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HISTORY DE LA IGLESIA ESCRITA EN FRANCES EL ABATE BERAULT-BERCASTEL, CANONIGO DE NOYON: fraducida uueoamente ab castellano y corregidar auctada y coutinnada, HASTA EL PONTIFICADO DEL SS. P. LEON XII, for les BE. SF. le Mb. y A. C. de TOMO XIX. Desde el principio del Pontificado de Sisto TV en el ailo 1471, hasta la propagacion de la heregia de Zuinglioen el de 1523- Yalerctoc : Saupreute ds DQ. Vhenito DConfort. mayo 1832. RESUMEN DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN EL LIBRO QUINCUAGESIMO-QUINTO. We A. E l Papa Sisto IV. 2. Fin desgvaciado det Rey Enrique VL. 3. Legacion det cardenal de Borja en Espanta. 4. Disgustos de Besarion en la corte de Francia, §. Su muerte 7 su celo en promover los pro- gresos de las letras. 6. Proezas del cardenal Cavaffa. 2. Institucion del reso del Ave Maria. 8. Concilio de Aranda, 9. San Francisco de Paula, fundador de los minimos. 10 El B. Amadéo de Saboya. AL. Tributo de Napoles reducido d la hacanéa. 12. Aviiton erigida en metropoli. 13.. Bula de Sisto IV & favor de la In- muculada Concepcion. 14. Contienda entre los Pazzis y tos Médicis. 15. Luis XI sostiene 4 los florentinos contra el Papa. 16. Altercade enire tos religiosos men- dicantes de Alemania y los parrocos. 17. Debates entre los realistas 7 los nominales. \8. Errores de Juan de Fesalia. 19. Errores de Pedro de Osma. 10. Fernan- da el Catolico establece la inquisicion en Espaiia. 21. Idea de este tribunal, 22. Progresos y pérdidas de Mahomet IT. 23. Los turcos penetran en Italia por los Alpes. 4, Sitio de Rodas, y socorro de esta plaza. 25. Toma de Otranto por los turcos. 26. Muerte re- pentina de Muhomet If, 21. Zizim disputa et imperio Tom. xix. a Bayazeto. 28. Reconquista de Otranto. 29. Revolu- ciones en Inglaterra. 30. Retirase Luis XI al real sitio de Plessis. 31. Llama 4 San Francisco de Paula, y hace que pase & verle desde Italia. 32. Muerte de Luis XI. 33. Su estravio cardcter. 34. Muerte de Sis- to IV. 35. Inocencio VIII. 36, San Casimiro, Prin. cipe de Polonia. 37. Instituto de las religiosas de la Concepcion. 38. Martirio de San Pedro de Arbues. 39. Mision del Congo. 40. Exattacion de Isabel al trono de Castilla. 41. Guerra civil entre: los moros de Espaia. 42. Juan Laillier escluido del doctorado por Ja universidad de Paris como wiclefista. 43. Rainaldo Peacok condenado en el concilio de Lambert. 44. Es« travagancias de Juan Marchand acerca de San Fran- cisco. 45. Llagas de Santa Catalina de Sena. 46. Pico de la Mirdndula. 47. Zizim Uevado desde Francia 4 Roma. 48..Grandes maestrazgos de las érdenes militares reunidos & la corona de Espafia. 49. Sitio y toma de Granada. HISTORIA | DE LA IGLBESIA, Ann LIBRO QUINCUAGESIMO-QUINTO. Desde ef principio ded Lontificado ‘de Sisto IP en ed aio £472 , hasta ta reduccion de os moros en Espaiia en ef de £492. 4. Aatgunos dias despues de la muerte de Pau- lo II, fue elegido por sucesor suyo 4 9 de Agosto de 4471 Francisco de Albescola de la Rovere, cardenal del titulo de San Pedro ad vincula, y tomé el nom- bre de Sisto IV, porque se habia principiado el cén- clave cuando se estaba celebrando la fiesta de San Sisto Papa y Mértir. Habia cuatro aos que era car= denal, estaba en los cincuenta y siete de su edad, y era de una familia muy comun, supuesto que el em- bajador de Venccia , enviado para prestarle obedien- cia en nombre de la repiblica, le dijo espresamente que su nobleza no provenia de sus antepasados , sino de su talento y virtnd (1). Si despues fue en cierto (1) Fuilgos. de dict. et fact. 1. 3. ¢ 4. 4 modo adoptado por Ia antigua casa de la Rovere, debe atribuirse esto 4 que no hay nobleza que no procure ilustrarse mas y mas, y 4 que son pocos los hombres ilustres que no gusten de adornarse con la nobleza. La mayor parte de los historiadores convienen en que Sisto IV fue hijo de un pescador de Ja aldea de Celles, y aiaden que en sus primeros aiios habia egercido él mismo su oficio. Como quiera que sea, no hubo quien se mostrase celoso de su promocion, supuesto que su mérito cer- 16 la boca, asi 4 los que eran mas antignos que él, como 4 los cardenales del mas ilustre origen. Poseia en grado eminente la filosofia, la teologia, el talento de escribir, el de desentrafar los negocios mas enre- dosos, y estaba muy instruido en Jas lenguas sdbias. Habia sido franciscano , profesor en Jas mas célebres escuclas de Italia, y general de su érden, de donde je habia sacado Pio- IL para promoverle al cardena- lato , por recomendacion del sdbio y piadoso Besa- rion, cuya amistad basta por si sola para formar su elégio. Fue tan poco lo que alteré la purpura sus virtudes religiosas , que mas bien parecia su casa un monasterio que el palacio de un cardenal, Solamente se le acusa de dos defectos; de los cuales procedia el primero, por decirlo asi, de su misma dignidad, iantas veces afeada con cl borron del nepotismo; y el segundo de la bondad de su genio que no le per- mitia negar cosa alguna. Luego que se vid en la Silla poutificia , did el capelo 4 dos sobrinos suyos no obstante que eran muy jdévenes, 4 saber: Julian de | 5 la Rovere, que fue despucs Papa con el nombre de Julio IT, y Pedro Riario, hijo de su hermana. La mayor parte de sus parientes , que eran muchos, fue- ron muy gravosos 4 la iglesiaromana, por el empefio con que se dedicé el Papa 4 mirar por su estableci- micnto y fortuna, Ademas de esto, su facilidad es- tremada fue un egemplo peligroso para los Papas que le sucedierou , y aun para los Reyes; pues llegé hasta permitir que Alfonso, bastardo de Fernando de Aragon , poseyese en encomienda perpétua el arzo- bispado de Zaragoza, sin embargo de que aun no" habia cumplido seis aios. Siguiendo Sisto IV el egemplo de sus predeceso- res , fomé con mucho empeiio la guerra contra los turcos. A fin de inspirar sus ideas 4 los diferentes Principes, establecié, de acuerdo con el sacro colé- gio, por legados plenipotenciarios 4 cuatro cardenales de los mas acreditados, 4 saber: al célebre Besarion para Francia, 4 Rodrigo de Borja , que fue Papa con el nombre de Alejandro VI, para Espana, 4 Marcos Cibo para Alemania y Hungria, y para mandar la armada contra los infieles al cardenal Caraffa, que se habia hecho célebre por su celo militar. Parece que no se nombré legado para Inglaterra, sin duda 4 causa de las turbulencias y desérdenes, de los hor- rores y maldades que en aquel reino Ilegaron al es- tremo en el afio 1471, con motivo de las dos facciones de la rosa blanca y de ta rosa encarnada, esto es, de las divisiones barbaras de las casas de York y Lancaster. 