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Comportamiento médico como Acto Médico.

Dentro de nuestro patrón de vida en sociedad, todas las personas


desempeñan un rol ya sea en la búsqueda de obtener recursos que les
permitan subsistir o dentro de la organización social para mejorar los
modelos de vida de su grupo familiar o de la sociedad en general.

Los roles que buscan medios de subsistencia se pueden desempeñar


desde diferentes áreas tanto del conocimiento como de aquellas
encaminadas a satisfacer las necesidades de las personas y dependen
de las habilidades y aptitudes y naturalmente cada una de esas
actividades requiere de un proceso de aprendizaje, de formación, de
desarrollo, de perfeccionar habilidades de acuerdo al entorno de la
vida social en que se desempeñan y tiene una serie de
responsabilidades que cada cual debe asumir y por las que debe responder, es decir que la actividad
tiene su ética, entendiendo éste termino como el “hacer bien”.

En la base de la pirámide de la sociedad están los artesanos quienes se dedican a desarrollar sus
destrezas siguiendo solamente las indicaciones y planteamientos de otros, no requieren de mayores
conocimientos, no analizan, no innovan. Luego vienen los técnicos o auxiliares quienes deben tener un
cierto grado de conocimientos, así como una etapa de aprendizaje para interpretar las indicaciones y
directrices que recibe y poder transmitirlas a los artesanos para que el producto final de una
actividad sea satisfactorio, pero no son autónomos; son con los artesanos los que desarrollan el
“como hacer”.

En la cúspide de la pirámide están los profesionales que requieren de ciertas actitudes, aptitudes y
conocimientos para cumplir su rol con el aval del Estado; son los responsables de analizar, planear,
investigar, supervisar e innovar el conocimiento y hacerlo progresar para beneficio de toda la
sociedad, lo que se conoce como el “que hacer”. Las profesiones existen para servir tanto al individuo
como a la sociedad.

Cada individuo que está incluido en esta pirámide debe tener unas cualidades personales y de
comportamiento con unas características entre las que deben ser premisa fundamental los valores,
que lo lleve a cumplir fielmente su rol de una manera proactiva para beneficio de todos,
independientemente de su grado de responsabilidad en el resultado final del trabajo colectivo, esos
valores son: la dignidad, la honestidad, la integridad, etc., que son tan importantes como los
conocimientos técnicos o científicos.

Por eso hablamos de que así como cada persona tiene su ética personal su “bien hacer” igualmente,
desempeñando su papel dentro de la sociedad en cualquier actividad en que se encuentre, debe
observar esa misma ética y respetar la escala de valores.

Todo este preámbulo nos permite decir que en el caso nuestro, el de la Medicina, el Acto
Médico está incluido dentro del termino que usan algunos “el ser medico” y entonces debemos en
este momento preguntarnos cual es la finalidad de la Medicina como profesión y cual es el papel del
medico, una cosa es la Medicina eterna e inmutable y otra muy diferente el ejercicio medico que ha
sufrido tantos cambios en nuestro país en los últimos 15 años.

Se dice que la Medicina es una ciencia y un arte porque es un conjunto ordenado de


conocimientos sobre la salud y la enfermedad de los seres humanos, con normas e indicaciones para
que se actúe dentro de determinados parámetros y que el medico es aquella persona que asume la
responsabilidad de beneficiar a sus semejantes con el empleo correcto de esa ciencia que aprende
durante su formación profesional y con el permanente contacto con los adelantos científicos y de
ese arte que va ajustando en la medida de su experiencia y decisión a lo largo de su vida profesional
teniendo en cuenta las circunstancias cambiantes, la permanente adquisición de conocimientos, el
desarrollo de habilidades y las experiencias vividas.

Pero para el medico no basta decir que actúa para curar o minimizar el efecto dañino de la
enfermedad o para prevenirla, sino que su compromiso se extiende a otro aspecto que va más allá de
la obligación que pueda adquirir un técnico o aun otro profesional en sus actividades, ese aspecto es
el desempeño de la misión de ayudar a aliviar el sufrimiento de las personas sirviéndose de sus
conocimientos y de la manera de aplicarlos, es decir desarrollando su ciencia y su arte.

Es por todo esto que se considera que la persona que asume el riesgo de ser medico debe tener 5
características que la hace muy diferente a las otras que son profesionales de actividades no
médicas:

1. La “vocación” que es la voz interior que lo impulsa a recorrer su propio camino personal y
profesional dentro de una sólida escala de valores que le pueda dar fuerza y sabiduría en
tantas circunstancias profesionales y personales difíciles.
2. La “integridad” que consiste en desarrollar todas sus capacidades en lo que hace durante el
desempeño de su actividad no solamente desde el punto de vista clínico sino también como
persona y como miembro de una sociedad.
3. El “intelecto” que es la capacidad de adquirir, analizar, coordinar conocimientos y habilidades
para concretar juicios clínicos, hacer raciocinios y elegir alternativas para cumplir el
objetivo de mejorar o curar al paciente; esta actividad nunca podrá ser reemplazada por
equipos u otras ayudas diagnósticas que a veces suplantan al medico en el momento de la
toma de decisiones clínicas durante el desarrollo del ejercicio medico.
4. El “humanismo” que consiste en aplicar los conocimientos del saber medico para que sean
provechosos dentro del contexto del entorno en el que vive tanto él como su paciente,
tratándolo como un todo, como un ser humano trascendente y no limitarse a cumplir un rol en
un ámbito cerrado o aislado ya que tanto el medico como el paciente son individuos
integrantes de una sociedad.
5. La “solidaridad” que es la cualidad de colocarse a nivel del paciente, no solo desde el punto
de vista humano sino psicosocial por lo que debe ser real y auténticamente solidario, pues la
Medicina es la profesión social por excelencia.

