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Resumen: Este artículo estudia la forma en que funciona el sentido del olfato y
cómo este poderoso sentido puede tener impacto en la programación en el área
de la sordoceguera.
Palabras Clave: programación, sordociego, olfato, sentidos
Hace varios años, estaba haciendo compras en la tienda Macy’s de Nueva York
cuando de repente olí algo muy familiar, e inmediatamente pensé en la muñeca de
mi niñez, Lucy. La verdad es que no había pensado en Lucy por años, ni mucho
menos en que Lucy había sido mi muñeca favorita cuando era niña y vivía en
España. Cuando di la vuelta me di cuenta que estaba en la sección de juguetería
de la tienda y muy cerca de un mostrador con muñecas. Por curiosidad tomé una
de las muñecas y ¡en la caja decía, “Fabricada en España!”
¡Esta experiencia fue increíble para mí –que algo tan escondido en mi memoria
haya podido venir al presente por algo tan pasajero como un olor!. Años después
recordé este incidente cuando estaba estudiando que la parte del cerebro
responsable de nuestro sentido del olfato – el sistema límbico – está relacionado
con las emociones y con la memoria.
Para entender lo que es el olfato y pensar en las maneras en que lo podemos usar
en nuestro trabajo, primero debemos explorar la manera en la cual el sentido del
olfato está organizado.
El sentido del olfato, al igual que el sentido del gusto, es un sentido químico. Se
denominan sentidos químicos porque detectan compuestos químicos en el
ambiente, con la diferencia de que el sentido del olfato funciona a distancias
mucho más largas que el sentido del gusto. El proceso del olfato sigue más o
menos estos pasos:
1. Las moléculas del olor en forma de vapor (compuestos químicos) que están
flotando en el aire llegan a las fosas nasales y se disuelven en las mucosidades
(que se ubican en la parte superior de cada fosa nasal).
2. Debajo de las mucosidades, en el epitelio olfatorio, las células receptoras
especializadas, también llamadas neuronas receptoras del olfato, detectan los
olores. Estas neuronas son capaces de detectar miles de olores diferentes.
3. Las neuronas receptoras del olfato transmiten la información a los bulbos
olfatorios, que se encuentran en la parte de atrás de la nariz.
4. Los bulbos olfatorios tienen receptores sensoriales que en realidad son parte del
cerebro que envían mensajes directamente a:
o los centros más primitivos del cerebro donde se estimulan las emociones y
memorias (estructuras del sistema límbico) y
o centros “avanzados” donde se modifican los pensamientos concientes
(neocorteza).
5. Estos centros cerebrales perciben olores y tienen acceso a recuerdos que nos
traen a la memoria personas, lugares o situaciones relacionadas con estas
sensaciones olfativas
Es importante agregar que “Nuestro sentido del olfato es 10,000 veces más
sensible que cualquier otro de nuestros sentidos y que el reconocimiento del olor
es inmediato. Otros sentidos similares, como el tacto y el gusto deben viajar por el
cuerpo a través de las neuronas y la espina dorsal antes de llegar al cerebro,
mientras que la respuesta olfatoria es inmediata y se extiende directamente al
cerebro. “Este es el único lugar donde nuestro sistema nervioso central está
directamente expuesto al ambiente.” (von Have, Serene Aromatherapy)
El bulbo olfatorio es una de las estructuras del sistema límbico y es una parte muy
antigua del cerebro. Como se mencionó anteriormente en la descripción del
proceso olfativo, la información capturada por el sentido del olfato pasa del bulbo
olfatorio a otras estructuras del sistema límbico.
Pero ¿qué papel juega el sentido del olfato en relación con los estados de ánimo,
niveles de excitación, emociones, memorias y reacciones físicas? Ahora sabemos
que todo esto está relacionado.
Muchas veces estamos con un niño y no podemos entender que está pasando con
él y él no nos puede decir en una forma concreta lo que le pasa. Posiblemente
está fastidiado o llora o sonríe y no sabemos por qué lo hace. ¿Por qué tiene estos
comportamientos? ¿Podría estar relacionado con algo que está oliendo? No lo
sabemos, pero definitivamente ya sabemos que debemos poner más atención a
este factor ambiental para ver si esto le está afectando al niño y cómo le afecta.