6 2, El Rey Enrique VI, hijo de Enrique V, idolo de Inglaterra, y azote de Francia, Soberano de estos dos reinos desde la edad de diez meses , pacifico po- seedor de Inglaterra, 6 formidable 4 sus facciones por espacio de treinta aos, vid despues todos sus estados consumidos por la discordia, y convertidos en un teatro de muerte y carniceria; ganéd, 6 por mejor decir, perdié ircce batallas campales, que costaron la vida 4 un millon de hombres y 4 ochenta Principes de la sangre; pasé una y muchas veces, en el discurso de quince aiios, desde el trono 4 la pri- sion, y desde la prision al trono, y por ultimo fue precipitado de él] para siempre, y muerto 4 puhaladas por un Principe de su misma sangre; verdugo del pa- dre, despues de haberlo sido del ultimo de sus hijos. jPrincipe amable para toda alma sensible , venerable _ 4 los ojos de la fe, aunque no parecicse muy grande considerado politicamente, y digno 4 la verdad de un cullo religioso , sisu piedad, paciencia y resigna- cion , superiores 4 sus desgracias, segun el testimonio de todos los historiadores, no hubiesen participado de la flaqueza de su alma, ni de la cortedad de su ta- lento! Sc refieren algunos milagros que hizo en vida, ¥ sobre todo despues de muerto: por lo que solicité su canonizacion el Rey Enrique VII, que por linea materna descendia de la casa de Lancaster; y habiendo tenido la felicidad de librarse del furor de la de York, la arrebaté despues la.corona que ésta habia adquirido 4 costa de tantos crimenes, Aunque Enrique VI no muri hasta el aio 1471, se cuenta el reinado de ? Eduardo IV, su sucesor y parricida, desde el dia 5 de Marzo de 1461, en que fue proclamado Rey -el usurpador. 3. En el tiempo que el cardenal Borja estuvo de legado en Espaia, se encontré en Castilla con los embajadores de] Rey Eduardo y de sualiado el duque de Borgoha, con los cuales hizo ostentacion de su celo , no solo estendiendo su comision mas alla de los limites en que debia contenerse , sino tambien mos- trando una parcialidad, enteramente contraria 4 los designios del Papa. En vez de dedicarse 4 pacificar 4 los Principes , segun la obligacion que le imponian Jas instrucciones con que se hallaba y su caracter de enviado del Padre comun, traté de formar una liga 6 alianza.contra Luis XI, adicto por las reglas. del de- recho al partido de los Lancaster , y por los vinculos de la sangre 4 la Reina de Inglaterra Margarita de Anjou. Al contrario, Carlos duque de Borgoha, muy diferente de su padre Felipe el Bueno, estaba por la faccion de York, y en los cinco afios que Ilevaba de gobierno, habia manifestado ya aquel genio fogoso, que le concilié el nombre de Temerario ,. y volvié-4 esponer el reino de Francia a las calamidades en que “le habia sumergido su abuclo Juan el Atrevido. Pero siendo Borja demasiado frivolo para tratar ninguna cosa con seriedad, no hizo mas que poner alerta 4 Jos franceses para oponerse 4 sus pretensiones , las cuales declaré de un modo mas peligroso cuando se vié elevado @ la Silla pontificia. En toda su legacion mostré mucha vanidad, ambicion y amor-al fausto 8 yal dinero, y solo sacd, de ella el desprecio de los Principes y de los pueblos (+). Pero todas las riquezas que habia acumulado en ella quedaron sumergidas 4 su regresu, con setenta y ciuco personas de su casa, sin contar la iripulacion y tres obispos que iban acom- pafiandole, Aunque con gran trabajo, y pasando por infinitos peligros, tuvo el legado Ja felicidad de Ne- gar al puerto con su segunda galera enteramente es- tropeada. Fucren detras de 1 los embajadores de Castilla, encargados de esponer al Papa las quejas de la nacion contra la conducta de aquel legado. Por causas totalmente distintas hizo tan pocos _ Progresos en el norte Marcos Cibo , cardenal de Aqui- léa, como Borja en Espata. Estaba muy encendida la guerra en Bohemia entre Ladislao, Principe de Polo nia, y Matias, Rey de Hangria, los cuales pretendian aquella corona. En caso de que el legado no pudiese conciliar los 4nimos por si mismo, tenia comision para proponer por drbitros al Papa y al Emperador. Pero como los intereses mas arricsgados son los que menos se fian 4 la aventura, creyeron los dos Princi- pes competidores que Ja dignidad Real no era de tal naturaleza que debiese esponerse 4 la decision de persona alguna. 4. En Ja corte de Francia apenas fue oido de Luis XI Besarion, ordculo del sacro colegio. Aquel Prin- cipe caprichoso, que le habia manifestado por cartas la satisfaccion que le cabia en tenerle por Jegado , pasdé de repente desde la benevolenciad lauspereza , y aun (1) Pap. ep. 441- et 534+ 9 al insulto. Despues de haber rehusado darle audiencia por espacio de mas de dos meses, solo se la concedid para prohibirle que usase de sus poderes en ninguna parte de los dominios de Francia (1). Dicese que alar- gando el Rey la mano 4 la barba larga que tenia el’ ministro romano al estilo de los orientales , le aplicé con una alusion grosera aquel verso técnico de los gramaticos: so Barbara Greca genus retinet quod habere solebant. Varios historiadores se han empefiado en averiguar el motivo de esta repentina mudanza de Luis XI, y algunos pretenden que se ofendié porque el legado que tenia la comision de negociar la paz éntre el Rey y el duque de Borgofia, habia principiado el egercicio de su legacion por el vasallo: cosa puramente conje- tural, y aun contraria al testo de Ja historia y 4 todos los monumentos admisibles , segun los cuales no le~ g6 jamds 4 tener efecto el viage de Besarion 4 Borgo- hha. jPero 4 qué fin se han de buscar motivos en la conducta del mas caprichoso de todos los hombres? ¥ silos tuvo, jeémo podran descubrirse, tratandose del Principe mas artificioso é impenetrable? 