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SARTORI “La política.

Lógica y método en las ciencias sociales” pp 230 a 237

VIII. 1. Filosofía, ciencia y teoría


Aunque todas las ciencias nacen merced a esa separación de la filosofía, algunas de esas
separaciones fueron adquiridas. El cultor de las ciencias naturales y experimentales no sintió más la
necesidad de definirse a sí mismo como un no- filósofo, vale decir, a partir de la oposición-
diferencia con la filosofía. Distinto es el caso de las ciencias del hombre, cuya separación es
reciente y todavía incompleta.
Afirmar que la ciencia no es filosofía equivale a ubicar la "separación" de la primera de la segunda
en la consecutio histórica que tuvo lugar; partiendo de la filosofía para llegar a la ciencia.

La pregunta más general que cabe formular aquí es en qué consiste la filosofía en su diferencia con
la ciencia, la pregunta específica, en cambio, es qué diferencia a filosofía (de la) política de la
ciencia (de la) política.

La filosofía puede ser vista como un contenido de saber o como u método de adquisición de ese saber.
Norberto Bobbio reduce la filosofía política a a 4 grandes ítems:

1) La búsqueda de la mejor forma de gobierno


2) Búsqueda del fundamento del Estado
3) Búsqueda de la naturaleza de la política
4) Análisis del lenguaje político.

Podríamos decir que la diferencia entre el filósofo y el politólogo está en el método, el tratamiento
filosófico se caracteriza por un criterio de verdad que no es la comprobación si no la coherencia deductiva,
una tentativa que no es la explicación sino la justificación, y lña valoración como presupuesto y objetivo.
Con estos tres puntos Bobbio simplifica la enorme variedad del significado de filosofar.
Mientras la ciencia se divide en otras ciencias ordenadamente, la filosofía se divide en otras filosofías de
forma dispersa (que van desde filosofías muy elaboradas, hasta poesía). Bobbio supera esta dificultad
poniendo criterios constitutivos filosóficos frente a los del metodo científico y consisten en 1) el criterio de
comprobación. 2) en la explicación 3) en la no valoratividad.
Para diferenciar la filosofía de la ciencia la mayoría se valen de una contraposición dicotómica Una primera
dicotomía -que también Bobbio destaca más que las otras- contrapone la filosofía como discurso
axiológico-normativo a la ciencia como discurso descriptivo-no valorativo. Pero no todos coinciden en la
validez de esta antítesis. Una segunda división hace hincapié más bien en esta otra diferencia: que la
filosofía es tal en cuanto "sistema filosófico", es decir, como una concepción universal que se remite ab
irnis fundamentís, mientras que la ciencia es segmentaria, no requiere globalidad, y mucho menos una
sistematización de los principios primeros del todo. Una tercera antítesis, en cambio, se refiere a la
diferencia entre el carácter discreto y no acumulativo de la especulación filosófica, y la acumulabilidad y
transmisibilidad del saber científico.
El saber no se clasifica solamente sub specie de filosofía o de ciencia; también se lo clasifica dentro del
término "teoría". Además, en el dominio de la política hablamos también de "doctrinas" y de "ideologías",
que son diferentes a las puras y simples "opiniones"
"teoría" pertenece tanto a la filosofía (la teoría filosófica) como a la ciencia (la teoría científica). Por lo
tanto, la expresión "teoría política" no dilucida de por sí si la teoría en cuestión es filosófica o científica;
precisa únicamente que se requiere un alto nivel de elaboración mental. Una teoría podrá ser de naturaleza
filosófica o de naturaleza científica.
En el dominio político se dice con frecuencia que lo que está por deba lo de la teoría es la "doctrina". Una
doctrina política tiene menor categoría intelectual o heurística que una teoría política. Ello es así también
porque la etiqueta suele referirse a propuestas o programas en los que importa menos el fundamento
teorético que el proyecto concreto.
De lo que se deduce que también la doctrina política se encuentra por sobre cosas que están deba lo de
ella; por un lado, las meras "opiniones" y por otro la "ideología", caracterizadas ambas por su falta de valor
cognoscitivo. Es verdad que el término ideología se usa, en la tradición marxista, no como una especie que
está por debajo, sino como una imputación omnicomprensiva. En esta última acepción todo se vuelve
ideología, salvo la ciencia cuando es realmente ciencia, vale decir cuando no es ciencia declarada burguesa
o capitalista.
Podríamos definir la teoría política en lo que tiene de irreductible, como el modo autónomo (ni filosófico ni
científico) de "ver" la política en su propia autonomía. Pero en cuanto mira hacia el futuro, la teoría política
como tercer género parece destinada a ser reabsorbida. E11 la medida en que una disciplina científica se
consolida, desarrolla una teoría endógena, fruto de la reflexión que la ciencia realiza sobre sí misma. Sólo
con un sentido transitorio se tiene una filosofía de la ciencia a la cual atienden los filósofos. Con carácter
definitivo, en cambio, son los cultores de la ciencia "pura" los que producen la teoría de esa misma ciencia.
Y no hay ciencia completa que no sea a la vez ciencia aplicada y ciencia teórica.
Para resumir, podemos establecer estos tres puntos. Primero, a todo lo largo del continuo cuyos extremos
están caracterizados por los tipos ideales "filosofía" y "ciencia", encontramos teorías políticas que no se
pueden asimilar ni a uno ni a otro, aunque se las pueda aproximar más a uno que a otro. Segundo, entre la
filosofía y la ciencia, quedará siempre una zona intermedia, ocupada por "doctrinas políticas". Tercero, las
teorías, doctrinas e ideologías se sitúan entre sí en un orden jerárquico que va de un máximo a un mínimo
de valor cognoscitivo, y a la inversa, de un mínimo a un máximo de valor voluntarista.

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