La docencia, la investigación, la administración hospitalaria, la auditoria medica, no se involucran


directamente con los pacientes pero si deben ser practicados por médicos graduados pues tienen
algún grado de injerencia en el desarrollo del ejercicio diario de la actividad medica como tal y
pudieran ser o deben ser objeto de supervisión y control por parte de las entidades que velan por el
ejercicio ético de la profesión.

Con todo el bagaje anterior podemos definir que implica la relación interpersonal entre el medico o
el agente de salud y el enfermo y que es una acto humano dedicado a la asistencia de cada enfermo y
que tiene una determinada duración en el tiempo.

El Acto Medico tiene 4 etapas que están completamente relacionadas entre sí:

1. Etapa de “empatía” que es la primera relación personal que experimenta el medico ante el
paciente a quien debe comprender y respetar por encima de la simpatía o la antipatía que le
despierte.
2. Etapa de “exploración” en la cual el medico se adentra en todos los factores hereditarios,
ambientales y, lo que hace el acto medico único, ingresa a la intimidad de una persona para
complementar el escenario de su desempeño.
3. Etapa “ética” en la cual el medico ejecuta en forma completa, respetuosa y cuidadosa los
procedimientos necesarios para valorar el estado del paciente aplicando todos sus
conocimientos y experiencias con el fin de tratar de llegar a un diagnóstico acertado y fijar,
en consecuencia, el tratamiento adecuado.
4. Etapa “operativa” en la cual se fija un plan de manejo o un programa terapéutico en el cual
debe participar el paciente después de una información clara de su estado de salud, las
posibilidades terapéuticas, sus beneficios y posibles efectos secundarios y lograr su
consentimiento.

El modelo de la relación medico-paciente es parte fundamental en el desarrollo del acto medico ya


que por tratarse de personas, tienen patrones comunes pero también tienen influencias, factores
culturales y de conocimientos que pudiesen tener efectos para el logro del objetivo por parte del
medico. Podemos decir que hay 3 modelos:

1. Modelo paternalista: el tradicional donde el medico es la autoridad, el depositario del


conocimiento, actúa como un padre a veces afable y comprensivo y a veces arbitrario e
intolerante, siempre es el que decide sin tener en cuenta la opinión del paciente o si ha
dado o no su consentimiento. Su argumento es que el paciente no está capacitado o no tiene
criterios claros para escoger las mejores alternativas.
2. Modelo autónomo: Es cuando el paciente es quien toma la iniciativa presionando al
medico para que tome determinadas decisiones; ésta situación se debe al auge de las
políticas en las que se exalta al individuo y su autonomía personal frente a la sociedad o al
sistema de salud. El paciente entonces exige determinados procedimientos diagnósticos o
terapéuticos al ser usuario de un servicio de salud con el argumento de que “pago luego
exijo”, pero hay que diferenciar del exigir por angustia o ansiedad del paciente ante su
enfermedad, del que solo lo hace ejerciendo su supuesta autonomía como tal.
3. Modelo responsable: Es el ideal, basado en la equidad, las dos partes asumen
responsabilidades que les son propias con mutuo respeto y en el que se cumplen tanto los
derechos del paciente como los derechos del medico. Se debe buscar siempre que el
paciente participe y acepte las propuestas, para usar las mejores practicas, ofreciéndole
permanentemente un dialogo amable y la información veraz y oportuna para ayudar a llegar
a consensos con explicaciones claras tanto del proceso de su enfermedad como el de su
manejo con todas sus posibles consecuencias favorables o desfavorables.

Las características que distinguen al Acto Medico son:

1. La profesionalidad, solamente el profesional de la medicina puede efectuar el acto medico.


2. La ejecución típica, es decir que su ejecución está conforme con la lex artis que significa que
el acto que se ejecuta se ajusta a la excelencia del momento.
3. El objetivo fundamental, que es buscar prioritariamente la curación o rehabilitación del
paciente.
4. La licitud o sea que el desarrollo de las acciones que ejecuta se hagan en concordancia
estricta con las normas legales.
El medico tiene en la ejecución del Acto Medico las siguientes obligaciones:

1. El secreto profesional.
2. Información adecuada al paciente y su consentimiento para actuar.
3. Obligación de conocimiento.
4. Obligación de diligencia y pericia.
5. Continuidad en el tratamiento.
6. Asistencia y consejo.
7. Certificación de la enfermedad y del tratamiento efectuado.