5. Anaden 4 esto que se retiré Besarion IHeno de dolor, y poseido de una pesadumbre mortal: otro punto de congetura, muy dificil de concebir, 4 no Ser que se suponga , que estando ya_ enteramente decrépito aquel grande hombre , en quien era como’ natural la magnanimidad y presencia de d4nimo, no (t) Brantom. Matth. hist. de Luis. XI Lit Tom. xx, 2 10 habia conservado nada de lo que en cierto modo, constituia su caracter. No bastaban sesenta afios de- edad y de escesivos trabajos, 4 los cuales se aiiadie~ ron las fatigas de un viage estraordinariamente pes “noso, para que sin culpar d los franceses exhalase el eardenal. de Pavia sus lamentaciones. oratorias con _motivo de la.muerte de unprelado, que, segun sus. espresiones, no tuvo jamds ninguna debilidad, ni. cosa alguna que desdijese de aquella dignidad , con la cual perdia el sacro-colegio su brazo , su consejo y toda su gloria; los. sabios ua padre, los hombres de bien su consuelo, y 1a Iglesia entera su mas firme apoyo? Cayé enfermo en Turin, y sin embargo Nego: por el Po hasta Ravena , donde faltandole enteramen- te las fuerzas. espird 4 18 de Noviembre de. 1472. La: larga residencia del gran Besarion en Italia contribu-. ¥6 mucho 4 multiplicar en aquel pais los sébios de que estaba siempre Ilena su casa, y de quienes era 4. un mismo tiempo amigo y protector, Tales fueron, entre otros muchos, los célebres.griegos Jorge de Trebisonda, Juan Argiropilo, Teodoro Gaza, Gemisto Pleton, An Irés de Tesaldnica, y los latinos, Blondo, Lorenzo Valla, Valerio de Viterbo, Leonardo Areti-. no, el Poggio, Platina y Campana, muchos de los cuales estaban empleados en su misma casa: de modo que su persona y su palacio respiraban, por decirlo asi, el aire de las ciencias y de las bellas artes. Habia reunido una porcion de iibros raros y selectos, que le costaron treinta mil escudos, y los regalé 4 la republica de Venecia, la que conserva todavia esta 4 biblioteca preciosa. El Sumo Pontifice dié 4 su sobri= ‘no el cardenal Riario el titulo de Patriarca de Cons- tantinopla, que habia tenido Besarion. 6. -La legacion militar del cardenal Caraffa tuve algun éxito favorable, aunque mas brillante que sd- lido (1). Com veinte 6 veinticuatro galeras del Papa’, que mandaba.el legado , se incorporé con la armada de Venecia y de Napoles, Sisto LV tenia por lo menos tan buena armonia y¥ correspondencia con el Rey de Aragon , ‘como'la que habia:tenido Pio II, siendo el vinculo de esta amistad el matrimonio de un sobrinod suyo con una sobrina de aquel Rey. ‘Se did: por dote 4 la Princesa el ducadd de-Sorano, separado del pa- trimonio de la Iglesia 4 consecuencia de una antigua pretension de los Reyes de Napoles. No dejo Sisto de confirmar 4 favor de Fernando {a investidura del rei- no. Entrétanto los esfuerzos de las escuadras combi- nadas , compuestas de mas‘ de ochenta galeras , se redujeron 4 apoderarse de Ja cindad de Atalia, en él Asia‘menor, y 4 impedir por algun tiempo las opera- ciones de una armada turca, 4 la cual se adelanté la nuestra. El legado y el almirante veneciano sor- prendieron despues de esto 4 la ciudad de Smirna, y habiendo cogido alli muchas ritjuezas , volvid in- mediatamente 4 Roma el cardenal Jegado, y entré triunfante en aquella capital, Hevando detrds de si veinticinco turcos principales, vestidos con trages ‘magnificos , otros muchos que Hevaban la cadena del ‘puerto de Atalia, y doce camellos cargados con los (1) Pap. ep. 439+ et 440+ 12 despojos y banderas del enemigo. El veneciano’ Mo- eénigo se quedé en el Peloponeso, donde no hizo mas que saquear algunos puertos é :islas-de aquellas jnmediaciones. No obstante , es.muy creible, y: se asegura que sitodo este armamento hubiera continua- do las primeras ventajas que habia conseguido en el mar, al mismo tiempo que el -Rey de Persia Usum- Casan, despues de haberse apoderado de Trebisonda, perseguia 4.los turcos en el continente con mas de: seiscientos mil hombres, se les habria. quitado la me- jor parte de lo que poseian en Asia. Pero la suerte .siempre imprevista, annque tan facil de preveer , de todas estas empresas ,.era frustrarse 4 causa de su complicacion , al mismo tiempo en.que puestos en movimiento todos los resortes debian producir ma- _yor efecto, . _ 3. Despues de la muerte de Besarion, envid una embajada 4 Roma el cauteloso Luis XI, temiendo que la condacta precipitada que habia observado con el legado romano: fuese causa de que se creyera que miraba con ojeriza 4 la Cabeza de la Iglesia, y que hacia poco aprecio de la Religion. Nada costaban estos pasos A aquel Principe, ocupado ta mitad de su vida en irvitar 4 sus vecinos, y la otra mitad en aquietarlos. Al mismo tiempo se preciaba de devoto, especialmente con la Madre de Dios, en cuyo honor mandé que se tocasea las campanas al medio dia, y que se rezase de rodillas‘la salutacion angélica 6 ve Maria ('). Su embajador mauifesté al Papa el deseo Q) Gaguin. 