próstata suele venir acompañado de síntomas obstructivos


como micción vacilante o intermitente, disminución de fuerza y adelgazamiento del
calibre del chorro urinario. También pueden presentarse síntomas irritativos como
disuria (dolor, molestia o sensación urgente que se presenta al orinar), frecuencia
urinaria, nicturia (aumento de la frecuencia urinaria nocturna), y urgencia por ir al
baño.

SÍNTOMAS

El crecimiento de la próstata suele venir acompañado de síntomas obstructivos


como micción vacilante o intermitente, disminución de fuerza y adelgazamiento del
calibre del chorro urinario. También pueden presentarse síntomas irritativos como
disuria (dolor, molestia o sensación urgente que se presenta al orinar), frecuencia
urinaria, nicturia (aumento de la frecuencia urinaria nocturna), y urgencia por ir al
baño.

El agrandamiento de próstata puede hacer que sea más difícil orinar. No todos los
hombres que tienen un agrandamiento de próstata experimentan los síntomas. Sin
embargo, una cuarta parte de todos los hombres en los Estados Unidos expresa
tener algún problema al orinar.

En primer lugar, los síntomas pueden ser leves debido a que el músculo de la
vejiga es capaz de compensar la presión del agrandamiento de la próstata sobre
la uretra.

La presión de la próstata en la uretra produce una corriente interrumpida o débil de


orina. Otros síntomas incluyen:

 Dificultad para empezar a orina


 Permanencia de la dificultad tras haber orinado
 Sensación de no haber vaciado la véjiga por completo

La gravedad de estos síntomas sucede cuando la orina que se encuentra en la


vejiga produce irritación. Estos síntomas incluyen:
 Micción dolorosa
 Necesidad de vaciar la vejiga constantemente, especialmente por la noche
 Sensación de urgencia que acompaña a la necesidad de orinar
 Pérdida del control de la vejiga (incontinencia)

Las complicaciones severas pueden ocurrir si la vejiga no se vacia por completo.


La orina que permanece en la vejiga puede producir el crecimiento bacteriano, que
puede causar infecciones en el tracto urinario. Además, los cálculos urinarios se
pueden formar en el revestimiento de la vejiga debido a una acumulación de
restos y productos químicos.

Los vasos sanguíneos rotos pueden producir sangre en la orina, a menudo debido
a venas desgarradas o ampliadas en la superficie interna de la próstata. La sangre
en la orina también se puede producir por el estiramiento de la pared de la vejiga.
Si no se trata, la orina retenida en la vejiga puede ascender hasta a los riñones, lo
que puede producir lesiones e insuficiencia renal.

DIAGNÓSTICOS
El médico que sospecha un caso de hiperplasia benigna de próstata basándose
en los síntomas realiza una exploración física. Al palpar la próstata durante un
examen rectal, el médico generalmente puede determinar si está agrandada.
También buscará nódulos, que pueden indicar la presencia de cáncer, y
comprobará si existe dolor, lo cual puede ser indicio de infección.

Su médico le planteará diversas cuestiones para estimar la gravedad de sus


síntomas urinarios. Realizará un tacto rectal para determinar el tamaño, la forma y
la consistencia de la glándula de la próstata. También le tomará una muestra de
orina para determinar si existe algún tipo de infección de orina.
Ocasionalmente, su médico le mandará realizar otras pruebas, como una
ecografía, para medir la cantidad de orina acumulada en la vejiga, o una
citoscopia, en la que un tubo ligero será insertado a través del pene hasta la
vejiga. También se pueden realizar pruebas específicas para evaluar los músculos
y los nervios de la vejiga, especialmente si usted está padeciendo pérdidas de
orina.

Duración prevista

Los síntomas de un agrandamiento de próstata no están relacionados siempre


directamente al tamaño de la glándula. Muchos hombres con un agrandamiento de
próstata no padecen ningún síntoma. En otros hombres, los síntomas son leves y
empeoran lo suficientemente despacio como para no desarrollar nunca problemas
graves. Un tercio de los hombres con agrandamiento de próstata presenta
síntomas que empeoran y requieren un tratamiento.

TRATAMIENTOS

Si sus síntomas no son graves, consulte a su médico sólo cuando sea necesario.

Medicación
Los medicamentos llamados bloqueadores alfa ayudan a relajar los músculos en
la base de la vejiga y aumentan la capacidad del hombre para orinar.
Aproximadamente el 70 por ciento de los hombres experimentan mejoras en sus
síntomas a partir de unos días o semanas tras haber comenzado a consumir estos
medicamentos.

La parte negativa es que los bloqueadores alfa pueden provocar mareos, fatiga o
hipotensión. Normalmente los bloqueadores alfa que más se prescriben incluyen
tamsulosina, alfuzosina, doxazosina y terazosina. Para algunos hombres, los
fármacos que bloquean la testosterona pueden reducir el tamaño de la próstata e
incrementar el flujo de la orina.
Las desventajas de este tipo de fámarcos son que se pueden tardar de tres a seis
meses para comenzar a actuar, y que pueden causar impotencia en
aproximadamente el 4 por ciento de los hombres que lo toman. Los bloqueadores
de testosterona comúnmente prescritos, también conocidos como inhibidores de la
5-alfa reductasa, incluyen finasterida y dutasterida.