Para terminar anotemos que el Acto Medico está involucrado en un equipo de trabajo que mezcla a
diferentes profesionales y técnicos que concurren al manejo del paciente y buscan primordialmente
su bienestar y que existe el principio de confianza el cual establece que dentro de un trabajo en
grupo, todos depositan la confianza en que cada cual va a realizar lo que le corresponde y eso le da
tranquilidad a los integrantes del equipo; esto implica, obviamente, que cada persona tiene su propia
responsabilidad en la ejecución de un proceso en salud para lo cual debe ejercer estrictamente el
comportamiento adecuado a sus funciones.

COMPORTAMIENTO MEDICO

I. CON LOS PACIENTES

A. DERECHOS HUMANOS

1. Respete la vida por encima de cualquier consideración

2. Recuerde que la eutanasia no es permitida ni por las normas éticas, ni por el ordenamiento jurídico
del país. Es un delito penal. Jamás participe en un acto que se le parezca

3. Respete la dignidad de la persona. Jamás participe en tratos degradantes

4. Jamás discrimine por ningún motivo: sexo, raza, nacionalidad, familia, lengua, religión, opinión
política o filosófica
5. Recuerde que las personas son exactamente iguales ante la ley

6. Respete la confidencialidad y la intimidad personal del paciente

7. Proteja el secreto médico

8. No obstaculice el libre desarrollo de la personalidad de los enfermos, excepto que se encuentre


alteración mental o que su conducta vaya en contra de la Ley, las buenas costumbres y la moral
humana

9. Proteja la libertad de conciencia y de pensamiento religioso

10. No obstruya la libertad de expresión del paciente

11. Dentro de las limitaciones de la prudencia, mantenga a su paciente permanentemente informado,


especialmente en caso de procedimientos a efectuar

12. Obtenga el consentimiento para cualquier procedimiento invasivo

B. AFECTO PERSONAL

1. Recuerde que el enfermo se encuentra afectado, asustado e indefenso. Protéjalo siempre

2. Trate de no involucrarse afectivamente

3. Muéstrese respetuoso, considerado y comprensivo

4. No muestre repugnancia por ningún enfermo. Esto es inhumano, poco profesional y de pésimo
gusto

C. COMPORTAMIENTO ETICO

1. Nunca trate de obtener beneficios secundarios

2. Nunca tutee al enfermo ni utilice expresiones de familiaridad inadecuada. Y muchísimo menos


toque al enfermo si no es por motivos de examen o de apoyo humano

3. No se muestre autosuficiente, pero tampoco muestre inseguridad o ignorancia.

4. No haga lo que no sabe hacer ni mucho menos aquello que no le sea autorizado

5. Sea prudente

6. A pesar de lo que algunos piensen, nunca considere al enfermo como cliente, sino como paciente

7. No abandone al enfermo terminal. La medicina no solamente cura y alivia.

También consuela y además ayuda al tránsito entre vida y muerte con presencia médica.
8. Mantenga su aspecto personal impecable. Debe conservarse siempre una imagen respetable del
medico. Adicionalmente no coma alimentos condimentados (particularmente ajo), porque un médico
no debe despedir malos olores.
Interacciones de la Medicina y Mercado en el contexto deontológico.

La industria farmacéutica se
encuentra entre las 10 industrias más
importantes del mundo occidental.
Además del enorme impacto
económico que tiene, desarrolla una
enorme cantidad de proyectos de
investigación gracias a las cuales ha
puesto a disposición de los médicos y
de la sociedad, una gran cantidad de
fármacos y productos biológicos que
han sido de gran beneficio para los enfermos, en muchos casos curando enfermedades que en el
pasado provocaban un sinnúmero de muertes.

En los último 50 años la necesidad de incrementar sus ventas, ha obligado a estas compañías a
desarrollar campañas publicitarias muy agresivas, a un alto costo, que finalmente tienen que pagar
los individuos, la sociedad o el estado. Estas campañas dirigidas fundamentalmente hacia el cuerpo
médico y sus instituciones y han resultado muy redituables para las compañías.

En este entorno y en las últimas décadas, han aparecido con frecuencia voces que llaman la atención
sobre los problemas éticos que se han generado entre los médicos y sus agrupaciones con las
compañías farmacéuticas (1)

Existen muchas formas de analizar la relación entre los médicos y las compañías, pero podemos
simplificarlo agrupando sus efectos en benéficos y perjudiciales:

1. Efectos benéficos: a) La industria farmacéutica mantiene constantemente proyectos de


investigación gracias a los cuales se han descubierto agentes químicos y biológicos de
indiscutible valor b) Como consecuencia de estas investigaciones se manufacturan y
distribuyen los productos, poniéndolos al alcance de la profesión médica y de la sociedad.
2. Efectos perjudiciales: a) La necesidad de la industria farmacéutica de mantener sus ingresos
en constante crecimiento b) La necesidad de mantener campañas publicitarias dirigidas
especialmente a los médicos, que incrementan el costo de los fármacos afectando la
economía de los pacientes, de las instituciones o de los gobiernos c) La salida al mercado de
algunos productos no necesariamente mejores que los previamente existentes d) La oferta
de productos con efectos secundarios, que con el tiempo han tenido que retirarse del
mercado e) El abuso y/o el mal uso de los medicamentos por parte de los médicos y del
público, particularmente cuando su distribución no está limitada por la prescripción médica,
como ocurre en muchos países como México