1, a 43 que tenia el Monarca de: ver restablecida la paz y concordia entre los Principes cristianos, 4 fin de tomar despues las providencias convenientes para la defensa de la Religion. Pero como propusiese congre- gar 4 este efecto un concilio general en Francia, el Papa, que temia las consecuencias de semejantes proyectos, traté de frustrarle, y respondié lacénica~ mente, que los males de la cristiandad pedian reme- dios mas prontos. Se discurriéd luego acerca de la famosa pragmatica, la cual, atendido el estado de incertidumbre en que se dejaban las cosas , era cavsa de infinitas dificultades y tropiezos. Se solicitaron y consiguieron varias esplicaciones , modificaciones, mudanzas y reglamentos , y aun hubo con este moti- vo muchas embajadas: lo que nada costaba 4 Luis XI, pues tal vez no habrd habido ningun Principe que tuviese empleados tantos negociadores. Por. fin, ob- tuvo una bula bastante conforme 4 sus suplicas, acer- ca de los beneficios, contribuciones y pleitos (1). No obstante, se cree que no se puso en egecucion, porque se hallé que era contraria al derecho comun de su reino, y 4 los concilios de Basiléa y Constanza. 8. En Espafia reinaban con mucho escandalo en tre los eclesiasticos la ignorancia y la disolucion (2). La mayor parte de ellos no entendian et latin, y su menor desérden consistia en ir 4 la guerra 6 en pasar la vida en banquetes y entregados al libertinage. El concubinato estaba casi legitimado entre ellos. No hacian escritpulo de la simonia, y se aplaudia este (1) Bstravag. 1, 1. tits g.c. te (2) Marian. 1. 23. c. 18. 9 19 14 tréfico sacrilego como una industria digna de elé- gio (1). Durante la legacion del cardenal Borja, hubo varios prelados de un celo estraordinario, como suele suscitarlos la Providencia en los tiempos mas -cala- mitosos , los cuales propusieron diferentes medios de reforma en una junta numerosa, celebrada en Madrid por el cuerpo episcopal y por los eclesidsticos mas considerables del reino. Se principié por la reforma de Ja ignorancia, pues se miraba ésta con justa causa como el primer origen de los desérdenes del clero, y se pidié al Papa que destinase dos canonicatos en cada Iglesia, uno para un tedlogo, y otro para un jurisconsulto , 6 para un canonista; y el Papa espididé inmediatamente uma bula ,.condescendiendo con esta suplica (*). : Para continuar una obra tan loable, congregé a sus obispos en la villa de Aranda, Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo y primado de las Espafias. For- méronse en este concilio veintinueve cinones de disciplina. Los principales se reducen 4 que los - (1) Concil. t.1. p. 1449. (*) Esta misma junta de Madrid y el siguiente concilio de Aran da, prueban no ser tan crasa la ignorancia ni tan general la corrup= cion de los eclesidsticos, como supone Spondano y todos los que le transcriben. No obstante es innegable que las continuadas revolu- ciones y disturbios de Castilla, la no interrumpida guerra con los moros y las consecuencias siempre funestas del largo cisma de occi- denite , distrayendo 4 los ministros de la Religion de su principal objeto, les indujeron 4 una vida mas militar que eclesidstica, y 4 atender mas 4 su propia-seguridad y defensa que'd su-ilustraciom 15 metropolitanos cclebren concilios provinciales de dos en dos aos, y.los obispos tengan un sinodo anual- mente; que los parrocos conserven por escrito los articulos de la fe, y los ensefien con frecuencia a sus pueblos; que no se confieran las érdenes sagradas. sino 4 los que sepan latin; que no se admitan clérigos de otras didcesis , sino presentan testimoniales de sus respectivos obispos; que los eclesidsticos no vayan en persona 4 la guerra, ni den soldados é los senores temporales , 4 escepcion del Rey; que huyan de los usos del siglo, y no se vistan de luto; que los obispos ‘no gasten ropas de seda; que se presenten siempre con roquete y gremial ; que mientras estan comiendo. se les lea la sagrada Escritura, y que celebren cl santo sacrificio de la misa tres veces al aio por lo menos, y los clérigos cuatro veces. Los demas decre- tos imponen penas severas contra la incontinencia de los eclesidsticos , contra la simonia, los juegos prohi- bidos, los espectaculos en Jas iglesias, los matrimo- nios clandestinos , los raptos y los duclos 6 desafios. Estos dos concilios de Madrid y de Aranda se cele- braron en el discurso del afo 1473 (*). 9. El dia 23 de Agosto del mismo aiio confirmé el Sumo Pontifice la regla de los religiosos minimos, (*) Fue muy concurrido este concilio de Aranda: halldronse en é1 todos lus obispos y arciprestes de la provincia de la Toledo con un gran niimero de personas calificadas asi eclesidsticas como seglares, Berault nos espone suficientemente sus principales decretos, los que pueden: verse mas por estenso en la coleccion de Aguirre tom, 3. pag: 672. . 16 instituidos por San Francisco, natural de Paula, aldea de Calabria, de la cual tomé su apellido, é hijo de Santiago Martotila y de Viena de Fuscado , personas de gran piedad (1). Debieron este hijo 4 sus fervorosas oraciones , despues de haber sido estéril la madre por mucho tiempo, y de haberle ofrecido 4 Dios y 4 San Francisco de Asis ella y su marido. Desde sus mas fiernos aiios mostré con su piedad , candor , mo- destia é inocencia angelical , que su nacimiento habia sido verdaderamente un favor del cielo. Sus piadosos padres le entregaron 4 los religiosos de San Francisco, los cuales le recibieron en su monasterio de San Marcos, pequefia ciudad de Calabria, erigida poco despues en obispado. Alli estuvo un aiio, hizo en seguida algunas peregrinaciones, y luego se retiré 4 un sitio solitario, propio de sus padres, algo distante de Paula. Pero pareciéndole que este parage era muy frecuentado, se interndé en los desfiladeros de los montes, y fue a establecerse 4 la orilla del mar, en una roca donde pudo escavar una celda, 6 por mejor decir, un sepulcro. No tenia alli mas cama que la piedra desnuda, mas alimento que las yerbas y raices amargas de aquella tierra ingrata, ni mas vestido que una especie de saco, puesto encima de un Aspero cilicio. En su primer retiro habia tenido 4 los veinte aiios de su edad algunos discipulos atraidos de la admira- cion de sus virtudes : pero aumentdndose su reputa- cion al paso que él hacia mayores esfuerzos para que (i) Bullar. t. a, constit. 