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Pero cuando hablamos de Ecuménicos, nos referimos solamente a los seis primeros
concilios ecuménicos que fueron aquellas reuniones en que los sucesores (por
decirlo así) de los Apóstoles, u obispos, defendieron la integridad de la Iglesia con
la guía y ayuda de Dios, insistiendo en que los fundamentos debían mantenerse
frente a quienes deseaban alterarlos, especialmente en lo concerniente al misterio
de Dios (La Trinidad) y la Persona y Obra de Jesucristo.
Como fe y orden van juntos. En adición a los serios retos para la Ortodoxia
Cristiana que aquellos contradictores representaron, los Concilios primitivos
afirmaron aspectos fundamentales del orden de la Iglesia, la preservación del
ministerio Apostólico, la administración de los Sacramentos, la organización y
gobierno de la iglesia, y otros aspectos prácticos necesarios para la autentica
proclamación del Evangelio y de la vida y testimonio de la iglesia.
Estos seis Concilios son llamados Ecuménicos, lo cual significa de todo el mundo o
toda la tierra habitada, porque todos los obispos u ancianos del mundo estuvieron
presentes o representados y porque sus determinaciones fueron aceptadas por toda
la Iglesia a través del mundo, cuando aun no se había fraccionado ni dividido la
Iglesia de Cristo, como ahora.
Los seis Concilios Ecuménicos se realizaron todos en el Oriente cristiano, y las
principales herejías y desviaciones de la fe cristiana que en estos Concilios fueros
tratadas para dar la respuesta de la Ortodoxia de la fe, ellos son:
El principal defensor de la Ortodoxia en Nicea fue San Atanasio, mas tarde obispo
de Alejandría. De este Concilio de Nicea, hemos recibido la principal declaración
de la Fe Cristiana, conocida como el “Credo Niceno” utilizado por muchos de los
nuestros antes de la Santa Cena cada domingo.
Hubo un séptimo Concilio llamado Segundo de Nicea del año 787 que fue
convocado por Constantino VI Emperador de Oriente, que trato sobre la violencia
de los destructores de Iconos o imágenes. Este Concilio afirmo la licitud de la
veneración o adoración de los Iconos.
Presbítero
Carlos Mario Marín.
Decano sede Medellín