Los problemas éticos de la relación de la industria farmacéutica con los médicos y sus
instituciones

En los últimos años ha quedado claro como las interacciones entre la industria farmacéutica y los
médicos ha sido muy intensa; se inicia con los estudiantes de medicina, los residentes y continua por
el resto de su actuación profesional. Para lograr esto se ha requerido un enorme presupuesto en
propaganda y comercialización. Analicemos algunas cifras: en el año 2002 las compañías
farmacéuticas gastaron el 33 % de sus ganancias en el capítulo de “ventas y administración” (2). En
el 2001 la compañía Novartis reportó un gasto del 36 % de sus ganancias únicamente en
comercialización. En otras estadísticas se ha calculado que la industria farmacéutica gasta en
general, entre 12 y 15 billones de dólares por año en los EUA o visto de otra forma de 8,000 a
15,000 dólares por médico por año. Se calcula que en el año 2001 en los EUA las compañías
farmacéuticas emplearon a 90,000 visitadores médicos lo que representa 1 visitador por cada 4.7
médicos visitados en su oficina.

En un estudio aleatorio efectuado a un grupo de médicos en los EUA en 2001 por la “Henry Kaiser
Familiy Foundation” se encontró que el 92 % de los médicos recibieron muestras médicas gratis por
parte de las compañías, 61 % recibieron gratuitamente invitaciones a comidas, boletos para
actividades no médicas o viajes con todo pagado, el 13 % recibió “beneficios financieros o de otra
índole” y el 12 % incentivos por participar en protocolos clínicos sobre diferentes fármacos.

Otro campo en el que la industria farmacéutica cada vez se ha involucrado mas, es en la educación
medica continua. Según el Dr.Murray Kopelow, presidente del “Acredditation Council for Continual
Medical Education” en los EUA se gastan anualmente en este rubro, 1 billón de dólares, de los cuales
durante el año 2003 las compañías farmacéuticas aportaron 900 millones de dólares. Al respecto un
hecho preocupante es la aparición de compañías llamadas de educación médica y comunicación, que
ofrecen educación continua a los médicos. Estas organizaciones en algunas ocasiones son subsidiarias
de compañías de relaciones públicas, que simultáneamente se encargan de la publicidad de la propia
compañía farmacéutica.

Es también motivo de análisis el hecho que las compañías no solo se relacionan con los médicos en
forma individual, lo hacen con las Instituciones y Asociaciones a las que los médicos pertenecen. Esta
es una situación cotidiana en la que todos los médicos que asisten a congresos, cursos de
actualización, etc. se ven confrontados, es así como se ha calculado que el 59 % de las guías clínicas
que se editan en los EUA, están subvencionadas por la industria farmacéutica y en dichas guías casi
siempre aparecen sugerencias para el uso de fármacos de las propias compañías.

En México hemos visto como diferentes casas farmacéuticas han auspiciado actividades de
educación continua asociadas con algunas organizaciones médicas con cierto grado de influencia
entre los médicos generales, a quienes ofrecen actividades educativas de dudosa calidad y que en
términos generales se han convertido en verdaderos negocios personales de sus dirigentes. La
capacidad de convocatoria hacia a un grupo médico muy desorientado en lo académico, ha tenido su
sustento en todos los incentivos económicos que algunas compañías farmacéuticas les ofrecen para
que asistan ha estas actividades, que sin temor a equivocarnos ha incrementado sus ventas.

Además de las consideraciones éticas arriba mencionadas, en los últimos años esta situación ha ido
más halla de la interrelación entre las partes, llegando a escándalos periodísticos a nivel
internacional y aun de juicios en el terreno legal. En el año 2001 un ex funcionario de la Casa Bayer,
prestigiada firma farmacéutica, ofreció información a la Inspección General de Salud de Portugal
sobre la corrupción de los médicos portugueses al recetar medicamentos de dicho laboratorio a
cambio de recibir obsequios así como el pago de los llamados “congresos turísticos”. La Fiscalía del
Estado después de una investigación procesó a 23 médicos y otro grupo de 83 profesionales
estuvieron bajo investigación. En el caso de la compañía no se tomo acción legal contra ella, porque el
25 de abril de 1974 el estado portugués había promulgado una ley de amnistía hacía la industria
farmacéutica para este tipo de situaciones.

Un caso similar al de Portugal se presentó recientemente en Italia con un grupo numeroso de


médicos y uno de los laboratorios farmacéuticos de mayor importancia y seriedad en el mundo, nos
referimos a Glaxo SKF.

Avances y rezagos en la modificación de las relaciones entre la industria farmacéutica, los


médicos y sus instituciones.