5, Baill. 2. de Agosto. : 47 . le olyidasen los hombres, se vid rodeado de un nt- mero mucho mas considerable de admiradores fervo- rosos, los cuales consiguieron de él que edificase una ermita con alganas ccldas y una capilla, donde can- taban juntos las alabanzas de Dios, y de cuando en cuando iba 4 decirles misa un clérigo de la parroquia menos distante, Aumentdndose de dia en dia el con- curso, Con la caridad de los fieles que contribufan 4 porfia 4 mantener una institucion tan santa , hizo construir Francisco, con el permiso del arzobispo de Cosenza, waa iglesia y un monasterio, que fue el primero de la érden. Concluida le obra, establecio en la comunidad un régimen uniforme, y entre todos los religiosos distinguiéd 4 los suyos con un voto que los obliga, escepto en el caso de enfermedad grave, 4 una abstinencia perpétua , no solo de {carne , sino tambien de huevos, manteca y todo género de lacti- cinios. Aun mas que con esto, procuré distinguirlos con la humildad y la caridad, prefiriendo el egercicio de estas virtudes 4 la penitencia y 4 las maceraciones, A fin de imprimirlas mas y mas en sus almas, quiso que la palabra caridad fuese su divisa y blason; y en lugar del nombre de ermitafios de San Francisco, con que se les habia Mamado hasta entonces , hizo que se les dicse el de minimos, por una bola espresa de Alejandro VI. De este modo procuraba escitar conti- nuamente en su corazon los sentimientos propios de unos religiosos que se llamaban los mas pequefios de todos, Esta congregacion se compuso al principio de legos solamente , 4 escepcion de algunos coristas en Tom. xix. 3 48 muy corto numero, y de un sacerdote HWamado Bal- tasar Espino, que fue despues confesor del Papa Ino- cencio VIII. Prendado el arzobispo de Cosenza de la piedad que resplandecia en ella, la concedid todos los privilegios que estuvieron en su arbitrio. Pio IV la erigié en orden religioso, y nombré 4 Francisco por su superior general. En el espacio de quince 4 diez y seis ahos adquirié este instituto una celebridad. muy grande. 10. Por el mismo tiempo ofrecié tambien Ja corte un egemplo de mucha edificacion (1). El duque de Saboya Amadéo IX, hijo del duque Luis, y nieto del famoso Amadéo, electo Papa en Basiléa, murié en olor de santidad la vispera de Pascua 30 de Marzo de 1472, 4 los treinta y siete aitos. La delicadeza de su complexion, y las enfermedades mas molestas sir~ vieron para Corroborar sus virtudes. Viéndose inco- _ modado de accidentes epilépticos , confié Ja regencia de sus estados , con el consentimiento de la nobleza y del pueblo, 4 su esposa Yolanda, Princesa de Francia, que los goberné con acierto. Mostraronse celosos los condes de Bressa, Ginebra y Romont, y levantaron tropas , las cuales se apoderaron por sor- presa de Montmeillan, y de Ja persona del Principe que estaba en esta plaza. Pero el Rey Luis XI toméd la defensa de su hermana la regenta, y puso en cam- paiia un egército que obligé muy en breve 4 los rebel- des 4 hacer el papel de suplicautes. Lejos de solicitar Amadéo que se les castigase, intercedid 4 favor de - (1) Guicherm. hist. de Saboya, afio 1474. 9. ellos. Esta facilidad en perdonar las injurias , la dul- zura y moderacion en todas las ocasiones, una caridad generosa , y tanto mas ardiente cuanto su objeto era menos agradable 4 los ojos de la carne y de la sangre, fueron las virtudes que mas-resplandecieron en el discurso de su vida, juntamente con la paciencia y la piedad. Era estremado su cariiio para con los pobres, Porque estaba persuadido, como lo decia muchas ve- ces, de que eran la mas segura defensa de sus estados. Todas estas virtudes , comprobadas con gran nimero de milagros , le hicieron digno de ser colocado en el catalogo de los Santos. 1i. La vispera de Navidad del afto 1474 se did principio 4 la celebracion del jubileo indicado por la bula de reduccion para el aio siguiente. Aunque por la misma bula quedaron suspensas todas las indulgen- cias fuera de Roma en el discurso de aquel aio, no fue tanta como en otros jubileos la concurrencia de . peregrinos, con motivo de las guerras y factiones en que ardia toda-Europa. Fernando, Rey de Ndpoles, fue el personage mas considerable que se vid en Ro- ma, habiendo influido en esto la politica no menos que la religion. Pretendia y logré desvanecer una alianza que iba 4 formarse entre los yenecianos , los florentinos y el ‘duque de Milda, y que le causaba grandes recelos (1), El Papa aplaudié mucho su celo, y para agraciarle con un favor que seguramente no le agradé menos que las indulgencias, le eximié del tri- buto que pagaban los Reyes de Napoles 4 la iglesia (1) Palmer. Chron. ann 1475» 20 romana , contentandose con exigirle el regalo anual de un caballo blanco enjaezado. Por este hecho fue Sisto IV el-primero que-redujo todos los derechos de la soberania de la santa Sede sobre el reino de Napoles al regalo de la hacamea, que se hace todavia anual- mente el dia de la fiesta de San Pedro. Concurrid tambien 4 Roma en aquel jubileo Catalina, Reina de Bosnia , Carlota, Reina de Chipre, y casi al mismo tiempo el Rey de Bosnia y el de Valaquia, el cual habia hecho voto de ir en peregrinacion 4 la capital del mundo cristiano , como tambien Cristerno I, Rey de Dinamarca, Suecia y Noruega. Acompafiaron al dinamarqués muchos caballeros , y se mostré tan piadoso (dice el cardenal de Pavia) que correspon- dié su piedad 4 su grandeza, dando al mismo tiempo egemplo de modestia, y ensehando 4 los mismos ro- manios 4 honrar el sacerdocio (1), Estendié el Papa la indalgencia del jubileo 4 varios estados , desde los cuales era imposible pasar 4 Roma, mediante la vi- sita de ciertas iglesias y algunas otras practicas de devocion. 