Todavía tengo dudas respecto al impacto del sentido del olfato en un niño sordo-
ciego, y si podemos usar este sentido a nuestro favor, por ejemplo: el uso
consistente de claves olfativas que podrían proporcionar información a un niño
para mejorar su comprensión sobre lo que está sucediendo, o el uso de una
esencia especifica para provocar una respuesta especifica al niño.
¿Tiene el sentido del olfato más impacto en los niños sordociegos que en los niños
que tienen una visión y audición normal?
¿Tiene el sentido del olfato un impacto mayor en los niños sordociegos con lesión
en la neocorteza porque posiblemente ellos dependen más de la información
procesada por el sistema límbico?
¿Podemos ayudar a que los niños estén más alerta o menos agitados usando una
esencia en particular?
¿Podemos calmar a un niño usando aceites que tienen un olor calmante o
tranquilizante?
Conclusiones
Aun cuando no sabemos exactamente el impacto que tiene el sentido del olfato en
los niños sordociegos, sí sabemos que este sentido es muy poderoso y básico.
Cuando interactuamos con un niño sordociego, debemos estar conscientes de los
olores del ambiente que pudieran tener efecto en el comportamiento del niño.
Idealmente debemos asociar un olor con el origen del mismo para que el niño
pueda hacer la relación entre lo que está experimentando y su referente concreto.
Su Majestad: La Nariz
Nuestro sentido del olfato es 10,000 veces más sensible que cualquier otro de nuestros
sentidos y que el reconocimiento del olor es inmediato. Otros sentidos similares, como el tacto
y el gusto deben viajar por el cuerpo a través de las neuronas y la espina dorsal antes de llegar
al cerebro, mientras que la respuesta olfatoria es inmediata y se extiende directamente al
cerebro. “Este es el único lugar donde nuestro sistema nervioso central está directamente
expuesto al ambiente.” (Von Have, Serene Aromatherapy)
Desde el punto de vista químico, el olor es una sensación, una noción de estímulo y
percepción producida en el olfato por la interacción de una sustancia orgánica con los
receptores olfativos de los seres vivientes.
El sentido del olfato es una de las ventanas más sofisticadas a través de la cual un
individuo capta información del ambiente externo y por la cual los seres vivos de
cualquier especie son capaces de modificar su comportamiento y establecer su gusto
por determinados ambientes y alimentos.
Paradójicamente, el sentido del olfato de todos los mamíferos conserva ciertas
similitudes en la cavidad nasal, tales como su localización y asociación con las vías
respiratorias superiores, puesto que los compuestos olorosos se hallan dispersos en el
aire, y es así como logran llegar a la nariz para alcanzar las células olfatorias y
estimularlas.
Algunos científicos consideran que el olor es una percepción que no puede ser medida,
en la que el sistema límbico (emocional) es el que afecta la apreciación para clasificar el
agrado o desagrado por los aromas, además de que es inf luido por algunos aspectos de
orden fisiológico. (Por ej. cuando se está cocinando o con hambre, el olor tiene una
percepción grata; sin embargo, puede variar e incluso volverse desagradable cuando ya
se ha comido).
A través de nuestras vidas, el sistema olfativo envía una corriente de información casi
constante al cerebro. El cerebro procesa esta información y la organiza en forma
coherente de interpreta .
El proceso del olfato sigue más o menos estos pasos: Las moléculas del olor en forma
de vapor (compuestos químicos) que están flotando en el aire llegan a las fosas nasales
y se disuelven en las mucosidades (que se ubican en la parte superior de cada fosa
nasal). Debajo de las mucosidades, en el epitelio olfatorio, las células receptoras
especializadas, también llamadas neuronas receptoras del olfato, detectan los olores.
Estas neuronas son capaces de detectar miles de olores diferentes. Las neuronas
receptoras del olfato transmiten la información a los bulbos olfatorios, que se
encuentran en la parte de atrás de la nariz.
Los bulbos olfatorios tienen receptores sensoriales que en realidad son parte del
cerebro que envían mensajes directamente a: los centros más primitivos del cerebro
donde se estimulan las emociones y memorias (estructuras del sistema límbico) y
centros “avanzados” donde se modifican los pensamientos concientes (neocorteza).
