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ORALIDAD Y ESCRITURA

Idioma Español

Cristhian Moos

28 DE JUNIO DE 2017
ALEJANDRO PIGNATARO
CERP del Litoral
Oralidad y Escritura
La oralidad se aprende de forma natural. Se corresponde a grandes rasgos con
los registros coloquial y familiar, por lo tanto, suele estar menos cuidada que la
lengua escrita.
La comunicación Oral, aunque, como veremos, también puede planificarse
para exposiciones orales, por ejemplo, es más espontánea y en ella actúan
muchos elementos que son específicamente lingüísticos, como la entonación,
el volumen de la voz o incluso señales no verbales como los gestos. Son
ejemplos de comunicación oral las conversaciones, los debates, las entrevistas,
etc.
En diferencia de la lengua Oral se encuentra la lengua escrita, la cual se puede
planificar, repasar, corregir y, además, puesto que trata de reproducir por
escrito los sonidos que utilizamos al hablar, tiene unas normas (reglas de
ortografía) que debemos conocer y respetar.
Para escribir correctamente, además de la ortografía y el empleo correcto de
los signos de puntuación, es necesario cuidar la ortografía y la presentación;
una presentación cuidada favorece a la comprensión del texto.
La comunicación escrita pertenece al nivel culto o común del uso de la lengua y
se reserva para actos comunicativos formales (Cartas, exámenes, redacciones,
leyes, etc.)
Para las autoras Ángela Di Tulio y Marisa Malcuori definen la lengua oral y
escrita de la siguiente manera y tienen similitudes con el texto de Alma Pedretti:
Lengua oral
La lengua oral presenta una serie de variaciones regionales, sociales,
generacionales, de género, y registros, según la situación comunicativa en que
se inscriba. Corresponde a la escuela favorecer la comprensión y valoración de
esas diferencias.
Las exigencias de la vida democrática reclaman el manejo de la palabra pública
Es fundamental, por lo tanto, el desarrollo creciente de formas de intercambio
oral, como la conversación, la exposición, la argumentación, la entrevista, el
debate.

Lengua escrita
El desafío consiste en “formar lectores y lectoras” que, a la vez, puedan
producir textos escritos coherentes, correctos y adecuados, para lo cual
necesitan internalizar modelos textuales a partir de la lectura.
El aprendizaje de la lectura y su práctica continuada, con suficiente cantidad y
variedad de textos de complejidad creciente, son contenidos centrales...
Debe experimentarse, en situaciones reales de comunicación, la necesidad de
la lectura y la existencia de diferentes propósitos lectores. La escuela ha de
asegurar la frecuentación y comprensión de diversos tipos de textos, la lectura
supone una apropiación activa de significado a través de la manipulación de
textos completos, coherentes, bien conectados y relacionados con un contexto
comunicativo determinado.
La escritura es un proceso que requiere la constante revisión del texto
producido, la reflexión sobre la información pertinente para hacerlo
comprensible, la discusión acerca de la organización de las ideas, los
procedimientos de cohesión utilizados, la ortografía, la puntuación y la
adecuación al registro atendiendo a la situación comunicativa.

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