12. En este afio erigié Sisto IV en -metrépti la si- Ila de Avifion, que era todavia sufraginea de Arlés, despues de haber sido el lugar de la residencia de los Papas: lo. que no deja de causar alguna estraiieza. Sehalé por sufragineos del nueyo arzobispo a los obispos de Carpentras, Cavaillon y Vaison , cuyas didcesis estaban situadas en el territorio de la iglesia romana. Algun tiempo despues secularizé al cabildo (1) Pap. ep. 556. 2 de Aviiion que habia abrazado la regla de San Agustin en el Pontificado de Urbano II. Gobernaba entonces esta iglesia el cardenal nepote Julian de la Rovere, por lo cual le atribuyen varios autores dicha ereccion, retrasindola sin otro motivo hasta el tiempo en qué Negé 4 ser Papa con el nombre de Julio II. Lo tnico que debe Avion 4 Julio es la fundacion. de su colegio del Roble, hecha un afio despues del establecimiento de la metrépoli. ' 43. A principios del afio 1476 hubo en Roma una inundacion tan espantosa, por haberse derretido re- , pentinamente las muchas nieves que habia, que segun dice el cardenal dé Pavia, se creyé ver otro diluvio universal. Hubo desolaciones y pérdidas' inmensas, asi en el campo como dentro de la ciudad. Pero esto no fue mas que un preladio de otras calamidades, Sobrevino la peste, y en pocos dias convirtid toda aquella gran ciudad en una soledad espantosa. Arras- trado el. Papa por el torrente de la desercion , salié tambien de aquella morada de la muerte y del des- consuelo. A fin de alejar este azote, exhorté 4 los fieles por medio de una bua espedida el dia primero de Marzo de 1476, en‘la cual coneedia muchas indul- gencias , 4 celebrar en todas partes la festividad dela Concepcion de Maria; \lamandola Inmaculada en tér- minos espresos. Ya habia decretado lo mismo el con- ‘cilio de Basiléa; pero como los romanos trataban 4 aquella asamblea de ilegitima y cismatica , desechaban sus decretos, y asi no tenian ningun efecto en Ro- ma ni en lo demas de Italia. Algunos aiios despues 22 sucedié que varios doctores sistematicos y encapri- chados con las ideas de reforma, suscitaron disputas en que Jos prlidarios de las dos opiniones contrarias se acusaban reciprocamente de pecado grave y de heregia, y prohibié Sisto,.pena de anatéma, estas calificaciones injuriosas, hasta que decidiese la Igle- sia: ‘sentencia que fue confirmadd despues por el concilio de Trento. ’ Pero al mismo tiempo que asi la Iglesia como los romanos “Pontifices conservaban de este modo las reglas de la caridad, aun en la defensa de la fe, es= taban muy distantes de colocar en.una misma clase la opinion de algunos doectores singulares y la creencia comun de todos los fieles. Para convencerse plena- mente de esta verdad, basta pasar la vista por la constitucion de Sisto IV. ,,Habiendo establecido (di- ce) la santa iglesia romana la festividad de la Gon cepcion de Maria sin mancha y siempre Virgen, hay sin embargo algunos predicadores temerarios que in- quietan 4 los fieles que Ja cclebran creyendo que esta gloriosa Virgen fue concebida sin mancha de pecado original (1). Para contencr esta peligrosa y escanda= losa audacia, de nuestro propio movimiento y cicrta ciencia, condenamos 4 los que en sus sermones ase+ guran que se peca mortalmente creyendo que fué inmaculada la Concepcion de la Madre de Dios, y que se incurre en pecado celebrando su oficio, 6 asis- tiendo 4 los sermones que se predican en honor suyo: y declaramos ser estas proposiciones falsas, erréneas (3) Cone. t. 13 Be 1443. 33 y absolutamente contrarias 4 Ja verdad. Reprobamos los libros eseritos contra-esta doctrina , y pronuncia- mos contra sus autores la pena de eseomunion, de la que no. podran ser absueltos sino por el Sumo Ponti- fice , escepto en el articulo dela muerte. Y para que ninguno pueda alegar ignorancia, ‘encargamos.4 los ordinarios locales que hagan publicar puntoalmente esta bula en las parroquias de su didcesis.” - El mismo ato en‘que'Sisto: IV establecié la fiesta de ela Inmaculada Goncepcion, hizo una promocion de cinco cardenales. Tres. aos antes habia creado ocho, y entre ellos 4 Juan Bautista Cibo, que le su- cedié con el nombre de Inocencio VIII. En esta pro- mocion del aiio de 1472 se reservaron algunos capelos 4 la disposicion.de las coronas, 4 saber: uno al Em- perador, otro 4 la Francia, y el tercero al Rey de Napoles. En fin, este Pontifice liberal y condescen- diente hizo en-el afio 1477. una promocion de siete cardenales, en la que comprendié 4 ‘tres parientes suyos, esto es, un Riario y dos Roveres. 44. En el afio siguiente ocurrieron otros asuntos de distinta naturaleza, los cuales le dieron mucho en que entender, como-tambien 4 la mayor parte de los Principes, interesados casi todos ellos, aun los que tenian sus estados fuera de Italia, en las desave- nencias de los Pazzis y Médicis de Florencia. Estas dos familias eclipsaban con sus riquezas 4 todas las demas de la cindad, y se disputaban mituamente el dominio de ella (+): los Pazzis, fundados en la (1) Ang. Pilit. 1. 6. et 7. March. hist. 1. 8. Comin 1. 