Estos centros cerebrales perciben olores y tienen acceso a recuerdos que nos traen a la
memoria personas, lugares o situaciones relacionadas con estas sensaciones olfativas
l olfato:
Este sentido permite percibir los olores. La nariz, equipada con nervios olfativos, es el principal
órgano del olfato. Los nervios olfativos son también importantes para diferenciar el gusto de las
sustancias que se encuentran dentro de la boca. Es decir, muchas sensaciones que se perciben como
sensaciones gustativas, tienen su origen, en realidad, en el sentido del olfato.
El olfato (del latín: olfactus) es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Se ha
definido el olfato como un sentido químico en el que actúan como estimulante las partículas
aromáticas u odoríferas desprendidas de los cuerpos volátiles, que a través del aire inspirado
entran en contacto con el epitelio olfatorio situado en la nariz. El olfato tiene importantes
funciones en los seres vivos, entre ellas evaluar el estado, tipo y calidad nutritiva de los
alimentos, detectar peligros medioambientales como el humo o el nivel de humedad,
reconocer un territorio demarcado odoríficamente y relacionar el olor con el recuerdo de lo que
representa. Se ha calculado que un humano puede detectar más de 10 000 olores diferentes,
aunque esta cifra está sujeta a discusión y para algunos científicos el valor real sería muy
superior.
Las sustancias odorantes son compuestos químicos volátiles transportados por el aire. Los
objetos olorosos liberan a la atmósfera moléculas que percibimos al inspirar. Estas moléculas
alcanzan la mucosa olfativa donde son detectadas por receptores situados en las células
olfativas sensoriales. Los 20 o 30 millones de células olfativas humanas contienen, en su
extremo anterior alrededor de 20 pequeños filamentos sensoriales (cilios). El moco nasal
acuoso transporta las moléculas aromáticas a los cilios con ayuda de proteínas fijadoras; en
los cilios las moléculas ambientales causantes del olor se unen a receptores específicos que
transforman las señales químicas de la moléculas odoríferas en respuestas eléctricas.
Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas atraviesan el cráneo mediante micro-
orificios ubicados en la lámina cribosa del etmoides y alcanzan el bulbo olfatorio, situado en la
región anterior del cerebro. Estas prolongaciones nerviosas finalizan en los glomérulos
olfatorios, pequeñas terminaciones de células olfativas de forma esférica donde se procesan
las señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales. La
información llega al sistema límbico y al hipotálamo, regiones cerebrales filogenéticamente
muy antiguas que son fundamentales en el procesamiento de la memoria y la información
emocional. A través de otras conexiones la información olorosa alcanza la corteza
cerebral temporal y frontal, tornándose consciente.1
Índice
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1Anatomía
2Receptores olfatorios
3Fisiología
4Enfermedades olfativas
5Véase también
6Referencias
7Enlaces externos
Anatomía[editar]
Artículo principal: Fosas nasales
Receptores olfatorios[editar]
Los receptores olfatorios se encuentran en las fosas nasales. La mucosa que recubre el
interior de las fosas nasales se llama pituitaria y se divide en dos regiones diferentes:
La inferior que recibe el nombre de pituitaria roja está muy vascularizada por lo que
adopta un tono rojizo característico. No tiene función olfatoria sino que cumple el cometido
de calentar el aire que penetra por la nariz y limpiarlo de las pequeñas impurezas y
partículas extrañas.
La parte superior de la mucosa que recubre la nariz se llama pituitaria amarilla. Es la
región responsable del sentido del olfato y cuenta con células especializadas que
contienen receptores olfatorios. Esta región es por lo tanto la única responsable del
sentido del olfato.
Para estimular los receptores olfatorios es necesario que las sustancias sean volátiles, es
decir, han de desprender vapores que puedan penetrar en las fosas nasales, y que sean
solubles en agua para que se disuelvan con la mucosidad y lleguen a las células olfatorias.
Estas transmiten un impulso nervioso al bulbo olfatorio y de este a los centros olfatorios de la
corteza cerebral, que es donde se aprecia e interpreta la sensación de olor.