Estudios recientes sugieren que la combinación de los bloqueadores alfa con los
bloqueadores de testosterona pueden dar mejores resultados que los fármacos de
forma aislada.

Cirugía
Esta opción ofrece la mejor opción para mejorar los síntomas pero también
conlleva el mayor riesgo de sufrir complicaciones. Hay varios tipos de
procedimientos quirúrgicos:

La resección transuretral de la próstata: Este es el procedimiento que se realiza


con mayor frecuencia. El cirujano introduce un telescopio y un lazo eléctrico a
través de la uretra hasta la próstata agrandada de tamaño. El lazo eléctrico quema
el tejido prostático adicional para abrir el conducto uretral. La operación dura unos
90 minutos. Requiere anestesia general o espinal y la permanencia en el hospital
por un día. Los efectos secundarios más comunes son la eyaculación retrógrada,
en la que el semen fluye a la vejiga en lugar de ir al extremo del pene, y concluye
en orgasmos "secos".

Incisión transuretral de la próstata: Esta cirugía ensancha la uretra haciendo


cortes pequeños en la apertura de la vejiga, en lugar de eliminar el tejido de la
próstata. Este procedimiento tiene la ventaja de producir pocas complicaciones y
no es necesaria el ingreso en el hospital por una noche. Sin embargo, los
resultados a largo plazo no son tan buenos como la resección transuretral de la
próstata.

Termoterapia transuretral con microondas: Una antena de microondas se


inserta en la uretra para calentar la próstata y destruir la parte de la próstata que
es demasiado grande. Este procedimiento cuesta menos que la resección
transuretral de la próstata. No es necesario permanecer una noche en el hospital.
Sin embargo, aproximadamente la mtiad de los hombres necesitan un tratamiento
adicional a los cuatro años.

Ablación con aguja transuretral de la próstata: Este procedimiento utiliza una


aguja calentada para quemar pequeñas cantidades de tejido de la próstata. Al
igual que la Incisión transuretral de la próstata, este procedimiento cuesta menos
que la resección transuretral de la próstata y supone menos complicaciones. No
es necesario el ingreso hospitalario.
Prostatectomía transuretral ecoguiada inducida por láser: Utilizando la
ecografía como guía, el cirujano elimina el tejido de próstata que es demasiado
grande con un láser. Una variación de este procedimiento que utiliza un telescopio
en lugar de la ecografía se llama Prostatectomía visualizada con láser asistido.

Cirugía abierta: Ocasionalmente, un agrandamiento de próstata excesivo puede


requerir una incisión entorno al hueso púbico para acceder a la próstata
agrandada y eliminarla por cirugía convencional.

COMPLICACIONES

 La Eyaculación Retrógrada es la más importante, por la pérdida del


mecanismo del esfínter del cuello vesical, el cual no se cierra durante la
eyaculación por lo que el semen pasa retrogradamente a la vejiga en lugar
de la uretra.
 Sangrado durante y post-operatorio.
 Incontinencia que se manifiesta en menos de un 1% de los casos, y suele
ser debida a lesión del esfínter.
 Disuria e imperiosidad durante semanas después de la intervención.
 Ocasionalmente se produce estenosis.
ULCERAS POR PRESION

Se define UPP como toda lesión de la piel originada una presión mantenida sobre
un plano o prominencia ósea, o por la fricción, cizalla o combinación de las
mismas, causando una isquemia que provoca degeneración de dermis, epidermis,
tejido subcutáneo, pudiendo afectar incluso músculo y hueso.

Las úlceras constituyen un serio problema con una trascendencia socioeconómica


importante ya que su desarrollo da lugar a un gran deterioro de la calidad de vida
en los pacientes y en sus familiares por un lado, pero también ocasionan una
sobrecarga asistencial, un aumento de costes a los servicios de salud, así como
una alta dispensación de productos farmacéuticos.

Las causas que desencadenan la aparición de estas lesiones pueden ser, en la


mayoría de los casos, detectadas con antelación; el identificar los factores de
riesgo es fundamental para aplicar las medidas preventivas, ya que una vez que
aparece la úlcera, el problema es de complicado manejo.

La aparición de upp es un proceso íntimamente ligado a los cuidados


proporcionados por los profesionales de Enfermería, es el estamento sanitario
más implicado y con más experiencia en este problema, constituyendo un área de
cuidados específica tanto en lo que se refiere a su prevención, valoración o
curación.

Las úlceras por presión son lesiones de origen isquémico localizadas en la piel y
tejidos subyacentes, con pérdida de sustancia cutánea y producidas por una
presión prolongada o fricción entre dos planos duros.

Las upp generalmente ocurren sobre prominencias óseas y son clasificadas según
el grado de lesión tisular observado.