6. cs 5 24 antigiiedad de la nobleza, y los Médicis en la prepon- derancia de su autoridad y crédito. Debian estos su superioridad, asi 4la probidad y 4 la modestia, como al genio trascendental.del viejo Cosme, acompafiado, hasta el sepulcro de una-gloria y; prosperidad casi nunca interrumpida. Pedro, su hijo y heredero, vi- vid tan poco tiempo que m0 pudo juzgarse cémo ha- bria sostenido el peso de una fortuna que no era obra suya. Lorenzo y Julian, hijos de Pedro, menos. ha- biles 6 menos afortunados. que. su padre y abuelo, esperimentaron todos los furores de la negra envidia “que se lisongea con la esperanza de Ja impunidad. No podia el Papa sufrir 4 los Médicis, que se oponian 4 la ambicion de su sobrino Gerdnimo Riario , Principe de Forli; y los Pazzis por la razon contraria, habian adquirido. toda su. benevolencia, Conspiraron estos contra los dos hermanos Lorenzo. y Julian, Jos cuales tuvieron muchos partidarios, y de este modo se hallé dividida toda Italia en dos facciones. El Rey de Nae poles se unié con el Papa 4 favor de los Pazzis, y el duque de Milin 4los venecianos para sostener 4 los Médicis. Quiso el napolitano entrar desde luego en el estado de Florencia con un egército para buscar ocasion de acabar con los Médicis en medio de la confusion y tumalto ; pero como este espediente es- taba espuesto 4 grandes dificultades, y era demasiado lento , se elasid otro mas egecutiyo y menos arries« gado. : Convidaron Jos conjurados al eardenal Rafael Ria- tio, sobriuo de Gerénimo, 4 que pasase 4 Florencia 25 con pretesto de ver las curiosidades de aquella her- mosa ciudad, y sin darle la menor noticia de la infamia que tenian premeditada. Con motivo de la Ilegada de un cardenal sobrino del Samo Pontifice, podian reunirse, del mismo modo que todos los ciu- dadanos de distincion, sin causar ningun recelo; ¥ por otra parte, movidos los Médicis de laurhanidad y grandeza que les era natural, no podian menos de dar acogida 4 aquel prelado y de acompafiarle en to- das las ceremonias de ostentacion y aparato. Verifi- cése la congetura. Lorenzo y Julian visitarou a! cardenal, le ofrecieron sn casa y le obsequiaron en ella dandole un banquete suntuoso, pero reinando en todo la decencia y el érden, no menos que la magnilicencia ; y hallandose acompafados de una gran comitiva y de tantos clientes y protegidos, que podia compararse su numero con el de los que tenian 4 sus érdenes los grandes de la antigua Roma, de- bian considerarse libres de todo insulto. Unicamente se les podia sorprender en el templo con menos acompafiamiento , y estando ya los asesinos resueltos 4 cometer una traicion, no se horrorizaron del sacri- legio. Un domingo, dia 26 de Abril, estando los dos Medicis con el cardenal oyendo Ja misa solemne que se celebraba en la catedral de Florencia, y habiendo liegado el sacerdote al Sanctus , que era la sefial de la egecucion , aconietieron los conjurados 4 los dos her- manos con puital en mano, y quedé muerto alli mismo Julian. Lorenzo , que no recibié mas que una herida poco considerable en la garganta, huyé 4 la sacristia, Tom. xix, 4 46 donde le libertaron de la muerte las -puertas de cobre que habia hecho poner en ella su abuclo, pues resis- tieron al furor de los asesinos, hasta que acudiendo el pueblo los obligé 4 huir precipitadamente. : Los partidarios de los Pazzis , que habian sido log agresores, se yieron reducidos 4 la defensiva. Tuvie- ron que ceder en todas partes, y aun el cardenal ne- pote debié la conservacion de su vida 4 Lorenzo de Médicis, cuya autoridad apenas basté para calmar el tumulto y persuadir al pueblo que aquel prelado no ‘tenia noticia de Ja conjuracion. Se prendid 4 casi to- dos los conjurados, y se les castigé con el ultimo suplicio. Francisco Salviati, arzobispo de Pisa, que era uno de los mas fogosos, acudié al palacio Inego que se cometié el asesinato en el templo, 4 fin de apoderarse de él, y degollar 4 los magistrados en caso de que no quisiesen declararse 4 favor de los Pazzis, Pero habiendo cerrado las puertas inmediatamente que él entrd, y quedindose fuera casi todos los que le acompafiaban, se apoderaron de su persona, y le ‘colgaron de los halcones con el corto mimero de con- juvados que habian entrado con él. Fue tan grande el | ‘interés que desde entonces tomaron por Lorenzo los ‘florentinos , que establecieron una guardia formal para librarle en lo sucesivo de todo peligro, é hicie- ron un entierro magnifico 4 Julian, 4 espensas del estado. Quedé su muger embarazada, y did 4 luz un nifio que fue Papa con el nombre de Clemente VIL. Despues de esto se confid 4 Lorenzo la administra- cion de las rentas publicas, empenandose todos los 27 cindadanos en ‘ensalzar 4 porfia aquella casa, unos por efecto de una amor sincero , y otros por el .temor de hacerse sospechosos de haber tenido parte en la conjuracion malograila: de suerte, que los medios de que se valieron los enemigos de los Médicis para acabar enteramente con su poder y esplendor , solo sirvieron para que aquellos comerciantes afortunados adelantasen mas y mas en la carrera de la soberania. Cuando supo esto Sisto IV, trond y fulmind contra Lorenzo, puso entredicho 4 Ja ciudad de Florencia, con pretesto de la muerte violenta del arzobispo de Pisa, y envid 4 Toscana, con el egército napolitano mandado por Alfonso, hijo del Rey Fernando, el de la Iglesia al mando de Federico, duque de Urbino. Al mismo tiempo did 4 entender 6 los florentinos que si consentian en la espulsion de Lorenzo, como que habia sido autor de todos aquellos desérdenes, no tardaria‘en admitirlos en su gracia. Pero los flo- rentinos echaron al Papa la culpa de todo, y le acu- saron de la atréz profanacion que se habia cometido en el] templo mientras se celebraban nuestros mas terribles misterios. Se desprecid el entredicho, dic- tado por la pasion, luego que en una asamblea de los obispos de Toscana se apeld de ta sentencia del Papa al concilio general; y se obligé 4 los sacerdotes 4 que continuasen en el egercicio de sus funciones, como sino bubiese tal entredicho. Para resistir al mismo tiempo a la fuerza con la fuerza, pidieron ausilio 4 “Jos venecianos, al ducque de Milan y al Rey de Fran- cia, antiguo aliado de la-republica. 