Las consecuencias éticas de esta relación no solo son importantes desde un punto de vista filosófico,
su trascendencia estriba en como estas conductas modifican la toma de decisiones diagnósticas y
terapéuticas del médico en detrimento de sus pacientes, es decir no se busca el máximo beneficio
del enfermo por diversas razones: poco sustento científico en la elección de los fármacos, poco
conocimiento sobre sus contraindicaciones, aumento de los costos en la atención a la salud sea a nivel
individual, social, institucional o gubernamental.

Por otra parte muchos de los médicos consideran que su formación profesional en lo técnico y en lo
ético los hace invulnerables a estas prácticas. Se han hecho al respecto algunos estudios en EUA. Se
evaluó a un grupo de médicos residentes de los cuales el 61 % manifestó que se consideraban
invulnerables a la propaganda de las compañías. En otro estudio en el mismo país, Brett et al.
desarrollaron un estudio entre residentes y miembros del cuerpo médico y docente de una escuela
de medicina, quienes consideraron que los obsequios de libros de texto, comidas financiadas por la
industria farmacéutica donde se difundía el usos de fármacos de la compañía, regalo de muestras
médica gratuitas, presencia de visitadores durante las horas de actividades clínicas, eran
éticamente aceptables. En cambio no lo consideraban así cuando el costo de los obsequios era
elevado, se trataba actividades de naturaleza totalmente opuestas a la profesión (espectáculos
deportivos, artísticos etc.)

A pesar de estas percepciones, dentro del marco conceptual de las ciencias sociales, se considera
que cuando alguien acepta un obsequio no importando su cuantía, implica un compromiso de
reciprocidad aunque el que lo reciba no lo perciba, en una palabra no se de cuenta que esta
aceptación tiende a influir su comportamiento. Es así como a lo largo de la historia se ha probado que
los lazos de unión entre los individuos, se incrementan durante una comida, al igual que cualquier
expresion de amistad y las manifestaciones de adulación, todo ello influye sin lugar a dudas en el
comportamiento humano.

Al margen de estas consideraciones éticas y conductuales, en nuestro medio, es bien sabido que
existe un grupo de médicos numeroso, muy especialmente en el ámbito de la medicina general que la
única información que reciben sobre los fármacos que utilizan, son los que la industria farmacéutica
les proporciona, lo cual tiene implicaciones muy serias y constituye un error que me atrevería a
llamar histórico en la organización de la medicina nacional, en la que existen muchos culpables: la
propia colectividad médica, sus instituciones académicas y educativas y el propio estado; esto
debería ser una responsabilidad compartida que a penas ahora algunas de las partes estan asumiendo
tardíamente y con un tanto de tibieza. En este caso la industria farmacéutica llenó un hueco que en
rigor no le corresponde, pero que ha favorecido a sus intereses y ha deformado a una parte
importante de la clase médica.
Afortunadamente esta situación ha preocupado recientemente a las organizaciones médicas y
educativas, a la propia industria farmacéutica y a los gobiernos. Es claro que todos los actores
seguirán en el escenario y por tanto entre todos deberán buscar formas de interacción mas
saneadas desde el punto de vista profesional y ético.

En este sentido un buen número de casas comerciales de gran prestigio, se han adherido a un
compromiso colectivo donde se han establecido nuevas reglas para promover sus productos; en
nuestro país lo hemos podido constatar con varias compañías, sin embargo existe aún un buen número
que estas nuevas corrientes de conducta, no han tocado aún a sus conciencias.

En lo concerniente a las organizaciones médicas algunas han tomado medidas al respecto, en el caso
de la Asociación Médica Americana (AMA) con la colaboración de una treintena de organizaciones y
asociaciones dedicadas a la salud, publicó en agosto del 2001 una iniciativa nacional donde se
desarrollaron las “Guías éticas sobre obsequios de la industria farmacéutica a los médicos” , las
cuales fueron elaboradas por el Consejo de asuntos éticos y jurídicos de dicha organización.

El documento comprende 7 guías donde se establece el tipo y valor de los regalos que el médico
puede recibir, al tipo de actividades científicas al que puede asistir , las formas de subvención que
puede aceptar, los honorarios que puede cobrar por impartir cursos o conferencias, asesorías y
participación en ensayos de investigación, la asistencia a comidas o sorteos de diferentes objetos,
las becas a estudiantes de medicina, residentes o investigadores, la imposibilidad de aceptar regalos
de cualquier tipo cuando ello implique condicionamiento de la actividad profesional en beneficio del
laboratorio, etc.