El genoma de los animales mamíferos contiene una gran cantidad de genes relacionados con
la olfacción. Cada uno de ellos codifica una proteína que actúa como receptor específico de
una sustancia odorífera. Se cree que un mamífero puede expresar alrededor de 1000
receptores diferentes de este tipo, por lo que la familia de proteínas que actúan como
receptores odoríferos es una de las mayores en el genoma. El reconocimiento de un olor
determinado viene dado por la estimulación simultánea de varios receptores, por lo que el
número de posibles combinaciones es enorme.23 En 1991 se descubrieron los
primeros genes de las proteínas receptoras del olor. Estas moléculas receptoras residen en la
membrana de células sensoriales, que retienen un aroma y envían el mensaje
correspondiente al cerebro a través de una cadena de reacciones químicas. En 1996 fue
caracterizado el primer receptor olfativo humano.
Se han realizado numerosos intentos para clasificar los diferentes olores que el ser humano es
capaz de detectar. En una de las más recientes se establecen 10 categorías básicas:
fragante/floral, leñoso/resinoso, frutal no cítrico, químico, mentolado/refrescante, dulce,
quemado/ahumado, cítrico, podrido y acre/rancio. No obstante probablemente ninguna de las
clasificaciones realizadas sea satisfactoria, dado que en realidad los aromas que percibimos
son la suma de una mezcla de diferentes olores primarios, cada uno de los cuales
corresponde a una sustancia química diferente con una fórmula concreta. El número de olores
primarios es altísimo y está determinado por la existencia de receptores celulares específicos
para cada uno de ellos.4
Fisiología[editar]
Una vez que los odorantes presentes en el aire inspirado contactan con los receptores
olfatorios de la mucosa nasal, se desencadena una señal nerviosa que parte de
las neuronas del epitelio nasal y se transmite a través de axones que parten de dichas células
neuronales. Estos axones forman grupos y atraviesan la lámina cribosa del hueso
etmoides situada en el techo de la nariz hasta alcanzar el bulbo olfatorio. En esta región del
cerebro se forma una estructura sináptica llamada glomérulo olfatorio que permite tanto la
integración como la concentración y amplificación de la señal olfatoria. Posteriormente la señal
nerviosa circulando a través del tracto olfatorio se dirige a la corteza cerebral, principalmente a
la corteza piriforme del lóbulo temporal, próxima al quiasma óptico, y desde allí llega a
al sistema límbico e hipocampo donde se establece la memoria olfativa y los recuerdos
agradables y desagradables que se asocian a determinados olores. Otras áreas importantes
del cerebro relacionadas con el sentido del olfato se localizan en el tálamo y la corteza
frontal. 5
Enfermedades olfativas[editar]
Es hora de conocer más nuestros cuerpos. ¿Qué es el sentido del olfato? Aquí te lo
vamos a decir.
MIRA MÁS: El homínido más antiguo: Australopithecus afarensis
SU IMPORTANCIA
Por medio del sentido del olfato percibimos los olores que nos ayudan a identificar
los cuerpos, objetos y sustancias a nuestro alrededor. La nariz es el órgano por el
cual penetran todos los olores que sentimos.
CÓMO PERCIBIMOS EL OLOR
Las moléculas de olor entran por las fosas nasales. Luego las células receptoras al final de
la cavidad nasal transmiten impulsos al bulbo olfatorio. Este bulbo es una zona interior del
cerebro que participa en la percepción de olores y manda señales al cerebro.
LEA ESTO: Anatomía: Conoce el aparato reproductor femenino y sus órganos internos
Las moléculas de olor entran por las fosas nasales. Luego las células receptoras al final de
la cavidad nasal transmiten impulsos al bulbo olfatorio. Este bulbo es una zona interior del
cerebro que participa en la percepción de olores y manda señales al cerebro. Las
terminaciones nerviosas permiten la percepción de sensaciones que contribuyen a la
experiencia olfativa.
EL DATO
Una persona puede distinguir entre dos mil y cuatro mil olores distintos. Sin embargo, su
olfato no es tan poderoso como el de otras especies de mamíferos.