28 45. Aparentaron los venecianos observar algunos miramientos; pero no dejaron por eso de suministrar muchos socorros y medios de defensa. Luis XI estaba entonces ocupado con todas las fuerzas'de su reino en reunir 4 él todo lo que podia desmembrar de los estados del duque de Borgofa, que habia perecido como unos quince meses antes en e] sitio de Nanci. Sin embargo, envid 4 Florencia 4 Felipe de Comines, horgofion, de un mérito estraordinario , al cual ha- hia separado del ultimo duque a fuerza de beneficios: género de intriga en que era sobresaliente y que le Tlevaba toda su atencion. Tenia érden Comines para pasar por Saboya, y pedir tropas 4 la duquesa regen- te, como tambien al duque de Mildn. Se cree que saco de alli seiscientos soldados, 4 los que se afia- dieron algunos refuerzos que suministraron varios Principes de Italia. Por este medio sostuvo el Rey algun tiempo 4 Lorenzo de Médicis y 4 los florentinos; pero fiandose poco de unos recursos tan débiles, se valié de las ficciones con que habia asustado otras veces 4 la corte de Roma. Se did principio por esparcir en el pueblo la voz de que el Rey iba 4 abolir las anatas, y 4 restablecer la pragmiatica-sancion (1); se congregé el clero de Francia, y se hablé mucho de la superioridad de los concilios ecuménicos sobre los Papas : se propuso congregar uno en nombre de los Soberanos de Euro- pa, siel Papa no queria convocarle por si mismo, y se apeld de todo lo que pndiese egecutar ef Pontifice (1) Gaguin. 1.8, Paul. Eniil. in Lud. XI, 29 en perjuicio dé las libertades de! reino. En fin, pro- hibié el Rey que se enviase dinero 4 Roma, y aun que se acudiese al Papa para obtener beneficios; ¢ intimd 4 los beneficiados que se hallaban alli, que volviesen inmediatamente y fuesen 4 residir , como todos los demas , en sus propias iglesias. Fue una embajada numerosa 4 llevar estas proposiciones 4 la corte de Roma, y se anuncié al Papa su proxima egecucion, si no levantaba las censuras fulminadas contra los florentinos, y no castigaba 4 los asesinos de Julian de Médicis. Esta resolucion de un Rey grande, coligado con tres de las principales potencias de Italia, did mucho en que entender 4 la curia pontificia (4). Santiago Amanati, cardenal obispo de Pavia, politico habil, y muy instruido en los designios é intereses de los Principes , escribié 4 Sisto acerca de este asunto con grandes inquietudes, y el unico medio que le sugirio fue la practica familiar 4 la corte de Roma en las si- tuaciones criticas, esto es, dar tiempo al tiempo, y esperar 4 que las circunstancias muden el semblantc de las cosas , maxima casi infalible en este género de negocios, Adoptando el Papa el conscjo que se le daba, respondié 4 los embajadores de Francia que no se negaba 4 conceder lo que el Rey pidiese justamente, pero que era cosa indigna del Sumo Pontifice retrac- tar con precipitacion y sin conocimiento de causa lo que habia mandado despues de una madura delibera- (1) Pap. ep. 677.. 30 cion, y con acuerdo del sacro colegio, y que era poco decente usar con él de un tono imperioso y con- minatorio, intimandole un desafio tan odioso como éste: ,,6 revocad yuestras censuras, 6 preparaos 4 recibir tal 6 tal afrenta.” Parecia muy plausible la tergiversucion del Pontifice, porque estando enton- ces afligidos los estados de la Iglesia con una horrible epidemia, era muy dificil la convocacion de los car- denales. Afiadié el Papa muchas razones bien pre- sentadas, y acompafiadas de unos sentimientos muy 4 propdsita para escitar lo que debe tener todo Prin- cipe cristiano con respecto 4 la Silla apostdlica. No eran necesarias todas estas exhortaciones, por- que no estaba resuelto Luis 4 indisponerse abiertamen- te con Roma, y solo trataba de intimidarla. Parece que en esta ocasion fue superior su politica 4 la de los romanos; y en efecto, sial Pontilice le fue facil ganar tiempo, tambiea le fue esta lentitud menos ventajosa que 4 los florentinos, Es verdad yue se continnd lo que era contra ellos, pero con la languidéz que no podian menos de causar las amenazas de Francia, y con la alternativa que necesariamente debia resultar de esta conducta. Entretanto, habiéndose puesto de acuerdo casi todos los Principes cristianos , escribie- ron al Papa que mientras se consumian los bienes de Ja Iglesia en fomentar en Italia discordias y guerras civiles , ahadian los turcos conyuistas sobre conquis- tas; que los venecianos se habian visto ya precisados 4 tratar con Mahomet, y que esle furioso enemigo del cristianismo iria muy pronto 4 tremolar la media 31 luna en el capitolio. Lorenzo de Médicis tomé por su parte una de ayuellas resoluciones estremadas, que se tendrian por temerarias en un hombre vulgar, y son la prueba mas decisiva de la superioridad de los grandes hombres. Fue, pues, 4 Ndpoles 4 buscar al Rey Fernando, con un simple salvo-conducto, débil defensa contra la ambicion; y estando alli 4 discre- cion de su enemigo , supo manejarle con tanto acierto, que le persuadid serle muy ventajoso unirse inmedia- tamente con los florentinos, sin consultar al Papa, 4 fin de oponerse al duque de Lorena que iba 4 Italia 4 conquistar el reino de Népoles. Habiendo hecho los turcos un desembarco en Calabria, fue éste otro mo- tivo muy poderoso para que el napolitano concluyese aquel tratado. No quedé el Papa muy satisfecho; pero como él no era el mas fuerte, hubo de acomodarse a las cir- cunstancias. La ciudad de Florencia cumplié con en- viarle embajadores , que le dieron una satisfaccion de pura ceremonia, y él levanté las censuras: afrenta menos deshonrosa que el borron con que en este des- graciado suceso quedo manchada la vida de Sisto IV, cuyas eminentes virtudes se obscurecieron entonces de tal modo, que el comun de los historiadores le acusan de haber tenido parte en aquella conjuracion sangrieuta, aunque hay algunos escritores respetables que lo niegan. Con esto se vé que basta la pasion al nepotismo para desacreditar por si sola las mayores virtudes de an Papa. Esta conspiracion detestable fue por lo menos obra de Gerénimo Riarig, sobrino de

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