Conclusiones

Podemos concluir que el hecho que todas las partes involucradas estén cobrando conciencia que lo
ocurrido hasta ahora no puede continuar, representa un paso adelante en la búsqueda de soluciones.
Los médicos en lo individual y lo colectivo, debemos reforzar nuestros criterios y conductas en
nuestra relación con la industria farmacéutica. Las organizaciones médicas, académicas y educativas,
tienen que asumir la responsabilidad que les corresponde. Las compañías farmacéuticas que son un
gigante financiero que aporta grandes beneficios en muchos sentidos, debe asumir que puede y debe
obtener sus ganancias sin torcer los mas elementales criterios éticos en su forma y en su fondo y
buscar por encima de todo el beneficio de la población. Por último los gobiernos no pueden continuar
siendo simples espectadores como hasta el presente ha ocurrido. Todo lo dicho sólo se logrará con
claridad de ideas, con convencimiento que debemos cambiar para mejorar y con una voluntad
colectiva para que los ensayos y disertaciones sobre el tema no queden solo en palabras.
Aspectos de la ética en
las Ciencias Biológicas

Parece que no existen problemas


morales más básicos y difíciles
que los provocados o
profundizados por el progreso de
la medicina y de las ciencias
biológicas. Fundamentales, porque
aluden a la manipulación de la vida, difíciles porque retan los valores morales tradicionales. De
acuerdo con el sentido común cualquier discusión sobre la dimensión moral de la ingeniería genética y
ambiental requiere la comprensión conjunta de su parte intelectual y de su lado ético. Desde luego,
las dos plataformas de conocimiento son ontológicamente distintas, una debate hechos, otra, la
manera de utilizar los avances de la ciencia.

Esto significa que tanto la dinámica de los descubrimientos científicos como la de su uso están
sujetas a leyes propias. La biología carece de cualquier connotación moral que puede justificar las
formas sociales y políticas de su uso. Son las repercusiones de la investigación científica que
dependen, en gran medida, del sistema ético que prevalece en una sociedad. De hecho, no existe,
hasta la fecha, ningún mecanismo que permita, de una manera eficaz, controlar, cercenar o limitar el
empleo de los conocimientos y tecnologías recién desarrolladas a fin de que sean aplicadas
exclusivamente para aumentar el bienestar del ser humano y de su ambiente, para “construir un
mundo mejor” (Serres 1991). Sin embargo, hay numerosas tecnologías que han sido moldeadas por la
preocupación social y controladas por las leyes y regulaciones, tales como transplantes de tejido
fetal y xenotransplantación (Caplan, 1997).

El peligro radica en que las sociedades, o sus gobiernos, elijan una opción fácil, frenar la
investigación a razón de una opinión pública contraria basada a menudo en la ignorancia, en el
prejuicio o miedo y sin considerar todos los beneficios que pueden obtenerse en el futuro. La
sociedad a menudo interpreta una nueva tecnología fuera de su marco contextual, como si se tratara
solamente de una aplicación comercial, lo que contribuye a que se forme una imagen negativa de la
misma (Sanmartin 1992). La aparición de técnicas para la terapia génica dio un marco al debate ético
sobre su aplicación generalizada, principalmente en lo que atañe al ser humano. Los espectaculares
logros de la biotecnología ofrecen la esperanza de una vida prolongada y más sana para nosotros
(terapia en la línea somática), y para las generaciones futuras (terapia en la línea germinal). Al mismo
tiempo, abren la caja de Pandora de los argumentos filosóficos, religiosos, éticos, sociológicos y
económicos acerca de los actos cuyas consecuencias van más allá del conocimiento científico. No
cabe duda de que los avances biomédicos representan un desafío para los sistemas éticos
tradicionales. Retan las imágenes de como debemos vivir, de como hay que morir, de como ser un
Homo sapiens y humanum. Traspasan los limites culturales del conocimiento científico y de su
aplicación profundamente enraizada en la sociedad humana. La manipulación genética afecta, por lo
menos físicamente, la inviolable área de la privacidad.
Amenaza la integridad biológica, su autonomía y viola la identidad genética individual.

La percepción de la tecnología y de la manipulación mecánica de la vida humana han provocado


reacciones contradictorias desde cuando el ser humano reconoció el potencial de la técnica en el
dominio de la naturaleza y del hombre mismo. El síndrome o mito de Frankenstein (Back, 1995)
encarna la desconfianza de las transformaciones biológicas y la preocupación social por sus
consecuencias. En el mundo occidental hemos sido educados con un enfoque científico que en su
desenvolvimiento social proporciona consecuencias garantizadas, pero actualmente en la ciencia ya ni
siquiera se habla de leyes científicas sino de probabilidades; los resultados de cualquier
acontecimiento se pueden presentar en varios escenarios, algunos de ellos totalmente imprevistos.
Las éticas tradicionales filosóficas y religiosas que en general pretenden indicar en donde esta el
Bien y el Mal son sistemas lineales de causa-efecto. Sin embargo, en el campo de la ingeniería
genética y ambiental ocurren acontecimientos frente a los cuales no podemos postular una
consecuencia absoluta ni real ni valorativa. En el tiempo evolutivo y en el tiempo ecológico las
acciones que, al parecer, promueven el bienestar no garantizan automáticamente que éste se
mantendrá en el largo plazo; asimismo, del mal presente no nace por necesidad el mal futuro (Wilson,
1984). La incertidumbre, la posibilidad permanente de un error, de una equivocación humana requiere
ejercicio de la fronesis, a saber el poder juzgar en ausencia de las reglas unívocas de conducta.