El sentido del olfato es el encargado de captar los olores que nos rodean,
convertirlos en impulsos nerviosos y transmitirlos al cerebro para que los
interprete.
¿Cómo funciona?
Los cuerpos que producen olor desprenden una serie de partículas que entran por
la nariz, se pegan en la mucosa del interior y se transforman, mediante una
reacción química, en impulsos eléctricos que a través del nervio olfatorio llegan al
cerebro. Luego el cerebro reconoce la sustancia que olemos.
Cabe resaltar que unos cuerpos desprenden partículas con más olor que otros.
Cuanto más cerca estemos de la fuente de olor, más partículas hay en el aire.
trastornos que pueden
causar pérdida olfativa
febrero 14, 2017 /// MARIO DE VICENTE
©2008-2014 rachellcoe
Os dejo una pequeña lista de actividades para realizar con los niños y trabajar el sentido del
olfato:
RUEDA DE OLORES
Espacio: interior/ exterior
Destinatarios: de 4 a 6 años
Material: objetos varios
Objetivos: favorecer la atención respecto a los distintos olores que podemos encontrar,
relacionar olor con agradable- desagradable.
Desarrollo: Nos sentaremos en círculo e iremos oliendo de uno en uno los objetos; para así
poder ir hablando al mismo tiempo de su olor, si les gusta o les disgusta; si huele o no huele,
etc. Finalmente, recogeremos información entre todos sobre la actividad, y posteriormente
saldremos al patio para oler las plantas, las puertas, las pelotas, etc., para comprobar que
existen objetos que sí huelen pero también existen otros que no, que unos huelen mejor que
otros, etc.
NARIZ DETECTIVE
Espacio: interior/ exterior
Destinatarios: de 4 a 6 años
Material: Bolsas papel/ envases con aromas fuertes e identificables, pañuelos para cubrirse la
vista.
Objetivos: resaltar la importancia del olfato mediante la ausencia de la vista, favorecer el
trabajo en equipo, explorar de forma lúdica.
Desarrollo: por parejas se turnarán para investigar el contenido de a bolsa. De este modo, uno
de ellos/ as tendrá que cubrir los ojos al otro/ a. A continuación, elegirá una bolsa con aroma y
le ofrecerá al compañero/ a para que huela su contenido e intente identificar su aroma.
MANUALIDAD: SAQUITOS AROMÁTICOS
Espacio: interior
Destinatarios: de 4 a 6 años
Material: tela de tul, tijeras, lazo de seda finito, gomas elásticas pequeñas, plantas aromáticas.
Objetivos: elaborar productos cotidianos de forma natural, resaltar la importancia de las
plantas, fomentar la cooperación grupal, favorecer el sentido del olfato a través de la distinción
de plantas aromáticas.
Desarrollo: Elaboramos nuestros propios ambientadores (olfato). Utilizaremos hierbas
aromáticas como el romero, lavanda, hierbabuena, tomillo…que moveremos bien con las
manos y echaremos en trozos de tela de tul. Posteriormente ataremos estos trozos de tela con un
lazo o cuerda para que nos quede una bolsita.
Fuente imagen: http://rachellcoe.deviantart.com
También desde el primer momento, los bebés manifiestan atracción por unos olores y
rechazo por otros. Entre sus favoritos, además de los olores corporales de sus padres, están
los de las flores, las frutas –plátano, fresa y vainilla–, la canela... Y entre los más
desagradables, el tabaco, los productos de limpieza, el ácido cítrico, la cebolla y la
comida quemada.
El olfato es un sentido muy unido al gusto. Si antes de masticar, olemos el alimento, el sabor
se potencia. Tenlo en cuenta cuando le des sus primeros purés.
Estimula su olfato
Los seres humanos somos capaces de distinguir hasta 4.000 clases de olores diferentes y
evocar recuerdos en nuestra memoria desde la primera infancia. Sentir un olor específico
puede producirnos diferentes efectos emocionales, como felicidad o tristeza. Esto se debe a
que el sentido del olfato se encuentra en nuestro cerebro muy cerca del hipocampo, el área
responsable de los recuerdos, mientras que los demás sentidos tienen que recorrer un
camino más largo para llegar hasta los circuitos de la memoria y las emociones. Aprovecha
esta ventaja que ofrece la geografía cerebral para estimular a tu bebé con olores
agradables que, a buen seguro, le resultarán familiares y le traerán gratos recuerdos
cuando se haga mayor.
