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METÁFORA Y COGNICIÓN
Berta Zamudio y Mabel Giammatteo
O. Introducción
Cuando saludamos a un amigo y le preguntamos ¿Cómo van tus cosas?, o le
damos un consejo como No dejes que el asunto se te escape de las manos, o
hacemos un comentario del tipo A Juan la novia lo lleva de las narices, nunca
pensaríamos que estamos hablando con metáforas. Sin embargo, como
sostienen Steinhart y Kittay (1998: 576):
Ahora bien, ¿en qué consiste la metáfora? ¿Es una cuestión puramente
lingüística y, por lo tanto reside, solamente en las palabras o está también,
además, o por sobre todo, en el pensamiento?.
En la presente exposición pasaremos revista a algunas de las principales
concepciones acerca de la metáfora, desde la visión tradicional aristotélica y
retórica hasta propuestas más actuales, como la de la lingüística cognitiva
para la cual la metáfora no es sólo cuestión de lenguaje, sino que hace a la
esencia misma de nuestra conceptualización del mundo.
Finalmente presentaremos una breve ejemplificación referida a un campo
semántico particular: el del dolor, con la intentaremos mostrar cómo la metáfora
colabora en la comprensión de un dominio experiencial tan difuso e inefable.
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Para considerar el estudio del signo de tres maneras diferentes: en sí mismo, en su referencia
al objeto y en su relación con el interpretante, Peirce establece la aplicación de un esquema
que distingue tres categorías para el análisis semiótico: la primeridad, como modo de ser de
aquello que es lo que es positivamente y sin referencia a otra cosa - una cualidad abstraída del
objeto o los rasgos de la escritura de un niño que en su cuaderno de clase escribe "mamá" -;
la segundidad, como modo de ser de aquello que es lo que es por relación a un segundo
elemento - la "ocurrencia de la palabra "mamá", incluyendo sus rasgos de escritura; y la
terceridad, como modo de ser de aquello que se produce por la relación recíproca de un
nueva en la medida en que el paralelismo aparece entre cosas no isomorfas.
Los dos "relata" deben ser puestos en relación por una tercera cosa que, al
intervenir hace aparecer propiedades nuevas. Cuando alguien dice, p.ej., que
tiene "un dolor taladrante" no puede establecerse isomorfismo alguno entre los
dos dominios. De este modo, al evitar asimilar la metáfora a la analogía, Peirce
también se aparta de la concepción clásica de la metáfora.
Bibliografía consultada
El análisis triádico del signo como reenvío a un objeto a través de otro signo
denominado interpretante representa sin duda una de las primeras tentativas
modernas de articulación de las nociones de sentido (interpretante) y referencia
(objeto). Si se agrega a esto el hecho de que por medio de las distinciones
entre el "objeto inmediato" u objeto tal como es conocido por el signo - por
ejemplo una fotografía de Mónica Lewinsky - y el "objeto dinámico" fuente y fin
de la semiosis - Mónica Lewinsky - Peirce busca elaborar una teoría de la
verdad, resulta evidente que la semiótica peirceana se presenta como uno de
los primeros intentos de puesta en escena de los conceptos esenciales de
una filosofía del lenguaje (sentido, referencia y verdad).
Por otra parte, la aplicación del esquema categorial, que establece la distinción
entre tres categorías para el análisis semiótico: la primeridad, como modo de
ser de aquello que es lo que es positivamente y sin referencia a otra cosa, por
ejemplo, una cualidad asbtraída del objeto o, los rasgos de la escritura de un
niño que en su cuaderno de clase escribe "mamá"; la segundidad, como modo
de ser de aquello que es lo que es por relación a un segundo elemento , por
ejemplo, la "ocurrencia de la palabra "mamá" , incluyendo sus rasgos de
escritura ; y, finalmente, la terceridad como modo de ser de aquello que se
produce al ponerse en una relación recíproca un segundo y un tercero - el
reconocimiento de que esa escritura corresponde a la palabra "mamá"; todo
esto permite a Peirce considerar el estudio del signo de tres maneras
diferentes: el signo en sí mismo, el signo en su referencia al objeto y el signo
en su relación con el interpretante.
En el plano de la referencia al objeto, introduce Peirce su clasificación más
célebre, la distinción entre "ícono", "índice" y "símbolo". Tal clasificación se
refiere más a aspectos del signo que a clases de signos. Peirce consideraba a
todo signo auténtico como la manifestación de los tres tipos a la vez.. Por
ejemplo, la metáfora es una articulación icónico-indéxico- simbólica con
predominio de la iconicidad, una camiseta de Boca vestida por un niño
reproduce icónicamente el tipo de camiseta que llevan los jugadores de Boca ,
señala indexicalmente la relación con el club y estos aspectos anteriores son
reconocidos como tales, o en otras palabras, legitimados por una instancia
interpretante, que puede ser, por ejemplo, otro signo. En este sentido para la
semiótica peirceana el hombre es también un signo.
Un signo funciona indexicalmente en la medida en que está en conexión
dinámica ( y por consiguiente espacial) con un objeto individual y atrae la
atención hacia dicho objeto individual. La función indexical de los pronombres
personales y demostrativos ha sido suficientemente estudiada: así "yo" es un
índice de la persona que habla, "allá" indica una posición en el espacio lejana a
"yo", etc.; un estilo de escritura puede ser un índice de una época determinada;
el tuteo es un índice de familiaridad y así podríamos continuar. Los grandes
estudiosos del lenguaje como Karl Bulher, Roman Jakobson, Emile
Benveniste, Leonard Bloomfield y Noam Chomsky entre otros , han dedicado
considerables espacios a la función indicial del lenguaje. Los índices son
segundidades en la medida en que mantienen una relación de dependencia
existencial con el objeto.
Pero además todos los signos funcionan simbólicamente en la medida en que
su referencia tiene algo de general, sin lo cual no habrá legitimación posible.
La función simbólica pertenece a la terceridad, que es el lugar de la sanción
semiótica por el interpretante .
Finalmente, un signo funciona icónicamente cuando la relación signo- objeto
depende de alguna cualidad intrínseca del signo: un signo icónico es un
representamen de lo que él representa.Por eso un ícono es una primeridad ya
que sus propiedades son independientes del objeto. Por ser primeridades
pertenecen al plano de la posibilidad.