Actualmente, los críticos de la ingeniería genética representan una amplia gama de posiciones que va
desde el fundamentalismo religioso hasta un “purismo” ecológico. Les une la preocupación por una
amenaza cuya continuación puede ser predicha con certeza y que puede llevar imperceptiblemente
hacia el rechazo de las barreras éticas consideradas infranqueables por la sociedad. El clima moral
en torno a la ingeniería genética es negativo. Hay una oposición feroz a cualquier tipo de
manipulación de genes, ya sea en el ser humano, los animales o en los alimentos (Rifkin, 1983, Ramsey,
1970).

Incluso el uso de la transferencia genética con propósitos estrictamente terapéuticos está visto con
miradas sospechosas por ser técnicas “no-naturales” que afectan la plenitud del organismo, a pesar
de que las calamidades “naturales” como cáncer, plagas, terremotos, inundaciones, ceguera,
deformaciones y anormalidades, entre otras, destrozan la integridad y la felicidad del ser humano.
Son frecuentes en la historia las recomendaciones filosóficas y sociológicas inconclusas, conflictivas
y hasta erróneas (la extrapolación del darvinismo en el campo social, el uso histórico de la eugenesia,
las teorías naturalistas del siglo XIX que fundamentaron las teorías racistas y los movimientos
fascistas y socialistas) que por si solas imponen la necesidad de un análisis más serio - por parte de
filósofos y científicos – sobre problemas tan complejos como el uso de la ingeniería genética para
prolongar y sanear la vida o para modificar algunas características hereditarias. Recientes
inquietudes relacionadas con la aplicación práctica de las ciencias biológicas revelan la insuficiencia
de la racionalidad clásica y de las éticas tradicionales para cubrir todo el ámbito en el manejo de las
nuevas tecnologías. La angustia moral que acompaña a los recuerdos de Frankenstein y a las imágenes
de un Nuevo Mundo Feliz de Aldous Huxley, que cuestionan el uso de las tecnologías genéticas, no
señala valores ni principios éticos sólidos para fundamentar una legislación que atienda a
conocimientos científicos claros y que permita descartar la visión catastrófica de sus consecuencias.
Sin duda alguna, el material biológico y los recursos naturales pueden ser usados de una forma
ambigua; la fría observación de las cosas muestra que ninguna prohibición ética puede impedir el mal
uso de los conocimientos científicos. Hay pocas dudas de que las técnicas avanzadas de la ingeniería
genética pueden ser usadas deliberadamente con fines militares, o causar otros daños irreparables;
pero su uso puede ser benigno con tal que sea guiado por la conciencia del riesgo y en consideración
al ser humano y a los demás seres vivos.

Ante la carencia de un código normativo legal, el uso de los avances en ingeniería genética y
ambiental pueden evadir o menospreciar cualquier principio moral. Éticas como la aristotélica, con la
que esencialmente coinciden los sistemas de valores cristianos, asumen la bondad de la naturaleza
humana y definen fácilmente los pasos que conducen al bien de la especie, que tenemos la obligación
de preservar y no transformar o cambiar por otras. Sin embargo, el propósito de la terapia genética
es precisamente un acercamiento al bien, la curación o prevención de enfermedades y el
mejoramiento de la salud y de la calidad de vida. El perfeccionamiento de la naturaleza biológica
sería, hasta cierto punto, consistente con tales valores. Una vez comenzada la intervención en la
línea germinal, enfermedades como espina bífida, anencefalia, hemofilia y distrofia muscular pasarán
a ocupar un lugar en los escritos de la historia de medicina. Más aún, su eliminación podría ser una
obligación moral dentro del planteamiento central del sistema ético utilitarista. En todo caso, no
existe un mandato ético que prescribe de una manera unívoca el respeto a la naturaleza humana tal
como nos ha sido dada. Por el contrario, parece muy atractiva la posibilidad de eliminar las causas de
graves enfermedades y defectos e inclusive, incrementar las capacidades naturales y mejorar la
apariencia física. De hecho, desde hace muchos años cirujanos plásticos, psicoanalistas y
especialistas en la medicina deportiva ayudan a las personas en su búsqueda de la perfección, sin que
su actividad profesional provoque mayor angustia ética. Desde la perspectiva histórica podríamos
preguntarnos si al tratar de librarnos de las enfermedades contagiosas estaríamos afectado nuestra
integridad específica, o sólo las estadísticas demográficas?. La introducción de genes en organismos
efectivamente se esta llevando a cabo. Hay que decidir hasta dónde estamos dispuestos a avanzar y
que tipo de intervenciones son posibles y deseables? Los críticos que argumentan en contra de
cualquier manipulación del acervo genético olvidan la historia de la medicina cuando las
intervenciones sobre el cuerpo humano estuvieron totalmente prohibidas.
Consentimiento Informado y derechos del Paciente.