Dale cada día un masaje relajante con aceite para bebés. Se beneficiará del efecto
tranquilizador, al tiempo que estimulas su olfato y su tacto, y tonificas su piel.
Coloca en su cuna, un pañuelo que hayas llevado en tu sujetador para que esté
impregnado con tu olor. Le tranquilizará.
Perfuma su ropa con unas gotas de colonia para bebés.
A partir de los 6 meses, cuando comiences a introducir nuevos alimentos en su dieta, déjale
tocarlos y olerlos mientras esté sentadito en su trona.
Permítele oler objetos cotidianos como el jabón del baño, una flor, una naranja... Huélelo
tú primero exagerando el gesto para que te imite y pronuncia su nombre para que lo vaya
asociando con el objeto.
A partir de los 2 años, juega a cerrar los ojos e intentar adivinar el perfume de las cosas.
Primero, elige olores muy contrastados: cebolla, ajo, limón... Luego más sutiles: el de
varias frutas o de varias flores.
ACTIVIDAD 6
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ACTIVIDAD 5
ACTIVIDAD 4
Nombre de la actividad: el juego de la galliníta ciega.
Objetivo: desarrollar el sentido del olfato a través del juego, manteniendo los
ojos cerrados.
Destinatarios: Niños y niñas de 0 a 2 años.
Materiales: un pañuelo y dos esencias (coco y fresa).
ACTIVIDAD 3
Nombre de la actividad: caja con objetos para reconocer el objeto a través del
olor.
Objetivo: aprender a reconocer los objetos a través de los olores y así trabajar su
memoria olfativa desarrollando una imagen mental.
Destinatarios: Niños y niñas de 0 a 2 años.
Materiales: Cajas y diferentes alimentos. (Naranja, queso, chocolate, aspitos)
Desarrollo de la actividad: Los niños y las niñas olerán los objetos que se
encuentran dentro de las cajas y tendrán que reconocer el objeto del que se trata.
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ACTIVIDAD 2
Desarrollo de la actividad: En esta actividad no hará falta vendar los ojos a los
niños y niñas, tendrán también que adivinar el olor pero esta vez estará metido en
distintas bolsitas.
Publicado por sentidodelolfato en 4:37 No hay comentarios:
ACTIVIDAD 1
Haydee Mesa
19 enero, 2016
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Si coges una manzana, la miras, la tocas, la hueles, la pruebas y la dejas caer al suelo,
la información que obtendrás de ella será mucho más completa y detallada que si
simplemente la observas visualmente.
Si tienes presente este hecho, y, luego reflexionas sobre nuestro sistema educativo, te darás
cuenta del poco uso que en él se hace de los sentidos.
Por eso, te propongo un juego para entrenar tus sentidos y los de tu alumno; para
fortalecerlos y darles más protagonismo. Recuerda, que como todo entrenamiento,
requiere de constancia y disciplina. Por ello, te propongo que lo practiques al menos una
vez por semana. Ideal para pasar una divertida tarde de domingo con la familia…
Materiales:
-Un saquito.
-Objetos de diferentes texturas, formas, olores, sabores, peso…
-Un pañuelo.
Pautas:
Si te apetece y tus alumnos no son muy pequeños, pueden realizar cada uno su “saquito de
las sensaciones” en la clase de plástica.
Ponéos en círculo sentados en el suelo. Cada alumno tiene su saquito al lado con sus
objetos ‘secretos’ dentro. En sentido de las agujas del reloj, un niño se venda los ojos y
el que tiene a su izquierda elije un objeto de su saquito y se lo pone en la
mano. Entonces el niño con el pañuelo puede valerse de tacto, gusto, olfato y oído para
averiguar de qué objeto se trata. Importante que los objetos estén bien limpios para poder
ser chupados.
Cuando lo adivine, el que tenía los ojos vendados saca un objeto de su saquito y el niño
siguiente se venda los ojos.
¡Disfrutadlo!