GRADOS DE LAS ULCERAS POR PRESION

GRADO I

 Limitada a las capas superficiales de la piel, se manifiesta a través de


enrojecimiento y no está rota la barrera cutánea y se mantiene la integridad
de la piel.

GRADO II

 Afecta a las capas superficiales de la piel y se prolonga a la primera porción


del tejido graso subyacente, y se manifiesta con erosiones, ampollas y/o
desgarros superficiales.

GRADO III
 Se extiende más profundamente a través de estructuras superficiales,
afecta a la grasa subcutánea, produciendo necrosis del tejido comprometido
y alcanza, pero sin llegar a comprometer, los músculos.

GRADO IV

 Destrucción de todo el tejido blando desde la piel hacia el hueso, el nivel de


ulceración llega a músculo, hueso, articulaciones, cavidades orgánicas
adyacentes y estructuras de sostén.

FISIOPATOLOGIA

Se describen a continuación los tres mecanismos que provocan la aparición de


estas lesiones basados en la alteración del riego sanguíneo de la zona por una
causa externa, la presión o la fricción.

Presión: Es una fuerza que actúa perpendicular a la piel como consecuencia de la


gravedad, provocando un aplastamiento tisular entre dos planos, uno
perteneciente al paciente y otro externo a él (sillón, cama, sondas, etc.). La
presión capilar oscila entre 16- 32 mm. de Hg. Una presión superior a 17 mm. de
Hg., ocluirá el flujo sanguíneo capilar en los tejidos blandos provocando hipoxia, y
si no se alivia, necrosis de los mismos. La formación de una UPP depende tanto
de la presión como del tiempo que ésta se mantiene; Kösiak demostró que una
presión de 70 mm. de Hg. durante 2 horas puede originar lesiones isquémicas.

Fricción: Es una fuerza tangencial que actúa paralelamente a la piel, produciendo


roces, por movimientos o arrastres. En el paciente encamado o sentado en el roce
con las sabanas o superficies rugosas produce fuerzas de fricción., sobre todo en
las movilizaciones, al arrastrar al paciente.
Cizallamiento: Combina los efectos de presión y fricción (ejemplo: posición de
Fowler que produce deslizamiento del cuerpo, puede provocar fricción en sacro y
presión sobre la misma zona). Debido a este efecto, la presión que se necesita
para disminuir la aportación sanguínea es menor, por lo que la isquemia del
músculo se produce más rápidamente.

-Otros factores que contribuyen a la aparición de úlceras:

Son factores que contribuyen a la producción de úlceras y que pueden agruparse


en estos cinco grandes grupos:

 Fisiopatológicos:
Como consecuencia de diferentes problemas de salud.

o Lesiones Cutáneas: Edema, sequedad de piel, falta de elasticidad.


o
Trastorno en el Transporte de Oxigeno: Trastornos vasculares
periféricos, éstasis venoso, trastornos cardiopulmonares.
o
Deficiencias Nutricionales (por defecto o por exceso): Delgadez,
desnutrición, obesidad, hipoproteinemias, deshidratación.
o
Trastornos inmunológicos: Cáncer, infección.
Alteración del Estado de Conciencia: Estupor, confusión, coma.
o
Deficiencias Motoras: Paresia, parálisis.
o
Deficiencias Sensoriales: Pérdida de la sensación dolorosa.
Alteración de la Eliminación (urinaria/intestinal): Incontinencia
urinaria e intestinal.
 Derivados del Tratamiento:
Como consecuencia de determinadas terapias o procedimientos
diagnósticos.
o Inmovilidad Impuesta, resultado de determinadas alternativas
terapéuticas: Dispositivos/aparatos como escayolas, tracciones,
respiradores.
o Tratamientos o Fármacos que tienen acción inmunopresora:
Radioterapia, corticoides, citostáticos.
o Sondajes con fines diagnósticos y/o terapéuticos: Sondaje vesical,
nasogástrico.
 Situacionales:
Resultado de modificaciones de las condiciones personales, ambientales,
hábitos, etc.
o Inmovilidad: relacionada con dolor, fatiga, estrés.
Arrugas en ropa de cama, camisón, pijama, objetos de roce, etc.
 Del Desarrollo:

Relacionados con el proceso de maduración.

o Niños Lactantes: rash por el pañal.


o Ancianos: Pérdida de la elasticidad de la piel, piel seca, movilidad
restringida.

 Del Entorno:

 Deterioro de la propia imagen del individuo en la enfermedad.


 La falta de educación sanitaria a los pacientes.
 La falta de criterios unificados en la planificación de las curas por
parte del equipo asistencial.
 La falta o mala utilización del material de prevención, tanto del básico
como del complementario.
 La desmotivación profesional por la falta de formación y/o
información específica.
 La sobrecarga de trabajo del profesional.
 Intervenciones quirúrgicas, con duración superior a tres horas,
pueden provocar upp.
 Inmovilizaciones postoperatorias.
 Ingresos prolongados en UCI

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