Los derechos del paciente constituyen derechos esenciales en la relación entre el


paciente y el o los profesionales de la salud, el o los agentes del seguro de salud, y
cualquier efector de que se trate, los siguientes:

a) Asistencia. El paciente, prioritariamente los niños, niñas y adolescentes, tiene


derecho a ser asistido por los profesionales de la salud, sin menoscabo y distinción
alguna, producto de sus ideas, creencias religiosas, políticas, condición socioeconómica,
raza, sexo, orientación sexual o cualquier otra condición. El profesional actuante sólo
podrá eximirse del deber de asistencia, cuando se hubiere hecho cargo efectivamente
del paciente otro profesional competente;

b) Trato digno y respetuoso. El paciente tiene el derecho a que los agentes del sistema
de salud intervinientes, le otorguen un trato digno, con respeto a sus convicciones
personales y morales, principalmente las relacionadas con sus condiciones
socioculturales, de género, de pudor y a su intimidad, cualquiera sea el padecimiento que
presente, y se haga extensivo a los familiares o acompañantes;

c) Intimidad. Toda actividad médico - asistencial tendiente a obtener, clasificar,


utilizar, administrar, custodiar y transmitir información y documentación clínica del
paciente debe observar el estricto respeto por la dignidad humana y la autonomía de la
voluntad, así como el debido resguardo de la intimidad del mismo y la confidencialidad
de sus datos sensibles, sin perjuicio de las previsiones contenidas en la Ley Nº 25.326;

d) Confidencialidad. El paciente tiene derecho a que toda persona que participe en la


elaboración o manipulación de la documentación clínica, o bien tenga acceso al contenido
de la misma, guarde la debida reserva, salvo expresa disposición en contrario emanada
de autoridad judicial competente o autorización del propio paciente;

e) Autonomía de la Voluntad. El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar


determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de
causa, como así también a revocar posteriormente su manifestación de la voluntad. Los
niños, niñas y adolescentes tienen derecho a intervenir en los términos de la Ley Nº
26.061 a los fines de la toma de decisión sobre terapias o procedimientos médicos o
biológicos que involucren su vida o salud;

f) Información Sanitaria. El paciente tiene derecho a recibir la información sanitaria


necesaria, vinculada a su salud. El derecho a la información sanitaria incluye el de no
recibir la mencionada información.

g) Interconsulta Médica. El paciente tiene derecho a recibir la información sanitaria


por escrito, a fin de obtener una segunda opinión sobre el diagnóstico, pronóstico o
tratamiento relacionados con su estado de salud.

CONSENTIMIENTO INFORMADO

Entiéndese por consentimiento informado, la declaración de voluntad suficiente


efectuada por el paciente, o por sus representantes legales en su caso, emitida luego de
recibir, por parte del profesional interviniente, información clara, precisa y adecuada
con respecto a:

a) Su estado de salud;

b) El procedimiento propuesto, con especificación de los objetivos perseguidos;

c) Los beneficios esperados del procedimiento;

d) Los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles;

e) La especificación de los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y


perjuicios en relación con el procedimiento propuesto;

f) Las consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento propuesto o de


los alternativos especificados.

Obligatoriedad. Toda actuación profesional en el ámbito médico-sanitario, sea público o


privado, requiere, con carácter general y dentro de los límites que se fijen por vía
reglamentaria, el previo consentimiento informado del paciente.

Instrumentación. El consentimiento será verbal con las siguientes excepciones, en los


que será por escrito y debidamente suscrito:

a) Internación;

b) Intervención quirúrgica;

c) Procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos;

d) Procedimientos que implican riesgos según lo determine la reglamentación de la


presente ley;
e) Revocación.

Exposición con fines académicos. Se requiere el consentimiento del paciente o en su


defecto, el de sus representantes legales, y del profesional de la salud interviniente
ante exposiciones con fines académicos, con carácter previo a la realización de dicha
exposición.

Excepciones al consentimiento informado. El profesional de la salud quedará eximido de


requerir el consentimiento informado en los siguientes casos:

a) Cuando mediare grave peligro para la salud pública;

b) Cuando mediare una situación de emergencia, con grave peligro para la salud o vida
del paciente, y no pudiera dar el consentimiento por sí o a través de sus representantes
legales.

Las excepciones establecidas en el presente artículo se acreditarán de conformidad a


lo que establezca la reglamentación, las que deberán ser interpretadas con carácter
restrictivo.

Revocabilidad. La decisión del paciente o de su representante legal, en cuanto a


consentir o rechazar los tratamientos indicados, puede ser revocada. El profesional
actuante debe acatar tal decisión, y dejar expresa constancia de ello en la historia
clínica, adoptando para el caso todas las formalidades que resulten menester a los fines
de acreditar fehacientemente tal manifestación de voluntad, y que la misma fue
adoptada en conocimientos de los riesgos previsibles que la misma implica.

En los casos en que el paciente o su representante legal revoquen el rechazo dado a


tratamientos indicados, el profesional actuante sólo acatará tal decisión si se
mantienen las condiciones de salud del paciente que en su oportunidad aconsejaron
dicho tratamiento. La decisión debidamente fundada del profesional actuante se
asentará en la historia clínica.

Directivas anticipadas. Toda persona capaz mayor de edad puede disponer directivas
anticipadas sobre su salud, pudiendo consentir o rechazar determinados tratamientos
médicos, preventivos o paliativos, y decisiones relativas a su salud. Las directivas
deberán ser aceptadas por el médico a cargo, salvo las que impliquen desarrollar
prácticas eutanásicas, las que se tendrán como inexistentes.

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